viernes, 20 de septiembre de 2013

Colonos españoles en Senegal

Bafaluy

Exterior Iglesia Bafaluy

Interior Iglesia Bafaluy



Senegal, antigua colonia francesa, tiene como capital la ya famosa ciudad de Dakar. El idioma oficial es el francés, pero todos los nativos hablan el goló. El noventa por ciento de la población es musulmana y el diez por ciento cristiana. En materia religiosa no son violentos, pues sus dos anteriores presidentes, siendo musulmanes, estaban casados con cristianas.

El señor que me está comentando estas circunstancias senegalesas, se llama Paco Bafaluy y coincide su apellido con el nombre de un pueblo situado en la Ribagorza, pero ya muerto, desde hace unos cuarenta o cincuenta años. ¡Cómo se acuerdan los hombres de su pasado, en que vivían, en una tierra de unos setecientos metros de altura, y sí que la recuerdan, pero con tristeza, porque no se atreven a ir a contemplar las ruinas de unos pueblos, que estaban situados entre Graus y Benasque, a la altura aproximada de Campo.

Paco ya no nació en Bafalluy, sino en Sagarra Baja, cerca de Benabarre y de Tolva. En su cerebro recordaba el pasado de sus montañas, en las que ya no quedaron ovejas ni cabras y ahora ni las hay ni las habrá. En Sagarra  tampoco podrán soñar con un futuro económico y de alegría humana, y por tanto sus pensamientos, que eran bellos como el nombre de su Bafaluy original, ya no  son  dueños de un porvenir humano, y tuvieron que dedicarse a buscarlo, donde se encontrara. A los quince años ya se hizo albañil en Benabarre y a los dieciséis años trabajó en dicho lugar en el oficio que había aprendido. A los dieciocho años se hizo empresario, pues a pesar de proceder de un pueblo desaparecido en los Pirineos, su cerebro pensaba en el desarrollo de los hombres, porque no sólo tenía ambición de ganar dinero, sino ilusión de ser un ser humano progresivo, y para alcanzar ese progreso es necesario el dinero. En su lucha por el progreso, desarrolló su afición por la maquinaria, pues le ofrecieron  un bull-dozer y además él ya gozaba con las motos que usaba cada día, en el progreso solidario de ser un empresario de obras, en las que a sus veinte años de edad,  ya daba trabajo a unos doce obreros.

¡Cómo tenía que usar las motos para trasladarse de Sagarra a Benabarre e incluso al Valle de Arán, en Viella!. Salía con sus obreros por la mañana a las seis, trabajaban todo el día y volvían a las nueve de la noche. Esa inquietud por el porvenir, que le venía de un pueblo desaparecido, se le aumentaba,  al contemplar en Viella, un hermoso Chalet, levantado para el Rey de España. Tanto es así, que Paco construyó otros dos chalets a su lado. ¡Cómo se aproximaba la ilusión de su trabajo a conseguir el bienestar desde el Rey a los ciudadanos!.

A los veinte años tuvo que interrumpir su labor, porque el Ejército lo llamó a filas, destinándolo a Melilla. Con este motivo vio su empresa destrozada y marchó a esa ciudad del Norte de Africa. Este destino para muchos era causa de tristeza, pero a Paco le iluminó por haberlo hecho salir no sólo de los Pirineos, sino de la península. En Melilla conoció el mundo árabe y su comportamiento fue tal,  que le dieron el título de “Conducta ejemplar”. ¿Cómo hizo para alcanzar tal conducta?; muy sencillo porque ¿qué había hecho durante varios años en Segarra Baja?. Simplemente organizar disciplina entre los distintos caracteres humanos, a los que les había dado trabajo. No me extraña que le concedieran el título de “Conducta ejemplar”, cuando él mismo la había organizado, desde su recuerdo del desaparecido Bafarull hasta la edificación de otros chalets, al lado del  que en Viella habían levantado para el Rey de España.

Al acabar a los veintidós años su Servicio Militar, fue llamado por una Sociedad de Seguros en Huesca, para edificar un bloque de veintiocho  viviendas. ¿Cómo pudo ser eso?. Se explica sólo porque desde los quince años, había trabajado de albañil, en el Servicio Militar había sido declarado de conducta ejemplar y el Agente de Seguros  oscense, se había enterado de todas estas circunstancias. Se puso a trabajar en una segunda ronda desde los veintidós años  hasta los cuarenta y nueve, construyendo y comerciando con Maquinaria de Construcción. Durante esta época de trabajo en Huesca,  Logroño y Aragón, extendió su labor por la Provincia de Huesca, desde Canfranc, el Valle de Hecho, el puente de Puente la Reina, el del Ruso,  en Formigal y el más importante, fue el puente levantado sobre el río Alcanadre,  cerca de Angüés. Acabó de levantar puentes, desde luego sin llegar a ser pontífice eclesiástico pero sí de puentes sobre los ríos, y a sus aproximadamente treinta y dos años,  constituyó una Compañía de Alquiler y Venta de Maquinaria de Construcción. Tuvo en esta compañía ciento veinte empleados, entre Zaragoza, Logroño, Sabiñánigo y Huesca.

Pero en el año dos mil ocho llegó a España la Crisis Económica y tuvo que buscar otras actividades. Pero Paco, aunque había recorrido y trabajado en la Cuenca del Ebro, se acordaba de Melilla y se lanzó a Marruecos, a Argelia, a Rumanía y por fin a Senegal.  

¿Cómo decidió ir al Senegal?, sencillamente porque conocía a un senegalés, llamado Meissa, con el que había creado en Huesca un bar. Este amigo llamado Meissa le dijo que fuera a darse una vuelta por el Senegal y así lo hizo. Se encontró con un País del occidente africano, pequeño de extensión ya que tiene un tamaño parecido al de Aragón, pero cruzado por un caudaloso río, en el que pescan sus habitantes, que gracias a su abundancia de pescados,  no han llegado a pasar hambre.

Allí en aquel panorama bello y atractivo se encontró que estaba todo por hacer y se podría crear mucho trabajo. El noventa y cinco de su población era pobre, pero un cinco por ciento, estaba muy bien dotada de dinero. Allí con esa población tan diferente se encontraban unas casas de superlujo, en cambio otras eran simples chabolas. Los dueños de aquellos chalets aparcaban unos automóviles hermosos al lado de ellos y las barracas estaban desamparadas de vehículos de motor.

En Senegal se hubiera visto abandonado, por no comprender sus lenguas, pero como era un hombre muy relacionado con otros miembros de la humanidad, utilizó a su antiguo amigo Meissa. Como él ya se dio cuenta de que en el País se presentaba un gran porvenir dotándolo de baños públicos, centros médicos, infraestructuras,  por ejemplo de servicios de agua y alcantarillados. Habría que dotar a la población de viviendas nuevas. En algunas de estas obras se dio cuenta Paco de la ayuda de las Naciones Unidas, que querían establecer la sanidad en el suministro de aguas y en sus residuos. Se vio en la necesidad de visitar al Ministro de Sanidad, que había estudiado con una prima de Meissa. Aquel contacto fue muy útil  para entrar en actividad y comenzó a trabajar en los Centros Médicos, que hace unos dos años se acabaron de construir, en la fecha de 2011. Los Centros no resultaron demasiado costosos, pues son sencillos, pero que han conseguido mejorar la salud de los senegaleses. En aquellos países no hacen falta en esos Centros, ni calefacción ni agua caliente, lo que fue causa de que se adelantara en la construcción de los mismos.

Aquella reunión con el Ministro de Sanidad fue el comienzo de su labor, con el Gobierno Local  de This, donde colocó diez rótulos luminosos en el Ayuntamiento, en las bibliotecas y en el Palacio Municipal. Fundó una compañía en la que trabajaban unas doscientas cuarenta personas.

Paco es un hombre todavía joven, y como ha trabajado tanto, siente necesidad de descansar y tiene con él a su madre, la señora María Falga, nacida en el pueblo de Juseu y a la que no quiera abandonar, pues  la  quiere con todo su corazón. Vive con Patricia Marín de Huesca, que además de su belleza, posee una gran inteligencia que le lleva a su buen Paco, los detalles de su contabilidad. Está pendiente de un hijo suyo, que ahora vive en Balaguer. Su hijo no trabaja porque,  a pesar del paro en que se encuentra, podría trabajar con su padre, pero él no quiere trabajar sino es en su carrera de nueva creación. Está esperando que se arregle la situación.

Esta circunstancia hace ver la diferencia entre los tiempos de Paco, que tanto ama a su madre, que no ha podido estar parado ni un minuto en toda su vida y la de su hijo Borja, sobre el que ha  estado pendiente ese impulso humano  de su padre, que fue uno más en la creación de riqueza  en España, cuando llegaron otros hombres que la arruinaron.

Hay una diferencia entre aquellos hombres del temperamento de Paco y los jóvenes como su hijo, que son buenos e inteligentes, pero que no se adaptan a estas circunstancias de crisis económica y de paro, que aparecen en nuestras vidas. Me dice Paco que los jóvenes de ahora, que han nacido sin faltarles nada, se encuentran pobres, no se encuentran bien, porque de ricos pasan a pobres, no como él, que de pobre pasó a rico.

No hay que desanimarse por qué se ven multitud de jóvenes,  que como Paco, emigran al extranjero a buscar trabajo y a Borja le deseamos que encuentre trabajo en esa carrera nueva,  que ha estudiado.

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