Ya es de viejo conocido,
¡sensible Maestra!, que la luna y el sol tienen “problemitas”. Tú representas
al sol y los niños gitanos a la luna. Si esta afirmación la escucharan los incrédulos,
acompañada por rasgueos de guitarras, tañidos por esas gentes de bronce, cuyos
hijos rasgan tu sensibilidad exquisita, la comprenderían mejor. Los hijos de la
luna a los que tratas de educar, no te hacen caso y además de rebuscar en tu
bolso, han conseguido que su madre Selene, se ría de ti. ¿No la has mirado en
una de esas noches en que está llena?, ¿no ves como “te s´arrigue” o más bien
se ríe de ti?.
Ya sabes que esa cara, toda cara
redonda, influye sobre las mareas, sobre la savia de los árboles y sobre la
fermentación de los vinos y si tiene poder para agitar la mar inmensa, para
dormir las selvas y para tornar bravío al dulce mosto, ¿cómo no va a extender
su críptica influencia sobre un espíritu delicado como el tuyo?.Yo sé que si,
pues en tu carta, me declaras que hacía muchas lunas.
Mides el tiempo con la luna,que
es la reina de la noche, pero sabes que las libélulas van y
vienen,giran,tornan,vuelan y revolotean sólo con la luz del sol y cuando asoma
la luna con su sonrisa burlona, se posan en los carrizos y espadañas.
Sólo cuando sale el sol se tornan
traviesas ninfas y “tremolan”,como si fueran las hojas del tremolino que
nombras. Dos caras, una verde de esperanza y otra de plata lunera, muestran las
hojas del árbol que tú llamas Tremolino y que según los latinos se llama, con
elegancia,”populus trémulos” y en castellano lo citan como el álamo temblón.
El tremolino a cuya sombra te
acoges,se parece mucho a ti¸una suave brisa hace a sus hojas temblar,”tortular”
o “tremolar”, de igual forma que un ligero contratiempo te pasa del verde
clorofilado a la plata misteriosa y turbadora.
Busca tu sol en la “fabla”,
desmiente a sus detractores no con sabios argumentos, sino con tu propia luz,
la luz de tu poesía, abandona lunas tristes, “las largas noches del alma”.
Saca a la luz tus poemas que son
dulces como el mosto, que son como el agua fresca que besa peñas del río y no
te mires la luna, que asoma como alcahueta corriendo velos de boiras, para embrujar los poetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario