Samblancat es un apellido extendido por casi toda España, no sólo en Cataluña sino también, por ejemplo, en Murcia. Pero fue en Graus donde nació Angel Samblancat, Villa ésta, donde a sus ocho años de edad fue a vivir “El León de Graus”, Joaquín Costa y donde vivió cierto tiempo el gran escritor y jesuita aragonés, autor del Criticón, Baltasar Gracián. Escribió la tercera parte del Criticón, con su nombre cambiado, lo que le causó que fuera desterrado a Graus, “sin libros, pluma ni papel”. Costa fue un gran político, jurista, historiador y regeneracionista. Fue más regeneracionista con el agua, que afirmó que tenía que llegar a todas las zonas aragonesas. Tanto es así que la familia del también regeneracionista Labordeta, ha enviado las flores que recibió por su muerte, a la tumba de Costa en Zaragoza. Baltasar Gracián, nacido en Belmonte en 1601, y en 1631 fue destinado al Colegio de Huesca. En su obra “El Criticón” relata los pensamientos de dos hombres que se encuentran en una isla: “Critilo es el héroe, el discreto y el político, el hombre que nunca combate, sino que gana las batallas con la prudencia” y Andrenio es un estúpido y gobierna todo lo que hay bajo el instinto del hombre. Estuvo en Graus, desterrado por la Orden Jesuítica y Samblancat lo cita en su obra. Pero es notable su conversión en un “criticón” de la política en España, porque trata a todos los políticos que lucharon en la Guerra Civil española, como Gracián trata a Andremio el estúpido. Samblancat no se debió dar cuenta del talento práctico del pueblo de Graus, que cada año celebra una fiesta en la que crean con tesón y con ganas de progreso, metros y metros de longaniza. Los de Graus amaban a las longanizas de la paz y el grausino Samblancat, escribe sobre la Guerra Civil con “la deformación esperpéntica de la realidad”. El comportamiento de los políticos en aquellos años de la República y de la Guerra Civil, lo define Samblancat con su “Yo acuso a las víctimas”, en su obra “Caravana nazarena” en que relata el “éxodo y odisea de España, desde 1936 a 1940”. Al ver en su libro aquello de éxodo y odisea de España, me acuerdo de mi gran amigo Antonio Bescós, al que en mi pueblo trataban como “Trabuco”, que huyó en masa con sus compañeros durante la Guerra, a Francia, donde pasó frío y hambre. Un pariente suyo, General del Ejército Nacional, le evitó la cárcel al volver a Siétamo, su pueblo natal. Yo tenía cinco años cuando empezó la Guerra y con mi abuela materna, mis padres y mis cinco hermanos, tuvimos que sufrir la odisea hacia Francia por Jaca y Ansó, pero no hizo falta pasar a Francia. ¿Quien tuvo la culpa de tales sufrimientos?; y contesta Samblancat diciendo “Yo acuso “, como víctima de aquel éxodo y odisea, en la que tomó parte, igual que sus enemigos políticos”. Y acusó obligado por el “temor creciente ante el horror de ser retornados a España, o ante el avance del Führer tudesco”.
A Franco lo llama “buitre de collar desde que nació” y a Azaña, Presidente del Gobierno en Mayo del 36, lo llama “Cucaña” y lo define como “Buda abúlico y panzón, con verrugas en la cara y en el alma”. Según Samblancat: “El cambio de régimen no fue más que una especie de pasarse el cubierto y la servilleta un equipo de juerguistas a otro”.
¡Cómo se olvidaron del progresismo de Costa!, pero Samblancat se acuerda de Gracián citando en su obra, la “Crítica moderna”. Samblancat escribe :”la guerra es el principio de todo el mal” y atribuye “al mal gobierno de la República el Alzamiento del 18 de Julio”. Si se hubieran seguido los consejos de los residentes en Graus: Costa, y Baltasar Gracián, se hubiera cambiado la Historia de la Guerra, en una Fábula. Pone en la obra que Ortega y Gasset “había publicado el año 1925, la Deshumanización del Arte, igual que ahora que ya no se escriben casi en los periódicos, artículos filosóficos, científicos y de Arte.
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