sábado, 31 de diciembre de 2022

Imagen cruel del Día de los Santos Inocentes

 

                                                              Antigua sinagoga de Huesca en Barrio Nuevo.


El día 28 de Diciembre se celebra el cruel Día de los Inocentes, en que ya hace más de 2.000 años que Herodes ordenó darles la muerte en Palestina a esos niños Inocentes, como si fueran esos niños los culpables del Sacrificio de JESÚS. Se entera uno de la existencia de ese cruel Día en el Evangelio de San Mateo, libro que aparece en el Nuevo Testamento, en que se relata la vida de Jesús. Coincidió que unos Reyes de Oriente, a los que todos llamamos los REYES MAGOS, pusieron en conocimiento del Mundo, que habían tenido noticia que iba al nacer el Mesías, que llegaría a ser el rey de Israel y que se veían obligados a acercarse a adorarlo.

Herodes el Grande, que era rey de Judea, encontró en esos Reyes Magos la forma de acabar con él, con la escusa de que estaba deseando venerarlo cuando lo que deseaba era matarlo.

Jesús que estaba en el Mundo, se ve como estaba protegido porque dicen que  un ángel le dijo a San José que escapara con el bebé y su madre a Egipto para librar al Niño de la muerte, que le buscaba proporcionar Herodes. Entre tanto los niños asesinados por orden de Herodes en Belén, fueron conocidos por “Santos Inocentes”, han seguido hasta hoy día considerado por mártires y el Calendario los venera, como los  Inocentes el 28 de Diciembre. No se sabe si fueron poco número de niños los sacrificados porque se calcula si fueron seis o veinte.

Es curioso para el hombre ese asesinato de los niños inocentes hace ya 1.500 años, pero sabemos que los judíos se fueron instalando por todo el Mundo y han sido perseguidos por casi todo el Mundo, En Huesca se encuentran todavía dos capillas judías, una cerca de la Catedral y otra en Barrio Nuevo, como ahora se conoce el Barrio Judío de Huesca.

Pero se conocen multitud de persecuciones de los judíos por todas partes. En Ucrania ha sido proclamado el líder de los Judíos Volodímir Zelenski, como Presidente. En la tal Ucrania fueron asesinados muchos judíos y el tal Zelenski, goza de la confianza de los Ucranianos. Yo conocí en el Coso Bajo a un judío, nacido en Ucrania y reunido por Israel en Palestina, que después de ser llevado por Israel a Palestina, se lanzó por Europa porque le dolía el sacrificio de sus padres y estuvo una temporada sentado en el Coso Bajo. Soñaba con poder vivir en una casa privada, pero ya no tuve más noticias de él. Hoy se habla de los judíos, pero éste ha sido un problema que ha dominado al Mundo y por eso no nos extraña que en estos días de Navidad, salgan artículos sobre Cristo, sobre los Santos Inocentes y sobre los Reyes Magos. Hoy se celebra el día de los Santos Inocentes.

viernes, 30 de diciembre de 2022

ELEFANTES EN LOS PORCHES

 




El Rey le contaba a Margarita un cuento y le decía que una gentil princesita, como ella,tenía un rebaño de elefantes y para rebaño de elefantes el que ha pasado  hoy por los Porches de Huesca, en fila india o africana, porque de elefantes africanos se trataba, reposados, solemnes, filósofos y explotados, pues sus ebúrneos colmillos no tenían asiento en sus mandíbulas. Sus naires o cuidadores provistos de garfios los acompañaban sin necesidad de hacer uso de tales instrumentos y los automóviles, por una vez respetuosos con la lentitud de los que preceden, iban desprendiendo gases más mefíticos que los olores de los elefantes.
Antes por estos Porches pasaban caballos, mulos, asnos y rebaños de cabras y de ovejas. Era lo corriente, hoy los niños ven elefantes y camellos exóticos, pero dentro de poco no conocerán a los hermanos del burro Platero ni a las cabras y chotos portadores de enormes esquillones, para conocer a un Dumbo, a Baby, a Plutón y a todas las marcas de coches extranjeros y a todas las especies de animales foráneos.
Los niños podrán observar a esos animales exóticos, provenientes de todo el Mundo, pero tal vez ya no echen de menos a los rebaños de ovejas, de cabras, tal vez tampoco puedan contemplar a los asnos, como ya no pueden observar a las mulas y mulos, ni a los bueyes porque están desapareciendo de las cuadras de nuestro campesinos, porque sus cuadras ya está todas vacías de aquellos animales, tan trabajadores y colaboradores de los agricultores de los pueblos, en tanto que sus cuadras, ya están vacías y llenas de goteras, que nos hacen recordar con tristeza de aquellos desaparecidos compañeros del trabajo de los hombres en sus campos.

Antes por los Porches de Huesca, delante de los que tomaban su vermut, pasaban los Coches Funerarios, que arrastraban los restos fúnebres de los difuntos, al Cementerio. Estos coches eran arrastrados por caballos o mulas para conducir los cadáveres de los difuntos al cementerio. En los Porches paraba un momento el conductor a las mulas o caballos y el sacerdote acompañante rezaba una oración. El sacerdote se retiraba ya a su casa, y el coche de los difuntos lo conducían desde allí al cementerio.
Me acuerdo que cuando el conductor de la carroza fúnebre dejaba de escuchar las oraciones del sacerdote arreaba a sus mulas o caballos y estos se lanzaban rápidos al Cementerio.     

jueves, 29 de diciembre de 2022

LOS OVNIS

 


La gente, en general, se muestra escéptica ante aquello que se propone a su consideración y no ve, otras veces se pone irónica, otras indiferente y no falta quien adopta una posición de desprecio total, como si fuese un dios del Olimpo.
En este caso, yo expongo a vuestra consideración el tema de los objetos volantes no identificados a los que, con la moda de las siglas, llaman ovnis.
Que existen objetos es obvio, que algunos de ellos vuelan, también y que no todos son identificables por todos, es tan evidente como que todas las aves voladoras no pueden ser identificadas por todos.
Vean con que sencillez un ciudadano oscense dijo que había visto ovnis sin mentar tal palabra, manifestó que había observado unos objetos plateados, cuyo brillo(era de día) le hería los ojos y que volaban a gran altura. Si los hubiera identificado, los hubiera llamado aviones, planeadores o les hubiera aplicado el nombre que creyera adecuado a su condición, pero exclamó:¡qué planeadores tan raros!.Es evidente que él se encontraba en presencia de objetos volantes no identificados, pero tal vez esos, para él, ovnis, no lo fueran para otros.¿Estarían pilotados por alguien?. Si ese alguien que los pilotaba o que los hacía volar, nos dijera de qué clase de objetos se trataba, automáticamente dejarían de ser ovnis para el ciudadano oscense, para mí y para "monsieur tout le monde".
Lo bueno del caso es que aquel señor no estaba viendo visiones, pues el mismo día diecisiete del presente mes, otros fidedignos ciudadanos contemplaron el mismo espectáculo.
Pero lo más curioso es que en fecha coincidente, sobre las siete y media de la mañana, por lo menos ocho personas ,hombres, mujeres y niños de Arbaniés divisaron un objeto volante sobre Coscullano, que se desplazaba hacia Panzano. A la misma hora, aproximadamente, un contratista de Apiés vio, no se sabe si el mismo objeto, desde Ayerbe, sobre el pico del Aguila. Por la tarde aparecieron dos jóvenes, en cuya furgoneta portaban una antena parabólica, diciendo ser miembros de una sociedad de seguimiento de ovnis. Alguien,no se quien, supongo que les habría avisado.
Pero no se acaba aquí la historia o cuento, según lo quieran calificar, pues a las diez y media de la noche se volvieron a ver, desde Arbaniés cinco de esos objetos, uno posado en Guara con intermitentes, que luego levantó, otro encima del mismo Guara,con luces rojas, verdes y azules, dos más confusos en su aspecto y más bajos y uno más, blanco de luna, sobre Ibieca.
Para observarlos usaron prismáticos, afirmando que uno era ovalado con luminaria y focos más potentes en los extremos.
No puedo hablar de videntes, visionarios o de veedores; he de hablar de que uno de los que los vieron, expresó su temor a que nos arrasaran, a otro se le puso carne de gallina, diciendo que hasta entonces, eso de los ovnis le parecía un cuento.
A raíz de esta noticia, ha habido personas en la redolada, que han revelado sus observaciones de hace dos años, que mantenían en secreto por temor a los escépticos, a los irónicos y a los del desprecio olímpico.
Yo trato de explicarme el fenómeno y me acuerdo de que durante estos días había movimiento de globos en Monflorite, pero entre tanto por el cielo del Somontano se han visto objetos volantes no identificados.
Para que dejen de ser ovnis es preciso que "hombres o mujeres, con conocimientos, autoridad, prestigio y capacidad de comunicación, que no dicen nada respecto a cuestiones importantes", digan y expliquen para que esos objetos volantes dejen de ser no identificados.
Entre tanto seguiremos creyendo en brujas de las que dice el gallego "que haberlas, hailas" y en ovnis, de los que dice el altoaragonés que "habene, en hay" y yo añado “¡que a sabelos cuantos!”. 

martes, 27 de diciembre de 2022

El bien y el mal, en la Catedral de Tudela

 




Esta mañana mi yerno me ha llevado a Tudela, más bien he aprovechado yo,  unido con mi esposa para acompañarlo a  él, unido con su también esposa,  porque después de vivir  en Pamplona durante veinticuatro años de matrimonio, han sentido los dos, un sentimiento de celebrar el aniversario, haciendo un viaje a esa ciudad el día de San Francisco Javier. Llevan mucho tiempo viviendo en Pamplona y han viajado por casi toda Navarra, pero después de tantos años no habían bajado desde Pamplona a visitar esa ciudad del Ebro, desde la que se observa el Moncayo. Yo había pasado por Tudela hacía muchos años, pero ya no me quedaba casi ningún recuerdo de una ciudad navarra tan histórica. Cuando bajando por la autopista observé ese Monte Sagrado, en el que se asientan el Monasterio aragonés de Veruela, y cerca de él, en la Ermita de San Juan, Ana María Abarca de Bolea, tía del Conde de Aranda, escribió un relato pastoril en 1640. En aquel Monasterio de Veruela, después de la Desamortización de Mendizabal, los Jesuitas lo conservaron con su sabiduría y sus oraciones y debajo, en Tarazona, que se encuentra a veintidós kilómetros de Tudela, se venera a la Virgen, que está en las laderas del Moncayo. Tanto en Tudela como en Tarazona se elevan una Catedral en cada una, y ambas resultan impresionantes, pues parece un terreno sacro desde tiempos primitivos y que continuó siéndolo durante el Imperio Romano. El  Moncayo se divisa en días claros desde Siétamo y en la carretera de Barbastro  a unos cinco kilómetros de Huesca se alza una  figura férrea de Alfonso el Batallador, Rey de Navarra y Aragón, que conquistó Tudela y al que enterraron en el Monasterio Navarro-Aragonés de Montearagón.  Hoy yace en San Pedro el Viejo de Huesca. Hoy con Santiago Adiego, hemos visto en la Catedral de Tudela una carta manuscrita por don Alfonso el Batallador, en que hace donación de la Mezquita,  que luego sería Catedral, a la ciudad de Tudela. En Tarazona estaba también una fortaleza árabe, llamada  la Alhama  a escasos kilómetros de la citada de Tudela.

Encima de  Navarra y de Huesca, se encuentra el Ducado de Aquitania, donde se encuentra el Bearn, con sus ciudades de  Pau y Oloron, y este Vizcondado tuvo siempre un interés especial por expulsar a los moros de Navarra y de Aragón. Y en el pueblo de Hecho, entonces  totalmente euskaldun,  nació Alfonso el Batallador, el año 1104, que llegó a participar con un éxito casi total,  en las luchas de la Reconquista, que le trajeron  la muerte. Unido con los Bearneses, tomaron el pueblo de Almudévar y asaltaron Zaragoza. En Almudévar se distinguió un bearnés, que fue premiado con el título de Bayle y le cambiaron su apellido por el de Almudévar. Con Alfonso el Batallador colaboraron los hijos del Bearn, de los cuales yace en el Pilar de Zaragoza el vizconde de Bearn, Gastón. Los navarros fueron los primeros que entraron en la ciudad de Zaragoza, levantándose en aquella zona el templo de San Miguel de los Navarros.

En 1126 hubo un acuerdo entre el Rey de Navarra y Aragón con Castilla. Así lo confirma en una Escritura de 1127, Alfonso el Batallador en un texto que se refiere a Tudela y confirmado por el obispo de Calahorra, el Señor de Logroño, el de Nájera y el de Alfaro.

Visitando la Catedral y su Museo, se ven escritos en árabe y mosaicos en capillas, que ponen de manifiesto, el gobierno de los moros, a los cuales,  una vez  desposeídos del poder, los dejaron vivir, labrando las tierras de Tudela. Alfonso el Batallador, hombre de un genio guerrero extraordinario, hizo campañas guerreras hasta penetrar en Andalucía y en 1126, regresó al Norte, acompañado de muchos mozárabes y con su botín. No sé si trajo algún mozárabe a Tudela, pero en Huesca, asentó varios de ellos en las orillas del río Isuela, alrededor de San Miguel. En 1134 intentó conquistar Fraga, donde fue herido y murió en Poleñino.

En el Testamento que hizo en Bayona y en Sariñena, dejaba el Reino de Navarra y Aragón a las Órdenes Militares del Temple,de San Juan de Jerusalén y del Santo Sepulcro. Aragón se quedó pasmado ante este Testamento y Navarra aprovechó esta circunstancia para restaurar su independencia, nombrando como Rey a Don García Ramírez. En Aragón eligieron a Ramiro el Monje, que tuvo que abandonar su vida religiosa en el Monasterio de Tomieres. Casó a su hija Petronila con el Conde de Cataluña y parece ser que entonces, cuando avisaron a los navarros,  estos no quisieron unirse a territorios tan alejados de Navarra. Ahora ya no está Pamplona alejada de Cataluña por los medios de circulación, pero los nacionalismos, crean opiniones egoístas, entre los pueblos. Tudela está limitando con Aragón con el Moncayo, con la ciudad de Tarazona a unos veinte kilómetros, con la provincia de Logroño y casi rozando con la provincia castellana de Soria, al otro lado del Moncayo.

Están casi juntas Navarra por medio de Tudela y Aragón por medio de Tarazona, pues sus festejos son parecidos, porque el Cipotegato es un paisano vestido de arlequín, que cuando el 28 de Agosto, que celebra la Fiesta de San Atilano, corre por las calles de su ciudad y sufre el lanzamiento de tomates, lanzados por sus paisanos. Parece que los hijos de Tarazona, quieran olvidar las luchas que durante siglos han soportado y las convierten en juergas agresivas, pero sin que hagan daño al Bufón, llamado Cipotegato. Sus fiestas además presentan espectáculos taurinos, pasa calles, bailes folclóricos y otras diversiones. Más arriba, se encuentra Tudela, donde en días de fiesta,  como la de San Francisco Javier, se ve pasar algún grupo de acordeonistas y otros con sus txistus vascongados y cantan en las calles y en los bares. En la Plaza de los Fueros, se exhiben en las fachadas de sus casas, los escudos de los pueblos navarros y en su cara del Mediodía, están pintadas con muy buen gusto, escenas de corridas de toros. En Tarazona hacen espectáculos taurinos,  pero en Tudela los consagran en fachadas de la Plaza de los Fueros. Pero en Tudela se canta la Jota navarra, que emociona los corazones y en dicha Plaza de los Fueros,  se encuentra un enorme Bar, al que llaman Bar de la Jota.

Hasta ahora he estado recordando la Historia pasada a lo largo de los  siglos por Tudela, representando a España, pero hoy, Fiesta de San Francisco Javier, he asistido con mi esposa Feli  y con mi hija Elena con su esposo Santiago a Misa, en  la Catedral, para dar gracias al Señor por haber dejado pasar a la pareja veinticuatro años de felicidad. Y el paso por una Catedral imponente y por su Museo, me ha impresionado. Hemos llegado a Tudela y mi yerno,  ha aparcado el coche en una plaza alta, pequeña, en la que se contemplaban casi todas las casas, viejas, con unos dibujos enormes en las paredes de los edificios derribados  o tal vez caídos. Representaban aquellas pinturas enormes seres humanos, con rostros cansados de la vida y que hacían que el corazón se entristeciera más y más. En una antiquísima casa, al menos así me parecía a mí, en unas ventanas de madera, estaban colgados unos ramos de pimientos picantes, puestos a secar, tal vez haga unos cincuenta años. Su color rojo se conservaba fuerte, pero, me hacían recordar aquellos viejos tiempos en que en los pueblos se colgaban esos ramos,  para hacer picante el sabor de las judías. Yo, no creía que esos pimientos de coral, estuviesen en uso y al verlos unidos a aquel triste ambiente, hacían picar el dolor de la vieja historia.  O algún antiguo hijo de Tudela querría tener presentes, aquellos tiempos pasados en que se cultivaban los huertos con amor. Lo que sí es cierto,  es que esos huertos se han convertido en enormes huertas, con sus naves de plástico transparente.

Así nos lo demostró Julio Urra, con su esposa Mari-Carmen, que nos regaló una bolsa de alcachofas, que tienen un agradable sabor y equilibran las funciones de la vida en los que de ellas, se alimentan. En esta ciudad se da el contraste entre lo viejo y lo nuevo, entre el bien y el mal, entre los pimientos viejos y las alcachofas tiernas y buenas. Pero pensando en aquellos que colgaron las guindillas en una vieja ventana, ¿no querrían exponer al público una bandera de Tudela, como productora de alimentos vegetales?.

Seguimos por calles y callejas la Catedral y al fin, llegamos a ella y al mirar las esculturas de su gran puerta de entrada, otra vez me encontré entre el bien y el mal, porque en una de sus mitades, estaban los ángeles acompañando, juntamente con pacíficos santos al Señor. En cambio en la otra mitad, aparecían innumerables diablos, con rostros feos y de criminales, que estaban haciendo sufrir a los pobres pecadores, entre los que yo, me encuentro. Uno de esos demonios, llevaba colgados de sus espaldas, a dos muchachos con los pies hacia arriba y sus cabezas colgando por sus piernas. El escultor que tal trabajo realizó, me hizo volver a pensar en la vida agradable y la mala vida. La primera acompañada por la virtud y la segunda por el pecado. Entonces me acordé de que en la Plaza de los Fueros, el día de Resurrección, ponían una Virgen de los Dolores y en lo más alto de la Plaza , bajaban un niño por medios mecánicos, vestido de Angel, que iba a ver a la Virgen para comunicarle que su Hijo había resucitado. Está la Plaza llena de gente que gozan de ver bajar al Niño para dirigir su mensaje a la Virgen Santísima. Estando allí reunidos casi todos los habitantes de Tudela, a todos les conserva sus virtudes, como no sólo se las ha conservado,  sino que se las ha aumentado a Julio Urra y a su esposa María del Carmen. Son vecinos de Tudela y ambos tienen un carácter equilibrado, pues sonríen constantemente y están todo el tiempo,  pendientes de sus prójimos. A nosotros nos acompañaron a al Museo de la Catedral,  pendientes como estaban de arreglar la caldera de su calefacción. Pero además de lo que he dicho, después  nos regalaron un bolso de alcachofas, que explican la antigua propaganda de los pimientos rojos, colgados cerca de la Catedral, en la Plaza dedicada a un judío, llamado Yehuda Ha-Leví, y me parece  que con el propósito de anunciar una verdura estupenda en Tudela. Así como en Tarazona lanzaban tomates sobre el Cipotegato, para corregirlo de sus pecados, en Tudela lo tienen previsto desde hace siglos, para que las virtudes,  entraran en su población por medio del Angel y la Virgen.  

  Entramos en la Catedral por su puerta principal, superando el escrúpulo que nos producía su parte izquierda, toda ella esculpida con demonios.

 Dentro de ella reinaba la Paz y uno se admiraba de la bondad de Santa Ana. Los cuatro turistas llegamos a participar en la celebración de la Misa y el sacerdote, nos explicó datos sobre la vida de San Francisco Javier, señalándonos con su mano,    un trozo de las Cadenas, que en la Batalla de Las Navas de Tolosa, protegían al Califa y las recuperó el Rey navarro, Sancho VII el Fuerte y éste rey le dio una parte a Tudela, porque había nacido él, cerca de esta ciudad. Luego nos hizo besar la reliquia de un trozo del hábito de San Francisco Javier. 

Por el interior del Museo pudimos ver gran cantidad de Cristos, Vírgenes, santos y santas. Pero la Historia nos hace ver que en otros tiempos han habitado en Tudela moros y judíos. Y allí pudimos ver piedras con escrituras árabes y un libro, escrito en el idioma de los judíos. En la casilla de entrada en el Museo se veían estrellas de David,  que ya no se conocen en España.

Al ver como la historia hace desaparecer la arquitectura de tiempos pasados, uno se pone, como he dicho antes, triste, pero al asistir a Misa, al ver a casi todos los asistentes a la misma, ya viejos y contemplar por los suelos tumbas de nuestros antepasados, daban ganas de llorar.

Al entrar por la puerta principal de la Catedral, ya se veía la razón por la que los humanos tenemos que llorar, porque como he escrito antes, en media puerta estaban los santos y los ángeles y en la otra los diablos y las calderas del infierno. El infierno con sus demonios me inyectaba tristeza, pero el cielo con sus santos y con sus ángeles, me hacía recobrar la Esperanza

lunes, 26 de diciembre de 2022

Cuento post-Navidad

 


 




En estos días de Navidad, me acuerdo cada año de mi hermano Luis Almudévar, Capitán de la Marina Mercante y de su esposa, María Pilar Arnal, que tuvieron a su hijo Luis Manuel y a sus hijas Marina y Natalia, a los que educaron y que son los tres felices en este mundo. Natalia continúa el espíritu de su padre, con el niño Teo, que ha tenido con Juanma, y que es inteligente y se mira al mar. Su madre le leerá el cuento de post-Navidad y él se acordará toda su vida de su abuelo.
Este cuento, que viene a continuación es el que escribió mi hermano Luis en las Navidades del año 1980, mientras navegaba desde la Guinea a España.
-Cuento post-navídad
En recuerdo de un cuentista navideño: mi padre.
Veinticuatro de diciembre. -Nochebuena de un año cualquiera,
en el Atlántico Sur. Un barco navega, rumbo a España,
con 19 hombres a bordo. Sol de justicia y cuarenta grados a la sombra.
El cocinero da los últimos toques a una sabrosa cena. Al crepúsculo,
los pilotos hacen sus cálculos de situación observando las estrellas.
Los navegantes tienen algo de Reyes Magos ,ya que después de
veinte siglos siguen las estrellas para llegar a su destino.
Todo- está a punto. El “viejo”- (irónica, cariñosa y tradicionalmente
al capitán se le llama el ’viejo’, independientemente de su edad),
preside la mesa, toma un aperitivo y se dirige al puente de mando
haciéndose ‘cargo de la navegación y dejando a sus 18 hombres
enfrentados con la cena.
El barco no debe detenerse -en su camino y el “viejo” pasará toda
la noche de guardia para que los tripulantes puedan disfrutar
tranquilos, de su fiesta.
La noche es larga y en la soledad del puente va recordando
lejanas Navidades familiares. La radio le acompaña y, según
va bajando el nivel de las botellas, va aumentando la alegría
en el comedor. Pronto llegan al puente los ecos de canciones
de casi todas las tierras de España: hay vascos, gallegos, asturianos,
andaluces, catalanes, canarios y, alguno, de secano, como el “viejo”.
Cada uno las canta como sabe y puede. Al final todos se
ponen de acuerdo y entonan el “Noche de paz”
y el “Asturias, patria querida”. A la madrugada va apagándose
el bullicio hasta que, al fin, se hace el silencio. La gente está
cansada y tienen que enfrentarse, al día siguiente, con su dura
jornada de trabajo.
Pasan los días y, en febrero, el buque llega a su destino.
El “viejo” es recibido por su familia con los brazos abiertos,
prepara un sencillo Nacimiento, adorna su casa con motivos
navideños, compra provisiones para una buena cena, villancicos,
los regalos comprados en exóticas tierras en sus envoltorios,
al pie del Belén...
A pesar de todas las tradiciones, aquel año de gracia cualquiera,
en el hogar del capitán, Jesús nació en febrero.
Luis ALMUDEVAR ZAMORA.
(En la mar, Navidad de 1980).

domingo, 25 de diciembre de 2022

Máquinas e inventos.-

 

   

Leyendo en un diario algunas costumbres de los árabes en España, me llamaron la atención las norias, con las que sacaban agua de algún pozo o acequia, regaban las huertas, bebían y se bañaban. Recordé  entonces una noria que estaba en el monte de Almudévar, al lado de una acequia  y cuando bajaba a Zaragoza veía una rueda enorme, a la que nunca vi girar, para sacar agua. Me han dicho que tal noria y la acequia de la que obtenía el agua eran de don Antonio Bello, escritor aragonés y hermano del famoso Pepín Bello, que ya tiene más de cien años y que fue amigo y compañero del pintor Dalí y de  varios sabios y poetas españoles. Pregunté por la historia de la noria, en varias ocasiones y me dijeron que ya no se usaba, pero que la guardaban para recuerdo de técnicas pasadas, pues no en vano era dicha noria propiedad de un ilustre e ilustrado aragonés, que en un libro suyo, que me regaló y me dedicó, escribe como se podrían regar aquellas tierras de Monegros, que él vio desde una avioneta del Campo de Vuelos sin Motor de Monflorite. Pero en la misma ciudad de Huesca, hubo, entre muchas otras, una noria situada en la actual calle del General Lasheras, que arranca de la Avenida de Juan XXIII y va a parar a la Avenida de Menéndez Pidal, zona por la que corren las aguas subterráneas, pues cerca de allí estaba la Fuente del Angel y cerca el  pozo de la enorme plaza que se encuentra al lado de la ya muerta vía ferroviaria. En esa calle y en casa de los hermanos Escar, dueños de la Torre Justo y cuando la construían encontraron los restos de una noria y mi gran amigo y gran persona, ya difunto, Pepe Loriente Pérez, aparejador y que estaba casado con mi prima Encarnita Morlán, recogió varios alcanduces o vasijas de tierra, que iban atadas con cuerdas de esparto a una maroma acoplada a la rueda vertical de la noria, y me dio varios de ellos. Pero dicha noria no sólo estaba compuesta por la rueda vertical, sino que ésta tenía engranajes o articulaciones con otra rueda horizontal, movida por una palanca de la que tiraba un asno o una mula. Al animal se le solían tapar los ojos con una tela para que no se mareara y tiraba y tiraba dando vueltas a la rueda horizontal, que hacía subir la vertical y con ella, los alcanduces llenos de agua que al llegar arriba,  la vaciaban  y esta corría  para ir a  regar el huerto. También tenían los moros unos elevadores de agua en las balsas y en las albercas, que tenían un pozal o cubo en un extremo y   un contrapeso en el opuesto. Todavía debe quedar alguno de ellos, porque yo los he visto usar en Velillas,  en la casa antigua de Bailo; detrás de ella había una balsa que recogía las aguas de lluvia de los tejados y de la calle. A su lado estaba clavado en tierra, verticalmente, un soporte consistente en una gruesa rama de árbol y acabado en una horquilla y sobre ésta estaba sujeta, para que no se cayera al suelo, pero con libertad de movimientos,  una larga rama o elevador de agua  con un cubo en el extremo que se había de introducir en el agua de la balsa y un contrapeso en el opuesto. Con esta agua regaban un hortal o pequeño huerto, del que sacaban muy buenas verduras. En el cementerio civil de Huesca yace un inglés, que estuvo de encargado en un castillo y usó un cabrestante, al que muchos llaman malacate para mover y labrar tierras por medio de un cable, que se iba arrollando en un cilindro, a medida que iba girando, movido por la potencia de una máquina de vapor en la que se quemaba leña. Ahora el hombre usa el petróleo y la electricidad para sacar agua y para mover la tierra, pero un mecánico me ha dicho que tal vez se pueda obtener energía de la temperatura del agua y de los cabrestantes y malacates. Calefactores de agua subterránea ya los están colocando. De la energía que se pueda obtener con los malacates me tiene que informar un señor que posee orugas y trabaja con ellas, ayudado por su hijo. ¡No creo que sea mucha la energía que se obtenga, pero esperemos sacarle el “jugo al malacate”, igual que un hortelano les sacaba el jugo, mezclándolo con vino y azúcar, a los “malacatones”.

El humor de Antonio Bescós en la Guerra Civil





Cuando veo y recuerdo aquellas ruinas y aquellos cadáveres sin enterrar todavía en los caminos y en el monte de Siétamo, me pregunto ¿cómo podrían sus hijos volver a levantarse para que el pueblo resucitara?. Antoñito del Herrero  cogía, con los demás niños, los balines que por el suelo repartieron los fusiles de unos y de otros. Antonio Bescós, al que todo el mundo  trataba de “Trabuco”,  cuando volvió desde su condición de prisionero a la vida civil, tenía que ir a trabajar unas veces en Huesca, a donde llegaba caminando y más tarde en Siétamo, en Regiones Devastadas. Pero nunca perdió el humor, que le prolongó su vida y le dio periodos felices con su matrimonio y con su hijo. Encontré entre mis papeles uno que al leerlo me recordó que fue Antonio Bescós el que un día cualquiera me lo dictó. Narra la letra de esa canción la derrota de unos milicianos, huyendo desde España hasta Francia y mezcla el sufrimiento que tuvo que pasar con sus compañeros, con notas de humor que le hicieron posible superar esos días de horror. Antonio, al dictarme su canción,  la cantaba y se expresaba así: ”Somos los tristes refugiados-que a este campo venimos- de tanto andar, hemos pasado la frontera-con nuestro ajuar, mantas, macutos y otras yerbas.-Un poquito de humor hemos salvado- de luchar contra el fascio invasor- y en la Playa de Argelés Sumer- nos fuimos a encerrar para comer”. Después se acuerda de lo bien que lo pasaba en España, diciendo: ” Y hoy pienso que hace sólo tres años,-España era una nación feliz, libre y obrera,- abundaba la comida, no digamos la bebida, el tabaco y el papel,-había muchas diversiones, la paz en los corazones y señoritas a granel”. Pero después de soñar con su feliz pasado, sigue diciendo: “Hoy, que ni cagar podemos sin que venga un mojamé- y nos trate como a presos y nos grite a los soldados: allez, allez, allez. Y sigue describiendo los horrores que tenían que pasar él y sus compañeros, diciendo: ”Vientos,  ladrones de maletas, arena y mal olor-sarna en los barracones y fiebre y dolor.-Colas para buscar dos litros de agua,-de leña y de carbón,- alambradas para tropezar buscando tu “chalet”- y por todas partes por donde vas- te gritan por detrás:¡ allez, allez, allez!”.Tuvo suerte Antonio, pues  un tío suyo General del Ejército,lo liberó de seguir siendo un prisionero, como lo fue en Francia. Es que era una persona inquieta por la religión, ya  que si hubiera tenido dineros para estudiar, se hubiera consagrado sacerdote. Tenía también un humor extraordinario, pues en cierta ocasión, cuando trabajaba en Regiones Devastadas en la Iglesia de Siétamo, se subió al púlpito y empezó a predicar a sus compañeros, diciendo: “ ¡Oh amigos míos, tenemos que estar contentos porque este trabajo no nos apura y así como mi compañero en la escuela José María Javierre, subirá en el escalafón  eclesiástico,  yo ya he alcanzado el grado de sacristán!”.En esas estaba, cuando llegó el cura de Torres de Montes, que lo apeó rápidamente de tan alta tribuna. Pero ese incidente  no le rompió su vocación. Y a pesar de que el cura del pueblo le quiso cobrar un duro por el entierro de su padre, él colaboró gratis en todos los  entierros de su pueblo. Así  que todos, se acordaban de él desde allá  arriba. Cuando a Don José María Javierre lo proclamaron Cardenal, fuimos a Roma muchos sietamenses, entre los que naturalmente se encontraba Antonio Bescós. Tenía ganas de visitar la tumba de San Lorenzo, al que tantas veces había acompañado en la procesión, en Huesca, y tenía necesidad de saludar a su  compañero de escuela, que iba a ser cardenal. Al encontrarse en Roma con él,  impulsado por su buen humor, le dijo: “Monseñor, delante de vuecencia, se encuentra,  aunque sin “naveta” ( como llamaban al  incensario), el sacristán de la parroquia donde fue bautizado”. A continuación se abrazaron cardenal con sacristán y éste le dio dos cajas de castañas de mazapán. Al poco tiempo llegó a la iglesia de Siétamo, desde Roma,  una hermosa casulla roja. El humor de Trabuco compartido por todos los sietamenses, empezó a  redimir a Siétamo.

viernes, 23 de diciembre de 2022

Cuento de Navidad por Manuel Almudévar Casaus

 



 

Cuento de Navidad por Manuel Almudévar Casaus


A MIS HIJOS.-

Quiero esta noche, tratando el asunto con todo el respeto, cariño y veneración que merece, hacer mi cuento de Navidad, valiéndome del lenguaje vulgar, que se hablaba y todavía se habla, cada vez con menos extensión, en los pueblos de este Alto-Aragón; y al mismo tiempo que rendir tributo de devoción y recuerdo al Niño Jesús, introduciros de este modo, con éste y otros casos, al conocimiento de algo sobre las costumbres, lenguaje y modo de ser del País que os vio nacer; pues se da casi siempre el caso, que uno sepa de las costumbres, carácter y hasta modalidades del lenguaje de los Andes, del Congo o del Hinmalaya, valga por ejemplo, y no conozca nada de lo que un erudito llamaría Folklore local o características de su País.

Así pues, sin más pretensiones, y a modo de familiar y honesto ofrecimiento, os ofrezco con mi paternal cariño y bendición, el siguiente relato en prosa rimada.

Los pastores del abuelo, narraban bellas leyendas, y hoy noche de Navidad, os referiré‚ una de ellas.

Era por derecho y costumbre, el sitio del Mayoral, un puesto junto a la lumbre, a la entrada del hogar.

Y desde allí con decires de cadencias ancestrales nos narraba efemérides y cuentos de Navidades. 

Quiero emplear el lenguaje que el Mayoral empleaba, en recuerdo y homenaje a la traición pasada.

Dejemos pues que se oiga, en esta noche su voz, para narrar las leyendas que en otros tiempos narró.

María y José, marchan de camino

Van con asperanza de que un ser divino,

Que mora n'antraña, de ra Virgen pura,

Alcuentre un asilo, palacio u cabaña

Que haga menos dura, ra triste jornada,

De ro viello esposo y ra esposa amada.

Ra Virgen teneba frío

Y San José, se chelaba,

Caminando, caminando,

A burreta resollaba.

Llegaron en ta Belén

Un lugar mu chiquirrín

De ros qu'ay en os belenes,

Feitos de zurio y serrín.

Iban pidiendo posada,

Trucando de puerta en puerta

Y ninguno les ne daba.

Ra Virgen qu'era mu güena

Mu santeta y conformada

Le deciba a San José,

Que no mirara ya nada,

Que anque fuera en un rincón,

De pajar u de tinada

Se pasarían a nuey

Pa guardasen da chelada,

Se'n fueron ta ras afueras,

Y alcontraron un Portal,

Que sirvía de cubijo,

A ros bajes do lugar.

En as pallas d'un pesebre,

Ascape s'acomodaron,

Y una muleta y un güey,

Alinto y calor les daron.

Y dando gracias a Dios

Se quedaron adormidos,

Pues de tanto caminar,

S'alcontraron mu rendidos,

Pero a iso de media nuey

Sintieron una mosica

Y d'encima d'o Portal,

Se posaba una estrelica,

Pregunté que qué sería

San José todo asombrau

Y le respondió María:

Es qu'o tiempo ya a llegau

De cumplise a profecía

De que todo un Rai d'os Cielos,

A'ste suelo bajaría,

Pa rediminos a todos,

D'os pecaus y as herejías.

Mientras esto iba digendo

Como si fuera un milagro

Un zagaler mu bonico,

Se refirmaba n'os brazos;

Este era el Niño Jesús,

Que en cuanto abrió ros ojetes,

Desanchando ros bracetes,

Fizo a fegura de Cruz,

Y golviéndose a sus padres

Con cariño y con amor,

Levantando ra maneta

A ros dos los bendició.

Ra Virgen y San José

Al inte s'arrodillaron,

Lo besaron como a fillo

Y como Dios l'adoraron,

María lo cogió ambrazos

Y con gran veneración,

Lo ofreció a Nuestro Señor,

Para nuestra redención.

Un angelico de Dios

Con os güellos como soles,

Les avisó a ros pastores,

Qu'abía puos alredoles;

Y ascape fueron llegando

Repatanes y mairales,

Craberizos, vaciveros,

Yeguas,erizos y duleros,

Boyateros y zagales

Mocetas d'esas que cudian

  Os pavetes y os verracos

Y mientras filan estambre,

Apacientan os rezagos.

Todos veneban contentos

Y todos trayeban algo,

Pa ofrecelené a Jesús

Y al mesmo tiempo adoralo.

Trayeban figos de Fraga,

Orejones d'Estadilla

Y pansas d'esas qu'escaldan

En Lascellas y Velillas,

Vino de Castilsabás

Y corderetes d'Albero

Billotas de Banastás

Y conejos de Pebredo

Tortas d'aceite d'Ayerbe

Turrón guirlache de Jaca,

Castañas de mazapán

D'a zucrería Lasala,

Tortadas de Berbegal

Y pan moreno d'Angüés

Pedos d'as  monjas de Casbas,

Juguetes de Bandaliés.

Entre gente tan humilde

Tan humilde como güena,

Quiso'l Redentor del mundo

Presonase aquí, en a tierra,

Era pa danos ejemplo

Que toda su vida dió

D'humildad y de pacencia,

De mansedumbre y amor.

Y aquí remata el relato,

Venida del Hombre -Dios

Que Nuestro Señor del cielo

Por Padre nos envió.

Y si Cristo es nuestro Padre,

San José, si somos güenos

Nos tratará  como a nietos

Y nos llevará  t'al cielo.

Cuento escrito por Manuel Almudévar Casaus en Huesca,el 24 de Diciembre de 1941.

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