martes, 23 de noviembre de 2010

Falta de autoridad moral y grandes desiertos morales


Tengo ochenta años y a lo largo de mi vida he contemplado como en el mundo en el que he vivido, no han pensado muchos hombres y mujeres, porque sus cerebros han estado desprovistos de ideas y de valores solidarios. Tal vez fuera causada esa falta de valores por la miseria en que vivían tantos y tantos europeos, a los que no les quedaban ideas para pensar ni bienes para repartir. La sociedad estaba dividida en dos clases, la de los ricos y la de los pobres. Entre los ricos, las mujeres con las que se casaban servían a sus maridos como esclavas. Bastaba ver a la pareja cuando el marido comía sentado en la mesa al lado del hogar y ella le servía y tenía que atender no sólo a su esposo , sino también dar de comer y limpiar a los cerdos, gallinas y animales, con los que vivían . En otro caso la dueña era la mujer rica, que tenía su casa y su patrimonio y dormía en una habitación sola o acompañada, mientras su marido, que era pobre, dormía en la pajera de la cuadra. Estos matrimonios vivían en mi tierra durante los años de 1930 y a León Tolstoi le conmovían esos casos en su pueblo, llegando a abandonar sus actividades en Rusia, para educar socialmente a sus paisanos. Casos como José María Llanas Aguilaniedo, escritor oscense, casi no leído, pero que es una autoridad moral, veía en los obreros seres amantes del arte, pues observaba cómo de una gran piedra, sacaban aquellos piqueros un rollo bello, para darle vueltas sobre la era o creaban un disco, también de piedra, para moler trigo u olivas. Pero la mayoría de aquellos hombres amantes del arte y del trabajo, no sabían leer, excepto aquello que ganaban dinero poco más o menos como obreros, y que eran los maestros y los barberos, más tarde practicantes. Por el año 1897 publicó su obra “Almas contemporáneas”, que no leyeron los obreros; en cambio estaban por allí los burgueses, tratando de vivir como grandes señores en sus comidas, viajes e indumentarias de sí mismos, de sus esposas y de sus queridas. Así mismo escribe sobre los capitalistas, que ponían el dinero para que el trabajo no faltase a los obreros y decía que muchos de ellos habían trabajado toda su vida, creando trabajo para los demás y ahora, en este periodo de crisis ¿dónde está el dinero?, porque en Rusia después del comunismo hay un enorme paro y en España, ocurre lo mismo. Por aquellos años vivía León Tolstoi, que murió en 1910, que también escribía, como lo hacía Llanas Aguilaniedo, con autoridad moral y que en Rusia y en Europa no leía casi nadie. Yo tengo un viejo libro, que me hace recordar a Llanas como si fuera un resto arqueológico y que no pudo influir con su autoridad moral, para que no se iniciara la Guerra Civil en España. Yo veo en la pérdida de las palabras de Llanas Aguilaniedo, la causa de del inicio de la guerra Civil, en tanto el grausino y republicano Samblancat, escribe en su obra “Carabana Nazarena”: “La guerra es el principio de todo mal” y atribuye “al mal gobierno de la República se debe el Alzamiento del 18 de Julio”. Lo mismo ocurrió con León Tolstoi, al que el mundo moderno quería darle la imagen de un oscurantista, en lugar de tratar de iluminar a la sociedad con su vida y su ejemplo. Tolstoi en la lectura del Evangelio de San Mateo, basó una teoría de la no violencia, pero no le hicieron caso ni los comunistas ni los capitalistas, ni creyentes ni gente religiosa, pues fue excomulgado por la Iglesia rusa, ni los ateos lo tuvieron en cuenta. A José María Llanas Aguilaniedo tampoco lo defendieron mis tías, pues dicen que algunos de sus libros los hicieron desaparecer. Los dos escritores fueron autoridades morales y sociales.

Durante el siglo XX el materialismo ha intentado desplazar el espiritualismo de Europa. En América en los países hispanos, hay costumbres religiosas, que ahora algunos inmigrantes devuelven a España. Tras el Telón de Acero, la propaganda materialista quizá ha caído un tanto, al desaparecer el Gobierno Comunista en Moscú. “Guerra y paz” se dio en el planteamiento de la lucha pacífica de Ghandi contra el dominio Inglés, que fue iluminada por León Tolstoi. Ghandi luchó pacíficamente por la independencia de la India y Europa lucha por el materialismo contra el espíritu y nos vamos dando cuenta como los musulmanes van ocupando Alemania, Inglaterra, Francia e incluso España. Tolstoi luchaba contra la caída de los valores y parece un profeta, porque su autoridad moral, es el fundamento de la política, pero también de la estética y ética de la Literatura. Y son necesarias las “autoridades morales” con las que podemos reconquistar la cultura. Hay, en cambio, quien piensa que la política no es necesaria, porque es incapaz de reencontrarse con la cultura. Yo creo que sí que es necesaria, pero teniendo en cuenta la “autoridad moral” que respetan gran parte de los ciudadanos, que votan en las elecciones democráticas. En la prensa cada vez son menos los artículos que se editan, tratando de temas filosóficos, éticos y estéticos. Cada vez que se apodera del ambiente europeo el materialismo, van aumentando los musulmanes que viven en Europa y en la India liberada por la Paz de Ghandi, se va industializando, mientras Europa va perdiendo peso económico. Pudieron ser profetas Tolstoi y José María Llanas Aguilaniedo, porque si se hubiera hecho caso de su autoridad moral, no se hubiera producido la Segunda Guerra Mundial en Europa ni la Guerra Civil en España. Vivieron y escribieron, León Tolstoi y José María Llanas Aguilaniedo, a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX. La moral privada de León Tolstoi, siendo un ser humano, tuvo sus fallos, pues la esposa de Tolstoi escribía en 1910:”Mi vida con Lev Nikoláievich se hace cada día más insoportable, por la forma dura y cruel con que me trata”. Llanas Aguilaniedo se vio invadido por una enfermedad mental y murió soltero y acogido por su hermano el farmacéutico oscense Feliciano Llanas. Leyendo su obra Pityusa, se ven sus enormes ideas, pero acompañadas de una supersensibilidad, que le llevó a sus cuarenta años a perder el equilibrio de la razón.

Hubo “pequeños desiertos morales” en casi todos los individuos humanos, pero “el gran desierto moral” se ha dado y se sigue dando, principalmente en Europa.

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