miércoles, 9 de septiembre de 2015

Las piscinas y el agua fresca del baño



Al entrar en el Jardín de la Villa de Siétamo, se alegra la vista de los mayores y de los niños, al contemplar el agua limpia que llena las piscinas. Dicha agua procede de un cercano manantial y está fresca y atractiva, llenando las piscinas, una más grande y otra, la de los niños, que es pequeña, como ellos y en la que se recrean, gozando del agua que lava los espíritus y alegra los corazones. La piscina grande, hace que las personas mayores, bañándose en sus aguas, olviden las luchas y las crisis que pasan los humanos, incluso en estos últimos  tiempos. Los niños con su pequeña piscina se crían en un ambiente sereno y limpio, que los hace felices, acumulando paz en sus corazones, para el resto de su vida.
Antes de las piscinas, ya pasaba por Siétamo el río Guatizalema, en el que desde niño, ya iba con mis amigos a bañarme en él. Ya había escuchado la vieja historia de Guati y de Zalema,el primero cristiano y la segunda musulmana, que tenían un corazón limpio, que los llevaba a amarse mutuamente. En cambio el resto de los pobladores de España, estaban siempre en luchas, que acabaron con la expulsión de los sucesores de Zalema.
¡Ay, qué ejemplo tan triste para el Mundo, porque ahora, van por él, los refugiados del Oriente, buscando la Paz en el Occidente!. En Siétamo, que ha sufrido luchas sangrientas en los años de 1936, sus ciudadanos han querido olvidar las guerras y vivir pacíficamente. Para ello crearon esas dos piscinas, rodeadas de setos y sembradas, alrededor, de verde césped, con árboles en el terreno, como los pinos, que desprenden algunos piñones y con los olivos, que reparten un ambiente pacífico y alegre, en su parte más elevada. La sombra de estos árboles hace felices a los seres humanos y gozarán de la Paz toda su vida.
Toda esta vida feliz está dirigida por un hombre de gran corazón, que se llama David, que ama a los niños y les da de beber, aspirando el líquido con “pajitas”, que refrescan sus bocas y que les dan contento. David, como hace siglos el joven Rey David de la Biblia, en Israel buscaba la Paz y la Libertad, que por desgracia no han llegado todavía a este Mundo.
David, que dirige el Bar de las Piscinas, escucha a los niños que cantan:”Estas son las mañanitas, que cantaba el Rey David, despierta mi bien, despierta, mira que ya amaneció y los pajaritos cantan, la luna ya se ocultó”.
Y ahora cuando se esconde la Luna, se acordarán los niños, dirigidos por el señor David, de volver a cantar: “Despierta mi bien, despierta, mira que ya amaneció y los pajaritos cantan y al acabarse la tarde, siguen cantando con sus musicales voces: “la Luna ya se ocultó”, pero esperan que al día siguiente, volverán a cantar:”Despierta, mi bien despierta, mira que ya amaneció”.

Y así, cantando y bañándose, van los mayores y los niños, pasando todo el verano, que los hace felices.

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