sábado, 19 de abril de 2025

Recuerdos tristes, que hemos vuelto a recordar.



                       

Voy a cumplir los noventa años de edad y he vuelto a recordar aquella canción titulada “Rascayú, cuando mueras que harás tú”. Era yo joven cuando escuchaba la canción, que interpretaba Bonet de San Pedro, de la Orquesta Mondragón, hace ya muchos años.

Hoy se vuelve a escuchar ese triste  y recordatorio canto, que dice: “ Rascayú, Rascayú, cuando mueras que harás tú”, que vuelve a repetirse con motivo de las muertes de los humanos, ahora en forma de peste. Y esta letra del Rascayú, no la conozco de estos días, en que enferman y mueren tantos ciudadanos en todo el Mundo, sino que ya hace muchos años, me entristecía e incluso, a veces, me hacía reflexionar sobre la vida y la muerte.

Su lectura e incluso el escuchar su canto, me hacía reflexionar sobre la brevedad de la vida y pensar en aquellos compañeros de la misma, que fueron compañeros míos  y con los que se alegraba mi vida. ¡Como hace años,esa letra cantada por cantores y sonada por músicos, me hacía, algunas veces,sentirme sólo y triste!.

¡Oh, aquella letra acompañada por esa música que pretendía consolarme de la tristeza de aquella canción : ¿Rascayú, cuando mueras qué harás tú?; y muchos jóvenes, pretendían consolarse de aquella pregunta que hacía pensar en la brevedad de la vida.

Y la vida seguía su curso y por un lado progresaba la vida, pero la muerte seguía llevándose del Mundo a los hombres y mujeres y yo mismo me sentía triste por la muerte de mi madre, cuando tenía trece años y con mis hermanos Luis y Jesús, y no me quedaba más remedio que recordar muchísimas veces a nuestra buena madre. 

Y escuchaba cantar: “Tú serás un cadáver nada más, varias veces seguidas”. “Oigan la historia que contóme un día el viejo enterrador de la comarca; era un viejo al que la suerte impía, su bien arrebató la Parca. Todas las noches iba al cementerio a visitar la tumba de su hermosa y la gente murmuraba,con misterio: es un muerto escapado de la fosa”.

“Rascayú,”cuando mueras que harás tú, Racayú cuando mueras qué harás tú. Tu serás un cadáver nada más. Tú serás un cadáver nada más…Hizo amistad con muchos esqueletos que salían bailando la sardana y mezclando sus voces de ultratumba con el croar de algunas ranas. Los pobrecitos iban mal vestidos con sábanas que ad hoc, habían robado, y el guardián se decía con recelo: estos muertos se me han revolucionado. Rascayú. Cuando mueras qué harás tú. Tú serás un cadáver nada más, Tú serás un cadáver nada más”.

Esta leyenda de Rascayú, cuando mueras, ¿qué harás tú?, pasaron muchos años Y ahora en este año de 2.020, vuelve a sonar con intensidad, porque la muerte, alejada de los cerebros humanos, se está recreando con las vidas de los hombres y mujeres y se vuelve a cantar y dice la canción: “estos cerebros se han revolucionado”.

Si, se vuelve a cantar, porque los cerebros del Pueblo Humano, están agitados por esta peste que mata a los humanos, en gran número y, a pesar de estar viviendo en el siglo XX, los hace desaparecer de este Mundo. ¿Qué esperanza de vida nos queda con una Peste que se traga la vida humana?.

Pero el Señor, a pesar de que pasan en continuidad las vidas de los hombres, éstos siguen con su pensamiento, creando obras que le dan esperanza en el futuro a los hombres que todavía viven, que a medida de volverse viejos, llenan el Mundo de Puentes sobre el Mar y los Ríos. Y sus autores son cadáveres humanos, que, sin ninguna duda, viven en una vida eterna en el otro Mundo. ¿Cómo se puede comprender, que sus cadáveres hayan levantado unos inmensos puentes sobre los mares y sobre los ríos?. 

jueves, 17 de abril de 2025

Conversación en el salón.-(Año 2003)





Hace aproximadamente unos siete años, estaban en Huesca, su ciudad natal, llamados por sus sentimientos y sus recuerdos infantiles de los pueblos de Quinzano, de Siétamo, de Chimillas, de Almudévar y de algunas personas, Pepín Bello, María Teresa Bescós Lasierra, que ha muerto hace muy poco tiempo, con cien años de vida, después de su hija, también llamada María Teresa Alamán y Bescós de segundo apellido y bastante más tarde que su hermana la escritora María Cruz Bescós.
Aquí, en nuestra capital, se encontraban con otros partícipes de su vida, con los que su familia convivió, José Antonio Llanas, casado con María Antonia Vázquez, gallega, como los antepasados del señor Bello y en cuyos corazones existe una sensibilidad por la nostalgia y la saudade y este Llanas Almudévar que, con su segundo apellido tenía su origen en Siétamo, como Kosti, cuyo auténtico nombre era Manuel Bescós Almudévar. Ambos fueron alcaldes de Huesca y escritores, que mantenían el interés de los oscenses sobre sus relatos, serios y a veces solemnes los de Silvio Kosti y más humorísticos y costumbristas los de José Antonio Llanas.
Pepín Bello, primo de María Teresa Bescós Lasierra y que como ella, en menos de un año alcanzará los cien, ha sido amigo íntimo de pintores, como Dalí, de cineastas, como Buñuel, de escritores, como Lorca y conocedor de filósofos como Aragón y ha sido un conversador eterno y además no cultivó ningún oficio en toda su vida. Al preguntarle un periodista que cual era su profesión, siendo amigo de tantos seres humanos, que se distinguieron en la ciencia y en el arte, él contestó”: Yo soy amigo de mis amigos “. Y esa amistad y esa afición a la conversación lo llevaba a reunirse, unas veces en el Aéreo Club o, por ejemplo en casa de José Antonio Llanas Almudévar.
Y me han dejado una cassette, que tiene gravada una conversación entre todos los personajes citados anteriormente y algunos más.
En la casete que me dejaron están las voces de los conversadores citados más arriba y el primero que habla es el gran Pepín Bello, que parece afirmar, porque no están bien grabadas las palabras: “¡ Hay que decir nuestras memorias y sentimientos Hay que decirlos, hay que decirlos!”.Tenía ganas de hablar y ya estaba en el salón de José Antonio Llanas Almudévar y se veía como si estuviera entre las “mámparas” o mamparas de la Codorniz, con sus bastidores escritos, unidos por goznes, que se abrían, se cerraban y se desplegaban, haciendo las palabras los mismos juegos que los biombos o cancelas. Y hablaba de que había que divertirse y divertir a los demás, hablando y hablando. Y María Teresa recordó los buenos ratos que le proporcionaba la lectura de la Cena de Baltasar Gracián, en la cual se divertía el autor y divertía a sus lectores. Entonces alguien manifestó el deseo de que se hiciera una antología de lecturas divertidas, diciendo José Antonio que algunas de esas obras estaban en el Indice, como unas fábulas de un fabulista moral, creo que Samaniego ,que escribió otras completamente inmorales. Yo las tuve, pero las di porque no cayeran en manos de mis hijos, entonces niños.
Pepín exclamó: ”¡ yo estoy a todo, menos a la razón!” . No sé si él creía en la teoría de Aragón, es decir en el surrealismo, que se interroga ¿qué clase de pensamiento es aquel que justifica una guerra con un millón de muertos?, ¿son esas muertes justicia válida para la humanidad?. Después de afirmar que estaba a todo, menos a la razón, decía: ”esto parece insensato, absurdo”; parece una invitación, que diga a los hombres y mujeres : “¡el caso es pecar!, pero yo le digo que cante poco”, ¡jo, jo, jo!, !que no ,que no!”;ese escaso cantar parece un consejo de Pepín para que no pequen mucho, es decir que no lleven el surrealismo, ¿o que lo lleven?, a situaciones exageradas. Pepín busca algo más real en la conversación, algo surrealista, algo más real que lo real, algo que signifique que habla por encima de la realidad.
Su amigo Dalí dijo que “el surrealismo, será el único ismo que subsistirá” pero parece ser que le pasará como a todos.
No se que tendría que ver Rafael Bescós con estos asuntos, pero dice Pepín: “hay que reconocer que Rafael estuvo también”,en una época en que atacaban la religión y “se marcharon todas las monjas”; añade que sus hermanas una vez fueron a estudiar con una señorita, que, “¿sabes quien la conoció? ,Emilio Castelar” .Una voz femenina añade que “era simpática y sabía francés, dándonos la clase en casa “. Otra voz femenina afirma: ”tú sabes, en vuestra casa las torres las forzaron y había una especie de arquillo…y me quedé muy triste”. Han girado los biombos de la conversación y se queda uno ayuno de que torres se trataba y cual era el arquillo, que las adornaba.
En estos momentos a través de las mamparas se oían menos ruidos y menos las risas claras y alegres de Teresa Bescós Lasierra, mezcladas con la palabra optimista y sonora de Pepín Bello Lasierra y acompañadas por sonidos de cucharas que golpeaban en los vasos y en los platos, pero comenzaron de nuevo las mamparas a girar, a abrirse y cerrarse repartiendo ráfagas de buen humor, cuando todos los asistentes se pusieron a contar el caso del gran perro mastín, que era de los militares y cuando éstos asistían a la misa de campaña, se ponía al lado del altar y lloraba ladrando, imitándolo Pepín, José Antonio y su hija María Teresa, reproduciendo sus ladridos :uuuuuh, uuuuuh, mientras reía María Teresa Bescós y María Antonia, que estaba con la taza y la cuchara en las manos, dándole helado a su hija, golpeaba la cucharilla contra la taza, como aquella que quiere animar más el movimiento de la mampara.
Se quedó un poco cortado José Antonio, al recordar lo que le pasó, con esta expresión: ”el tontolaba que estaba en la radio se me quedó las cintas”. Pero, aunque perdió alguna cinta, se acordaba de infinidad de anécdotas y a continuación de hablar del perro sacristán, contaba que “se ponía el perro de Mompradé en medio del patio y le iba a buscar el periódico”
Y casi al mismo tiempo, Pepín y José Antonio hablaban de las magníficas fotografías que del Pirineo, Compairé se dedicó a crear una gran colección, que ha hecho que los oscenses descubrieran el arte fotográfico.
Y José Antonio recordando sus años infantiles habla de los santeros de las ermitas, ya que al santero de Salas lo conocía porque iba a la farmacia de su padre con la “capilleta” de las Vírgenes, a recordar a la gente que hicieran oración y de paso, que le echaran una limosna en la caja petitoria, para poder vivir como ermitaño y en la ermita, donde “la gente no sabe la existencia en los santuarios de comedores y cuartos para dormir. Y los santeros esperaban el día en que hacían la romería las Cofradías, porque los cofrades los sentaban a comer con ellos”. Pero José Antonio cuando, con sus amigos iba a Salas a coger regaliz de palo, se encontraba al santero, que les daba agua de su botijo y era de agradecer porque por allí el agua no era potable.
Recuerda el monasterio de Loreto, la ermita de Cillas, cuyo santero cura tenía éxtasis, el santuario de San Cosme y San Damián, que fue tal vez el último de ellos, que tuvo santero, pagado por los condes de Guara y la de Santa Lucía, pero dice que en los años cuarenta, apareció por Huesca, una mujer pidiendo limosna para la Virgen de Torreciudad. ”Decía que se levantaría una iglesia enorme y que acudiría todo el mundo y la gente ignoraba la existencia de ese santuario”.
Efectivamente :”la casa desmontada, la casa montada”, pero ese pensamiento también acariciaba las mentes de los tertulianos, porque José Antonio preparó el desmontar su casa y montar otra en Huerrios, en la que parece que tuvo lugar esta conversación. Y Pepín habla de la casa que hizo su hermano en Almudévar, “con cocina de leña, esa era una cocina”, porque no cerraban las puertas y ”luego se cierran las puertas y está el candado y se cierra, como una salamandra”, al marcharse y añade “son bastardas ,no son mejor que en Madrid”. Sigue José Antonio y dice: ”en la torre Casaus era la chimenea de piedra tallada”; miraba a su alrededor y le interrumpían las mujeres: "si, si, si”. Se alegra la habitación. Se ríe María Teresa entre las risas de las mujeres, ante las palabras que pronuncia José Antonio”. Entre tanta alegría, se escuchan los ruidos de los platos.
Recordaron los asistentes al salón a Antonio Bello, cuando en el Aero-Club, se acercó a un grueso señor y le explicó que había comprado unos cocodrilos, que tenía en su finca de Almudévar y que ahora no sabía que hacer con ellos, ya que le estorbaban; a lo que le contestó: no se preocupe porque simplemente con un cuchillo, se desangran los cocodrilos. Bello le dijo: ¡el caso es sangrarlos bien! y además tenerlos que matar, ¡pobres animales!.y Pepín repetía :”el caso es sangrarlos bien!”. El señor consultado, conmovido exclamó: ¡bueno, ya iré a sangrarlos!.
Ahí, estaba el problema, porque José Antonio repitió: ¡el caso es sangrarlos bien!.
No los sangraron, porque realmente no existían los cocodrilos.

La señora Juana de Siétamo cuando iba a empezar la guerra civíl (Resumen)


Aquí tienes algunas frases destacadas del texto:

1. “La vida, Sras. y Sres., tiene sus encantos y si no los tuviera, habría que inventarlos.”

• Introduce la idea central de la reflexión sobre el encanto en la vida.

2. “El encanto es aquello que suspende siquiera por un momento las penas del alma, causa admiración y llena de gozo los sentidos.”

• Define el concepto de encanto como una experiencia que nos eleva y nos conmueve.

3. “Los niños, que son todo encanto e ilusión, dejan de serlo tan pronto.”

• Refleja la pérdida de la inocencia con el paso del tiempo.

4. “El encanto es más noble que el hechizo, porque este supone daño y causa temor, es en definitiva sinónimo de maleficio.”

• Distingue entre la atracción genuina y la manipulación.

5. “Con pocos bienes vivía feliz a su manera, pero tenía una riqueza que se va perdiendo entre los humanos: la ternura, la amabilidad.”

• Recuerda que la verdadera riqueza no está en lo material, sino en los valores humanos.

6. “Nosotros vamos buscando el encanto luminoso en las grandes luces que nos deslumbran y no nos dejan ver las pequeñas luces.”

• Crítica a la sociedad moderna, que ignora los pequeños placeres en busca de lo grandioso.

7. “Jesús pudo haber nacido en un castillo, pero prefirió el encanto del establo.”

• Destaca el valor de la humildad y lo sencillo frente al poder y la ostentación.

8. “A pesar de que por las circunstancias la vida de Pascual Montenegro fue un tanto desencantada o desangelada, el encanto que encontró en los caballos y en su perro le ayudaron a sobrellevar su triste vida.”

• Una lección sobre cómo incluso en la soledad y la tristeza se puede hallar algo de encanto.

9. ”¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos! como decía Bécquer, y qué solos se han quedado los de Plan, como dicen los periódicos.”

• Un juego de referencias entre la poesía de Bécquer y la actualidad, resaltando el tema de la soledad.

10. “Sras. y Sres., hay que seguir buscando el encanto.”

• Un llamado a no perder la capacidad de asombro y la sensibilidad ante la belleza de la vida.

 

Estas frases resumen bien el espíritu del texto: una mezcla de nostalgia, crítica social y una invitación a valorar lo simple y auténtico.


martes, 15 de abril de 2025

 

Escrito a Julio Brioso (CLAROSCUROS)



Y yo, Ignacio Almudévar Zamora, quiero dedicar un recuerdo a Julio Brioso, gran escritor e historiador, publicando el escrito siguiente, que le dediqué, cuando todavía vivía. Se titula JULIO BRIOSO Y MAYRAL que dice así: “Estabas ya, desde casi tu niñez, haciendo la “vigilancia intensiva” de la ciudad donde naciste, es decir de Huesca y de su territorio, porque mostrabas un interés ansioso por estudiar y por investigar su cultura, su historia y ¿por qué no decirlo?, ya que tú me lo dijiste a mí, en la dedicatoria que me hiciste de tu libro “Las calles de Huesca”. Escribiste con tu mano y con tu pluma, ”eres gran conocedor de las costumbres y los “alparceos” y entresijos de nuestra ciudad de Huesca”  y que ahora, recordando tu forma de ser, yo te atribuyo a tí. Esto ocurrió el año de mil novecientos ochenta y siete, en el Prólogo de tu Libro y debajo de una fotografía de un antiguo edificio, lleno de arcos, pusiste: ”El vetusto caserón de la Encomienda del Temple sucumbió víctima del ávido proceso de especulación del suelo” y acompañando a otra magnífica foto de la iglesia de San Miguel, escribiste:” La vieja galera rural ha tenido su cansino rodar junto al puente de San Miguel, ante la hierática mirada de la románica torre de las Miguelas”. Esa vigilancia intensiva hace que tus escritos nos den una impresión realista de los acontecimientos históricos, mezclándonos a los altoaragoneses nuestra historia con nuestros problemas, nuestras creencias con nuestras formas de hablar, con nuestro arte y con nuestras formas privadas y públicas de vivir.
Basta con leer tu escrito sobre la Plaza de San Pedro el Viejo, en la que pone: “La iglesia de San Pedro el Viejo, la más antigua de las que existen en Huesca, hunde sus raíces en la más ilustre y añeja historia de nuestra ciudad”. Y a continuación hablas de un templo pagano, sobre el que se construyó una iglesia visigótica…”que aglutinó  a los mozárabes durante la dominación musulmana…que fue donada por Pedro I al Monasterio de San Ponce de Tomeras, en Narbona, al otro lado de los Pirineos”. Añade que “conoció días de gloria y esplendor, cuando Ramiro el Monje…se retiró allí a pasar los últimos años de su vida en la paz y la soledad del claustro”. Habla de los santos  Justo y Pastor, de San Urbez y de la antigua sacristía de San Ponce. Se recrea describiendo el claustro de San Pedro, que se atribuye “al anónimo Maestro de San Juan de la Peña”, explica como el tema de los capiteles no se refiere sólo a la vida de Cristo y al Antiguo Testamento, sino  que trata de la conquista de Huesca. No sólo habla de las grandes figuras históricas que allí descansan, como Ramiro el Monje y su hermano Alfonso el Batallador, sino que recuerda las reuniones que en San Pedro celebraban los miembros de la Comunidad de Regantes de los Términos de Lunes y Martes y la celebración de las fiestas, que el gremio de zapateros de Huesca, celebraba a San Crispín.
Lo mismo ocurre con la Plaza de Urriés, a la que pertenecieron  los miembros “de la más rancia nobleza aragonesa”, de tal forma que “un  tal Recadero de Urriés entró en España con Carlomagno el año 778” y en tal Plaza “hasta hace unos pocos años hubo unos vetustos locales donde se alojaba la famosa “burreta del Ayuntamiento”, que conducida por el popular Toribio, tiraba de un carrito con un pequeño depósito de agua; en él llenaba el paciente funcionario una regadera con la que iba “rugiando” las calles por las mañanas, para mantenerlas limpias y “escoscadas”. ¡Cómo recuerdo la simpática figura del pequeño y trabajador Toribio, formando su equipo con la  burreta torda, que tiraba del carrico!. Era tan “intensivo” el interés del gran escritor y excelente persona, que se acordaba y me hizo recordar hasta las personas más humildes y conocía y escribía en la lengua de Aragón, como se demuestra en el párrafo anterior. ¡Cómo nos hace vivir la Historia de San Pedro el Viejo, desde que era un templo pagano, hasta ahora en que es objeto de preocupación su restauración!. El que se preocupó tanto de la “visión intensiva de la Historia, de la Fabla Aragonesa, de las costumbres, del arte y del progreso de Aragón, ha sido también objeto del estudio de la separación de su espíritu de su cuerpo, por parte de los médicos, que lo han tenido en la habitación de la UVI, durante siete semanas. Yo pedía al Señor que no se lo llevara si era posible, pero se ha ido a reunir con Don Ricardo del Arco, con Don Federico Balaguer y con Don Antonio Durán Gudiol, pero no sólo con ellos, sino también con aquel hombre sencillo de Puértolas, que un día le hablaba a Julio de la Historia y Julio le escuchaba con un interés “intensivo”.
Su buena madre ha sufrido mucho, pero sus lágrimas están acompañadas por las de muchos oscenses, que están deseando que se recuerde siempre a Julio Brioso  Mayral, al que deberían dedicarle una calle, poniéndole su nombre. 

lunes, 14 de abril de 2025

A Jesús Gota, mi amigo. -


Blecua (Huesca).


Era por los primeros días del mes de Septiembre del año 2003, cuando ¡por fin! fuí a Blecua a visitar a mi amigo Jesús Gota. Habíamos hablado muchas veces en Huesca y en esas charlas descubrí un hombre entero, que sabía de casi todas las cosas que en el mundo se llevan y nos llevan, nos traen y las traemos los hombres en nuestra memoria, en nuestra inteligencia, en nuestras actividades, y en nuestro diario o mejor dicho nocturno dormir, en nuestro caminar y en nuestro diario comer y beber.
Subí por la calle larga, una de las más largas que hay por aquella zona y en lo más alto del pueblo, en una pequeña plaza, estaba su casa, me hizo entrar en ella y quedé admirado ante la enorme biblioteca de sabios libros, que estaban esperando que los cogiera con su mano Jesús, para rellenar su memoria, aumentar su inteligencia y soñar con sus contenidos.
Desde aquella calle tan larga, se apreciaba Berbegal, que por Pertusa se unía a Blecua, para llegar a Huesca (Osca), pasando por Pueyo de Fañanás y por Alcalá del Obispo y desde Lérida (Ilerda), pasando por la Virgen de la Alegría de Monzón se llegaba al dicho y elevado Berbegal.
Alrededor de dicha plaza, se encontraba el antiguo Castillo, con su ermita de Santa Ana, el hermoso pozo, del que Jesús conserva o ¿conservaba? un tubo de arcilla para conducir sus aguas a otros lugares, la Iglesia Parroquial en la que este día 26 de Septiembre, te van a celebrar tus funerales y se encuentra también la Escuela, donde el sesudo maestro Cavero, educó tan bien, a los hijos de este pueblo de Blecua. Para la Guerra Civil, los hijos de Blecua, educados por el Maestro Cavero, respetaron las vidas de sus vecinos, cuando en pueblos próximos, se fusilaban mutuamente.
Me hablaste del camino que de Alquezar, pasando por Angüés y por Siétamo, conducía a Zaragoza, de la ya nombrada Vía  Romana Ilerda-Osca y de la cabañera, que pasando por la ermita de San Gregorio, venía de Siétamo e iba a Armalé. Te escuché cuando me hablabas del museo del carretero, del lavadero, de las cías y de los antiguos pueblos, ya desaparecidos.
Me dejaste unas fotografías y unos planos del cementerio de los íberos ilergetes, situado en tu “demba”, con su vasija en la que colocaban, tal vez, algún alimento para el eterno viaje del difunto.
Hiciste con Claver un trabajo perfecto, trazando planos, cuyo autor fue quizás tu hijo, pero quedaste un poco decepcionado al no hacer nada con la Arqueología altoaragonesa.
No es extraño, por aquello de que “de tal palo, tal astilla”, que tengas un hijo inteligente y una hija, que conoce gran variedad de idiomas, entre otros el chino, pues es profesora de una Universidad en China.
Yo, al verte tan rubio y tan sensato pensé que tendrías antecesores de aquel pueblo godo, igual que tu mujer, que también es rubia. La raza es lo de menos, lo importante es ser hombres y mujeres, inteligentes, con honradez, con amor a la familia y a su tierra.
Hablábamos de los escasos habitantes que quedan en Blecua y ahora pienso que tal vez haya que usar a Jesús Gota como intermediario con Dios, para que vaya Blecua resucitando.

domingo, 13 de abril de 2025

La familia oscense de los Ponz





La vida nos va echando poco a poco de este mundo, pero cuando  crees que ya no volverás a ver a tus parientes y a tus amigos de tiempos ya pasados, un día,  el menos esperado, te encuentras con alguno de ellos. Por ejemplo, en este mes de Octubre, me encontré con Francisco Ponz González y ¡Dios mío, qué recuerdos trae a mi memoria su presencia!. Yo tenía en aquellos viejos tiempos, unos doce años y estaba de vacaciones y al acabarlas, tenía la necesidad de salir de Huesca, para regresar a Escoriaza, pero un absceso  brotó en la planta de mi pie derecho y me alarmé. Mi abuela Agustina, en cambio, confiaba en  don Mariano Ponz, lo llamó y él, como médico, ya entonces antiguo, vino en seguida a mi casa, sacó un bisturí y me abrió la piel, que contenía la materia purulenta, la hizo salir y me dejó como nuevo, de tal forma que ya no tuve que esperar ni un minuto para marchar al pueblo guipuzcoano, a seguir mis estudios. Don Mariano, en aquellos tiempos en que la elegancia era costumbre de muy pocas personas, él la practicaba, con su semblante, su chaleco, su chaqueta y los limpios zapatos que  soportaban su elegante figura. El sombrero se lo quitaba cuando llegaba al piso del enfermo y se lo ponía de nuevo al marchar. Su rostro era redondo, agradable y sonriente sin reírse con sonoras carcajadas, sino con un saber estar y pasar por la vida agradablemente. Su amabilidad la utilizaba con todos los enfermos que visitaba, pero la estimulaba, al acordarse de que era pariente de mi abuela, pues mi madre ya había muerto.  Yo me marché de Huesca, pero allá en Escoriaza, me acordaba de él  y cuando volvía de vacaciones, iba conociendo a su hijo, también médico y también llamado Mariano Ponz Piedrafita, que llegó a ser Alcalde de la ciudad de Huesca, así como a su simpática esposa Elisa Gonzalez Pedregal, con la que hablaba, cuando la encontraba por la calle o por el Parque: Yo le preguntaba por  su hermano el gran profesor del deporte entre la juventud y también me contaba las aventuras de sus hijos y de sus numerosos hijos y también de sus tres hijas. Me acuerdo especialmente del hermano pequeño, que hacía aventuras prohibidas con los pavos reales del Parque y a veces con las ocas. Me vino a ver en cierta ocasión hablándome de sus estudios. La más pequeña de las hermanas está casada con Abadías,  gran amigo mío, alegre y cuando me los encuentro me lo hacen pasar con gran alegría.

El Doctor Mariano, casado con Elena y padre de tantos hijos e hijas, era un gran amigo de mi cuñado Luis Tesa Ayala y cuñado del José María Lacasa, que también fue Alcalde de Huesca y amante de la música y del canto de la Coral Oscense. Se quedó viudo muy joven y su hijo recientemente muerto, me enseñó los instrumentos musicales, como los pianos, que todavía conserva su señora en el piso, también cerca del Parque. Mariano con su cuidado de la salud de muchos oscenses, de su actividad municipal en el Ayuntamiento, conservó siempre un buen humor. Bastaba ver juntos a él con José María Lacasa y mi cuñado Luis Tesa, para ver y escuchar sus risas,  producto de sus chistes a pesar de los trabajos, que a veces entristecen a los hombres.

Cuando yo tenía treinta años, estuve ejerciendo de veterinario en la Villa de Bolea y allí conocí otro médico, hermano del Abuelo que a mí me operó el pie. Era un señor, ya mayor, grueso, jubilado y que con su bastón se paseaba por Bolea. Tenía una hermana soltera que lo cuidaba y que era la bondad integra. Yo hablaba con ellos y acudí a su casa, donde me  invitaron a comer algunas pastas, acompañadas de buen vino de la tierra. Cuando murió su hermano, ella bajó a vivir a Huesca, colocándose en la Seguridad Social. Guardo de ambos hermanos un grato recuerdo, que  me hace pensar en la marcha desde este mundo al de más arriba. No sólo subieron ellos, sino su hermano Mariano, su sobrino e hijo de éste, de su esposa y de tantos otros, que vivieron en aquel chalet frente al parque donde reinaba la alegría .Ahora no hace falta preguntarle al jardín por todos los miembros de la familia Ponz, porque, sin hablar, sólo con ver su triste vegetación, se humedecen mis ojos. En Pamplona conocí a un miembro de los Ponz, que cuando me operaron,  acudió a visitarme a la Clínica Universetaria, donde él fue un hombre de gran prestigio. Fue compañero del Fundador del Opus Dei. De este hecho hace ya diecisiete años y ya sólo veía a la menor de las hermanas, que con mi amigo Abadías, tienen una casa de recreo al lado de la Ermita de Cillas. Por todos estos recuerdos,  agradecí a un hijo del Alcalde y Físico ósense, que un día del mes de Septiembre, me viniera a ver a Casa Almudévar de Siétamo. Yo me emocioné pero a él, se le puso un velo de tristeza en sus ojos, al recordar a sus antepasados y a sus hermanos. 

A Albert Einstein no quisieron concederle el Premio Nobel.-


El año de 1.912 Einstein anotó la ecuación “E=mc2” que representa la relación entre la masa y la energía como  la base de la teoría de la relatividad. Yo no comprendo el significado de dicha fórmula y desde luego  entiendo  el retraso en la concesión del Premio Nobel, porque hubo incapacidad, entre los que debían comprender la teoría de la relatividad.  Einstein pensó y dijo: “Si yo estuviese equivocado, ¡un solo pensador habría sido suficiente para refutarme!”. 

La humanidad a lo largo de siglos ha adorado al Señor, pero la Sabiduría se ha representado en forma de una Paloma, como explica el evangelista San Mateo (3,16), que  según  él, en el Evangelio, escribe que “Jesús salió del agua; y entonces se abrieron los cielos, y vio el   Espíritu de Dios que descendía en forma de Paloma y venía sobre El”.

La humanidad ha pensado a través de los siglos en dioses, algunos y otros en uno solo, pero la Biblia nos narra situaciones en las que los judíos buscaban a Dios, el Creador, pero uno no se explica el comportamiento humano, que ha seguido durante siglos por distintas tierras y diferentes ideas, porque también trabajaban en medio de los hombres, seres diabólicos opuestos a la justicia y al amor al Creador.

Después  de  que durante siglos, representase la relación entre la masa y la energía, como base de tal Teoría, escribió esta fórmula: “ E=mc 2”, que representa la relación entre la masa y la energía, como base de la  Teoría de la Relatividad.

En los siglos numerosos por los que ha pasado el hombre, ha ido progresando el cerebro de los Hombres y San Agustín, todavía en época romana ya meditaba sobre Dios. Escribió: “En el principio hizo Dios el cielo y la tierra, más la Tierra era invisible, e incompuesta y las tinieblas estaban sobre el abismo, sin conmemorar que día hiciste estas cosas. Así lo que entiendo yo ahora a causa de aquel cielo, es cielo intelectual, en donde es propio del   entendimiento conocer las cosas  aquel cielo, es cielo intelectual, en donde es propio conjuntamente y no en parte, no en enigma, no por espejo sino totalmente, en visión, cara a cara, no ahora esto y luego aquello, sino lo  que hemos dicho: conocimiento simultáneo, sin vicisitud alguna de tiempos; y así lo entiendo también a causa de la “ tierra invisible e  imcompuesta”, sin vicisitud alguna de tiempos, la cual suele tener ahora un ser, luego otro, porque  lo que no tiene especie alguna no puede ser esto o aquello”. 

Y dice San Agustín que todas las cosas que Dios quiere, las quiere de una vez “quiere lo que quiere de una vez y …siempre”, porque todo lo que es mudable no es eterno.

San Agustín ya admitía que sería difícil concretar la Teoría de la relación entre la Masa y la Energía, e decir “E=mc2” con base en la Teoría de la Relatividad”. Se explica esta expresión fuera de la vida de  San Agustín, en aquellos años en que en el Norte de  Africa no había todavía  telescopios ni adelanto en la investigación.

San Agustín de Hipona, era un teólogo  y escribió en los años de 397 y 398 después Cristo , sus confesiones.

Durante siglos  no se presentó la relación entre la masa y la energía, que durante siglos representase dicha  relación. Como base de tal teoría, Albert Einstein escribió  esta fórmula: “E=mc2”, que representa la relación entre la masa y la energía, como base de la Teoría de la Relatividad.( Y hasta el año1.905 destacó la fórmula de la Teoría de la Relatividad, el efecto foto- eléctrico y otras contribuciones dio a la física moderna, respecto a la concepción del tiempo, la gravedad y la conversión de la materia en energía ( E=mc2).”

Hay quien niega la fe en Dios de Einstein, pero en diversas ocasiones habló de su creencia en Dios. porque se daba cuenta de que “ Dios no juega a los dados con el Universo”.

San Agustín que escribió en los años de 397 a 399 , no podía hacer las experiencias que en siglos posteriores pudieron hacer Galileo, que escribió: “La filosofía está escrita en ese gran libro del Universo, que se está continuamente abriendo  entre nosotros, para que lo observemos”. “ Hicieron entrar a Galileo en la cárcel, pero él , pensaba “e pur si mueve”.

Más tarde hemos visto como Higgs ha hecho parcialmente visibles las partículas de Dios  o botones del mismo Higgs, en el Túnel de Francia y Suiza.

Pero el científico más famoso del siglo XX, por formular la Teoría de la Relatividad en 1.905,el efecto fotoeléctrico varias aportaciones a la física moderna, relacionadas con la concepción del tiempo, la gravedad y la conversión de la materia en Energía (E=mc 2), es Albert Einstein.

Minotauro y los centauros

Los atenienses introdujeron la palabra democracia, con la que pretendían definir un pensamiento de libertad, como el que soñaron griegos y r...