Está basada en el dolor. Nace
entre dolores maternos y muere entre el sufrimiento de los hijos. Pero, a
veces, se altera el ciclo y la madre que tuvo dolores de parto, los siente aún
más desgarradores cuando las leyes de la cronología, les hace ver morir al hijo
que dio a luz.
Sara al poco tiempo de abrir los
ojos al mundo, se vio sumida en las tinieblas de la Tierra. Todos esperábamos
un nuevo alumbramiento feliz. La doctora que había ayudado a su nacimiento, estaba
también presente entre la multitud que ansiosa esperaba un feliz desenlace,
pero esta vez no podía hacer nada. Esta vez los parteros eran unos hombres
aparentemente rudos, pero con un corazón enorme, que en algún momento les llevó
a derramar lágrimas. Eran lágrimas de hombre y aunque dicen que los hombres no
deben llorar, en este caso fueron muchos los que lo hicieron, poniendo de
manifiesto la sensibilidad de su condición humana y la solidaridad ante la
desgracia de una niña inocente y de unos padres que estaban sufriendo un nuevo
Calvario. Dicen que Jesús lloró sangre y te lo explicas cuando ves que los ojos
de la madre de Sarita, estaban enramados de sangre de tanto llorar.
Si María y las Santas Mujeres, el
Buen Samaritano y las amigas de Jesús vivieron la Pasión de Cristo, de la misma
forma, la vivió la familia de Sarita, sus convecinos y multitud de gentes
llegadas de Huesca y de todos los pueblos de una amplia comarca. Doy por
descontado que sus padres hubieran dado la vida por su hija, pero me atrevo a
decir que tal vez, alguno de los de allí presentes la hubieran entregado
gustosos a cambio de que la Tierra hubiera sido generosa, devolviendo viva a la
niña. Cristo decía a los suyos que no
lloraran por El y Sarita a través del tubo, que era su cruz, animaba a sus
padres, les preguntaba con su mirada, si estaban bien y cuando su madre, que le decía: ¡tú sí que
eres guapa!, Cristo que era Dios y hombre, le respondía con Sarita, que era ¡niña y ángel!: ¡te quiero mamá!
(Accidente mortal de una niña de tres años en Sesa (Huesca) que cayo a un pozo en Mayo de 1980)
(Accidente mortal de una niña de tres años en Sesa (Huesca) que cayo a un pozo en Mayo de 1980)
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