martes, 29 de septiembre de 2020

 

La ciega( 30-XII-1987)




Ha llegado el frío, pero sin embargo, descubro,  como cuando el “orache” es “placible” o placentero, aparece la silueta de la ciega dibujada sobre la pared de un bar.
Ahora ya no grita como hacían antes sus compañeros:”Los diez iguales para hoy”; es su silueta inmóvil el único reclamo. Es un reclamo dulce, que no te ve hasta que te encuentras muy próximo a ella; si hablas con alguien a varios metros de distancia, te reconoce por la voz y te llama. Me pregunto si yo elevo el tono de mi voz para que perciba mi presencia, tal vez sea que sus oídos son muy agudos para compensar su falta de visión, pero también puede ocurrir que, como soy de pueblo, hablo más fuerte que los ciudadanos.
A veces acudo a ella, sin que me llame con su boca, pues aunque sus ojos no brillan, hay algo que brilla en su interior, que me comunica una alegría, que es tan difícil de encontrar en aquellos y en aquellas que, integrados como partículas en el fluir del río callejero, corren nerviosos, preocupados y espasmodizados, sin capacidad para pararse con amigos, con parientes o con simples conocidos.
A veces he escuchado o leído que el sonido de las aguas, en el río, que es un llanto porque no pueden pararse a contemplar la frondosidad de un árbol de ribera en el que, posados cantan los pájaros, o la belleza de un puente románico, en cuyas barandillas dos jóvenes se besan.
Yo me integro, también, cual gota de agua humana en la riada de la calle, pero conservo y trataré de conservar el privilegio de pararme al contemplar la silueta de la ciega, que por fuera no ve o ve muy poco, pero que por su boca, con palabras y sonrisas, me transmite calor, aún en invierno.

Muralla de Huesca

 


Huesca fue  una ciudad habitada por  los ilergetes, grupo ibérico que ocupaba desde Lérida hasta nuestra urbe y que hablaban el lenguaje vasco-ibérico, como se puede ver al considerar la palabra osca o abertura,que se refiere a la apertura que abre el río Flumen en el Salto de Roldán. Gran número de topónimos son vascos, como Ola,por ejemplo. Se encuentra Huesca en la zona llamada Hoya de Huesca, situada en el Somontano pirenaico.
Está situada en un cerro, desde cuya altura se observa la Hoya. Este cerro está rodeado por el norte por el río Isuela y  por su ribera; por  el resto la rodean   los Cosos Alto y Bajo, que forman el ensanche de la ciudad y la parte que está sobre el cerro se conoce como el Barrio Viejo.
Los ilergetes fueron dominados por Marco Porcio Catón que los incorporó a la Hispania Citerior. Pero Sertorio fue un gran ciudadano romano, que situó su capital en Huesca y trabajó por atraer a sus ciudadanos  y a romanizar a sus jefes íberos. Fue por fin sometida por Pompeyo en el año 72 antes de Jesucristo.
Esta ciudad en aquellos tiempos de invasiones tenía necesidad de levantar una muralla, para defenderla y todavía quedan varios pedazos de ella, muy mal conservados.Parece ser que la muralla no fue siempre establecida en la misma línea,pues del tiempo de los romanos se encuentran restos arquitectónicos ,como por ejemplo en la Diputación Provincial.
Se levantó encima del río Isuela por el Norte y por el Este,viéndose todavía un enorme torreón que si estuviera bien cuidado se podría enseñar a los turistas. Llega esta muralla casi al Coso Bajo, pero antes se ve una torreta o una de sus partes de una antigua puerta de la muralla ,a la que los oscenses llamamos la Porteta.  En este Coso tiene que quedar alguna de las partes de la muralla ,tapada u ocultada por alguna casa. Siguiendo por el Coso Alto se ha descubierto algún resto de muralla en casa de Abarca, encima de los antiguos almacenes de San Pedro y se sabe que en las casas sucesivas también existen restos de la muralla oscense. En la segunda casa, que está en el arranque de la Plaza Lizana, se han descubierto restos, que se han arreglado y más arriba, encima de una Academia de conductores, se ven los muros de piedra. En la Calle de Costa han tirado un almacén ,antigua carretería y se puede observar un trozo de la dicha defensa de Huesca..Más arriba en un edificio público se derribó un trozo de muralla y ya en la cara Norte y cerca de las Miguelas, está a la vista un largo tramo de muro ,en que se puede ver como en su centro ,se observa un trozo de arquitectura árabe.   
Los oscenses han pensado durante muchos años en sus murallas ,pero no han visto que nadie las restaure.Bernabé Morera nacido como Miguel Fleta en Albalate de Cinca y en el año 1852 ,nos recuerda en su poesía a las Murallas, cuando se expresa así: ”Huesca es la Covadonga de nuestra Reconquista,- cercada de cien torres a modo de corona-cinturón de murallas que el tiempo desmorona-y abaten los avances del afán reformista,-presenta todavía  vestigios a la vista-de arcos monumentales que su estirpe pregona”.
Como dice el poeta hasta las ideas progresistas del siglo XVIII ,atacaban la conservación de las murallas.
En tiempos ibéricos ya hubo murallas en Huesca,pero es a partir del año 1002, al morir Almanzor, cuando los moros vieron los intentos de los pueblos pirenáicos de conquistar la ciudad de Huesca.No se tienen noticias de las murallas romanas,ya que la ciudad estaba rodeada de un foso anchísimo,que se extendía al otro lado del río ,allá por la torre que todavía queda y parece ser que la muralla se fue contrayendo alrededor del cerro donde se encuentra el casco viejo.
En la poesía hablan de cien torres en la muralla ,pero parece ser que se trataba de noventa y nueve torreones y para hacer el número cien existía un importante alcázar,donde después edificaron el museo y el seminario.Aquí estuvo la Zuda o residencia del gobernador o Walí.
Estas murallas tuvieron sus puertas,que se usaron siglos después de estas guerras,para cerrarlas durante la noche y evitar los asaltos de los bandidos nocturnos.Alrededor de esas puertas estaban y todavía se conoce alguna de ellas, unas torres o torreones para defenderlas.La puerta que se abría en la Plaza de Lizana se llamaba de “Raman”, la que daba paso al Sur de la ciudad,al comenzar la calle de Ramiro el Monje ,se llamaba de la “Alquibla” y sus dos torres fueron deribadas al empezar el siglo XIX.En  la calle de Mozárabes estaba la puerta del “Alpargán”
Estas murallas árabes causaron trabajos y pérdidas entre los cristianos ,que intentaban trasladar la capital de su reino desde jaca hasta Huesca. Para ello tuvieron que conquistar con Sancho Ramírez como jefe,las fortalezas de Loarre,de
 Alquézar y de Marcuello.Después el año 1085 tuvieron que levantar el castillo de Montearagón.El ataque duró más de treinta meses, y sin ayuda de los castellanos.
Tanto sufrieron los cristianos que Sancho Ramírez murió cuando estaba examinando la muralla,dando a la colina que al Norte está enfrente de ella Pueyo de Don Sancho.
Pero su hijo Don  Pedro I trató de conseguir realizar los sueños de su padre y el año 1096, después de jurar cumplir el deseo de su padre, conquistó Huesca.
Desde entonces la Muralla de Huesca siempre ha sufrido ataques y muy pocas ayudas para su reconstrucción.
Esperemos que se conciencien nuestras autoridades y vayan restaurando poco a poco nuestra gloriosa muralla.   

domingo, 27 de septiembre de 2020

Cados

 



Acabo de mirar en el diccionario manual de la lengua castellana, la palabra cado. No la encuentro y si usted la pronuncia, fuera de Aragón, no sabrán lo que quiere decir. Si la miramos en otros diccionarios, la encontraremos con el significado de madriguera y en alguno especifica que cado es aragonesismo.

Nosotros llamamos cado a la madriguera de los conejos, donde acuden los  huronadores  con “o forín”, para hacerlos salir, esperándolos con una red que los aprisiona y enreda o con la escopeta, los mata. Yo encuentro cruel esta práctica, aunque me parece justificada cuando los conejos se convierten en plaga para el campo, como lo son los franceses para la Sierra de Guara (según dice alguno) y cuando los conejos se unen para repoblar estos lugares.

Pero con la palabra cado no se acaba nuestro léxico aragonés, relativo a los refugios cunícolas, porque tenemos la palabra doliquera. ¿Qué diferencia existe entre ambas denominaciones?. El cado es la madriguera de otros animales, como tejones o un conjunto de grietas en las rocas areniscas, que aprovecha el conejo para encadarse. La doliquera  se la construye el mismo conejo en la tierra y consiste en un pasillo en cuyo término hay una zona más ancha y redonda donde pare la coneja y cría sus gazapos. El hecho de encadarse no es propio, únicamente de los conejos.

El bebedor se encada en el bar, el delincuente tiene cados que algunos llaman pisos francos  y hay mujeriegos que conocen pisos francos y hay mujeriegos que conocen magníficos cados de bellas mujeres, unos más ocultos que otros. Hay cados para todos como Vds. Habrán oído de boca de los campesinos, que dicen : esa casa es un cado de ratas, aquella es un cado de alcahuetas y ¿por qué no decirlo?. Hay casas que son un cado de m…..

A mí, me dan pena las doliqueras porque al estar excavadas en tierra deleznable son atacadas por los jabalíes, que se comen a los pobres gazapos. Donde aumenta el jabalí, disminuyen los conejos.

Entre los hombres hay jabalíes, qué sin colmillos, navajas o “cartirons”, que también atacan a los niños metiéndolos en el mudo de la droga, de la que existen tantos cados.

sábado, 26 de septiembre de 2020

Fiestas de Siétamo el año de 1.989. ( Las Rabosas o raposas )

 


Dicen que después de los años mil, vuelven a las aguas por donde solían ir; viene esto a cuento porque después de casi cien años que los lobos desaparecieran de nuestra provincia aragonesa y ahora los quieren volver a soltar.

Hay a quien le resultan simpáticos los lobos y sus razones tendrán, como las tendrán, como las tenía Rodriguez de la Fuente, que, en  sus películas aparecía jugando con ellos, supongo que después de haberlos puesto bien “fartos”, como los domadores de leones los hartan de carne antes de hacer sus exhibiciones en el circo.

No sé que razones alegarán los que los quieren soltar para que se alimenten con los ganados de otro  o con su carne, pues nuestros mayores nos cuentan como se comieron a un joven que volvía del Servicio Militar, allá en Colungo, o a una patrulla de carabineros ,en Somanés, durante una noche de nieve, en que, sus fusiles de chispa, cargados por la boca, no disparaban a causa de la humedad que impedía arder a la polvora.

El lobo es merecedor de amor y simpatía por ser criatura de Dios como San Francisco de Asís nos enseñó, llamándolo hermano.

En la ciudad de Aguvio,en Italia, apareció un lobo feroz que tenía asustada a la población y el santo hizo un pacto con él, llegando a “darse la mano” y desde entonces ya no hizo daño a nadie, pero la clave concreta de tal prodigio consistió en que la población se comprometió a tenerlo bien mantenido. Así lo hicieron y el lobo murió de viejo con gran sentimiento de todos. Quedó demostrado que con la tripa vacía no hay  alegría  y  patente que el que quiera poner lobos  en su vida, les de carne y otros alimentos

Ustedes se acordarán de qué la Sociedad de Cazadores daba premios en metálico por cazar alimañas, pero pocos se acuerdan de que, cuando no existía esa Sociedad, los vecinos de los pueblos daban dinero, huevos, harina o carne al que cazaba un lobo.

En un pueblo de la Montaña, un labrador dijo a su criado, un tanto infeliz: “Vamos a cazar un lobo, le sacaremos la piel e iremos por los pueblos a sacar “a costra”. Se dirigieron a una lobera, que había e Monte Uruel y al llegar a ella, le dijo el amo al “misache”: “mete la cabeza por ese agujero?¿ y mira si hay  lobicos”. El buen zagal la metió con apuros pero no la pudo sacar, porque las orejas se abrieron, haciendo de tope. Empezó a chillar preguntando ¿qué hacemos ahora?, “no te preocupes- le respondió el amo, le respondió el amo”,ya voy a Jaca a comprar un pico”. Al preguntarle que debía hacer si llegaba el lobo, le dijo que se bajara los pantalones, que no le haría nada y añadió : “ los lobos tienen el morro frío, ya lo notarás cuando te olfatee el culo”.El hombre simuló que se iba, pero en llegar a hacerlo,cogió un palo, le puso en la punta nieve apretada y le tocó en sus desnudeces. El mozo, al notar ese frío, se creyó que ya había llegado el lobo y presa de pánico, pegó un “esbrunce” y sacó la cabeza llena de arañazos. El amo, exclamó todo satisfecho, ¡ ya no tengo que ir a buscar el pico!.

Lo mismo cuentan de una pareja de Loporzano, pero el hecho tuvo lugar en Montearagón,donde la falta de nieve no fue inconveniente para usar el procedimiento del palo, al que se puso cieno del fondo de una balsa, que aunque no tan frío, tuvo los mismos efectos.

Así que ya lo sabe, si quiere poner un lobo en su vida,cómprele “pizca”, aunque está cara. Antes la gente la comía para las fiestas y ahora los lobos la comerán todos los días.

Señal segura de que la vida marcha.

Caballos, caballeros y Paco Giral

 



El hombre siempre ha tenido en su amor al arte, la necesidad de representar a los animales, por ejemplo los ciervos y caballos en las paredes de las cuevas primitivas. En ellas se ven muchas veces mezclados unos y otros, pero así como el hombre ha evolucionado, lo mismo ha ocurrido con el caballo. Aquellos que aparecen en la pintura prehistórica, recuerdan los caballos medio enanos, como los gallegos o los navarros  del Pirineo, pero ¡qué pronto aparecieron los caballos elegantes!, como  se ven éstos en relieve, en las monedas  ibéricas. Por toda España acuñaron monedas en las que están representados “juntamente” caballeros sobre sus caballos y en otras los caballos con sólo su elegante figura. La figura de estos caballos no es rectilínea como la de los ingleses, sino curvilínea,  como se puede ver al contemplar una moneda de Wolskan, es decir de Osca o de Huesca o una de Arsaos, pueblo que no se sabe si estaba en la actual Navarra o en el Alto Aragón; es  igual porque ambos territorios eran vasco –ibéricos y para ello basta ver la figura de aquel caballero empuñando su espada, sobre el caballo curvilíneo, que se diferencia sólo del oscense, en que éste es portador de una lanza en lugar de una espada. En ambos caballos son curvos sus cuellos, con la crin peinada y recogida, con sus colas largas y elevadas en su arranque, no como los caballos ingleses, por ejemplo. Se observa una cabeza más voluminosa en el caballo de Bascunes o Pamplona , que en el de Wolskan o Huesca. Forman figuras elegantes con sus redondeadas ancas, sostenidas por sus patas traseras, con sus corvejones y sus cascos asentados en el suelo, en tanto que sus patas delanteras se elevan cuando el caballo parece que avanza para lanzarse a atacar a algún enemigo o cuando salta, como se ve en algunas monedas.  Pero estas figuras de caballos están presentes en las monedas de Jaca, de Egea, de Zaragoza, de Lérida, de Tarragona y también en las de la soriana  Agreda y en las de Guadalajara.
Pero no se interrumpió con los íberos la representación de los caballos como  obras de arte, pues basta mirar a  Grecia y a Roma, para encontrarnos en una cerámica ateniense, un grupo de caballos, tirando de un pequeño coche, dirigido por un cochero con las riendas en su mano y que dan la imagen de un gran dinamismo. Llama la atención el esfuerzo del autor para acoplar el dibujo a las formas curvas del vaso. Esta vasija es de unos quinientos años antes de Cristo. Llega a tal extremo el amor al caballo, que  aquellos clásicos  crearon el centauro, ser mixto con cuerpo de caballo y medio cuerpo de hombre, desde la cintura. En el Arco del Emperador Constantino, ya de religión cristiana aparece un caballo montado por su caballero, en una escena de caza. La Edad Media representa caballos incluso en los capiteles románicos de San Pedro el Viejo y en uno de ellos aparece montado en su caballo el Rey Pedro I, conquistador de Huesca, del que algunos dicen que era Constantino. En el Gótico, con su expresivo humanismo, asoma  la estatua ecuestre de San Jorge, esculpida en 1235, en la catedral de Bamberg. Aquí, en Aragón aparece San Jorge, desde la elevada ermita hasta el convento de San Miguel. En la corte de los T’ang aparecen pintores, que a la vez son “poetas, eruditos, músicos y calígrafos” que pintaron caballos con su silla y sin jinete, sobre seda. Leonardo hizo unos dibujos de un caballo, para levantarle un monumento a Ludovico el Moro, con diversas posiciones de su cabeza, sus patas y su cola, que da la impresión de que es un caballo andante, con una dignidad inmensa. Y sigue la Historia representando caballos y caballeros, desde el Emperador Carlos Primero  de España hasta el Conde de Aranda, en un retrato pintado por Goya y que se conserva en el Museo de Huesca.
Llegamos a los tiempos modernos y aparecen colecciones de escenas de caza sobre el verde de los prados de Inglaterra, en que los caballos longilíneos, con sus colas cortadas y rodeados de perros de caza, van montados por caballeros con sus levitas o al menos lo parecen, rojas y sus sombreros de copa, que los conducen. En casa Cabero de Berbegal, sus dueños me enseñaron bellos cuadros de caballos, que no eran precisamente ingleses.
Paco Giral, oscense, ama a los caballos y siente las llamadas del arte, que le impulsan a representarlos, para gozar de su belleza y adornar los muros de los edificios. Produce alegría el hecho de contemplar, como no se ha agotado el arte en el mundo, porque a los caballos de las Cuevas de Altamira, han seguido multitud de países y de escuelas y nuestro artista ha recogido la inquietud secular de los artistas, amigos del caballo y nos hace recordar tiempos pasados, en que yo con el mío, de los que ya quedaban pocos, cabalgaba por el monte de Siétamo. Ahora son numerosos los caballistas y caballeros y Paco Giral es el artista que a todos los representa.

viernes, 25 de septiembre de 2020

“La señora Concha"

 


Noventa y cinco años de humanidad somontanera, con su toca negra y todo, yacen en un lecho de la Residencia de Ancianos. Es Noche Buena y la primera vez que Concheta padece "os vetuperios" de la enfermedad. Al verme llegar con sus cansados ojos, exclama ¡ay Inacier, me quiero morir!. ¿Por qué? , le pregunto; me contesta: no he estado nunca enferma y ahora si no valgo para nada, ¿para qué  quiero vivir?.

Muy mal debe encontrarse esta mujer cuando se queja, siempre fue  muy sufrida y amaba  la vida más  que los pájaros. Me dice: ¡ay, verme yo así, que no paraba nunca, que espigaba más que ninguna, que hacía  saltar las piedras de la calle!. Me siento a un lado de su cama, me sujeta la mano y no la suelta, pero yo tampoco intento soltarme. Pregunta: ¿vendréis a mi entierro? ; pero Concheta  ¿no se da cuenta de que aún tendrá  que venir usted al nuestro?, le  respondo. ¡ No!, dice, que rezo para que Dios os de mucha salud.¡Bien!, le digo, si acaba usted antes que nosotros, iremos al entierro y la llevaremos sobre nuestros hombros.¿Me enronaréis?. No, Concheta que la pondremos en un nicho bien carasolero, para que no tenga frío y con tejado para que no se moje. ¡Así, así !, dice complacida,  porque  ¿sabes?, no  me gusta “a ruidera  d'os zaborros d'o  fosal, cuando trucan n’a s tablas d'o  atabul". Tus tías Luisina  y Teresina,  también están en nicho?. Si, Concheta, también. Pero, ¿ me llevareis "ta o  fosal de Sietamo?.¡ Claro que si,  mujer!. Pues ahora mismo estoy viendo la fuente de Siétamo con los caños, ¿cuántos "en tiene" ?. Siete,  le contesto. ¡ No! "qu'en tiene seis"  y otro más grande detrás.

¿Te acuerdas de mi madre?.¡ Ya lo creo!, ¡ pobre siña Juana!,  la  veo  rezar desde la ventana de la sala baja, en la entrada "do fosal viello". Y tu madre ¿ vive?, ¡ no, Concheta!. ¡Ay, pobre doña Victoria!. Te acuerdas que durante  a guerra me dieron un "propio" para llevarlo al Estrecho Quinto,"pa dalesné  a os qu'estaban  allí?;  me dieron una bandera blanca y me dijeron:  “Memojo, tira p'alante!".

¡ Concheta!, le digo:¿ toma las medicinas?."No en quiero denguna, quiero morime";¿ te acuerdas de casa mía?. ¡Ya lo creo!, está "rebutiente" de higos secos, de rastras de cerollas, de cerolicos  empapelados, de todo. Te has olvidado "d'a crabita". No me he olvidado, me acuerdo también del gato, de los conejos chinos y "d'a sala güena".Tenía el suelo de baldosa muy  bonica.

 En poco rato pasó  por mi imaginación la historia de su larga vida.

Cuando llegué  a mi casa, encima de una repisa del  recibidor, estaban la  “esquilleta” de la "crabita" y un garrapito del cordero de Concheta . Los hice sonar y su sonido fue  el más evocador de cuantos he oído estos días de Navidad.

 Antes se oía música en los entierros de los ricos y sonido timpánico de piedras, golpeando en ataúdes, convertidos  por el tiempo que tardaban en cubrirse de tierra, en macabros tambores, de gravísimas notas.

 Antes había cascabeles, campanillas y esquillas, que sonaban al trote de las mulas y al paso del ganado por los ámbitos campesinos.

 Hoy los nichos hacen imposible el impacto de las piedras en las cajas y los coches hacen inviables las calles y las rutas al ganado.

¿Se marchó  la alegría con la pena de los pueblos?.

Todavía fue  más lejos la tragedia, pues tristeza y alegría son patrimonio de los hombres; fue   soledad la que sentía el  dominio en los pueblos de Aragón. Sus tristezas y alegrías fueron vida, en otro tiempo.  Verdad, ¿Concheta?.

La bruja Morgana

 




Julio Caro Baroja en su obra “Las brujas y su mundo”, habla de la diversidad de formas, que a lo largo de la historia, ha adoptado la brujería, entre las que figura la brujería vasca a lo largo del siglo XVI y “los grandes procesos inquisitoriales de comienzos del siglo XVII (como el de las brujas de Zugarramurdi)….. de la persistencia en el siglo XX de ese género de creencias dentro de sectores rurales colindantes con centros urbanos e industriales altamente desarrollados”. El, como conocía muy bien los problemas de su país Vasco, no hablaba demasiado de la brujería en Aragón. Yo, sin haberme dedicado a investigar este problema, he vivido en mi tierra asuntos realmente de brujería, pero no hace falta haber vivido esos problemas, pues basta mirar alguna revista o estudio, para encontrar afinidad entre lo vasco y lo que ocurría en los pueblos vasco-ibéricos que vivían en la provincia de Lérida y en la de Huesca.

En un artículo del Diario del Alto Aragón, del día 10 de Agosto de2004,fiesta de San Lorenzo, la escritora Julia Emperador dice:”Empezamos a subir la suave y prolongada cuesta de Arratiecho” hacia la Caseta de las Brujas…Cuentan que las brujas del valle de Tena fueron muy famosas y en Búbal, en el Museo de Tradiciones, existe una sala dedicada a ellas. Quizá en ese mismo paraje en medio de la naturaleza, se reunían las brujas del valle de Trasmoz, que engañaron a la joven sobrina del cura y surcaban los cielos del pueblo montadas en escobas, o las brujas de Tamariz, llamadas Jina Bardají y Margalida Escuer, que en combinación con los demonios provocaban grandes tormentas, o las brujas de Tella que se reunían y organizaban grandes aquelarres. Todavía se conserva en esa localidad el museo dedicado a la brujería”.

En cualquier lugar de la provincia que uno pregunte, sale saturado de cuentos o historias de brujas. En Julio del año pasado pregunté a un barbastrense y me dijo que hubo una ¿bruja?, llamada Julieta, a la que venían a ver unos habitantes del planeta Venus. En su juventud fue una mujer bella, teniendo relaciones con el conde y con el abuelo de una ilustre familia de Huesca. Me contaba que en Barbastro, salió un escrito en una publicación ya desaparecida ”Zimbel”, allá por los años ochenta y tres al ochenta y cinco. Por las noches llegaban a su casa varias mujeres en un aparato espacial, desde luego mejor que la simple escoba, aparato que fue pintado en un dibujo para una revista, por maría Pilar Chinestra. Las visitantes trataban de convencerla para que se marchara con ellas. A mi amigo le decía:”Quieren que me vaya con ellas, pero yo no quiero ir”. La transvección o desplazamiento de las brujas, es tradición que lo hacían volando en escobas, palos o palas y antes de la Edad Media se decía que lo hacían sobre carneros, machos cabríos, en bueyes, gatos o perros. Parecía razonable que las brujas se trasladaran ayudadas por los demonios como lo hacían los ángeles y los santos en virtud de la gracia del Señor.

Vestía en Barbastro de “clochard”, con su gabardina, sus botas y una boina negra. Era, en resumen, una bruja pobre pero moderna, aunque su historia interplanetaria ya se había dado muchas veces en dicha historia. Yo creo que no era bruja, es decir, que no tenía pactos con el diablo, porque éste, cuando introducía a una mujer en la brujería, le daba ungüento volador y ella les negaba a sus amigas el volar al planeta Venus, que requería haber recibido del demonio ese ungüento a base de manteca de niño, acónito, belladona y cicuta. Estas drogas les daban alucinaciones, entre las que estaba la de volar y flotar por el aire, ya que se sabe que algunas brujas que habían declarado acudir violando a los aquelarres, se sabía que habían permanecido en sus camas durante el tiempo que decían haber estado volando. Además copulaban las brujas con el diablo y de Julieta no se sabe tal cosa, pues parece que lo hacía con el conde y con el señor de Huesca y la Iglesia consideraba a la mujer “moralmente débil y potencialmente pecaminosa”. A sus diecinueve años y en posesión de una gran belleza (murió a los ochenta y pico de años), se bañaba desnuda en la Punta Flecha en la Malinquera del río Vero,donde la veía el padre de mi amigo, que fue un buen Maestro.

En tiempos pasados había mujeres dominadas por la diosa Diana y Julieta tal vez estaba poseída por la diosa Venus. Poseído, poseso o endemoniado es un hombre o una mujer que se siente poseído por un espíritu impuro, que le hace comportarse o decir las cosas, no como él desearía, sino como ese espíritu desea. Pero yo creo que Julieta no llegó a estar poseída por el demonio, sino sólo por el pecado y aún en este tema habría que escuchar la opinión de San Miguel Arcángel, de si hacía el amor por pecar o solamente por amar. Tal vez no tuviera culpa por haber lavado su cerebro con hierbas, que tan bien conocían las brujas al ir a buscar alimento por el monte, donde encontraban también cualidades nocivas como estupefacientes peligrosos. Con algunas aumentaban el deseo sexual, en otros conseguían la impotencia. Así como los cristianos utilizaban la oración, que en ocasiones daba origen a algún milagro, las brujas empleaban la magia. Todavía se venden libros como el de San Cipriano, que tratan de brujería y que fue el que quería quemar en el hogar aquel vecino de Siétamo, Andrés Lobateras, pero no pudo porque se le escapaba el libro por la chimenea.

Hablan los libros de la metamorfosis, magia por la cual las brujas se podían transformar en animales y dicen que esa fue una forma de magia de las religiones primitivas, porque aquí parece que tenemos vergüenza de figurar en la historia de la humanidad, pero al leer este pasaje, me acordé del caso que ocurrió en Siétamo después de la Guerra Civil y que todavía hoy recuerda y comenta la gente. Decían que en una casa había una bruja, que asustaba a los que iban a visitarla, pero tenían que marchar horrorizados por el miedo que les producían esos ruidos que hacía sonar la bruja. Entre otros acudieron mi padre y el practicante señor Jorge Betrán y mi padre me afirmó que ellos no se habían dado cuenta de nada.

Y llegó el fin, cuando el mozo más valiente d Siétamo, que había sufrido mucho para la Guerra Civil, vio un gato en la escalera, se sacó el cinturón de gran hebilla que llevaba puesto y golpeó con dicha hebilla al gato en la cabeza. El gato entonces le gritó:”¡pégame más!”, porque si lo mataba quedaría libre el gato de la posesión que lo esclavizaba y pasaría a ser poseso el que lo matara. No quiso darle más y al día siguiente apareció el cura del pueblo con la cabeza vendada.

En mi libro “Retablo del Alto Aragón” y en la página cuatrocientos cuarenta y tres, narro la aventura de un cazador que sorprendió a una bruja, que se había transformado en gato, para acudir a Velillas a maldecir a una mujer preñada para darle “mal dau”, con el fin de que muriera su futuro hijo. En página cuatrocientos cuarenta y dos y en mi conferencia sobre encantos, desencantos y encantamientos, escribo:”Un cazador de Sieso caminaba por el monte, pero aquel día en lugar de ver perdices, conejos o liebres, fue algo insólito lo que divisaron sus ojos: sobre una piedra que marcaba la divisoria entre dos campos se encontraba toda la ropa que una mujer de principios de siglo necesitaba para encontrarse bien arropada. Por su mente pasó el leve encanto de la posibilidad de ver un bello cuerpo de mujer, ocasión tan difícil en unos tiempos en que el sol no era buscado para broncear los cuerpos, sino rechazado por las mujeres que tenían a gala para su piel, conservarla blanca como la leche. Pasó también por su imaginación la sospecha de un crimen ritual, pero no descubrió señales de sangre en las ropas de la pobre víctima.

Optó el cazador por esconderse en una espesa mata de carrascas y esperar a la mujer, que necesariamente tenía que llegar a vestirse. Así obtendría, por un lado, el placer de contemplar lo que nunca había visto y, lo que era más importante entre los habitantes de los pueblos,saber quién era la descocada, para correr a contárselo a sus convecinos. No es esta última apreciación peyorativa o una ceremonia dirigida a los pueblerinos, pues hoy día conozco a caballeros ,ciudadanos y modernos que dicen ¿de qué me sirve yacer con la señora marquesa, sino se enteran todos de que he yacido con la señora marquesa?.Pero volvamos al caso que nos ocupa; el hombre seguía esperando y , estrujando su sesera, pensó en que tal vez las brujas anduviesen por medio. El cazador acordándose de que dichas brujas obraban como poderes del mal, quiso contrarrestarlas con una cruz, colocando una que él siempre llevaba consigo, sobre la ropa femenina. Después de esperar un poco “vio avanzar un gato negro, que se dirigió directamente a las vestimentas pero al llegar a ellas, se mostró inquieto y como no sabiendo qué hacer. Había visto la cruz. El amagado salió de su escondrijo y le habló al gato diciéndole: ¿de dónde vienes?. Le contestó: Vengo de Velillas de dar mal”dau” a una mujer preñada para que aborte. ¿Cómo puedes hacer esas cosas?, le preguntó el cazador, a lo que el gato contestó: es que todos los días he de hacer un mal, porque tengo trato con el demonio. Pues ya puedes volver a Velillas a quitarle el mal a esa mujer y dárselo a la clueca. Así lo hizo el gato, y cuando volvió , el buen hombre quitó la cruz de encima de las ropas, se reconvirtió el gato en mujer,se vistió y se fue.

No me aclaró el anciano de ochenta y cinco años que me lo contó y que todavía vive, si conoció a la mujer y si la vio, pero sí me dijo que al cabo de unos días se enteró que había nacido un niño en Velillas y que la clueca de la misma casa en que había tenido lugar tan feliz acontecimiento, no había sacado pollos.

Todavía sigue la brujería buscando el mal de los hombres. Antonio Bruis, persona noble, se marchó de vacaciones a Brasil y una señora le encargó que le trajera una bruja de trapo, se la trajo muy llamativa y con el nombre de Morgana. Era una bruja de origen portugués, como San Antonio de Padua, al que su buena madre le enciende velas delante de la capilla de nogal, que tiene en el pato de su casa.

El Bien y el mal siguen en lucha, que es distinta a la de antes, porque ese mal tiene oprimidos a muchos a los que prestan dineros para amortizar en treinta años y a otros el consumismo los convierte en esclavos y creadores de riqueza.

jueves, 24 de septiembre de 2020

La Torre de Losfablos, antes llamada “Torre de Cavero”.

 

Escudo de Cavero.

 

A  esta Torre Agrícola todavía la llamaban “La Torre de Cavero”, aunque yo con mis noventa años de edad, me acuerdo cuando eran antes sus dueños, por ejemplo los miembros de la familia Cavero. Esta familia Cavero, residía en Siétamo , en una casa ya desaparecida a causa de la Guerra Civil del año de 1.936. Aún queda la primera Casa Cavero, con el escudo de este apellido, del  cual  fue propietario, muy conocido en el Servicio Nacional del Trigo, del que era funcionario, Ramón o Ramonito Puyuelo Cavero. Y el antiguo  Director del  S.N.T, nacido en una noble casa de Berbegal, era el dueño de esta Casa, pariente de Ramón de Felipe Cavero, que trabajó, como fiel empleado muchos años a causa de su parentesco, por ser pariente del Jefe Nacional del Servicio Nacional del  Trigo y gozar de su confianza.

Habían pasado ya muchos años, cuando en la Calle Alta de Siétamo, me encontré con unos elegantes señores de Berbegal, parientes de Ramonito PUYUELO CAVERO, que me preguntaron por Casa Cavero de Siétamo, con la cual fueron parientes muchos años. En esa Casa estuvo casada con un ascendiente de la Familia CAVERO, una hermana  de  mI antepasado Manuel Almudévar de Siétamo. Al demostrarse nuestro parentesco quedó la familia Almudévar de Siétamo, invitada a visitarlos en Berbegal, acompañados por la “familia de Cavero de Siétamo”, que todavía exhibe en su fachada el escudo de Cavero.

A la  Casa Noble de Cavero de Berbegal, fuimos a visitar a los descendientes de CAVERO, que fue  Director del Servicio Nacional del Trigo. Nos mostraron su casa-palacio construida en lo alto de la Peña de Berbegal y nos enseñaron la belleza de aquel paisaje.

El antecesor de Ramón o  Ramonito Puyuelo CAVERO, estaba contento de su encuentro en Siétamo, después de la Guerra Civil, con su pariente Cavero, cuando, él  venía  de  encima de la altura de Berbegal. Y lo contrató como empleado del Servicio Nacional del Trigo.

Pasaron los años y yo me encontré a  la familia CAVERO de Bergegal en Siétamo, revisando su parentesco con los CAVERO de Siétamo. Yo les expliqué el parentesco que nos unía  a los Cavero y a los Almudévar con los mismos Caveros de Siétamo.

Ellos que hacían su vida en la Corte de Madrid, conservaban su afecto familiar a sus , hasta entonces desconocidos parientes de Siétamo y nos invitaron a visitarlos en Berbegal. Fuimos los hijos de  Casa Ramonito Puyuelo, acompañados por los hijos de la familia Almudévar a Casa  Cavero de Berbegal.

Nuestra admiración por aquel poético ambiente de nobleza antigua, nos llenó de admiración  y volvimos a Siétamo con unos recuerdos históricos, ya pasados, pero recordados con emoción.

En aquel viaje visitamos unas fuentes subterráneas en aquellas tierras por las que se va desde Siétamo a Berbegal y nos mostraron una Casa Cavero, cuyos miembros viven en Zaragoza, siendo parientes de un Señor al que se respetaba como noble en dicha ciudad.

Cavero de Siétamo tenía  su origen en los Cavero de aquel valle que baja desde la carretera de Huesca -Barbastro hacia el Sur y  se discurría por la derecha hasta Berbegal.

Pertenecieron los Cavero de Siétamo a esa familia de agricultura fuerte, que vivió primero en la noble casa de Cavero de la Calle Alta, trasladándose después a la también noble casa de la Calle Baja. Esta casa la destruyeron para la Guerra Civil, pero quedó la casa Cavero anterior a esta. Era su dueña la noble doña Carmen Cavero, casada con Ramón  Puyuelo  Sipán, Señora distinguida  por su educación y eterna mirada a pesar de las dificultades que conllevaban aquellos tristes períodos de Guerra y escasez. Monsita Puyuelo Arnal, es hija de Ramón Puyuelo CAVERO y de Nati Arnal, y aprobó  sus exámenes en la Diputación de Huesca. Se casó con el noble José Luis Ferrando Ferrando de Antillón, donde ejerce de Alcalde. Su casa se eleva sobre unos balcones altos, de la parte elevada de aquel pueblo elevado y noble, desde el que se contempla desde una elevada altura, el antiguo cementerio de Antillón, pueblo que todavía conserva una elevada muralla.

De este noble apellido de Cavero, sólo quedó después de la Guerra un escudo, exactamente igual que el que se exhibe en la actual fachada de Casa Cavero, en que vive Monsita Puyuelo Arnal. Este escudo lo conserva en su piso de Huesca, en un piso más alto, que aquel en que yo vivo donde un Maestro Nacional ,sobrino del último CAVERO, exhibe en una bella terraza, el escudo, que desde hacía años se exhibía en la Fachada más reciente de Cavero, hasta que la Guerra Civil derribó aquella noble casa del  Señor CAVERO.

La actual Casa CAVERO de Siétamo, la ha arreglado la hija de Ramón Puyuelo CAVERO, llamada Monsita Puyuelo Arnal, hija de RAMONITO PUYUELO CAVERO, acompañada por su esposo de Antillón y da gloria penetrar en sus jardines, regados desde hace siglos por los CAVERO y ahora por el matrimonio de Monsita Puyuelo Arnal, hija de Don Ramón Puyuelo CAVERO.

Es un placer para mí, observar el arte con que está restaurando Monsita Puyuelo Arnal, hija de Ramonito Puyuelo Caver, esta antigua Casa-Palacio del apellido CAVERO.


Pilar Cativilla, desde los 12 años a los 94

 

Muralla y Cruz de los Caidos . Sietamo (Huesca).


Llegó el día dieciocho de Julio del año de 1936 y pocos días más tarde, estalló en Ola y en Siétamo la Guerra Civil, empeñada en destruir las vidas humanas y los edificios, desde el Palacio de los condes de Aranda hasta la casa de la “siña” Juana, madre de Concha Ferrando. Esta Concha Ferrando escapó de las tropas republicanas, que habían conquistado Siétamo, pero marchó en plena Guerra, con tranquilidad. Si, fue desde Siétamo hasta el Estrecho Quinto, donde se refugiaron las tropas y parte del pueblo sencillo de Siétamo y pacífico. En dicho lugar, estuvieron cercados, desde el día doce de Septiembre hasta el día treinta del mismo mes. Un dí de estos, el Coronel Villalba, coronel del Ejército en Barbastro, envió una carta a los huidos de Siétamo, para arreglar esa situación y para enviar la carta al Estrecho Quinto, usó a la señora Concha, que caminó por la carretera  provista de una bandera blanca, Y con ella llevaba un mensaje a los rebeldes, para que se rindieran. Una vez llegada al Estrecho Quinto, su jefe no quiso ni leer el mensaje de los republicanos, y en presencia de la “siña” Concha, quemó los papeles que les pedían su rendición. La señora Concha, no quiso vover a Siétamo, pues buscaba su liberación en Huesca. Concha como su madre la señora Juana, llevaban sus cabezas cubiertas con unos grandes pañuelos negros, y Concheta tenía además a su hermano  el simpático y cariñoso el “Zurdo”. Después de la Guerra, con la iglesia destruida, el cura celebraba la misa en la Calle Alta, al lado de su casa-abadía. En el balcón colgaba una rueda metálica de un camión, de la que había desprendido su neumático y golpeando la parte metálica de la rueda, con un martillo, la hacía sonar como una campana, que imitaba  a la vieja y auténtica de una iglesia. Entonces acudían los fieles a escuchar la misa. Al acabar, en la calle, agrupados los asistentes cantaban una canción, que no recuerdo lo que decía. Los guardias, algunos escarmentados de la muerte de muchos de sus compañeros, se dieron cuenta de que el “Zurdo” no cantaba. Cuando acabó aquel acto medio religioso, medio político, se enfrentaron los guardias al hermano de Concheta, porque no había cantado y le obligaron a cantar a él sólo, la canción, que no se sabía si la abría aprendido, en lo poco que hacía que había acabado la Guerra.
Castillo de Sietamo (Huesca).


 Empezó el año de 1936, la destrucción del Castillo  Palacio, donde nació el Conde de Aranda. Todavía no ha terminado, porque en el año de 2.016, se siguen cayendo el Almacén y el Granero, que quedaron elevados, y no se sabe  cuánto  durará su ruina total, pues el alcalde no dio permiso para reparar, el envejecimiento del local. Este Almacén agrario, lo levantó el conde de Aranda en 1747,  pues aunque él, vivía  haciendo la política y dirigiendo el curso de las  guerras europeas, no dejaba de preocuparse del desarrollo de su  patrimonio de cerámica industrial en Valencia y el agrario en muchos pueblos de Aragón como  en Siétamo, donde había nacido.  Y para mejor cultivar la tierra, construyó este Almacén y granero, al  lado de su Castillo o Palacio, en el que había nacido.
El Castillo fue destruido el año de 1936 por la Guerra entre  republicanos y nacionales y después, terminada  ésta, los sublevados, que ganaron la lucha, derribaron sus muros, pues de sus tejados no quedó ninguno sano, para volver a levantar pueblos  destruidos,  como Chimillas y como el mismo Siétamo.
Antes de empezar la Guerra Civil, vivían en el Castillo varias familias, como la del  señor Lasierra, Guarda de Monte de Siétamo, cuyas hijas eran Lucía y Josefa, casadas con los hermanos, llamados uno Joaquín y del otro, no recuerdo su nombre. Eran ambas hermanas enormemente simpáticas, pues siempre te daban conversación y te sonreían. Después de la Guerra marcharon a Barcelona y por fin, estuvieron viviendo en Siétamo, al lado de Casa de Trabuco, hombre que fue siempre sacristán, después haber sido soldado de la República, de la iglesia de Siétamo  frente al cuartel de la Guardia Civil. Cuando fue nombrado el Cardenal Javierre, nacido en Siétamo, le llevó a Roma una caja de “Castañas de mazapan”. Fue Antonio Bescós un miembro del Ejército Gubernamental, ¿quién le iba a explicar a Pablo Bescós, alias “Trabuco”, quienes era los buenos y los malos en esta Guerra?.   
 Según del Doctor Cardús, primo hermano de los hermanos Llanas Almudévar, llegaron a vivir en tiempos de Paz, en el castillo, hasta diez familias. Yo esos años antes de la Guerra, acompañaba a mi tío José María, cuando se acababa el Otoño, a cautivar pichones de paloma para guisarlos en casa Almudévar y retirar cuando el invierno llegaba, los nidales de las palomas, para que cuando éste arreciaba, no pudieran criar por el frío y la falta de alimento, que las parejas de palomas adultas, no podían encontrar por el monte, para alimentar a los pichones.
Yo sufría al aprisionar a los pichones, para sacrificar sus vidas y consumir sus cuerpos, igual que iba a pasar con muchas vidas de los vecinos del Castillo de Siétamo, con sus cuerpos semienterrados por el monte. Estos, como los pichones al llegar al invierno pasarían hambre, al no encontrar alimentos y los ciudadanos del pueblo, la volvieron a pasar, al llegar este tiempo de Guerra, que intentó acabar con todo lo vivo en el ambiente. Al entrar los republicanos en la bodega del Castillo, se bebieron todo el vino que pudieron soportar sus cuerpos y el resto se derramó o más bien lo dejaron que se estropease por el suelo, entre la sangre de los heridos y de los muertos.

Plaza Mayor de Ola (HUesca).

Al llegar aquellos tiempos, se respiraba el conflicto de la Guerra Civil  y la niña PILAR CATIVILLA  de OLA, huyendo del pueblo de Ola, donde había nacido, llegó a Siétamo a casa de sus parientes, para huir del miserable ambiente de la Guerra Civil. Al llegar la Guerra, tenía trece años y cumplió catorce, al llegar el día 17 de Noviembre de 1936, con la Guerra comenzada.
Esta protagonista entre las víctimas de la Guerra del año 1936, que nació en Ola, pueblo muy cerca de Alcalá, la conocí años más tarde, siendo Veterinario, en Alcalá del Obispo, donde estaba casada. Dios protegió a PILARÍN, porque, después de acabada aquella Guerra Civil tan cruel y tan asesina, se conoció y se casó con Agustín Malo de Alcalá del Obispo, pueblo muy cercano a aquel en que nació PILARÍN  llamado OLA. A este hombre lo conocí, cuando estuve de Veterinario de Alcalá del Obispo. Era Agustín un hombre íntegro y honrado. Cuando el Señor  Artero, agricultor de Alcalá del Obispo, ordenaba siempre a Agustín, que se colocara detrás de la máquina sembradora y éste, siempre estaba pendiente de los mandos de la sembradora, para que surgieran bien las semillas de trigo, que iba sembrando. Así como carecía de habilidad para hablar, tenía un cerebro que pensaba con gran acierto y conseguía que el Señor Artero, recogiera una excelente cosecha de Trigo. Cuando yo iba por Alcalá conversaba con Agustín, pues aunque tenía dificultades para hablar, tenía un cerebro privilegiado, que hacía posible que él y yo, nos entendiéramos maravillosamente. Recuerdo las escasas veces que yo tenía la suerte de comunicarme con el señor Agustín, siendo Veterinario de Alcalá del Obispo.
Nació PILARÍN en casa Cativilla de Ola, donde vivió con su hermano Fernando Cativilla Seral, padre de Fernando, amigo mío, pero como su padre había enviudado, volvió a casarse, teniendo otra hija, que tuvo otro segundo apellido que su hermano Fernando.
Nada más llegar la Guerra a Siétamo, a medida que avanzaba el Ejército Republicano, éste se iba apoderando de las casas vecinas, en que se resguardaban  los que estaban con la niña Pilar Cativilla, que tenían la necesidad de agujerear la pared de la casa donde estaban, para pasar a otra, más cercana al Palacio de los Condes de Aranda. ¡Qué procedimiento más salvaje el de los conquistadores de Siétamo!, porque para ganar tiempo, incendíaban las casas, para llegar a conquistar el Palacio. En estos tiempos la que entonces era la niña Pilar, me ha contado con sus noventa y ocho  años, los sentimientos de su corazón, tan sensible entonces como ahora, y comentándome aquellos días, me dijo: “al incendiar todas las casas, los cerdos y las burras, chillaban de horror, pidiendo auxilio”. Es que la niña Pilar, de la misma forma, estaba también muerta de miedo, ante aquella situación próxima a la muerte, como me declaró a mí, en la misma ocasión.
Por fin, llegaron las tropas del Ejército y los milicianos al Palacio o Castillo del Conde de Aranda, pero no fue esa llegada un triunfo sobre los sentimientos dolorosos de las familias, que huían de la muerte. Allí, según me dijo la que entonces era la niña PILAR, : “estaba dirigiendo la defensa,  el Teniente Soto. Todos creíamos en él y lo seguíamos como si fuésemos corderos”. El teniente Soto, cuando ya no encontró esperanza en la victoria de su lucha, pensó en escapar del Castillo y gritó: ¡Que se salve, quien pueda, y que me siga!. ¿Quiénes estaban allí?. Estaban muchos defensores de Siétamo y gente sencilla llena de horror. Pero entre ellos estaba Mosen Marcelino Playán, párroco de Siétamo y nacido en Antillón, del que la prensa “roja”, anunció varias veces haberlo matado, pero que, acabada la Guerra, siguió de Párroco en Siétamo. No me extraña que hiciera cantar sólo al “Zurdo”, después de misa en Siétamo, acabada la Guerra. La Guerra vuelve locos a todos los que se ven envueltos en ella. Estuvo un doctor Médico, llamado el Doctor don Luis Coarasa, que fue amigo mío, nacido en el pueblo de mi mujer, es decir en Torralba de Aragón. Todavía vive una señora, llamada Pepita, que su madre cansada de la marcha por el mote y horrorizada por el miedo, abandonó a su hija en aquel espacio, dominado por el fuego de las balas, pero Don Luis Coarasa, el médico, se la hizo recoger y todavía está llena de vida. El cura y el médico animaron a los huidos del Castillo de Siétamo, y entre carrascales y el barranco, los guiaron hasta que llegaron al Estrecho Quinto.
Una vez en la altura del Estrecho Quinto, los soldados bajaban a buscar de los huertos de Quicena, lo que podían cargar en ellos. Los pobres soldados tenían sus rostros morados y sus cabezas llenas de piojos.
La zona de Estrecho Quinto,compatida entre Siétamo y Loporzano, fue el lugar en que se estableció durante bastante tiempo, el frente entre los republicanos y los huidos de Siétamo. Desde aquel extremo de los Sasos de Loporzano, a una altura considerable, se observa una visión panorámica, de la Siera de Guara, con la presencia al Sur de ella del Castillo-Monasterio de Montearagón, entre los mallos de Salto Roldán. Al fondo se exhibe la ciudad de Huesca. Desde este punto de observación del paisaje, en este extremo de Estrecho Quinto, convertido en un punto de lucha, los refugiados de Siétamo estuvieron luchando un tiempo, desde el doce de Septiembre, hasta el día treinta del mismo mes.
Y este punto de la Cruz del Estrecho Quinto, es un observatorio desde el Somontano de Siétamo-Loporzano, de la Sierra de Guara. En el año de 1936, el Ejército Republicano, encontró en dicho punto, una resistencia de los militares franquistas y de los paisanos, entre los cuales estaba PILARÍN CATIVILLA, que huían del terror de los fusilamientos. Fue el lugar de Estrecho Quinto, un punto de resistencia de los vecinos de Siétamo, ayudado por escasos militares, que evitó la inmediata toma de la capital de Huesca, por parte de los milicianos.
En el “Homenaje a Cataluña”, escrito por George Orwell en 1938, acusa al Partido Comunista (PCE)  y a la Unión Soviética del Anarquismo español, que supuso el triunfo de los falangistas.  
Pilarín Cativiella de Ola, estaba sufriendo una Guerra cruel, realizada por diversas ideas políticas y ella como casi todo el pueblo español, ignoraba los motivos de esta matanza de los años desde 1936 hasta 1939. Luis Coarasa, el médico, que salvó la vida de la pequeña niña Pepita, estaba en todo momento pensando en la forma de salvar las vidas de los huidos de Siétamo, pero  Pilarín  de Ola, sufría el hambre y su pensamiento, intentaba consumir alimentos, para su cuerpo de pocos años.  Dijo el periódico La Vanguardia que trescientos hombre y unos cien vecinos de Siétamo, permanecían a aire libre, en lo más elevado del Estrecho Quinto, pasando hambre hasta el día 29 de Agosto de 1936.Salieron de Siétamo el día doce de Septiembre, para ocupar el Estrecho Quinto. El día treinta del mismo mes de 1936, con grandes dificultades se retiraron a Huesca.
En aquella retirada iban Pilar Cativilla de Ola y Concha Ferrando de Siétamo, que no quiso volvez a su pueblo natal,  hasta que se acabó la Guerra, Igual que Pliarín Cativilla que vovió a Ola y de ahí fue a casarse a Alcalá del Obispo.
De la misma forma que hoy, día del mes de Abril de 2016, he venido a esta Edificio de la Caridad, en Huesca a visitar a Pilar Cativilla, recuerdo que también en otros tiempos, acudí a esta Residencia de “Las Hermanitas de los Pobres”. ¿A quién fuí a ver hace ya bastantes años a esta Residencia?. A la “Siña” Concha, que antes de la Guerra, nos cuidaba a mis hermanos menores que yo, Luis y Jesús y a mí mismo. Arrimado a la cama de su muerte, me acordaba de cuando tenía cinco años, en Siétamo y antes de la Guerra. Me cogía de las manos y me gritaba:”Hijo mío, ¡ladrón!, tú tendrás cien años de perdón”. “De lo que se deducía que  aquí, en España, ya había muchos que aspiraban a ser ladrones de gobierno, porque a mí mismo,  me decía: ”Inacier, tú serás ladrón de Gobierno!. No lo consiguió, pero veía un buen porvenir en esa profesión, pues hasta los rusos, se llevaron el oro de España”. Ahora, en el año de 2016, siguen saliendo ladrones cerca del gobierno de España. “Como he dicho, iba a verla al lecho donde había de morir y me cogía de la mano y no la soltaba. Ya nos había salvado la casa de Siétamo de un incendio, donde Durruti, encontró su despacho, al conquistar Siétamo y ahora le dolía tener que separarse de mí. Yo creo que algún día, nos volveremos a ver en la otra vida”. Por fin salieron de Estrecho Quinto, la “siña” Concha y la casi niña Pilarín Catevilla, acompañados de los que habían, hasta entonces escapado de la muerte.

En Huesca volvió Concheta a convivir con mis tíos los de Casa Llanas y Pilarín con su hermano Fernando Cativilla Seral, padre de mi amigo Fernando, que había podido escapar a Huesca capital. Pilar se casó más tarde con el buen Agustín Malo de Alcalá y allí conocí a sus hijos buenos y trabajadores. 

miércoles, 23 de septiembre de 2020

El fuego y los que lo apagan.(año 2003)

 





En este pueblo de Siétamo dicen que no hay incendios, pero cada año empiezan a arder los rastrojos y las carrascas y los robles, pero siempre se acaba, apagándolos. ¿Quién es el que los apaga?. Desde luego que son los bomberos, y las avionetas de Monflorite. A esos cuerpos e individuos que los forman son a los que en primer lugar hay que agradecérselo. Así lo hicieron las alcaldesas de Siétamo y de Loporzano, que resaltan ”en declaraciones a este periódico, el trabajo llevado a cabo por todos los efectivos desplegados en la zona para atajar un fuego que quedó a unos 300-400 metros del núcleo de Castejón de Arbaniés (perteneciente al municipio de Siétamo).Y yo quiero destacar el comportamiento de la alcaldesa de Siétamo, María Viñuales que “quiso agradecer públicamente el comportamiento de los vecinos de los pueblos de la zona que acudieron, algunos con tractores para hacer cortafuegos, a ayudar en las labores de extinción del fuego”

Antes, hace ya bastantes años no estaba la sociedad tan organizada en las labores comunales, pero los individuos de los pueblos acudían a apagar el fuego cuando escuchaban las campanas que le anunciaban, cada uno acudía con sus medios, es decir que cada uno ponía aquello que tenía para poder combatir el incendio. Unos iban con sus tractores y otros con sus azadas y sin cobrar, solían triunfar en su trabajo, pero hoy día se han constituido los cuerpos de bomberos y los helicópteros y las avionetas que cargan el agua donde pueden, ya que en Monflorite están ya desde hace años esperando la conexión de la tubería que pasando por Siétamo, hay que hacer en el río Guatizalema. Yo los veía volar e ir a buscar el agua y los helicópteros la tomaban en la piscina pública de Siétamo y en la balsa de Valdeona y se  hubiera aliviado mucho su búsqueda, si hubiese habido bastante cantidad de agua en la balsa de la Costera.

En este caso han sido felicitados los “vecinos de los pueblos de la zona que acudieron, algunos con tractores para hacer cortafuegos, a ayudar en las labores de extinción del fuego”, como he escrito más arriba, pero alguno de ellos han sufrido destrozos en sus tanques de purín, que se emplean para acarrear el agua, otros en sus tractores y alguien en sus cuerpos. Además el fuego no llegó a Castejón de Arbaniés por la intervención de unos vecinos  de Arbaniés y de Siétamo.

Yo creo que merecieron el ser nombrados en el periódico por su  valerosa y arriesgada intervención.

Al no serlo, habrá que empezar a considerar los derechos que dichos ciudadanos tienen a cobrar sus intervenciones y sus orugas, tractores, cubas etc.,como cobran merecidamente los bomberos y los aviadores que en tales casos intervienen.     

La razón y la sinrazón

  La razón hace funcionar los ordenadores, no su propia razón de la que carecen esos maravillosos aparatos, descendientes de las simples plu...