viernes, 24 de mayo de 2013

SABIÑANIGO



Existen Autonomías, como la vecina Navarra, que en tiempos constituyó con Aragón un sólo Reino, que se ha preocupado del desarrollo uniforme de todo su territorio. Parece ser que ahora los hombres buscan desarrollar su vida en enormes núcleos humanos, como por ejemplo en la descomunal ciudad de Méjico, que cuenta con dieciocho millones de habitantes, en la de Madrid donde una huelga de la aviación civil, crea enormes problemas para entrar o para salir de ella. También en Aragón contamos con Zaragoza, a la que ya llaman muchos Zaragón.

En Navarra se busca el reparto de la industria por las diversas comarcas de Tudela, de Estella, de Tafalla, etc.,etc.,así como la distribución de los riegos. Aquí en el Alto Aragón, en cambio, disminuye la población activa en Huesca y en Sabíñánigo. Sabiñánigo era, cuando conocí su existencia, un pueblo minúsculo, en aquellos tiempos de la Guerra, cuando, estando en Jaca, íbamos a la Cantera para ver, con tristeza como venían refugiados de tal pueblo, que huían de la zona en que esa guerra hacía la vida imposible. Pero pasó el conflicto, durante el cual se construyó la carretera de Monrepós, que tal vez ahora, se convierta en autopista Lérida-Pamplona, y empezaron a establecerse industrias y la emigración, al mismo tiempo que marchaba a Cataluña o a Madrid, acudió también a Sabiñánigo; vinieron andaluces con el fin de constuir los canales para las Centrales eléctricas, que se quedaron a vivir allí y  reforzaron el núcleo del antiguo "Samianigo". Y es que tal pueblo, ahora una pequeña ciudad, empezó a mostrarse como centro de comarca y ¡Señor, qué comarca! nada menos que la del Serrablo, pues a su alrededor estaban aquellos pequeños, pero hermosos pueblos con sus iglesias románicas de los siglos X al Xll, de un estilo que parece exclusivo de esta zona, a saber el Mozárabe, según unos o Serrablense, según otros. Allí se encuentra la ermita de San Juan de Busa, las iglesias de Satué, Isún, Larrede, oliván, Susín…Javierre, cuyo templo  lo transformaron en el siglo XVll.          Se instaló el Museo, sede de todos los elementos de vida y de trabajo antiguos y que fueron utilizados por los viejos habitantes de Sabiñánigo y de su zona. Al mismo tiempo la gran industria subió el nivel de vida de la nueva pequeña ciudad, ayudando a los jóvenes a alcanzar títulos, que habrían de ser útiles a las fábricas de su pueblo natal, pero que han sido provechosos para las de otros lejanos lugares.

El pueblo se está  envejeciendo cada día más y luego tendrá  que venir Labordeta a cantar su canción que dice así: Regresaré a la casa-la casa de mi padre-abriré las ventanas-y que la limpie el aire-que limpie la esperanza-que arrastre los recuerdos-y arranque de los muros -los retratos ya viejos.         

No nos quedará  más remedio que recitar los versos de Rubén Darío, cuando así se lamentaba: ¡Juventud, divino tesoro, ya me voy para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer!.                      

¡Qué lástima que en Aragón,no se abrieran comunicaciones con Francia!. Se han abierto en Vascongadas y en Cataluña, pero en el fiel Aragón, se ha cerrado el paso por Canfranc. Cuando Sabiñánigo fue una auténtica explosión de la industria, que si se hubiera abierto un gran paso entre Francia y España, igual que Carlomagno ya llegó hasta Zaragoza, se hubiera hecho una realidad el círculo industrial Zaragoza, Toulouse y en medio Sabiñanigo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Fumar o no fumar

  Bajaba cierto día por las escaleras amplias de un edificio oficial y al llegar a uno de los vestíbulos de cualquiera de sus pisos, desde l...