miércoles, 29 de enero de 2020

Los alumnos convertidos en profesores.-


                   

He visitado una mañana el solar del Palacio, donde nació el Conde de Aranda y después de contemplar el retrato del citado Conde, que está representado en una ménsula, he visto un edificio, que levantó el primer Gobernador Civil, después de la Guerra  y no le pagó al constructor señor Abadías ni al dueño del solar,  mi padre Manuel Almudévar. El sucesor de este Gobernador le vendió el edificio al Servicio Nacional del Trigo, dejando al pueblo sin la esperanza de convertirlo en un centro sanitario, como se le había prometido, en aquellos tiempos difíciles y a mi padre sin la ilusión de entregar el  solar del Palacio, donde habían vivido tantos sietamenses, a sus convecinos, como centro de sanidad, donde los asistiría el médico. Pero aquella mañana, me olvidé de aquel desencanto del pueblo,  porque después de muchos años, se había cambiado la conducta de las autoridades que perjudicaron al pueblo, por otra en la que se luchaba por dicho pueblo. Es que en aquellos tiempos lejanos, a los niños con alguna merma física o psicológica,  no los dejaban asistir a la Escuela. En Siétamo, todo el mundo quería a Estebané, niño después de la Guerra Civil,  pero no pudo asistir a las clases en la Escuela y fue objeto de burlas por parte de alguno de sus vecinos. Pero actualmente han convertido por  temporadas, aquel edificio en Escuela de artes populares, como en esta ocasión, de canastas, cestas, objetos ornamentales de cáñamo, de juncos, de mimbres, de cañas  y  otras  de diversas clases  de cuerdas. Y ¿quiénes son los profesores que enseñan a los vecinos y vecinas de Siétamo a construir dichos objetos?. Van dirigidos por la señorita  Mercedes, profesora del Centro de ASPACE, donde han enseñado a sus alumnos, entre los que se encuentra mi sobrina María Teresa Llanas, de tal forma que han pasado de ser alumnos a profesores y hoy ejercen en Siétamo de maestros que muestran a los ciudadanos y ciudadanas, la forma de crear objetos  útiles y objetos ornamentales. He estado viendo y escuchando su tarea y me ha conmovido ver a su profesora, que me ha saludado, igual que me han saludado varios profesores de ASPACE, como la encantadora Carolina, que sin ver, enseña y corrige con sus manos y he alternado con mi esposa Feli y con la actual  Concejala, ex Alcaldesa del Ayuntamiento, que tantas cosas buenas ha traído  a Siétamo, Castejón , Arbaniés y Liesa. Allí se movían los brazos y las manos de los profesores jóvenes e ilusionados de ASPACE y detrás de ellos, estaban los alumnos sietamenses fabricando una bella y útil cesta, para lucir en sus domicilios. Se movían los brazos y las manos de los profesores de ASPACE,  al tiempo que hacían lo mismo los de los vecinos y vecinas de Siétamo, pero lo que más conmovía era la armonía de los corazones de unos y otros, que han cambiado los crueles actos de la Guerra Civil y los posteriores.
Yo me he sentido orgulloso de ver esta Escuela en pleno trabajo,  como supongo que el Conde de Aranda estará gozando,  allá arriba, de ver el progreso social de estos muchachos y muchachas, antes abandonados y ahora promotores de canastillas,  cestas y canastas  útiles y ornamentales, que hacen gozar de su uso en los domicilios y alegran los corazones de los profesores y de los alumnos.

La jovencita bulgara, Lacha.-


                 
  
Cuando entro en este Bar y Pastelería, situado en el amplio Paseo de Zizur, se siente uno feliz, cuando una bella muchacha, que se encuentra detrás del mostrador, se dirige a un cliente y le hace una oferta de un café, de un chocolate o de una bebida no alcohólica. Se trata de una jovencita bella, con su redonda cabeza, sin pinturas artificiales en su rostro y con mucha frecuencia, sonriente. Su cabeza es bella, con su figura esbelta, totalmente estilizada y dividida desde su frente hasta su nuca, por una raya trazada con un peine, que deja a lo largo de esa linda cabeza, una raya que deja adivinar esa piel y que se acaba en una gran trenza , que le cubre su espalda y  convierte su melena en un ornamento de bellos cabellos, que le cuelgan hasta su espalda y le ayuda a convertirse en bella y atractiva. Su bello rostro no se ríe con sonoras carcajadas, sino que parece hacerle conservar un aspecto de seriedad, pero que no  está  severa continuamente, porque de vez en cuando se sonríe.
Su aspecto exterior está revestido de elegancia, como se constata en un nivel de mujeres búlgaras, dotadas de un buena  instrucción, cada vez más elevada, que en su País búlgaro, se presenta como una oportunidad para abrir horizontes y emigrar a otras naciones, en que poder aprovechar su cultura. Hay una vieja tendencia a cultivar la cultura, aunque hasta cerca del presente, han estado forzados a vivir mezclados a musulmanes  y gitanos, que no encontraban salida a su estrecha cultura. Es curioso encontrar en Navarra búlgaros elegantes físicamente e intelectualmente, pues al usar el servicio de Bar en Pamplona, se siente una sensación universal de gran calidad humana. Siente esta joven un gran deseo de cultura y de conservar el sentimiento de  la integración de las mujeres búlgaras en Navarra, adaptándose a las nuevas costumbres, conservando la armonía entre pamploneses y búlgaros.

martes, 28 de enero de 2020

A Javier Osés, (Obispo de Huesca)




Bajando de Pamplona a Zaragoza, después de pasada la Sierra, se llega a una zona de polígonos industriales, que es la zona industrial de Tafalla. Estamos en una comarca de clima submediterráneo y para contemplar dicha comarca y las que le rodean, lo mejor es subir a Ujué, pueblo elevado, con una iglesia –castillo con sus torres, que alberga una Colegiata. Con unos prismáticos se observa todo el piedemonte de Tafalla-Olite y también se divisan las Bárdenas y el Moncayo. Al bajar, yendo hacia la izquierda llegamos a Tafalla, donde no soplaba el aire tan frío como en Ujué y allí me dio la impresión de haber llegado a la capital de la Comarca por su clasicismo y por su desarrollo industrial; éste lo comprobamos al bajar de Pamplona, pero su clasicismo lo notamos al pasar por su gran Plaza, al lado de la carretera, un poco sobre ella y a la que se sube por unas escasas escaleras. Subimos por ellas y contemplamos los enormes porches o arcos que la rodean, cubriendo una calle con locales de comercio, bares y garitas, donde vendían obsequios para niños. Me llamó la atención un magnífico restaurante, en el que entré y la dueña en lugar de distanciarme, me atendió maravillosamente, explicándome, como si de un museo de categoría se trataran, los cuadros religiosos, todos ellos antiguos, representando obispos e imágenes sagradas, otros del pasado siglo, representando pianistas y compositores, que pendían de la pared, sobre pianos con cola o sin cola y armonios, se veían esculturas, unas de carácter sagrado y otras paganas. Al marcharme la felicité por poseer tal mundo artístico, pero sobre todo me fui por no distraerla de su pesado trabajo. Fuera del cubierto de los arcos paseaba acompañado de varias elegantes damas, un señor, vestido de negro con un largo abrigo y, cosa extraña de no tratarse de Navarra,  cubierto con una enorme y elegante boina, porque más al Sur, ya por el Ebro, el cierzo, pasearía las boinas por el aire. Daba la impresión de tratarse de un patriarca, que habría vivido siempre él y sus antepasados en Tafalla. En el Restaurante vi unos cuadros de gallardos carlistas también con grandes boinas, pero no totalmente negras, sino adornadas con ciertos coloridos. Al ver tal signo de tradición y conservadurismo, me acordé de otro hijo de la misma ciudad, también de gran tamaño corporal y sobre todo espiritual, que fue un progresista entre los obispos españoles. Se trata de Don Javier Osés Flamarique, enterrado en la Catedral de Huesca, donde después de tanto tiempo muerto, todavía le ponen flores en su tumba. Hay clasicismo en la Plaza y progresismo en la Casa, que se le ha levantado a la juventud, para aglutinar toda clase de actividades. Al pasar por Navarra, queda uno impresionado por el número incalculable  de “navarrerías”, que uno contempla y escucha.  
La hermana que convivía con Don Javier, reside en Tafalla y éste descansa en la Catedral de Huesca en una capilla, donde de un modo ordinario no luce el sol, pero sin embargo en primavera, durante dos o tres días, observé como brillaba el sol sobre su tumba, en cuya base todavía hay quien  coloca  flores. Su alma sin embargo en lugar de recibir sol durante unos pocos días, lo recibe eternamente. Otro día vi como dos de sus hermanas, que habrían venido de Tafalla, estaban rezando en la capilla funeraria.
Ellas ya saben qué aunque no vengan, su hermano, desde Huesca y desde el cielo, se acordará de ellas.

lunes, 27 de enero de 2020

El enterrador



Canta una antigua canción: “Era Simón en el pueblo, el único enterrador” y explica como llevaba a su hija a enterrar al cementerio, porque la  llevaba, acompañado por otros amigos, sobre uno de sus hombros, pero lo que más le dolía, era su corazón. Así, cantando lo manifestaba, cuando  dándose a conocer, decía : “Soy enterrador y vengo de enterrar mi corazón”.
En cierta ciudad, conocí a otro enterrador, con el que tengo una gran amistad. Cuando nos saludamos, aprecio que la piel que cubre sus manos, es  áspera y dura, en contraste con el cutis que cubre su rostro, que es alegre y en armonía con su sonrisa. Hablamos de diversos temas, pero no sólo de  difuntos, de los que  unos,  entierra en sus nichos y a otros en mausoleos, en tanto a otros los entierra en plena tierra o lanza al aire o a la tierra los polvos que han quedado de la incineración de sus cuerpos. Ya dicen los Miércoles de Ceniza cuando la imponen sobre nuestras cabezas: “acuérdate hombre de que eres polvo y en polvo te has de convertir”. Tarda muchos años la conversión del cuerpo en ceniza, pero el hombre moderno quiere adelantar los hechos e incinera a sus difuntos. Ahora nos damos más prisa en quitarnos de delante a los difuntos. Pero está claro que antes también  las hubo, como la que puso en práctica un enterrador, que conducía los caballos negros del Hospicio y que se llamaba Pascual Montenegro. Y así lo tengo escrito en mi libro “Retablo del Alto Aragón”: “ Así  como Simón en el pueblo era el único enterrador, Pascual fue en Huesca el último que condujo a los difuntos en un  coche de caballos mortuorio, como una carroza en la que se hacía el último viaje y no triunfal precisamente… Pascual iba revestido de negra librea con alamares dorados, que concordaba con su rostro moreno y taciturno. A su paso por los Porches, la gente se levantaba de sus butacas del  Flor  o del Universal y unos inclinaban reverentemente la cabeza y otros hacían devotamente la señal de la Cruz. Años antes el difunto era conducido a hombros hasta los Porches, donde se introducía en la carroza…allí se disolvía el duelo y los más allegados iban al cementerio”.
Los había que no respetaban ni la muerte. Como “Carrusco”, que en cierta ocasión, cuado iba a ser introducido el féretro en la carroza, arreó a los caballos, que se arrancaron veloces”. El malintencionado, engañó a los caballos, a los que Pascual Montenegro amaba profundamente, ya que cuado tomaba café, les hacía lamer el azúcar a la que él renunciaba.

Pero mi amigo el enterrador de manos ásperas y cutis fino, también amaba con locura a un nieto suyo, pero así como a los caballos se les perdió la elegancia de su paso y de su trote, a su nieto, “Lorenzín”,  una enfermedad, le hizo perder su salud. A los caballos de Pascual Montenegro les gustaba el azúcar y al nieto de mi amigo le gustaban los pájaros. Por eso su abuelo, al darse la fecha en que el niño hubiera cumplido cuatro años, fue al cementerio  y le llevó un pájaro de colores, que compró en una juguetería. Al llegar la comitiva familiar al frente del nicho y mostrarle el pajarico, otro pajarico se puso a cantar sobre una rama próxima. Mi amigo, el de las manos duras, sintió reblandecerse su corazón al escuchar cantar al verderol y de sus ojos salieron lágrimas de felicidad.


Siempre, desde niños, se nos han contado los actos malos que cometieron algunos individuos de otras religiones, como aquel, en que unos moriscos le robaron a la Virgen de Bureta, que se alza en el pueblo de Fañanás, un retablo, con el fin de cortar en una acequia el agua, que bajaba por ella. En aquellos tiempos en que la cultura era un bien escaso, era difícil que se entendieran cristianos, judíos y musulmanes. Mi padre Manuel Almudévar, me contaba hechos que ocurrieron en la historia, por ejemplo el de un altoaragonés, natural de un pueblo del Somontano y apellidado Palacio, que llegó a ser Diplomático y estando en el Líbano, se le acercó un joven muchacho, que vendía torta de Ayerbe, nombre tan español como su origen en algún horno, en este caso de Ayerbe. Era un judío sefardita ese que coincidió con Palacio de Berbegal y proveniente de Huesca. Ahora quedan pocos porque han sido perseguidos, refugiándose algunos en el estado de Israel. En 1492, fueron expulsados los judíos de España, pero aunque no nos hayamos dado cuenta, muchos emigraron a América, como españoles que eran, otros fueron a Portugal y muchos se convirtieron o lo simularon y la gente los llamaba conversos. La religión judaica es el origen de todas las confesiones fundadas en la Biblia, es decir el cristianismo y la religión musulmana, pero ello no impide que haya gente mala en todas las religiones, que impide su entendimiento. Pero los hombres unidos en la creencia en un Dios Único, debían pensar que “Las espadas se transformarán en rejas de arado; las lanzas, en podaderas, y no se enseñará ya más el arte de la guerra”. En cambio la gente influida por las enseñanzas que recibía, llamaba ‘judiada” a la acción realizada contra alguien, como por ejemplo el lucro excesivo de un dinero prestado. Quedaron muchos judíos en España y en Huesca, pues se encuentran apellidos como Salomón o Israel, que proceden de ellos. En nuestra capital bautizaron en 1106, en la Catedral, a un gran filósofo y escritor judío, nacido en Andalucía, que se convirtió al cristianismo y pasó de llamarse Moisés Sefardí a Pedro Alfonso de Huesca.

El Alfonso lo tomó de su amigo el rey o emperador aragonés y gran oscense Alfonso el Batallador. Han pasado muchos siglos y todavía mi abuela materna Agustina Lafarga, me decía que en Barrio Nuevo, antiguamente la Judería, había una sinagoga, ya abandonada. Ahora en lugar distinto al que se creía, ha aparecido un local, en el que se trabaja haciendo fotocopias y se ven distintos capiteles, en los que se aprecian cepas de vid, con sus ramas y sus hojas. Pero en una calle que acaba en la plaza de la Catedral, hay una casa en la que está abierto un estanco y me enteré que en los bajos de dicha , casa, ha salido otra sinagoga. Le pregunté por ella a Jesús Benito, que era su dueño, y me dijo que había capiteles y otros aditamentos sagrados para hombres talmúdicos y me prometió que me mostraría dicho local. Me lo encontré otro día y se lo recordé y él, con gran generosidad me contestó que subiera al estanco de la Catedral y se lo dijera a la dependienta. Esta, con gran amabilidad, preparó un foco de luz y me enseñó toda la sinagoga. A la altura de la calle se encuentra un arco de herradura y una columna con un capitel que no es cristiano ni pagano, es simplemente una columna con un capitel geométrico y más adentro hay una sala con dos arcos, también de herradura y en un lado hay una pila redonda de piedra. Bajando por una escalera, colocada en un hueco de la pared, se encuentra otra pila, pero ésta montada con varias piedras y tal vez puesta en la entrada de la parte baja de la sinagoga, tal vez para lavarse, como dice el salmo: “Lavaré mis manos entre los inocentes” o para tal vez depositar el Talmud, que se guardaba en lugares, como si fueran sagrarios, porque lo utilizaban para leer textos sagrados. Una vez abajo, contempla uno varias bóvedas con arcos ojivales, es decir como si sus puntas fuesen puntas de flecha. Hay cuatro pequeñas salas abovedadas y no se observan objetos judaicos, porque los judíos fueron expulsados en 1492, es decir ya hace cerca de quinientos años.

Jesús Benito y su esposa Isabel Pertusa están orgullosos de su sinagoga y queman verla restaurada, próxima a la Cristiana Catedral y a la antigua mezquita, a la que dicen pertenecía parte de la torreta, donde están las tumbas de los hermanos Lastanosa y de Azara.

No fue ésta, la primera vez que estuve en el estanco de la sinagoga, sino que hace ya muchos años, entré en él y le pedí un paquete de tabaco a la anciana madre de Jesús Benito, pero al mirar la cartera para pagarlo, no la llevaba; entonces le dije a la buena señora: “dejo aquí el tabaco y ya vengo con el dinero necesario para pagarlo”, pero ella, que no me conocía, me lo hizo llevar sin pagarlo y diciendo que ya lo pagaría cuando quisiera. La sinagoga me ha hecho recordar a aquella amable persona.

Huesca, es un maravilloso museo, porque al lado de San Jorge se encuentran los restos de un cementerio judío y otro al que llamaban el Fosalé en Barrio Nuevo; además se pueden ver columnas y arcos de una sinagoga, pero en la parte alta de la ciudad de Huesca se concentran los restos históricos, que comprenden desde los vasco-ibéricos, en el solar de los Templarios, pasando por los romanos, con el mosaico del Ayuntamiento, siguiendo por los árabes con sus murallas y por los judíos, que conservan todavía, sin saberlo sus descendientes, una hermosa sinagoga. Todos estos restos se encuentran entre numerosos monumentos arquitectónicos cristianos como la Catedral o San Pedro el Viejo.

Si un sefardita, de los que todavía quedan en Israel oyese la palabra Sefarad, equivalente a España y viese las fotos de las sinagogas de Huesca, sus ojos se llenarían de lágrimas, mientras nosotros estamos como olvidados de todos los monumentos que permanecen en Huesca.

domingo, 26 de enero de 2020

Sierra del Perdón en el Camino de Santiago.-


          
                  
Desde una ventana de la residencia de mi hija Elena con su esposo Santiago y acompañados por sus hijos Pablo y María, se contempla una Sierra, a la que se añade el resonante y conmovedor nombre del Perdón. Está situada esta Sierra, a los setecientos setenta metros de altura, lugar que da la impresión de un capricho de la Naturaleza, para convertirla en un Mirador Natural, desde donde se puede contemplar, la ciudad de Pamplona y a continuación las montañas del Pirineo. Al Sur de estas alturas serranas se contemplan campos llenos de cereales y pueblos cargados de historia con sus hombres y mujeres respetables, por  ejemplo de Doña Blanca de Navarra.
 Aquella Sierra del Perdón o ruta de peregrinación a Santiago de Compostela  es un paso para que lo alcancen los  peregrinos que han realizado hade siglos y que todavía lo hacen por el  Camino de Santiago, que suben desde Pamplona y se dirigen hasta Puente la Reina. A parte no sólo es un paso para que caminen por él los peregrinos, para llegar a Compostela, sino que allí mismo se alza un parque eólico.
Si uno sube al “Monumento ,que es un  Camino”,obra de Vicente, Calvete se encuentra con una bella y valiente comitiva de peregrinos vestidos  de distintas formas en el tiempo en que peregrinaron a Compostela. Allí ve uno como se cruzan los  peregrinos  férreos al tiempo que alegres, guiados por su fe, con las líneas de Molinos de Viento, que al mirarse uno hacia arriba, se da cuenta del milagro que ocurre en la Naturaleza, “al cruzarse el camino del viento y el de las estrellas”.

El Perdón llamado en vasco como  Erreniaga, es una Sierra y un monte de 1.036 metros de altura.
Es esa Sierra un prepirineo, que está en medio de dos zonas de cultivo, elevado, porque es una especie de Mirador, que se encuentra a unos 779 metros de altura. Su orientación a Pamplona, es decir al Norte, lanza su mirada a la Capital del Reino de Navarra. Si uno mira al Sur de esa Sierra, observa las tierras  de Tolosa, cuando el aire empuja las veletas de los Molinos y otras les da esperanza en el futuro. El Alto de la Sierra del Perdón, de unos 710 metros es un mirador natural, pero de excepcionales vistas, incluídas las de la imaginación, “ donde se cruza el camino del viento con el de las estrellas”. Aquella tarde por las alturas de la Sierra, estaba el cielo, casi cubierto de nubes y a medida que bajabas, se iba aclarando el ambiente.
Me impresionaba el hecho de estar envuelto de una casi oscuridad, que se iba aclarando cuanto más te acercabas abajo. Era todo el Alto del Perdón, desde el que se veían por un lado los verdes  cereales  y  por el  otro  numerosos pueblos medievales, cargados de Historia.
 Está uno en el Alto del Perdón en un lugar antiguo y moderno, donde los cortados y metálicos hombres y animales, van en busca de la generosidad del  Cielo y éste les contesta con el ruido positivo de los Molinos, para dar a los hombres el pan de casa día.

sábado, 25 de enero de 2020

Máximo.

           
        
Aquí, en el Alto-Aragón,siempre hemos cantado jotas,unas veces solos y otras,cuando han salido dos joteros se han puesto a cantarlas de picadillo,pero no únicamente en las jotas,sino en todas las ocasiones en que se tratara de obtener alguna mejora para la provincia.
Basta comparar el comportamiento de algún jefe y de algún funcionario de Huesca,de otros tiempos, con los de nuestra hermana Navarra.Cuando  se separaron Aragón y Navarra,ésta siguió gobernándose a sí misma, desde entonces hasta nuestros días. Basta recordar cuando el gran ingeniero Sr. Susín,quiso hacer un plan de riegos uniendo las aguas del navarro río Irati con las del Gállego a través del pantano de Yesa.Los navarros se aprovecharon de las aguas de nuestro pantano,pero no quisieron que nosotros aprovechásemos sus aguas. Navarra sigue ampliando su plan de riegos,mientras en Huesca vemos como fracasan planes,como el de riegos con el pantano de Vadiello,del monte de Siétamo.  
Y es que en Huesca,cuando nos dan algo protestamos,como está  pasando con el dinero presupuestado para el campo de aviación de Monflorite.Lo principal es ir de picadillo,porque aunque no tenemos necesidad de un aeropuerto grande y moderno, no nos damos cuenta de que,tal vez a consecuencia de tenerlo,se mejorarían las comunicaciones, entre Huesca y dicho campo,entre él mismo y la autovía,que traer  mercancías desde Lérida,Binéfar,Monzón,Barbastro,con el ferrocarril que va a Canfranc y se establecerían servicios de agua potable en él y en los pueblos por los que  pase dicha agua. Se nos llenaría  la provincia de turistas y esquiadores. Se moverían muchas empresas para hacer esas carreteras y esas obras nuevas que hagan falta en Monflorite.Como hay espacio en dicho pueblo y Alcalá  del Obispo,se podrían seguir cultivando los vuelos sin motor y tal vez,se pueda crear algún espacio para la aviación militar,con lo que se crearían nuevos puestos de trabajo,que sustituirían a los perdidos con el traslado a Jaca del cuartel de artillería,lo que ha supuesto cerca de mil habitantes menos en Huesca.

Tenemos muchos casos de abandono por parte de nuestras autoridades de nuestras obras,como le pasó a Máximo Samper,de Almudévar,cuando quiso fundar la Cooperativa Agraria.Se enteró el buen Máximo de que se había creado un Fondo de Protección al Trabajo,pero con exclusión del campo.Pensó que tambièn era trabajo el de las Cooperativas Agrarias,que podían crear fábricas de productos de conservas del campo y decidió marchar a Madrid para tratar de obtener dinero para los agricultores.Allí  fué‚ con su escaso dinero,pues tuvo doce hijos y se puso a hablar con el Director General de aquellos fondos. Llevaba ya una hora dando explicaciones y algo enfadado por no obtener su objetivo y levantaba la voz, caso frecuente entre labradores,de tal manera que pasando por la puerta de la oficina el Señor Ministro, lo oyó y algo curioso,le dijo al bedel que cuando saliese el agricultor ,que lo pasase a su despacho.
Cuando salió Máximo se sintió sorprendido al escuchar al bedel, pero pasó inmediatamente a ver al Sr. Ministro y éste le preguntó que quien era y que era lo que quería y comenzó el hijo de Almudévar a decirle todo lo que había pensado para obtener locales  para la Cooperativa.El Ministro le escuchaba y después de un cuarto de hora le manifestó:ya veo que usted dice la verdad y por tanto le mandaré‚ a Almudévar a varios técnicos para que me informen del problema y después que me informen desde Huesca.
Estuvieron los informantes del Ministerio en Almudévar y el ingeniero estaba entusiasmado por dicho pueblo.Después de esta visita Máximo se planteó el problema de ir a Madrid a ver los resultados de su gestión,pero antes fué a Huesca para ver si habían mandado el informe.No lo habían mandado,pero lo prepararon y,lo metieron en un sobre cerrado y sellado y se lo dieron a Máximo.Este fué a Madrid,pero le pareció bueno entrar a ver al ingeniero que había estado en Almudévar.Le explicó todo y le enseñó el sobre con el informe oscense y él lo cogió ,diciendo: ¡Me voy a jugar el puesto! ,pero no consiento que estos oscenses le hagan la faena,lo abrió ,lo leyó y el informe era malo,porque como antes he dicho habían entrado en la jota de picadillo con Máximo,los poco oscenses funcionarios de Huesca.Pero el ingeniero hizo otro informe, imitando la firma de los informadores oscenses,lo metió en un sobre y se lo entregó a Máximo,que con
él fue a entregárselo al Sr.Ministro.El ingeniero no era aragonés,pero mereció el agradecimiento de todos los aragoneses,pues sin obtener ningún beneficio personal,se puso a cantar la jota al unísono con los de Almudévar,  con lo que a los diez o doce días se aprobaron para la Villa doce millones y medio de pesetas.
Fue a Almudévar el Jefe Nacional a entregar el dinero,acudiendo también el informante oscense,que había informado mal,pero no dijo nada. Esto ocurrió aproximadamente entre los años 1958 a los años sesenta.
A partir de entonces la Cooperativa empezó a funcionar bien,gracias a los esfuerzos del honrado Máximo,que había conseguido que casi todos los de Almudévar cantaran la jota a una. 

viernes, 24 de enero de 2020

Saturnino Lloro, natural de Lasaosa.



Saturnino Lloro nació en Lasaosa, pueblo donde ya no queda ningún habitante, agricultor ni ganadero. El monte lo corre el ganado de Francisco Santolaria de Villobas. Por allí habitan algunos zaragozanos, que han acudido a vivir a Lasaosa,  como enamorados de la Naturaleza. Se encuentra el pueblo construido, al lado de la Carretera del Guarga, a la que se llega desde Huesca, por la autovía en construcción de Arguis. Al llegar al primer túnel, a la derecha y sin entrar en él, antes de llegar a lo alto de Monrepós, se baja por un camino asfaltado hace poco tiempo, que conduce al Valle de Nocito; se pasa por el Pantano y el pueblo de Belsué, por cerca de ibirque y de su Dolmen, por la Pardina de Oblato y  después se llega a Nocito y a San Urbez y de allí se va a Bentué de Nocito,  con lo que se pasa del Valle de Nocito al Valle del Guarga. Entre Belsué y la pardina de Oblato, se contemplan las ruinas del abandonado pueblo de Lusera.  De este pueblo hace  ya muchos años,  habían decidido marcharse sus habitantes y para no tener que llorar tantas veces en esas despedidas,  decidieron marchar todos al mismo tiempo, formando una reata de mulas.
Otras veces se va a Lasaosa  por el Valle del Serrablo, a orillas del río Guarga, que nace muy cerca del  río Alcanadre. Limita al Norte este Valle por varias Sierras, como las de Portiello y la de Picardiello. Por el Sur, debajo de las sierras de Belarre y de Aineto, se sigue el camino, que como he escrito, pasa por Orlato, Nocito y siguiendo hasta el río Alcanadre,  por Used, por la desaparecida pardina de Zamora y se llega a Bara. Del desaparecido pueblo de Zamora proceden los numerosos apellidos Zamora y López de Zamora que conservaba mi abuelo materno. Desde Nocito se puede ir por un camino al Valle del Serrablo, donde se encuentra Lasaosa.
En Ola, destacaban el escudo de piedra de Casa López de Zamora y en su solar, se encuentra un huerto. Este López de Zamora  venía desde el pueblo de Bierge, del que era pariente mi abuelo materno Don Ignacio Zamora Blasco, como me ha informado el señor Cándido Rufas, nacido en Bierge. Frente, casi a la puerta falsa de casa López de Zamora,  se destaca el Pozo-Fuente, con un arco árabe en su interior y numerosos peldaños para bajar a ras del pozo. Estaba Ola poblado por once familias musulmanas, hasta 1610, en que se produjo la expulsión de ochenta y cinco moriscos. Entonces se repobló el pueblo con vecinos montañeses. Es curioso como acudió un importante Casal, de verdaderos hidalgos del Pueblo de Saturnino, es decir de Lasaosa, “siempre considerados como notables hidalgos”. También “se trasladó desde Lasaosa, Urbez Aquilué, para contraer matrimonio con Juana de Liena”, que fueron admitidos como Infanzones en 1626, es decir poco tiempo después de expulsados los moros de Ola. El Ayuntamiento de Yéspola, reconoció en 1788, a Antonio Aquilué.
Pero lo que destaca en este relato, es la estancia de San Urbez, de pastor en Ola. La Historia habla de las correrías del Santo, desde Francia hasta la Cueva de la Fueva, cerca de San Julián de Banzo, pero es en Ola donde se conocen los hechos de San Urbez, por las conversaciones de sus habitantes  En casa de Antonio Otal de Ola, se encuentra una losa de piedra, donde dicen que dormía el Santo, que era el pastor del ganado de Ola. Cuentan también como combatía la sequía, contra la cual lo han constituido en el Alto Aragón, como defensor durante muchos siglos, porque en Ola abrió una fuente, del que todavía mana agua, lanzando una vara con una punta,  que se clavó en la tierra.
¡Cómo aclara la Historia la repoblación por los habitantes de Lasaosa y de Yespola, del pueblo de Ola, al que es casi innegable, que quisieran bajar los de Lasaosa, para ser protegidos por San Urbez, a Ola, donde bajó, ya en el siglo VIII, a través del Salto de Roldán, por el río Guatizalema!.
En las dos orillas del río Guarga, con numerosos afluentes a sus dos lados, se asientan multitud de pueblos, muchos de ellos con nombres vasco-ibéricos. Empiezan a aparecer dichos pueblos, por Laguarta, por donde nace el río Guarga, muy cerca del río Alcanadre, en el Sobrarbe y acaban al lado de la Autopista, donde el Guarga,  la cruza. Al Norte del río Guarga aparecen pueblos como Orós, Ipiés,Ordovés,Artosilla, Bescós, Gillué y Laguarta, en tanto al Sur están Alavés, Bellarra, Yéspola,Arraso,Gésera, Lasaosa, Aineto y Sescún.
Había Señoríos nobles,  como el de Aineto, que formaban parte de la custodia  del cuerpo de San Urbez, pero que también tuvieron que emigrar a Huesca. En Laguarta vivían los Señores de Villacampa.
Había iglesias en que se veneraban Santos, como San Urbez en Nocito o a Santa María en Aineto,  o el   Dolmen de Ibirque, en este pueblo. Se elevan notablemente los Picos o  Cuellos de Bail,   el de Fablo, el de Serrablo y el de Monrepós.
Los vecinos de Nocito y del Serrablo vivían con modestia,  pero con una gran energía, pues además de cultivar la tierra en la medida de lo posible, cuidaban ganado vacuno y lanar. Pero lo que no les faltaban eran cabras, que además de impedir el progreso de yerbas y arbustos perjudiciales, que, ensuciaban el monte, suministraban a los habitantes  leche abundante,  con la que se alimentaban, criaban a los niños y a los lechones. Se había acabado la Guerra Civil y los gobernantes, soñaron con embellecer aquellos paisajes naturales y ordenaron hacer desaparecer las cabras. Esta orden produjo la desesperación de los habitantes de aquellos setenta y un pueblos, que se fueron marchando de los Valles de Nocito y del Serrablo. Por los años mil novecientos cincuenta a sesenta, muchos se fueron a Sabiñánido,  que se empezó a industrializar y otros a Huesca, a Barbastro  y a Zaragoza.
El padre de Saturnino Lloro, el señor Urbez nació en Bentué de Nocito y su madre Carmen en kSaturnino. Se conocieron ambos en Lasaosa, donde vivieron muchos años y tuvieron siete hijos. Al fin se bajaron, como casi todos los habitantes de aquellos dos valles,  a Huesca. Le llama la atención a Saturnino, que todos los que emigraban de aquella Ribera y del Valle de Nocito, seguían trabajando a pesar de tener ya, muchos años. Saturnino bajó a Huesca antes que sus padres y en ella tuvo la suerte de trabajar en Casa Mairal, Carnicería de la Calle Villahermosa. En ella fue compañero de uno de los dueños de la Carnicería, a saber de David Mairal, veterinario y compañero mío. Era David un gran lector, pues tenía un piso,  destinado todo él  a biblioteca, lleno de obras literarias y científicas. Acabó su carrera cuando se jubiló de Veterinario Titular del Matadero de Huesca. Algunas veces llegaban por Siétamo a comprar corderos o novillos y allí creábamos una conversación sempiterna.
Saturnino tenía un temperamento muy noble y si lo encontraba en algún Bar de la Calle de Lizana o de Villahermosa, nos “echábamos algún  bocado”. Fui a su casa, en diversas ocasiones, que se encontraba  frente al convento de Santa Rosa, donde resultaba un placer, conversar con aquel suegro de Saturnino, hombre, que había vivido en aquel casi solitario  lugar de Artosilla.  No sólo era amena su conversación, sino que llamaba la atención la serie de botos, boticos, toneles, cucharas y tenedores, que constantemente fabricaba por procedimientos antiguos; sólo le hacía falta disponer de  madera.  Yo le compré un tonel, que conservo en la bodega de mi casa de Siétamo y cuando me echo un trago,  me acuerdo de él. En la cocina del piso tengo expuestas sobre una plancha de boj, una cuchara y un tenedor de un buen tamaño, acompañados por una paleta, para servir tal vez chuletas de carne o para sacar tortetas amasadas con sangre de cerdo y harina de trigo, de las calderas, que se calientan  al fuego.
Saturnino, nació, como he escrito, en Lasaosa, donde ya no queda ningún habitante agricultor o ganadero. Solamente aprovecha sus pastos Francisco Santolaria del pueblo de Villobas. Saturnino, que ama tanto a su pueblo, cuando lo tuvo que abandonar, ya no ha querido volver a recordar aquellas eras, que lo rodeaban, las bordas, el pozo ni a recorrer la única calle que unía unas casas con otras.  Este abandono parece imposible, porque Lasaosa se encuentra en el centro de la ruta, que marca la Comarca del  río Guarga del Alto Aragón. ¡Con lo que visitaba   la Comarca,  no puede aguantar su corazón, el recuerdo de aquella calle, de aquellas bordas ni entonar  los antiguos cantos, que cantaba en su iglesia!. Saturnino ha recorrido aquellos pueblos buscando corderos para el consumo de los hombres, pero no hubieran aguantado secos sus ojos, recordando las costumbres de su pueblo natal.  Otras personas, que huyen de las grandes ciudades,  como Zaragoza, habitan en aquellas tierras que a Saturnino le producen lágrimas, pero a ellos les hacen gozar del descanso,  que proporciona la Naturaleza. Por esa carretera que va desde la autopista, debajo de Monrepós, a Boltaña, no se ve a nadie, no sólo en Lasaosa, sino tampoco en Solanilla, Aineto y Secorún, por ejemplo. Por la orilla derecha del río Guarga, que baja hacia la autovía, se levantan los pueblos de Belarra, Yéspolas, Grasa, Gésera y San Esteban. He dicho que todavía se ve alzado algún edificio,  pero están debilitados casi todos ellos, mientras otros se van cayendo al suelo. Pero el corazón humano de los descendientes de los que habitaron esos edificios, ha hecho renacer  alguna casa montañesa.  Saturnino, en cambio, que vivió en Lasaosa, durante treinta años no tuvo la oportunidad de hacer tal reconquista de su pasado y el de su familia.
Cuando marchó Saturnino de su pueblo, todavía se quedaron sus padres, unos dos años más, acompañados por dos hijas y dos hijos. Luego acabaron todos en Huesca. Pero ahora se ven en Lasaosa los Cofrades de San Urbez, y se ponen de pie sobre las galochetas o calzados antiguos, que sobre una roca dejó el Santo a modo de huellas. En este artículo sale la fotografía del Prior de la Cofradía, Alvaro Lardiés, pisando con sus pies en las “galochetas” de San Urbez.  
¿ Por qué este pequeño País de abundantes nombres vasco-navarro-aragoneses, se quedó sin habitantes en los años de 1960 al 1977?. Fueron varias las circunstancias que lo causaron,  pero una de las principales causas fue la destrucción de la existencia en este pequeño País de un animal muy humilde. Con aquellas cabras mantenían a sus hijos, a sus corderos borreguines  y a sus lechones y ellos mismos tomaban sopas de leche abundantes. El gobierno les prohibió poseer esos animales y no pudieron apacentarlos en aquellos montes y con esta prohibición,  se tuvieron que ir marchando. El Guarda Forestal ya con noventa años, Alfonso Bescós Aniés, nacido en el Castillo de San Román de Morrano, combatió estas ideas, pero ahora lamenta esa despoblación de aquellas tierras, a las que él subía con su ganado, a lo alto de la Sierra de Guara, donde su padre, Jefe de los Frestales de Huesca, hacía en el siglo diecinueve,  parír dos corderos a las ovejas. En cuanto a las cabras, las repartía entre sus trabajadores y sus vecinos. Al llegar a Huesca y a Sabiñánigo, todos encontraban trabajo, primero porque había y los habitantes de la Ribera de la Guarguera eran trabajadores sempiternos. Saturnino cuando llegó a Huesca, empezó a trabajar de chófer en la Carnicería de Casa Mairal, cuyos dueños eran amigos míos y David, compañero de estudios veterinarios conmigo.   
Si se hubiera protegido por el Estado el Alto Aragón, hubiera crecido esta zona de hombres trabajadores y numerosos nombres vascos, que como en Navarra, se unieron con los celtas. ¡Qué bien trabajó Saturnino en esta Carnicería, porque ahora tiene ochenta y tres años y todas las mañanas, sigue subiendo desde el Café de los Porches a la Calle de Villahermosa, a conversar unos momentos con sus antiguos compañeros, que le ofrecen un trozo de jamón!. No son los mismos compañeros de siempre, porque ya se han ido jubilando, pero les queda el recuerdo de su trabajo en unión del noble Saturnino. Este, a pesar de vivir en Huesca, viajaba constantemente, o sólo o acompañado por el veterinario David Mairal y recorría la Montaña, el Somontano y la Tierra Baja, para comprar corderos y terneros.
Pero no sólo cargaban corderos, sino que bajaron hombres y mujeres de la Montaña a Huesca. Esto ocurrió cuando bajaron tres abuelas de Bentué de Nocito, una de las cuales era cuñada de su padre. Aquel viaje les produjo, como la pasión de Cristo, impresiones dolorosas, pues todo el camino lloraron las ancianas e incluso devolvieron sus estómagos, produciéndoles unos sufrimientos terribles, no sólo a ellas,  sino también a sus caritativos portadores.
Pero no sólo emigraron ciudadanos del Valle de Nocito y de la Ribera del río Guarga, pues Saturnino me dijo que en los principios del siglo XX, se habían marchado a la Argentina, tres hermanos de Lasaosa y tres hermanas. Se acuerda de que hizo su primera comunión con unas ropas, que les mandaron esos primos, ya establecidos en la Argentina, con los que se escribían con frecuencia, como lo hacía mi familia con los Almudévar, emigrados por esas mismas fechas, también a la Argentina.
Pero La Historia descubre muchos hechos, que narran la  de nuestros pueblos, pues cuenta  como los cristianos, expulsaron a los moriscos del pueblo de Ola, unos ochenta y cinco, aproximadamente, en 1607, que fueron rápidamente repoblados con montañeses, entre los que se nombra a parte de López de Zamora, mi pariente, del Valle de Nocito, por serlo de mi abuelo materno, López de Zamora, a Aysa y a Aquilué. Mi abuelo López de Zamora, era originario del pueblo, más tarde convertido en pardina y luego desaparecido, llamado Zamora (nombre vasco),  en el Valle de Nocito, entre Used y Bara. Entre otros  inmigrados en Ola, aparecieron vecinos de Lasaosa, considerados como verdaderos hidalgos. “Urbez Aquilué se trasladó para contraer matrimonio con Juana de Liena”. Fueron admitidos los Aquilué como infanzones en 1626, poco después de marchar los moriscos de Ola”. El Concejo de Yespola, pueblo del Guarga, también reconocía como infanzón en 1888 a Antonio Aquilué, que ya era titular del linaje  en Huesca, en 1772. Añade el autor historiador que “se supone que los allí residentes, cuya genealogía no nos consta, vinieron desde alguna de las localidades, citadas en este apartado”. Dice que se supone que algunos de los citados en ese artículo, vinieron de las localidades citadas en esta artículo, pero  no sólo se supone,  sino que se aclara, cuando dice que “Urbez Aquilué se trasladó desde Lasaosa para contraer matrimonio con Juana de Liena” y el pueblo de Yespola de la Ribera del Guarga, reconocía a Juan Aquilué como titular del linaje, que era en Huesca, en 1772. El nombre de Urbez Aquilué, entró en Ola desde la Ribera del Guarga, pero no sólo bajó el nombre del Santo, sino que ya había bajado él dicho Santo en persona, en el antiguo siglo VIII, después de Cristo, a pastorear a Ola. Los escritos, todos nos comunican las marchas que hizo el Santo desde Francia hasta le Cueva de la Val d´Onsera, pero  únicamente en el pueblo, se ve en casa Otal de Ola,  una piedra arenisca, en la que, San Urbez se acostaba para dormir. San Urbez es el santo con más confianza que los aragoneses de la Montaña, del Somontano e incluso de la Tierra Baja, le tienen contra la sequía. En Ola, a donde bajó por la ribera del Guatizalema, a Siétamo, en un espantoso tiempo sin lluvias, lanzó  una enorme  vara puntiaguda, contra la tierra y obtuvo una corriente de agua,  que todavía corre y ha suministrado agua al Campo de Aviación de Monflorite.
Unos creen en San Urbez y otros lo odian, hasta el punto de prender fuego a su cuerpo, pero a pesar del abandono de la tierra de los Valles del Guarga y de Nocito, siempre se encuentran excursionistas o peregrinos que van a venerar sus restos y su espíritu, en tiempos de frío,  de lluvia y de calor. Hay  quien no tiene fe en Dios, pero es maravilloso contemplar cómo ésta mueve las montañas y los corazones de los hombres y mujeres, que confían en ser escuchados por El.  Y confían en el Santo de la Montaña,  San Urbez, porque siempre le han visto traer el agua, que tantas veces ha traído, en medio de multitudes de montañeses, somontaneses  e incluso peregrinos de la Tierra Baja.
San Urbez, que desde Burdeos recorrió la Montaña del Alto Aragón, hasta el Somontano de Ola, ha protegido siempre con agua de lluvia nuestras tierras y gran número de sus hijos, han sido bautizados con el nombre de Urbez. Siendo San Urbez, un gran amante de los Pirineos, hay que empezarle a rogar para que España abra una Tercera Vía Ferroviaria, que comunique ambas vertientes pirenaicas, por las que tantas veces cruzó el santo. Los hombres debemos aportar nuestros méritos y debemos abrir una carretera con Nocito, que pase por el Pantano de Vadiello.

jueves, 23 de enero de 2020

Beato Gregorio Chiribás, nacido en Siétamo.


         
         
Nació Gregorio Chirivás en Siétamo, el día 24 de abril de 1.880. Su padre era Caminero en la carretera de Huesca a Barbastro. Yo ya no pude conocerlo, porque nací en el año de 1.930, en el mismo pueblo de Siétamo y él ya se había trasladado con sus padres a la casilla de camineros de Ariño, entre Barbastro y Enate. En esta casilla enfermó su padre y al poco tiempo murió éste y  muy  pronto su madre.  En estas circunstancias tuvo que trasladarse a casa de unos tíos suyos, también peones camineros. En 1.892. cuando tenía tan sólo doce años, ingresó en  el Postulantado  de los Misioneros de Barbastro e hizo cuatro años de humanidades, marchando a continuación al Noviciado de Cervera (Lérida),donde profesó  el 3 de octubre de 1.897,como Hermano. Yo no lo conocí por nuestra diferencia de edad, pero su martirio es simplemente uno más entre la multitud de martirios que cometieron los que decían ser la parte limpia de aquellas guerrillas revolucionarias en el frente desde Cataluña hasta la provincia de Huesca.

Pero coincidimos en las fechas del comienzo de la Guerra Civil, entre el conjunto de gentes que no tenían gobierno, con los republicanos, que parece ser que no coincidían en nada, pues aquella lucha fue una revolución salvaje de los “anarcos” contra el sentido común. Pues Gregorio Chirivás era un aragonés sencillo, bromista de buen género. Ya escribió sobre este hermano que “Se podía confiar en él por el interés que ponía en lo que se le encomendaba”.
Fue detenido a sus cincuente y seis años ,el día 20 de Julio de 1.936, en su propia comunidad. En ella sufrió vejaciones, simulacros de ejecución, provocaciones por prostitutas, hambre ,sed y soledad. En la mañana del 12 de Agosto de 1.936 lo llamaron a fusilar, acompañado por otros cinco claretianos. Aceptó su fusilamiento con naturalidad, pues “dejó todas sus cosas en el banco donde había dormido, hasta su dentadura postiza. Y bajó al oír su nombre”.
Este fue el sacrificio del Beato Gregorio Chirivás (peón caminero), pero no sólo el suyo sino de todos los sacrificados en Barbastro, en Angüés, en Siétamo, Fañanás  e incluso en Huesca, sin acabar su entrada en ella. Yo recuerdo el sacrificio de la vida de Gregorio Chirivás y de la multitud que fue sacrificada desde  Huesca hasta Barbastro, compañeros del sacrificio de sus vidas por la madre y el hermano del entonces niño Jesús Vallés Almudévar. Jesús se hizo sacerdote y renunció a la canonización de su madre y de su hermano. Gregorio fue beatificado y se puede venerar sus restos en el Convento y Colegio de los Claretianos.
El autor de este beatífico  cuadro, don J. Beruete, escribe:” He querido plasmar al Beato Gregorio Chiribás, Mártír Claretiano de Barbastro (Peón caminero),en la plenitud de su edad-56 años-, con semblante sereno, ojos vivos y penetrantes, que se clavan en el alma y nos hablan de heroísmo y fidelidad a sus ideales cristianos y religiosos. Con la cabeza levemente inclinada, su bondad, y los brazos abiertos, como aceptación sumisa del martirio y dispuesto a perdonar a sus verdugos. Con la mano derecha recibe la palma del martirio, de manos de un ángel. Con la izquierda señala a sus cinco compañeros de martirio. En el fondo, Barbastro. A los pies del Beato, la iglesia parroquial de Siétamo. El color del cuadro simbólico, simbólico en la zona baja, mundo terrenal, domina el rojo de sangre y el martirio que sube transformándose en el ocre-oro del triunfo y en el blando de la gloria”.
Cuando llegó la Guerra Civil el año de 1.936, todo el Somontano de Barbastro y de Huesca, se convirtió en un cementerio y se derramó sangre humana por las paredes de los pueblos, de los cementerios y los muertos, no sólo por causa de la Guerra Civil, sino por los asesinatos privados, cometidos por el odio, que acababan en fusilamientos y asesinatos entre unos y otros. Parecía que las mentes humanas, se habían llenado de odio y los fusilamientos se multiplicaban por las paredes de los cementerios, por las fachadas de las huertas y por las muertes que se habían aplicado primero por los “rojos” y luego por las batallas y las  venganzas, entre unos y otros.
Barbastro recordaba aquella “criminalidad” de una ciudad, citada en Palestina por la Biblia, en que la sangre corría sin fin. Pero en Barbastro, no sólo la Capital, sino todo el Somontano. Mi doble primo el entonces niño Jesús Vallés Almudévar, había pasado el verano en Fañanás, acompañando a su madre y un hermano, y el alcalde, hombre analfabeto, mandó fusilar a ambos. Cuando el niño Jesús Vallés supo que ya habían destrozado a Siétamo donde él quería saber si su familia de casa Almudévar, estaba viva o muerta.

Italia y España, que fueron colonias entre ellas-


Guido con Ignacio Almudévar.

Claudia, Teresa e Ignacio Almudévar.


Italia es una península, en el interior del mar Mediterráneo y de su mar Adriático, adherida por el Norte a los montes alpinos  y acompañada por las dos islas de Cerdeña y de Sicilia. En el mismo mar Mediterráneo se encuentra la parte del Este de España, con las Islas Baleares mirando al interior del Mar Mediterráneo y mirándose con las italianas islas de Cerdeña y de Sicilia. En lejanos tiempos pasados, Italia con su capital la ciudad de Roma de todo su Imperio Romano,  gobernó un inmenso Imperio. Fue fundada Roma como un Imperio, posterior a la República,que consiguió una expansión en todas las orillas del Mar Mediterráneo. Fue su principal capital, la ciudad de Roma, que se creó como Capital el año 27 a.C. y que duró hasta el año 476 d. Cristo. Su principio se inició el año de 753,antes de nuestra Era, que llevaron a cabo Rómulo y Remo. Su religión romana , duró hasta el siglo IV. Su lengua era el latín, que todavía se imprime en medios culturales y eclesiásticos, por todo el Mundo. El Imperio comienza en el año 27 a. C.,cuando el Senado Romano reconoce el poder civil de Octavio.
Aquí en España se habla todavía en actos religiosos y yo estudié el Latín en el Bachuillerato.
¡Cuantas lenguas han derivado del Latín, que han dejado una semejanza de ellos con el Latín primitivo!. Pero los romanos no han dejado solamente su lengua latina  entre los italianos y los españoles, sino que todavía, sin estudios especiales se conserva el español y el latín.
Pero no sólo ha conservado la Iglesia la lengua latina en sus celebraciones litúrgicas, sino que el latín lo hemos estudiado los alumnos de Bachillerato, hasta hace escasos días. En el Bachillerato  y en la Universidad y en los Seminarios. Pero todavía estas Semanas Santas actuales, se mantiene libre la tradición de la aparición de soldados romanos en la ciudad de Huesca. En la iglesia de Santo Domingo aparecen “auténticos” soldados romanos, haciendo guardia al Santo Cristo Crucificado. Y en la procesión del Viernes Santo, la inician varios romanos a caballo, alzando sus lanzas. Pero no es Huesca la única ciudad de España en que aparecen multitud de hombres vestidos con trajes guerreros romanos. A mi pueblo de  Siétamo, también el día de Jeves Santo, han acudido desde Huesca, soldados romanos elegantemente vestidos de soldados, que un día antes de presentarse en los actos de la capital, acudían a solemnizar la procesión de Siétamo.Yo los he visto cerca de Pamplona en el pueblo de Mendiluce, donde celebran echados en sus mesas los romanos, unos banquetes para celebrar el Santo Sacrificio de Jesús.
En toda España representan la Pasión de Cristo, fieles vestidos de soldados romanos para recordar el sacrificio de Jesucristo a los españoles amantes de esa Pasión.
Pero tú acompañado por tu esposa  y por su amiga, eres un aficionado o devoto de Jesucristo jovencísimo, representado en toda España por figuras de ese Cristo Románico, que representa la belleza del Redentor y su amor a todos los hombres.  
Vosotros buscáis figuras de Cristo joven, pero cuando fue crucificado en Siétamo, sólo tenía treinta  y tres años de edad.


miércoles, 22 de enero de 2020

ELEFANTES EN LOS PORCHES



El Rey le contaba a Margarita un cuento y le decía que una gentil princesita, como ella,tenía un rebaño de elefantes y para rebaño de elefantes el que ha pasado  hoy por los Porches de Huesca, en fila india o africana, porque de elefantes africanos se trataba, reposados, solemnes, filósofos y explotados, pues sus ebúrneos colmillos no tenían asiento en sus mandíbulas. Sus naires o cuidadores provistos de garfios los acompañaban sin necesidad de hacer uso de tales instrumentos y los automóviles, por una vez respetuosos con la lentitud de los que preceden, iban desprendiendo gases más mefíticos que los olores de los elefantes.
Antes por estos Porches pasaban caballos, mulos, asnos y rebaños de cabras y de ovejas. Era lo corriente, hoy los niños ven elefantes y camellos exóticos, pero dentro de poco no conocerán a los hermanos del burro Platero ni a las cabras y chotos portadores de enormes esquillones, para conocer a un Dumbo, a Baby, a Plutón y a todas las marcas de coches extranjeros y a todas las especies de animales foráneos.
Los niños podrán observar a esos animales exóticos, provenientes de todo el Mundo, pero tal vez ya no echen de menos a los rebaños de ovejas, de cabras, tal vez tampoco puedan contemplar a los asnos, como ya no pueden observar a las mulas y mulos, ni a los bueyes porque están desapareciendo de las cuadras de nuestro campesinos, porque sus cuadras ya está todas vacías de aquellos animales, tan trabajadores y colaboradores de los agricultores de los pueblos, en tanto que sus cuadras, ya están vacías y llenas de goteras, que nos hacen recordar con tristeza de aquellos desaparecidos compañeros del trabajo de los hombres en sus campos.

Antes por los Porches de Huesca, delante de los que tomaban su vermut, pasaban los Coches Funerarios, que arrastraban los restos fúnebres de los difuntos, al Cementerio. Estos coches eran arrastrados por caballos o mulas para conducir los cadáveres de los difuntos al cementerio. En los Porches paraba un momento el conductor a las mulas o caballos y el sacerdote acompañante rezaba una oración. El sacerdote se retiraba ya a su casa, y el coche de los difuntos lo conducían desde allí al cementerio.
Me acuerdo que cuando el conductor de la carroza fúnebre dejaba de escuchar las oraciones del sacerdote arreaba a sus mulas o caballos y estos se lanzaban rápidos al Cementerio.     


martes, 21 de enero de 2020

“Mataban a la gente igual que a las moscas”.


                      

Tomás Castán Malo, de apellidos altoaragoneses, nació hace ya unos noventa y tres años, en el pueblo de Arguis. ¡Arguis!, pueblo de la Montaña, a escasamente doce kilómetros de Nueno, ya en  la Tierra Baja. En este pueblo se acumulan las aguas en el Pantano más antiguo de la provincia de  Huesca. A Tomás le llamaba la atención ese pantano, levantado en el siglo XVII, del que bajaba agua a la Capital y hoy, gracias a Dios y al que lo planteó, el señor Artigas, catedrático de la Universidad  Sertoriana, sigue bajando. Así como el agua bajaba por la fuerza de la gravedad, a él, ya muy niño, le atraía la Tierra Baja. El agua que le llamaba la atención por sus deseos de bajar, se acumulaba al lado de su casa, que llamaban Mesón de Foz y que ahora ha ascendido a la categoría de Restaurante de Foz. Cerca está la Peña, al lado de una tremenda Foz, como si las rocas hubiesen sido cortadas con una enorme hoz, para dar paso a las aguas del río Isuela. De niño iba a la Escuela y vivió en Arguis unos treinta y pico de  años. Pero  esta vida feliz,  a pesar de la escasez de medios que en aquellos tiempos se daban en Arguis, como en cualquier otro pueblo de la provincia, la vio interrumpida por la Guerra Civil del año 1936. En el pueblo,  a pesar de que unos eran de derechas y otros de izquierdas, no querían la Guerra y además los alcaldes uno de derechas, llamado Matías y otro de izquierdas, llamado Miguel eran buenas personas y no querían la violencia. La prueba es como en Arguis no mataron a nadie, ni unos ni otros, pero en el frente murieron tres, que seguramente no irían gustosos a la Guerra. Cierto día llegaron al pueblo, algunos vecinos de Nueno y de Apiés y colocaron una bandera de color rojo en la Torre de la Iglesia, cambiándola más tarde por otra de color más obscuro,  de la C.N.T. Entonces llevaron a los jóvenes del pueblo para ingresarlos en el Ejército Republicano, a Barbastro. De allí los pasaron, parece ser que con poca preparación,  a enfrentarse con los nacionales al frente de Madrid, cerca de la Ciudad Universitaria. Allí, exclamó Tomás que “¡mataban a la gente como moscas!” y “no lo sabe usted bien, como era aquello”.En Alcalá de Henares había Campo de Concentración, Cárcel y Penal.
Por lo visto regresaron después de cierto tiempo a Barbastro y al poco tiempo, se oía por todas partes exclamar: ¡vienen los fascistas y nos van a matar a todos!.Unos se escaparon a Francia y los jóvenes como Tomás y Jesús Banzo de Banastas, se fueron por el monte. Tomás estuvo con otros compañeros en una caseta, pasando hambre y Jesús, en otra caseta en Lascuarre, donde le dio de comer una señora de ese pueblo. Tomás y compañía decidieron bajar a Basbastro y en el camino los pararon unos requetés, les pidieron declaración y los acompañaron al nombrado Barbastro, juntándose en la Plaza de Toros más de mil jóvenes milicianos. Los subieron en camiones a Huesca, al Cuartel de San Juan y allí les dijeron que el que tuviera alguna persona de prestigio conocida que lo llamaran para reconocerlos. Enseguida vinieron unos para unos y otros para otros, se abrazaron al encontrarse y soltaron a casi todos. Al poco tiempo de estar en su casa, los  volvieron a llamar,  para ir a cumplir el Servicio Militar, que a Tomás  le duró unos dieciocho meses, por ser hijo de viuda pero a Jesús lo retuvieron durante siete años. De Huesca, antes de ingresar en el Ejército, los llevaron al Campo de Concentración de Zamora, donde estuvieron, según Tomás dieciocho días y según Jesús un mes aproximadamente. Aquello era un “zuriburri”, lleno de moros, alemanes, rusos, etc. que dormían apretados unos con otros por falta de mantas y “con más piojos que lleva un perro de gallinero”. Así como de Argüís murieron  tres mozos en la Guerra, de Banastas de nueve fueron ocho y así como Tomás estuvo dieciocho meses en el Ejército, Jesús tuvo que estar siete años. Tomás y Jesús se encuentran en el Parque y a sus más de noventa años, recuerdan aquellas penalidades de la Guerra, aunque por sus alrededor no hay jóvenes que escuchen esas aventuras, que los escarmentarían para empezar otra guerra. 

lunes, 20 de enero de 2020

Carta de euforia y de tristeza.-



Amigo Ramón. Tu carta me llena de alegría y al mismo tiempo de tristeza. Deja en mí un poso agridulce. Me llena de satisfacción el que un hijo de mi pueblo, bautizado en la misma pila que yo, como muy bien dices en tu carta, vibra conmigo al recordar el pasado de nuestro pueblo y se alegra de ver las mejoras que nuestras gentes van introduciendo en él.
Y esas inquietudes te honran, ¡Ramón!, porque son sentimientos totalmente espirituales en tu caso; son ajenos a todo interés material, porque si bien tus hermanos tienen sus patrimonios, tú no tienes en Siétamo lo que aquí llamamos intereses. ¡ Tu interés por tu patria chica sí que es interesado!. Cuando las campanas de la iglesia parroquial de Siétamo suenan tristes, aparece en la Plaza Mayor un autobús que viene de Huesca y empiezan a bajar de él los sietamenses que viven en la capital, para despedir eternamente a algún difunto, que se va del pueblo. Entre ellos baja siempre Ramón Pisa. Este amor a tus paisanos lo has transmitido siempre  a tus hijos, que siempre me saludan con cariño. José María,  hombre culto y gerente de una prestigiosa editorial, me estimula a escribir una Historia de Siétamo. Pero yo no soy un escritor, soy un modesto “escribidor”. Me gustaría escribirla, pero se convertiría en un lanzamiento de incienso a nuestro común pueblo, que tanto queremos tú y yo.
Tú y yo, de momento,  ya nos hemos incensado mutuamente, como hacen los curas cuando se intercambian el aroma del incienso con el botafumeiro. Pero el incensario huele a entierro y por eso estoy triste, porque como tan gráficamente dices en tu carta, las alabanzas tienen su hora. Pidamos  como la señora Concheta, que Dios demore muchos años tu hora y la mía y mientras tanto sigamos amando a nuestro pueblo, nuestro Somontano, nuestro Altoaragón, aportando cada uno nuestro grano de arena para su desarrollo y para la conservación de nuestra cultura y de nuestros valores.
Un abrazo muy fuerte, ¡ Ramón!.

domingo, 19 de enero de 2020

PROCURA DE JOHAN D'ALMUDEVAR.-



Día dos del mes de Diciembre del año predicho
calendato Osce etc. de que yo Johan D'Almudévar
mercader e ciudadano Osce de mi cierta ciencia etc.
no revocando etc., fago et constituo que procuradores míos, a saber
es a Pedro D'Almudévar mayor, Pedro D'Almudévar menor,
menor de días y Miguel Calvo labrador mozo mío por
Bartolomeu, Johan Carreters, e Beltrán carretero
habitantes en la ciudad de Huesca, Johan Benito y Guillén de
Molivana, carreteros, habitantes en Villanueva de Gallego,
Pedro de San Miguel, matanegno mercaderes Beltrán de
Cancer, notario y Tristán de Calasanz y mercader habitante en
Zaragoza, y a Domingo de Asín, notario y Salvador Verdaguer
habitante en Balbastro, absentes etc., a todos ensemble a cual-
quiere de ellos por sí, etc., procurar por mí et en nombre mío
la letra testimonio y si quieren franqueza, etc.
a cualesquiere peageros et vendedores de las rendas et diciembre, a jurar en casa
mía etc., et a facer sobre aquellas cartas de recuestas y protestas, etc. y a sustituirme en una o más día dos procuras ad lites et todas, etc.
pertinentes, etc. sub obligacione etc., fiat large
Testigos: maestre Ramón de Santa María tapinero et García Aguirre, pellicero.
vocación
De seguir la tradición
Y perpetuar mi abolengo                                                                                                                            
                                     COMENTARIO:_
“A continuación yo escribí lo siguiente: no sé en qué  año escribieron este Documento, pero éste estaba en el archivo de Casa Almudévar de Siétamo. Está escrito con las siguientes palabras: ”día dos del mes de Diciembre del año predicho (calendato OSCE) en que yo escribí: ”PROCURA DE JOHAN D´ALMUDÉVAR” y lo fechan el “Día dos del mes de Diciembre del año predicho”, pero se abstiene de escribir el año.
Para mí es una  dificultad concretar el AÑO en que fue escrito este documento, pero yo creo que algún historiador podrá aclarar esta fecha, entre otras cosas por la vocabulario de años pasados.
Los Almudévar vinieron del Vizcondado de Pau, pequeña región francesa del Midi, fronteriza con Aragón, al que se entra desde el Norte de los Pirineos en el Sur español por Canfranc. Esta región francesa tuvo una gran unión con el Reino de Aragón, Tanto es así que cuando se adoptó conquistar Zaragoza, cruzaron hacia el Sur muchos hijos del citado vizcondado. En el Pilar de Zaragoza está enterrado Gaston, Vizconde de Pau en el Rosellón, que luchaba en la península ibérica por su reconquista. Consiguió que a su lucha se le diese el título de  Cruzada   Su fin era conquistar Zaragoza, pero se vieron detenidos en la población mora de Almudévar. Tardaron años en conquistarla y adoptaron el nombre de Almudévar, extendiéndose por el Alto Aragón, por Zaragoza y por Valencia. En Valencia el apellido Almudévar se extendió, con distintas formas de pronunciar su apellido, porque unos lo llamaban además de Almudévar, cuando otros  le decían Almodóvar y otros  Almudéver. Estas dos formas de identificar Almudévar, se inician en Valencia.
 Desde Ayerbe, donde se unieron soldados, unos de lengua bearnesa, otros limusina y otros de Fabla aragonesa e incluso del vasco.
 En 1.118 bajaron a sitiar  Zaragoza y la conquistaron. Entonces los Almudévar de origen en el Vizcondado de Pau, iniciaron una vida en la Península Ibérica y se extendieron por Aragón y por Valencia, donde las lenguas eran distintas pero todas venidas del Condado de Pau, llegando en Valencia a convertirse el apellido Almudévar en otras formas, como no sé si sería la limosina o la bearnesa.
En este escrito encontrado en nuestra casa de Siétamo, aparecen Don Pedro Almudévar mayor y Pedro D’Almudévar menor, que recorrían con espíritu comercial desde Huesca, Villanueva de Gállego y Zaragoza y Barbastro.
En esta ecrito aparecen como testigos: maestre Ramón de Santa María, tapicero et García Aguirre. Pellicero.


Fumar o no fumar

  Bajaba cierto día por las escaleras amplias de un edificio oficial y al llegar a uno de los vestíbulos de cualquiera de sus pisos, desde l...