Son múltiples las formas que se
dan en la Naturaleza. Unas se adaptan a los aires, como las aves que vuelan, que
suben y que bajan, por la necesidad que sienten de conseguir sus alimentos. Otras
formas que se dan en el aire son las de los insectos, de los que se alimentan
las golondrinas, aves que con sus picos abiertos y en veloces vuelos, los hacen
entrar en su interior. Otras aves, las gaviotas, se lanzan a las aguas del mar,
bañando sus plumas en sus saladas aguas, y emprenden rápidamente un vuelo hacia
lo alto, con un pez aprisionado con su pico. Pero, al mirar el vuelo de los
insectos y el de las aves, se contempla el Universo, lleno de astros y de
planetas, que todos ellos son de forma redonda. Y ahora los hombres lanzan al
espacio, satélites, que muchas veces son redondos y que en ocasiones impulsados
por cilindros, que imitan la redondez, sin alcanzarla, de los astros y de los
planetas, y se comportan en el espacio girando y girando, trazando círculos que
corren espacios redondos.
Los hombres que crean esos cilindros impulsores y que impulsan
las esferas de los satélites, tienen absorbidos sus cerebros, por las formas redondas
de los planetas y por sus rutas voladoras. Es que sus cabezas, que encierran
sus sesos o cerebros, son también redondas. Pero no, todas las cabezas de los hombres son redondas,
si no muchas veces, dolicocéfalas y son precisas esas cabezas redondas, para
organizar los vuelos estratosféricos. Si, esas cabezas redondas, que piensan en un universo
de astros y de satélites, que son también redondos, se dan cuenta de la
primacía en el cielo de la redondez total y de la redondez superficial, de los
límites de los circuitos, de forma, que respetan
las curvas de las circunferencias y de las elipses.
La redondez en el Universo, tiende a la esfera
universal o redondez total, porque las circunferencias tienden a formar, con
sus deslizamientos por el universo, una
visión única de la existencia eterna y todopoderosa.
Pero mi amigo,
que es completamente redondo, desde niño ha ido avanzando hacia esa forma esférica,
llena de sabiduría. Pero para darle
sabiduría a esa sabia esfera, ha ido formándola con las curvas.
Ya digo en mi
artículo “La rueda de los molinos”, que “representó, muchos años antes, la
conservación de la vida humana por aquellos molineros, que acompañaban a las
pétreas ruedas de sus molinos, para que el hombre consiguiera obtener “El Pan
Nuestro de cada día”. Esas ruedas no eran esféricas pero eran circulares, es
decir, en parte redondas y de piedra y movidas por el agua del río, unas veces
del Alcanadre y otras, como en Aratorés, del río Aragón, convertían el trigo en
harina. ¡Cuántos siglos hacen falta para que el hombre alcance la sabiduría!.
Mi amigo y su familia vivieron en
el molino de Uncastillo. El día 6 de marzo de 2015, el señor Beñat Larrañaga,
escribió en mi ordenador, lo siguiente: “El pueblo que mencionas sobre los
rezos en euskera, es Uncastillo, en las
Cinco Villas aragonesas. Todavía en 1927 se enseñaba la catequesis a los
niños (no sé si a alguno de ellos), en
euskera. Prueba veraz es que hace unos años un estudioso del euskera conoció a
una persona, ya muy mayor, que todavía era capaz de rezar “Aita, gurea Zerutan
Zarama…( Padre nuestro que estás en los cielos). Increíble, pero cierto”
En aquellos molinos montañeses,
aparecían “lauburus”, cruces que habían perdido su forma geométrica de ángulos
rectos, para convertirse en cruces, que buscaban la redondez de su forma.
En aquellos molinos, se vivía en
plena Naturaleza. Se veían los astros, la luna observaba los peces en el agua
del río y el ruido de la piedra del molino, rimaba con el cantar de las ranas y
el molinero entre la luz escasa de la luna, el ruido de la aguas y de las
piedras del Molino, se miraba al cielo para ver si volaban las nubes o más allá,
en el cielo brillaban las estrellas. El
molinero se preguntaba si aquel aspecto de la vida de la rueda, tenía algo que
ver con el centro de la vida en nuestra Tierra o era el sol el que gobernaba,
aquel trabajo que producía el rodar de la rueda, impulsada por el agua del río.
El molinero consideraba a la Tierra y al Sol, los causantes de aquel trabajo, que
proporcionaba el pan a los humanos.
Por eso, durante muchas épocas
pasadas, se ha considerado a la Tierra, como el centro del Universo, en tanto
que en otras ha sido el Sol, el que se ha creído ser ese centro, de la Geología
del Universo.
Mi amigo, que es esférico como el
Universo, me comenta que cuando estaba
en los Molinos, observando el sol, la luna y las estrellas, soñaba, con
descubrir en ellos cualidades que aumentaran los conocimientos de la vida. Y
murieron generaciones enteras de molineros sin observar adelantos en sus
conocimientos y ahora, que él ha marchado de los Molinos, como un sacerdote
que buscaba el pan para sus hermanos, han descubierto una
partícula “consistente” en el bosón de Higs. Esta partícula explica como la
materia obtiene su masa en el Universo.
Yo creo que cuando se estudie totalmente
la participación del bosón de Higs en la formación de materia, se podrá, por
medio de esta “Partícula de Dios”, ver si el hombre tiene alma inmortal.
Yo creo que mi amigo, busca esta
oportunidad, porque le vi, en cierta ocasión, un hermoso Cristo metálico,
detrás de los papeles de su despacho.
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