Existen
Autonomías, como la vecina Navarra, que en tiempos constituyó con Aragón un
sólo Reino, que se ha preocupado del desarrollo uniforme de todo su territorio.
Parece ser que ahora los hombres buscan desarrollar su vida en enormes núcleos
humanos, como por ejemplo en la descomunal ciudad de Méjico, que cuenta con
dieciocho millones de habitantes, en la de Madrid donde una huelga de la
aviación civil, crea enormes problemas para entrar o para salir de ella.
También en Aragón contamos con Zaragoza, a la que ya llaman muchos Zaragón.
En Navarra se
busca el reparto de la industria por las diversas comarcas de Tudela, de
Estella, de Tafalla, etc.,etc.,así como la distribución de los riegos. Aquí en
el Alto Aragón, en cambio, disminuye la población activa en Huesca y en
Sabíñánigo. Sabiñánigo era, cuando conocí su existencia, un pueblo minúsculo,
en aquellos tiempos de la Guerra, cuando, estando en Jaca, íbamos a la Cantera
para ver, con tristeza como venían refugiados de tal pueblo, que huían de la
zona en que esa guerra hacía la vida imposible. Pero pasó el conflicto, durante
el cual se construyó la carretera de Monrepós, que tal vez ahora, se convierta
en autopista Lérida-Pamplona, y empezaron a establecerse industrias y la
emigración, al mismo tiempo que marchaba a Cataluña o a Madrid, acudió también
a Sabiñánigo; vinieron andaluces con el fin de constuir los canales para las
Centrales eléctricas, que se quedaron a vivir allí y reforzaron el núcleo del antiguo
"Samianigo". Y es que tal pueblo, ahora una pequeña ciudad, empezó a
mostrarse como centro de comarca y ¡Señor, qué comarca! nada menos que la del
Serrablo, pues a su alrededor estaban aquellos pequeños, pero hermosos pueblos
con sus iglesias románicas de los siglos X al Xll, de un estilo que parece
exclusivo de esta zona, a saber el Mozárabe, según unos o Serrablense, según
otros. Allí se encuentra la ermita de San Juan de Busa, las iglesias de Satué,
Isún, Larrede, oliván, Susín…Javierre, cuyo templo lo transformaron en el siglo XVll. Se instaló el Museo, sede de todos los
elementos de vida y de trabajo antiguos y que fueron utilizados por los viejos
habitantes de Sabiñánigo y de su zona. Al mismo tiempo la gran industria subió
el nivel de vida de la nueva pequeña ciudad, ayudando a los jóvenes a alcanzar
títulos, que habrían de ser útiles a las fábricas de su pueblo natal, pero que
han sido provechosos para las de otros lejanos lugares.
El pueblo se
está envejeciendo cada día más y luego tendrá que venir Labordeta a
cantar su canción que dice así: Regresaré a la casa-la casa de mi padre-abriré
las ventanas-y que la limpie el aire-que limpie la esperanza-que arrastre los
recuerdos-y arranque de los muros -los retratos ya viejos.
No nos quedará
más remedio que recitar los versos de Rubén Darío, cuando así se lamentaba:
¡Juventud, divino tesoro, ya me voy para no volver, cuando quiero llorar no
lloro y a veces lloro sin querer!.
¡Qué lástima
que en Aragón,no se abrieran comunicaciones con Francia!. Se han abierto en
Vascongadas y en Cataluña, pero en el fiel Aragón, se ha cerrado el paso por
Canfranc. Cuando Sabiñánigo fue una auténtica explosión de la industria, que si
se hubiera abierto un gran paso entre Francia y España, igual que Carlomagno ya
llegó hasta Zaragoza, se hubiera hecho una realidad el círculo industrial
Zaragoza, Toulouse y en medio Sabiñanigo.
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