Los aragoneses al lauburu, lo
conocen algunos con el nombre de “relligada”, que quiere decir “atada”, como si
se hubieran ligado ente sí, como forzadas, las cuatro hojas circulares o
extremos, de una cruz gamada o lauburu.
Ahora se hace una enorme
propaganda de los lauburus vascos, y están casi olvidadas las “relligadas”
aragonesas, que son los mismos instrumentos antiquísimos y que casi nadie los
venera, con tal nombre de “lau”, que
significa cuatro y “buru”, que quiere decir cabeza. Hay quien conoce al lauburu
como Cruz Vasca o esvástica y hay quien les dió el nombre de “relligadas”, cuando
el idioma vasco se prohibió usarlo en Huesca, según Don Federico Balaguer, el
año de 1350. En Aragón es extraño que además
se busquen otros nombres de distinto
origen, cuando los lauburus, se han denominado como tales, durante siglos,
en Aragón. ¿Quieren los vascos y muchos aragoneses, olvidar el nombre de
lauburu, cuando en pueblos aragoneses y
vecinos de Navarra, conservan los nombres vascos de Alerre, Ayerbe y Chabierre
o Jabierre y Ligüerri?. Arbaniés está debajo de la Sierra de Guara y en esta
misma Sierra se encuentran los restos del pueblo de Isarre, así como cerca de
la navarra Sangüesa, se encuentra el aragonés pueblo de Isuerre.
El lauburu lo han convertido en un símbolo, como
el más significativo de la identidad vasca.
Este símbolo se aprecia en todo el País Vasco,
principalmente en Pamplona, con el que quieren identificar algunos la política,
y la mayoría de la identidad y de la
cultura vasca.
En tanto los aragoneses que
poseemos multitud de lauburus por todo nuestro territorio, no nos acordamos de
él y muchos aragoneses ya no saben si existe la Cruz de las cuatro cabezas,
como algunos recuerdan a aquellas cabezas moras, que había en la Plaza del
Castillo de Pamplona, enterrados bastantes moros. En el escudo de Aragón se exhiben cuatro cabezas cortadas de moros. El lauburu
es hoy uno de los símbolos, que caracterizan la identidad de Vascongadas., y
los aragoneses nos olvidamos de tal símbolo. No es raro pensar en las cabezas
de los moros, en aquellos tiempos de la Reconquista, en que algunos
identificaban cuatro cabezas moras en un lauburu y en algún escudo.
El lauburu es una cruz con brazos
curvos, que a veces se han representado cuatro (lau) con sus cabezas (burus),
que en otros tiempos algunos han identificado con los lauburus vegetales o
trébol de cuatro hojas.
Francisco San Roman en Arbanies (Huesca). |
Pero yo no me puedo olvidar de
tales signos, porque en el pueblo de Arbaniés, de nombre casi exactamente igual
al de Arbuniés de Navarra, en una casa donde ya no vive nadie, porque se
va despoblando Arbaniés, pueblo en el
que vivió, el todavía vivo señor Francisco San Román. Antes de la Guerra Civil,
cuando todavía era un niño, repartía el pan por los pueblos cercanos, como
Castejón de Arbaniés, Loscertales y Coscullano. En Coscullano, en el armario de
una vivienda se exhibe un lauburu, tallado en madera. Y a la casa de Arbaniés, en
la que nadie vive, le saqué una fotografía, delante del portal. En la piedra
clave del arco pétreo, que sujeta la puerta de madera de la casa, está tallado un hermoso lauburu. Está comunicado con la
punta de un corazón tallado también en
piedra, que parece sostener el lauburu con su punta inferior, convertida en
superior, pero éste no tiene sus cuatro hojas inclinadas hacia la derecha, sino
hacia la izquierda.
¿Qué querrían decir los que en
aquellos tiempos tan remotos, hacían girar unas veces las extremidades del
lauburu, hacia la derecha y otras hacia la izquierda?
Desde luego que los usuarios de
los lauburus, los usaban como unos
instrumentos sagrados, que servían a los hombres para regirse, por el tiempo de
las lluvias y por las épocas de sequía y por los fenómenos, no sólo
atmosféricos, sino del pasado y del futuro.
La forma geométrica representada por una cruz
gamada, es y ha sido un símbolo muy antiguo, que se ha usado en muchas
culturas, extendidas desde Extremo Oriente, el Tibet, y que se ha registrado en
Europa ,como en Finlandia, la Europa Occidental, sin olvidarse, incluso
de la América del Norte.
Yo, casi todas las veces que paso
por Arbaniés, paro el coche y me pongo a contemplar el hermoso y original
lauburu de piedra, que se alza en el vértice del arco central del portal, de
una casa.
Un día cualquiera subí a mi amigo Francisco, a contemplar el
lauburu de la casa de Arbaniés, donde vivió antes de la Guerra, durante ella y
unos años después. Se fijó en el huerto con su balsa, sus higueras, sus
manzanos y membrilleros, donde ya no
había verduras ni frutos, porque hacía ya muchos años que ya no cultivaba nadie
su escasa tierra. Arbaniés está al pie de la Sierra de Guara, como el pueblo de San Román de
Panzano, donde nació Francisco y su corazón estaba embriagado del recuerdo de
su vivienda, conocida como casa Bosque, donde había nacido. Pero lo que
recordaba con emoción más vieja era el
viejo lauburu, como si fuera un escudo,
como tantos se exhiben por el Somontano de la Sierra de Guara, que todavía luce
en el arco de piedra. Producía en el cerebro de Francisco esa vejez del
lauburu, una confusión que ya le había hecho perder, el arte de distinguir un
lauburu de un escudo de los infanzones. Le pregunté si recordaba el laububu,
que presidía el portal de su casa natal. Me dijo que recordaba dicha piedra
esculpida, como uno más de los numerosos escudos, que se alzan en el Somontano
de Guara, pero que en su memoria no se conocía la existencia de aquellos
antiquísimos lauburus, navarro- aragoneses. No tenemos los aragoneses en nuestro
cerebro el recuerdo de esa riqueza cultural, pero el corazón de Francisco
estaba bañado por la historia y por el amor a su olvidada tierra. Hoy se
encuentra solo el lauburu en Casa Bosque, como llamaban a la de Francisco y
este señor vive en Huesca. Estaba dicha
Casa Bosque, muy cerca de la Casa del
cucharero, que tallaba las cucharas en madera. A su lado estaba Casa Marco, que
se dedicaba a la agricultura, labrando la tierra con una yunta de vacas. En
Casa Bosque, Francisco convivió con el señor Pablico y su señora María. Hoy en
día el lauburu está solo, pero antes se
formaban corros de amigos, en la puerta debajo del lauburu, y hoy en día, ya no
aparece por sus cercanías ningún vecino, pues los que no murieron se marcharon
a Francia. Y en el pueblo de Arbaniés del Ayuntamiento de Siétamo, se acabará
su relación, con el lauburu totalmente, pues a pesar de tenerlo en la puerta
de Casa Bosque, durante muchos años, ya no se conocía
el habitante de la casa y su lauburu. Dicho lauburu es el más bello del
Somontano oscense. Cerca de él, en
Coscullano, se encuentra otro, tallado en la puerta de un armario. En Velillas
se exhibe, otro esculpido en piedra y en Torres de Montes hay dos parejas, de los que uno gira hacia la derecha y otro
hacia la izquierda.
Al acabar la Guerra Civil, hay
quien afirma que emigró un setenta por ciento de su población.
Francisco tuvo también que emigrar a la provincia de Gerona, donde permaneció
unos sesenta años.
¡Qué pena, que Francisco, hijo de
la Sierra de Guara, no supiera que lo que él creía un escudo, era sencillamente
algo más antiguo, un lauburu!. Porque en las proximidades de Arbaniés, no están
solamente, el lauburu, por debajo del cual entraba y salía en su vivienda
durante muchos años, el de Coscullano, el de Velillas y los de Torres de
Montes, sino que por el Norte y el Oeste, se alzan una gran cantidad de
lauburus.
Mi amigo Francisco, es poeta y
siente en su mente los recuerdos, que le proporciona su casa de Arbaniés,pues
afirma en una de sus poesías:”Arbaniés,este es mi pueblo, aquel que sufrió la
guerra- de terrenos muy ariscos, y el llano junto a la Sierra,- con gentes trabajadoras,
sin riqueza,en esta Tierra- con sus campos de secano y esasa casas con miseria”.Su
corazón entristecido como aquel en que está depositado el lauburu,piensa: “Mi
voz debe de sonar,debe sonar,mientras viva- y pensar que mi familia nunca
abandone mi Tierra.-Mu voz debe de sonar, a música mañanera-de guitarras y
bandurrias y los cantos de mi Tierra”.
En el pantano de Vadiello, por donde
pasa el río Guatizalema, que continúa por Arbaniés , se encuentran los Mallos
de Vadiello, entre los que se encuentra el Mallo de Ligüerri y los Llanos de
Larri. Forman todos los Mallos que se alzan como grandes paredes, aisladas
alrededor de Vadiello, como una muralla alrededor del pantano. El río
Guatizalema discurre por debajo de los mallos de Ligüerri, y se van encontrando
con el río, los Barrancos de Escometere y de Lazas. Entre aquel paisaje
original, a escasos kilómetros de Huesca capital, se encuentra el Barranco de
Isarre junto a los Mallos de Ligúerri y por los mallos de Lazas. Esco, en vasco quiere decir pan, pues es un pueblo
muerto a orillas del Pantano de Yesa. En Vadiello se une la palabra “esco”,
unas dos veces, con otras palabras
En el vocablo latino, al lauburu
se le llama lábaro. Han sido también utilizadas esvásticas curvilíneas con cuatro
o más brazos, en Aragón. En algunos pueblos pirenáicos, llaman “cuatro fuellas”
o “religadas”, a estos lauburus. Puede también tener su origen el lauburu en el
trisquel y el tetrasquel, encontrados en Vizcaya.
La Humanidad siempre se ha preocupado de la
Creación del Hombre y se ha preocupado de su origen y de su porvenir y el
hombre se ha preocupado en todos los lugares de la Tierra, de comunicarse con
Dios o con los dioses. Y el ser humano se ha preocupado de conocer a Dios, identificándolo,
a veces, con el sol, para conocer las edades de la Humanidad. Y se preocupó con
los lauburus, de conocer la vida y la muerte. Si el lauburu gira a la derecha, representa
la vida, y si gira a la izquierda, representa la muerte. Es también un símbolo
de la energía o nulidad masculina y un profeta a de la debilidad femenina.
“Cuatre fuellas”,aparece escrito
en un lauburu de Casa Casalera, en la Montaña oscense. Ha sido el lauburu un
instrumento que ayudaba a pensar en hechos religiosos o históricos, con
recuerdos pasados por la sociedad y con profecías. Para eso la imaginación del
hombre, dispuso de varios instrumentos, como el
lábaro o él lauburu, para tratar de aclarar su pasado y su destino. Su
origen en la Historia es insondable, pero el lauburu sirve de asociación del pensamiento humano
entre cristianos y paganos, pues ambas mentalidades han pensado y piensan en el
pasado y en futuro. Se usaba el lauburu como un amuleto, ya en tiempos prehistóricos,
considerándolo como un símbolo del Sol. Dicen que las cabezas de la vertical
dan a mostrar la expresión femenina o los elementos del fuego o del agua. Las
cabezas horizontales representan la energía masculina, unas veces mental y
otras físicas y también las acciones del aire y de la Tierra.
La antigüedad representa que al
lauburu no se le conoce la fecha de su nacimiento y que estos signos
primitivos, representan a toda la Humanidad, que tiene un origen común.
Está Aragón lleno lauburus, como
hemos visto, alrededor de Siétamo, pero es muy fácil encontrar otros por toda
la Provincia. He comenzado por el lauburu de Casa Casarela del pueblo de Pueyo
de Tena y repasar los de Susín Biscarrués, Biel, Larués, Orés, Santolaria de
Gallego, Piedra Morrera, Ardisa y Valpalmas.
A toda la Humanidad representan
los lauburus o esvásticas, como ve en esas cruces, que en su interior, se ven
cruces cristianas.
Cruz de Bidarray (Francia) |
En Francia, al lado mismo de la
frontera con Huesca se encuentra Bidarray, en la Baja Navarra y en su
Cementerio se encuentra una Cruz, con un lauburu en su centro.
Pero el mismo caso se presenta en Fanlo de Sobrarbe, con una Cruz de Piedra, en cuya cara, se exhibe un Lauburu.
En Piedramorrera se encuetra otra cruz, con un lauburu incorporado a ella.
Cruz de Fanlo (Huesca). |
Pero el mismo caso se presenta en Fanlo de Sobrarbe, con una Cruz de Piedra, en cuya cara, se exhibe un Lauburu.
Piedramorrera (Huesca) |
Pila Bautismal de Fago (Zaragoza). |
Esta pila bautismal puede servir para volver a Aragón los lauburus que derraman los navarros. Y si antiguamente las pilas bautismales, se utilizaban para dar a los humanos un porvenir cristiano, hoy tendrán que señalar además el porvenir material del pueblo aragonés.
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