Este libro, que es parte de la
Biblioteca de mi abuelo materno, que fue Diputado Provincial, hace unos cien
años, Don Ignacio (López de) Zamora, lo he conservado muy cerca de mí, pues la
Fabla Aragonesa ha formado también, parte de la cultura de mi padre Don Manuel
Almudévar, que escribió en Jaca, donde habíamos huido desde Siétamo en
Diciembre de 1936, al estallar la Guerra Civil. Nos dedicó con amor y con
dolor, estos versos, dedicados a su esposa y a sus seis hijos: “Mi santa niña
de ayer-que hoy es trasunto y modelo- de la perfecta mujer- Dios bendijo
nuestra unión-regalando a nuestro hogar-seis frutos de bendición. Quise llegar
a lograr,-con cariño y sumisión-seguir el recto camino- de los que fueron y
son,-de este humilde peregrino- ser su orgullo y su blasón. –Mi cuento de
Navidad-que estos años he contado-muy lejos de esta ciudad- en el lugar
sacrosanto de nuestros antepasados (Siétamo)-hoy envuelto en luto y llanto- por
unos seres malvados-que siembran duelo y quebranto – en los campos asolados”.
Y mi padre, para acabar esta
poesía, se expresó así : “Contento me ha dado a mí- el poder tender las alas- y
estar esta noche aquí”.
Y dos años después, en la Navidad
de 1941, nos dedicó a nosotros, sus seis hijos, una historia en Fabla Aragonesa, diciéndonos: “Quiero esta
noche, tratando con todo el respeto, cariño y veneración que merece, hacer mi
cuento de Navidad, valiéndome del lenguaje vulgar, que se hablaba y todavía se
habla, cada vez con menos extensión, en los pueblos de este Alto-Aragón; y al
mismo tiempo que rendir tributo de devoción y recuerdo al Niño Jesús,
introducidos de este modo, con éste y otros casos, al conocimiento de algo
sobre las costumbres, carácter y hasta modalidades
del lenguaje de los Andes, del Congo o del Himalaya, valga por ejemplo y no
conozca nada de lo que un erudito llamaría Folkclore Local o características de
su País.”
Ya han pasado años desde la publicación
del “Diccionario de voces aragonesas” de Don Jerónimo Borao, en 1884, hasta que
mi padre escribió en Navidad de 1941, el Cuento de Navidad en Fabla Aragonesa.
Pero ha sido mucho el tiempo en que se
ha olvidado el cultivo de la Fabla Aragonesa, hasta que Francho Nagore,
emprendió una fuerte investigación de la misma. Esperemos que la obra de
Francho no desaparezca, como ocurrió con la de Don Jerónimo Borao, que casi fue
olvidada, en Aragón. Este gran aragonés, escribió:”El éxito literario que tuvo
la obra, (su obra), fue lisonjero por todo extremo; pero no seré yo quien
indique siquiera las numerosas pruebas que de ello ello tengo en mi poder …. De suerte que los gastos
de mis viajes científicos y los de la modesta edición que hice, no fueron
compensados ni aun aproximadamente. Pero, acostumbrado como escritor a vivir en
pleno patriotismo, me di por contento con que la obra corriera, muy bien
recibida por España y Francia, con que antes de su aparición tuviera en
Zaragoza un número muy selecto de
suscriptores y con que cada día, me hayan solicitado ejemplares personas
distinguidísimas, a quienes en mí era punto de honra, al regalarles un libro,
que honraban con desearlo”.
“Otra de las más copiosas fuentes
de donde el idioma español ha tomado un gran número de palabras, es la lengua
árabe, que correspondiendo a una civilización muy adelantada sobre todas las de
Europa, hubo de forzarnos a admitir, con sus raros conocimientos en las
ciencias y en las artes, las voces que servían a desarrollarlos. No se habló en
Aragón aquel idioma como en otras provincias, y es que tampoco no fue tan larga
la dominación árabe, reconquistada Zaragoza en 1118 y Valencia (por Don Jaime)
en 1238, pero fué todavía lo bastante para imprimirnos su influencia; y sobre
todo nos impusieron los árabes en adelante, aún después de sometidos, ese suave
yugo que, por lo mismo de no ser impuesto a la violencia sino en el seno de la
paz, es, no sólo más duradero, pero aún tan honroso a los conquistados y a los
conquistadores”.”Todavía subsiste, sobre todo en Valencia, pero también en
Aragón y aún en Navarra (en la Plaza del Catillo de Pamplona, se construyó un
enorme aparcamiento y en él salieron enterrados varios moros), y claro es que
en muchos otros puntos de España aún sin contar la Andalucía, prácticas
agrícolas, costumbres indelebles, restos del traje, calles y barrios, y
principalmente muchos vocablos de la lengua árabe con que la nuestra ha venido
a enriquecerse”. Los árabes
transmitieron unas mil quinientas palabras a Aragón, unas que eran tales pero otras
procedentes del griego, como albarán, alcohol, alfarda, algorín, almenara,
almud o medida de áridos, que se emplea en el escudo de los Almudévar, almudí, rafe,
sirga y zafrán”. En Siétamo, se han encontrado al lado del cementerio, otro
árabe, con sus tumbas mirando al sol saliente.
Al observar el apellido
Almudévar, no extraña que los conquistadores de tal Villa, conservaran su
nombre árabe, y unos individuos del Bearn, lo adoptaran por su apellido. En la
Catedral de Olorón, en su pórtico principal, hay dos fuertes imágenes de
piedra, que representan a dos moros y los
bearneses al conquistar Almudévar y mirarse al tozal donde se alza una hermosa
iglesia, veían la redondez de aquel tozal, al que rebautizaron en árabe.
Almudévar en árabe quiere decir Tozal Redondo, como el tozal que existe en
Siétamo o aquel más grande, sobre el que se asienta Berbegal.
“El idioma lemosín, del Midi Francés,
formado en el siglo X por el borgoñés y el latín corrupto, modificado por la
casa aragonesa del siglo XII, decaído y
transfigurado en el siglo XIII, no hay
duda que se difundió por toda la corona
aragonesa casi al mismo tiempo en que nacía verdaderamente el castellano, viniendo a formar en cierto modo los dialectos
y romances (que ya se hicieron idiomas auténticos) catalán y valenciano”. El
catalán y el valenciano tienen su origen en el limosín, pero “el lemosín puro
fue modificado por el catalán…que tuvo cierto aire castellano (sin duda
influido por Aragón), que le quitó cierto carácter lemosino”. “ Se atribuye a
Alfonso V de Aragón y a Fernando el Católico, la influencia castellana sobre
Nápoles que llegó (según dicen) hasta el punto
de hacer allí vulgar la lengua castellana. Ya sabemos que un hombre
ilustre de raza aragonesa, Antonio Pérez, hizo familiar el idioma español entre
las personas cultas de la Corte de Francia, con provecho de dicha literatura”. Los
reyes de Aragón, ocupados por sus conquistas de Baleares, Sicilia y Nápoles, se
preocuparon más de vivir alejados constantemente de Zaragoza, porque en ésta, que
fue la principal capital del Reino, conservaba más puras las libertades de
Sobrarbe. La zona de Barcelona y Valencia, frente a las Baleares les hicieron
más agradable su estancia en ella, que llegaron a despreciar su residencia en
Zaragoza, además de por su clima y posibles conquistas de nuevas tierras, pues siendo
la capital del Reino, conservaba más puras las libertades del Sobrarbe, que con frecuencia
humillaban a los más altivos monarcas”. Los Reyes de Aragón casi no se
desplazaban de las orillas del Mar Mediterráneo a Zaragoza.
La influencia provenzal fue en
Aragón extraordinaria y es raro que de esta circunstancia no saliese un
“dialecto” como el catalán o el valenciano. Los versos de mi padre son restos
de la Fabla aragonesa, que recuerdan la belleza de aquella lengua lemosína. El autor del libro “Pedro Saputo”, D. Braulio
Foz, escribió que en la parte oriental de Aragón, concretamente en Tamarite, se
escribía ya en catalán literario. Este Braulio Foz, cuando escribe de la
conquista de Valencia por el gran Rey D. Jaime, dice que éste dio fueros en
lemosín, creyendo que esta lengua sería mejor entendida que otras lenguas
españolas. Los aragoneses creyeron que sería mejor el aragonés.
Jerónimo Borau, dice que
habiéndose perdido el aragonés en las riberas del Ebro, bueno sería que el
castellano utilizara en beneficio común,
la lengua aragonesa. No todos los aragoneses están de acuerdo con la caída de la Fabla y luchan
por conservar dicha lengua.
Respecto al valenciano hay
diversas teorías, pero es evidente que existía el valenciano derivado del latín
durante el período de la invasión árabe. Este hablar valenciano, se vio
enriquecido por el catalán, el aragonés, el lemosín y el castellano. Pero el
valenciano es independiente del catalán y es totalmente original. Esta
originalidad ¿no la recibiría el valenciano de la lengua lemosina, unida a la
lengua románica, que persistió en Valencia, bajo el dominio árabe?
Uno de los escritores más ilustres
del valenciano fue mi pariente Onofre Almodóvar o Almudévar y que también firmaba
con el apellido Almudéver. Este venía del Bearn, que se unió en Ayerbe en 1118 al mando de Alfonso I de Aragón, para
conquistar Zaragoza, pasando antes por Almudévar. Mi antepasado después de la
conquista de Almudévar, fue nombrado Bayle o Alcalde, del que descendemos todos
los Almudévar de Loporzano, Abiego, Sieso, Casbas, Barluenga, Siétamo , etc.,
etc. En la Iglesia de San Pedro el Viejo, está enterrado un
Almudévar en el Claustro, al lado de su esposa. Otros guerreros del
Bearn, entre los que se encontraban los Buil, el mismo noble que dirigía el
Bearn, Gastón IV y quedándose algunos en
Zaragoza, como dice en la Biblioteca del autor Gregorio Mayans que un hermano
de Onofre Almudévar, que era Arquitecto o Maestro de Obras, estaba en Zaragoza
en los años 1759 y 1782 y siguiendo otros a Valencia, unos llamados Almudévar,
otros Almodóvar y otros Almudéver, procedentes de la pronunciación lemosina o
valenciana. El apellido Almudévar se cambia muchas veces en Valencia por
Almudéver.
Hay una poesía en Fabla
Aragonesa, muy antigua que dice: “De ros altos Perineos, m`en baixé en ta
tierra plana, pa corteixar a una nina, que Marichuana la claman. En as pochas d’o
gambeto, le trayeba unas manzanas, de
güenas que li sapeban, se le cayeban as
babas, como a ro güey cuando llabra”. Si, bajaron los bearneses “de ros altos
Perineos” a Almudévar, a Zaragoza y al Reino de Valencia, hablando en su lengua
lemosina. Por el Pirineo y el Somontano todavía quedan dialectos influidos por
esa lengua lemosina, se perdió por Zaragoza y en Valencia, le dieron vida a la
antigua lengua valenciana de los cristianos.
Un bearnés se quedó en Almudévar,
donde lo hicieron, después de su conquista, Bayle o Alcalde, del que salieron
descendientes en Huesca y en el Somontano. Otro, del que se sabe que era
Maestro de Obras, se sabe que vivió en Zaragoza desde 1759 hasta 1782.
Y Onofre Almudévar, Almudéver o
Almodóvar, cuyo origen se encontraba en el Bearn, corre kilómetros y
kilómetros, bajando por el Pirineo, por Ayerbe, por Almudévar, por Zaragoza y
alcanza el Levante español y lo inmortaliza con la lengua lemosina. En mi
artículo “La Lengua del Midi, por Almudévar, bajó a Valencia”. Pero no sólo llegó
a Valencia la lengua lemosina, sino que por el camino que baja de los Pirineos,
fue dejando su belleza en el pueblo de Almudévar, en la Montaña Aragonesa y el
Somontano. Mi padre Don Manuel Almudévar Casaus, cuando ya no se acordaba
Aragón del lemosín, escribió el año de 1941, un Cuento de Navidad en la fabla
aragonesa, que yo creo pertenece a la lengua lemosina, a la que buscaba en su
pasado.
Presentaba el Cuento de Navidad
con las siguientes palabras: ”Los pastores del abuelo, narraban bellas leyendas,
y hoy Noche de Navidad os referiré una de ellas. Era por derecho y costumbre,
el sitio del Mayoral, un puesto junto a la lumbre, a la entrada del hogar. Y
desde allí, con decires de cadencias ancestrales nos narraba
efemérides y cuentos de Navidades. Quiero emplear el lenguaje que el Mayoral
empleaba en recuerdo y homenaje a la tradición pasada. Dejemos pues que se oiga
en esta noche su voz, para cantar las leyendas que en otros tiempos narró:
María y José marchan de camino
Van con esperanza de que un ser
divino,
Que mora n’antraña, de ra Virgen Pura,
Alcuentre un asilo, palacio u
cabaña
Que haga menos dura, ra triste
chornada,
De ro viello esposo y ra esposa
amada.
Ra Virgen teneba frío
Y San José, se chelaba,
Caminando caminando,
A burreta resollaba.
Llegaron en ta Belén
Un lugar mu chiquirín
De ros qu’ay en os Belens,
Feitos de zurio y serrín.
Iban pidiendo posada,
Trucando de puerta en puerta
Y nenguno les ne daba.
Ra Virgen qu’era mu güena
Mu santeta y conformada
Le deciba a San José,
Que no mirara ya, nada,
Que aunque estara en
un rincón,
De pajar u de tinada
Se pararían a nuey
Pa guardasen d’a chelada,
Se’n fueron ta ras afueras,
Que sirvía de cubijo,
A ros bajes do lugar.
En as pallas d’un pesebre, Ascape s’acomodaron, Y una muleta y un güey,
Al inte calor le daron.
Y dando gracias a Dios
Se quedaron adormidos, Pues de tanto caminar, S’alcontraron mu rendidos.
Pero a ixo de media nuey
Sintieron una mosica
Y d’encima d’o Portal,
Se posaba una estrellica,
Pregunté que qué sería
San José todo asombrau
Y le respondió María:
Es qu’o tiempo ya a llegau
De cumplise a profecía
De que todo un Rai d’ós Cielos,
A’ste suelo
bajaría,
Pa redimirnos a toz,
D’os
pecaus y as herejías.
Mientras isto iba dijendo
Como si fuera un milagro
Un zagaler
mu bonico,
Se refirmaba n’os brazos;
Este era el Niño Jesús,
Qu’en cuanto abrió
ros ojetes,
Desanchando ros bracetes,
Fizo a fegura de Cruz,
Y golviéndose a sus padres
Con cariño y con
amor,
Levantando ra maneta a ros dos los
bendició.
Ra Virgen y San José
Al inte s’arrodillaron,
Lo besaron como a fillo
Y como Dios l’adoraron,
María
lo cogió ambrazos
Y con gran veneración,
L’en ofreció a Nuestro Dios
Para nuestra redención.
Un angelico de Dios
Con os güellos como soles,
Les avisó a ros pastores,
Qu’abía puos alredoles;
Y ascape fueron
llegando
Repatanes y
mairales,
Craberizos, vaciveros,
Yeguas, erizos y duleros,
Boyateros y zagales
Mocetas d’íxas que cudian
Os pavetes y os verracos
Y mientras filan
estambre,apacientan os rezagos.
Todos veneban contentos y todos trayeban algo,
pa ofrecelené a Jesús
Y al mesmo tiempos adóralo.
Trayeba figos de Fraga,Orejones
d’Estadilla Y pansas d’ixas qu’escaldan
En Lacellas y Velillas,
Vino de
Castilsabás
Y corderetes d’Albero,
Bellotas de Banastás y conejos de Pebredo,Tortas d’aceite d’Ayerbe
Turrón guirlache de Jaca,
Castañas de Mazapán
D’a zucrería Lasala.
Tortadas de Berbegal
Y pan moreno
d’Angüés,
Pedos d’as monjas de Casbas,
Juguetes de Bandaliés.
Entre gente tan
humilde
Tan humilde como güena,
Quiso’l Redentor do Mundo presentarse aquí, en
a Tierra. Era pa danos ejemplo
Que toda su vida dio
D’humildad y de pacencia.
De mansedumbre y amor.
Y aquí termina o relato,
Venida
del Hombre-Dios
Que Nuestro Señor del
Cielo Por padre nos envió.
Y si Cristo es
nuestro Padre,
San José, si semos güenos
Nos tratará como a nietos
Y nos llevará
t’al cielo.
En esta lengua usada por mi padre Don Manuel Almudévar Casaus, se nota su semejanza con la que Ana María Abarca
de Bolea, sobrina del Conde de Aranda, usó en un escrito del siglo XVII.”Ista
yera, no más y nada menos que Ana Abarca de Bolea.¡Qué goyo fa tener nada más y
nada menos os escritos de Fabla Aragonesa!. “Parixe que veyes a prozesión d’o
Corpus de Zaragoza, como si estase agora. Antiparti tien ixe humor y alegría
qu’en tien, u en teneba, o pueblo d’Aragón”.
En la Biblioteca Virtual de
Cervantes, se leen tres sonetos en castellano, uno de Ana María Abarca de Bolea, Abadesa del Monasterio de
Casbas y tía del Conde de Aranda, otro de Luis Abarca de Bolea y Castro, que
fue poeta, Marqués de Torres, Conde de Las Almunias y Caballero del Hábito de
Santiago. De Valencia en el mismo siglo XVII, el poeta Onofre.
José Almudévar se casó en Siétamo
con una Escabosa Azara y administró su ganado lanar encima de Sieso, en el
Valle de Rodellar, en propiedades del Conde de Aranda.
El soneto de Onofre Almudévar es
el siguiente. “Armas, hechos, linajes y edificios-de muchos bullicios.
Los grados, dignidades, los
oficios-como cuando y porque fueron fundados-los tiempos, las mudanzas
recostados - veréis sin que verdad salga de quicios.
Denle pues la lección victoria
vana- frecuenten los lectores tal victoria y alaben nuestra patria valenciana.
Laureen al amor de fama y
gloria-pues la verdad desenterró Viciana- de cosas tantas dignas de memoria.”
En el siglo XVII ,Ana Abarca de
Bolea perteneciente a la familia Abarca de Bolea, all´por el año de
1623,escribió esta soneto m dedicado a la muerte del príncipe Baltasar:
“Lapidario sagaz,duro diamante
labra, resiste firme al golpe
fiero,
tíñelo en sangre y pierde aquel
primero
rigor a la labor menos constante.
Contra Carlos el mal no era
bastante,
Que queda al golpe cual diamante
entero,
tíñelo en sangre amor, y el mal
severo,
sujeta con amor a un hijo amante.
El mal lo agrava y el amor lo
aflige,
Aquel pide remedio, este no
tiene,
Y quien conoce aquel, a este no
alcanza.
No rige el mal, que amor de madre
rige,
Y Carlos por amor a perder viene
La vida en flor, y España la
esperanza”.
Don Luis Abarca de Bolea y
Castro, Marqués de Torres de Montes, Conde de Las Almunias y Caballero del
Hábito de Santiago, fue un poeta del siglo XVII, nacido en Siétamo( Huesca),de
la misma familia que Ana Abarca de Bolea y del Marqués de Torres de Montes,
predecesor del Conde de Aranda, escribió un soneto que figura en la Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes.
Los tres sonetos de los poetas,
fueron publicados en dicha Biblioteca. En la obra de los tres poetas figuraban
obras en limosín o influenciadas por él.
El lemosín que bajaba del Midi
francés, lo conservaron Ana María Abarca de Bolea, en diversas obras, una sobre
una romería en el Moncayo y otra en la procesión del Corpus en Zaragoza. La
obra de Onofre, el valenciano fue escrita en castellano y en el “valenciá”
impregnado por el lemosín. En el año de 1941, mi padre Manuel Almudévar Casaus,
escribió la Navidad, inspirada tal vez
por Luis Abarca de Bolea, nacido en Siétamo, y recogiendo las palabras
lemosinas del pueblo del Somontano oscense.
Valencia no podrá nunca olvidar
la influencia lemosina del Bearn en la formación de su lengua, como no puede
olvidar su comunicación ferroviaria y automovilística, con sus orígenes en el
Midi. Los separatistas catalanes es preciso que se olviden de sus teorías
económicas de comunicar España por sus costas del Mediterráneo a Francia,
porque ahora, el tren podrá pasar por Canfranc, desde Marruecos, Murcia,
Andalucía, Extremadura, las dos Castillas y el Centro de España, la capital de
Madrid.
En la buena relación entre Aragón
y Valencia se encuentra Onofre Almudévar, Almudéver y Almodóvar. Este escritor
en castellano y en Valenciano, merece un estudio especial, que tengo que
emprender, porque tenemos el mismo origen bearnés, almudevano y cultivador del
valenciano influído por el lemosín,en el que escribieron los altoaragoneses.
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