sábado, 31 de octubre de 2020

¿ Es todavía la vida un valle de lágrimas?

 


Si, es todavía la vida un valle de lágrimas, como se canta en la consoladora Salve. Para consolarnos, con ese canto religioso las lágrimas corrían por el mundo, y nos proponía contra ellas, la esperanza en otro Mundo Superior. Para los materialistas de signo consumista, la esperanza inmediata, que pretenden les consuele, estriba en el consumo y en el lujo, con lo que logran que una pantalla de colores de neón y una rueda de luces, allá en la discoteca y aquí en la soledad de los ancianos, la orfandad de miles de niños de naciones en guerra y el paro cruel, que oprime a hombres y mujeres, les haga olvidar las lágrimas.
Hay otra concepción material del mundo, que acaba con toda libertad, que mata la ilusión del artista libre y que impide crear al empresario, al escritor y al sindicato.
¡Vana esperanza la del hombre, triste horizonte para la esperanza en la Libertad!.
Sumido entre personas materiales, unas con dogma y otras libertinas, sólo me queda la belleza, para gozar un poco de la vida.
Son variados los causantes de la belleza, que nos hacen gozar de la vida, como el asomarse a la ventana a contemplar y a aspirar el aroma de las flores. A veces se goza de la presencia de bellas mujeres, que consuelan mi mirada, junto a las rosas,  que al otro lado de las rejas, dentro del  parque, aroman el ambiente.
Hay lágrimas en el mundo y despedidas tristes, hay enfermos dolientes y parados, y a esos dolores humanos, poco les pueden consolar la belleza de las mujeres, junto a todas las flores de los jardines, aunque los de las bellas mujeres y los amorosos corazones de sus  cuerpos y de sus espíritus, son sensibles a las miserias de este mundo.
Son tan consoladoras de las penas de la vida, las mujeres, que han identificado el amor, con la Virgen María, que ama a todos los hombres, mujeres y niños de este mundo y nos acerca a Dios,  de la que es Madre. Se pasan en la vida malos momentos, pero me acuerdo que en la Catedral de Jaca , en tiempo de la Guerra Civil, cantábamos, como aragoneses a la Virgen del Pilar, todos los fieles que llenábamos sus naves. Era un canto de Esperanza, que dirigíamos al Poder de Dios, a través de la Virgen María. Siguen los dolores del pueblo, pero ésta puede aliviarlos con el amor y el aroma, de las flores del Parque. Pero queda la Esperanza que Dios envía a este mundo, con el amor a la Virgen y en esta tierra bendita a la Virgen del Pilar.

TANTO MONTA , MONTA TANTO

 



Estaban dos chicos jóvenes al borde de la acera y a su altura han parado su coche dos jóvenes mujeres. Entre las risas de unas y entre las bromas de los otros, preguntaron la dirección para subir a Jaca y observé que colgada detrás del parabrisas, bailaba salazmente una cuca, como la Cuca Roya que se yergue allá  en la Sierra de Guara. Dieron explicaciones los muchachos, pero no entraron en cuestiones fálicas, porque en medio del falo habían hecho un nudo. Era ese nudo, tal vez, una advertencia a los violadores, un "quereba y no quereba", como cuenta el romance que le pasaba a Marichuana.

Hay acoso sexual a las mujeres por parte de los hombres y ese falo colgante tras el parabrisas,¿no es un acoso a ciertos hombres, atenuado tal vez por ese nudo, o, más provocativo todavía para los que se sienten grandes machos?.

La educación sexual no se ha impartido adecuadamente, pero tampoco nos hemos preocupado del asunto. Para la convivencia y libertad actuales es esa educación completamente necesaria y no sólo ahora, pues ya los viejos pregonaban que el problema de la "yacencia" no tiene enmienda. También cuando alguno, por descuido, llevava la bragueta descubierta, le decían:"La sacristía abierta y el sacristán en la puerta".Otros llamaban a ese sacristán la "escolaneta", y algunos le daban otro nombre que se canta en una jota, muchas veces escuchada y que así reza:"Cuando era chiquitito- me meaba en la cocina- y mi madre me decía:- te cortaré la minina".

Sigo insistiendo en la educación porque como todos los hombres saben y muchas mujeres también, ese sacristán es un malmandado, porque cuando se abre la puerta de la sacristía, ya está  fuera y no siempre para celebrar el rito ordinario, sino si puede, el extraordinario.

Estas cosas las dice el pueblo, pero hombres de la categoría de Alberto Moravia, casado ahora con una tudelana, las confirma con un humor insuperable. Al, o, a lo que nosotros llamamos sacristán, lo bautiza él con el nombre de Carolus Rex, que es, por cierto, un rey totalitario, inoportuno, molesto y comprometedor. Así como los psiquiatras  hablan de la doble personalidad del esquizofrénico, Moravia habla de la dualidad conflictiva del varón, que tiene su discreción, su autocontrol en la cabeza, pero se ve gobernado o dictado por ese Carolus Rex tan sinvergüenza, que cuando se pone excitado no cree ni en el Señor. Moravia inventó la palabra del dictador Carolus Rex, pero el pueblo ya sabía que había un dictador, que gobernaba la escolaneta o la flauta, pues todos nosotros hemos escuchado cantar aquello, que dice así:"Bartolo tenía una flauta con un agujerito sólo y su padre le decía: toca la flauta Bartolo".El dictador se queda con el nombre de padre en este caso, pero con Moravia tomaba el nombre de Rey,  con mayúscula.

¡Pobre futbolista Alexanco!,mira que acusarlo de violador...Si es verdad que las rubias descendientes de las exuberantes mujeres de Rubens se introducían en las habitaciones de los futbolistas cuando se estaban duchando, no me digan que no existe el acoso sexual femenino. El sacristán estaba no con la puerta abierta, sino sin puerta y si además ese sacristán es también el dictador Carolus Rex, pónganse la mano en el pecho y digan lo que hubieran hecho. A no ser que hubieran obrado como Santo Tomás, en caso semejante, es decir lanzándole a la mujer una tea encendida o actualmente el calentador de butano o la lámpara de la habitación. Claro que tal vez, los hubieran conducido a la comisaría.

Si añadimos a estas circunstancias que se trataba de un futbolista español, acostumbrado a aprovechar las opurtunidades de meter goles, llevado por su furia nacional, lo comprenderemos mejor. Al ser declarado inocente todos nos hemos alegrado, porque dicen que si ella se lo montó, que fue un montaje.

A propósito de montajes, hagamos un juicio salomónico, acordándonos del  "Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando", y saquemos la conclusión de que cada uno hizo lo que pudo, aclarando que si   Alexanco salió mal, peor salió Fernando con su reino aragonés, del que salieron más "fornicados".

A la robusta moza rubeniana, si hubieran echado el cerrojo de la ducha, como suele hacer la Real Sociedad con la portería, "pa" días le meten gol.

viernes, 30 de octubre de 2020

S’ha espaldau n’o lugar a “Caseta d’os d’os probes”.

Yera toda de piedra picada en o suyo interior,con una bovéda u vuelta,como una capilla romanica. Por afuera era de piedra, no tan bién picada y achuntada con bardo. Por fuera yera de piedra no tan bien picada y achuntada con bardo. Por tellau teneba una ripa de tierra roya masada con palla que durante muitas añadas no dixó tresminar  l’agua d’as plebidas.

Durante siglos aculliba a os pasajantes  probes y a otros que no lo yeran tanto pero no quereban fer gasto. N’o estíu  yera güena mosquera y n’o ibiesSrno feban cheras y o fumo surtiba, por una chicota chaminera, que manifestaba ra presecncia de chens foranas. Cuan isto pasaba, baixaban os ninos t’a caseta a beyer a os probes. Entre istos en bi- eba tipos de totas

as trazas: pobres solencos insoziables, atros en grupo para fer m,s soportable a suya miseria, poetas barrenaus,bioliners sin fortuna, comediants con os suyos cans adomaus…Os niños, si feba frío, lis trayeban bel faxo de brancas y bella toseta, pero si en bi-eba de niños probes, lis dabbi-ha cosa a sacar y como astí solo se podeba sacar que bel mascarón, botas y latas  bi-haa antipart  a suya brenda.

Cada vegata que s’en iban os probes yera mas negra a caseta por adentro, tan negra como a suya fortuna. S’en iban amontonando disformes  botas que, separata a suela d’a puntera, parixeba que obrían as bocas como si en tenesen tanta de fambre como ros que las iban albandonau.  Dixaban anti parti, latas n’as qu’iban feito patatas perbullidas muitas begatas, pero que, en zagueras,como lo cantaro que ba t´a fuen,se crebaban.

As presonas no gosamos dentrar do no’n bi-ha cosa a sacar y como astí sólo se podeba sacar que bel mascarón, botas y latas viellas, no dentraba garra chen.Gosó, no como se sape cuan esmolinga-se a chaminera y l’áugua a puro diyas,nueys,estazións y n’una parabra,d’añadas,fazié a sy’uya labor. Qui no acude t’a goterasi no, a cude t’a casa entera.

O zaguero probe estié pocos de diyas denantes d’espaldase a Caseta.Ya en veniban mui poquez, y se gosaba bosá-les l’autobús pq que isen ta o refugio monezipal d’a capital, que teneba millors condizións. Pero en bi-eba de probes qu’aimaban más queda-sen en iste ambién , que yera ,às libre, porque os probes aman a liberta. Ya no podrán remanes astí. Por isto  tiengo tristura, pero lo mío goyo ese estau completo si con a caseta d’os probes s’ese rematau de rasoba pobreza.

Me parixe difícil, pos sintié fa muitas añadas izir a un probe:”S’san empeñado em matar a os probes, pero se choderán, porque cada vegata en abrá más”. Si no s’entivocaba, malamén pa toz.


La caseta de los pobres de Siétamo

                     
     

   Artículo traducido de mi libro en aragonés:”Beyendo chirar o sol
Se ha derrumbado una noche de este invierno lluvioso de los años de 1980, la Caseta de los Pobres. Fue levantada hace ya ¿más de cien años?, para que los caminantes pobres y los que no querían gastar dinero, se cobijasen por las noches, bajo su bóveda. No les faltaba paja, en la que se echaban, y que con su envoltura, despachaban el frío de su anatomía y de su fisiología, combatiendo  ese frío, que dominaba el ambiente sobre todo, por las noches.
Por dentro de la Caseta, dominaba la oscuridad, pero por fuera se veía su pared de piedras, no muy bien picadas y unidas unas con otras, en lugar de con cemento, con barro o cemento del pobre, no sólo del pobre mendicante,  sino usado también en la construcción de muchas casas y pajares. ¡Qué ingenio tenían aquellos albañiles en tiempos tan lejanos!, porque el tejado de dicha caseta, no tenía maderos ni tejas. Evitaban el buro o arcilla que entrase el agua de lluvia, en el interior de dicha Caseta, un ábside de piedras, que formaban una bóveda, tapadas con los citados  buro o arcilla, que sin estar cocido, como se hace con los ladrillos y las tejas, hacía resbalar el agua de lluvia, del tejado al suelo.
Durante siglos acogía a los pasajeros pobres y a otros que no lo eran tanto, pero querían evitar el gasto. En el verano era una buena “mosquera” y en el invierno encendían hogueras en el interior de la Caseta pues el humo, salía por una pequeña chimenea, que manifestaba la presencia, en su interior, de caminantes. Cuando esto ocurría, bajábamos los niños a la caseta para ver con curiosidad a los pobres. Entre estos había tipos de diversas formas: unos eran pobres solitarios e insociables, otros que caminaban por el mundo agrupados, para hacer más soportable su miseria. Unos eran poetas alocados, otros violineros sin fortuna y  otros comediantes acompañados por canes domados…Los niños, si hacía frío, les traían algún fajo de leña y alguna toza, pero si había niños pobres en aquella cuadrilla, les daban además su merienda, que solía ser un trozo de pan mojado con vino y azúcar, en algunos casos.
Cada vez que se marchaban de su Caseta o refugio, aquellos pobres,resultaba más negra por dentro,tan negra como su fortuna. Se iban amontonando dentro de la Caseta,deformes botas y zapatos,que ya tenían separada su suela por la punta , que parecía que abrían sus bocas como si tuviesen tanta hambre, los zapatos como los que los habían abandonado. Dejaban en la Caseta , latas, en las que habían cocido patatas, pero que a última hora, como el cántaro que va a la fuente,se quebraban.
Los vecinos del pueblo no solíamos entrar, porque allí no había nada útil que sacar,pues allí sólo se podía sacar alguna “mascarada negra”,botas abiertas y latas viejas.
Pasó, no sé cuando,que se cayó la chimenea y el agua de lluvia, a fueza de días,noches, meses,  estaciones y meses, en una palabra de años, hizo su labor destructiva.¡Quien no acude a la gotera, acude a la casa entera!.
Pocos días antes de derrumbarse la Caseta,se refugió en ella el último pobre , que se rfugió en ella. Ya acudían a refugiarse en ella muy pocos y a veces se les pagaba el autobúas, para que acudiesen al Refugio Municipal de la capital , que reunía mejores condiciones.pero había pobres a los que gustaba más,quedarse n el ambiente de la Caseta de los Pobres,que era más libre porque  estos pobres amaban más la libertad.
Ya no podrán permaneces aquí. Por esto tengo tristeza, pero mi gozo hubiera sido infinito, si con la Caseta de los Pobres,se hubieran acabado totalmente loas miserias de la pobreza.
Me parece difícil, pues ya hace muchos años,escuché decir a un pobre.”Se han empeñado en matar a los pobres, pero se “choderán”, porque cada vez abundarán más”.

Si no se equivocaba, será una desgracia para todos los hombres y mujeres.

 

Los desterrados, hijos de Eva…

Linea ferrocarril Bedous -Canfranc


Somos, efectivamente, los humanos, los  desterrados hijos de Eva, como he podido experimentar a lo largo de mi vida. Teniendo aproximadamente seis años de edad, recuerdo que al llegar la época de siega, me llevaban a los campos a contemplar aquellos fajos de  mies. En aquellos fajos, cogí con mis manos un insecto verde, que guardé envuelto en mi pañuelo y al poco rato, quizá con la presión que le hice al envolverlo, me repugnó el extraño color de los líquidos, que sacaba de sus entrañas. Asustado por esas  misteriosas entrañas del insecto, me pareció que habian desaperecido los hombres, como se produjo el derrame de los líquidos interiores del insecto. Así como llegó la pérdida de la vida, con los colores misteriosos del insecto, se interrumpió la recogida de aquellas abundantes  mieses, ya segadas,  pero no dio tiempo a recogerlas al llegar en pocos días la Guerra Civil y allí se perdieron con el ambiente y con el fuego.
Así comenzó el destierro de mi familia, sufrimiento al  que siempre siguió  obligando a los humanos,  sometiendo, el porvenir de la Humanidad. Dejó mi padre abandonada la cosecha de trigo del año de 1936 y subidos con otros vecinos de Siétamo, en un camión, nos llevaron a Huesca, lejos de nuestro pueblo. Entraron los voluntarios de los sindicatos en él y siguieron atacando a la ciudad de Huesca. Cuando llegaban los bombardeos, nos bajábamos a las bodegas de la casa, pero aún así a mi hermano el pequeño Jesús, le pegó un tozo de metralla en un pie, pero no le hizo una herida grande. Ante esos bombardeos, que con los cañones y los fusiles, herían y mataban a tantos ciudadanos, en Siétamo y en Huesca, nos subieron en un camión y nos condujeron a Jaca.
Yo, no había todavía llegado a los seis años de edad, pero lloraba cuando mi abuela recogía las ropas, que nos íbamos a llevar al destierro de Jaca. Ella, como no podía llevarse todo lo que necesitaría para su destierro, iba dejando objetos y ropas en Huesca y yo, con mis cinco años y pico de edad, lloraba al ver a mi abuela abandonar, los objetos y las ropas.
Llegamos a Jaca, donde encontramos el consuelo de tratarnos con el primo hermano de mi padre, Don Paco Ripa y su familia, que nos dejó ropa para dormir en  la casa de Mazuque. No recuerdo el tiempo que pasamos en Jaca, pero sí que mi hermano mayor Manolo,  iba a los Escolapios y Luis, Jesús y yo mismo al Colegio de Santa Ana. En Jaca también había un ambiente de guerra, pues mirando desde lo alto de la meseta en que estaba situada la casa en la que vivíamos, se veían llegar desde Sabiñánigo, grupos de ciudadanos, que huían del dominio de los sindicatos, en el mismo. Mi hermano Manolo no tuvo daño con el trozo de metralla que le rasgó su cinturón.
Un día,  cuando íbamos al Colegio, empezaron a sonar   las sirenas que proclamaban los bombardeos y nos ocultamos rápidamente en el sótano del Ayuntamiento de Jaca. Otro día, estábamos con mi madre rezando en la catedral de Jaca, y se oyeron los sonidos de la aviación acompañados por bombazos. Nos horrorizamos y mi madre con un gran terror, se tiró al suelo debajo de uno de esos grandes bancos, en que se acomodan los fieles en los templos.
 En tanto morían inocentes, como una niña del pueblo de Bellestar, próximo a Siétamo, que cayó en el parque de Jaca, a causa de un bombardeo.
¡Qué horror causaban los fusilamientos que producían unos y otros!. Y en el frente, salían unos heridos y otros muertos, Me acuerdo que estando en Jaca, nos vinieron a ver voluntarios en la guerra, como José Antonio Llanas y Gabarre de Pueyo. Este ambiente de odio y de sangre, unido al miedo de ver a sus hijos muertos, mi padre Manuel Almudévar  Casaus nos impulsó a seguir el destierro de su familia. Y subimos a Ansó, en la frontera francesa. En Ansó todavía había ansotanos y ansotanas, vestidos con sus ropas típicas, que les proporcionaban una personalidad elegante y con mucha personalidad. Frente a la casa donde fuimos a vivir, estaba una pequeña Plaza, donde una ansotana ya mayor, se sentaba en una pequeña silla, donde hilaba lana para tejer calcetines, mientras en un cajón a su lado tenía una gallina “clueca”, que cuidaba una nidada de pollitos. Aquella señora, vestida totalmente de ansotana, parecía en lugar de una pastora montañesa, una auténtica reina, de la que me he acordado siempre y lo seguiré haciendo hasta que muera. Mi hermano menor,  Jesús, jugando con los pollitos, acabó con los mismos. El disgusto en mi familia fue enorme, pero la buena ansotana, en lugar de protestar, sonreía y no aceptó de ninguna forma, una compensación por el perjuicio que le habíamos causado. Íbamos a la Escuela y al llegar el invierno, los alumnos teníamos que llevar, para encender su estufa, un trozo de leña y yo recuerdo, que careciendo   mi familia de leña, no podía llevar. Me dio vergüenza no colaborar con los compañeros y no entré en el aula. Cuando se enteró mi padre, fue a hablar con la Señora Maestra y ésta le dijo que dada nuestra actitud de desterrados, no teníamos obligación de aportar leña a la Escuela.
¡Qué ansotanos tan nobles habitaban en este pueblo montañés, al lado de Francia!.
Pero a pesar de tales hechos, mi padre seguía con temor a dejarnos huérfanos y condenados a ser desterrado a Rusia, de los que todavía ahora, se escriben artículos de ellos. Y subió con mi abuela materna, Agustina Lafarga a Zuriza, en la misma frontera francesa, para conocer el camino, que tendríamos que seguir de desterrados, hacia Francia. Pero al volver a Ansó, se enteraron de que estaba cambiando el panorama de la Guerra Civil, porque se había dado el principio del fin de  la Guerra.
Entonces, llenos de optimismo, subimos otra vez a un camión y volvimos a Huesca, a casa de mi abuela. Era imposible volver a Siétamo, pues casi todo él, se encontraba abrasado por la Guerra y mi padre, recogió las parejas de mulas, que quedaron en la Torre Casaus, en Huesca, y con el señor Jorge, pariente de la señora Concha, que siempre nos había ayudado en las faenas de nuestra casa, siguió labrando sus tierras. Tras unos escasos años, puso sus tierras “a medias” con el señor Borruel y acomodó en una de las habitaciones de la casa de Siétamo, y la citada familia, se dedicó a practicar la agricultura. Mi padre no podía estar separado de su esposa, que sufría del corazón ni de sus seis hijos e hijas. Mi madre que había nacido en 1900, murió a los cuarenta y tres años, dejándonos a sus seis hijas e hijos. Mucho tiempo después de volver a cultivar nuestras tierras, sentí el dolor de mi padre por la muerte, después de unos treinta años, al verlo llorar en recuerdo de la  madre de sus seis hijos.
Este destierro no ha cesado nunca, pues si entonces estábamos huyendo siempre de la muerte y ahora, siguen otros pueblos, huyendo y muriendo de Irak, de Siria y de tantos otros lugares.
Yo ya soy viejo, pero siguen los destierros en este mundo, que he podido comprobar. Por ejemplo, yo tengo un amigo venezolano, de sesenta y cuatro años, con sus estudios  de Medicina, que ha huido de Venezuela, donde ejercía su carrera. El Doctor de apellido de Alicante, donde nació y marchó con sus padres a Venezuela,  el año de 1957. Me  habló de que su padre era Corredor de Seguros y emigró a Venezuela, donde estaba creciendo la economía, creyendo que en él, aumentarían sus negocios. Se quedaron a vivir en la gran ciudad de Caracas y allí, después de estudiar el bachillerato, fue a la Universidad  para salir Médico. Acabada su carrera, ejerció la Medicina en Caracas durante cinco años, en tanto su hermano sacó el título de Ingeniero Electrónico. Allí sigue trabajando en la  Compañía Telefónica de Venezuela, pero mi amigo el Médico, encontró dificultades en la práctica de la Medicina y marchó a España, sufriendo su propio destierro. Ahora,  con sus sesenta y cinco años, podría cobrar el retiro, pero, como su título no está obtenido en España, se quedó en una situación de necesitado.
Hoy vemos como de Venezuela emigran  numerosos ciudadanos al extranjero y tenemos la desgracia de ver las situaciones tristes de tantos venezolanos, que caminan por nuestras  calles, pero con enormes dificultades económicas. Mi amigo,  nacido en Alicante, volvió a España el año de 2013, acompañando a su hija, que se colocó en el comercio, teniendo elevados estudios de Biología. ¡Pobre señorita, ya que le ocurrió una situación delicada, debida a las tristezas de la emigración, que le produjeron una situación delicada y mi amigo tuvo que marchar a vivir en pensiones, que puede pagar,  porque un hijo suyo, que vive en Zaragoza, se las paga, con sacrificio de su pobre economía.
 Aquí,  en Huesca, mi amigo pasa sus apuros para dormir y para comer, pero muestra un rasgo de alegría, que siendo triste, es más placentero el ambiente social en España y no tan triste como el ambiente venezolano. Es un hombre culto, que reflexiona y siente alegría, a pesar de pasar a veces hambre el espíritu médico y el de un estómago humano, de un emigrante.
Esta historia del desterrado médico venezolano, en una más de las que inundan nuestra península, de los africanos, asiáticos e incluso abisinios cristianos, como nosotros.
He comenzado a escribir los destierros que la vida, ordena en este mundo y yo ,dando gracias al Señor, en la casa natal de los Almudévar de Siétamo, de la que el año de 1936, salí desterrado hacia Francia, sigo escribiéndolos, en el cuarto, donde había un molino para partir granos de cebada , para alimentar a las caballerías. ¡Gracias, Señor, por haberme concedido la gracia de volver a ocupar la casa de mis abuelos y de mis padres, a la que ya no pudo volver a hacerlo a mi madre Victoria Zamora Lafarga, esposa de mi padre Manuel Almudévar Casaus!. Cuántas personas murieron a causa de la Guerra Civil y de los caminos del destierro, que tuvieron que emprender. Ahora se mueren en España más ciudadanos que los que nacen y muchos que se van como desterrados al  extranjero. ¡Cuánto dolor ha experimentado la sociedad española y qué peso de dolor cae sobre mis ya numerosos años de vida!.
Hay otros altoaragoneses, que padecieron con las guerras, pero los hay que sufrieron por sus consecuencias. José Luis Bruis Lapuerta, primo hermano de mi ya difunto amigo, Joaquín Bruis de Siétamo, nació,  como yo mismo, el año de 1930. Yo marché de mi casa, debido a la Guerra Civil, el año de 1936, pero José Luis Bruis Bruis Lapuerta, se marchó de Velillas, unos años antes. ¿Cúal fue su lugar de destino?. Al poco tiempo de nacer, se fue a Francia, con sus dos padres, a saber José Luis Bruis, primo  de Joaquín Bruis de Siétamo e Isabel Lapuerta de Velillas. No se fueron por motivos bélicos, sino por la pobreza   que reinaba en aquella vida tan miserable. ¡Era tal la  pobreza qué reinaba en estos pueblos del Somontano,  que tuvieron la decisión de emprender su emigración a Pau!. Yo estuve el año pasado en Oloron, que con Pau, son las dos poblaciones más importantes del Bearn francés.  En un parque de Oloron, estaban grabados varios apellidos altoaragoneses. No es extraño que José Luis Bruis, encontrara apellidos aragoneses en ese territorio. Emigraron al Bearn, pero no es éste un espacio ajeno a Aragón, porque el Barón del Bearn, luchó en la Reconquista española y murió en dicha guerra, estando enterrado en el Pilar de Zaragoza.
No es extraño que entonces, José Luis Bruis, cuando fue a Francia, conociera algún individuo con un apellido altoaragonés. En el Pórtico de la Catedral de Oloron, hay dos estatuas de moros, haciendo un esfuerzo para sostener el Pórtico y en Velillas todavía recuerdan un convento francés.  Del Bearn, por Canfranc, fueron las tropas del Bearn a conquistar Zaragoza, tomando en su caminar por Aragón,  la Villa de Almudévar, en la cual pusieron de alcalde a un bearnés, que recibió el apellido de Almudévar, del que descienden los Almudévar, no sólo en Siétamo, sino en España, como en Valencia.José Luis Buil no era un elemento extraño en el Bearn, donde se encuentran varios apellidos españoles, y por tanto no es raro que en esa tierra, se encontrase algún pariente o conocido, entre otras razones porque la emigración de aragonesesal Bearn, era frecuente. En Francia asistió a la Escuela, como todavía asisten algunos hijos de Hecho. Después se colocó, hasta que lo  hicieron Gerente de una Cadena de Supermercados, que ha llegado a instalarse en España y que se llama el Carrefour. Vivió casi siempre en Pau y ahora lo hace en Toulousse, donde vive una hija suya. Si, José Luis vivió en Pau, pero con frecuencia lo llamaba su amor a la comarca, donde nació y,  con cierta frecuencia iba a Velillas, a Blecua y a Siétamo.
Si, José Luis Bruis ha amado siempre  España y ahora, que tiene ochenta y seis años, ha querido cumplirlos en Siétamo, en casa de su primo-hermano Joaquín Bruis. Yo hago con frecuencia visitas a Joaquina  Larraz, viuda de Joaquín Bruis y esta llamada de mi corazón con el de Toñín de Bruis y de su madre, me llevó una vez más a visitarlos y el Señor hizo que me encontrara, sentado en un sillón cómodo con José Luis Bruis Lapuerta. Esta llamada del corazón me hizo conocerlo, después de multitud de años, desde el año de 1930, en que ambos nacimos. Allí, en casa de Bruis de Siétamo y acomodado en un sillón, que se inclina por mandato eléctrico, me conocí con un  hombre feliz, casi acabados él y yo, pero por la voluntad de Dios, pudimos despedirnos el día de su santo.
Cuando Joaquina nos presentó, salieron de su boca muchas palabras de amor a esta Patria, que hace ya cerca de cien años, abandonó él, camino de Francia y yo con mi familia fuimos a Zuriza, con la intención de pasar a Francia, pero gracias al Señor, pudimos volver a esta Patria, en la que nos despedimos de esta vida.
La vida de José Luis Bruis, empezó con la marcha de su padre a Francia en 1910, a donde  tuvo que caminar a pie, buscando trabajo, que le dieron en el Túnel Viejo de Somport. En Pau conoció a Isabel Lapuerta,que estaba haciendo tareas domésticas en una casa. En Francia se casaron, pero la buena Isabel, quiso dar a luz a su hijo en Velillas, en la Casa del Esquilador.
José Luis Bruis, pasó unos días felices en casa de su primo-hermano Joaquín. Se marchó cansado por haber contemplado una película de toda su vida, entre España y Francia, pero yo espero que haya descansado de tantas emociones.
Aragón y el Bearn, trazaron una vía de ferrocarril, entre Pau y Huesca,comenzada en la vida de Alfonso XII y viniendo del Bearn, yo contemplé la renovación del ferrocarril desde Oloron hasta Bedous. El espíritu de José Luis Bruis, está colaborando en la unión por Canfranc, para que sus amadas tierras, dentro del Mercado Común Europeo, le den pronto la oportunidad de visitar desde Pau  hasta Velillas, Blecua y Siétamo.

jueves, 29 de octubre de 2020

Apicultores de Abiego: hermanos Lacambra Bescós

 


Conozco a Vicente Lacambra, desde hace cerca de cincuenta años, cuando yo trabajaba de Veterinario en el Coso Bajo, frente a la Iglesia de Santo Domingo y él, con su hermano, tenía una Ebanistería, que limitaba por el Norte con los almacenes Escartín. Fueron ambos hermanos los que  inauguraron en la Zona Industrial, una moderna Ebanistería. Después de tantos años, he vuelto a conocer a Vicente, por medio  del hijo del pueblo de Arbaniés, Miguel Ciria. ¡Cuántos años han pasado, desde que estábamos trabajando en dos edificios vecinos  el uno del otro!.  Nos pusimos a dialogar sobre las actividades preferidas en su vida, a saber la ebanistería y la apicultura. A mí me dio la impresión de que había sido un hombre feliz en su vida, buscando el arte en la madera y la felicidad que produce al hombre el trato con las abejas, unos insectos más antiguos que la existencia del hombre. Estos insectos que  han puesto trabajar, siendo  útiles a su especie apícola, a los árboles, a las frutas, a las flores  y a toda la humanidad. Su hermano y él, gozaban en su taller, creando el arte en la madera, imitando a las abejas que con su elaboración de la miel, hacen feliz a la humanidad. La vida moderna amenaza la existencia de las abejas en su labor de fecundar plantas en la naturaleza. Son más antiguas en el mundo que la humanidad, pero en estos tiempos modernos, en que se emplean tantos productos químicos, podrían desaparecer en cuatro años, todas las colmenas del Mundo, con lo cual dejarían a los hombres pasando hambre.
Pero Vicente y su hermano, han vivido de la búsqueda del arte en la madera y gozando de la vida de los hombres, cuidando sus colmenas. 
Yo tuve la suerte de que al acabar la conversación, me llevara a su nave industrial. Me entró, por un lado, una gran tristeza, al ver parada su actividad ebanista, porque estaban esperando sacar todas las máquinas y maderas nobles, para arrendar sus locales. Me llamó la atención una puerta tallada por su hermano, que en su parte superior, representaba un conjunto de almendros y en la  inferior, olivos, vides y una abeja, que indica que de las mentes de los Lacambra, surge  una comunión entre el hombre y los misteriosos  creadores de la miel, a saber insectos,  como la abeja. Estaba reflejada en una puerta, recientemente  tallada, su labor soñadora de la apicultura, porque   ante la visión de una nave, que estaba en proceso de cierre, con obras como la puerta enamorada de la Naturaleza, en la que se unían los vegetales con las abejas para fecundar sus flores y dar frutos, recordé que aquellos hombres, a saber Vicente y su hermano, no podían estar tristes, porque, llegaba para ellos una segunda fase en su vida, en la que siempre, habían soñado. Si, habían soñado en las abejas y en las plantas, y las  habían representado tallándolas  en la madera. Con esa actividad   de ebanistas, hacían comulgar el arte con la vida de sus abejas, que con su trabajo, estaban recreando la miel, la cera,  y con su fertilización de las flores, eran artistas.  En esa puerta tallada por Lacambra, se unían los sentimientos humanos de Vicente y de su hermano, con la naturaleza de los árboles y las plantas, polinizadas por las abejas.
Van a cerrar la nave industrial del Polígono de Huesca, pero en ella, ya han tallado esa artística puerta,  que la van a colocar en su casa infanzona de Abiego, donde nacieron, para entrar en esta fase apícola de su vida, que nunca han abandonado, pero que ahora, su amor al trabajo, a la Naturaleza, al color azul del espliego en la próxima Sierra de Guara y el verde con sus flores del romero, les hace soñar, les impulsa a convivir con el mundo de las abejas. Las abejas no son nuevas en su vida, sino que siempre las han atendido y quieren cuidarlas mejor, dedicándose totalmente a ellas. Tienen unas cuatrocientas colmenas, distribuidas por el monte de Abiego, en las  orillas del río. ¡Qué monte tan variado rodea al pueblo de Abiego!.
 Si miras hacia arriba, se ve Bierge y se adivinan los misterios de la Sierra de Guara, con la rusticidad del Barranco de Mascún. Mi antepasado José Almudévar se casó en Siétamo con una Azara, a saber Francisca y  nacido en Barluenga, formó en unión de los Azara y los Almudéva la Casa de Almudévar- Azara. Al  morir el Conde de Aranda, el Duque que heredó su patrimonio, le arrendó los pastos de Rodellar y allí subía a apacentar  el  rebaño. En ocasiones iba a Sieso y a Casbas, donde todavía vivían sus antepasados los Almudévar. Vendió ovejas por esos pueblos, en los que quedaban los apellidos Almudévar. Como en Abiego, donde debajo de la Iglesia Parroquial, al otro lado de la calle, se ve el nombre de una Almudévar, picado  en las sillerías de una casa. 


SE HIZO EL AÑO 1730 POR ORDEN DE DON JOSE PAUL Y ABIEGO Y ALMUDEVARY DOÑA JOSEFA PUYUELO FERNANDEZ DE HEREDIA.
Al ver el comportamiento de mi antepasado José Almudévar y Altabás, nacido en Barluenga y casado con una Azara de Siétamo, se da uno cuenta,  de que en esta zona geográfica de Adahuesca, Bierge y Abiego con su vecino pueblo de Azara, de donde vinieron los Azara de Siétamo y de Barbuñales, era un Somontano de Guara. A parte de las pinturas históricas, que se dan en esa Sierra, en la Historia, proliferan los hombres sabios,  como Don Pedro Blecua y Paul (1746-1829), pariente sin duda de Don José Paul y Abiego y Almudévar, que figura en la lápida, que se encuentra frente a la Iglesia Parroquial y colocada en el año de 1730. Fue un notable Geógrafo y Académico de la Real Española de la Historia y que también escribió la “Descripción topográfica de Huesca y su Camino” en 1794.
El señor Don José Porta Conte, un hombre de una gran inteligencia, unida a una humildad y generosidad,en aquel medio sublime, en que se abraza la sierra de Guara con los ríos Formiga y Alcandre y  que fue alcalde de Abiego, ya pensó en regar su monte, “pues como decía “siña” María Mora, una anciana de Siétamo, que murió casi centenaria, que San Joaquín de Abiego estaba muy bien “adotau”, pues los que fabricaron su imagen, gastaron no sé cuantos cahices de yeso en modelarlo. Un cahiz tiene ocho fanegas, una fanega tres cuartales y un cuartal cuatro almudes. Calculen cuantos almudes de yeso entraron en la imagen de San Joaquín. Esto me hace recordar que de la misma forma que el santo está bien dotado de yeso, el señor Porta, está muy bien dotado de fósforo en su cerebro, de donde salen las ideas a cahices y yo me veo obligado a declarar que si no riegan en Abiego, no es por sus vecinos. Y si ahora, en que se habla tanto de riegos, yo pienso: si con una simple tubería sube el agua a las casas de Adiego, ¿por qué no ha de llegar el día en que el agua, a través de canales, llegue a regar vuestros campos?”. Además se podrían regar otras zonas del Somontano, porque de la misma forma que donde antes se levantaba una pequeña ermita, hoy se yergue un soberbio edificio de sillería a San Joaquín. Y allí sigue el magnífico pueblo de Abiego, que por medio de Porta ha luchado por obtener el agua virgen del Alcanadre. Con su iglesia parroquial en la parte alta, en otros tiempos mezquita, siendo un maravilloso acceso a Alquézar, pensando en utilizar las aguas del Alcanadre para regar el Somontano oscense y su Tierra Baja, es todo él, una reclamación de Aragón de los adelantos que conviertan esta tierra abandonada, en un País, comunicado con Francia. Nos recuerdan esta parroquia, ese monasterio de San Joaquín, ese río profundo, rico en aguas, que España tiene olvidado a Aragón, porque lo han dejado separado de Europa, con la que ya Carlomagno intentó unirnos. Pero España ha fomentado los separatismos de  Vascongadas por Irún y Cataluña por Gerona, olvidándose de una tierra como Aragón, que ha dejado a Zaragoza, capital de Aragón, lejos de Canfranc.  Zaragoza puede llegar a ser el centro geográfico, para unir a España con Europa, como Abiego es la puerta de entrada por Alquézar, Sieso, Casbas, Bierge en la Sierra de Guara, ofreciéndonos,  al mismo tiempo aguas abundantes, para el desarrollo de Aragón. Hemos visto como limita Abiego con la Sierra por el Norte, con el Monasterio de San Joaquín por el Sur y por el Este, acoge al Somontano de Barbastro y por el Oeste al de Huesca.
Monasterio San Joaquin Abiego (Huesca)

¡Qué nombre ibero ilergete tiene Abiego, que no procede del árabe, sino de aquellos antiquísimos siglos ibéricos!.  Tiene Abiego, palabra ibérica, el nombre de la “profundidad del río Alcanadre”, que tomó el pueblo para recordar a ese pueblo, que con su existir callado, representa el desarrollo de nuestra tierra.  El pariente señor don José Porta, de Vicente Lacambra,  es un poseedor de la belleza, porque de su mente nació la bella imagen del edificio del Ayuntamiento de Abiego,de donde fue alcalde desde 1979 hasta el año de 1991, y de ella surgió también la fórmula para subir de la “profundidad” del río Alcandre, el agua que estaba esperando una gran extensión de Aragón. ¡Qué grandes obras se han realizado en su taller artístico de Abiego, para adornar los aleros de hermosos edificios!.
Yo conocí al artista, “ingeniero de obras para el pueblo” y varón siempre sonriente, que me llevó en cierta fiesta a pronunciar mis palabras en la plaza Mayor de Abiego. Tenía un carácter bondadoso y unido a su esposa, que era la amabilidad personificada, me hicieron feliz en Abiego. Era un hombre generoso, pues tuvo la oportunidad de heredar un buen patrimonio en Ibieca, pero el que ha sido feliz en Abiego, hizo que lo heredara mi tía Francheta Almudévar, nacida en Barluenga y casada en Castejón de Arbaniés, sin participar ni  un céntimo, en esta operación.
Va pasando el tiempo y su querida esposa, se marchó de este mundo, donde José Porta Conde, luchó por un mundo feliz en Abiego y en todo Aragón y ahora desde allá arriba, quizá haga recordar a los políticos, la necesidad de fomentar el desarrollo, que soñó su esposo en  aquel pueblo real y simbólico de Abiego.  
Abiego (Huesca).

Es Abiego, como ya he dicho, la puerta en el Sierra de Guara y alrededor de ella, se encuentran los ríos Vero, que pasa por Alquézar, el Isuala,  que discurre por Bierge, el Calcón y el Formiga, que llega a las proximidades de Abiego. Además de los numerosos monumentos próximos, pues hay que recordad que Abiego es la Puerta del Parque Nartural de la Sierra y los Cañones de Guara, en su entorno se encuentran los yacimientos de icnitas, de huellas fósiles de treinta y tres millones de años, como el yacimiento de la Fondata. En él, se pueden ver huellas marcadas hace ya muchísimos siglos, por Anoplotherium, con pequeños  dos pequeños dedos.   Bajando  al río Alcanadre, se queda uno impresionado al ver el puente romano y el medieval, con un arco ojival.
¡Dios mío, qué historia tan vieja ha pasado por Abiego, pero que no hay quien la destruya, porque los hermanos Lacambra, no pueden pasar viviendo ausentes de su monte!. Hemos visto como proliferaban animales prehistóricos por esos lares, pero entre otros se encontraban las abejas, insectos, que vinieron al mundo antes que los hombres. Si ahora desapareciera la humanidad moriríamos los hombres de hambre y ellos lo intuyen, porque aunque no han ganado dinero con la miel que producían, encuentran a estos insectos necesarios en la vida y quieren llenar el monte de Abiego de abejas, que recuerden tiempos pasados y den  tiempos futuros a la humanidad.
 En el pasado ya se luchaba por el consumo de miel, pues en 1776 el matrimonio de Mateo Escabosa Azara y se su esposa Rosa Sipán, levantaron un juicio contra José Almudévar y María Francisca Escabosa Sipán, que se acabó con la entrega por “su madre María  Azara, nuestra madre y señora…los doce Basos  de Abejas o Colmenas, que por la misma Escritura de Dotación me mandó y señaló”.
Hasta mi familia han llegado líos con la miel de sus abejas y ahora serán los hermanos Lacambra los que tendrán que seguir luchando con sus numerosas colmenas, porque quieren hacerlas trabajar incansablemente y evitar que la humanidad se quede sin el beneficio que las abejas producen en las plantas con la fertilización.
Pero todavía no ha terminado la lucha de los hombres por su permanencia en este mundo, porque éste, sin la polinización de las plantas, acarreará el hambre a toda la humanidad y ésta puede llegar a desaparecer en cuatro años. La contribución de las abejas en la fecundación del mundo vegetal, es admirable,  pues su trabajo con la aportación de polen de unas plantas a otras, asegura la permanencia de numerosas especies vegetales. Entre ellas se encuentran los arboles frutales, la alfalfa,  el trébol, las cucurbitáceas como los melones, etc., y otras muchas,  incluida la vid.

En el mundo hace falta el agua y las frutas y Abiego con el río Alcanadre, siguiendo las ideas de Costa, puede regar toda la provincia de Huesca y sus hijos, entre los que se encuentran  los hermanos Lacambra, liberar a las abejas de la muerte

Las lágrimas van al mar y los gases van al aire.-

 



                                
El parte de las diez de la noche de Radio Nacional del día cuatro de Abril, comunicaba a los radioyentes que una telefonista en Asturias, había sido  sometida   a expediente por falta grave. Dicha falta (dichosa falta para la presunta culpable) consistió en aligerar de viento su timpanizado vientre. Añadía el locutor que la telefonista, previendo su comprometida situación, había pedido permiso para ir a evacuar aires. No le fue concedida licencia contra toda  razón, o tal vez le hubiera sido concedida presentando una instancia debidamente reintegrada.
No se puede juzgar a la ligera a sus jefes, sin conocimiento de causa. No le debió dar tiempo a la infeliz para cumplir dicho requisito, y como la naturaleza está regida por leyes inexorables, los gases salieron por el “locus  minoris resistenciae”, en este caso por el esfínter anal, que es como una válvula de escape, y bien se le valió, pues si así no ocurre, hubiera estallado la pobre telefonista y el ruido hubiera sido más estruendoso que aquel pequeño estallido del que se le acusa, añadiendo como  agravante que los clientes lo podían haber escuchado a través de los auriculares. ¡Qué atención tan delicada a los señores abonados!.
Podían haber dado  a la publicidad una nota diciendo que el ruido no tenía un origen sucio. Más ruido producen algunos aviones, que al atravesar la barrera del sonido, hacen disminuir la puesta de huevos  a las gallinas en las granjas y ponen nerviosos a los hombres y animales juntamente. Y nadie dice nada, y a los granjeros no les piden permiso los aviadores para hacer ruidos. Más “estruendo bronco y con rencor produce el trueno” y nadie le pone pleito al tiempo. Yo creo que la buena chica, en el pecado llevó la penitencia, y lo normal es que se pusiera colorada. ¿Para qué hurgar en su pequeña herida?. Sólo para hacerla más grande.
De ahora en adelante, a los que tienen poco tono o padecen relajación de sus esfínteres, les podían poner un corcho, pero este sería de una crueldad inaudita. Tal vez sería conveniente hacer esto con aquellas personas cuyos gases son insonoros, pero que contaminan el ambiente. Lo malo es que esta gente lo hace solapadamente y cuando se pregunta quien ha sido, resulta que no ha sido nadie.
Para mí no es grave el pecado, pues hasta en un famoso convento venden unas golosinas a las que la gente llaman  “pedos de monja”. Los pudorosos las llaman  “ventosidades de religiosa”. Yo creo que los llamados a juzgar la gravedad de la falta serán benevolentes, recordando que también ellos se habrán visto en tales situaciones más de una vez. Son servidumbres humanas, pues a todos nos hizo Dios del barro de la Tierra

miércoles, 28 de octubre de 2020

A Don Lorenzo Mallada, que fue veterinario en Huesca

 


Según la tradición, el Obispo entrando en la ciudad con una mula blanca.

El día de su jubilación le leí lo siguiente: “a Don Lorenzo Mallada, le ha llegado la hora de “amallatar”. Pera eso de “amallatar”, a los que no son altoaragoneses,  les suena a algo raro, pero  los nativos, lo comprendemos a la primera. Porque “amallatar”, es lo que hacen nuestros pastores y nuestros ganados, después de sus largas caminatas por esos montes de Dios, después de pasar calor y sed y de tragar el polvo de los caminos. ¿Qué hacen para “amallatar”?; sencillamente descansar en “un prado verde e bien sensido, logar cobdiciadero para home cansado”, a la vera de una fuente o bajo la sombra de un frondoso árbol.

Así describe Gonzalo de Berceo, el primer poeta castellano, el sentido de la palabra aragonesa, “amallatar”. Y si Gonzalo de Berceo  “fizo  una prosa en román  paladino, que mereció una copa de buen vino”, yo, hago esta humilde prosa para celebrar el descanso del jubilado veterinario Mallada, que valdrá, como creo, unos ternascos asados y regados con buen vino. Y he traído a colación la palabra “amallatar”, porque el lugar donde descansan pastores y ganados juntamente, se llama en aragonés “Mallata” o “Mallada”. Y Mallada habrá, sin duda, descansado en alguna de ellas, junto con los pastores, en más de una ocasión, después de una de esas vacunaciones, en las que se mezclan el calor, las moscas, los olores, el polvo,  las imprecaciones de los ganaderos, los sonidos de las esquillas, los ladridos de los perros y también las pisadas penetrantes y dolorosas, con las que las ovejas nos  aplastaron, en diversas ocasiones, los pies y a veces también nos pegaron alguna “tozada”.

A pesar de que las ovejas dan a veces una “tozada”, yo, como dice la canción “quisiera ser tan noble como los animales” y por eso admiro a San Francisco de Asís, que los llamaba hermanos y por eso me hice veterinario, y por eso admiro a todas aquellas personas, que están en contacto con el reino animal: pastores,  granjeros,  ganaderos, matarifes, que con su corpulencia y su cuchillo parecen crueles, pero tienen un corazón que no les cabe en su amplio pecho. Y por fin admiro a los Veterinarios, que son los universitarios que más de cerca viven las penalidades, el sacrificio y en una palabra, que más se aproximan al “hábitat” de sus clientes.

Por eso es para mí, un placer hablar de Lorenzo Mallada Loriente, y placer doble, por ser veterinario y por oscense. Sí, oscense como su ilustre pariente Don Lucas Mallada y nacido en una calle de labradores: la calle de San Lorenzo, 49, y en una casa de los mismos labradores. Aquellas casas conservaban las tradiciones a través de los siglos y en la que nos ocupa,   ponían a disposición del Señor Obispo, que venía a tomar posesión de la Sede Oscense, una mula o un caballo, sobre el cual hacía, desde Salas, la entrada triunfal en la Plaza de la Catedral. La mula tenía que ser, preferentemente blanca, pero si no,  podía ser torda, pero lo que no debía ser nunca era “guita” o resabiada. En cierta ocasión llegó un nuevo Obispo a Huesca y  los   Mallada pusieron a su disposición, una hermosa mula, pero era “guita”. Ellos pensaron que llevándola los dos hermanos, uno de cada brida, bien sujeta, se portaría bien.

Allí estaba  preparado el cortejo triunfal de los feligreses, no de los paladines  en la explanada de Salas. Estaba allí la mula, que llamaba la atención por la hermosura  de sus aparejos y el General de la Plaza, como caballero en tantas lides se vio atraído por aquella acémila tan bien atalajada, le fue a dar una palmada cariñosa en las ancas, pero no le dio tiempo, pues la bestia le propinó una coz. El General en lugar de quejarse de su propio dolor, se preocupó de la seguridad del Señor Obispo y acusó a gritos  a los Mallada de sabotaje y éstos contestaron, que de la mula respondían ellos y que si le había dado una coz, era por haberse metido donde no le importaba.

Así que estamos en presencia de un oscense hasta la médula, se llama Lorenzo, nació en la Calle de San Lorenzo y de segundo apellido se llama Loriente, que quiere decir en aragonés Lorenzo. Estudió en los Salesianos, siendo director su pariente Don Mariano Mallada y más tarde en el Instituto.

El  oscensismo de Mallada queda suficientemente probado, pero lo ha seguido demostrando a lo largo de toda su vida, porque habiendo tenido otras oportunidades profesionales, no ha querido salir del Alto Aragón.

Su primer pueblo fue Peralta de Alcofea y su primer coche un Citroen de cinco caballos, pero porque le dio facilidades su hermano, el que estaba en Fernando Po, sino ¡de qué!. En aquellos pueblos y en aquella época, el veterinario lo pasaba mal, porque los mismos labradores, estaban en mal trance, como decía la copla: “El Tormillo ya no muele, La Masadera no masa y el pobre Castelflorido,  jodidamente lo pasa”. Ante aquellas perspectivas aguantó. Aguantó sólo un año y se fue a Lalueza y entre estas poblaciones y Grañén, Robres y Sesa, pasó su vida profesional hasta que llegó a Huesca, a acabar su vida profesional.

Con tantos pueblos por los que tenía que acercarse, no le quedó más solución que desplazarse en caballos mecánicos, de forma distinta como lo habían hecho los veterinarios anteriores, que montaban caballeros en sus caballos. Mi abuelo Don Manuel Almudévar Vallés, mandó construir dos casas iguales, una para el médico y otra para el veterinario. En Ambas casas, destinó una parte de ellas, para construir la cuadra para acomodar a sus caballos. Hoy en día, al lado de sus portadas, cuelgan dos anillas de acero, donde médico y veterinario, enganchaban  sus caballos.

Me acuerdo de ti, Lorenzo, con tu edad de retiro, que hacía un tanto torpes tus andares. Me acuerdo con cariño, pero ahora, soy yo el que  examino las cualidades de mis sentidos, pero comprendo que todos los hombres pasamos por el camino, que va al fin de nuestras vidas.

Palacio de Oriz y pobreza turística

 




La aldea de Oriz, está casi despoblada, pues en Diciembre del año 2001, vivían en ella trece personas. De su  alta Edad Media, aparecen documentos de 1223 y de 1280. Se encuentra esta histórica población en el Valle de Elorz y pertenece al Ayuntamiento de Noain.Cuando se sale de Noain hacia Zaragoza, a la izquierda se divisa sobre  un altozano un gran Palacio del siglo XVI, con la iglesia medieval si se tiene en cuenta su estructura y su torre campanario, que fue restaurada en 1667. A continuación, en línea recta,  se divisan  unas antiguas viviendas, ya con un aspecto viejo, por su antigüedad,  que parecen estar deshabitadas.

Es pequeña la población, pero tiene un aspecto histórico y artístico, por su parroquia restaurada entre otros por el señor Jesús Eslava, en que gastaron unos veinticinco millones de pesetas, trabajando sus vecinos personalmente. Pero lo que más destaca es el Palacio  de Oriz, que fue reconstruido durante el Renacimiento , en el siglo XVI, por el Bretón, apellidado Cruzat,  que tenía un pariente que era Capitán,  que luchaba con Carlos V , en los Paises Bajos, contra los protestantes. Era un hombre con inquietudes artísticas, porque al volver de la Guerra, llenó su Palacio de pinturas murales, con las que quería recordar la lucha de los españoles, concretamente los de Oriz, contra los protestantes y dejar  un recuerdo histórico a los navarros y a todos los españoles. Con sus pinturas conservaría el orgullo de sus victorias guerreras en los Pasíes Bajos-

El palacio comenzó a brillar en los primeros años del siglo XV, pues lo mismo el Príncipe de Viana y de los Reyes de Navarra, tomaron el Palacio como lugar en que hacer posada. Pero cuando tuvo lugar la anexión de Navarra a Castilla, este Palacio se muestra como un lugar de la familia de los Cruzat y se dice que en 1593, reposó en  él, Felipe II.

Pero cuando uno ha visto a lo lejos un Palacio de categoría histórica, siente la necesidad de ir a gozar  y contemplar sus glorias artísticas e históricas. Ante su fachada, pero también por sus lados y por su parte posterior, se da uno cuenta de que se trata de un edificio espacioso. Su parte inferior está fortalecida por una pared de piedras de sillería y sobre ellas está levantado con ladrillos de arcilla Se nota la desaparición de cuatro torres en sus esquinas y de un paso de ronda. En la parte más alta del edificio se ve un moldurón, que soportaría ese paso de ronda, como una galería de arquillos. Debajo del  moldurón  aparecen ventanas arqueadas, como si se tratase de un edificio de arquitectura aragonesa. Se da uno cuenta de que en su parte superior faltan cuatro torreones,  que le daban elegancia al Palacio. Donde acaba el moldurón  de piedras de sillería,  se contemplan pequeños espacios de aleros de madera, que continúan por todo el resto del  tejado,  lateral y posterior. En el tercer piso hay una ventana cegada, que es muy posible correspondiera al escudo familiar, que a mí me extrañó no encontrarlo.

Todas sus ventanas están protegidas por rejas de hierro forjado, pero tiene cuatro balcones en su fachada. Esta magnífica obra impide, que los corazones tengan añoranzas pasadas, de unos tiempos tan lejanos , porque en lugar de lamentar la sangre de los muertos y de los heridos en los Paises Bajos, la señora de la casa adorna todos los balcones y ventanas con cortinas de encajes de bolillos  y en los balcones  ha puesto un jardín florido de macetas, que imprimen de alegría  los corazones. En la parte baja de todas las fachadas se acercan al suelo las aspilleras, todas ellas iguales , menos una que se exhibe detrás, que tiene una forma original. Esta nueva señora del Palacio Oriz, es una rival estupenda del Capitán Cruzat , pues si ella ha adornado el exterior, él adornó el interior del Palacio con las pinturas grisáceas de la lucha en los Paises Bajos con los protestantes. En el interior se subía a los pisos por una escalera de grandes dimensiones, y estaban adornadas las paredes con imágenes de armiños , que eran un adorno heráldico de la familia Cruzat. Había también guirnaldas y medallones,  pero eran maravillosas las pinturas  murales. Hoy no se pueden contemplar porque las trasladaron al Museo de Navarra.

Hay  en  aquellos  murales  multitud  de guerreros  luchando,  pero hoy en día en Oriz sólo quedan unas cuatro o cinco personas,  que son tan valientes como aquellos guerreros que luchaban en los Países Bajos, pero estando situados en medio de una zona industrial próspera, tienen malos servicios, incluso de comunicaciones. Esos servicios serían útiles para el turismo, que enorgullecería a los navarros y aprovecharía a los vecinos de Oriz.

La muerte, la niña y el hombre caramelo

  ¿Tres años tiene la niña?, tal vez cuatro, no lo  se.  La conocí en el coro de San Pedro el Viejo, donde acude a una misa con su madre. El...