miércoles, 1 de julio de 2015

Manuel Almudévar Vallés, hermano de Rafael de Carderera Potó, de Huesca

En mi artículo “Casa Palacio de Carderera”  aparece por dos veces la imagen de mi abuelo, Don Manuel Almudévar Vallés, hermano de Rafaela de Carderera Potó. Una vez, asomando  su persona en lo más alto del Torreón del Castillo-Palacio,  donde nació el Conde de Aranda, apoyado en  su bastón y observando el monte de Siétamo, con sus campos y sus ganados.


 Se observa en lo alto de la Torre del Palacio, el horizonte con escasísimos árboles, que en estos  tiempos,  pueblan casi todo el monte. Entonces la abundante población de Siétamo consumía la leña, para guisar en sus cocinas y para calentarse en sus hogares. Hoy en día, casi no queda población en los pueblos de la provincia y en muchos casos ha desaparecido, pero cada vez brotan en el monte más carrascas, robles y almeces  o litoneros.
La segunda vez que aparece en el artículo, acompañado de su esposa,  Doña Pilar  Casaus López  de Botaya, es en el coche descubierto de Carderera,  parado delante de casa Almudévar de Siétamo. El  coche era conducido por Pilar  Carderera  Almudévar, sobrina de Don Manuel Almudévar. Varios de los Almudévar,  se acomodaron en los asientos del coche, y otros  alrededor de él, con sus espaldas orientadas a la Casa Matriz y dando la cara a la cámara fotográfica. 


En una nota que pone Pilar Carderera Almudévar, dueña y chofer del automóvil, en  Siétamo a uno de Enero de 1926, escribe: “mis tíos  Manuel y Pilar con su nieto Lorencín” aparecen sentados en la parte posterior del vehículo   y se ve a  su esposa Pilar  Casaus López, de Botaya,  que está cuidando a su nieto Lorenzín Llanas Almudévar,  mientras el abuelo levanta su sombrero,  saludando  como aquel que se despide.  Lorenzín,  mi primo hermano, con el que más tarde, nos  tuvimos  un gran cariño, llegó al fin de la carrera de Farmacia, hizo las Milicias Universitarias y murió. Está enterrado en Huesca  cerca de mi madre. Yo todavía no había nacido en año de 1926, sino en el año de 1930, el mismo en que habiendo nacido yo, a los pocos meses, murieron mi abuelo y a continuación mi abuela Pilar. En el cementerio de Huesca me encontré hace unos dos o tres años  con un gitano, que al verme rezar por Lorencín,  le impresionó y siempre me pregunta por él,  cuando nos encontramos por la calle. ¿Qué tienen los gitanos en su corazón  con la muerte y con la vida?.
Aparecen en la fotografía mis tíos Teresa,  Luisa,  José María y además Feliciano Llanas Aguilaniedo,  que quedó viudo de mi tía Pilar y madre de José Antonio,   Feliciano,  Pablo,   Lorenzo y de María Lurdes.  Se volvió a casar con la hermana de Pilar, llamada Teresa, que fue la  segunda madre, de todos sus hijos.  Feliciano Llanas era hermano del famoso escritor José María Llanas  Aguilaniedo,  que murió soltero. Si, murió a los cuarenta años, cuando ya había perdido el  equilibrio de su razón. Poseía efectivamente una razón poderosa. Yo leí el libro de Justo Broto Salanova,  relativo  a la vida de José María Llanas  Aguilaniedo  y mi profesor de la vida, el dependiente  de la Farmacia de Llanas, Joaquín Santafé, nacido en Ibieca,  me contaba que José María, visitó el cementerio de Granada, cierta noche y se metió en un nicho vacío “sin que a su cerebro acudiesen imágenes satisfactorias”. “Estaba José María estudiando con su cerebro el modernismo, la pintura, la criminología, el decadentismo, pero se iluminaba su sensibilidad con los sentimientos del corazón, a causa de ver la belleza de la estatua de la bella joven”, que presidía la sepultura. Y dice en el libro “No me llevó allí  el romanticismo  de mediados  de siglo…iba sencillamente  a estudiar efectos, objetivos y subjetivos, cuya grandiosidad a media noche y en las condiciones de  ánimo en que me hallaba, calculé sacudiría mi espíritu de una manera nueva e imprevista”. Leyendo la obra de José María Aguilaniedo, “Pityusa”,  se da uno cuenta de las ideas de su cerebro, pero cuando descubrió el sepulcro de la bella joven, demostró  tener un corazón  supersensible,  al darse cuenta del  fin de la vida de la joven mujer. ¡Qué inteligencia tan desarrollada  cultivó en su cerebro, preocupándose por la vida y por la muerte, llegando una noche a introducirse  dentro del sepulcro de una joven!.  Vivió escasos años y el abuso de su cerebro, se lo hizo perder. Su hermano Feliciano Llanas, lo recogió en su casa a los cuarenta años, con la locura dentro de su cerebro y al ver tantos miembros de su familia en el coche de Carderera,  pensaría en la brevedad de la vida en este mundo. Efectivamente allí estaban y se acordaba de los hermanos  Almudévar con sus hermanas,  una casada con Silvio Kosti o Manuel Bescós Almudévar, otra casada con Orús en la Argentina, una de cuyas descendientes ha hecho llegar a mis manos la fotografía del enorme coche (muchas gracias), y por fin Rafaela Almudévar Vallés casada en casa  Carderera de Huesca. La esposa de mi abuelo, Manuel Almudévar Vallés,  abuela mía,  Pilar Casaus  López del pueblo de Botaya, al lado de San Juan de la Peña, emparentada con el historiador  Ripa del mismo Monasterio, estaba sentada cuidando a  Lorenzín  en los últimos  asientos del coche.
Uno de los  que se acuerdan de Lorenzín,  sin haberlo conocido  vivo, sino muerto, después  de unos setenta años de su muerte, es el  gitanico  que conmigo se enteró de su existencia.  También en su cerebro y en su  sensibilidad, trabaja la existencia de los seres humanos, pues me dijo que en la Catedral,  había rezado por él. Parece que los gitanos piensan más en la otra vida,  que en la presente, en que todos morimos. Por eso ocurre que cada día van muchos gitanos  al cementerio a visitar a sus difuntos.
Se observan en la parte posterior del vehículo a José María y Antonio Almudévar Manzano, y sentadas en el pedestal de subida al coche,  se ve en la parte delantera de la fotografía,  a Adela con su Pitete, llamado Antonio Almudévar  Sobrevila,  de la edad de Lorenzín. A su lado están sentadas  Rafaela y Luisa y también mi buena madre Victoria, teniendo en sus faldas a mi hermana Mariví.  ¿Cuántos  quedan vivos de los fotografiados en esta escena del año de 1926?.  Yo me doy cuenta de que no queda ninguno.
En la fotografía sale mi hermana  Mariví,  y más tarde nacieron Manolo, María, Ignacio, que soy el que escribe este artículo, Luis y Jesús. Yo nací el día 16 de Noviembre de 1930 y mi abuelo  y mi abuela murieron a los pocos meses, tan pocos, que yo no me acuerdo de ellos.
Pero en el intervalo entre el nacimiento de estas personas y su muerte,  aparecen  recuerdos de la amplia familia, con bellos y lujosos actos  en el mes de Abril de 1915. El hijo del dueño de casa Carderera, Don Rafael Carderera Potó y de su esposa Rafaela Almudévar Vallés, a saber Joaquín Carderera Almudévar(1885-1935) se casó con  Pilar Ara Bescós. El prelado Don Juan Soldevila, Arzobispo de Zaragoza pronunció una elocuente plática. Después de casados se dirigieron al templo del Pilar  y a continuación al Hotel Continental. Como padrinos actuaron Doña María del Pilar Bescós Almudévar, madre de la desposada y don Eduardo Carderera Pozán,  hermano político de novio. Comunica el Heraldo de Aragón del 27 de Abril de 1915,  lo siguiente:”Elegantes damas, bellas y gentilísimas  señoritas radiantes de hermosura y distinguidos  caballeros, acompañaron a la señorita de Ara y al  sr. Carderera en su boda”.
Entre esos caballeros y damas que los acompañaron, el periódico cita a José María Laguna, del pueblo de Aguas. a Miguel Mur, a  Juan Pié, de la familia creadora del cine Oscense Olimpia, a Elena Ara de Jaca, a cuya familia pertenecía la finca de Otura, Eduardo  Carderera  Pozán,  casado con Pilar Carderera Almudévar, y miembros de la familia Bescós. Dice el Periódico:” Los nuevos esposos pasarán la luna de miel en su finca de Otura, sita en Plasencia del Monte y de allí marcharon a Andalucía, en largo viaje de novios”.
 En aquellos años de vida dura,   unas veces por la sequía, otras por las tormentas, por la  pobreza de algunos, por el alcoholismo,  que en ocasiones alcanzaba la  miseria en Aragón, “tanto María Ara como Joaquín Carderera  han recibido por el  fausto  motivo de su enlace matrimonial, infinidad de regalos, que han venido a patentizar elocuentemente las muchas simpatías que entre sus innúmeros amigos y relaciones tienen los contrayentes y sus respetables familias, muy apreciadas en la buena sociedad oscense y zaragozana”.
Se ha adelantado en Justicia Social, pero la corrupción que se ha  desarrollado  en España estos pasados años, desde el 2015 hacia atrás, no aminora la avaricia y el orgullo  de la sociedad española, en los tiempos de 1915. Hay un contraste grande entre los Hospicios, Hospitales, casas de Ancianos y Castas de los Pobres y el lujo que se exhibía en los regalos que se hacían en las bodas de gente de clase alta. “La novia de Bescós al novio de Carderera le entregó una botonadura de brillantes y perlas,  y el novio a la novia,” pendantif”  y pendientes de solitarios, vestidos de boda y viaje”. En el reportaje de asistentes a la boda, nombra un artículo multitud de parientes y amigos de los novios y describe los elegantes regalos que les proporcionaron a los novios. Aparecen don Fidel Lapetra de origen francés  con más tarde, dos hermanos que alcanzaron la fama en el fútbol,  don Manuel Bescós y señora, mi abuelo Don Manuel Almudévar Vallés y mi tío José María Almudévar Casaus, que regalaron un servicio de plata para té. Aparecen  Don Sixto Laguna del pueblo de Aguas, los Ara de Jaca, Don Manuel Gavín, también jacetano como Ripa,  varios miembros de familia Carderera, de la de Potó de la parte oriental de la provincia de Huesca, los Vallés de Castilsabás, varios miembros de la familia Torres Solanot,  de los Monegros. Me dice mi hijo Mariano que conoció en Madrid a miembros de la familia Torres Solanot  y que este verano pasado ( 2014) viajo turísticamente con ellos a Galicia. Me cuenta que procedían de Poleñino y luego vivieron en Zaragoza y de Zaragoza una rama de la familia, se asentó en Madrid. Mi hijo  conoció a los sucesores de dicha familia en la capital de España, muchos años después del año de1 915. Don Rafael Acebillo, que era pariente de los Vallés de Castilsabás, que  en dicho pueblo,  “regaló un bolso  de viaje con estuche de aseo y cajita para joyas”. También aportaron sus regalos la familia Cavero, de Zaragoza, la de Francisco Gavín de Jaca y don José María Azara, de la familia de los Barones Azara de Alcalá del Obispo, que regaló un caprichoso timbre de mesa, y mucho más tarde regalaron a la ciudad de Huesca una gran extensión en la que amplió el Parque Municipal, donde yo me recreo observando los patos,  que todos ellos nadan y algunos vuelan.  Acudieron también los Señores de Escoriaza, que creo que crearon los tranvías de Zaragoza.
 A algunos les escandalizan  los regalos que proporcionaron a sus amigos y parientes, pero no se acuerdan del regalo de los Azara a la ciudad de Huesca, donde se ha ampliado un hermoso Parque y algunos se acuerdan del pasado de Huesca. En la ampliación de este Parque intervino el Alcalde de Huesca , mi primo José Antonio Llanas Almudévar, que hizo la obra con muy poco gasto, ayudado por  miembros del Ejército.
Las malas costumbres no se han olvidado, porque en estos tiempos, se ha dado una gran corrupción en la construcción,  que ha producido, con la crisis económica, la ruina de miles de compradores de casas, de las que han sido despojados. El hacerse ricos muchos constructores ha provocado el encarecimiento artificial de las viviendas, que han esclavizado al pueblo.
Todas aquellas gentes han muerto, pero siguen vivas las expoliaciones al ciudadano y después del año 1930, en que yo nací, se fue encendiendo el fuego de la lucha de clases, y el año de 1936, estalló la Guerra Civil. Tuvimos que huir de Siétamo a Jaca y a Ansó, pero pudimos regresar a Huesca, dejando a Siétamo despojado y abandonado, mientras  otros ciudadanos  murieron o los mataron con la Guerra Civil.
Aquellos hechos de 1915 con la boda de un Carderera con una Bescós y la llegada a casa, del coche de Carderera, a Siétamo, en 1930, se alegraron los espíritus de mi familia,  pero la llegada del año de la Guerra Civil de 1936, oscureció el ambiente, aumentado con la muerte de mi madre Victoria Zamora Lafarga el año de 1940.  A pesar de esas malas situaciones,  mis hermanos estudiaron sus carreras y se ganaron la vida, hasta que cuatro de ellos, la han ido perdiendo.  Mi hermano Luis  Capitán de un Barco de la marina Mercante, escribió  artículos interesantes sobre la tierra y sobre el mar. Quedan los nietos de mi padre Manuel Almudévar Casaus, a los que deseo un porvenir feliz. Y todavía quedamos mi hermana y yo con unos ochenta y cinco años de edad hacia arriba.
El gitano, amigo mío, prefirió vivir en el encanto de los establos, que presentía más agradable que  el encanto de  “El Castillo” de Kafka. “El Castillo” que no consuela  a los hombres con sus ideas humanas,  sino que transmite un encanto  que desencanta, a la vez  alucinante y alienante,  que ejerce el fantasma del poder, del que siempre han carecido los gitanos.  Fray Luis de León decía: “Despiértenme las aves con su cantar sonoro, no aprendido,  no los cuidados graves de quien siempre es seguido,  quien al humano trato está atenido”.
Del encanto del establo, a lo largo de la historia, se ha pasado al desencanto de “El Castillo”, que escribió Kafka.  Alguno de  los Carderera,  pasaron de la técnica y del arte, al encanto en el desencanto, pero  la mayoría de ellos,  fueron amantes del arte, como la Carderera, que presentó  en Huesca, hace escasos meses de este año de 2015, el Gran Libro  “Viaje artístico por Aragón de Valentín Carderera”, escrito por  mi amigo  José María Lanzarote e  Itziar Arana.
 Me impresionó la figura de  Fernando Carderera Carderera,  en el viaje que hizo a Huesca, acercándose a Siétamo,  para enterrar en un mausoleo en Huesca, a nuestra común pariente Pilar Carderera Almudévar. Fui citado por mi pariente a acudir al Hotel  de Huesca y allí pude compensar  toda mi soledad  familiar con sus cariñosas palabras, después de una Guerra Civil en la murieron millones de españoles y dejó arruinado a mi padre.
En mi artículo: ”Encantos, desencantos y encantamientos”, se explica un poco la pérdida de encantos de la vida, que venía de los pactos con el diablo para lograr encantos maléficos. Es que no se puede olvidar uno de la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Esta teoría ha sido planteada desde muy antiguo por el “Libro de San  Cipriano”, que muestra la forma de conquistar a una mujer casada, para vengarse de alguien o para matar a sus enemigos,  como hicieron unos y otros  en el año de 1936. La familia Carderera  está orgullosa de  Valentín Carderera Solano  (1796-1880), artista oscense adelantado en el arte y cuyo retrato se contempla en  el Museo de Huesca.    
Los Bescós tuvieron muchos hombres y mujeres ejemplares,  como la madre de Silvio Kosti, a saber Francisca Almudévar Vallés, a la  que  llamaban “La Beata” Francisca, pero Manuel Bescós Almudévar o Silvio Kosti,  escribió un libro titulado “Las tardes del sanatorio”,   que daba la fórmula para hacer aparecer al hombre mono, en lugar de lograr al “Hombre de Neandhertal”, para lo que  expuso  ideas condenadas con  una excomunión.

Silvio Kosti.

José Carlos Mainer, en la introducción a la obra de Kosti, “Las tardes del Sanatorio”,  escribió: “Manuel Bescós  tenía entronizados republicanismo y anticlericalismo como sendas dimensiones éticas de su espíritu”. Y yo, en un antiguo artículo  he leído: “Tal vez por eso, cuando enterraron a la hermana de mi abuelo Don Manuel Almudévar  de Siétamo, él estaba sentado en un banco de la iglesia de Castilsabás  y en sus manos sostenía un libro, cuyo contenido nadie lo conocía, hasta que Vallés de Castilsabás, dueño de la casa de dicho pueblo, acercó sus ojos por la parte de detrás y descubrió que aquel libro no trataba de las teorías de la Iglesia, ni de las ceremonias, que se celebran para  enterrar a los muertos, sino que eran textos de Epicuro, de Thales de Mileto y de Heráclito”
En mi artículo “Manuel Bescós  Almudévar soñó clonar hombres de Neandhertal”,    ya se ve que los  conocimientos  de Manuel Bescós Almudévar o Silvio Kosti, eran extraordinarios. En 1909 ya tenía bailando por su cerebro la idea de resucitar al Hombre de Neandhertal, como ahora, en estos días de 2013, es decir hace ya cerca de pasados cien años y George Church profesor de Genética de la Universidad de Harvard, ha tratado este tema. Ha pensado  si es interesante o no lo es, volver a traer al Mundo al Hombre de Neandhertal.  Algunos creen que estos eran ejemplares perfectos y su aparición en su mezcla con los hombres actuales ¿perjudicaría la educación conjunta de todos los hombres?, ¿se seguiría  guerreando unos   contra otros y no disminuiría  el hambre en el pueblo?.
Church  cree que una segunda creación del Hombre de Neandhertal, limpiaría la política de la corrupción. Y hay quien opina que la clonación del Neandhertal  es muy complicada  y “hay quien no sabe, si se obtendrán beneficios para el hombre, de esta recreación”.
“Pero las dificultades que encuentran los biólogos  actuales para realizar la clonación del Hombre de Neandhertal  ya hace más de cien años, que Manuel Bescós Almudévar, las venció. Yo Ignacio Almudévar,  escribo que las venció o más bien  se inventó un cuadrilátero pornográfico, en su obra, “Las Tardes del  Sanatorio”.
En mi artículo sobre Manuel Bescós Almudévar, digo: “En alguna de aquellas tardes canta la renovación del Hombre de Neandhertal en esta Tierra y aborta esa dichosa vuelta, con escenas pornográficas y “actos de vulgar erección de cornamenta en el Doctor Cornelius Korner,  por el chófer Jhon a su esposa Zoe”.
Silvio  Kosti  tenía ya en el año de 1909, ideas sobre el progreso de la humanidad, pero fracasó con su sistema “pornográfico”.
En el Mundo reina la lucha entre el Bien y el Mal y los hombres han soñado imponer la Paz en el Mundo, unos como Silvio Kosti  y otros, en 1913 el sabio Church,  por medio de la resurrección del Hombre de Neandhertal.  ¿No estará la humanidad  tratando de redimir la Paz del Mundo,  por medio de alguna resurrección, sin tener presente la Resurrección de Cristo?.
La esposa de Silvio Kosti, de casa Juan Lino Lasierra de Quinzano,educó a sus hijos, pensando en la Resurrección de Cristo y fueron modelos de producción, no sólo material,  sino también ética.
Yo he estado en casa Lasierra de Quinzano acompañando a Teresa Bescós Lasierra y su hija Teresa Alamán Bescós, a visitar,  a sus parientes, después de muchos años pasados por la vida.
VISTA DESDE DEL SUDESTE DE LA UBICACIÓN DE IGLESIA Y DESAPARECIDO CASTILLO EN SANTA CILIA DE PANZANO.

La madre Teresa Bescós Lasierra estuvo casada con el General Alamán, apellido que se encuentra al pie de la Sierra de Guara, como en Casbas de Huesca. Su hija Teresa Alamán Bescós, fue durante toda su vida la compañera de su madre.  En Quinzano las esperaba la viuda de Juan Lino Josefina, que le entregó a Teresa Bescós Lasierra, una hoja de papel, con un dibujo ya antiguo,  ejecutado en su niñez.  Su hija Teresa Alamán Bescós, que  dedicó toda su vida a su buena madre, estaba unida con ella,  como resucitando épocas de la vida,  ya no sólo pasadas, sino olvidadas. Se quedó soltera por el amor a su madre y la acompañó por la vida hasta que acabó a los cien años de edad. La pobre madre, al morir su hija, ya no habló más, creando un ambiente de soledad, cuando ya tenía cien años de edad.
Tenía Teresa Alamán, familia en Madrid y  su piso, pero que no le impidió viajar  durante toda su vida por el Mundo, ya que estuvo colocada en oficinas internacionales en Bruselas y en París, pero ¡qué espíritu le hizo añorar  este mundo aragonés ,durante sus últimos años!. Yo no lo sé, pero se colocó con su madre en un piso en la misma casa, en que vivíamos en Huesca, mi esposa Felisa,  yo mismo y nuestros hijos.  
 Después de una vida trabajando por la cultura moderna, Teresa y su hija, soñaban con la cultura primitiva de Panzano y Santa Cilia, en la misma Sierra de Guara, donde todavía viven herederos de los mismos Bescós que  Teresa Bescós. En casa de Gonzalo  Bescós, pariente de mis antepasados los Azara, les enseñaron la vida escrita de una discípula de la Madre Rafols, llamada Francisca Bescós  y pariente de los actuales . Allí en Panzano, vivía  su pariente Bescós, ,al que se le murió su esposa y dejó dos hijos. En lo alto de la Sierra quedan los restos de una iglesia románica, construida  por los cristianos para la Reconquista. Allí suben todos años los hijos de Santa Cilia y de Panzano. ¡Cómo gozaron la madre y la hija de su pasado, tantos años olvidado!.
En Santa Cilia de Panzano vive Francisco Bescós, en cuyo portal se exhibe el escudo de los Bescós. En el escudo de Bescós de Silvio Kosti se exhibe un lujo de origen comercial, originado por  el orgullo de los pecados capitales, pero en el de Santa Cilia de Panzano, da gloria y amor contemplar un escudo tan sencillo y tan noble.
He citado a la resurrección de la honradez humana  por Cristo y tal vez, por los adelantos técnicos y científicos, que resuciten a los hombres de Neandhertal. Pero yo creo que la humanidad deberá esperar durante los siglos que disponga el Señor, para dar a los hombres inteligencia, que nos haga sensatos  a los hombres.

Yo , ya tengo ochenta y cuatro años y doy gracias al Señor, por habernos aproximado a Teresa Bescós Lasierra y a su hija Teresa Alamán Bescós,durante sus últimos años de vida, en que encontraron la felicidad en Siétamo , en Huesca y en la  Sierra de Guara.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La muerte, la niña y el hombre caramelo

  ¿Tres años tiene la niña?, tal vez cuatro, no lo  se.  La conocí en el coro de San Pedro el Viejo, donde acude a una misa con su madre. El...