martes, 26 de enero de 2010

La música del Fisioterapeuta

La terapéutica es una parte de la Medicina, que estudia los medios y remedios que se han de utilizar para curar las enfermedades. Antes, cuando uno se quedaba malparado después de una rotura o de un golpe, no tenía mas solución que aguantarse los dolores, molestias e incapacidad para trabajar o entregarse en manos de algún brujo, hechicero o curandero. Hoy la Medicina ha avanzado de una forma extraordinaria y se ha creado la carrera de Fisioterapia Fisiológica, para hacer tratamientos prácticos del mal funcionamiento de los huesos, cartílagos, tendones y de todos los órganos que intervienen en los movimientos fisiológicos del hombre y de la mujer.
Yo, como muchos otros ciudadanos, me caí en la calle y me rompí un hueso. En la Seguridad Social me inmovilizaron mi brazo derecho, pero después escasamente podía ejercer los movimientos ordinarios. M encomendaron al Terapeuta, que me hizo tender sobre una camilla y empezó a manipular mi brazo, como si fuese un juguete al que había que crearle movimientos. Me llamó la atención la entrega a su labor del Terapeuta Javier, que de vez en cuando acompañaba sus movimientos con sonidos, unas veces silbidos, otras gritos suaves como si tratara de lamentarse, aunque yo creo que no se lamentaba del mal que él mismo podía producir, sino del mal que me había causado la caída y él tenía que curar. Yo extrañado por la frecuencia de los sonidos y al mismo tiempo complacido por su musicalidad, le pregunté: ¿es que en su carrera les enseñan música terapéutica para que colabore su sonido con sus movimientos?. Porque esos movimientos unas veces eran giratorios, otras de alzar el brazo y de rebajarlo y algunos de abrir y de cerrar el ángulo que tiene de vértice el codo y como lados angulares tiene el brazo y el antebrazo. Al abrir el ángulo, parecía que Javier cantaba un sonido que no sé como representarlo, algo así como pssii y al cerrarlo, se contestaba a sí mismo psaa. Cuando rectificaba el brazo y el antebrazo, me cogía de la mano y los levantaba hacia arriba, acompañando este movimiento con un silbido, que en ocasiones era lento por la torpeza de mi brazo y antebrazo, pero en otras ocasiones, en que ya había ganado movilidad, se hacía más ligero, como si se tratara del canto de un pájaro, que saltara volando hacia las alturas. En el alto techo de la enorme sala, donde las camillas esperaban a las personas aquejadas de dolores, unos altavoces soltaban al aire una suave música, que parecía apoderarse de la sensibilidad de Javier, que hacía que consonaran sus tonos con los que salían de su corazón. Yo, como veterinario, me acuerdo de aquella granja de vacas lecheras, en la que sonaba música tranquilizante y las vacas estaban más tranquilas, rumiando y segregando leche. Allí se apreciaba la música como elemento terapéutico y como persona enferma la he gozado en la sala del Hospital Provincial, emitida por los altavoces y por la voz sensible de Javier.
En cierta ocasión unos gitanos, que trabajaban en la construcción de unas casa en Siétamo, al parar en su trabajo, cogieron en sus manos instrumentos metálicos, propios del oficio de albañil y sentados en una acera se pusieron a tocar música, igual que la que hacían sonar en las herrerías de Córdoba otros gitanos, que trabajaban el hierro forjado. Tienen también sus estilos los marineros, los pastores, los agricultores, etc.,etc.
En la SEAT trabajaban dos muchachos fabricando zapatas y frenos, les gustaron los sonidos que producían y han vendido, dicen, que miles de discos, con semejantes sonidos. No me resulta extraño que Javier haya descubierto una música psicoterapéutica. Le dije que escribiera en algún libro o en algún folleto sus églogas musicales, en las que será, tal vez difícil encontrar la representación de sus sonidos, pero yo creo que sería interesante para rehabilitar a muchos seres humanos. Me contestó que tendría yo que colaborar con él y al decirle que no podría, una vez rehabilitado, porque me tendría que marchar, con el humor que le acompaña siempre, me dijo: ¡Oye! y ¿por qué no te rompes el otro brazo?.

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