En el Retablo que yo he escrito, figuran hijos de Siétamo
,desde caballeros como el Conde de Aranda y otros miembros de su familia ,que
fueron Barones de Siétamo,Marqueses de Torres y por fin Condes de Aranda,
pasando por hombres como Antonier de Rafaeler
y mujeres como la señora Juana,madre de “siña” Concha,hasta el río
Guatizalema ,que tanto atractivo ha ejercido a lo largo de los años,unas veces
en la paz y otras en la guerra,como por ejemplo el año 1936, el ejército
nacional y los voluntarios de catorce organizaciones ,se detuvieron a sus
orillas, gozando del fresco de sus aguas y sin querer oponerse a los rivales
que estaban en el pueblo .Allí murió el “Padre Jesús”, al que así llamo porque
no sabe nadie su nombre ,a pesar de hacerlo aparecer fotografías suyas en
revistas y periódicos
Pero de todos los que aparecen en este retablo, quiero
destacar la figura ilustre ,conocedora del teatro , de la religión, del latín
,del canto gregoriano y de los cantos populares de aquellos tiempos. Pero sobre
todo, se destacó en sus cualidades de escritora , dándose la en ella una virtud
que casi nadie pasó a cultivar ,ya que se trata de sus escritos en lengua
aragonesa ,es decir en nuestra Fabla. Esta mujer que apenas era conocida en los
tiempos actuales era la hija de don Martín Abarca de Bolea y de Doña Mur, hija de los condes de Pallaruelo.Se creía
que había nacido en Siétamo ,pero la Catedrática Angelines Campo encontró su
partida de bautismo en Zaragoza. Es que su familia ,aunque vivía de un modo
ordinario en Siétamo ,su nobleza la hacía recorrer desde la capital aragonesa
,donde tenían casas hasta numerosos pueblos de Aragón. En uno de esos viajes
,su madre dio a luz a Ana Francisca Abarca de Bolea.Ella amaba a su pueblo y
recordaba el Castillo de Siétamo ,donde vivió unos pocos años en su niñez y
cuando firmaba añadía entre sus apellidos el de Castro, que fue el poseedor
antiguo del castillo-palacio.
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