martes, 19 de mayo de 2015

José Otín Nasarre, el Forestal jubilado

Ermita de San Fructuoso , Bierge (Huesca)


José Otín Nasarre, tiene dos apellidos  derivados de los pueblos de Otín y de Nasarre, que  están deshabitados. Tiene sus dos apellidos, iguales a los nombres de los dos pueblos, que están en la cuenca  del Barranco de Mascún,  en Pleno Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. Están separados  pero  no muy distantes,  Otín  y Nasarre,   por un  Barranco donde había un puente,   que permitía a los niños de Nasarre, asistir a la escuela de Otín.  Desde Rodellar  se accede directamente por dos senderos diferentes,  actualmente  bien señalizados o también con vehículos todo-terreno por Las Bellostas, pasando por la Pardina de Ballabriga, San Hipólito (San Poliz) y Letosa.  La iglesia de Nasarre es románica de finales del   siglo XI, y su  templo es de nave única, con ábside de tambor, de estilo serrablés.  Se restauró en 1999. 
El bisabuelo de José, Ramón Otín, era  del pueblo del que había heredado su nombre, a saber  Otín y como no podía José olvidar ese pueblo, donde éste había nacido ni a sus  ancestros, acompañado por su abuelo,  desde Alberuela  de Laliena (Albargüela), donde vivía, se montaron en un asno ; y se subieron a  Otín, a vivir unos días en el pueblo, en compañía de la familia que allí, aún les quedaba.  Su familia consistía en la señora María, prima  hermana de su abuelo y su hijo soltero Tomás, que más tarde murió en la Residencia de Ancianos, que se encuentra en la carretera de Sangarrén.  ¡Qué vida tan montañera llevaban sus parientes, acompañados por todos los habitantes del pueblo, que todavía no habían emigrado!.  La luz de sus casas no era eléctrica, sino que en el hogar, llegada la noche,  encendían una “tieda”, es decir una tea y en sus habitaciones se alumbraban con un candil. José y su abuelo, cuando se iban a acostar,  soplaban sobre la llama del candil y la apagaban. Ya he dicho que este pueblo, no hace tantos años, allá por los cincuenta, estaba habitado, porque aún estaba abierta la Escuela Nacional Mixta, llegando a sus pupitres a aprender, los niños del pueblo de Nasarre. Además de éstos, acudían también los niños de Letosa y de Bagüeste. Yo conocí a Leandro Campo de Nasarre, que estuvo como su paisano San Urbez, en la Sierra cuidando su ganado lanar, bajando como su Patrono  al pueblo de Ola. Si se va a Otín por la carretera que sube a Monrepós, una vez alcanzado el pueblo de Bara, para pasar desde él a los pueblos de Otín y de Nasarre, había  que cruzar el cauce del río Alcanadre, por puentes de  madera. Pero no sólo tenían que pasar por el Alcanadre,  sino que en casos de entierros en alguno de aquellos pueblos, había que cruzar por el río Mascún. Ahora ya no quedan habitantes en aquel pueblo de Nasarre, pero este año de 2014, han descansado mi hijo Ignacio,  con un compañero, devotos ambos de San Urbez, en la iglesia de Nasarre. Estuvieron con gran respeto y le rezaron al Señor, por medio de San Urbez. Por aquellos puentes no podían pasar los coches, porque en los años cincuenta, no podían ni llegar a ellos. Nasarre y Otín eran dos pueblos hermanos y cercanos y en el primero se levanta una iglesia románica del siglo XI. En la casa en la que nació Leandro, sobre la dovela de la puerta, está,  ahora ya no lo sé si está o estaba, una hermosa flor, al lado de la fecha de construcción. Además rezaban en dicha iglesia los vecinos de casa Laliena y de casa Español.
Entre aquellos pueblos se comunicaban,  unas veces para comprar y vender y otras para asistir a algún entierro o a algún bautizo. En Nocito estaba el tendero Mariano Ortas, que con una caballería iba de visita por los distintos pueblos, para venderles ropa o comprarles pieles de reses o de conejo y llevarles encargos, que le habían hecho. El pan lo traían de Bierge y lo compraban más cerca, es decir en Rodellar.  José ,en cierta ocasión, que bajó a dicho pueblo, desde Otín, se encontró con numerosas personas que montadas en mulas, en burros o asnos, que iban, unos a Rodellar y otros que venían, para comprar el pan nuestro de cada día. Eran unos panes de unos dos kilos y de dos moños, que sin secarse, se conservaban una semana.
Estuvo José de Guarda Forestal en la Solana de Burgasé,  que es una bella comarca, que ahora pertenece al Municipio de Fiscal y que estos años del dos mil y pico, ha visto mejorada su comunicación con Sabiñánigo.  En la Solana de Burgasé había varios pueblos,  como Campol, San Felices y otros. En sus faenas, José Otín, fue un día a San Felices y durante la  comida, que consumía en cierta casa, la abuela de la misma, lo saludó. Se acordó José de que había conocido en el pueblo en que se encontraban,  es decir en San Felices, una Maestra,  que era de Alberuela de Laliena y su marido era de casa Aguilar de Alberuela, llamado Clemente, al que todavía visitó José muchas veces en Huesca, cuando lo llevaron a las Hermanitas de los Pobres. Este Clemente, marido de la Maestra,  hacía con frecuencia como los mozos de los recados, pues vendía y compraba mercancías a la gente  de aquellas latitudes. Se parecía a José, que quería tanto a sus paisanos, que cuando ya estaban en las Residencias de Ancianos, los iba a ver. Luego, tal vez,  no se acordará nadie de aquellos vecinos, que entonces vivían, pero mientras viva José,  se acordará de todos los montañeses con los que ha vivido.   Clemente, el esposo de la Maestra de Alberuela,  proporcionaba ropa interior, ovillos de lana, agujas de coser y de hacer calcetines, les compraba pieles de conejo, de cordero,  de cabrito  y de reses mayores.
Cuando José tenía veinticuatro años, fue destinado de Guarda Forestal, a la Comarca de la Ribera del río Ara, con residencia en Sarvisé. Tenía, entre otros compañeros, a uno que residía en Fiscal, llamado Antonio Lacasta  y se arreglaban mutuamente, para hacer trabajos en conjunto en los Montes del Valle de Broto, Ribera del Fiscal, La Solana de Burgasé, Fanlo y parte del Sobrepuerto. Me estaba contando José Otín, diversos hechos de su historia,  pero de repente  exclamó: “En Fiscal, me acuerdo de que en una ocasión festiva, llegaron los “músicos” con aparatos eléctricos muy modernos, que iban a estrenar en esa fiesta, que se celebraba el  día de la Virgen de Agosto. En Fiscal se producían ellos mismo la electricidad con un aparato, que al mismo tiempo, que suministraba luz al pueblo, hacía moler piensos para dar de comer a los animales. Al enchufar los músicos sus aparatos,  se les estropeó todo el material eléctrico”. En los pueblos de al lado de Fiscal, hemos visto como usaban la “tieda” y los candiles para iluminarse, pero en Fiscal, por su técnica eléctrica no muy desarrollada, sufrieron una derrota técnica, que al año siguiente ya habían arreglado.
Me dice José Otín que en el pueblo de Laguarta, hace unos ocho años que se iluminan con energía eléctrica y al recordar esto, se preguntó: ¿cómo puede ser que una Provincia como la de Huesca, exportadora de energía eléctrica, padezca estas carencias?. Parece ser que gran parte de la energía producida, se lleva al País Vasco y a Cataluña. Esto explica que estos países, donde se da con tanta ilusión,  el Nacionalismo, conviertan a Aragón en un País sin tren,  que lo comunique con Francia. Parece mentira cómo se llevan las obras de arte, por ejemplo las de Villanueva de Sigena y la luz y ya no sería extraño que  se  llevaran  la iglesia de Nasarre, como se llevaron las piedras de Casa Carderera de la capital oscense.

Me dice José Grasa, que cuando va por la Montaña,  le acuden lágrimas a sus ojos al ver los portales de muchas casas, sin piedras armeras, porque se da cuenta de cómo de dichos pueblos, han volado muchos escudos, así como los crismones y piletas de agua bendita de las iglesias.

3 comentarios:

  1. Buenas tardes, estaría interesada en contactar con el señor sobre el cual habla en esta publicación que fue compañero de mi padre en la juventud.
    Si no tiene inconveniente me puede enviar un correo para hablar con usted? Muchas gracias

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    1. Me da tristeza el ver la despoblación que tienen esas tierras tan poeticas y que han vivido tan felices acompañadas muchas veces de la libertad. Pero hoy tengo 90 años y no puedo recordar con facilidad aquellos tiempos y aquellas tierras en que los hombres vivian en contacto con la naturaleza. Pero ya hace años que no veo a Jose Grasa que cuando va por la Montaña, le acuden lágrimas a sus ojos al ver los portales de muchas casas, sin piedras armeras, porque se da cuenta de cómo de dichos pueblos, han volado muchos escudos, así como los crismones y piletas de agua bendita de las iglesias.

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  2. Mi interés es hacia José Otin Nasarre, guarda forestal que trabajó hace muchos años con mi padre. Vamos a subir al norte a celebrar el 76 cumpleaños de mi padre y ahora vienen a su mente antiguos compañeros y descubrí su nombre en este artículo suyo. Estaría muy interesada en contactar con él.

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