jueves, 12 de mayo de 2016

Curro Jiménez, Diego Corrientes y el Cucaracha



Linaje aragonés. De Castejón de Sobrarbe y Adahuesca (Huesca), Una rama pasó a Valencia. Don Antonio de Naya, noble aragonés, fué creado Barón de Alcalá en 12 de marzo de 1700.
 

Los aragoneses no somos dados a airear nuestros propios asuntos y, sin embargo, con la vida de nuestro bandolero,  el Cucaracha, se podría filmar una película que no le tendría envidia a la de Curro Jiménez. Casi hemos destruido la jota y la fabla, hemos olvidado a nuestros hombres famosos por sus valores intelectuales, literarios  o por su mito. Bien se vale que mosen  Rafael Andolz, publicó su libro sobre la vida de nuestro personaje.
El Cucaracha tenía sus escondrijos en la Sierra que va de Tardienta  a Alcubierre y otras veces se ocultaba en las cuevas de la Serreta que va desde Piracés hasta Alberuela, pasando por Tramaced, Fraella y Marcén. Grañén en el llano, quedaba casi en el centro geográfico del mapa de sus correrías. Alguna vez se alejaba de esta comarca, llegando hasta Colungo, donde con su cuadrilla asaltó una casa muy rica. Dicen que todavía alguien de la “redolada” conserva una clueca de oro con sus “polletes”. Si es verdad, yo creo que ya habrá prescrito el delito, porque estas fechorías tuvieron lugar a fines del siglo diez y nueve.
En Senés, la víspera de San Bartolomé, se puso un bandolero en cada boca de calle y el Cucaracha se llevó lo que quiso sin ninguna violencia.
En Torralba, los pinos bajaban de la Sierra hasta el  Pilar y escondiéndose entre ellos, llegó un secuaz hasta una casa, en que llamó, miraron desde una ventana y viendo de quien se trataba, le tiraron una gruesa piedra, le dieron en la cabeza y lo dejaron muerto. En Callén dicen que el Cucaracha mató al amo de casa Bercero, pero el pueblo dice que fue un criado infiel, buscando descargar su crimen en el bandido.
En toda película tiene que salir una bella mujer amada por el protagonista y el que nos ocupa dicen que tenía una amante en Torres de Barbués. También los bandidos tienen su corazoncito. Si, el Cucaracha tenía buen corazón y a los labradores pobres les daba dinero para comprar dos, tres o cuatro cahices de trigo para sembrar. También demostró su generosidad con “Siña Olaria”.
“Cuatro titinas  teneba a viella Olaria n’o  corral. Una con a gorguera pelata, sin plumas, con a pelleta muy roya, muy roya y  cotaza  de tanto aparar a frigor d’a nuey al raso, penchada en una Figuera”.”Otra tenía la cresta granada como una granada o “minglana”, otra era negra como la toca, la toquilla, las sayas y las alpargatas de su dueña y la más pequeña era enana, pero la que más gozo le proporcionaba. Se le ponía en los hombros cuando se acomodaba en la silleta de ir a misa y le picaba en las cabecicas negras y redondas que le sujetaban el moño. Estaba viuda  y como no tenía dinero, no podía pagar la contribución. El recaudador, que tenía la conciencia más negra que la gallina del mismo color de la señora Olaria, se le llevó la negra, la pelada, la de la cresta granada y la enanica”.
El Cucaracha que se enteró, le regaló ocho gallinas y dos sacos de trigo para que les diese de comer. En otra ocasión vio  a un chico joven, que tembloroso, apretaba sus manos. Le preguntó el Cucaracha que era lo que llevaba entre manos y éste le contestó, que se había recogido unos billetes, para comprarse un asno y el Cucaracha le dijo: no te vas a comprar un burro, sino una pareja de mulas. Y el Cucaracha le proporcionó el dinero que para dicha compra necesitaba, 
Pero el bandido generoso estaba condenado a muerte y estando asando un cordero en una paridera, mandó al “repatán” a buscar vino. Cogieron al muchacho y en su bota, el Farmacéutico de Lalueza le añadió un soporífero, para que se durmiera el Cucaracha. Estando durmiendo llegó la justicia y le dispararon.  Aún tuvo tiempo de incorporarse y de disparar un trabuco de boca de campana, antes de caer muerto. Sus enemigos muy contentos, cantaban: “La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar” y los niños de los pueblos cantaban : ”ya no puede caminar porque le faltan,  porque no tiene las patitas de detrás”. ¡Cómo los niños mezclaban la vida del bandido Cucaracha con la de las negras cucarachas!.
“Siña Olaria”, a pesar de sus escasas posibilidades, le mandó decir una misa y le rezaba por las noches el rosario y lloraba, lloraba.
Estas tristes historias, todavía las recuerda el pueblo. Tengo una prueba de las aventuras del Cucaracha, porque el día siete de Mayo del año de 2016, estando sentado en un banco de la Plaza, donde, en viejos tiempos, se encontraban un Hotel y una Cárcel,  me saludó un señor, con el que nos conocíamos hacía unos cuarenta años. Era nacido  en Tardienta, el punto opuesto al Norte de la Sierra de Alcubiere, que se encuentra en el Sur. Este señor, todavía vivo y de un gran  humor, se llama Alfonso Gallán. Esta buena persona, durante unos treinta años, fue taxista en su pueblo ferroviario de Tardienta, al tiempo que cultivaba la tierra. Era un hombre amante de su tierra, tanto que trabajó incluso en el Canal de los Riegos del Alto Aragón, con lo que soñaba  redimir los Monegros.  Este fue uno de sus propósitos, que fue el de la redención del desierto monegrino, al contrario que el Cucaracha, que con su poder, en lugar de crear riqueza, destruyó la agricultura, a pesar de darle un par de mulas a un muchacho. En esta diferente conducta con su tierra, se nota la diferencia entre el propósito de Alfonso Gallán de regar los Monegros y la labor destructora del Cucaracha, de ser un dictador de esa tierra, que hoy, se va volviendo verde, porque le proporcionaba un par de mulas a un joven muchacho, pero arruinaba el capital a los labradores monegrinos y el trabajo a los demás monegrinos.  Es Alfonso un hombre de hoy, pero durante muchos años, al volante de su taxi, no sostenía otras conversaciones, que las que habrían de cambiar el destino de los Monegros.  
 Empezamos una conversación sobre la dicha Sierra y sobre los doce hombres armados con trabucos, de los que uno más pequeño y vestido de negro,  era su jefe, que por el año de 1870, se constituyó en El Bandido Cucaracha. El señor estaba sentado a mi lado en un banco, frente a un Puesto de Lotería, propio de su hijo y me dejó entusiasmado de la segunda parte de la vida del Bandido Cucaracha.  Conocía perfectamente, esa vida apodada con el apodo de El Cucaracha y de nombre Mariano Gavín Suñén.
Uno, al escuchar a este señor, comprende este conocimiento tan profundo de un hombre, natural de Tardienta, que al contarte aquellas pasadas aventuras, te parece que las vivió. Fue taxista de Tardienta, donde, haciendo con los años miles de kilómetros por esa tierra, tuvo  que escuchar las aventuras del bandido Cucaracha y otras tantas, que el día siete de Mayo de año 2016, me las estaba relatando a mí. Mi amigo el taxista retirado, no conoció al Cucaracha, pero después de tanta conversación, tenía que acordarse de ese Bandolero tan moreno y pequeño de estatura, porque me recitó aquella copla que dice: ”Se pasea el Cucaracha- por la Sierra de Alcubierre, -un hombre como un tomillo,-y todo el mundo le teme”. Su vida con el taxi,  supongo que no sería muy dulce, porque, cuando festejaba yo con mi  actual esposa Feli Bercero, circulaba por aquellas carreteras   desasfaltadas  y algunas veces sin asfaltar.
Daba la impresión de que El Cucaracha era el Mandamás, o el Dictador y recorría desde la Sierra de Alcubierre, seguido por sus “cuadrillas”, que vivían en distintos lugares, para unirse cuando tenían la ocasión de robar a ricos propietarios. Robaron los bandidos de Cucaracha, que llegaron a formar una cuadrilla de unos cien hombres, que vivían por diversos pueblos del Norte de la Sierra de Alcubierre y otros por  el  Sur, a un  número enorme de propietarios. Parecía aquella Sierra un País independiente, gobernado por bandidos. Hacían su vida, pero cuando iban a realizar un robo grande, se unían.
¿Cómo podían robar y matar casi con entera libertad?. Sencillamente porque las Guerras Carlistas, hacían que los escasos Guardias Civiles, no pudieran  dedicarse a combatir a los bandidos, pues tenían suficiente trabajo y peligroso, con ocuparse de la lucha política, que tenían que hacer contra los Liberales. Durante aquellas Guerras Carlistas, el Cucaracha odiaba a los ricos y presumía de “asestar sus tiros a los hombres de posición y de fortuna”. Era el Cucaracha un hombre inculto,  que apenas sabía leer y quería imitar el romanticismo de los dos románticos bandoleros, José María el Tempranillo y el de Jaime el Barbudo de Crivillente. La doctrina del Cucaracha se convirtió en una dictadura sobre la Sierra de Alcubierre, dominando parte de Huesca y de Zaragoza.
Es evidente que la vida de los campesinos, había que protegerla, pero los bandoleros que no tenían nada que sacar a los pobres, como la señora “Olaria”, se aprovechaban de ellos para hacer fama de bondad, con cuatro gallinas y algún saco de trigo.  La señora “Olaria” era buena, pero los propietarios de la tierra, no podían producir riqueza  cultivándola, y Los Monegros se quedaron sin progreso. ¡Cómo iban a ser productivos cuando se sabe que estaban siempre amenazados de asaltos, que les robaban el dinero y muchas veces los asesinaban!. Todavía suenan los apellidos de Bastaras, de Lanaja, del que ahora dicen que cede el templo con las pinturas del cuñado de Goya, al Estado. También suenan los apellidos de José Calvo y Juan Ruata de Alcubierre y de Juaquín Angas de Ontiñena, Sebastián Peralta de Monegrillo, donde sus habitantes todavía peregrinan a rezarle a San Urbez, en Nocito. Otras de sus víctimas eran de La Almolda, de Tramaced, de Pina y de la Perdiguera.
Todavía cantan algunos “La hija de Bercero – la más pequeña-se casa con don Santos por la moneda.- La moneda se acaba y el viejo queda”. Esta hija de Bercero, lo fue de Bercero de Callén, pariente de mi suegro, que fue labrador en Torralba de Aragón. Este Bercero de Callén, dicen algunos que fue asesinado por los seguidores del Cucaracha y otros que lo mató alguno, para provechar la oportunidad de robarle dinero.
Se casó “la hija más pequeña de Bercero,  con el último barón de Naya o de Alcalá del Obispo”. Se quedó viuda y murió en una Residencia de Zaragoza. Allí acudía mi suegro hace ya multitud de años a verla y a saludarla, porque había muerto sin hijos. Torralba de Aragón se encuentra entre Senés  de Alcubierre y Tardienta. Mi suegro ya hace muchos años que murió de noventa y cuatro años. Yo no puedo precisar la vida de la “hija de Bercero,  la más pequeña”, pero lo que cuento, lo he escuchado en varias ocasiones. Yo ignoro si “ la chica más pequeña de Bercero”, se casó con un barón de Naya o de Alcalá o si ya no quedó ninguno de ellos, pues ya no he oído hablar de más barones de Alcalá ni de hijas de Bercero tan bellas como María Cruz.
Este barón de Naya  fue también llamado barón de Alcalá, con título desde 1700, durante los últimos años de Carlos II. Otro sucesor del  barón don Alejandro Naya y Ferrer, aprovechó la Guerra de la Independencia, para volver con su familia a Huesca. Combatió con Espartero hasta el año de 1876, con la Restauración. Desde 1862, contaba Huesca con un Banco por Acciones y por Crédito y su principal promotor fue el barón de Naya y de Alcalá del Obispo. Una gran parte del Parque Público de Huesca era propiedad del barón de Naya. Ese terreno lo entregó al Ayuntamiento de Huesca, para ampliar dicho Parque,  dejándole unos metros para edificar un edificio,  mirando al Parque y yo me acuerdo del barón de Naya, que por el apellido de Azara, era también pariente nuestro, más o menos lejano de los Almudévar de Siétamo. Eran los Azara de Barbuñales parientes de Antonio Naya y Azara, sexto barón de Alcalá. En una nota de los Antepasados de Antonio Naya y Azara, sexto barón de Alcalá,  escribe su nombre al  lado de Francisco Antonio de Azara, segundo Marqués de Nibbiano( 1744-1820) y natural de Barbuñales. Los Azara de Siétamo, exhibían un escudo en el altar de su capilla en la Iglesia Parroquial, donde eran enterrados, ya desaparecido para la Guerra Civil y otro que se encuentra, junto con el de los Almudévar en un armario del salón de la Casa de estos señores de Siétamo.
Era grande la relación entre los Azara y el Conde de Aranda, que en el Museo Provincial de Huesca, recibió el título de Teólogo, así como varios familiares de los Azara de Barbuñales y el Párroco de Siétamo, de apellido Azara.
¡Pobre tierra de Monegros, de Huesca y de Zaragoza, por no prolongarla al Norte de la provincia de Huesca, que estaba sometida a la dictadura de los guerrilleros y a la ausencia de los Guardias Civiles en defensa del pueblo!. ¿Esa era la defensa que recibía el pueblo del Poder?.  No porque el Poder se preocupaba de conservarlo  y el pueblo, pobre, aguantaba  que lo gobernase el Cucaracha  por medio de su Dictadura particular. El orden estaba perdido por la lucha entre liberales y carlistas y ese vacío de poder lo ocupaban los bandoleros. Se echaron estos al monte para vivir sin trabajar, porque el escaso número de Guardias Civiles, no podían perseguir a los bandoleros, cuando tenían tanta faena en combatir a los Carlistas, que constantemente pasaban por la sierra de Guara, desde Cataluña a Navarra y viceversa. Mi abuelo Manuel Almudévar Vallés, tuvo que huir de Siétamo hasta Francia, acompañado del Confitero Vilas, el de las Castañas de Mazapán y por un vecino de Liesa. Por Siétamo pasaban los Liberales y a veces luchaban con los Carlistas, cerca de la próxima Sierra de Guara.
El Cucaracha casi no sabía escribir, pero intentaba hacerse un romántico, que protegía a los pobres campesinos, como protegió a la señora Olaria y a algún muchacho, al que proporcionaba caballerías para labrar.
La familia de los barones de Naya y de Alcalá del Obispo, era oriunda de Labata, debajo mismo de la Sierra de Guara. Estaba documentada esa familia desde el siglo XI, extendiéndose por Rodellar, Panzano, Azlor y Castejón de Sobrarbe, siguieron por Adahuesca. En 1700 unos Naya recibieron el título de tales barones y en 1708 el del Marquesado de Viñuales. Vivieron por el Somontano de Guara y bajaron a Zaragoza. Estaba Antonio Naya y Azara, Sexto barón de Alcalá, impregnado por la vida de Aragón y sobre todo del Alto Aragón. Fue un dirigente provincial del Partido amigo del progreso,  pues siempre luchó contra las situaciones revolucionarias.
En aquellos tiempos del bandolerismo, el Barón de Naya o de Alcalá, dirigió el Partido Moderado, creado en el año de 1862 y fue promotor del Banco de Crédito y Fomento del Alto Aragón, porque en su interior quería eliminar esa república de bandoleros, cuya política sólo fomentaba la vida miserable de aquella “siña” Olaria,  pero que retrasó el progreso económico de los Monegros principalmente. Fue Antonio Naya y Azara, el sexto barón de Alcalá y se constituyó en el principal promotor del citado Banco, que se creó el año de 1862, con un capital de 12.000 reales.
¡Qué diferencia de Banco existía entre este Banco de Crédito y el del Cucaracha !.
¿Qué tipo de Banco poseían los Bandoleros de los Monegros?. Era un Banco sin capital propio, pues el dinero de que no disponían, lo robaban a los que lo poseían y el Cucaracha, lo gastaba con sus revolucionarios socios y dando alguna limosna a los más desgraciados de los Monegros.
El Banco de Crédito y Fomento fue promovido por Antonio Naya y Azara, barón de Naya y de Alcalá. Lo fundaron en 1862 y se apoyaron en un capital de doce millones de reales, distribuidos en dos mil acciones. Antonio Naya y Francisco Pérez, fueron los mayores accionistas, pues cada uno de ellos tenía ciento cincuenta acciones cada uno de ellos.
Antonio Naya y sus compañeros del Banco, lo fundaron arriesgando su propio y no muy abundante dinero, con el fin de que los ciudadanos, con el dinero que recibieran prestado por el Banco, compraran ganado, labrasen tierra e hicieran correr el dinero por aquellas tierras de miseria fomentada por los bandoleros. Los intereses de esos pequeños Bancos, eran modestos, pues no practicaban la usura, en cambio los interese de otros Bancos, llegaron a cobrar el treinta o el cuarenta por ciento, intereses que no podían llegar a devolver al Banco y sus clientes acababan arruinados. Los que no se arruinaban se tenían que dedicar a negocios sucios, que contribuían a que la Sociedad se pudriera.
Esos intereses han arruinado a muchas operaciones de la sociedad y se ha reaccionado de una forma bestial, porque ahora por el dinero ahorrado por los ciudadanos, no les devuelven ni cinco céntimos. Hoy muchos Bancos se han convertido en lugares secretos, en lugares donde se juega con el dinero y se impide el desarrollo normal de la economía. Hemos bajado de la usura a la nulidad de los intereses, que hacen imposible que el Mundo gobierne sus ahorros o los cree.Estaban los Monegros de Huesca y de Zaragoza,  convertidos en una república corrompida, en que el Cucaracha  y su cuadrilla, se mezclaron en sucesos turbios. Por ejemplo mataron a Martín Rubira de Zuera en 1873. Tras este crimen se unieron más de doscientos hombres de Zuera, Perdiguera, San Mateo de Gallego, Leciñena, Farlete Monegrillo, Alcubierre, Robres, Senés y Torralba y recorrieron la Sierra de Alcubierre, sin encontrar resultados positivos. Pero estos alcaldes se reunieron en el Santuario de la Virgen de Magallón y hablaron de seguir persiguiendo a los bandidos. 
En 1862, el barón de Naya y sus amigos fundaron el Banco, y en aquellos años, se comenzó una lucha más eficaz contra los bandoleros. El siete de julio de 1874, detuvieron al  ermitaño de San Miguel, que estaba situado en el monte de Juvierre, en Castejón de Monegros,  por actuar de colaborador  de la banda del Cucaracha. Los bandoleros, irritados por la labor de la Guadia Civil, cuando llevaba preso al ermitaño, acometieron a los Guardias civiles. En esta lucha salió herido un Guardia Civil y fue causa de la muerte del ermitaño.Son muchas las coplas que se recuerdan de la tiriste historia de los Monegros y una de ellas ,dice”Cucaracha y los civiles-tuvieron un tiroteo;-Ellos bien se divertiero, pero lo pagó el santero”.
Pero también el Cucaracha tuvo fin, porque estando con cuatro compañeros,  en el corral de la Anica, cerca del entonces poblado de Peñalbeta, en el término de Lanaja, mandó a un joven muchacho a Lanaja, a comprar vino. Lo cogieron los Civiles y en la Farmacia de Lalueza, hicieron que el boticario, añadiera un soporífero en el vino que llevaba dentro de la bota.El muchacho volvió a llevarle el vino al Cucaracha. Aquellos bandoleros se fueron durmiendo y cuando llegó la Justicia, dispararon.”Aún tuvo tiempo de incorporarse y de disparar, antes de caer muerto,  un trabuco, de aquellos de boca de campana”.
Como en el cuento americano de otro Cucaracha, “sus enemigos, muy contentos, cantaban: la cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar”
El 28 de Febrero de 1875, la Guardia Civil acabó con la vida del Cucaracha, en el corral de la Anica, en el término de Lanaja.   

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