El pueblo de Antillón, se encuentra debajo de Angüés, que está en la carretera N-240, al lado de la autovía Huesca- Tarragona. De la N- 240, arranca una carretera secundaria hacia el Sur. Se puede repetir la marcha sobre Antillón, bajando, ya en Siétamo, por Alcalá del Obispo, por Fañanás Pueyo de Fañanás y salir por Blecua, para llegar a Antillón.
Es un lugar de unos 163 habitantes, que se encuentra a 513
metros de altitud. Desde Huesca, por
Alcalá del Obispo se encuentra a unos 27
Kms., un poco menos, que desde Huesca,
se llega a Antillón, por la Carretera General, N- 240.
Su agricultura produce un vino de la Comarca del Somontano, que
tiene fama de ser delicioso, pero que poco a poco ha ido disminuyendo su
cultivo. En cambio ha aumentado el cultivo de las almendras.
Pero Antillón, ha vivido su Historia a través de los siglos,
en ese paisaje pacífico y arbolado de carrascas, de almendros y de productoras
viñas, pero no puede uno olvidar su participación en la Historia de las Tierras
de los Pirineos.
La herejía de los Albigenses o hijos de la ciudad del Midi
francés de Albi, obtuvo mucho éxito y muchos adeptos en Languedoc, territorio
en el que el Reino de Aragón poseía grandes intereses. El rey Pedro II, poco
después de vencer en España, acompañado por los demás Reyes Cristianos, en la
Batalla de las Navas (1212), tuvo que luchar en el Norte, es decir en el
Languedoc, el año de 1213, donde murió el
citado rey Pedro II y el Señor de Antillón.
Pedro II era católico, pero en
sus dominios franceses, los herejes albigenses eran sus súbditos y los franceses
y discípulos del Papa Inocencio III, tenían que luchar contra la Herejía. Iban
a entrar en lucha los intereses materiales del Rey de Aragón y los dogmas y fines
religiosos del Papa Inocencio III. Este convocó un concilio en Lavour, para
buscar la Paz. Pedro II, ofendido por encontrar la intransigencia del clero
francés, se dispuso a luchar, tomando el mando de su ejército, asistido por los
condes de Tolosa, Foix y Commingges, se encaminó a cercar el Castillo de Muret,
a orillas del río Garona, cerca de Tolosa. Este Castillo de Muret, lo fortificó
Simón de Monfort, que actuaba bajo el mandato del Papa. Los prelados, que
acompañaban a Simón de Monfort,
trataron de separar a los aragoneses de aquellos condes excomulgados. Entre otros
acompañantes, estaba Santo Domingo de Guzman, que trataron de apartar al
ejército, obediente a las teorías del Papa, es decir de luchar a muerte, con
las tropas de Pedro II. No consiguieron
alcanzar la Paz y Simón de Monfort, atacó con una gran fortaleza, al escuadrón
del Rey de Aragón. Cuando las tropas catalanas y del Languedoc se dieron cuenta
de que los aragoneses lo iban a pasar mal, huyeron sin combatir.
Después de tantos siglos, el
Languedoc, desde el siglo XIX, todavía piensa en normalizar el ferrocarríl por Canfranc, que nos volvería a abrir
la convivencia entre él y Aragón, pero los catalanes han rechazado la obra tan
europea de Aragón, porque no quieren que el ferrocarril de Canfranc, se abra
otra vez, sino que propusieron aumentar la comunicación de Cataluña con
Francia, por vía marítima.
Pedro II, el Católico, que se
sentía rey de Cataluña, tuvo diferencias con Ramón VI de Tolosa en cuanto al
peligro de luchar contra los cruzados del Papa. Tenía Pedro II un ejército
fuerte, pero su organización era inferior a la de los Cruzados, dirigidos por
Simón de Monfort. Este Simón de Monfort era normando, nacido en año de 1165,
hombre fuerte y de actos de crueldad destacados. A pesar de disponer de un
ejército menos poderoso que el del Rey Pedro II, era un hombre muy bien
organizado, escogiendo a treinta de sus mejores guerreros, con el fin de
localizar a Pedro II y asesinarlo. Pedro II se defendió con mucho valor, pero
cayó muerto, con lo que su ejército huyó a la desbandada y se acabaron las
aspiraciones de dominio de Cataluña y Aragón, sobre la Occitania. Cuando las
tropas catalanas y del Languedoc, al darse cuenta de la derrota de los
aragoneses, huyeron sin participar en la lucha. No quisieron verse parte de una
situación tan desastrosa, pues muchos hombres fueron acuchillados o se ahogaron
en el caudaloso río Garona.
Repasando la Historia, se da uno
cuenta de la inteligencia de Simón de Monfort y de su crueldad al leer el
siguiente pasaje en La Historia de los Cataros, cuando escriben sobre él, lo
siguiente: ”Una de las crueldades protagonizadas por SIMON de MONFORT, ocurrió
en la conquista de la ciudad cátara de Bram, que no consintió entregar sus
muros a pesar del trágico fin de Beziers, por lo que Simeón capturó a los
supervivientes de Bram, sacándoles los ojos, amputándoles, manos, nariz, orejas
y labio superior, menos uno de ellos , al que sólo dejó un ojo, a fin de poder
guiar a sus compañeros de infortunio, hasta Lastours y poder así explicar lo
ocurrido en Bram, a modo de advertencia hacia los Cátaros que optaron por
resistirse a los Cruzados”.
Castillo de Sietamo (Huesca). |
En aquella batalla, quedaron muertos
los cuerpos del rey Pedro II y de los
ricos hombres aragoneses Aznar Pardo y de su hijo Pedro Pardo, Gómez de Luna y
Miguel de Luesia, y de muchos otros caballeros, entre los que se encontraba el
SEÑOR de ANTILLÓN.
Al rey lo condujeron muerto al
Monasterio de Sigena, y lo enterraron al lado de su madre la reina Doña Sancha,
pero tras una pared interior, sin entrar su cadáver en la Iglesia. El Languedoc
se perdió para Aragón y Cataluña. Por
fin Aragón y Cataluña se vieron separadas por el Pirineo, que fue el que ha levantado la frontera. No debió quedar la cosa muy
clara, porque, años más tarde, todavía ganó Francia el Rosellón y el Franco
Condado.
La estación ferroviaria de
Canfranc, ha intentado siempre, como una cabeza humana, mantener una buena
relación entre Aragón y el Laguedoc, a través del Condado del Bearn. Esperemos
que, ahora, con el Mercado Común
Europeo, se consiga unir a Aragón con Francia, para que Europa siga prosperando
y se acaben aquellas luchas salvajes.
Pero aquí, entramos en la
Historia de ANTILLÓN, que fue despreciado como un pequeño pueblo, pero no sólo
él, sino toda la Comarca altoaragonesa, que con sus hombres participó en
aquella guerra tan cruel. Los vencidos
en aquel combate, recogieron el cuerpo del rey Pedro II y lo llevaron al Monasterio
de Sigena y lo sepultaron junto a su madre, la reina Doña Sancha.
El segundo lugar en que se encuentra un sepulcro notable del Señor de Antillón, es la fachada de la Torre de la iglesia de este noble pueblo. Ese Señor de Antillón, era hermano de sangre de Pedro II de Aragón, llamado Fernán Sánchez de Castro. Su sepulcro se alza en el exterior de la iglesia, en la fachada de la Torre. Murió en Muret, pero se le negó el enterramiento en el interior de la iglesia, por haber defendido a los cataros en la batalla de Muret, junto a su pariente consanguíneo, el rey Pedro II de Aragón. A éste lo enterraron en el Monasterio de Sigena, pero no dentro del templo, sino en unos muros exteriores.
Se le nota a este pueblo su historia, con los restos de su muralla en el Sur y en el Este y que conserva una puerta de medio punto. Hay otras teorías sobre quien está enterrado en el Pórtico de Antillón, pero es esta la que conserva el amor de los escasos habitantes de este pueblo.
Jaime I de Aragón nació en 1208 y
murió en 1276 y reinó desde 1213 hasta 1276. Pedro II murió en 1213, como he
dicho en Muret y reinó su hijo Jaime I, de 1213 hasta 1276. El hijo de Jaime I,
fue Pedro III, el Grande
Y el fin de la historia del hijo
de Antillón, que está enterrado en el pórtico de su iglesia, en el exterior, se encuentra al lado de la Puerta de la Parroquia de Antillón. La iglesia
parece del siglo XVI, pero quedan restos del siglo XIII, en el que fue
construida. Y en este siglo, en la Batalla de Muret, en el año de 1213, el Señor
de Antillón, “hermano de sangre de Pedro II murió junto a él y al Señor de
Lizana, que apoyaron a los albigenses”. Como he dicho, Pedro II fue enterrado
en el Monasterio de Sigena, en un muro, fuera de la iglesia y el Señor de
Antillón, fue enterrado en el Pórtico del templo de Antillón, fuera también de
la iglesia. A causa de su excomunión por defender a los albigenses. Esta
Batalla tuvo lugar el año de 1213.
El rey Pedro II, muerto en la
Batalla de Muret, fue el padre legítimo de Jaime I el Conquistador.
Este rey niño, fue atendido por
los aragoneses en el Castillo de Monzón. Tuvo como hijos legítimos a Pedro III
el Grande, a Don Jaime que le sucedió en Mallorca, al Arzobispo de Toledo y a
su hija Violante,que se casó con el Rey Alfonso X de Castilla.
Como hijo bastardo tuvo a Fernán
Sánchez, al que reconoció como hijo, al que dio a luz Doña Blanca de Antillón,
que fue hija de Sancho de Antillón y de Doña Ozenda. Este hijo de Doña Blanca de Antillón, fue Barón de
Castro, que dio origen a la genealogía de la Real Casa de Castro. Estuvo
luchando en las Cruzadas en Palestina, pero acaudilló la sublevación de los
nobles catalano-aragoneses, contra su propio padre, el Rey Jaime el
Conquistador, y contra su hermano Pedro III el Grande, que lo capturó en el Castillo
de Monzón y lo arrojaron a las aguas del río Cinca. Cerca del lugar, donde se
dice que fue arrojado al río Cinca Fernán Sánchez de Castro, donde encontró la
muerte, por orden de Pedro III, su hermanastro.
¡Qué triste resulta recordar la
Historia de nuestros pueblos altoaragoneses!. Nos vamos olvidando de ella, pero
yo, cuando recuerdo los años de mi niñez, vuelve la Historia a recordarme el
pasado. Iba, de niño, con mi padre al pueblo de Ola a Casa de Otal y allí me
encontraba con señores de nuestro Somontano y Tierra Baja. En aquellas Fiestas,
se asistía a Misa, se comía opíparamente y se jugaba a las cartas. Allí acudía
un caballero de gran volumen físico, pero poseedor de un gran espíritu. Este
era RUFINO de ANTILLÓN. Era el dueño de Casa Sánchez, que se encuentra detrás
de la Muralla y se pasa por el Arco de la Muralla. Estuvo casado muchos años
con mi pariente Carmen Otal Escabosa de Ola. Me escribió hace unos días, con un gran cariño, como aquel que
se despide de sus parientes, con los que pasaba
muchos ratos en las Fiestas de Ola. Era Rufino un descendiente de
aquellos Sánchez, que participaron en los hechos de aquellos siglos pasados y
él seguía viviendo en Antillón en CASA SÁNCHEZ (el viejo nombre de Sánchez, que
ya tenía en tiempos del hijastro de Jaime el Conquistador), como he dicho,
detrás de la Muralla, para lo que tenía que pasar por el Arco de la misma.
Sentado en una silla con
labradores del Somontano, como Ciria de Aguas, Ciria de Ayera y tantos otros de
la comarca, jugaban a las cartas y conversaban durante horas y horas, porque
tenían que abandonar el juego, cuando al acabar la noche, sonaban las campanas
para celebrar la misa. Yo no seguía los comentarios sobre el juego, pero me
enteraba de su vida. Su vida, que pasó por la Guerra Civil de 1936, como la
pasaron sus antecesores por aquellas Guerras criminales de Muret, en Francia y
a las orillas del río Cinca. El no era un hombre guerrero, sino hombre
pacífico, porque en la Guerra en la que yo mismo ,con mi familia estuve presente,
demostró su amor al prójimo. En Siétamo salvo de un cruel fusilamiento a
muchos, que iban a ser fusilados. Lo contrario que pasó en Francia con Simón de
Monfort, que acuchilló a multitud de aragoneses y les sacó los ojos.
Doña Blanca de Antillón, tuvo un
hijo, llamado Fernán Sanchez, que nació en 1242. Los bienes de esta Casa
Sánchez de Antillón, su padre Jaime el conquistador, se los donó muy pronto a
la Baronía de Castro, a saber los Castillos de Castro, Pomar, Borjamán y
Estadilla, que se convirtió en la capital de la BARONÍA de CASTRO. El
patrimonio del Señorío de Castro fue aumentando, pero en Antillón quedó la
CASA, que se fue trasmitiendo a través de miembros de la familia, que hoy se
denomina igual que en aquellos tiempos tan viejos, a saber Casa Sánchez, que la
heredó Rufino de Antillón, por parentesco. Ahora dicha Casa la gobiernan una
hija de Don Antonio Otal de Ola, llamada Elena Otal Otal, casada con un
labrador, llamado José, modelo de agricultor de Esquedas, que contribuyó a
convertir su monte en una Cooperativa.
Estos recuerdos de la CASA
SÁNCHEZ de Antillón, nos hacen ver como la tradición continuó en tal Casa, con
los sucesores de Doña BLANCA de ANTILLÓN, que tuvo un hijo ilegítimo con el rey
Don Jaime el Conquistador, a saber Fernán Sánchez, el año de 1242. El rey les
creó el Patrimonio de CASTRO, pues había prometido a doña Blanca, delante de su
hijo el Infante Don Pedro, que llegó a ser rey con el nombre de Pedro III, la
devolución de los castillos a su
propietaria. Esta disposición del rey no agradó al Infante Pedro, que llegó a
ser el tercer rey de Aragón. Según dice la enciclopedia libre Wikipedia “El
infante Pedro entró en Aragón y atacó el castillo de Antillón, y al que Fernán
Sánchez de Castro se dirigió rápidamente para intentar levantar el sitio, pero
fue derrotado y tuvo que huir al desaparecido castillo de Pomar, que el infante
Pedro, su hermanastro, se propuso tomar al asalto. Viéndose perdido Fernán huyó
disfrazado de pastor mientras sus hombres se enfrentaban a los de su hermanastro,
pero fué capturado cuando intentaba atravesar el río Cinca. El futuro Rey Pedro
III ordenó la muerte de su hermanastro, disponiendo que fuera ahogado. Tal
hecho sucedió en una noche de 1275”.
Pero los Barones de Castro,
siguieron en la Historia, porque aparecen en el Castillo de SIÉTAMO el año de
1348, que lo debieron heredar de Jerónimo de Sigena. Habitaron el Castillo los
Señores o Barones de Castro. Tuvo dos
hijas, una casada en Sesa y otra llamada Jerónima de Castro y Pinós, que se
casó con el Marqués de Torres de Montes, que años después heredaron el título
de Condes de Aranda. Yo, conservo los papeles, en los que el Señor de Castro,
poseedor del Castillo de Siétamo, vende a su hija Jerónima de Castro y Pinós,
todos los bienes que poseía. ¿Por qué le vendía el Barón a su hija, todas sus
propiedades?. Sencillamente para verse bien dotada, y casarse con el marqués de
Torres, del cual vendría en años posteriores el Conde de Aranda. No fueron los
Aranda los primeros habitantes del Palacio, que se elevó durante siglos al lado
de la Vía-Romana, por la que iba desde Huesca hasta Alquézar. Doña Jerónima de
Castro y Pinós, con todos los bienes que poseía, se casó con Bernardo Abarca de
Bolea y Portugal, hijo de Iñigo Abarca de Bolea y Portugal , casado el año de
1502.
Yo conservo los papeles,que
rescató a mi padre,el señor TRISÁN de Fañanás, en la Guerra Civil. En este
papel pone lo siguiente:”In Dei nomine amen. Sea a todos manifiesto que el
noble Don Pedro de Castro y Pinós, Señor de los Castillos y lugares de Siétamo,
Olivito, Loscertales, Clamosa, Puy de Cinca y Torres de Montes, con otros
lugares infrascritos de grado y muy cierta ciencia, certificado bien y
plenariamente de mi derecho en todo y por todo….cedo, transporto y desamparo a
vos la noble señora doña Isabel (Jerónima) de Castro y
Pinós.”fiya suya”, los castillos y lugares y sus términos en el Reyno de
Aragón”.
En este Castillo de Siétamo, vivieron
los descendientes de los Abarca de Bolea y de los Castro y Pinós, descendientes
de Doña Blanca de Antillón hasta que murieron los dos hijos del Conde de
Aranda.
“Un dieciocho de Noviembre me
encontré en Huesca con la sietamense doña Josefa Lasierra Jabierre, prima del
Cardenal del mismo apellido y nacido en Siétamo y acordándome de que ella vivía
en el Castillo, antes de la Guerra Civil, le pregunté qué cuantas familias
residían en el mismo. Me contestó que a última hora, sólo residía la suya, pero
que habían llegado a vivir catorce”.
Yo tengo recuerdos del Castillo, pues
subíamos a la terraza más elevada y veíamos por arriba la Sierra de Guara, por
abajo la Huerta con su balsa. Al llegar el invierno mi tío José María, hacía
desaparecer los nidos de las palomas, para evitar necesidades a los pichones,
que no podrían alimentar las palomas, durante la escasez de alimentos invernal.
Ramón J. Sender, ha dejado
escritas las siguientes líneas:”Realmente es un enorme caserón con más de
Palacio Señorial que de Castillo Guerrero, desde donde fue el Conde, fundador
de la fábrica de porcelana y cerámica de Alcora, que convirtió en casa de
labor”. Juan Ramón Sender, en la página 64 de su libro “Monte Odina”,
escribe:”Me habría gustado a mí, ser un infanzón de solar conocido…” y en la
página 66, dice:”Incluso en sitios tan
tardíamente recuperados, como
Siétamo, cerca de Huesca, con los Bolea,
Aranda, Abarca…y últimamente de amigos míos. Digo últimamente pensando en
tiempos anteriores a la Guerra Civil”, cuando su padre dirigía el periódico “La
Tierra”, de los agricultores y Ramón J. Sender escribía en dicho periódico.
Hace pensar a uno, cuando mira Antillón,
Sigena y recuerda el Castillo de Siétamo en tiempos de Paz, pero no puede uno
evitar el pesimismo que acarrean a tu
cerebro las guerras del Languedoc, las de los hermanastros Pedro III contra
Fernán Sanchez de Castro, hijo de Jaime El Conquistador y de doña Blanca de
Antillón, la Guerra Civil, las tumbas de Antillón y la de Pedro II, y cada día, las ruinas del Castillo.
Sender reflexiona sobre las causas de las
guerras, pero no encuentra soluciones para que nos gobierne la Paz. Parece ser
que encuentra causas de guerra, cuando dice, que hay algo de locura en aquel
comportamiento (guerrero), con estas palabras: “El ego de los españoles es de
veras satánico y para estudiarlo no valen los textos de psiquiatría, esquizofrenia
y la paranoia españolas, que no son sólo la locura, sino que tratan de
imponerse, y a veces lo consiguen, como una especie de razón superior, de
consagración del super-ego”. ¿Tiene razón Sender cuando dice:”el ego de los
españoles es de veras satánico”?.
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