jueves, 3 de abril de 2025

“Pastor “ de buitres de Miguel Bueno.

Manu Aguilera lleva 60 años alimentando y estudiando a las necrófagas en la sierra de Guara, en Huesca. 


Tenemos en Aragón  enormes  grupos de buitres,que siempre me han llamado la atención. Yo los observaba en enormes grupos de ellos en el espacio del Conde de Aranda,que poseía en Siétamo. En aquellas subidas y bajadas, que se elevaban en la Sierra,se contemplaban grandes piaras de unas serias aves, que desde aquellas inclinadas bajadas observaban el cielo, con el deseo de encontrar restos de animales de caza para resolver su apetito estomacal. Yo los observaba como vigilaban el horizonte para divisar restos de cadáveres tendidos por aquellas cuestas. Ahora ya resulta difìcil ver a los buitres esperar poder cazar piezas sabrosas en zonas donde no se organizaron lugares, porque ahora se han organizado sitios especiales par concentrar esos buitres, para alimentarse conjuntamente, como en las grandes reuniones de pueblos como en en el monte de MIGUEL BUENO, donde ejerce de Cuidador de buitres, con un ánimo dándoles de comer, esqueletos de animales de ganado, como si estuviera cuidando a estos animales, con cariño.

Con frecuencia se ven volar “bandadas” de buitres por los cielos de nuestros pueblos del Somontano Oscense. Vuelan casi sin batir sus enormes alas porque están observando los campos, donde en otros tiempos veían desde muy lejos los cadáveres, como buenos carroñeros, pues sin la ayuda de estas aves,  no se podría establecer el equilibrio ecológico. Sin su concurso, las carroñas se convertirían en focos que servirían para la propagación de enfermedades y epidemias  de los animales domésticos.  Antes los cadáveres los echaban en unos campos, a los que llamaban muladares, cercanos cada uno de ellos a un determinado pueblo o a varios de ellos. Aquellos muladares ya desaparecieron hace muchos años. Yo recuerdo que cuando de niños nos llevaban los profesores del colegio de San Viator al llamado “campo eventual”, situado cerca de un barranco, en el Barrio del Perpetuo Socorro, íbamos a ese barranco y allí aparecía un muladar de “película”, lleno de cadáveres de mulas, unos completamente devorados y otros empezados a devorar por los buitres. Ahora ya no existe el muladar, ni el barranco sino un barrio moderno con su parroquia, sus escuelas e incluso su cuartel. Lo mismo ocurre en Jaca, donde se encontraba el “campo de los bueyes”. Desaparecieron los muladares, y cada ganadero  echaba los cadáveres de sus animales cerca de su granja. Todavía siguieron ganando en número los buitres, pues entre 1979 y 1995, los buitres leonados pasaron en España de 3.200 parejas a unas 10.000. Antiguamente se los perseguía, llegando en algunos lugares de nuestra tierra, a ponerles una “esquilla” colgada de su cuello, pasando, más tarde, a ser considerados como los mejores agentes sanitarios de nuestras tierras. Eso ha ocurrido hasta ahora, en que a este ejército sanitario  lo han castrado, no sexualmente, sino en  su misión, porque habiendo cerrado los muladares y obligado a los ganaderos a entregar los cadáveres de sus animales domésticos, a compañías industriales, que utilizarían sus restos, ya no tienen casi nada que hacer. Esta castración no es sexual, sino genética porque inutiliza la labor que la Naturaleza ha encomendado a las aves carroñeras. El hombre es libre y puede hacer lo que quiera, pero las aves y todos los demás animales obedecen a sus instintos, que el hombre no puede cambiar y si lo intenta, pasará lo que ha ocurrido en Loarre y es que los buitres obedeciendo a sus instintos han provocado la asfixia de doscientas ovejas. ¡Pobres ganaderos! , a los que se les dice que no se les puede indemnizar, porque para ello, sólo se contemplan los casos en que los animales causantes de daños, estén en peligro de extinción.  No se han extinguido los buitres, pero ¿quién es el culpable de la extinción de la vocación sanitaria de los buitres?. Es el hombre que ya gana dinero con la carroña, en tanto los ganaderos lo  pierden y los buitres lo pasan mal, ya que no pueden hacer sus viajes por el cielo ni sabemos si les dan suficiente carne para mantenerse bien. Mientras antes existían unas doscientas buitreras,  ahora se habla de la creación  de unos veinticinco muladares, de los que hasta la fecha, se han construido ocho. No se debía haber obligado a entregar los animales muertos, mientras no estuviesen preparados los veinticinco  muladares.

 Mi compañero veterinario Alvaro Franco,  en el Diario del AltoAragón, del día doce de Enero de este año de 2007,escribe sobre el Anteproyecto de Ley de Bienestar Animal y dice lo siguiente:” el anteproyecto recoge expresamente la prohibición de maltratar a los animales y de someterlos a cualquier práctica que les produzca sufrimientos o daños inútiles”.  A los buitres les han obligado a no hacer nada, a ser unos seres inútiles. 

Pero, señores y señoras, habiendo  castrado la  misión sanitaria de los buitres, alguien gana dinero y la ganadería de lanar, que ya está medio desparecida, al ser castrada económicamente, desaparecerá del todo.

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