lunes, 30 de noviembre de 2020

La culebra

 



En Agosto de este año de 2010, he encontrado en el portal de mi casa del pueblo, una pequeña culebra. La he recogido con mucho cuidado y la he liberado en el monte, para que creciera y realizara todas las buenas faenas que realizan en la Naturaleza sus hermanas y compañeras. Cuando era niño les tenía a las culebras temor, pues me daba miedo pensar en que pudieran contaminarme con alguna mordedura, que se me llevase de ese mundo, envenenado. Me habían contado algunas ancianas, que acudían las culebras a tetar en las mamas de las mujeres que estaban criando y luego he leído como en Méjico todavía hay gentes que creen en tales hechos. Pero también el cura en la iglesia nos recordaba el hecho bíblico que dice que una serpiente tentando a Adán y Eva, nos hizo a los hombres caer en el pecado y en las desgracias de esta vida. La gente les tenía temor y algunos pastores mataban las culebras para obtener su sebo o grasa para convertirlo en una pomada, que decían servía para curar las artrosis, el reumatismo, la artritis y hasta para combatir el cáncer. Sin embargo las culebras de este país eran animales pacíficos y bondadosos, que trataban de vivir sin molestar ni ser molestadas por nadie. Cuando se las descubre, como he hecho yo en el portal de mi casa, lo que tratan es de huir y simular una lucha defensiva. Son distintas de las víboras que tienen las pupilas de sus ojos, verticales y romboideas como los gatos. Yo me acuerdo de contemplar las culebras del río Guatizalema, de otra especie, que vivían felices en el agua. La genética pone en muchos animales dibujos y aparatos anatómicos para espantar a los animales atacantes, como las mariposas con los dibujos misteriosos en sus alas. Las mismas culebras, a veces, silban para espantar a sus enemigos o la culebra de escalera cuando huye va golpeando con su parte posterior en el suelo para espantar con su sonido, como si con su parte posterior, tocase el tambor terráqueo. Con las serpientes ocurre lo mismo que con las personas, pues unas son buenas y según los campesinos, otras perversas y hasta diabólicas; las buenas son las culebras que no inyectan a nadie veneno y las malas las que lo inyectan, a las que mucha gente considera como diabólicas con un criterio antiquísimo.
Alguna vez he encontrado una “camisa” de serpiente, que cambian cada año, pues dichas camisas son de un material muy fuerte y a medida que van creciendo, necesitan despojarse de ellas, para que se adapten a su anatomía. Algunos viejos artesanos recubrían con ellas alguna cartera o algún  monedero, para darles un sentido enigmático.
Yo creo que la pequeña culebra que encontré en el patio de mi casa, era una cría de la llamada “culebra de escalera”, pues las adultas alcanzan alrededor de un metro y medio. Se llaman de escalera porque van escalonadamente perdiendo el color que las adorna de pequeñas. Se refugia en los matojos, en los terrenos secos y en los bosques y hace su vida de acuerdo con el calor ambiental, pues en Andalucía estas culebras, se muestran activas en invierno, porque no hace frío alimentándose de ratones, pájaros, huevos, lagartos y sube a los árboles para asaltar los nidos. Hay quien dice que hacen su vida durante el día, pero sus movimientos diarios son más bien crepusculares y nocturnos. Se arrastra por las carreteras por las noches, para gozar del calor que recoge el asfalto de los rayos del sol, que le han dado durante el día. Por eso se ven lugares donde se encuentran culebras atropelladas por los coches.
Las hembras ponen sus huevos durante el mes de Julio, resultando pocos en número pero de gran tamaño. En la primavera tiene lugar la copulación con los machos. 
Habita la Península ibérica y el Midi francés. Su principal enemigo es el águila culebrera y a consecuencia de sus ataques se ven culebras con sus colas retorcidas. Como vemos las culebras son atacadas e incluso se dice que “a la culebra, con certeza, se mata cortándole la cabeza”. Pero hay que abandonar el gusto que le tienen algunos hispano-americanos, que dicen que les causa un gran placer dar el nombre de culebras, con un tinte mitológico, a esos fenómenos terribles como los tornados o las trombas, porque la Naturaleza es muy poderosa y arrasa hasta las mismas culebras, que como hemos visto son buenos animales.

Mosen Damián Iguacen, obispo de 104 años -R.I.-

 



Fue no sólo Mosen, palabra aragonesa, que significa Monseñor, sino que fue el Obispo de mayor edad de la Iglesia Católica hasta el martes 24 de Noviembre de este año de 2.020, a la edad de 104 años de edad. Era el Obispo más longevo de España,

Estaba jubilado de trabajos espirituales, por su larga edad, pero se le veía caminar por las calles de Huesca. Yo lo saludé frente a Correos y hablé con su sagrada persona en el Coso Alto, frente al edificio de Correos, El me atendió sonriente pues yo le hablé de cuando estuvo de Párroco en unos pueblos de la Sierra de Guara y recordándole la misa que celebró en la Ermita de Santa María de Liesa, obra medieval  y que se ve desde Siétamo en aquella Serreta, hija de la Sierra de Guara. Todavía se ve la maravillosa ermita en el Monte de Liesa, que hoy está  unido este pueblo  con el Ayuntamiento de Siétamo.

Liesa forma con Siétamo, Arbaniés y Castejón el mismo Ayuntamiento de Siétamo. En aquellos pasados años Ibieca pertenecía con Liesa a la misma Parroquia.

Nació Don Damián Iguacen Borau en el pueblo zaragozano de Fuencalderas. Estudió en el Seminario de Santa Cruz de Huesca. En 1.941 fue ordenado sacerdote y lo enviaron a Ibieca y luego a Torla. Fue Obispo Emérito de San Cristobal de la Laguna (1.984-1.991), Luego fue Obispo de Teruel y Albarracín desde 1.974 a 1.984. Desde 1.970 hasta el 64, fue obispo de Barbastro. El último obispo muerto a los ciento cuatro años de edad , nació el 12 de Febrero de 1.916 en Fuencalderas, provincia de Zaragoza y falleció el 24 de noviembre de 2.020 a los 104 años de edad en Huesca. Como pone en un artículo : “Fue el último de todos y el servidor de todos”.

Este Señor Obispo no perdió el tiempo durante su vida pues entre sus muchos escritos, se encuentra “Nuestra Señora de Foces.  Escribió muchos libros, desde    la “Basílica de San Lorenzo” y “ La ruta “Virgen de la Candelaria” del obispado de Tenerife en 1.990.   

 Mi gran amigo y escritor notable y difunto, escribió “ Don Damián Iguacen el obispo infatigable”. Este escritor Julio Brioso y Mairal, escribió en Julio de 2.002, en la “Revista Cuatro Esquinas”, número 147, en Huesca. Me acuerdo de cuando Julio Brioso me contaba su escrito sobre Don Damián Iguacen.

También me acuerdo de las monjas de la iglesia oscense de San Miguel, que en su día, me comentaron las conferencias sabias y piadosas del sabio retirado de su actividad pública, que subía al convento de San Miguel a hablarles de Cristo, que llenaba su espíritu de amor a  Dios.

 

domingo, 29 de noviembre de 2020

A Pedro Lafuente

 



El Instituto de Estudios Altoaragoneses me envió el libro de Pedro Lafuente Pardina “Al calor de la cadiera” y a continuación me puse a leerlo hasta suúltima frase, que dice así:” Y si, de paso, al leer mis trabajos, ustedes pasan un rato agradable, me daré por bien pagado”. ¡Pues, nada, Señor Lafuente! por este lector puede usted considerarse satisfecho, porque no sólo me ha gustado su literatura, sino que coincido con lo profundo de sus pensamientos, como son la armonía y unión, que debe tener Huesca con su Comarca, desde Ayerbe, Siétamo, Loporzano, Casbas y Angüés y no cito todos los pueblos, porque el pasado de la capital y de sus cercanos pueblos los ha convertido en Huesqueta y su “comarqueta” y en cambio a Zaragoza la ha convertido ese mismo tiempo en Zaragón y su Comarca. Y así lo das a entender, también en la última página, en la que pones:”Sigo creyendo en el futuro de nuestro Altoaragón. Es una tierra extensa, surcada por ríos limpios y caudalosos que son la mejor garantía de vida”.Y quieres corregir la conversión de Huesca en Huesqueta, cuando dices: ”En nuestro suelo hay mucho por hacer, mucho por descubrir…La Tierra Baja se está regando y poniendo en riego mucha de la que falta, pero Huesca por la que van a pasar las autopistas de Madrid a Monrepós y la de Lérida a Pamplona, carece de agua” y hace que escasee en la cuenca del Guatizalema, que tiene su Pantano y su proyecto de riegos. Esperemos que si se hace el Pantano de Montearagón y el Canal de Biscarrués, se le devuelva el agua al Guatizalema, que en caso de necesidad podrá abastecer a Huesca y más si el Pantano de Calcón, es enriquecido con una acequia que desde Pedruel, procedente del río Alcanadre, conduzca el agua a dicho Pantano y desde allí a Vadiello, como tenía proyectado Albasini.

Dices también, en el epílogo que “el tremendo espíritu de lucha que les caracterizó (¡claro a los de Huesca!), hizo que superaran hasta las peores épocas de sequías y penurias, ciñéndose a sus posibilidades, sabiendo que todo dependía de la Naturaleza y de su esfuerzo”.Y en la mañana de San Lorenzo, dentro de la belleza literaria, sacas los deseos del pueblo de Huesca y sino lo creen algunos, que lean: ”La fiesta, que ya se encendió la víspera con llamas moradas de vino, de ronda y de charanga, va dejando la umbría de la noche para vestir de rosa, con blondas de danzante, la aurora de esa mañana única y esperada”. Esto es literatura pura, pero sigue la reivindicación esencial de Huesca y su comarca: ”La Hoya, penitente de agua, cuya sequedad enfada a los oscenses, contorna la ciudad con esa manifestación muda de protesta, por saberse habitada por hombres y mujeres, no muertos, sino abandonados a su suerte por quienes desde fuera tasan votos. Ellos quieren para este suelo, céspedes de cardos. Nosotros praderas de futuro”.Como antes he dicho al hablar de la Hoya, está haciendo alusión al Somontano oscense, que forma parte del problema de la pobreza de aguas de casi toda la Hoya de Huesca.

“La Plaza de San Lorenzo, pulmón y pupila, aviva los recuerdos, sobre todo para aquellos hijos de esta tierra que, para ser notables, debieron hacerse ahijados de otros suelos. En ellos, por fortuna, sigue clavada la espina de la nostalgia. Por eso están allí, junto a sus amigos de infancia que siguieron aquí, como raíces pegadas a la breña”.

Pero quiero resaltar que Pedro Lafuente, me parece que escribe sus obras un poco como Cervantes escribía su Quijote, en que salían las ciudades de España y lo que en ellas ocurría; salían también los pueblos, los castillos y los molinos de viento. Así parece que escribe Pedro sobre Huesca, sobre sus pueblos, sobre sus campos, sobre sus monumentos y castillos y así como Cervantes escribía sobre el viento que movía las aspas de los molinos, Pedro escribe sin descanso sobre el agua, que además de regar los campos y los jardines, mueve los molinos en los ríos, que son como un precedente de la época industrial, que ya triunfa desde Barbastro y se pierde en Cataluña y en Zaragoza, siguiendo por Villanueva de Gallego, por Zuera, por Gurrea y se inicia en Almudévar.

Entre los monumentos nos recuerda el Santuario de Loreto, que aproxima Huesca a los Siete Lugares. En dicho Santuario se ve el problema de la sequía cuando ponen”San Orentius, Pater Pluviarum”, es decir San Orencio, padre de las lluvias y uno recuerda las rogativas que se le han hecho a este santo, incluyendo a la Venerable Madre Berride, que allí acudía a rezar para que lloviera y está enterrada en el Colegio de Santa Rosa.

Se ve este pensamiento quijotesco en Vicén D’o Río, cuando en el prólogo de la obra, dice: ”En muchos ha despertado con ellos, (artículos y comentarios telefónicos), recuerdos de otros tiempos, cuando los campos resecos eran arañados con aladros romanos tirados por mulas, trabajos y juegos en las eras, transportes y trajineros, artesanía y artesanos, costumbres ligadas a los momentos culminantes de la familia altoaragonesa, que se cumplían con ritos de siglos, innumerables formas de vida que, sin presumir de viejos, muchos de nosotros hemos conocido y que son ya inexistentes.

¡Cómo relata en su poesía el traslado de esa pareja de viejos al asilo, en su obra “¡Adiós, viejo labrador,adiós!.Es una de sus mejores obras poéticas y me recuerda, de algún modo, a Gabriel y Galán. Acaba su poesía diciendo: ”Pero somos ¡los últimos!-así, que cierra la cleta,-que aún nos queda nuestro amor.¡y este si que tiene fuerza!”.

En “La última mula”, animal al que los niños ya no conocen, aunque van conociendo cada vez más a los caballos, se ve como:”Los jóvenes marcharon a la ciudad y sólo los “viellos”, para no estorbarles, seguían viviendo entre los toscos muros encalados, cargados de miseria y doméstica historia”.Venían sus hijos y nietos para Navidad y al no llegar, salió el “agüelo” con la mula y sacó el coche, que se había quedado en la cuneta. La mula lo sacó, pero te deja pensando :”Dios mío ,qué solos se quedan los pueblos”.

Como en el Quijote, en la obra de Pedro se ve al pueblo sufrir y soñar, pero siempre le asedian desgracias y aventuras, pero ni la obra de Cervantes está basada en el humor negro ni la de Pedro, que lo que busca es el progreso y el amor de Huesca a San Lorenzo. Cervantes describe en el último capítulo del Quijote, la belleza de una tierra como la que Pedro sueña para la suya y dice: ”las florecillas de los campos se descollaban y erguían, y los líquidos cristales de los arroyuelos, murmurando por entre blandas y pardas guijas, iban a dar tributo a los ríos que los esperaban, la tierra alegre, el cielo claro, el aire limpio, la luz serena, cada uno por sí y todos juntos daban manifiestas señales que el día que al aurora venía pisando las faldas había de ser sereno y claro”.

Así Pedro ten en cuenta “que el día que al aurora viene pisando, ha de ser sereno y claro”.

Y tu mismo lo manifiestas en “Mañana de San Lorenzo”,cuando dices:”No te domeñes, Huesca, no te rindas. No renuncies nunca a ser ese bravo verde en que hoy te agitas”.

El “Padre JESÚS” ¿es tal vez?, Mosen Antonio Vilellas Juste, de Alquézar

 


Llevamos varios años Don Rafael Gonzalo de Javea (Alicante) y yo mismo, buscando la personalidad del “Padre Jesús”. Don Rafael Gonzalo, tiene una fe profunda en ese mártir, que fue fusilado, al lado del río Guatizalema, que pasa por Siétamo (Huesca). Vino Rafael a este pueblo a enterarse del martirio del “Padre Jesús” y fue después a Huesca, donde habló con el Canónigo Don Damián Peñart y Peñart, autor de la Historia de la Diócesis de Huesca, en que narra los acontecimientos de la Guerra Civil. Estuvo también visitando  a los benedictinos del Monasterio de  Barbastro. En Lérida consultó con algunos miembros de su diócesis, para interesarse   por la personalidad el mártir,  al que yo  llamaba el “Padre Jesús”. Me escribieron varios devotos de ese mártir, cuya fotografía se extendió por toda España e incluso por Europa. Otros, al saber que yo era de Siétamo, donde fue fusilado, me vinieron a preguntar alguna noticia del mismo.

El domingo, 29 de Junio de 2014, a dos o tres días de haberme venido a visitar, el francés,    Dominique  Dupont, me escribió lo siguiente: ”Estimado Ignacio. Un saludo desde Francia, después de un viaje en el Alto  Aragón, muy agradable, a pesar de las tormentas. Como lo sabe, el enigma  del  ”Padre Jesús”, me acompaña. Después de la lectura del libro de Damián Peñart y Peñart, “La diócesis de Huesca y la guerra de 1936-1939”, tengo la convicción de que puede ser Antonio Vilellas Juste,  por su edad, y sobre todo por su trayecto en estos días de infierno: De Lecina a Alquézar, su casa natal, luego a Barbastro, con otros vecinos de Alquézar para “hacer fortificaciones y defensas”. Luego se incorporó en una columna para ir al frente, en los días en que estas columnas iban a Siétamo. Peñart  (ya difunto), dice también que la gente de Alquézar  supo que  “mosen Antonio Vilellas Juste había sido asesinado, pero no sabían dónde”. Esos indicios me parecen muy importantes. Por otra parte, no se conoce otro cura o monje desaparecido del entorno (diócesis de Huesca o de Barbastro). Antonio Vilellas  Juste fue ordenado el 6 de junio de 1936, poco antes de la Guerra, y fue sorprendido por ésta, en  su familia de Alquézar,  escapando a una muerte casi segura de la primera columna que pasó por Lecina el 27 de Julio. El cura párroco de Lecina, en su cama desde más de un año y medio, y con “las facultades mentales perturbadas”, fue salvado gracias a su estado físico, pero otra columna, el 27 de Agosto, le asesinó. (Peñart, aún niño, fue testigo de eso, por ser de tal pueblo). Una historia muy triste, por cierto, pero ahora tenemos el deber de identificar a este mártir, lo que parece más fácil que encontrar sus restos. Probé un correo electrónico con la diócesis de Huesca: a veces tienen algo, en su archivo, una foto de la ordenación de Antonio Vilellas, o de su periodo de seminario…Otra vez, discúlpeme para el error de día, y gracias por su acogida muy simpática. Dominique”.
Son muchos los que se han interesado por el Mártir “Padre Jesús” y me han consultado, creyendo que yo, un niño de cinco años, cuando fue fusilado a orillas del río Guatizalema, conocía lo que hicieron los “rojos”, con él, cuando al comienzo de la Guerra ellos estaban al lado del río y yo con mi familia en el núcleo del pueblo, defendido por los nacionales. Los sindicalistas, miembros de unos nueve o diez sindicatos, venían de Barcelona y estaban detenidos ante el pueblo de Siétamo, por  escasos miembros del Ejército,  de la Guardia Civil y de paisanos de Siétamo. Yo estaba en la otra orilla del río, y escuchando los cañonazos, que lanzaban los que de Barcelona venían; al llegar la tarde y parar el bombardeo, subí en compañía de mi familia y vecinos de Siétamo, en un camión y nos llevaron a Huesca. Allí nos recogió mi abuela, Doña Agustina Lafarga Meriz. Y en esas circunstancias ¿cómo iba yo a poder seguir el Martirio del “Padre Jesús”?.Simplemente, varios años después de acabada la Guerra Civil, escribiendo aquello de lo que de él,  me enteraba y compartiendo los sentimientos de las personas, que lo admiraban y que se sentían protegidos por ese santo tan sencillo. A los veinticuatro años de edad fue fusilado, cuando hacía aproximadamente un mes, que había sido ordenado sacerdote.
Son varios los artículos que escribí sobre su vida,  pero más sobre su muerte, por ejemplo “La historia del Padre Jesús”, convertida en leyenda”, “El Doctor Don Luis Chiva y el Padre Jesús”, “Padre Jesús,  el desconocido”, “La historia del  Padre Jesús y el sacerdote Martín Martínez”. En estos momentos he comenzado este artículo, que se titula, “El “Padre  Jesús”, ¿es tal vez?, mosen Antonio Vilellas Juste, de Alquézar”.   
 Son varias las personas con las que he hablado del “Padre Jesús”, después de conocer a Don Rafael Gonzalo de Javea, provincia de Alicante. El ya se encargó de comunicarse con el canónigo Don Damián Peñart, que por desgracia  ha muerto. Cuando este era todavía un niño, en el pueblo de Lecina, fue testigo del fusilamiento de su párroco, el 27 de Agosto de 1936. Este párroco, que “tenía las facultades mentales perturbadas”, desde Junio en que fue ordenado sacerdote don Antonio Vilellas Juste, hasta mediados de Julio de 1936, recibía  ayuda de él en su labor parroquial, que se la daba mosen Antonio desde Alquézar,  que fue el pueblo donde nació. No creo que se acordara Don Damián de  Mosen Antonio en aquellos escasos días, de lo contrario, quizá no hubiese sido tan oscuro,  descubrir el nombre del “Padre Jesús”. Don Damián dijo, según escribe, Dominique Dupont, que la gente de Alquézar, pronto se enteró de que “Mosen Antonio Vilellas Juste, había sido asesinado, pero no sabían dónde”. Nosotros, ahora, sabemos aproximadamente, donde lo fusilaron, pero no conocemos el lugar exacto, ni donde lo enterraron. ¿Es la Punta de Guara, la que se ve, detrás de la fotografía de Mosen Antonio Vilellas esposado?.  Estaba dicha cumbre cubierta por las nubes, lo que no me permite asegurar si esa cima es la de la Sierra de Guara. En cambio a escasos metros más arriba, se capta la montaña de Gratal y desde esos pocos metros se ve la planta de anís, que prolifera un poco más abajo. Tuvimos una duda entre ambos picos, pero parece que la forma de Gratal, responde mejor al relieve de las cumbres, que en Guara.
Después de recibir, a fines del mes de Junio de 2014, la carta de Dominique Dupont, llamé por teléfono a Alquézar, al sietamense, Don José María Cabrero Bastaras, Teólogo al servicio de la Parroquia de Alquézar y también al servicio de la Diócesis de Huesca,  además de Biólogo, al servicio del Seminario y Colegios de Huesca. Como teólogo y como biólogo, estudia la verdad espiritual y la material, pero no la proclama hasta que la  conoce exactamente. El sabe del “Padre Jesús” y conoce la historia de Mosen Antonio Vilellas Juste, pero no puede dar solución exacta de si éste, sacerdote, recién ordenado, fue fusilado en Siétamo,  aproximadamente un mes después de ser sacerdote. Me dijo el párroco Don José María Cabrero, que conoce familiares de Mosen Antonio Vilellas Juste, que viven en Barcelona y que acudirán a Alquézar este verano y me aseguró que les preguntaría datos sobre él.  
 Como me escribe Dominique Dupont,: ”ahora tenemos el deber de identificar este mártir, lo que me parece más fácil que  encontrar sus restos”.
La historia del Padre Jesús, parece una legendaria historia porque el fotógrafo era un judío europeo, cuyo nombre anterior al de Guzmán, fue Hans Gutman, que posteriormente se nacionalizó español y cambió su nombre, pues pasó a llamarse Juan Guzmán. Bajaba por la carretera y se encontró con el que iba a ser mártir y preguntó a los que lo conducían que quien era ese individuo y respondieron que un cura, que habían capturado. En seguida le ordenaron al cura que  gritara ”Viva la República” o lo matarían. El sacerdote, que tenía las apariencias  de tener veinticuatro años de edad, respondió, con grandes voces:”Viva Cristo Rey”. “Por tres veces se repitieron los gritos, hasta que al final le llevamos a un lado y le fusilamos”. Al pie de la foto de Juan Guzmán,  pone “Sacerdote capturado por las fuerzas republicanas, instantes antes de ser fusilado. Siétamo (Huesca).Agosto de 1936”. En el punto de más arriba de la vieja carretera, lo apartaron de ella y lo fusilaron. Sólo quedan a su lado, pequeñas superficies de tierra, pues cae el nivel de ellas hacia la nueva carreteraN-240.
 Escribí en un artículo “Jesús el desconocido”: ”El que hizo la fotografía Juan Guzmán, se la dejó tal vez a su hijo o heredero, que la mandó al Cardenal de Madrid, diciéndole que era una fotografía auténtica”.  
La fotografía del “Padre Jesús” o de ¿¿¿¿????,con la figura de un hombre, que “sin duda la enorme fuerza de la mirada del sacerdote a las puertas del cielo, debió desconcertar a sus verdugos, que esperarían de  su víctima, una actitud menos digna con la que tranquilizar sus conciencias adoctrinadas, por los que ahora son llamados con un colosal sarcasmo, ”luchadores por la libertad y la democracia”. Y esa “fotografía la tenía en su despacho el Decano de la Facultad de Teología de San Dámaso, Pablo Domínguez, recientemente fallecido (2010), en accidente de montaña. El mismo Decano afirmó: “La (foto) la conseguí en Moscú, en un congreso. “Parecía que hablaba  de un sacerdote español, el Beato Martín Martínez, operario  diocesano,  natural de Valdealgorfa (Teruel), diócesis de Zaragoza. Esta es una más de la confusiones sobre la identidad del “Padre Jesús”, pero el Decano Don Pablo Domínguez, tenía su duda, porque alguien, de cuyo nombre no puedo acordarne, me afirmó que en la fotografía, ponía el nombre de Martín Martínez, con un interrogante.
En la salida a la carretera N-240, desde la Ermita de la Virgen del Viñedo, no sé si fue motivado por el “Padre Jesús” o por una casualidad, tuvimos el Doctor madrileño Don Luis Chiva y yo mismo, un pequeño roce con nuestros vehículos automóviles. Aparcamos y al sacar nuestras documentaciones, me llené de ilusión al ver entre los papeles del Doctor, una fotografía del “Padre Jesús”. Comenzamos a hablar, pero no del accidente,  sino del “Padre Jesús”. Nos marchamos, pero siguió la comunicación entre el Doctor y yo mismo. El domingo cinco de Septiembre del año de dos mil diez, cinco de Septiembre, recibí una carta sobre el “Padre Jesús”, que decía :”La fotografía del sacerdote  fusilado en Siétamo, es para mí una verdadera intriga y en internet se pueden encontrar muchas referencias que hacen pensar que se trata del sacerdote Martín Martínez Pascual”. “No creo que conociendo sólo un poco el martirio del Beato Martín Matínez Pascual y comparándolo con el del “Padre Jesús”, como yo le llamo, se concluya que son ambos la misma persona. En su martirio el Beato Martín Pascual iba rodeado de milicianos con otros seis sacerdotes .Los hicieron subir en un camión y marchó en dirección al cementerio de Alcañiz, donde fueron fusilados. Alcañiz está situado a unos ciento cuarenta kilómetros de Siétamo y el mártir sacrificado en este pueblo, murió sólo. Se conoce el lugar muy aproximado de su fusilamiento y parece ser que su lugar de enterramiento está allí mismo, sin seguridad”.
El día uno de Julio de 2009,me escribió Don Fernado Hernández Surmann, desde Palma de Mallorca, que entre otras cosas me decía: “No sabe la alegría que me dio con su llamada..Le contaré un poco la historia de mi interés por nuestro común amigo “Jesús”….He visto que se ha hecho muy famosa la foto en cuestión tras publicarse en Alfa y Omega, suplemento religioso de ABC, que seguro que usted conoce de sobra…Yo tengo un ejemplar del libro que recoge los testimonios de su martirio, llamado “Test”, publicado por “Ediciones Sígueme”, en 1990.
 En “La Catedral de los Mártires”, del periodista Santiago Mata, escribe éste:“Las jornadas de Barbastro y el mártir desconocido de Siétamo” y hace la afirmación que “El mártir de Siétamo no es Martín Martínez Pascual” y a continuación se expresa diciendo que :” El cuatro de Abri de 2014 hice con Ignacio Almudévar estas fotos en dos puntos de Siétamo (Huesca), para compararlas con la foto del mártir no identificado de la portada de mi libro “Holocausto católico”: primero en el video se ven las fotos tomadas en la carreta hacia Castejón de Arbaniés ( no hacía falta ir tan lejos y al otro lado del río, para ver el monte de Gratal, pues como he dicho,se ve en aquella zona ,muy cerca del río Guatizalema). Pero no se olvidó el periodista Santiago Mata  de  tomar fotografías en la carretera vieja que pasa sobre un pequeño tozal, zona en la que hay plantas de anís, como las había en 1936, según se ve en la foto de Juan Guzmán conservada por EFE.
Dice el periodista Santiago Mata que sale un pequeño video en Siétamo,”más la explicación de Ignacio Almudñevar, sobre el mártir desconocido”.
Al final del artículo, se contempla una foto del uno de Agosto de 1936, enfocada por Juan Guzmán.

“Esa fotografía parece decir: “Un minuto antes de ver  a Dios”, pues  parece que ya se estaba dando cuenta de la presencia del Señor, pues recuerda ver a Jesús con sus ropas humildes, sus cabellos alterados, su barba, que no se podría afeitar por careces de instrumentos para ello. Lleva los brazos hacia tras, lo que da la impresión de que sus muñecas irían atadas, lo que no le ponía cara de tristeza, sino que la carretera en su “miliar séptimo”, o kilómetro trece, hacía recordar los siete pecados capitales de aquellos que lo iban a fusilar, pues en su cara no se veían síntomas de soberbia ni de avaricia, ni de lujuria, ni de ira ni de envidia y ni siquiera de pereza y la cara es el espejo del alma.”

sábado, 28 de noviembre de 2020

El Hombre , el Caballo y el Toro

 


En la antigua Iberia, es decir en España, se encontraba el hombre acompañado principalmente por caballos y por toros y el íbero, inteligente, quiso hacer amistad con ambos. Con el caballo lo logró rápidamente. Y todavía después de muchos siglos, les une una amistad que casi los identifica. Ya lo profetizaron los clásicos con el mito del Centauro, que tenía su tronco humano, con su cabeza y sus brazos, en tanto el cuerpo era el de un caballo con sus cuatro remos y su rabo. Al toro lo han amado mucho los íberos e incluso en nuestros tiempos se han elevado hermosas siluetas de toro, sobre las colinas, pero salvo algún pastor que vivió con él en las ganaderías, no ha conseguido el hombre ser amigo íntimo del toro, como lo ha sido del caballo. Van cambiando las costumbres y parece ser que la introducción de la vaca holandesa berrenda en negro, gran productora de leche, empezó a promover que los habitantes de alguna gran ciudad, miraran a los toros y a las vacas bravas, con poca simpatía. Pero todavía quedan ciudadanos como José María Sorribas, nacido en el pueblo de Ibieca, que recuerdan con nostalgia su vida en común con novillos de origen bravo. Me contó que cuando tenía unos dieciocho años, bajaba a Tardienta y le compraba a un tratante, llamado Antonio Álvarez y apodado como el «Campando». Le llegó a comprar una docena de esos novillos que sin recibir la denominación de bravos, lo eran. Procedía de Navarra y varios pueblos de las Cinco Villas, como Ejea o Fuencalderas. Aquellas vacas que criaron a estos novillos eran terribles recién paridas y no se podía el hombre acercar a ellas porque le acometían. José María Sorribas conducía, de cuatro en cuatro novillas, de unos tres meses, desde Tardienta a su pueblo de Ibieca. Era aquel viaje una procesión de sufrimientos y dolores, porque aquellos novillos llevaban sangre del "tauros ibéricus" y aunque no tenían tanta bravura como los destinados a las corridas, acometían y tenían que castrarlos para que trabajaran como bueyes. Eran auténticamente bravos, pues al sacarlos de Tardienta, de la compañía de sus madres, a cada instante retrocedían, hasta que llegaban al Castillo de Cuervo, que está a unos doce kilómetros de Tardienta y cerca de Sangarrén. Al llegar a Cuervo estaban cansados y ya no causaban tantas molestias. a Sorribas. Por caminos viejos y poco usados iban de Sangarrén a Albero Alto y luego a cruzar por la ermita de Bureta de Fañanás, al empalme de Liesa e Ibieca. Llevaba Sorribas, como pastor, una buena vara de avellano, pero al llegar a Ibieca volvían a sublevarse, tanto más cuanto más comían. Atacaban fuertemente cuando estaban hartos y aquella manifestación le hizo pensar a José María, que tal vez fueran animales destinados a vivir en soledad, en amplios prados y bosques, donde hubiera paz y no tuvieran enemigos. Es más, cuando en Ibieca los soltaban a abrevar a la fuente, si encontraban mujeres qué iban a buscar agua, las acometían, las tiraban por el suelo y les rompían los cántaros. José María no atribuía a estos hechos su afición a las corridas de toros, pero cuando en la plaza de toros se sentaba en su puesto, se le revolvía la sangre con la de aquellos novillos, que quizá tuvieran la misma que los Carriquiris, que tenián sus antecesores en Navarra y en Ejea. Lo que vio Sorribas en aquellos novillos procedentes de Ejea, lo descubrieron, por ejemplo, aquella monja de clausura, que me contó, que allá en Gella, provincia de Teruel, vio ya hace unos sesenta años, una corrida de toros, con la participación de una joven rejoneadora y que su satisfacción artística fue enorme, pero como los portugueses, se quejaba de la muerte de los toros. Y yo a los cinco años de edad, me asomé cierto día al balcón que asoma al corral en nuestra casa de Siétamo y vi que estaba lleno de vacas "rayas" y negras, que llevaban colgando de sus cuellos unos troncos de madera. Eran para impedirles emprender carreras por los caminos, ya que las llevaban a Barbastro. Lo que dijo Sorribas de que los toros tal vez deberían encontrarse en grandes bosques y prados y vivir en paz, lo descubrieron también los poetas, que pensaban que existía una guerra entre los hombres y los toros. En el Libro Número Uno de Cossío, está escrito lo que un poeta soñó con los toros: "Partido en dos pedazos, este toro de siglos, -este toro que dentro de nosotros habita: -partido en dos mitades, con una mataría- y con otra mitad moriría luchando ... ". Pero no fueron solo los hombres sencillos, como Sorribas y los poetas, cuyas poesías acabamos de leer, los que se dieron cuenta de los misterios del toro, sino que también artistas geniales como Francisco de Gaya. Este pintó treinta y tres láminas de aguafuertes, sobre la Tauromaquia, tema que tanto amó, ya que dicen que en su juventud, realmente toreó. En estas obras se ven multitudes de ciudadanos con expresiones contradictorias, que son como contrastes. Son contrastes entre "La Diversión" y la tragedia. Parece ridiculizar a los ejércitos de Napoleón, que ejecutaron "Los fusilamientos" de aquellos que ya sabían de sangre, por su asistencia y contacto de siglos con los toros, que hizo patentes en los cuadros de "La Tauromaquia". Picasso con su arte pictórico no solo toreó con los misterios del toro bravo, que en algunos cuadros les pintó una cara bondadosa, sino que alabó la belleza del caballo y su amistad con el hombre ibérico. Su arte lo dedica a la muerte, no solo del hombre, sino también la del toro y la de los caballos. El año de mil novecientos treinta y tres, expuso una verdadera obra maestra sobre este tema, titulada "Corrida: la muerte del caballo", en la que se ve la actividad del toro y del caballo y se contempla la muerte del torero, que aparece sobre la cabeza del toro, vestido con su llamativo traje de luces de colores verde y oro. El vientre del caballo perforado por los cuernos del toro está echando sus intestinos sobre el rojo capote que parece ser una alfombra tétrica en el suelo. El toro estaba también destinado a morir, lo que da la impresión del significado necrofílico de los toros. Picasso trata de comprender el misterio de los toros españoles y como no puede expresarlo con palabras, lo pinta en la cabeza del toro con amor, haciéndola aparecer en medio de la terrible escena con una gran nobleza, que hace dudar a los que atacan la fiesta taurina y a los que la aman. Igual que lo que pensó José María Sorribas, que le llevó a decir "tal vez fueran los toros animales destinados a vivir en soledad, donde tendrían paz sin enemigos". Las corridas de toros han sido mal vistas por los extranjeros, pero hay que tener en cuenta que el Señor puso a estos bravos animales sobre la Península Ibérica y del contacto con los íberos, surgieron aspectos románticos como el pastor tranquilo sobre aquellos prados con encinas, a cuya sombra se acuestan, por otro lado viene la "Diversión", que representó Gaya, en la que se mezclan la vida y la muerte. Pero no tenemos por qué avergonzarnos de los toros, como debían hacerla con las cacerías de raposas en Inglaterra, las luchas de gallos, por ejemplo en la República Dominicana, las luchas organizadas de perros, la monta de una especie de búfalos cheposos en Estados Unidos y Méjico y hoy día algunas carreras destructivas de vehículos con la muerte de sus conductores en algunos países. Pero Picasso fue capaz de torear con su arte el miedo a la muerte, pero no solo del toro sino también del hombre y del caballo y resucitó la visión del Minotauro. Por eso, unas veces, pinta la cabeza del toro con rasgos de nobleza y de bondad, y en otras "con una loca agresividad". Parece ser que Picasso buscaba una explicación del comportamiento del toro y resucita la figura del Minotauro, como enemigo de los hombres, igual que pintó el Guernica, con el que maldice la violencia de los que la bombardearon, haciendo morir a tantos ciudadanos. Así como en las plazas de toros se exhiben capillas con Cristos, Vírgenes y Santos, entre los cuadros de Picasso, aparece Cristo en la Cruz, con su brazo derecho suelto y con un capote en la mano. En la mente del poeta Rafael Morales, se plantean preguntas como la siguiente: "¿Qué tenebrosa fuerza, qué delirio- mueve los corazones de estos toros?". Esta misma pregunta se hacen Picasso, Sorribas, la monja y yo mismo; al contemplar las corridas de toros: "¿Qué río de odio, de dolor, de ira,- se despeña en las astas,- y qué secretos ángeles de vino- enloquecen la tarde plateada?".

A una poetisa montañesa

 


Aquella Mariví, de apellido desconocido, cantaba:”Mi novio cuando fuma, me tira el humo, me tira el humo en el jardín de la hierba buena”. No me acuerdo de más frases de aquel disco rayado, sólo recuerdo que en alguna de sus vueltas sobre el disco, la aguja saltaba de pista a causa de su deterioro y en llegando a aquello de “me tira el humo me, me tira el humo me….no acababa por repetirse “¡ay Mariví,  Mariví, maravilla de mujer, del barrio de Santa Cruz, tu eres un rojo clavel”. Después de tantos años, aquel traqueteo me sigue martillando en la cabeza y aquella aguja, en este caso desobediente a la “voz de su amo”, me sigue rayando la sensibilidad, como rayando cada vez más el disco, al repetir “me tira el humo, me tira el humo”, pero sin decir que “en el camino de la hierba buena”. Aquella  Mariví, que ahora estará como un salmón ahumado por el humo de la pipa o del cigarrillo, extremo éste que el disco renqueante no aclaraba, ahumada o embalsamada por el aroma de la hierba buena, debía ser una carátula de un romanticismo de salón o de jardín programado. ¡Tú, Mariví, no eres carátula sino libélula de un lugar, donde las hierbas son buenas en los prados y en las selvas y las que no son buenas, son bellas; flotas por el lugar como los humos que surgen de chimeneas elegantes y gigantes y “prexinan una vida” cuando la luz “s´en ye ida; calor, sólo restan  purnas y purnallos, cansos s´aposientan”. “La brasa se apaga y ves con tristeza sólo la ceniza esparcida en tierra”. El humo todo lo impregna y la libélula vuela y se renueva, aquel en el invierno y ésta en el verano, formando parte de la poesía, de tu poesía, que como la savia lo hace por los troncos, así circula por tus venas y como las “chispas, plumas y bolisas” brincan de esos mismos troncos; así brotan de tu boca las palabras altoaragonesas expresando belleza y dignificando la “fabla” aragonesa.

Tú no eres carátula,  no te sometes a la férula de la prosa y no podrá ponerte presa en su ergástula, porque te escaparás como huye el humo por las chimeneas o por las ventanas la libélula, lula, lula, lula….lula marividiana. 

viernes, 27 de noviembre de 2020

Síntesis del mundo material con el mental o espiritual

 



El hombre en su evolución, ante la  autointerrogación de su procedencia, intuyó que había sido creado por un Ser Supremo, es decir por Dios. Al principio no se aclaraba si el mundo era gobernado por un Dios o por una multitud de ellos, pero pronto empezó a levantar pagodas, los templos de Karnak y de Luxor, la acrópolis de Atenas, los templos de los dioses romanos y los de Méjico y de Perú, siguiendo por los templos monoteístas, como el de Jerusalén, las sinagogas que se encuentran en cualquier lugar de España, como yo he visto tres en Huesca capital, que serían construidas en el siglo XV, y ha seguido levantando sinagogas por el mundo,catedrales e iglesias en el mundo cristiano y más tarde las mezquitas en el musulmán.

La evolución es larga para el hombre, porque el tiempo y el espacio se conocen con el Big-Ban, ya que antes de la Creación, para el Señor, no había pasado ni futuro, sino que todo estaba presente. El químico Mendeleief decía que el petróleo se formó por la acción del agua, dentro de la tierra, donde estaban los carburos metálicos. El petróleo tiene propiedades comunes con la composición de los seres vivos, al formarse de un modo semejante al de la materia orgánica, con que se generaron esos seres vivos. El hombre se ha dado cuenta del paso que hace el Creador de la materia al espíritu. Y podemos contemplar el paso contrario, es decir del espíritu al cuerpo de Jesús, convertido en hombre material y espiritual, sin dejar de ser Hijo de Dios.

La mente humana se queda admirada de ver la materia y sentir el espíritu y yo no puedo menos que acordarme de la oración al Espíritu Santo, que reza así: “Envía Señor tu Espíritu y todas las cosas serán creadas y renovarás la faz de la Tierra”. Aquellos hombres que en esos tiempos en que se iban escribiendo los textos del Antiguo Testamento, levantaban templos al Creador y pensaban no sólo que Dios había creado el Cosmos, sino que tenían fe en que todas las cosas serían creadas. Y veían la necesidad de que se renovara la faz de la Tierra. Rezando esa oración, se da uno cuenta de que estamos los hombres en evolución.

El hombre está evolucionando, y si no ve todos los problemas claros, los intuye. Es el hombre la síntesis de la materia y del espíritu. Su cuerpo es material y es una situación evidente, pero el espíritu o el alma necesita una demostración para ser reconocida esa parte espiritual del hombre, que tiene la capacidad de razonar, de enjuiciar y de abstraer, pues la materia no es capaz de tales acciones. Se deduce claramente que el alma no es cuerpo, pero ambos forman al hombre. Hay una síntesis de alma y cuerpo. El alma es un principio o causa de vida.

En 1966, René Maheu, director general de la UNESCO, en el simposio titulado ”Ciencia y Síntesis”, dijo que la obra de Einstein y la de Teilhard, cada una en su forma, son los dos sistemas de conocimientos más densos y más extensos que se han realizado en la humanidad. Su capacidad de síntesis ha sido enorme en el campo de la ciencia, pues la síntesis jamás se ha hecho tan consciente como en la cabeza de estos dos investigadores. Los escritos de Teilhard de Chardin se difundieron de una forma sorprendente, pero en el año 1970, desaparecieron de las editoriales y librerías. A todas las discusiones contradictorias de las teorías de Teilhard, le han sucedido las observaciones sobre el fenómeno humano. Si la teoría de síntesis de Teilhard es una hipótesis, resulta que atrae las ideas del catolicismo, el capitalismo o el marxismo, haciendo de la teoría de la evolución, una “complementariedad y una convergencia”, que son atraídas y consideradas por todas las ideas citadas.

Renovar la faz de la Tierra ha sido la intención de aquellos hombres que han buscado la igualdad entre todos ellos y gocen de bienestar; han pasado por el mundo caudillos como Alejandro Magno, emperadores romanos, unos beneficiosos pero otros tiránicos. Y “vino Cristo al Mundo y los suyos no le conocieron”. El hombre se había dado cuenta de la necesidad de que se renovara la faz de la Tierra y el Señor, para alcanzar tal fin, envió a su Hijo, con lo que demostraba que amaba a los hombres creados por su poder y hemos visto como Cristo fue un hombre de dolores, que sufrió el insulto de sus verdugos, hasta que murió en la Cruz. El hombre va desarrollando su cuerpo y su mente por medio de la Evolución y Teilhard de Chardin, hizo la enorme reflexión de que es “Cristo el evolucionador, el Cristo motor de la evolución, es decir, el Cristo resucitado en su función cósmica”. “Vino Cristo al mundo y los suyos no le reconocieron”, igual que a Einstein cuando propuso prohibir las bombas atómicas, no le hicieron caso y cuando propuso ideas sobre un campo unificado, fueron criticadas por los científicos. O cuando Teilhard pretendió compaginar la educación para la evolución soñó con una administración, que favoreciera la cooperación internacional universal para humanizar, por medio de la evolución, la vida de los hombres, vio como se restringían sus ideas de desarrollo de la humanidad, simplemente por ser aristócrata y jesuita.

Teilhard basa sus teorías en la Síntesis y en la Hiperfísica. En “El fenómeno humano” sintetiza el mundo físico y material con el mundo mental y espiritual. Considera el pasado del hombre y aspira con la evolución, a desarrollar su futuro. La hiperfísica está basada en las ciencias naturales, pues se deriva de las teorías científicas conocidas por la ciencia, entre las que se encuentra la teoría de la evolución. Pero mira más adelante con la consciencia que le hace observar el interior de las cosas y la complejidad del exterior. Hace una síntesis científica y filosófica al mismo tiempo. Los problemas de la materia son más fáciles de comprender que los del espíritu e incluso es difícil separarlos uno de otro, como cuando se medita sobre la fórmula de Einstein E= m. v², parecen unirse la materia y la energía, que son de la misma naturaleza, de tal forma que algunos identifican el espíritu, con la síntesis de la materia y la energía. La materia y la energía ni se crean ni se destruyen, simplemente se transforman.

Estos primeros días del mes de diciembre de 2010, he estado meditando sobre Teilhard de Chardin y estas meditaciones se las he debido a mi compañero Veterinario Ignacio Escalona. Es éste un sabio, un hombre preocupado por la justicia y el bienestar de las personas, como ha demostrado en los años en que fue Alcalde de la Villa de Grañén. Me envió un escrito titulado “Antigüedad y Cristianismo”, que movió mi mente a pensar en la evolución. Es que este sabio Ignacio Escalona, siente como sentía Einstein que “la más bella y profunda emoción que nos es dado sentir es la sensación de lo místico. Ella es la que genera la verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoción, que es incapaz de maravillarse y sentir el encanto y el asombro está prácticamente muerto. Saber aquello que para nosotros es impenetrable, realmente existe, que se manifiesta, como la más alta sabiduría y la más radiante belleza, sobre la cual nuestras embotadas facultades sólo pueden comprender en sus formas más primitivas”. Estos pensamientos nos religan con el Creador, es decir que confirman la verdadera religión.

Santa Cilia de Panzano en la Sierra de Guara

 



En el mes de Septiembre del año 2010, he subido a mi hija Elena, casada con Santiago Adiego y sus dos hijos, Pablo y María, a Santa Cilia de Panzano, situada en la ladera Sur de la Sierra de Guara. Tiene ésta dos cimas de las que la de Guara mide 2076 metros de altura y su “hermana” a la que en Santa Cilia la conocen como Tozal del Cubilar, que tiene 1945. Se ha hecho famosa Santa Cilia, porque, cuando se prohibió lanzar a los campos de los pueblos los cadáveres de las caballerías, vacas y bueyes, cabras y ovejas, con el fin de recogerlas con camiones para la industria de la obtención de proteínas de los cadáveres, se abrió para que las aves carroñeras pudieran seguir viviendo, en la Sierra de Santa Cilia, un comedero, al que acudieran a comer los restos que se les proporcionan. Yo conocía desde hacía años el pueblo de Santa Cilia y a su vecino, entonces pueblo de Bastaras, que pertenecían al Partido Veterinario de Alcalá del Obispo y de Loporzano. Entonces adquirí una gran amistad con Gonzalo Bescós, pariente de los Bescós que vivieron en Bastaras y de donde proceden el Ingeniero Francisco Bescós Lascorz, casado con una hermana de mi abuelo Manuel Almudévar Vallés. Fue este Francisco padre del escritor Silvio Kosti o Manuel Bescós Almudévar. Al llevar a mi familia a contemplar el hasta hace poco tiempo casi abandonado pueblo, en que sólo quedaron catorce habitantes, su iglesia en cuya fachada se dejan ver varios capiteles medievales, la casa de los buitres o museo ,situado en la bóveda donde se puede contemplar toda la vida de las aves carniceras. Arriba se contempla el pico del Cubilar y en sus laderas acuden las aves a comer en una zona rocosa, casi llana con una ligera inclinación hacia abajo, a la que acude desde hace treinta años Manuel Aguilera, un enamorado de la Naturaleza, empujando carretillos para llevar al comedor los restos carniceros de los mataderos, para que se alimenten las aves carroñeras. En aquel pueblo, situado debajo del Tozal del Cubilar, convivieron siempre las bandas de aves carroñeras, con los rebaños de ovejas. Y ahora es mi pariente Gonzalo Bescós el que se dedica a criar corderos o ternascos. Antes subían en verano a apacentar a sus rebaños en los llanos de Cupierto, desde donde se contempla la majestuosidad de los Pirineos, en los que domina en muchas épocas un ambiente delicioso. Está el terreno lleno de dolinas donde brotan los “buchos”, los “erizones” y mucha yerba de pastos. Los ternascos de Gonzalo son auténticos corderos de carne tierna, porque les deja mamar del “braguero” de sus madres hasta que los lleva a Huesca a una carnicería. Y en aquel paisaje conviven los buitres con las ovejas y corderos. Verdaderamente es un paisaje idílico, porque cuando abro la ventana de mi casa de Siétamo, que asoma al sol saliente y miro hacia el oriente por donde sale el sol, contemplo toda la Sierra de Guara, empezando por su pico más alto de unos 2.076 metros, hasta el Tozal del Cubilar, que por escasos metros no llega a los dos mil. Desde esa ventana, me fijo todos los días con más frecuencia que años pasados y veo la enorme mole de piedra, donde se encuentran los restos de un iglesia de la Virgen de Arraro. Aparecen también los restos del Castillo, entre los cuales se ven esas saeteras, “mirillas” o miradores, desde los que observaban el movimiento de los moros por el Sur de la Sierra, a los que más tarde expulsaron de la Comarca. Pueblo era el de Arraro, más elevado que Santa Cilia, pero ahora éste pueblo ha adquirido una gran categoría de punto turístico. Gonzalo invitó a mi familia a merendar en un Restaurante, que una buena señora enamorada del paisaje de Santa Cilia, en la Sierra con los buitres y los corderos, ha levantado en aquellas bellas laderas.

Desde la ventana de mi casa no se ve Santa Cilia, por que por escasos metros la oculta algún tozal de la Sierra, pero al fondo se ven unos caminos por Bastaras,en forma de eses,que llaman la atención y resulta desagradable mirarlas porque parecen un castigo impuesto por algún dueño del pueblo, con tractores mecánicos. Además han desaparecido los restos prehistóricos que estaban por exploran dentro de la Cueva de Chaves.

Dos pueblos que están situados uno junto a otro y Santa Cilia aumenta cada día la belleza de la Sierra de Guara y Bastaras afea sus parajes. Gonzalo Bescós me explicó como los pobladores de pueblos como Nasarre,que se encontraban en la parte Norte de la Sierra, bajaban con sus fuertes mulas, aparejadas con hermosas sillas, atadas con correas y con sus cabestros, llevando sobre sus aparejos patatas, que vendían en Santa Cilia, en Bastaras y en Yaso ,para que la gente las sembrara en sus huertos Y subían otra vez a sus pueblos con pellejos de vino o con aceite, productos que no se criaban en el Norte de la Sierra. En casa de Gonzalo está presente sobre el portal el escudo de los Bescós,con un corazón,que aunque es de piedra,representa el suyo que es sensible y “amoroso”. Me dejó leer la Infanzonía del noble escudo de los Bescós.

jueves, 26 de noviembre de 2020

Maradona.-

 

    


Ha muerto Maradona y ha dejado un recuerdo, ahora triste y parece que siempre estará su recuerdo, amado por una inmensa cantidad de  hombres, amantes del fútbol. Era Maradona un hombre que ha vivido el Fútbol, deporte que le ha hecho famoso y admirado no sólo en la Argentina, sino en todo el Mundo. Ha muerto a los cincuenta años y millones de hombres se han desesperado, llorando con tristeza la pérdida de un hombre futbolista, entregado a los aficionados por medio de ese deporte. Maradona   escribió: “Si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Maradona. ¿Por qué? Por qué soy un jugador que le ha dado alegría a la gente”.

Y la gente ha sido feliz con el juego de Maradona y así como en el Evangelio, Jesús hacía felices a los miembros de la multitud, a la que explicaba la palabra de Dios, al tiempo en que les daba alimentos, para satisfacer no sólo su espíritu, sino también a sus cuerpos, las multitudes de aficionados al fútbol quedaban felices con las victorias futbolísticas de Maradona.

 Efectivamente el pueblo era feliz con el juego maravilloso de Maradona y los discípulos de éste, demostraban un entusiasmo, que ha durado hasta después de su muerte. Este entusiasmo satisfacía la  alegría  de los  aficionados al fútbol, pero no lograba satisfacer el apetito de sus cuerpos, que siempre han querido participar de su deporte futbolístico, aunque económicamente van viviendo como han podido políticamente y en su diario alimentarse.

¿Cómo era el cielo para Maradona? Se ignora si aspiraba al cielo divino o a la materia del balón y de los campos de fútbol. Pero en un periódico notable, que promete al hombre un cielo divino, aparece en la Puerta del Cielo, en que lo reciben un Arcángel celestial, acompañado por San Pedro el Viejo, que lo reciben con alegría en las puertas del Cielo.

En algún periodo vida, sufrió la esclavitud del alcohol, pero su devoción al Fútbol, lo liberó de la esclavitud de tal embriagador alcohólico, y él vivía como en un cielo deportivo, que le hacía olvidar las cualidades del “ HOMBRE” y  si por un lado era como un dios del deporte, vivía como si tuviera la obligación de convertir su vida en un “celeste futbolista mundial”, que estaba gozando de ser un “ejemplar de héroe del Mundo y olvidando de un futuro celestial”.  

Pascual Montenegro y sus caballos negros



Pascual tenía por y Montenegro por apellido y haciendo honor a este apellido era cetrino de piel, tirando a negro. He intentado saber de donde era y así como de la Parrala unos decían que era de Moguer y otros que de Palos, no he logrado enterarme, aunque no creo que fuese tarea dificultosa el averiguarlo. Así como Simón en el pueblo era el único enterrador, Pascual fue en Huesca el último que condujo a los difuntos en un coche de caballos mortuorio, como una Carroza en la que se hacía el último viaje y no triunfal precisamente. Era tirada esa Carroza por un tronco de caballos negros con un penacho blanco entre sus cortas orejas. Pascual iba revestido de negra librea con alamares dorados, que concordaba con su rostro moreno y taciturno. A su paso por los Porches, la gente se levantaba de sus butacas del Flor, del Universal y de los varios bares, que allí estaban ubicados y unos inclinaban reverentemente la cabeza y otros hacían devotamente la Señal de la Cruz. Años antes el difunto era conducido a hombros hasta los Porches, donde se introducía en la Carroza, allí se disolvía el duelo y los más allegados iban al cementerio. Los había que no respetaban ni la muerte, como un cestero apodado Carrusco, que en cierta ocasión, cuando iba a ser introducido el féretro en la Carroza, arreó a los caballos que se arrancaron veloces. Los que iban en el duelo no vieron oportuno ponerse a gritar por no romper el silencio respetuoso que acompaña a tan tristes despedidas. Pascual emprendió el camino tan trillado por sus caballos y rutinariamente con su trote monótono alcanzó las puertas del Campo Santo, dio una voz al conserje gritando: ¡sacadme a ese, que tengo prisa!.No le faltaba razón pues en épocas de epidemias hacía conducciones a destajo por ser el único conductor de la única Carroza Funeraria de la ciudad. El conserje llamó a los enterradores, que acudieron presurosos y comprobaron atónitos que el muerto se había perdido y exclamó: ¡ya me ha jodido Carrusco!.Desde entonces muchos oscenses llamaban a Pascual el “Pierde Muertos”. Hizo volver rápidamente a sus corceles hacia la ciudad y cuando llegaba a la altura de la Fuente del Ibón, hoy paso a nivel del ferrocarril, divisó desde su pescante el cortejo funeral; los portadores del féretro avanzaban lentamente y cansados por el peso del muerto, uno exclamó: ¡ya era hora de que aparecieras y no vuelvas a perder más muertos!.

Montenegro quería mucho a sus caballos y dormía con ellos en la cuadra, cuando iba a los bares a tomar café les guardaba el azúcar y al volver a los establos que estaban en la huerta del Hospicio relinchaban de alegría, al tiempo que orientaban sus orejas al lugar por donde venía.

Eran los pobres animales muy bien aprovechados, pues en sus ratos libres labraban la huerta, la granja de la Diputación, acarreaban la leña y el carbón y llevaban el oxígeno al Hospital Provincial. En cierta ocasión el señor Antonio dio varios latigazos a uno de los caballos injustamente, pues lo había sobrecargado; el pobre animal trató de defenderse y se incorporó agitando sus manos sobre el agresor, como el caballo Furia de las películas; llegó entonces Pascual y le gritó: ¡Sultán, Sultán! Y este sé apacigüó y acudió mansamente a lamerle las manos. No tenía miedo a nada, ni a los muertos ni a la muerte; dormía debajo de las patas de los caballos, que tenían cuidado de no hacerle daño. Hasta las ratas que pasaban por encima de su cuerpo, le respetaban y no le mordían; sólo los hombres quisieron hacerle daño pues en cierta ocasión lo llevaron a fusilar y no protestó, ya que estaba tan acostumbrado al camino de la muerte que lo debió encontrar natural y si no se dan cuenta por terceros de que llevaban el reo cambiado, aquel día, hubiera sido el último de su vida.

No era amigo de los hombres vivos, solo lo era de los muertos y de los animales, quería a los gatos, a los perros y a los caballos Sultán y Lucero, que cuando recibían su orden de enganchar, enculaban solos en las varas de la carroza y agachaban la cerviz para recibir en sus cuellos las colleras. Era tan pacífico que a su perro tuerto, lo llamaba Ghandi, que por cierto se entrecruzaba entre las patas en movimiento de los caballos y nunca las rozaba.

Los entierros eran clasistas y se hacía notar la categoría del muerto, según las cortinas de la Carroza fuesen moradas, rojas o blancas, pero quedaban los parias, aquellas personas pobres y desamparadas, que después de introducirlas en cajas de chopo, desnudas y agrietadas, eran conducidas no en Carroza, sino en el Trum-Trum, carro negro y desvencijado, que pasaba por las noches haciendo un ruido como expresa su nombre, rápido y sin ningún cortejo. Bien se vale que Mosen Santamaría, con esa humildad y humanidad que le caracterizaba, los esperaba en el cementerio para rezarles un responso y darles la postrera bendición.

El pobre Montenegro se confesó con un sacerdote humilde y santo, don Benito Torrellas y dio “El Salto” a la Eternidad, que escribió el poeta León Felipe y que yo le dedico.

Joaquín Costa.-

 



Desde Monzón,donde nació Joaquín Costa, me enviaron unas tarjetas dedicadas a resaltar su figura, en cuya cabecera ponía 1846-1996-Joaquín Costa. Además, , organismos, como el Instituto de Estudios altoaragoneses, la Diputación de Huesca y otros, patrocinaron la celebración del Pensamiento de Joaquín Costa del 10 al 16 de Septiembre en la Casa de la Cultura de Monzón, con quienes colabora el Ayuntamiento y el CEHIMO. En estos actos no se habla sólo de los riegos del “Alto Aragón, como modelo de desarrollo agrario natural en la obra de Costa”, tema sobre el que diserta Don Alfonso Ortí, de la Universidad  Autónoma de Madrid, sino de otros aspectos del pensamiento de gran montisonense.

Estamos en 1996,noveno aniversario de la conquista de la ciudad de Huesca a los moros, con la  intervención del Castillo- Monasterio de Montearagón, que ha llevado a su restauración y ha coincidido con la creación del Pantano y quizá sea un motivo de alegría para Joaquín Costa, del que celebramos el 150 aniversario de su nacimento, pero también sentirá tristeza ,como yo la sentí al ir a ver el monasterio de Casbas  y pasar por Angüés, observé que la Calle Principal, que hace también de Carretera N-240,tiene como nombre el de Joaquín Costa, y sin embargo Angüés y su zona escasean de agua, como dice Madoz, en su Diccionario, en el que se lee:”el barranco de la Tejería, de que se hace mérito, no tiene curso sino en  tiempos de lluvias, y aun entonces no pueden servir sus aguas para el riego”. Esto está escrito hace ya muchos años, pero sigue siendo verdad porque el pantano de Calcón, se ha estrenado este año, y tiene un volumen de dos y pico hectómetros cúbicos, se infiltra y no hay tuberías o acequias para abastecer y regar a Sieso, Junzano, Casbas, Angüés, etc.¿ Cómo regarán los fieles a Costa, en el futuro?. Don Luis de Zulueta, escribía en 1935 lo siguiente:”Díce el Evangelio de San Juan que había en Jerusalén una piscina o albergue, llamado en griego Probática y Bethsaida en hebreo… Afirma el texto bíblico que “en cierto tiempo”, un ángel del Señor descendía a la piscina. Entonces, milagrosamente se movía el agua”. “ Y el que primero entraba en la piscina, después del movimiento de esa agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese”. Ya , allí pasaba,como pasa en Aragón, es decir los tullidos y enfermos,ignorantes del momento en que las aguas iban a moverse,acudían a la piscina, sobre todo los días de fiesta, para curar su enfermedad,como los de Siétamo, Angüés y el Somontano en general esperan el momento en que las aguas se pongan a su disposición para curar su sarta de sequías y de casi continuas rogativas para curar el mal casi eterno, pues siempre se han repetido sus sequías.

Ahora en el aniversario de Huesca y del nacimiento de Costa se han movido las aguas para la capital. Zaragoza ha tenido sus hombres, Huesca ha podido encontrarlo ahora,como aquel paralítico, que estaba cerca de la piscina esperando que se moviera el agua, al que Jesús,como narra el cuarto Evangelio le preguntó¿quieres ser sano? Y le contestó: no tengo quien me meta en la piscina cuando el agua se mueve, pero “Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda”. Aquel hombre se fue sano,sin esperar a que el angel moviera las aguas.Pero Angüés y el resto del Somontano de Huesca no tiene hombre , pero al leer el nombre de Costa en la principal calle del pueblo, quizá tengamos a él, quizá nos quede Joaquín Costa,pues ya murió el padre Avellanas, cura de Casbas, que tanto luchó por el riego de nuestro Somontano, y del que escribió el mismo,también difunto Don Joaquín que si en España hubieran existido cuatro curas como el de Casbas, España se hubiera regado.

De Siétamo venía un tercer hombre, Don Pedro pablo Abarca de Bolea,del que Costa dice que entren en el Parlamento hombres como el Conde de Aranda,que callen y obren.

Dicen que se están estudiando los nuevos regadíos y yo me pregunto:¡estudiarán el riego de Sieso,Casbas, Angüés, Torres de Montes,Bespén,etc. Y dejarán a Ibieca, a Aguas y a Liesa, sin balsas ,con cuyas aguas puedan regar unas  doscientas hectáreas en cada pueblo , con aguas procedentes del río Alcanadre, que como mostró Albasini se podría recoger  a partir de la zona de Pedruel.

Al pasar por Angúés, me pregunto: ¿puede España ser una nación moderna?.Costa habló con Ortega y Gasset sobre la europeización de España” que la salve de ser un tránsito a Marruecos”.

Ahora nos estamos europeizando, pero “como satélites o como miembros activos”

Siguen haciendo falta los objetivos antiguos,”la eliminación de caciques y la formación del ciudadano”.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

El Batán de los Molinos de Sipán

 

Un día de este mes de Agosto de 2010, he ido a visitar el Monasterio de Casbas y he quedado impresionado, no sólo por este Monasterio sino por la visión en la falda de la Sierra de Guara de la aldea de San Román de Morrano. Me he acordado de la tía del Conde de Aranda, Ana Francisca Abarca de Bolea, que en su obra pastoril en el Moncayo, impulsa la igualdad social de los aragoneses, estimulando las bodas de los nobles con las sencillas pastoras aragonesas. Pero no sólo recordé a la escritora, sino que me acordé del escritor José María Llanas Aguilaniedo, que habla en su obra “Almas contemporáneas” de los “burgueses” y de los obreros manuales y los intelectuales, como los practicantes o los maestros de escuela. Hoy me he encontrado con el jubilado José Buil Bentué, que nació en la casa del Batán de Los Molinos de Sipán. Por su edad no puede acordarse de aquellos crueles acontecimientos que sucedieron en Los Molinos, durante la Guerra Civil. Su difunta madre los vivió, pero ya no puede contarlos. El autor de la obra “Alma Contemporánea”, en 1899, ya advertía contra la violencia que había de llegar, pues no se evitó porque aquellos obreros no sabían leer casi ninguno, ni se conoció su libro, hasta hace muy poco tiempo. La Guerra es salvaje y en Cuarte de Huesca, al entrar en el pueblo los republicanos, uno subió encima de una galera cargada de mies y dijo: ¡aquí estamos los soldados de la República y queremos saber cual de vosotros no está de acuerdo con ella!. A continuación subió un muchacho joven y dijo: ¡Aquí todos los vecinos amamos la República, sed bienvenidos!. No mataron a nadie. En los Molinos de Sipán, al entrar los nacionales, el capitán preguntaba a los liberados de la muerte y estos no contestaban porque estaban poseídos por el terror. Esperanza Bentué Trisán, era la madre de José Buil y era viuda de Antonio Buil Aniés, natural de San Román de Morrano. Este apelido Aniés no viene de Aniés de Bolea, sino del pueblo donde fueron Señores los Almudévar, en el Somontano de Guara. Esperanza estuvo presente en los crímenes que se cometieron en Los Molinos de Sipán, pero no quiso recordárselos a su hijo. En una ladera del pie de la sierra está todavía el pueblo de San Román de Morrano y desde allí veían el Monasterio de Casbas, donde con los vecinos del pueblo sufrieron penas y desgracias, como los mismos voluntarios de la CNT. Las monjas olvidaron las penas y las pérdidas de la Guerra. La casa de San Román, donde nació Antonio Buil Aniés, se llama Casa Juanico y todavía se conserva en pie. Desde el Monasterio se conocía el pueblo de San Román de Morrano y desde dicho pueblo se sentía atracción por el Monasterio; tanto es así que una hermana de Antonio Buil Aniés, se puso monja y acabó siendo Abadesa de dicho Monasterio. Ocurrió cómo en lejanos tiempos con Ana Francisca Abarca de Bolea, tía del Conde de Aranda, nacido en Siétamo, que también llegó a ser Abadesa. Allí están enterradas ambas altoaragonesas. José Buil vivía en los Molinos de Sipán y acudía al Monasterio, no a hacer turismo sino a trabajar en obras de reparación que le pedía su tía la Abadesa. Unas veces arreglaba la batidora de harina, con la que fabricaban los “lamines” y también el horno, en el que cocían los “suspiros de monja”. Me dice José, que las monjas, siguiendo las reglas de clausura, no salían del convento y sentía él, la obligación de acudir a remediar sus problemas y aún lo sigue haciendo en la Ermita del Viñedo, donde se preocupa del buen vino que se llevan los que a dicha Ermita acuden. Al lado de su casa del Batán, estaba la casa de los molineros de Calvo, que fueron todos ellos, menos uno, asesinados, del que se ignora si vive todavía. El alma contemporánea de José María Llanas Aguilaniedo desaparece de la Sierra y de su zona, pero quedan los recuerdos de mi amigo José, que cuida el espíritu con el buen vino de la Ermita del Viñedo, como el pacharán y el vino de rosas, que me regaló, ya hace años, su hermano Alfonso, Guarda Forestal y hombre culto.

Rebrota en el mundo la Peste Negra.-

        ¡Cuantas pestes ha sufrido la Humanidad, a las cuales, han llamado Peste Negra!. Un equipo de investigadores ha extraído el genoma  ...