jueves, 4 de julio de 2024

Grasa.-

                                                          Salinas el Viejo (Huesca), despoblado.


 Hace unos días, alguien le preguntó a otro vecino de mi pueblo: ¿Cuánto tiempo le queda a Siétamo para seguir vivo?.El interrogado, con sentido del humor, le respondió: hay que tener en cuenta que hay dos Siétamos, uno el de arriba que es viejo y otro el de abajo que es nuevo; por  tanto, aunque se acabe el de arriba, durará  el de abajo.

Hay que tener en cuenta que ya antiguamente, ese pueblo de abajo tenía vida, porque la parroquia se encontraba encima de la casa de los descendientes del practicante Don Jorge Beltrán y el camino de las procesiones, que todavía existe lleno de carrascas, da la vuelta al Barrio Nuevo.

Y es que el tiempo pasado existe, como un recuerdo emocionado, en el presente y si tratamos de olvidar ese pasado, perderemos lo que ahora, en el presente, ha de hacer que Siétamo siga siendo Villa y Baronía, es decir la Villa de abajo y la de arriba.

Y existen y han existido grandes Sietaminos o Sietamenses, de los que algunos estudiaron en Huesca, otros trabajaron a lo largo de su vida y entre ambas clases de personas, han contribuido a formar nuestra memoria histórica. Unos vivieron y otros como Sebastián Grasa o Garasa, siguen viviendo; otros murieron más jóvenes, pero todos colaboraron en la formación de nuestra historia. Los hombres ayudados por sus mujeres, realizaron acontecimientos históricos, como la vida del glorioso Montearagón, a donde iban a hacer sus rogativas presididos por su cruz parroquial, para pedirle a San Victorián, que enviase la lluvia sobre sus campos. Ahora, cuando pasamos por la carretera y vemos sus ruinas, nos lamentamos de su fin, soñamos con su resurrección, pues la memoria histórica nos lleva a crear algo que substituya aquellas lluvias por el uso del riego proveniente del Pantano de Vadiello, al que tenemos derecho.

Es necesario que Siétamo vaya creando edificios nobles y pantanos, caminos, riegos, etc. para sustituir  a aquellos que también lo fueron como por ejemplo la alberca que estaba en la Paul. Así  demostraremos los habitantes de Siétamo que además de dejar hijos, somos capaces de dejar al tiempo futuro obras visibles, tangibles y de fomentar la memoria histórica de nuestra Villa Baronía.

Pero, por allá, por el año de l952, se estaba acabando la Historia en el viejo pueblo de Salinas de Jaca, al mismo tiempo aproximadamente que en la pardina de Santa María; en el primero nació, ya hace más de 95 años el Sr. Sebastián Grasa Estallo y en la segunda Doña Eugenia Casaus Callau, hace aproximadamente 9l. Salinas de Jaca estaba en la Sierra de Sto. Domingo, continuación de las Peñas de Riglos y acaba en Longás, provincia de Zaragoza, por el río Omella, limitando ya con Navarra. Había muy poca tierra, como muy poco sol, pues existía una casa en la que durante un mes no lo veían, estando junto a una mina de sal. Hubo allí un practicante, llamado Morlans, que era pariente mío, como el dueño de una de las pardinas en la que estuvo la Sra. Eugenia, que era Ripa de Jaca. Había también escuela, que sirvió para que el Sr. Sebastián aprendiera a escribir y a leer, aunque a los cinco años ya iba con corderos, que aunque no con continuidad, siguió cuidando hasta sus noventa años. Me contaba un hijo de Morlans que se veían volar por encima del pueblo las  águilas, que de vez en cuando cazaban algún cordero; al contárselo al Sr. Sebastián, me dijo que en cierta ocasión estando él en su corral  observó como otra  águila se llevaba entre sus garras otro cordero, sacando entonces él su escopeta y al dispararla, soltó el cordero que ya cayó muerto, pero se lo comieron.

Se casó el año l93l, el 26 de Diciembre, hace ya 67 años, habiendo cumplido sobradamente las bodas de oro.

El quería marchar de Salinas de Jaca, como el resto de sus habitantes que por cierto, construyeron otro pueblo moderno al lado de la carretera de Jaca y se fueron a vivir a él. El Sr. Sebastián buscaba tierra por Binéfar, por Grañén, por Alfántega, pero la Providencia de Dios, lo trajo a Siétamo, donde en compañía de su esposa y de su familia, se ha hecho viejo con una cabeza más clara, que algunas casas de ese pueblo de la Montaña, tan triste, pero del que jamás podrá  olvidarse el Sr. Sebastián. Y también podría cantar: “De ros altos Perineos me'n baixé en ta tierra plana, pa corteixar a una nina que Marichuana la claman",aunque el Señor Sebastián estaba ya casado, pero si que le atraían la huerta del río y la viña de Abrisén, porque al verlas "li se cayeba ra baba como a ro güey cuando llabra”.

!En hora buena! y que su familia goce en el cultivo de su tierra y en el cuidado del ganado, como el Sr. Sebastián.

Aragón ha tenido y tiene sus orígenes en el Pirineo. Es una palabra vasco-ibérica, compuesta por "ara", que quiere decir río y por "según", que significa, en castellano, día; por tanto Aragón equivale al "río que viene del día" y aunque baja desde Canfranc perpendicularmente hasta cerca de Jaca, desde esta localidad, se orienta hacia el oeste, discurriendo hacia Navarra desde el Este, punto geográfico por el que sale el sol y por tanto nace el día. Aquellos habitantes antiguos ¡cómo ponían nombres a los ríos, a los valles y a las montañas, explicando su relación con la Naturaleza!;sólo hay que ver como la palabra vasco-aragonesa Zuriza, está  conforme a su color blanquecino, que es su significado

en castellano, a causa de la cantidad de nieve que allí cae y Polituara es el río o el valle hermoso. Y ¿qué decir de Javierre o Chabierre, del que se conocen en nuestra provincia alrededor de cuarenta lugares con ese nombre? ;equivale a Echeberri o casa nueva, teniendo en cuenta que la diferencia se da también con otros nombres del Pais Vasco, pues basta ver como unos se llaman Chavarri, otros Echebarría etc.etc. Julio Caro Baroja dice que en la zona que recoge aguas para el río Aragón, por medio del río Ijuez o Izuel, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Iguacel, " del más puro románico". Se pregunta por el significado de esas antiguas palabras vascas y dice "la diptongación antigua, como otras muchas de la zona y la reducción de r final a l son signos de evolución dentro del romance peculiar de esta tierra pirenaica: porque el cambio y la alternancia de r: l son conocidos y muy antiguos. Así Araba dice Alaba y Ayara, Ayala.Y por esta banda oriental cabe incluso imaginar que Aragón y Alagón son el mismo nombre.

Aquellos montañeses a lo largo de los siglos, han ido bajando a otros territorios aragoneses, unas veces por conquista y otras por emigración y se han unido a los antiguos habitantes que por allí se encontraban, muchos de ellos de su misma tribu ilergete y otros celtas, romanos, godos o  árabes, que en realidad no tenían tal origen pues casi todos ellos eran del terreno y se habían convertido en musulmanes, que más tarde serían expulsados de España.

Y aun en este siglo vemos como van desapareciendo o disminuyendo algunos pueblos de esa Montaña. Basta recordar el caso de Sebastián Grasa Estallo y de su esposa Eugenia Casaus Callau. El primero cuyo apellido está  castellanizado equivale a Garasa, que todavía lo conservan muchos altoaragones  

miércoles, 3 de julio de 2024

LUIS, con su “Yayo”, escribe un cuento de San Jorge.



Luis estaba en su casa, en la plaza de la Inmaculada, y por el balcón veía una ermita o pequeña iglesia toda pintada de blanco. Se ve un tanto alejada, desde el piso que habitaba y se daba cuenta de su altura, un tanto lejana. Desde una  ventana de su cuarto piso, contemplaba una hermosa ermita, encima de un tozal, todo vestido de verde por estar plantado de pinos. Entonces Luis me preguntó que era lo que había en aquella ermita y yo le dije : allí encima de esa colina o tozal, ofrece la contemplación mística de San Jorge, montado a caballo, que está dentro de ella.

 Y entonces me volvió a preguntar: ¿quién es San Jorge ?, y yo le respondí. Es un santo que durante su vida en la época romana, fue guerrero, montado sobre un caballo. Pero este soldado oriental, que era un oficial en el ejército romano, con la fama de su santidad y de su antigua lucha guerrera, se convirtió en santo protector de Oriente y de Occidente. Fue tan famoso que dicen que fue un guerrero que ayudó a los cristianos de Huesca o de Aragón en la batalla del  Cerro de su nombre, que convirtió a Huesca en la capital de la libertad del Reino Cristiano de Aragón.

Luis Manuel y sus dos hermanas Marina y Natalia  y sus primos hermanos Ignacio , Luis y María, conocieron desde ese piso de la Plaza del Teatro Principal, en un observatorio en que veían la Sierra de Guara ,que une y que separa a los Pirineos de la Tierra Baja. Y desde el piso situado en el mismo lugar , donde antes se encontraba el  Teatro Principal, pudieron ver mis nietos la unión de los Pirineos con la Tierra Baja. Desde la altura de aquel piso, observaban el Cerro de San Jorge, coronado por la bella Ermita dedicada a este Santo.

Desde lo alto de la casa, donde radicaba el Teatro Principal, se miran al Cerro de San Jorge, coronado por una blanca ermita, y sus laderas mostrando un verde pinar, plantado a principios del siglo XX. La altura del Cerro le ha dado una situación estratégica, tanto que fueron los romanos los que lo fortificaron y el Rey aragonés, construyó una fortaleza para vigilar a los musulmanes, que hizo se llamara a este lugar como “El Pueyo de Don Sancho”.  Este Cerro de San Jorge es un lugar que hace soñar a los oscenses como una aproximación al cielo, por su altura, por el deporte del Fútbol , que ha hecho soñar a los oscenses que San Jorge los ha elevado a primera división. Se respira en ese Cerro la pureza que los pinos, que dan una gran salud al ambiente. Es un lugar bendito para pasearse por él y para mantener la afición al deporte. San Jorge, gran militar del Ejército Imperial en la Capadocia, que hoy es Turquía, vivió entre los años del 270 y el 303 y su conocimiento lo hizo patrono en Italia, Inglaterra ,Grecia , el Reino de Aragón e incluso la isla de Malta.

Pero en Huesca su Fiesta tiene un espacio extraordinario, que este año lo he visto con menos peregrinaciones de alegría dirigidas a San Jorge. Hace muy pocos años se veían y se oían voces y notas musicales por el Parque, por el que pasaban grupos de jóvenes, que iban al Cerro a cantarle a San Jorge. Hoy en día hay menos jóvenes y sus familias se los llevan de viaje en esos días de fiesta. Antes, cuando llegaba san Jorge y a celebrar el Día de San Jorge, se llenaban los accesos a su Ermita de jóvenes que subían a venerar y a celebrar su recuerdo en aquel Cerro de su nombre. Se veían por el Parque subir jóvenes y niños, llenos de alegría y algunos hacían sonar guitarras u otros instrumentos musicales y almorzaban por el camino a San Jorge, y bebían vino que les alegraba el corazón. Si subías al Cerro de San Jorge, oías a los y a las jóvenes, cantar y alegrar los corazones de los oscenses. Se veían pavos reales en los grandes árboles de la carretera de Zaragoza y oías los sonidos que lanzaban dichos animales y observabas alguno que celebraba el día su Patrono, irguiéndose y levantando su bella cola, que extendían por el aire.

En lo alto del cerro y dentro de la Ermita con sus arcos de un gótico tardío, se veneran en él a San Lorenzo y a San Vicente, que son venerados como patronos de Huesca y acompañados dichos patronos por San Orencio y Santa Paciencia, acompañados por el santo y noble guerrero, luchando con un dragón.

En la Guerra Civil dicen que subieron a lo alto del Cerro los que estaban intentando conquistar Huesca y a sus pies estaban sus defensores, con algunos soldados y militares, ocupando un hexágono defensivo, que duró muchos años y que se desmontó cuando se urbanizó el monte de la Torre Casaus y se  construyó  debajo del mismo, el Hospital de la Seguridad Social, porque  a la guerra siguió la paz.

Y hablando con mis nietos les enseño a mirar el paisaje que desde el tejado del edificio de la Plaza de la Inmaculada, y se contempla, al recrearse con el Parque Municipal, el Pabellón de Deportes adjunto y pasando a la Calle de San Jorge, se llega al Cerro del mismo Santo, a cuyos pies se alza el Hospital, que se acuerda de la salud de todos los oscenses.

 Mi tía Luisa, Penélope para los leñadores, era amante de observar los ruiseñores en las yedras del jardín de la Torre de Casaus y aseguraba que, según opinión del gran pintor Zuloaga, las puestas del sol del Cerro de San Jorge, eran las más bellas en variedad de colorido de toda España. No tengo noticia de que llegara a conocer a tan eximio pintor; tal vez escuchara esa opinión de boca de su primo Don Manuel Bescós Almudévar (Silvio Kosti), pintor, además de escritor y rico en relaciones humanas de todo tipo.

De todas formas, no creo que se sacase la opinión de la manga, pues las mangas, por sí solas, constituían en aquellos tiempos una cuestión de moral conflictiva y que hacía que las pobres modistas unas veces tiraran de ellas para arriba, y otras para abajo. En aquellos tiempos, la moral se calibraba, se ponderaba escrupulosamente, y por tanto, el dejar al descubierto unos centímetros más o menos de tejido epitelial de las extremidades superiores, constituía materia de consulta en el confesonario.

En cuanto al tejido epitelial de las extremidades inferiores, más vale no “meneallo”, porque mi tía, se levantaría de su tumba para amenazarme como a los leñadores que talaban los corpulentos y copudos árboles de la carretera de Zaragoza. De esta anécdota le vino que su sobrino y primo mío José Antonio, la llamara Penélope por mal nombre; si se mete uno a redentor, sale crucificado.

¡Pobre tía Luisa, amante de la naturaleza y de la belleza visual y auditiva! Tenía una borrachera de belleza ambiental cuando, a la puesta del sol refulgente, se unía la frondosidad de aquellos enormes árboles y, sobre ellos, el “triunfo de los pavos reales”, que, con su rueda erótica, competían en color con el ocaso. Aquellos pavos reales fueron uno a uno, aplastados por el tráfico en aumento de los vehículos de motor; los enormes árboles, cuya tala no pudo evitar mi tía, cayeron estruendosos, víctimas de la sierra también de motor. En cambio, su prima la escritor María Cruz Bescós, consiguió que se respetase el Plátano de Indias gigante, que todavía se alza frente a la puerta de su casa. El ocaso sigue cada día teniendo lugar, y seguirá mientras exista el sol, pero su colorido espectacular y cambiante se ve oscurecido y como emborronado por el humo que vomitan las altas y negras chimeneas que por aquella zona proliferan. Me queda el consuelo que tantas veces, y en plan irónico, se aplican las gentes entre ellas: ¡ya vendrá el verano para que no se eleven esos humos negros, que velan la hermosura de nuestras puestas de sol en el Cerro de San Jorge! Las más bellas de España.

lunes, 1 de julio de 2024

“El Niño quería coger todas las naranjas”.

 



Continúan su carrera la Sagrada Familia de Egipto para Belén- “Con un Niño entre los brazos- Que es un cielo de lo ver- A mitad de su camino-El Niño tenía sed- No pidas agua mi Niño-No pidas agua mi bien-Que están turbios los arroyos-Y no se puede beber- No muy lejos del camino- Hay un rico naranjal- El hombre que lo cuidaba- Era un ciego que no ve. -Dale ciego una naranja- Para aliviarle la sed- Ciego mío, ciego mío…-Si una naranja me dieres – Para la sed de este Niño - Un poquito entretener- Cójalas usted señora- Coja una, coja dos-Coja ocho, coja diez-No quería más que tres – La Virgen se va alejando- Y el Niño marcha contento- La Virgen va caminando- Y el ciego comienza a ver- ¿Quién era aquella Señora- que me hecho tanto bien?- Esa es la Virgen María- Que camina hacia  Belén.

Yo creo que esta respuesta pudo ser dada por un coro de ángeles, que gritara: “Otra no podía ser!. En la posada andaluza, el posadero malo resulta castigado y en la que acabo de recitar, el posadero o ciego hospitalario y generoso, recibe el premio de la luz.

La pastorela tiene un origen etimológico en la Provenza y su contenido equivale al de las conocidas pastoradas, pudiendo ser en ambas ya religioso, ya profano, como ocurre con las de Capella, Rolda y Tolva.

Para encontrar el significado de la palabra que me ocupa, he recurrido a un libro de mi amigo JULIO BRIOSO, que dice textualmente, “la mayor pervivencia en la Catedral oscense, hasta principios de este siglo, en que fue suprimida por el Obispo, es la de la Misa Pastorela, que se celebraba con instrumentos y cánticos pastoriles” (Panderichuelo y gaita).

Me gustaría hablar con alguno de esos oscenses mayores y amigos de las tradiciones, que me confirmara la intervención de los pastores en la Pastorela catedralicia, como intervinieron hasta hace unos cuarenta o cincuenta años en tantos pueblos, como Colungo, Siétamo, Castejón de Arbaniés y otros de los que tengo testimonios.

Desapareció la Misa Pastorella de Huesca y las tres misas de Navidad, que se, celebraban una a las doce de la noche y que ahora llamamos Misa de Gallo, otra al Alba, que sería la auténtica Misa de Gallo, porque al alborear es cuando cantan los gallos y siguen lanzando su Ki-ki-ri ki, esos orgullosos animales y la tercera, que se celebraría ya avanzada la mañana del día 25, se suprimió primero la Misa del Alba y ahora, en muchos casos, se ha suprimido la Misa de las doce de la Noche.

De la misma forma que variaron los usos litúrgicos, se modificaron las costumbres populares; en algunos pueblos desparecían las celebraciones que llegaban al amanecer, al suprimirse la misa del alba, aunque algunas continuaron según testimonios escritos de Vicente Gracia de Sinués y orales de Colungo y más tarde desaparecerían las Pastorelas de la Misa de Gallo. Violant y Simorra en su libro “El Pirineo español”, que las cita someramente, pero gracias a Antonio Andreu se conoce lo que pasaba en Colungo. Cuando llegaba la Sanmiguelada, entre los corderos, que nacían más precozmente, escogían los pastores el mejor para ofrecerlo en la Noche Buena al Niño Jesús. Lo dejaban mamar de varias ovejas para, llegado el día, presentarlo más blanco, más lustroso y manso. Al llegar el momento de pasar a adorar a adorar al Niño, lo hacía primero el Mairal o Mayoral, luego los pastores, el “bacibero”, el repatán y a continuación los demás hombres y los niños.

El Mayoral llevaba en sus manos el cordero, que en Siétamo cargaba sobre sus hombros, adornando con cascabeles, campanillas, cintas de colores en el cuello y el tronco cubierto con una aparejada, que se guardaba de un año para otro y que se abrochaba por el vientre. En SIÉTAMO todavía vivía doña Isabel Acín, que por traición familiar se encargaba de engalanar el cordero, que por ser manso ni balaba ni estorbaba durante la ceremonia.

Después de adorar, venía la Pastorela o Pastorada, de cuyo contenido cantado o hablado, nadie se acuerda; bailaban en Siétamo al ritmo de “Saltan y bailan los peces en el río…” y “representaban una cena ficticia en la que cortaban del pan seco unas finas tajadas para preparar migas, como rememorando lacena que hacían en su día, ante el Portal de Belén y aunque no podían comer allí las migas, simulaban hacerlo, siendo el Mayoral el que con su cuchara de madera de boj, empezaba, siguiéndoles los demás según su categoría pastoril, para acabar con los repatanes, esos traviesos por su edad, hacían como que cogían dos veces, igual que el Lazarillo de Tormes cogía dos gramos de uva, en lugar de uno, al tocarle su turno.

El mayoral debía poner orden y le daba un coscorrón al atrevido con el “gayato”, lo que hacía reír a los asistentes, convirtiendo la misa en una celebración realista, como si de Belén se tratase.

Añadan a esto los villancicos y la bota de vino que circulaba durante el ofertorio, en que sintiendo la liturgia, la ofrecían al pueblo, levantándola y diciendo:” En querez, pos no en beberez”. Reinaba la alegría en estas celebraciones, llegando a soltar en la iglesia pajarillos, que antes habían cogido en a bardas del corral, como queriendo recrear el ambiente natural del primitivo Belén. Se admitían las bromas, como la ficticia comida de las migas y el ofrecimiento picaresco de la bota, pero en cierta ocasión un bromista se pasó, soltando en la iglesia, en lugar de un jilguero, una urraca que asustada apagó velas y tiró a suelo un candelabro, que por suerte no le cayó en la cabeza al sacristán.

                                      Poeta, escritora y religiosa española, estudiada por Angelines Campo directora de la Escuela Normal de Huesca.

En Castejón de Arbaniés, me declaró el señor el señor Francho, pastor de toda la vida y casado con la señora Josefa Almudévar, que bailaba con otros pastores durante la misa.

Tengo que someter a la consideración de Doña Angelines Campo, la Doctora que más sabe de Ana María Abarca de bolea, Abadesa Mitrad de Casbas, si el “Baile Pastoril al Nacimiento” estaría concebido para estos casos, siendo que los pastores hablaban en nuestra lengua aragonesa, en tanto que los ángeles lo hacían en castellano. No cabe duda de que esta baile es una Pastorela, que se encontraba en la civilización pirenaica, como lo demuestran las bearnesas, queme proporcionó Rafael Ayerbe, en que los ángeles cantaban en francés.

El Cordero Divino nació en Belén para nosotros ( Puer natus est nobis), para todos. ¿No vendría el cordero pascual ofrecido en la Misa de Gallo un destino común para todo el pueblo?, está claro que sería para sacrificarlo y comérselo al Alba todo este pueblo en una representación más, al aire libre o en un pajar, pero últimamente, ¿a qué cocina iba a parar?

En Colungo el cura invitaba a las autoridades y pastores a una chocolatada, después de misa y el pueblo acudía a su casa a tomar la colación, pero algunos seguían toda la noche celebrándola, incluso, como he dicho, alguna esposa de pastor y a veces un pastor, que se , a veces hacían, recargaba la faja con rop[sag1] [sag2] as para simular su preñez; a veces hacían como que lloraba el niño y al amanecer cantaban albadas.

La albada ¿no se cantaría o recitaría con esa monótona música romance al Alba después de la autentica Misa del Gallo?, cuando reunidos los pastores en la fiesta, hasta a los ángeles les hacían cantar en fabla al hacerles decir “¡ Gloria a Dios en los cielos y paz en la tierra a todos!”.

De aquella imaginación creadora, que lleno la América hispana de belenes de iglesias, de posadas y de pastorellas, ha quedado un continente que a los españoles nos dio siempre posada y ahora nosotros, hipócritas se la negamos a los hispanos. Si en el mundo rural el ambiente de las cuadras era pobre, era sin embargo encantador y humano.

Si el olor a estiércol en las cuadras se amortigua con la periódica limpieza y llegada a ser agradable por el predominio del olor a paja seca y a heno, el olor de las alcantarillas brasileiras y colombianas, en que se refugian como ratas multitud de niños, se envenena con los detergentes, ácidos y residuos de las ciudades millonarias y más con la ausencia de amor y afecto, porque allí no solo no se encuentra la Sagrada Familia. Sino ninguna.

Si al nacer Jesús, Herodes degolló a los niños inocentes, ahora resurge masacrando niños en América, en Somalia y en ¡tantos lugares!

Si a unos ciento treinta y dos años de la muerte de Jesús. Adriano quiso borrar su recuerdo en Belén, nuevos Adrianos por medio de los sistemas modernos de comunicación de masas , como la televisión , amenazan el desarrollo de la intimidad familiar , como dice Rof Carballo, atenuando el contacto físico entre la madre y el niño , determinando la disminución de “esa confianza básica que el hombre necesita para su normal desarrollo”.

Surgen otros nuevos híbridos de Herodes, Adriano y el becerro de Oro, dios del consumismo, que estimulan a llamar a llamar por teléfono a unos falsos Reyes Magos.

Parece llegado el momento, que, ante esa invasión de la imaginación Destructora, renazca una nueva imaginación Constructora que la contrarreste.

Los belenistas ya trabajan en ello, tratando de introducir un belén en cada casa, como hacía Santa teresa, tocando los corazones de cada persona.  

Grasa.-

                                                          Salinas el Viejo (Huesca), despoblado.  Hace unos días, alguien le preguntó a otro...