viernes, 29 de mayo de 2020

“In éxitu Israel de Egipto”, la casa de Jacob de un país extranjero.-


En el Misal diario y vesperal, preparado por Dom Gaspar Lefebre O. S. B. que era belga y escribió en el Misal Diario, oye a Santa Teresa, que te dice: “ Acuérdate que no tienes más que un alma- ni has de morir más que una vez- ni tienes más de una vida breve…ni hay más de una gloria, y ésta eterna; y darás de mano a muchas cosas. Tu deseo sea de ver a Dios- tu temor, si no le has de perder- tu dolor, que no le gozas- y tu gozo, de lo que te puedes llevar allá; y vivirás con gran paz.”
Santa Teresa de Ávila, de origen judío, que fue de vida Cristiana, siguiendo la voluntad del Señor aparece en este Misal, preparado por el belga Dom Gaspar Lefebre ,de la Orden de San Benito,  que en la redacción de su Misal, introdujo el Salmo113, In exitu…Israel de Egipto-domus Jacob de pópulo bárbaro.-Consagró Dios a su servicio al pueblo de Judá; y estableció su imperio en Israel.- (Cómo al llegar el pueblo judío que huía de Egipto hacia Israel, se asustó con el mar, que lo  vio  y huyó. ¿Quién hizo retirarse al Mar, cuyas aguas huyeron para dejar pasar a los judíos?). El río Jordán retrocedió  y según el Salmo 113, “los montes brincaron de gozo como carneros, y los collados como corderillos”. El historiador que compuso este Salmo, se pregunta -¿Qué tienes, mar, que huyes; y tú Jordán porque retrocedes?.-¡Oh montes  que saltáis como corderos; y vosotros, como corderillos!-Ante la faz del Señor tiembla la tierra, ante la faz del Dios de Jacob.-Que convierte la peña en estanques de agua, y la roca en fuentes de agua.-……..El Señor  hase acordado de nosotros; y nos ha bendecido.-……Los cielos son del Señor,  mas  la tierra la dio a los hijos de los hombres.-“NO SON LOS MUERTOS LOS QUE ALABAN AL SEÑOR, NI TODOS  LOS QUE DESCIENDEN AL SEPULCRO”.- “MAS NOSOTROS QUE VIVIMOS BENDECIMOS   AL  SEÑOR, DESDE AHORA Y POR TODOS LOS SIGLOS ”.
Pero Cristo, Hijo de Dios, fue muerto por los hombres y “subió a los cielos y está sentado al lado de Dios Padre en el Reino de los Cielos y resucitó al tercer día” mas nosotros que vivimos representados a la diestra del Padre, gozamos del amor de Dios. El  Himno LUCIS CREATOR OPTIME canta la obra del primer día de la Creación, porque Dios crea la luz, y el alma pide poder gozar de los celestiales resplandores. “Al tiempo que va de la mañana a la tarde nos mandas llamarlo día. Ahora que viene la oscura noche, oye nuestras plegarias y llanto.
Para que nuestra alma, cargada de culpas no pierda el don de la vida eterna, al no pensar en nada perenne y al atarse con nuevos pecados.
Llame a las puertas del cielo, y arrebate el premio de la vida; evitemos todo lo dañino, purguémonos de toda maldad.
Óyenos, Padre piadosísimo; y Tú Hijo igual a Él, que con el Espíritu Consolador, reinas por los siglos de los siglos”.
Estos días, en que una enfermedad de la Naturaleza, se lleva las vidas de los hombres en todo el Mundo, uno piensa en la Humanidad , como se da cuenta  en el Salmo  113, que dice: “ NO SON LOS MUERTOS LOS QUE ALABAN AL SEÑOR,NI TODOS LOS QUE  DESCIENDEN AL SEPULCRO”,” MAS NOSOTROS QUE VIVIMOS, BENDECIMOS AL SEÑOR, DESDE AHORA Y POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS ”.
Dice el Salmo 113: No son los muertos los que alaban al Señor, pero NOSOTROS QUE VIVIMOS; BENDECIMOS AL SEÑOR, DESDE AHORA Y POR  LOS  SIGLOS  DE LOS SIGLOS”.
Este Salmo 113, se redactó en el Antiguo Testamento, pero Jesús, base del Nuevo, está en el cielo “sentado a la diestra de  Dios Padre” y predicó siendo “Dios y hombre verdadero” y muriendo en la terrible Cruz por la redención de los hombres.
Las generaciones humanas han pasado por la vida, pero aquellos compañeros que han muerto a causa de la Pandemia, no han sido abandonados por Dios, sino que nos esperan después de su viaje de sus almas desde la Tierra al Cielo.
 

miércoles, 27 de mayo de 2020

Salmo 150 cantado por los hombres, antes y ahora.-



Siempre los hombres han cantado al Señor, y ahora más en estos días dolorosos, en que su Justicia , se ha extendido por todo el Mundo, siguen los hombres pidiendo la salud de sus cuerpos. Y los hombres recuerdan su Justicia y al ver con qué rapidez mueren miles de personas por todo el  Mundo, piden al  Señor que “perdone nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Los hombres estamos en esta vida en el mundo de un modo temporal, porque Adán y Eva, a nuestros primeros padres, los creó el Señor y pensó en hacerlos felices en el Paraíso Terrenal, pero estos dos seres humanos, pecaron, fueron separados de Dios y expulsados del Paraíso. Se sabe por la Historia Sagrada que una serpiente fue la que sugirió  a Eva que se comiera la fruta del árbol del conocimiento del Bien y del Mal. Dios le había dicho a Adán que tenía libertad para comer cualquier fruto del Paraíso, menos la fruta del árbol que daba el conocimiento del bien y del mal. Este árbol que producía esta sagrada fruta en el Edén, era producida por dicho árbol, del que nos ofrece “una versión corta de este jardín, en la Biblia, que aparece en el libro de EZEQUIEL”. No se conoce ninguna cita de le la montaña sagrada en el Génesis y sin embargo, su libro “describe en esta cita de Ezequiel  a un rey que camina por una montaña sagrada de Dios en el Edén”. “Dios le dijo a Adán que podía comer cualquier cosa del jardín, menos la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal”. Y muy pronto fue tentada Eva por una serpiente y comió de la misma y le dio a Adán esa manzana para que comiera de ella.
Adán y Eva, que recibieron el mandato de Dios y lo rechazaron de que no debían comer “ el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal”, desobedecieron, cometiendo una falta importante contra Dios y fueron castigados de inmediato, lo que los llevó a “la caída de la Humanidad”. Por la que el pecado y la muerte entraron en el Universo por primera vez. Adán y Eva fueron expulsados del Jardín del Edén, para no volver jamás esa vida feliz y obediente a Dios.
Me miro en el misal que usé siendo todavía un niño y me encuentro con el Salmo 150, de los judíos, que cantaban : “Alabad al Señor en su Santuario; alabadle en el firmamento de su poder. Alabadle con sus prodigios; alabadle por su inmensa grandeza. Alabadle al son de clarines; alabadle con el salterio y la cítara. Alabadle con panderos y a coro; alabadle con instrumentos de cuerda y el órgano. Alabadle con timbales sonoros; alabadle con timbales de  júbilo. Todo espíritu alabe al Señor.”
Después de este Salmo 150, que está escrito en mi viejo Misal: Haz, Señor, que se apaguen enteramente en nosotros las llamas de los vicios, pues diste al bienaventurado San Lorenzo fuerzas para superar el incendio de las llamas, y los tormentos.
El hombre está formado por espíritu y por su cuerpo, como un animal, de los que Dios ha formado multitud de cuerpos. Cuando muere llevan sus restos corporales al cementerio, pero su espíritu sube al cielo a la diestra de Dios Padre. ¡ Cómo, ahora ignoramos nuestra ruta celestial, que los profetas, en la Historia Sagrada, investigan la vida de los hombres, como el Profeta Ezequiel y desaparecen de la Tierra, en un vuelo misterioso!.
El hombre tiene una doble vida, la espiritual y  la  material. La parte humana física del hombre, ha llenado el Mundo de sepulturas y la espiritual, nos da la esperanza de la subida de nuestro espíritu hacia el cielo, porque Jesucristo Dios y hombre verdadero, resucito al tercer día y “está sentado a la diestra de Dios Padre”. Cuando muere el hombre en multitudes, su cuerpo se va al cementerio y el espíritu sube al Cielo.

lunes, 25 de mayo de 2020

Soledad en SIÉTAMO a causa de la peste.


     
                                           
Sentados con mi esposa delante de la puerta de nuestra casa, estábamos acomodados  en una silla casa uno, contemplando la tranquilidad de esa noche en que se iba apagando poco a poco la luz del día. Si, se nos iba apagando poco a poco, el ambiente de aquella Plaza Mayor, porque la luz del día, se nos iba marchando, lentamente, disminuyendo  su  intensidad,  siendo ocultada por la oscuridad de la noche. Me parecía que el tiempo nos lo daba el Señor que lo  estaba apagando poco a poco, ante nuestras miradas de la vida.
El ambiente de la Plaza Mayor de mi pueblo de Siétamo, que recordando el año de 1.936, por  no  poder olvidar  aquel  ambiente  guerrero,  que lanzó  por el suelo de la dicha Plaza, que nos hace  recordar aquella cruel Guerra destructora, del Palacio del Conde de Aranda hasta las más humildes casas,  y un monumento pétreo, sobre el que se alzaba la Cruz de Cristo. Hoy, aquella bella columna que nos recordaba a los vecinos de Siétamo, una dirección hacia el Cielo, que desde allá arriba, nos estaba esperando el Señor, ha perdido la piedra y se restauró con ladrillos macizos y amarillos. Hoy delante de la Cruz   reconstruída por el ya difunto albañil, hijo del pueblo de Siétamo “Emiliano Boira”,  que con ladrillos, levantó una  hermosa columna de gran belleza, sobre la que se alza en lo más alto de ella una Cruz de hierro forjado, que eleva al cielo, el recuerdo de los que por debajo de ella pasaron, de los que entonces, quedamos algunos todavía vivos y muchos más muertos. En lo más alto de la columna se yergue una hermosa Cruz, que aquel entonces  ya  viejo  Alcalde, la reservó para recordar al pueblo, que todos seríamos bendecidos por ella el día de nuestra muerte.
Estábamos sentados con mi esposa Feli, cada uno en su silla, mirando hacia lo alto la hermosa Cruz, que nos hacía ver, al mismo tiempo que su belleza, el principio de nuestra guardia, observando un sol brillante, que nos hacía recordar , al lado mismo de la puerta de nuestra casa, la iglesia parroquial, con sus arcos pétreos de la Lonja, que defienden de la lluvia, a los que, como ahora a nosotros, nos invitaba a contemplar el cielo.
Ahora ya no estaban en la Plaza Mayor “los señores, señoras y niños” de Siétamo ,como cuando, un “ramo” de niños y niñas” inocentes, iban subiendo en un camión, para llevarlos a Rusia. En aquella ocasión, la entonces niña Joaquina, estaba entre aquellos niños, para subir al camión que había de llevarlos a aquel Imperio dictador. Hoy es Joaquina la única mujer, que todavía nos sigue contando, historias y cuentos antiguos.
Han  pasado  muchos  años desde entonces y en aquella Plaza Mayor, sólo se respira Paz. No circulan por esa Paz, hombres, mujeres y niños, que de aquellos tiempos sólo queda la señora Joaquina Larraz y Latre, en la calle Mayor del Pueblo, y mira por una ventana para recordar aquellos tiempos de odio y de miseria, que pasaban los ciudadanos de la Villa.  No cuidaban sólo por Joaquina, hombres, mujeres y niños, sino que el silencio del ambiente hacía pensar  en  la continuidad de la vida que debía dominar, en aquel  pueblo. Han pasado muchos años y ahora no se dan escenas de Guerra, pero en el ambiente ya no se da una Paz  alegre y pacífica, porqué está el pueblo dominado por “una peste oscura”, que no deja salir de sus casas a las escasas personas que quedan vivas en el pueblo.
Pero después de una esperanza en la Humanidad, paró un coche y de él bajó una bella y buena señora de la moderna casa del difunto señor Avelino y su hija la bondadosa   Pepitina,  nos saludó y nos dio explicaciones de que  Huesca capital, empezaba a gozar o mejor dicho a sufrir una guerra contra la salud humana, donde hombres, mujeres y niños, llevaban unas caretas, que les ocultaban sus rostros,  como si fueran víctimas de una guerra, que entorpecía el trabajo y el placer de los ciudadanos, que circulan ,como si estuvieran en un entierro, que recordaba la antigua salida a la calle de la Procesión de  Viernes Santo, tapando  las caras de los devotos con velos, como ahora sin motivo religioso, por caretas que salvan la vida de los cuerpos de los ciudadanos. Hay una bondad que afecta a todo el mundo, ya que caminan los ciudadanos con sus rostros llenos de miedo, ocultando su personalidad  como si fueran víctimas de una Guerra, que mataba y entorpecía el trabajo y el placer de sus ciudadanos, que en Viernes Santo, circulan, como si estuvieran en un entierro, que recordaba los asistentes la Procesión del Viernes Santo con los asistentes ,como ahora sin motivo religioso, sino por una crueldad que afecta a todo el Mundo, ya que caminan los ciudadanos con sus rostros ocultando su personalidad, por esas cortinas, que ocultan esos rostros llenos de miedo
La señora Pepitina, amiga de mi esposa, que llegó a nuestra puerta,  junto a la entrada en nuestra casa, paró el coche y se quitó la triste careta de una  guerra terrible y nos contó, unos ocho días antes, como se murió su buena madre, a la que no pudieron asistir más de cuatro hijas, en su entorno. Venía de la capital oscense, en que había comenzado  a trabajar en las ciudades, en algunas actividades, que empiezan a dar cierto trabajo.
Pero el Señor no permitió que quedáramos solos la señora que venía de trabajar en Huesca, porque se acercó a nuestro lado, muy cerca de nosotros el joven Vicentico, al que todavía se le adivinaban por la superficie  de  su rostro, unas manchas rojas producidas por la “peste”, que inunda el Mudo en estos días. Un tanto alejado de nosotros, nos contó los sufrimientos que padeció a causa de la moderna enfermedad, que ha invadido la Humanidad. Había superado el mal, que ha matado a miles de seres humanos, y en medio de la conversación, se apartó un momento a su casa, que está  al lado de la nuestra, y volvió con una maceta de flores y se las dejó al lado de mi esposa, porque se acordaba, del cuidado y el interés que ella tuvo con su salud y lo agradeció con flores.  

viernes, 22 de mayo de 2020

El pelo





Caminaba yo por la calle y llevaba  en mi cabeza una pelambrera, en lugar de un buen pelo y al pasar por una peluquería pensé: más valdría que aprovechara la ocasión para esquilarme, ya que aquí hay un peluquero que es capaz de cortarle los pelos al diablo y si así sigo, luego me saldrán pelos en el corazón.
Entré en dicho establecimiento y el artista de los cabellos me saludó con gran amabilidad y cuando acabó de rasurar a un cliente, empezó a hacerlo conmigo, al mismo tiempo que preguntaba si yo había sido rubio o castaño. Por este detalle me di cuenta de que estaba ante un auténtico profesional, pues su conversación giraba en torno a los cabellos de sus clientes, que eran los que él, siempre se había dedicado a higienizarles. Total que con tal conversación, nos lo pasábamos los dos “al pelo”.
Yo le dije: por aquí te habrán pasado melenudos, como leones y otros de cabello crespo y rizado y algunos rubios de cabellos sedosos y finos. Asintió a mi observación, añadiendo: también he atendido a barbudos, a bigotudos, a calvos a los que hay que arreglar a unos sus barbas y a otros los bordes de pelo que se apoderan de sus cuellos. Hay personas que como los calvos no poseen pelos en la cabeza, pero no tienen un pelo de  tontos y algunos no tienen ni un pelo en la lengua. Hay algunos que lo hacen todo a pelo, como subir en su caballo o en su burra a pelo o a contrapelo. ¡Qué difícil debe de resultar  relucirle el pelo a quien lo tiene implantado en varias direcciones o a quien lo tiene como sí fuera pelusa  de melocotón!.
El peluquero o barbero tiene un ilustre nombre, pues se llama Augusto, como el César Augusto que inmortalizó a Zaragoza, capital de Aragón y en tal Autonomía nació, siendo hijo de otro peluquero  y barbero de Fraella, Tramaced y Marcén. No fue el famoso Barbero de Sevilla, pero ha sido y es todavía un augusto barbero y peluquero de la Urbs Victrix Osca. ¡Cómo atravesaba aquellas distancias unas veces andando y otras en bicicleta!,  aunque  al principio tenía que hacerlo sobre una burra, montándola a pelo.
Cortaba el pelo a las mujeres a las que aplicaba el estilo “garsón” y a muchos hombres les cortaba el cabello a la parisién.
El pelo era sagrado, pues muchas jóvenes se dejaban una larga trenza, que sólo se cortaban cuando iban a casarse y luego la colgaban en el salón o en la “sala güena” de su casa, donde la guardaban para que sus descendientes la contemplaran y se acordaran de ellas en sus oraciones. Pero hace pocos días, encontré en un anticuario un cuadro con la fotografía de una pareja matrimonial, que a pesar de ser ya de cierta edad adulta, estaban manifestando su felicidad, pero entre el cristal y el marco y rodeando sus figuras, daba la vuelta al cuadro una trenza, que pertenecía a la esposa, que después de llevarla colgada durante muchos años, al cortársela, la enmarcó con su persona y la del ser amado. En alguno de esos cuadros que se hacían nuestros antepasados, aparece el matrimonio con su aspecto de felicidad y rodeados por una estela capilar o trenza de la señora en su juventud, que les da a ambos miembros de la pareja,  un nimbo que recuerda y que desea una vida de sacralidad. ¡Oh, inefables cabellos!.
Pero no sólo eran las mujeres las que hacían tan larga ceremonia con sus pelos, sino los toreros que se dejaban su coleta, que recogían en su nuca, debajo de la montera. Su tradición todavía no se ha perdido, porque ahora, aunque no llevan su coleta natural, se la ponen artificial cuando tienen que torear. Y los grandes toreros, cuando llegan a su retiro, si no han sido corneados y mandados a la gloria, en la corrida de toros que corren cuando celebran su jubilación, se cortan la coleta, no sé sí ellos mismos o por la actuación de algún famoso peluquero.

La fuerza no sólo la de los músculos, sino la de la inteligencia si no vienen de los pelos, con ellos están relacionadas. El famoso poeta gallego Don Ramón Del Valle-Inclán, llevaba colgada de su cara una larguísima barba, que era como una antena que le hacían captar la poesía y componer los ritmos literarios. En la enorme cabeza de Einstein brotaba una grandiosa melena, completada con su bigote y por aquellos cabellos entraban los cálculos matemáticos que le condujeron a emitir la Teoría de la Relatividad. Y las mujeres con sus melenas han dado pruebas de su fuerza física y del poder de su amor; hace unos días se vio en la televisión a una hermosa mujer, engancharlas en el tiro de un enorme autobús y ella agachada sobre una escalera, hacía presión con sus manos y sus pies sobre las escalas y lo arrastraba. Pero leyendo la Biblia, la bella Dalila, en el siglo VIII antes de Cristo, tenía unos cabellos prodigiosos no sólo para enamorar, sino para traicionar al gran Sansón, un hombre fornido, que triunfaba sobre los filisteos; éstos que se veían perdidos encargaron a Dalila que lo enamorase y se enterase del misterio de sus fuerzas. Y es que Sansón tenía una pelambrera descomunal, que le llevaba a vencer a cualquier enemigo que se le resistiese, por ejemplo dicen que cogió con sus manos un melenudo león y le descoyuntó sus mandíbulas. Pero con Dalila el problema era diferente, porque sus cabellos le encendían su corazón en amor, al entrar en contacto con los abundantes, bellos y perfumados de Dalila, que llegó a darse cuenta del misterio capilar de su enamorado y le cortó el cabello. Entonces Sansón perdió sus fuerzas y cayó en manos de los filisteos sus enemigos, que se ensañaron con él y le sacaron los ojos. Estuvo atado en una columna del gran salón donde ellos se reunían y no previeron que el pelo crece y que aunque aquellos “pelillos fueran a la mar”, volvían a desarrollarse, como lo tiene comprobado Augusto, cuando después de un mes o de dos, vuelven a sentarse en su sillón aquellos a los que había cortado el pelo. Y a Sansón le crecieron los pelos de su cabeza y cuando él mismo calculó que ya tenía bastantes energías para desarrollar sus fuerzas, se agarró a una de las columnas a las que estaba atado, la forzó e hizo caer el edificio sobre él mismo y sobre los numerosos filisteos que dentro de él estaban.
Estaba un calvo escuchando nuestra conversación y un poco mosqueado por nuestras alusiones a los calvos, exclamó: todos los burros tienen buenas pelambreras, porque yo no conozco ninguno calvo. Augusto le contestó: yo tampoco conozco ningún melón que tenga pelos.
Ser calvo, en estos días no supone ningún inconveniente, porque muchos que no lo son, se afeitan la cabeza y ya es raro ver a alguien que se ponga una peluca. Además, sin llevarla, muchos lo aparentan porque su pelo se lo pintan de vistosos colores, que no tienen nada que ver con la naturaleza humana y uno ya duda si la fuerza física y la fuerza de la inteligencia y del espíritu tienen que ver algo con los pelos.
Pero, leyendo a Antonio Machado, comprobé como también él, sentía la luz de los cabellos, cuando se expresa así: ”Quiso el poeta recordar a solas,- las ondas bien amadas, la luz de los cabellos- que él llamaba en sus rimas rubias olas”.
Aquellos pelos estaban relacionados no sólo con la inteligencia y la poesía sino con la propia vida, porque en épocas que yo todavía he conocido, los barberos eran los practicantes de los pueblos y daban inyecciones a los enfermos y hacían sangrías y vendajes. Yo me acuerdo del señor Valeta, que en el Coso Alto de Huesca, se ocupaba de la higiene y de la belleza del pelo de sus clientes, al mismo tiempo que cuidaba su salud. Lo mismo hacía el Señor Jorge de Siétamo, que además de ser barbero, después de la Guerra y vestido con su blusa negra, igual que la que llevaban los tratantes, inyectaba a los habitantes de mi pueblo y a mí, me cosió una brecha que me hice en la cabeza, cuando sobre una burreta torda, subía montado de la fuente, a pelo sobre ella y me tiró al suelo.

jueves, 21 de mayo de 2020

Témporas, acción de gracias y de petición.-




Todos nuestros pueblos, están presididos por las torres de sus iglesias y uno mira las casas, que están presididas por esas torres, que miran hacia arriba, y que han hecho, durante siglos, pensar en la marcha de aquellos ciudadanos, desde sus casas hacia otros lugares del Mundo. Aquellas  torres  de  los  templos, nos hacen mirar hacia arriba, pero el destino del hombre, lleva a los viejos a la muerte, donde en los cementerios, están los cuerpos enterrados de la humanidad. Siguen los hombres marchando de sus pueblos nativos, quedando muchos de ellos, como ruinas de un pasado.  Y van con la idea de convivir en las ciudades en las que trabajan  y unas veces viven y en otras muchas malviven. Algunos se acuerdan de esa imagen, que se conservaba en casi todas las iglesias y en la que estaba La Virgen Dolorosa, sosteniendo sobre sus rodillas el cuerpo lleno de heridas de su hijo Cristo.
Esta imagen me hace recordar aquel canto gregoriano ,que se expresaba así: “Stabat Mater Dolorosa, juxta crucen, lastimosa” y allí sostenía a su Hijo, triste y dolorosa. Estas piadosas imágenes se exhiben todavía en numerosas iglesias, para recordar a los hombres, que Cristo ya redimió a los hombres hace ya muchos años. Esta presencia de la imagen de Cristo, sobre las rodillas de su Santa Madre, la han abandonado los hombres en las viejas iglesias de sus pueblos de origen, pero todavía en las iglesias, se guardan piadosas imágenes y se sacan en procesión por los pueblos y ciudades. Este año de 2.020, se ha rendido el pueblo ante la celebración de esas piadosas procesiones. Es que el pueblo tiene miedo ante las invasiones repentinas del “Demonio” por el Mundo y los gobiernos “todopoderosos”, se rinden ante su poder demoniaco.
Los fieles cristianos se humillan ante el ataque  del  “Demonio”, pero el pueblo se subleva ante un poder demoniaco y sale en procesiones, en este año de 2.020 . Ayer contemplé la pacífica “procesión civil”, que los ciudadanos hicieron por las calles de Huesca y concretamente la contemplé, como temblando, cuando pasaban por debajo de la cara sur del Parque Municipal.
No llevaban armas los peregrinos de la Paz, sino cacerolas y pucheros, a las que hacían sonar con cucharas de Madera, el interior de dichas cacerolas. ¿Contra quien protestaban los ciudadanos oscenses con esas caceroladas o cazueladas?.
¿No estaban aquellos ciudadanos oscenses haciendo una sublevación contra esta situación en que se dan cuenta de la triste situación en que se quedan muchos de ellos?. El salmo 144,17ª, decía : “ Señor, mientras tus paisanos de  Nazaret querían despeñarte, los de Cafarnaún estaban encantados con tu  doctrina, avalada por los milagros. Yo sé que tú eres el Santo de Dios- y me llena de gozo- y sé lo que quieres de mí: que lea y escuche tu palabra, que cada día me llega en el Evangelio. HACERLA VIDA EN MÍ, ya es otra cosa: solo podré con la gracia de tu Espíritu, que me dará la victoria sobre el Maligno. El Señor es justo en todos sus caminos”.
En tanto, yo desde el balcón de mi casa, observaré las manifestaciones del sufrido ciudadano, y le pediré al Señor, que nos ilumine a todos, para que nos demos cuenta del paso diario del tiempo, que nos hace abandonar a cada ciudadano nuestra vida, esperando alcanzar el cielo, en la otra. Hay ciudadanos que esperan cobrar el paro que se ha producido en sus trabajos, y no pueden cobrarlos. Hace falta un régimen que gobierne con justicia a sus súbditos, para que su escaso poder gubernativo, no pueda convertir a este pueblo , en un pueblo de miserables.


miércoles, 20 de mayo de 2020

El Paseo de la Alameda, hace ya muchos años


Rio Isuela.


Por el sol saliente rodea a Huesca la Isuela, nombre de un río con reminiscencias ibéricas, hoy el río pudiera ser llamado la cloaca, que lanza emanaciones putrefactas.
La Isuela era un río; yo me acuerdo de pescar con caña en él y tenía a sus orillas un paseo: La Alameda. Sigue la Alameda al río desde el Puente de San Miguel y hasta el otro puente que cruza al otro lado de Santo Domingo. En medio está el Puente del Diablo, pues en esta tierra nuestra, santos y diablos se mezclan en místicas peleas, orgías y romerías, tal como Goya las pintó en sus aguafuertes. Lame el río la Alameda por su ribera izquierda y por la derecha se alzan las murallas romanas y moriscas. A la izquierda de la Alameda se eleva el Pueyo de Don Sancho, la Ermita de las Santas Nunila y Alodia y el cementerio donde reposa Manolín Abad. Alineados los Álamos formaban la Alameda, que era el Paseo elegante de Huesca. Allí, a la sombra de los pópulos albus y trémulus, las señoritas de blancas pamelas, botines de cañas finísimas y mirada picaresca, paseaban su porte y temblaban sus corazones de amor, por primera vez.
Florinda con sus amigas llegaba a la Alameda por el puente de Santo Domingo, después de haberse tomado su horchata de trufas, para iniciarse en las lides del amor.
De Flora decían si había pasado o no el puente del Diablo a altas horas de la noche. Tal vez se la quiso “llevar el río creyendo que era mozuela” o tal vez tuvieran que ver “las lenguas de doble filo”, pero “nadie supo de fijo saber” si en alguna torre, Flora había comido churros con chocolate. Tuvo lugar un duelo bajo las Murallas para aclarar el honor de Flora y los álamos que eran los únicos que sabían la verdad, estiraban sus copas, curiosos. Por el puente de San Miguel,  cruzaba Floripondia, que bajaba de la calle de la Malena con su corte ruidosa, porque se iban a las choperas a beber cazalla y ron. Las Choperas son las Alamedas, pero en basto y en ellas no hay que guardar etiquetas para beber en sus fuentes, ni para folgar en sus sombras.
Floripondia guisaba, Floripondia cantaba, alcahueteaba y engordaba y los días veintinueve de cada mes, una vela encendida le ponía a San Miguel. ¿Qué hace San Miguel a la orilla de un río? porque San Miguel Arcángel es más propio para un monte altivo. Pero ¡oh paradoja!, tiene un puente alado y entrañable donde los soldados rompen el paso marcial al pasar y debajo el puente es como una cueva, más propia de San Martín. Allí se alojan gitanos y gitanas. Encima del puente un azud retiene la corriente, para desviarla hacia el Almériz. En el remanso se mira la luna blanca y en ese remanso se reflejan las caras negras de las gitanas y las caras tordas de burros y mulas. Pasa de noche Don Pepe, caballero en su jaca castaña por encima del puente, ladran los perros, se inquietan las bestias y para calmarse beben el agua de la ”badina”, se mueve el agua, riela y ríe la luna en la cara del río, la gitana se mueve, brilla el blanco de sus ojos negros en la enramada. La jaca vuelve por el camino de las tres cruces y tres sombras se confunden en una. Yo les he preguntado a los peces del río, a los chopos del soto y a la luna lunera. Los ladridos del perro se los llevó el aire, a los peces de plata se los llevó el agua, las hojas del chopo se fueron con el otoño, pero siempre ha existido una respuesta de gitanillos rubios. ¡Cuántas cosas pasaban por el puente y el Ermita, por la Ermita y las eras, por éstas y las cuevas! Se oía un silbar de sílfides en el río (hoy léase ratas), de silfos en los chopos, de flechas de sátiros, de sagitas de Cupido y de arcos matadores, como el que hirió a Don Sancho.
¡Alameda, hoy te recuerdo pero no te reconozco!

lunes, 18 de mayo de 2020

José Luis Liesa Pisa… Almudévar, de 73 años de edad.-


 
La mansión de los Rufas en Torres de Barbues ( Huesca).
                                                 
Este miembro de la antigua familia española originaria del Vizcondado del Bearn, está casado con MAGDALENA ORDÁS MIRANDA  . La hija de ambos, MARTA LIESA ORDÁS, tiene una niña que se llama BLANCA LLORET LIESA, con siete años, que  cumplirá en Navidad. Tiene su casa familiar en el pueblo de TORRES DE BARBUÉS.  JOSÉ  LUIS LIESA PISA … ALMUDÉVAR,  de 73 años de edad, es descendiente de un Almudévar, nacido en Casa Almudévar de Barluenga.
 Su hermano mayor, descendiente de la casa de ALMUDÉVAR, que hace muchísimos años  bajaron de Barluenga, que se encuentra justamente debajo de la Sierra de Guara. Según las explicaciones de mi padre, de casa Almuévar de Siétamo, cuyo primer Almudévar de esa casa, fue a casarse en  Siétamo  con  Francisca Escabosa AZARA, pariente de los AZARA de Barbuñales. Su esposo JOSÉ ALMUDÉVAR ALTABÁS  era  el hermano pequeño de dicha casa de Barluenga.
De la nombrada casa de ALMUDÉVAR de Barluenga, salieron varios hermanos, uno que se quedó a vivir en esa casa, que todavía está muy bien conservada por los Barreu, y en la que está exhibido el escudo de los Almudévar. El señor Almudévar, dueño de dicha casa, estuvo por ideas políticas luchando en la última Guerra Mundial en Francia y al volver, pasados unos años, la vendió a sus parientes los Barreu, que todavía viven en esa casa de escudo, y con orgullo, y con dignidad. Con elegancia presentan en su fachada el escudo de ALMUDÉVAR.
Fueron varios hermanos los que salieron de casa Almudévar de Barluenga. Uno se quedó de heredero, otro unido al Monasterio de Montearagón, era un sacerdote que vivía en Casa Almudévar y se preocupaba de ir por aquellos pueblos para mantener la fe y cuando murió, su hermano más pequeño, en un asno devolvió al Monasterio los instrumentos litúrgicos, que había usado su hermano. Otro hermano  de los Almudévar de Barluenga fue a Blecua, donde un sucesor suyo lo conozco, pues  se hizo albañil. Este, un muchacho que todavía vive, me regaló una Infanzonía de los Almudévar. Tiene un temperamento modelo, pero el apellido Almudévar lo perdió, porque su madre tenía ese apellido Almudévar, pero ya no tuvo antecesor de ese apellido  en Blecua.
Otro hermano, nacido también en Casa Almudévar de Barluenga, llamado  MIGUEL ALMUDËVAR Y ALTABÁS (quinto de este nombre, en la todavía casa con su escudo de los ALMUDÉVAR) se casó en TORRES DE BARBUÉS, donde vive todavía mi gran amigo y pariente JOSÉ LIESA PISA ….Almudévar, casado con MAGDALENA ORDAS MIRANDA ,nacida en dicho pueblo. Este JOSÉ rufas de LIESA PISA …. Y ALMUDÉVAR, me dice que en el cementerio de Torres de Barbués, en uno de sus nichos, está el nombre del Almudévar, proveniente de Barluenga.  A mí me entraron ganas de hacer una visita al cementerio del Almudévar, que se casó en Torres de Barbués.                                                                                                                                                      “Se fue, hace ya más de un siglo de Barluenga a Torres de Barbués, Miguel Almudévar y Altabás (quinto de este nombre), desde el Lugar de Barluenga y en el citado Torres de Barbués, contrajo legítimo y verdadero matrimonio con doña RAIMUNDA CORZ, que era hermana de la antecesora de los Rufas, de Torres de Barbués  y han sido y son Marido y mujer y conyugues legítimos, de cuyo matrimonio han tenido y tienen en hijos legítimos y naturales a don Cecilio Juan y a don Ramón Nicolás Almudévar y CORZ, menores de 14 años y por Marido y Mujer e hijos y conyugues legítimos, han sido y son tenidos y reputados, pública y comúnmente, de dicho Lugar de Torres de Barbués”.
El año de 1.769, se publicó la REAL PROVISIÓN  de  la Ejecutoria de INFANZONÍA de la familia de ALMUDÉVAR, del Solar y  Casal de SIESO en su rama de SIÉTAMO. En ella se encuentra el citado MIGUEL ALMUDÉVAR y Altabás de Adahuesca, casado con RAIMUNDA CORZ, de Torres de Barbués y a continuación, cita a sus dos hijos   Ramón Nicolás ALMUDÉVAR y CECILIO JUAN ALMUDÉVAR.
Mi padre MANUEL ALMUDÉVAR CASAUS, me hablaba del parentesco que nos unía al dueño de esa Casa Corz, que era Rufas de Torres de Barbués.  Yo tengo recuerdos de él, que frecuentaba los bares de Huesca y era de un tipo elegante y erguido. Tenía en esta ciudad amigos con los que  frecuentaba entre otros el Bar Flor. Pero su frecuencia en la ciudad la compartía con sus viajes a Francia, donde según comentarios que oí a otro, jugaba en los Casinos de Juego. En cierta ocasión estuve conversando con su bella esposa, que era una señora simpática y bella.     
Mi trato fue muy frecuente con su hermano Luis Rufas y con su esposa  e incluso conocí a una hija suya, que fue alcaldesa del Ayuntamiento de Torres de Barbués  y sentí un gran dolor cuando el hermano pequeño  del elegante Rufas de Torres, murió. Hace ya tiempo que no he visto a la esposa del hermano pequeño.
La casa donde vivía el señor don Luis Rufas, estaba datada su construcción a  principios del siglo pasado y tenía tres pisos.  La última vez que intenté admirar una enorme y bella residencia de los   ricos Rufas de Torres, me quedé desilusionado de ver unas ruinas, urbanas, revestidas de verde yedra. Allí parecía que aquellas ruinas se estaban acordando, llorando lagrimas verdes de  aquella verde yedra.
Su pariente y mío , Don Luis Rufas, no me lo recordó  José Liesa Pisa… Almudévar, porque no se acordaba del pasado de su familia y me hablaba de la riqueza de aquellas tierras que ahora poseía, y estaba cansado de tanto trabajo de la tierra, que le recordaba aquellas años de penalidades pasadas. Entonces me recordó los últimos días que pasó con su familia, en la casa que le proporcionó su querida  esposa. Me recordaba la felicidad que pasó en ella durante varios días, en que acompañado por su familia, en la casa de Torres de Barbués, recordó la historia de la vida en los pueblos agrícolas, a punto de desaparecer.

sábado, 16 de mayo de 2020

Manolo el del Bombo




Es Manuel Cáceres Artesero, el cuarto hermano  de  seis, de los que cuatro son hombres y dos mujeres. Sus padres procedían de la Mancha, que para algunos es una zona de España, llena de viñas, en las que se recogen miles y miles de litros de un vino que alegra los corazones. A algunos les suena la Mancha como un territorio alejado de Aragón, pero eso no es cierto, porque hace unos quince días estuve en Daroca, de la provincia de Zaragoza y me llevaron a visitar la Laguna de Gallocanta, que se encuentra  al lado de Guadalajara, que es una provincia de la Autonomía de Castilla-La Mancha. Por aquellas tierras pasó el Cid Campeador, que iba con sus guerreros a Valencia, ciudad a la que también ha ido a parar Manolo el del Bombo. ¡Cómo se veía en él Manolo el del Bombo y como les  unía  el patriotismo de un hombre guerrero en sí mismo y el de un hombre que fomenta el pacifismo de los jugadores y aficionados al fútbol!. José María y Angelita eran los padres de esta grupo de personas alegres, buenas y simpáticas y vinieron desde Ciudad Real hasta Huesca. De las tierras quijotescas de Ciudad Real, llegaron a las tierras laurentinas, donde Manolo, quedó enamorado del espíritu festivo de los oscenses en esas Fiestas de San Lorenzo. Llegaron a nuestra ciudad el año cincuenta y seis y a Mmanolo se le encendió la sangre al contemplar los dances de los danzantes y él, que necesitaba repartir el entusiasmo que tal santo producía, se cogió un bombo el año de mil novecientos sesenta y ocho, con la edad de diecisiete o dieciocho años y él iba saltando y haciendo sonar el bombo por las calles de Huesca, en aquellos días de Fiestas, que meten la esperanza en los corazones, de los que siguen a San Lorenzo y a sus danzantes. Algunos como no tenían la costumbre de ver golpear y de oír sonar la maza sobre la piel del bombo, le preguntaban que si estaba loco. Y loco estaba, pero no era una locura patológica, sino una locura de alegría en que se mezclaban la devoción a San Lorenzo y el sudor de su joven cuerpo, que unía en su persona, compuesta por alma y cuerpo, la alegría celeste de San Lorenzo con la alegría de los jóvenes, que después de trabajar durante todo el año, sentía la llegada de los danzantes, que  bailaban : “San Lorenzo , San Lorenzo, en que buen tiempo has venido!”. Los hermanos contagiados por la alegría de Manolo, lo acompañaban y le daban ánimos para golpear, cada vez con más fuerza, el parche del bombo. También ellos se estimulaban, junto con el público de ser y de escuchar esa nueva danza oscense. Ese público que se entusiasmaba con “Manolo y el Bombo”, pensó en llevarlo a festejar las Fiestas patronales de sus pueblos y ciudades. Y Manolo fue primero a Binéfar, luego a Monzón, a Barbastro, a Fraga,  a Escatrón  en Zaragoza, a las orillas del Ebro, que tenían que pasar en barca. Esa aventura le llevó a visitar Cataluña, en ciudades como Gerona, Lérida, Calella, Masnou, Reus y Tarragona. Pero ese entusiasmo que fue capaz de extender por Caraluña, ya estaba popularizado por  Huesca, donde en una ocasión, fue acompañado por numerosos jóvenes a animar a los jugadores en un partido de fútbol  en Masnou. Llevaba el Huesca ya cuatro o cinco goles, cuando la gente se puso a gritar: ¡mas nou!, ¡mas nou!, pero él con el bombo incitaba a los oscenses a meter más. Manolo tenía que seguir viviendo su ambiente alegre y estableció el Bar de la Peña los Treinta, que empezó un año de esos de San Lorenzo. Luego se hizo cargo del Bar Gratal, en el centro de Huesca, y en ese bar puso en una de sus paredes la Peña de Gratal. Aquella vida era muy alegre,  pero se veía obligado por la “devoción”  del público, a extenderse por toda España y luego por el mundo entero. El año 1979,  marchó a la isla griega de Chipre, en los Mundiales del 82, que se realizaron en España, luego a Italia, a Méjico, Estados Unidos, Francia, Corea, Alemania y Sud- Africa. Fue contratado por Honduras para ir a Canadá; en Costa Rica se entusiasmaban al verlo y al oírlo. Es el único bombo que ha recorrido todo el mundo. Lleva Manolo con el Bombo, cuarenta y dos años, treinta y siete con la selección española, ocho mundiales y siete  eurocopas.
Hoy lo he visto en Siétamo, acogido por su hermano Santiago con todo el cariño del mundo, en este pueblo pacífico y tranquilo, en que su corazón se habrá relajado de las enormes tensiones que le producen los Campeonatos Mundiales de Fútbol, los europeos y todos los partidos de fútbol que ha amenizado, casi durante medio siglo. No puede permanecer mucho tiempo con esta tranquilidad, porque ya lo están esperando en Valencia, a doscientos metros del campo de fútbol de Mestalla. Lleva ya ocho campeonatos mundiales,  pero a él le gustaría hacerlo con doce. Se lo merece, como español, de lo que presume, porque lleva el escudo español en su pecho y la bandera nacional en la pulsera de su reloj.

viernes, 15 de mayo de 2020

La vida de un amigo y una amiga míos.-



Estos días del mes de Abril, cuando me ponía a tomar el sol en la galería, en qué me  iluminaba, me sentaba en una silla para tomarlo  y observar la laguna en que los patos vola  nderos y nadadores, lo tomaban  en dicha laguna. Veía desde la galería los jardines del Parque, y miraba como esos patos, se  daban  cuenta,   de que estando cerradas las entradas al Parque a los humanos y a los perros, con vallas metálicas, para detener su entrada en él, recorrían todos los jardines, que adornaban su superficie. Recorrían, zanqueando con sus torpes patas, impulsadas por su naturaleza, para andar por todos los lugares del Parque, incluso los más alejados de la balsa. Es un espectáculo ver aquellos patos como dominan sus alas en sus vuelos, que los trasladan de los prados al agua de las balsas. Cuando aterrizan o más bien llegan a las aguas  de las lagunas, parecen ser felices, desplazándose con elegancia sobre ellas, manifestando su belleza, en sus desplazamientos sobre las aguas. Cuando sienten la necesidad de ir a alimentarse en la balsa municipal, arrancan su vuelo y con rapidez, se desplazan a ella pero no vuela sólo un pato, de elegantes colores sino que se ve en el aire a su “esposa”, que arranca también de la gran balsa, para acompañar a su “esposo o marido”. ¡Qué colores llevan más brillantes en sus plumas, los machos, que  a  esas plumas elegantes, que con su pico, las engrasa después de  recoger una grasa que crea la Naturaleza, que brota por una elegante pluma, que se alza, formando un rizo del que con su pico, recoge una grasa que distribuye  por encima de su elegante vestido plumífero!.   
En el hombre se considera la belleza de los hombres y la de las mujeres y en los patos del Parque, los machos se presentan más elegantes que las hembras, pero unidos, entre sus dos sexos, forman una pareja de gran belleza, que  siguen nadando por la balsa, para llenar la balsa- madre de patitos pequeños y amarillos. En esta balsa crían los patitos el pato y la pata y los hijos nadan como si estuviesen volando no por el aire, sino por el agua.
He escrito sobre el volar y el remar con sus compañeros en la balsa, pero me he fijado otras veces en su torpe andar, como los he visto desde el balcón de mi casa, después del  cierre  de las entradas del Parque. En cualquier lugar de este Parque, los he visto andar en parejas, torpemente, porque aunque pueden lucir en el aire sus vuelos y hacer espectáculos elegantes en el aire y en el agua; en la tierra ponen de manifiesto su torpeza, caminando sobre ella. Este torpe andar de los patos se da porque dispone en las palmas de sus patas remadoras, una membrana de piel entre los dedos de sus extremidades, que convierten sus patas para caminar en remos para nadar en el agua. Su doble misión de las plantas de sus patas, es la que hace que su andar sea un tanto torpe.
Pero muy cerca de la laguna del Parque, en que aparecen con frecuencia patos enamorados, se encuentra al Sur el piso en que vive Mariano Sampietro, otro enamorado, que en tiempos pasados, cultivaba flores y hoy en día aparece su balcón como un jardín de flores rojas. Desde ese balcón se observa el de Cristina Pérez Martínez, mujer de una belleza extraordinaria que se quedó viuda, con un tiempo escaso de felicidad. Quedó sola con sus hijas en este mundo y el tiempo y la providencia, hizo que se encontrara con Mariano, hombre que perdió a su esposa y siguiendo su caridad, convivió con él.
¿Ay soledad, soledad, que Cristo amó a los hombres y mujeres y María Magdalena se quedó sola en la muerte de Jesús?. Desde los balcones de sus casas adornadas con flores, se ven y el amor llama a él y a ella y ambos se aman y son felices, y aquel espectáculo del Parque con el verde de sus plantas, que se besan con las flores rojas del balcón de Mariano, convive la Naturaleza entre la belleza de la flores del Parque y del balcón privado” del amor.

jueves, 14 de mayo de 2020

Mi hijo Ignacio, creyente en el Señor, y que imitó a San Urbez.


        
                     
Ignacio Almudévar Bercero ha recibido el lunes, día 11 de este mes de Mayo del año de 2.020, el alta, 50 días después de haber ingresado en el hospital San Jorge, con síntomas de coronavirus. Se ha dado cuenta del regreso de su salud y ha exclamado en su despedida de la sala del Hospital: ”Me habéis devuelto la vida, muchas gracias a todos. Os habéis jugado  vuestras vidas y las de vuestros familiares. Muchas gracias a todos, de verdad, me habéis vuelto a la vida, 48.000 infectados profesionales como vosotros, 27.000 muertos, que no pueden contarlo como yo y saborear el cariño que me está dando todo el mundo, no lo han podido hacer. Gracias de todo”. Este es el emotivo mensaje, entre lágrimas y aplausos que ha dejado este lunes el empresario oscense IGNACIO ALMUDÉVAR BERCERO, de 56 años, al abandonar por su propio pie el HOSPITAL SAN JORGE de Huesca, donde ha recibido el alta, después de haber permanecido ingresado 50 días por coronavirus, 35 de ellos en la UCI.
 Leyendo este relato se da uno cuenta de la sensibilidad de su esposa y su hija, afectadas ambas, como todo el pueblo por esta enfermedad sufrida por la humanidad y encontrarse a IGNACIO ALMUDÉVAR BERCERO, con la lucha entre la vida y la muerte.
El día doce de Marzo de este año de 2.020, empezó el sufrimiento del coronavirus sobre su salud, que fue aumentando entre otras molestias estomacales, que fueron aumentando hasta que se vio obligado a refugiarse en la cama con una fiebre que se le apoderó. Estaba acompañado por su esposa y su hija y teniendo miedo por su salud, se refugió en una sala exenta de contacto con sus seres queridos en la casa  de  Coscullano, pedanía de Loporzano y se aisló de las habitaciones. Escribió Ignacio, en esta habitación: “Me daban comida por el balcón y tenía mi propio baño”. Pero le confundieron los peligros que le comunicaron los teléfonos “habilitados por el gobierno de Aragón” y como se expresó mi hijo Ignacio, después y después de decenas de intentos, consiguió una respuesta “aunque me dijeron que los síntomas no correspondían con el coronavirus”. “Aquel  fin de semana nos llegó a todos un vendaval que les pudo pillar desprevenidos, pero poner sólo dos teléfonos disponibles fue un fallo garrafal. Nunca sé qué hubiera pasado si me hubieran contestado antes”, opina Ignacio.
“Siguió  durante nueve  días  confinado  en  su  habitación  a  base únicamente  de  paracetamol  pero al ver que la fiebre seguía sin bajarle, su mujer y su hija contactaron con el Centro de Salud y una ambulancia lo trasladó al hospital San Jorge de Huesca el 23 de Marzo y al día siguiente lo ingresaron en la Unidad de Cuidados Intensivos, donde estuvo 35 días, 20 de ellos intubado con respiración artificial y sedado. De hecho, le tuvieron que hacer incluso una traqueotomía. Hace un año le diagnosticaron parkinson y ha estado luchando contra la enfermedad haciendo mucho deporte”. “Y creo también que he podido salir de esta por eso, porque he llegado muy fuerte físicamente, afirma”.
Ignacio salió de la UCI “y después de dos semanas en planta estabilizándose, este lunes ha recibido por fin el alta”. “Y me ha hecho “muy feliz porque lo he podido contar, algo que no han conseguido hacer las casi 27.000 personas que han fallecido en España, y saborear todo el cariño que me está dando a mí la gente”. Añade Rubén Darío Núñez: "ahora le quedan muchas semanas por delante para lograr la recuperación total (ha perdido 14 kilos y se ha quedado prácticamente sin fuerzas) pero no tiene ninguna prisa". Esta semana me tengo que quedar en casa y la que viene ya podré salir a pasear un poco. Pero va a ser cuestión de tener mucha paciencia”, reconoce mi hijo.
Mi esposa, mi hija Pilar y yo, hemos recibido cartas de dolor de la hija del entonces enfermo Ignacio Almudévar Bercero; Piluca  copió a continuación su texto:  “Hola. No sé  que  escribir ni como empezar, sólo sé que estoy destrozada, abatida e inmersa en una enorme pesadilla. Lo positivo, de esta situación, es que hoy  por  hoy, se valora cada minuto que nos regala la vida. PAPÁ, NO DEJES DE LUCHAR. Hoy es el cumpleaños de yaya y queremos que su regalo sea que te pongas bien lo antes posible. No te rindas, sigue, sigue por nosotras y por toda esa gente que tanto te quiere. Todos sabemos lo cabezón que eres y las ganas que tienes de seguir viviendo. Adelante papá, eres un hombre fuerte y estás en las mejores manos. Agradecer al personal del Hospital San Jorge, el trato que está recibiendo mi padre. No vamos a perder la esperanza ni la fe. TODO IRÁ BIEN. Eres mi héroe papi.  Belén”. 
 Su hija siempre le decía desde el pueblo de Coscullano: padre no dejes de luchar. Estos sentimientos de Belén, y efectivamente todo fue maravilloso. Después de perder catorce kilos, Ignacio se sintió muy feliz diciendo :” Esta semana me tengo que quedar en casa y la que viene ya podré salir a pasear un poco. Pero va a ser cuestión de tener mucha paciencia”.
Ya se estaba aproximando el momento en que tendría que salir vivo del Gran Hospital de San Jorge, mi hijo Ignacio, pasando por aquellos lugares desinfectados y limpios como en el Templo de Jerusalén, estaba la “multitud” que hace siglos ocupaba las calles de Jerusalén. Entre aquella multitud de hombres y mujeres estaban esperando el paso hacia la crucifixión de Cristo, aquellas mujeres santas, como María, la madre de Jesús, María Magdalena, una de las discípulas curadas por Jesús, María de Betania, hermana de Lázaro, María de Cleofás, seguidora de Jesús y María Salomé discípula de Jesús. Y en este último año, en que ha llegado otra “Peste”, estaba otra multitud de mujeres, una Doctora en Medicina, Doña TERESA OMISTE, seguida por todo el personal sanitario y no sanitario  del Hospital, especialmente de la UCI. Porque como escribió IGNACIO ALMUDÉVAR BERCERO “he vuelto a la vida gracias al trabajo de todos ellos, que son un equipo de diez en profesionalidad, en humanidad, en unidad de acción…”. Ante aquel conjunto de mujeres, todas vestidas de blanco sanitario, Ignacio pronució aquellas palabras a todas las mujeres y hombres que allí, en la salida de la Sala de Salud, estaban, para despedirse de mi hijo Ignacio. 




Después se ve aquel selecto grupo sobre todo de mujeres y hombres sanitarios y mujeres de la limpieza y de la higiene. En medio de ellas aparece mi hijo Ignacio, como un recién sanado enfermo, al que está llegando la humildad y el agradecimiento de aquellas mujeres, que acuden de todo el Hospital a despedirlo felizmente con la salud devuelta. Sintiendose humildemente agradecido a aquella “multitud de Mujeres”, que le aplauden, mi hijo Ignacio, se ve obligado a ponerse de rodillas delante de aquel coro, principalmente formado por mujeres, como aquellas que acudieron a acompañar a Cristo en su marcha hacia el monte de Getsemaní. Aquellas modernas y santas mujeres, unas lloraban y otras aplaudían la salida del enfermo de la muerte.
Ignacio , de rodillas en el suelo, dice a aquel grupo de mujeres y hombres sanitarios “palabras de agradecimiento, para todo el personal sanitario y no sanitario”.
Al salir caminando por la puerta de la Sala en que abundan la muertes de muchos ciudadanos, se encuentra con  su esposa Paz y se abrazan con cariño, para unirse con su hija Belén.
Suben al coche y se van a su piso oscense, pasando por delante de la casa donde  viven su madre Feli y yo. Bajamos todos a la calle y nos felicitamos y lloramos dando gracias al  Señor y al grupo sanitario del Hospital Oscense de “San Jorge”. Desde el primer piso su prima Isabel y su sobrina Jimena le enviaban besos de alegría.



lunes, 11 de mayo de 2020

Inazio (Ignacio) Almudévar Zamora, ha leído lo siguiente en “Aragón es extraordinario”.



Este artículo “Inazio Almudévar, la fabla y su Siétamo”, ha sido siempre, hasta hace muy pocos años, un tema sobre la fabla aragonesa, que se ha ido, poco a poco, escapando del pueblo de Siétamo. Cuando yo iba, en Siétamo, a la Escuela Nacional, en el  año de 1.936, en que explotó la  Guerra Civil, el Maestro que era un hombre modelo, cuando algún alumno hablaba alguna palabra en fabla aragonesa, era corregido, con una caña, de ese error, con algún pequeño golpe en una mano del alumno, como si fuera acusado de hablar equivocadamente. Sí  hablando  castellano en aquellas viejas ocasiones, se le hubiese explicado al niño, que en castellano no existían esas voces que él alumno soltaba, hubiéramos seguido, siendo bilingües. Por ese sistema se ha ido haciendo desaparecer la fabla en nuestra tierra.
Han pasado desde entonces, en el año de 1.936 hasta el mes de Mayo de 2.020, muchos años, la población ha disminuido y ahora,todavía se escucha al joven Vicentico kBenedé usar los artículos como O masculino o A femenino, como un recuerdo de nuestra fabla aragonesa. 
Me ha producido una gran satisfacción recordar nuestra fabla aragonesa y me gustaría volver a escucharla, a mis paisanos, lo que creo que será una faena muy difícil, pues ya no quedan casi niños en Siétamo.
Pero hay jóvenes, como Pablo Ferrer, que luchan en Aragón por la conservación de la Fabla aragonesa y lucha  por su belleza, para que siga siendo hablada por los aragoneses.    


Inazio Almudévar posa frente a su casa de Siétamo.
Laura Uranga

“El Periodista Pablo Ferrer, ha escrito: Inazio Almudévar, la Fabla y su Siétamo.-
El autor de esta obra, que fue actualizada el 25-2-2.020, escribió en el Heraldo de Aragón, sobre el escritor en Fabla Aragonesa, Inazio  Almudévar, que “a sus ochenta años, este escritor (Veterinario de formación) sigue publicando reflexiones casi a diario en internet, y siempre ha sido defensor a ultranza de la narrativa en fabla”.
Inazio Almudévar Zamora firma sus escritos con los dos apellidos, orgulloso como está del carácter heredado de sus progenitores. Inazio (suele firmar como Ignacio, pero está orgulloso de hablar en aragonés) tiene 89 años, se hace nonagenario en este 2.020 y sigue escribiendo con una periodicidad y consistencia pasmosas, en su bitácora de Internet, escritos de Ignacio Almudévar.blogspot. com. Vive en Huesca pero pasa largas temporadas en su casa de Siétamo, y sus hijos se van turnando a la hora de llevarlo al pueblo, cuando no lo hace su esposa Feli Bercero, que actualmente se recupera de una intervención quirúrgica y no puede coger el coche. En Siétamo, a Inazio se le ilumina el rostro, aunque no se ahorra lamentos a la hora de recordar las desgracias vividas allá en la contienda civil y la posguerra.
Ahora-comenta Inazio “se habla poca fabla, en mi pueblo había  unos cuantos que lo hacían, pero el último que lo hablaba todo el rato ya ha muerto”. Nací en el año 30, hace unos cuantos ya, como era pequeño, parecía que los elegantes tenían que hablar en castellano, y en las escuelas castigaban al que hablaba en fabla. A mí siempre me llamó mucho la atención. En el año de 1.936   nos  fuimos  a   Ansó  para escapar del frente, allí fui a la escuela varios meses; en mi casa de Siétamo- señala a un imponente caserón junto a la iglesia- pusieron el cuartel y hubo muchas calamidades, “se iban a llevar a muchos niños en un camión, pero un hombre del pueblo los salvó de ese viaje”.
Por Siétamo estuvo George Orwell, “metido en la contienda dentro del Poum ”. ”Se metió en aquel sindicato, ¡ y no era de izquierdas!. Quizá no sabías-explica Inazio- que le hirieron en la garganta, tuvo suerte porque la bala no le tocó nada vital, estuvo un tiempo en nuestro huerto, recuperándose, aquí al lado y luego pasó en Alcalá del Obispo, aquí al lado y luego pasó por Siétamo. Pasó luego por Barbastro y Tarragona y acabó huyendo a Inglaterra. Un hombre extraordinario, que acabó muriendo joven. En la guerra civil, los más malos estaban en las oficinas; hubo muchos muertos y también mucha gente buena de ambos bandos.
Tuvo pasión por la lectura: El veterano escritor recuerda que le inculcaron pronto el veneno de la cultura. Pero cuando tuve libertad para comprar libros, nunca dejé de hacerlo. Mi padre, después de la guerra, nos hizo a los hijos una poesía en aragonés, era un cuento de Navidad en prosa rimada que se recita cada Navidad en el convento de San Miguel. Manuel Almudévar se llamaba su padre.  ”Yo la leí en el Concello de la fabla y se quedaron impresionados”.   
Inazio se emociona al recordar “Ahí  había un puente que se cargaron, como tantas casas y l a iglesia,  nosotros  jugábamos en los caminos, recorríamos la vía romana; esto se llama Siétamo porque aquí estaba el séptimo miliar desde Osca”. Y mi casa se salvó del fuego por la “seña” Concha, que se enfrentó a los que iban a quemarla. Ahí al  fondo  -señala al final del pueblo, junto a la carretera- quedan las ruinas del Castillo del Conde de Aranda, ahí queda una buena parte de la muralla en pie. Me dijo Inazio : ¿Sabes que fui alcalde muchos años?. Lo que pasa es que me cansé, al final era demasiado esfuerzo y sin cobrar una perra. Se cuenta con el cariño que no se paga: el de todo un pueblo.
Obra, reconocimientos, premios y sueños palaciegos inacabados.

Lo dicen los demás; a Inazio no le gusta hablar mucho de sí mismo. “Se le tilda de observador agudo e ingenioso, con indudables gotas de diario  del  esceptísimo que destila con agilidad en una prosa que intercala entre lo popular y lo culto, y viceversa”. Da un extraordinario valor a la tradición oral, que refleja luego en sus escritos.
Entre su obra destinada en el formato de libro destacan “En Claro oscuros” (1.980) con colaboraciones de prensa en castellano, y “ Beyendo chirar o sol” (1.980) con trabajos en aragonés publicados en la prensa de Huesca entre Mayo de 1.978 y Junio  de 1,079. Recibió u Onso de Plata  en el I Premio Literario Val d’Echo ( 1.982) con “O ritorno de Chorcher”.
Gran compilación.- En 2.005 el Instituto de Estudios aragoneses editó “ Retablo del Alto Aragón en el último tercio del siglo XX (artículos, charlas y conferencias), una recopilación exhaustiva de casi de 200 artículos de Ignacio Almudévar en prensa escrita y radio de Huesca entre 1.965 2.004, sobre todo en “Nueva España” y “El Diario del Alto Aragón”. El libro está dividido en 7 secciones temáticas: “Personas y personajes”,” Ciudades, pueblos y pasajes, ”Agua y riegos”, ”Temas literarios, “Costumbres y lengua aragonesa”, ”Temas históricos” y “Temas variados”.
En Septiembre de 2.016, Inazio obtuvo un gran reconocimiento a su labor desde el Gobierno de Aragón, junto con María Victoria Nicolás (el dictamen fue victoria ex aequo) recibió el Primer Premio Chuana Coscujuela por su larga trayectoria en la dignificación del aragonés. El premio lo entregó el Departamento de Educación, Cultura y Deporte. De Inazio Almudévar destacaron entonces su carácter pionero en la defensa de la literatura en aragonés, basada en la lengua hablada en el Somontano de Huesca, así como el interés en transmitir el amor a la fabla a las generaciones posteriores.
La zaragozana María Victoria Nicolás fue distinguida por su afán en revitalizar la escritura en cheso, como parte  de un colectivo que también incluye a los desaparecidos Domingo Miral, Rafael Gastón y Veremundo Méndez Coarasa.
El gran tesoro.- Durante sus años como alcalde, Inazio se volcó en la recuperación del entorno del Castillo-Palacio del Conde de Aranda, y soñó con hacer un museo en uno de los edificios contiguos a las actuales ruinas. En este Castillo nació en 1.719 el noveno conde de Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea .Del antiguo palacio sólo quedan los cimientos, aunque han sido excavados, protegidos y cubiertos en su mayor parte, también hay un antiguo lagar en un lateral y se eliminó del patio una vieja horca. Se conserva parte de la muralla y un terreno circular en una esquina, al que se accede por una escalera de peldaños de piedra, desde la plataforma superior. En 1.998 se llevó a cabo la limpieza y desescombro del entorno del Castillo, así como del interior de la base del torreón, con la recuperación de los sillares que se encontraron en mejor estado de conservación.    
José Luis Usé lleva menos de un mes de alcalde de Siètamo, tras coger el testigo de Vicente Crespo.  Es  de  Arbaniés  uno de los núcleos del Municipio y tiene  a Inazio Almudévar en la más alta estima. “Siempre ha sido muy relevante en Siétamo, no sólo en los años de  alcaldía, sino por lo que ha colaborado por el pueblo; la gente lo quiere mucho, tanto a él como a su familia. Su hijo mayor, Manolo, sigue  trabajando  aquí  los campos de su familia”.

La muerte, la niña y el hombre caramelo

  ¿Tres años tiene la niña?, tal vez cuatro, no lo  se.  La conocí en el coro de San Pedro el Viejo, donde acude a una misa con su madre. El...