viernes, 26 de diciembre de 2025

CUENTO DE NAVIDAD ( Escrito por Don Manuel Almudévar Casaus.-)

 



Es noche de Navidad,

Caminando un peregrino

Llega a una noble ciudad

Que es final de su camino

Y vagando por buscar

Refugio y alojamiento

Por fin lo logra encontrar,

Con un gran contentamiento

En un lugar que es modelo,

Bendecido por seis niños,

La abuela con sus cariños

Marca el camino del cielo,

Toma asiento junto al llar

Desentumece sus miembros

Y después de descansar,

envuelto por sus recuerdos

Se pone triste a pensar.

Con curiosidad los niños

Rodean al peregrino,

Y entre ruegos y cariños,

¡Cuéntanos de tu camino!

Le dicen al buen viajero.

Por la faz del caminante

Cruza sombra de un dolor,

Recuerda en aquel instante

El hogar que con horror

Dejó en escombros y humeante.

 

Ofreciendo a Dios su pena

Sin más hacerse  rogar

Su voz dulcemente suena

Y así comienza a contar:

Caminando, caminando

Por la senda de la vida

Jirones  me voy dejando

Del alma triste y dolida,

Cuesta abajo, hacia la muerte

Voy marchando

Y experiencia me van dando

Los vaivenes de la muerte

Rememorando mi hogar,

Que dejé deshecho y roto,

Me va dando por pensar

En lo lejano y remoto

En la infancia que dichosa

 

 

Y feliz con mis hermanos

Regía la santa esposa

De sentimientos cristianos,

Del padre que por hidalgo

Era cristiano y austero

Y por cristiano e hidalgo

Era también caballero,

Juventud que presto pasa

Mientras tenía ilusiones

Iba aprendiendo lecciones

Del gobierno de mi casa

Y cuando la misión tengo

Por deber y vocación

De seguir la tradición

Y  perpetuar  mi abolengo

Encuentro ayuda y consuelo

 

                                               En santa niña de ayer,

Que hoy es trasunto y modelo

De la perfecta mujer;

Dios bendijo nuestra unión

Regalando a nuestro hogar

Seis frutos de bendición

Que si llegan a lograr,

Con cariño y sumisión

Seguir  el recto camino

De los que fueron y son,

De este humilde peregrino

Serán orgullo y blasón.

Es el cuento relatado

Mi cuento de Navidad

Que otros años he contado

Muy lejos de esta ciudad,

En el lugar sacrosanto

De nuestros antepasados

Hoy envuelto en luto y llanto,

Por unos seres malvados

Que siembran duelo y quebranto,

En los campos asolados;

Pero Dios que da las penas

Por purificar las almas

Consuela a las gentes buenas

Consuelo me ha dado a mí

Al poder tender las alas

Y estar  esta noche aquí.

 

Jaca-Diciembre de l936

jueves, 25 de diciembre de 2025

Cuento de Navidad por Manuel Almudévar Casaus

 


 

Cuento de Navidad por Manuel Almudévar Casaus


A MIS HIJOS.-

Quiero esta noche, tratando el asunto con todo el respeto, cariño y veneración que merece, hacer mi cuento de Navidad, valiéndome del lenguaje vulgar, que se hablaba y todavía se habla, cada vez con menos extensión, en los pueblos de este Alto-Aragón; y al mismo tiempo que rendir tributo de devoción y recuerdo al Niño Jesús, introduciros de este modo, con éste y otros casos, al conocimiento de algo sobre las costumbres, lenguaje y modo de ser del País que os vio nacer; pues se da casi siempre el caso, que uno sepa de las costumbres, carácter y hasta modalidades del lenguaje de los Andes, del Congo o del Hinmalaya, valga por ejemplo, y no conozca nada de lo que un erudito llamaría Folklore local o características de su País.

Así pues, sin más pretensiones, y a modo de familiar y honesto ofrecimiento, os ofrezco con mi paternal cariño y bendición, el siguiente relato en prosa rimada.

Los pastores del abuelo, narraban bellas leyendas, y hoy noche de Navidad, os referiré‚ una de ellas.

Era por derecho y costumbre, el sitio del Mayoral, un puesto junto a la lumbre, a la entrada del hogar.

Y desde allí con decires de cadencias ancestrales nos narraba efemérides y cuentos de Navidades. 

Quiero emplear el lenguaje que el Mayoral empleaba, en recuerdo y homenaje a la traición pasada.

Dejemos pues que se oiga, en esta noche su voz, para narrar las leyendas que en otros tiempos narró.

María y José, marchan de camino

Van con asperanza de que un ser divino,

Que mora n'antraña, de ra Virgen pura,

Alcuentre un asilo, palacio u cabaña

Que haga menos dura, ra triste jornada,

De ro viello esposo y ra esposa amada.

Ra Virgen teneba frío

Y San José, se chelaba,

Caminando, caminando,

A burreta resollaba.

Llegaron en ta Belén

Un lugar mu chiquirrín

De ros qu'ay en os belenes,

Feitos de zurio y serrín.

Iban pidiendo posada,

Trucando de puerta en puerta

Y ninguno les ne daba.

Ra Virgen qu'era mu güena

Mu santeta y conformada

Le deciba a San José,

Que no mirara ya nada,

Que anque fuera en un rincón,

De pajar u de tinada

Se pasarían a nuey

Pa guardasen da chelada,

Se'n fueron ta ras afueras,

Y alcontraron un Portal,

Que sirvía de cubijo,

A ros bajes do lugar.

En as pallas d'un pesebre,

Ascape s'acomodaron,

Y una muleta y un güey,

Alinto y calor les daron.

Y dando gracias a Dios

Se quedaron adormidos,

Pues de tanto caminar,

S'alcontraron mu rendidos,

Pero a iso de media nuey

Sintieron una mosica

Y d'encima d'o Portal,

Se posaba una estrelica,

Pregunté que qué sería

San José todo asombrau

Y le respondió María:

Es qu'o tiempo ya a llegau

De cumplise a profecía

De que todo un Rai d'os Cielos,

A'ste suelo bajaría,

Pa rediminos a todos,

D'os pecaus y as herejías.

Mientras esto iba digendo

Como si fuera un milagro

Un zagaler mu bonico,

Se refirmaba n'os brazos;

Este era el Niño Jesús,

Que en cuanto abrió ros ojetes,

Desanchando ros bracetes,

Fizo a fegura de Cruz,

Y golviéndose a sus padres

Con cariño y con amor,

Levantando ra maneta

A ros dos los bendició.

Ra Virgen y San José

Al inte s'arrodillaron,

Lo besaron como a fillo

Y como Dios l'adoraron,

María lo cogió ambrazos

Y con gran veneración,

Lo ofreció a Nuestro Señor,

Para nuestra redención.

Un angelico de Dios

Con os güellos como soles,

Les avisó a ros pastores,

Qu'abía puos alredoles;

Y ascape fueron llegando

Repatanes y mairales,

Craberizos, vaciveros,

Yeguas,erizos y duleros,

Boyateros y zagales

Mocetas d'esas que cudian

  Os pavetes y os verracos

Y mientras filan estambre,

Apacientan os rezagos.

Todos veneban contentos

Y todos trayeban algo,

Pa ofrecelené a Jesús

Y al mesmo tiempo adoralo.

Trayeban figos de Fraga,

Orejones d'Estadilla

Y pansas d'esas qu'escaldan

En Lascellas y Velillas,

Vino de Castilsabás

Y corderetes d'Albero

Billotas de Banastás

Y conejos de Pebredo

Tortas d'aceite d'Ayerbe

Turrón guirlache de Jaca,

Castañas de mazapán

D'a zucrería Lasala,

Tortadas de Berbegal

Y pan moreno d'Angüés

Pedos d'as  monjas de Casbas,

Juguetes de Bandaliés.

Entre gente tan humilde

Tan humilde como güena,

Quiso'l Redentor del mundo

Presonase aquí, en a tierra,

Era pa danos ejemplo

Que toda su vida dió

D'humildad y de pacencia,

De mansedumbre y amor.

Y aquí remata el relato,

Venida del Hombre -Dios

Que Nuestro Señor del cielo

Por Padre nos envió.

Y si Cristo es nuestro Padre,

San José, si somos güenos

Nos tratará  como a nietos

Y nos llevará  t'al cielo.

Cuento escrito por Manuel Almudévar Casaus en Huesca,el 24 de Diciembre de 1941.

miércoles, 24 de diciembre de 2025

En torno a la moda



Lo auténtico perdura.

De la misma forma que antes de llegar la democracia decían que “ley es lo que manda el rey” y de la costumbre aseguraban que era lo que hacía la muchedumbre. Y, ¿qué es moda?, me preguntan y tengo que improvisar una respuesta diciendo: moda es algo que pasa en una hora. Aunque parece que la definición está hecha un poco a la ligera, se basa en que el tiempo huye (tempus fugit) y es ese tiempo el que hace que las leyes se queden obsoletas, que las modas, a pesar de ser efímeras, a veces se conviertan en usos y éstos en costumbres. Ahora que se vive más deprisa, las modas vuelan, cuando al fin del siglo XIX y hasta los años 30 del XX duraban más; recuerden las cadenas del reloj, los gemelos o los cuellos duros, por ejemplo. Si recordamos, mirando fotografías de los pueblos esos mismos años, vemos como hay personas que van vestidas con cacherulo, chaleco, camisa de tirilla, calzones, marinetas y peales, otras que llevan chaleco y camisa de la misma guisa y sin embargo ya van con pantalones que solían ser de pana; se ven incluso hombres con cacherulo como única prenda antigua; yo no he tenido que recurrir a las fotografías para ver gentes con cacherulos y faja a la antigua y las demás prendas del día.

¿Dónde está la transición de la moda al uso y de éste a la costumbre?. A medida que nos retrotraemos a tiempos pasados, en que muy pocos tenían reloj, las transiciones eran más lentas. Mi referencia más antigua al imperio de la moda es del siglo pasado, pero para que ese imperio se impusiera con facilidad era necesario el dinero que escaseaba y el poco que había rodaba, en tanto que ahora vuela.

El imperio de la moda impone un dulce yugo porque, aunque el emperador lo que busca es el dinero, el adicto a la moda mira la estética y por esta causa hay modas poco aceptadas, en tanto que otras, como el pantalón vaquero ha pasado a uso y ha devenido en costumbre. Las que se ponen minifalda buscan la estética y no que les metan mano, pero las que tienen las piernas feas aunque sigan el móvil estético caen en lo contrario, pero el gusto es libre.

Cuando alguna moda llega a convertirse en costumbre es más fácil de desarraigar porque su móvil, es más pragmático, más moral, en el sentido de referirse a las “mores” ,que es como llaman a las costumbres en latín. Hubo un tiempo en que los hombres llevaban barba; llegó la moda del afeitado y aunque costó mucho tiempo, se puso en boga no llevarla.

Hace años los señores y señoritos se cubrían con sombreros y el pueblo se ponía el de Sástago, la boina o el cacherulo; llegó la moda del “sinsombrerismo” y ¡todos a pelo!. El sombrero de Sástago lo conocemos por los dos o tres ansotanos que todavía lo llevan; también hay quien recuerda habérselo visto en la cabeza a los de Agüero y de Ayerbe y en mi pueblo cuentan que atraparon a un ladrón de corderos porque al saltar la tapia del corral perdió su sombrero y por él sacaron la cabeza que lo portaba.

Ahora el pueblo se rebela contra las modas, que son formas de imponer el consumismo y viste de un modo más informal, buscando generalmente, la comodidad y unos llevan barba y sombrero, en tanto que otros se dejan melena y se ponen una cinta en el pelo.

Así como hay personas esclavas de la moda, hay gentes que no admiten sus imposiciones ni a tiros. Entre los primeros se debía encontrar aquella mujer de la que otra decía: esa es capaz de ponerse una coliflor en la pechera si se lo manda la moda. Entre los segundos estaban los madrileños que llevaban capa española, larga, amplia, para poderse embozar cuando iban de juerga y no ser conocidos; cuando impusieron un modelo más corto, tuvo lugar el motín de Esquilache que hizo correr la sangre, aunque a última hora a todos los esquilaron o caparon (más bien descaparon), su capa.

martes, 23 de diciembre de 2025

Los buenos y los malos ratos


Buenos ratos y otros malos componen nuestras vida, pero no sólo las nuestras, sino todas las de los que nos proporcionaron la nuestra y tuvieron  que abandonar la suya. Estoy en el piso y suena el timbre, al que llama un hijo mío para llevarse a su madre a la casa grande, de la que vinimos muchos Almudévar y a la que llegaron otros con el mismo apellido y que eran más “madrugadores” que los actuales, aunque también  hemos tenido que madrugar, para llegar al mundo antes que nuestros nietos.
Vamos a pasar un” buen rato” en Siétamo, los padres, hijos ,”jóvenes” , nietos y nietas, tal vez lleguen también algunos de mis hermanos, consuegros, al tiempo que añoraré a mis padres, abuelos, hermanos ,sobrinos y parientes más lejanos. Y todos ellos me harán recordar a mis,  ya  lejanos,  pero próximos antepasados. La casa al vernos llegar, parece que se alegra y que vuelve a vivir con emoción todos los ratos pasados y en aquel rincón del hogar,  parece que está hablando mi abuelo Manuel Almudévar Vallés con Manuel Bescós Almudévar, que se firmaba en sus escritos, con el seudónimo, que él mismo se puso de Silvio Kosti.  Aparecen por todas partes las figuras de mi tío José María,  de mis tías Pilar, madre de los Llanas, Teresina  y Luisa, que acompañada por sus sobrinos echaba una yerba,   que mataba a los “pedilluelos” que parasitaban a las gallinas. Mi padre en aquel colgador,  se ponía unas veces la boina y otras la gorra visera, y cogía el bastón, para darse vuelta por los campos sembrados. Y en la alcoba donde yo dormía, aparece la señora Concha, que me arrrascaba  las espaldas, mientras exclamaba:¡”ay, “jo mío”, ladrón, tu serás ladrón de gobierno¡” . Por todas esas cosas y muchísimas más, se me alegraba el corazón al ver como mi hijo Ignacio venía a buscar a su madre, mientras su hija Belén, con su primo Pablo, allá en Siétamo, hacían sonar el piano de su tía Natalia. Entre tanto los  primos  pequeños,  María, Ignacio y Luis, recogían los periódicos y revistas,  las colocaba en los cristales de las puertas de las alcobas y se ponían a venderlos.
Estoy esperando a mi hija Elena que con su esposo Santiago y con su hijo e hija, lleguen de Pamplona, para acompañarlos en su visita para recordar Siétamo, donde tantas veces nos hemos sentado en los bancos del hogar y donde otra multitud de veces nos sentaremos y se volverán a sentar, para tostar tajadas de pan y comerlas con ajo y aceite.¡Qué ratos más buenos y sencillos se pasaban y se pasan y se pasarán sentados en aquel hogar!.
Estos pensamientos sobre los tiempos  presentes, pasados y futuros me hicieron recordar aquella frase que dice:   “Para Dios no hay ni pasado ni futuro, todo está presente”.Ese pensar en el tiempo y en los tiempos, tratando de unificar él o los que ya pasaron, con el presente, que es aquel en que vivimos y con el futuro, al que mirábamos como miramos los horizontes lejanos, me ha llevado a considerar las teorías del inglés de origen americano, T.S. Eliot. Meditando sobre ellas se intuye que los tiempos presente y pasado están presentes en el tiempo futuro y el futuro entrelazado con el tiempo actual. Basta fijarse en la cultura japonesa porque ha conservado los dioses de sus antepasados y ha hecho surgir novedades tecnológicas modernas. De los buenos y malos ratos en nuestras vidas, debemos conservar los valores antiguos, pero a base de que ellos sean el motor y la energía de los cambios sociales, científicos y culturales, con sencillez y sin violencia.

lunes, 22 de diciembre de 2025

Tempus fugit


                                                                          Tempus fugit, Salvador Dalí.


Sobre la esfera del reloj de pared, se lee: Tempus fugit y el tiempo va huyendo lento, lento al ritmo que le marca el sonoro tic-tac de su péndulo. No tiene prisa el reloj de forma semihumana con cabeza, que por cabellos, se corona con adornos barrocos; su cara es blanca, redonda y numerada, con saetas que no inciden sobre un corazón que no posee, sino sobre la frialdad de unos números romanos, que recorren, periódicamente, una y otra vez, con la monotonía con que la luna cumplimenta, día y noche, las fases que aparecen en los calendarios. Su pecho y su vientre de guitarra se transparentan a través de un cristal, dejando ver como el péndulo alterna su movimiento pendular.
El tiempo huyó definitivamente para el varón que lo escuchaba y contemplaba, pero la dama quebró la sincronía con el tic-tac sonoro y no supo, ya más, escuchar la dulce sonería de campanas, que el reloj cada hora, al aire regalaba.
Se fijó la señora solamente en lo fatal de la sentencia de la esfera y aquel “tempus” que “fugit” se le clavó, cruelmente en su cerebro y en su corazón, cuyos latidos, siendo vida, no le decían nada.
El reloj se recrea con el tiempo que tiene concedido y la dama, en lugar de gozarlo, lo consume, lo quema, lo derrocha, huye de él y huye de sí misma sin parar un instante a gozar de la vida que Dios le concediera. Va y viene, sube y baja, sin hacer un alto en su camino y el tic-tac del péndulo de la vida, queda despendolado, con pérdida del ritmo armonioso, que pudo ser placer y ahora es huida.
Párate sin parar, como el reloj, para escuchar el ritmo de la vida, para oír el sonido de campanas, de músicas, de palabras bellas y para ver las fases de la luna, los paisajes y tantas cosas que adornan la existencia.
¡Párate, templa tu ritmo pendular y manda sobre ti, como la rueda Catalina en su reloj!
¡como Manuel Lalanda convertía en ballet la prisa de la fiera!
¡Párate como Teresa la andariega, en las moradas del alma y de la calma!.

CUENTO DE NAVIDAD ( Escrito por Don Manuel Almudévar Casaus.-)

  Es noche de Navidad, Caminando un peregrino Llega a una noble ciudad Que es final de su camino Y vagando por buscar Refugio y alojamiento ...