miércoles, 31 de julio de 2024

Eugenio Monesma acerca la Historia y la Prehistoria, al pueblo de Torres de Montes


Crucero Torres de Montes
Exterior cueva Mazu

Interior de la cueva Mazu.

El X Conde De Aranda, Don Pedro Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea, nació en el Castillo de Siétamo, en 1719 y murió en Epila en 1798.En este Castillo vivieron seis generaciones de los Abarca de Bolea. Estos Señores Abarca de Bolea, tomaron posesión del citado Castillo-Palacio, con la boda de Don Bernardo  Abarca de Bolea y Portugal  con una de las dos hijas del Señor de Castro, llamada Jerónima   de Castro y Pinós, Señora de Siétamo y dueña de su Castillo- Palacio. Este Señor de Castro transmitió la propiedad del Castillo a su hija, cuyos documentos se conservan. ”In Dei nomine, amen. Sea a todos manifiesto que yo el noble Don Pedro de Castro y Pinós, Señor de los castillos y lugares de Siétamo, Olivito…. y Torres de Montes… cedo, transporto y desamparo a Vos, la noble Señora doña Isabel de Castro y Pinós, fiya suya, los castillos y lugares de sus términos en el Reyno y dentro del Reyno de Aragón”.
El Barón Fernán Sánchez de Castro fue fruto de una relación extramatrimonial del Rey Jaime I y de Blanca de Antillón. En el año de 2004, se restauró el sepulcro de Fernán Sánchez de Castro. Doña Blanca de Antillón quiso enemistar a la nobleza con el hijo de Jaime I, el infante Pedro. Dicho Infante ordenó la muerte de su hermanastro,  que está enterrado en Selgua. Selgua está cerca de Antillón y de Torres de Montes, pueblos en los que poseían castillos,  igual que en Siétamo, que destruyeron para la Guerra Civil. En este Castillo Jerónima de Castro y Pinós, Señora de Siétamo, se casó con Don Bernardo Abarca de Bolea y Portugal, en el siglo XVI. Se unieron dos familias inteligentes pues Bernardo Abarca de Bolea y Portugal,  fue Catedrático de la Universidad de Tolosa, Visitador del Estado de Milán y finalmente el Emperador Carlos V, le dio la plaza de Regente en el Supremo de Aragón. Si la familia de los Señores de Castro descendía del Rey Jaime I, la de los Abarca de Bolea era sucesora de los Reyes de Navarra y Condes de Aragón. Hasta que los Abarca de Bolea heredaron el título de Condes de Aranda, Don Martín Abarca de Bolea y Castro, fue Vice-canciller de Carlos V Felipe II y lució los títulos de Conde de las Almunias, Barón de TORRES, de Clamosa, de SIÉTAMO, y de Rodellar. Era hermano mayor de Ana María Abarca de Bolea (nacida en 1602). Fue Abadesa de Casbas y escritora, incluso en aragonés. Martín Abarca de Bolea y Castro  murió en 1640. Además de sobresalir en las Armas, se distinguió en la literatura, pues escribió, entre otras obras “Las lágrimas de San Pedro” y “Orlando determinado”.
Hemos visto como los Abarca de Bolea, recorrían todo el Mundo  pero,  al mismo tiempo, lucían los nombres de Torres y de Siétamo,  que estaban unidos por un camino, desde Siétamo a Torres de Montes. Se bajaba por el Molino Viejo, se cruzaba el río Guatizalema, se subía a la Torre de Cabero y se llegaba al frondoso  monte de Torres de Montes. De Torres de Montes a Siétamo hay unos veinticuatro kilómetros, pero por el camino, que ya no se utiliza, serán menos. Recorriendo estos caminos,  estudiaremos la Historia de España y de Francia, mirándonos en Velillas la destrozada capilla de San Ponce de Tomeras, instalada imitando la del otro  lado de los Pirineos. Pero partiendo de Siétamo, por el camino del Molino Viejo hacía Torres, encontraremos primero los restos de una aldea prehistórica, en una zona llamada Parizonal.  Allí se encuentra al lado de la nueva autopista una  enorme pila de piedra, excavada sobre una gran roca, y más arriba hay una cueva primitiva,  que ha sido utilizada,  incluso en la Guerra Civil como refugio, por los hijos de Siétamo, entre otros por Estebané, hermano de Antonio Bescós, alias “Trabuco” y por la entonces niña Joaquina Larraz, hoy viuda de Bruis. Al otro lado del camino se encuentran dos piedras elevadas,  que se miran una a otra. Al llegar a la Torre de Cavero, se puede bajar a la carretera de Fañanás a Pueyo,  donde a su lado hay una cueva estrecha,  donde iban a fecundarse las parejas humanas.
                                                                                                            Eugenio Monesma Moliner.


Hemos quedado con el gran  Eugenio Monesma, conocido por sus estudios y divulgación de los restos prehistóricos, para que el pueblo, al que se le han destruido muchas obras históricas, como el Castillo de Siétamo y el de Torres de Montes, recuerde el pasado de la humanidad.  Se derribó la Cruz, que se alzaba encima de la Roca donde se encuentra la Cueva de Mazú. Pero el pueblo sigue pudiendo contemplar y pensar en los  restos prehistóricos que he citado, y el entusiasta Eugenio Monesma, conoce multitud de restos prehistóricos, que divulga por la Televisión, entre otros medios. 
Nos reunimos en Torres de Montes y en un lado de la carretera, que viene de Pueyo de Fañanás, relativamente cerca de la estrecha cueva de fecundación humana, se esconde otra Cueva, llamada de Mazú, dentro de una enorme roca de piedra arenisca. Aparece la Peña de Mazú, elevándose sobe el terreno, conteniendo en sus entrañas una Cueva o Agujero de Mazú, que es, entre otras cosas, como un templo matrístico. Se entra por una ventana y por un pasillo que empieza adelante y se tuerce hacia un lado, se llega a una pequeña sala, donde se pensó, se ejercieron actos fecundantes y se oyó orar a las diosas Mazú. Aquella larga época prehistórica se acabó y la cultura monoteísta y cristiana, trató de hacer olvidar el régimen pagano del pasado. Para ello colocaron una Cruz en lo más alto del tozal el año de 1876 y es de suponer que no fuera ésta la única ocasión en que se quiso iluminar a los hombres con la doctrina de Cristo. Tal vez se colocara aquella antiquísima Cruz, en fechas anteriores y sin pedestal tan bien caligrafiado. Para la Guerra Civil del año de 1936, los revolucionarios, pero no creativos, sino destructores, tiraron al suelo la Cruz, pero el pueblo sensato la colocó en la barbacana, al lado de la iglesia parroquial de Torres de Montes.
¡Torres de Montes, en tu tierra y en tus rocas has vivido el pasado y esa Cruz de Mazú, debe ser visitada por los hombres y mujeres, para acertar a alcanzar un porvenir, que partiendo de esta Tierra, nos haga seguir viendo y viviendo el futuro, que será eterno!. La Cruz estaba sobre una piedra cuadrangular, en cuyo frente se puede leer, con letra muy clara , que se colocó en 1876.Pero ¿es posible que las bellas y serenas esculturas que se adaptan al leño de la Cruz, sean de una fecha tan tardana como la de 1876?. Esa escultura se ve que es muy antigua y debe ser guardada con amor en un lugar seguro, no sólo en la barbacana de la iglesia, un lugar en que brilla el amor del pueblo de Torres de Montes.
Delante del Agujero o entrada en la Cueva de Mazú, nos juntamos Eugenio Monesma, el señor Jose Laguarta, su hijo Fernando Laguarta Liesa, mi amigo el abogado José Bibián Carrera y un servidor. El abuelo Jose explicaba a Eugenio el significado de este tozal, con su cueva, que buscaba el centro de la Tierra, para pedir en su interior a los dioses y al Dios Eterno, en la Cruz, que desde la cumbre, marcaba el camino de la tierra al cielo.
Contemplando la reunión en el interior del pequeño templo, de Eugenio Monesma, Alicia Gallán y Fernado Laguarta, me acordaba de la preocupación humana por el más allá y veía a Eugenio, rodeado de sus amigos, con su sombrero del oeste americano, de la grandeza del pensamiento humano y la pequeñez de los sombreros, gorras, boinas, cacherulos y mantillas femeninas, pero con sombrero o sin él, me acordaba de la Santísima Trinidad, que estos tres amigos, sentados en el suelo de la Cueva de Mazú, estaban como en un éxtasis, admirando el cielo, sentados en el suelo. Sus cuerpos no podían ponerse en pie, por la escasa altura de la cueva, como nuestros espíritus no alcanzan a comprender la Grandeza del Señor. A pesar de nuestra poca altura espiritual, individuos con Eugenio Monesma y Fernando Labarta, siguen investigando los recuerdos que nos dejaron los hombres primitivos, buscando al Creador. 
No fueron los moros los creadores de cuevas ni las moras las creadoras de fuentes, ríos o humedales. Antes de los moros llegaron a España otras religiones y la más antigua fue de tipo matriarcal, siendo sus dioses femeninos. Estas diosas miraban por la fertilidad de los humanos y de la tierra y vivían en cuevas o en ríos. Más tarde entre los años 900 y 700 anteriores a Cristo, llegaron los celtas. Estos adoraban al Padre Sol,  al contrario que las diosas más antiguas que adoraban a la Madre Tierra. Así las diosas femeninas que fueron las más primitivos,  vivían en cuevas, como la diosa Mazú y las Piedras Brujas, que se encuentran en Velillas, en Angüés, dos, en Bespén otra y la que tenemos que ir a ver a Pueyo de Fañanás. Los dioses masculinos procedentes de los celtas estaban en lo alto de las montañas y escondían,  se decía, tesoros, que habían abandonado en sus huidas. Encima de Guara, sobre Los Molinos de Sipán, tenían esos dioses escondidas semillas de trigo que les descubrieron y crearon el cultivo los hombres caminantes, que se hicieron agricultores. Estos dioses y diosas pasaron a ser tenidos en cuenta como moros y moras, pero no lo eran.
El Pirineo ha sido un solo País, y hay gentes que lo conciben como un terreno de fronteras, cuando los montañeses, conciben los Pirineos como una sola cordillera, con muchísimos valles.
Este Agujero de Mazú, nos emocionaba a los que acudimos a visitarlo y  Jose Laguarta, el hijo del pueblo de Torres de Montes, que tantas veces lo había realizado, estaba emocionado ante aquel tozal con su cima, donde se exhibió en otros tiempos la antiquísima Cruz de Piedra, que ahora está al lado de la iglesia. Se emocionaba su corazón y acompañaba a Eugenio Monesma y agradecido por las explicaciones que le daba el profesor, no paraba de mirar los cascotes de piedra que por la fachada de la entrada a la Cueva y no sé si sería por inspiración de la diosa Mazú, levantó una piedra, que causó admiración en los asistentes.
Yo me quedé absorto ante esa piedra, que tenía la forma de un elefante o más bien de un mamut, pero debajo de él, se ven unas letras, que intentaban leer, pero que no podían. A mí me dio la impresión de que había tres o cuatro letras o signos de la lengua ibérica. Estaban en algún espacio, cubiertas de algas o de moho, pero no fui capaz de leerlas y de resolver su significado.
Yo creo que era un ornamento ibero, explicado con signos ibéricos, pero yo creo que habrá doctores que lo sabrán interpretar. ¡Fernando Laguarta!, tu amor al templo prehistórico que se encuentra en tu pueblo, Torres de Montes, me dio la impresión de que aquella diosa Manzú te había hecho descubridor de esa piedra, de las que tan pocas se encuentran en España. El profesor le dijo delante de mí: “guarda esa piedra!. Y yo me quedé envuelto en inquietantes preguntas sobre aquella lengua que se habló en nuestra tierra, de la que permanecen palabras como  Isarre, Javierre, Espierre, Ligüerre y tantas otras.

martes, 30 de julio de 2024

Abel Gaeguer, israelita ucraniano, pidiendo en el Coso Bajo



Abel Gaeguer, me dijo que se llamaba el pobre hombre que estaba pidiendo limosna, sentado en  el escalón de una tienda, próxima a la ya desaparecida de Tejidos Blecua y muchos años antes Banca de Casaus. Era un hombre recio, con barba y sombrero, pidiendo  limosna. Por fin, un día del mes de Diciembre de 2011, he pasado a su lado y le he preguntado que de donde procedía  y me contestó que de Ucrania, pero que era de nacionalidad israelita. Me ha hablado con gran amabilidad en una lengua de muy variadas palabras, de distinta procedencia lingüística, pues me dijo que allá,  en Ucrania, donde nació en  1950, hablaban además del ucraniano, ruso, inglés, alemán, así como el francés, hebreo y árabe. Conocía un poco el español sefardita, que hablaban los judíos expulsados de España, por los años de 1613, cuando marcharon por Europa, Africa y América. Dejándolo hablar, me di cuenta de que sabía poco el español, pero que su corazón sentía un gran afecto por España. En su vida había conocido sefarditas y se había dado cuenta de que entre la multitud de palabras que conocía, siempre le salía alguna de la España Sefardita. Era evidente que él, sentía el judaísmo, porque me dijo que había visto en Huesca, documentos hebreos, no sé si en el Museo provincial o en el Ayuntamiento. Intentó explicarme que cerca del Parque, había visto una sinagoga antigua.
¡Cuántos recuerdos le bullían en su mente!, porque no sólo se acordaba de la España pasada, sino de sus años de niño, vividos en Ucrania, en compañía de sus abuelos y de sus padres, que se dedicaban un poco al comercio y principalmente a la reparación de carros de mulas y de asnos. No debían poseer, en aquellos tiempos muchos caballos, los ucranianos. Nació aproximadamente el año de 1950 y ahora tiene unos sesenta y uno. Antes de nacer Abel, cerca de Kiev, los habitantes judíos, tuvieron que salir de sus hogares y caminar en fila hacia el Barranco de Bali Yar. Allí los agruparon en lotes de diez judíos y fueron obligados a desnudarse y a cavar las zanjas en las que iban a ser arrojados. Fueron los asesinos miembros ultranacionalistas de Ucrania,  en colaboración con las SS y los asesinados una gran parte de la población judía. Abel no había nacido todavía e ignoro si era ucraniano de la zona cercana a  Kiev  o de otra, a la que no llegarían esos asesinatos. Mal ambiente quedó en Ucrania para que los judíos pudieran vivir y a los seis años, Abel  marchó a Israel. ¡Qué soledad tuvo que pasar el niño, sin ninguna culpa!, porque él sabe que todavía tiene algún pariente por el mundo, pero no puede comunicarse con él. La historia de este hombre, me recuerda la de tantos españoles que en el año de 1936, tuvimos que huir de nuestras casas, para evitar las muertes de la Guerra Civil, mientras muchos murieron asesinados. ¡Qué tristes son las guerras entre los hombres y qué difícil es conseguir una Paz Universal ¡.
Supongo que en Israel se ocuparían de formarlo como ciudadano de esa nación nueva, formada en los terrenos de una de las naciones, la judía, más antiguas de la Tierra. En Israel tuvo que luchar como soldado y como policía israelí, durante catorce años. No se sintió feliz en aquella situación de continua guerra. Después de catorce años de ejercer de policía y de ver tantas situaciones que le recordaban las que pasaron en Ucrania, el año de 1999 partió para Francia, después a Inglaterra y luego a Irlanda,  donde durante tres años trabajó de pastor y como él dice con una gran tranquilidad. Después de ver tantas guerras y luchas por el mundo, allí le pareció ser uno de los pastores del Israel antiguo. En el Diario del Alto Aragón, sale un artículo de Antonio Martínez, sobre la vida del pastor de Selgua, Alberto Clarimón Sampériz. Dice que él conoce a sus ovejas y ellas le conocen a él. ”Sé cuando están tristes o alegres y puedes hablar con ellas, y te comprenden. Se ponen alegres cuando llega el momento de subirlas a la montaña para los pastos de primavera”. Añade que “es muy gratificante el estar y sentir en los valles del Pirineo: Ordesa,  Monte Perdido, Valle de Vio o entre las Tres Sorores. Ves la grandeza de la Naturaleza”.  
Abel se sentía feliz siendo pastor en Irlanda,  igual que Alberto Clarimón lo es entre las Tres Sorores,  pero, según me dice, el Espíritu Santo le inspiró que viniera a Huesca, pero no se casó, como tampoco lo hizo Alberto Clarimón. Y allí, en el Coso Bajo, sentado sobre un escalón, está en Huesca esperando que le va a dar el Espíritu Santo, porque él tiene una fe inmensa propia de los judíos, pero el Señor no le da lo que él espera. El me confiesa que espera que le den una casa, para vivir en ella. ¡Qué fe y qué ilusión tiene Abel en Dios, pero los judíos yo creo que no se enteran de lo que le pasa a Abel, porque no hay en Huesca ningún diplomático judío que le socorra. Hay que mirar por él, para que alguien lo recoja. A veces los necesitados no aceptan ser acogidos y siguen esperando en el Señor. El tiene fe en los oscenses,  pues dice que son muy buenos y cuando yo estaba acompañándolo, de vez en cuando algún hombre o mujer, le entregaban un donativo. ¡Cuántos hombres y mujeres van por el mundo, buscando la felicidad , que no han podido alcanzar nunca, unas veces por ellos mismos y otras por las difíciles circunstancias que les rodean!. La Caridad es la virtud que ahora es más necesaria que nunca.

lunes, 29 de julio de 2024

Las Pajaritas



El Monumento a las Pajaritas, que se alza entre los frondosos árboles del Parque de Huesca, lo diseñó Ramón Acín Aquilué el año de 1930.¡Cuántos admiradores de tales aves volanderas, lo han contemplado y en sus cerebros ha provocado multitud de bellas ideas!. A mí me ha llamado la atención el pensamiento del aviador Luis Ferreira Escartín, con el que se imaginaba ver las Pajaritas, no sólo estáticas contemplándose mutuamente, sino volando libres sobre los cielos de la Hoya de Huesca. Él, acostumbrado a volar en los planeadores que comenzaron a lanzarse al aire por aquellos años, soñaba en contemplar la belleza de aquellos paisajes, acompañado en su vuelo por las Pajaritas. ¡Qué feliz se sentía, soñando, como ascendería por aquellos espacios, que unen el Cielo con la Tierra!.

Estaban Ramón y su esposa Concepción, sentados, hablando de las pajaritas, encerradas dentro de una jaula. No se encontraban plenamente felices, porque se sentían ambos prisioneros sobre sus sillas, como las Pajaritas se contemplaban una a otra, sobre el Monumento. Les debió parecer triste el no verlas volar por el espacio, como años después los pilotos de los planeadores oscenses, soñaron con volar unidos a ellas, por el espacio de la Hoya de Huesca.

domingo, 28 de julio de 2024

Antonio Porta Labata.-



Ya son varias las ocasiones en que me encuentro a Antonio en una churrería, comprando chocolate con churros, para dar el desayuno a sus nietos. Hablé con él y me acabé de dar cuenta de que es un hombre al que es preciso ponerle delante el título de don, Si, porque don en su origen romano quiere decir “dominus” o señor y ahora que ya se está perdiendo el uso del don, hay que reconocer que es más necesario que nunca. No sólo es señor porque en medio del trabajo que le dan sus empresas, él se acuerda de sus nietos, de unos niños a los que ama, porque vienen de él y de su esposa, hija de Barraca, nacido en Santa Eulalia de Gállego. Sí, se acuerda de los niños, ahora que tiene nietos, pero se ha acordado siempre de las personas mayores, porque nunca ha podido estar parado en este mundo, sino trabajando en múltiples actividades y cuando se le ocurría alguna actividad,  no decía : “voy  a hacer”, sino “vamos a hacer”. El se acordaba de los hijos de los entonces poseedores de un buen patrimonio de tierra, que a sus hijos no les buscaban trabajo, pero él en aquella empresa de Piensos Porta, buscó trabajo para ¿miles? de  personas, “hombres y mujeres juntamente”. El ponía su nombre delante de la empresa,  pero a su lado trabajaban multitud de personas, por las que luchaba para conseguir su bien y no sólo el suyo, porque a él le basta con poco para ser feliz, ya que viendo a un hijo suyo arreglar un coche o repartiendo chocolate entre sus nietos es la persona más feliz del mundo. El nació en el pequeño pueblo, próximo a Huesca,   de Lascasas y se acuerda de mamar en las ubres de una cabra, a la que cogía cuando volvía de pacer con el ganado, pero no ha abandonado tan rústicas aficiones,  porque todavía cultiva tierras,  a las que riega y se preocupa de ellas, hoy día que el campo está tan  abandonado. Hoy parece que está retirado del trabajo y no es cierto,  porque se preocupa de la empresa Orusa y de la economía no sólo de ella, sino de la de Aragón y aunque siempre sonríe, sufre cuando ve los peligros por los que pasa, la economía de nuestra tierra.

Aquí en Aragón, no nos acordamos de los hombres que han hecho méritos y conseguido el progreso de su tierra, pero a él no le preocupa esa circunstancia, sino que piensa en el bien de los aragoneses, en sus estudios, en sus trabajos y en su porvenir. ¡Ojalá surjan en Aragón muchos patronos como Don Antonio Porta Labata!.

sábado, 27 de julio de 2024

La máquina de vapor o el malacate




He vuelto a estar en el Castillo de San Luis. La primera vez, como veterinario a visitar la granja de conejos, que allí tenía la señora Visitación, esposa del señor Bernardo, que estuvieron en dicho “castillo” durante quince años. Allí vivía el abuelo de Santiago , mi yerno. Este había recogido en su niñez dos cuervos, que parecían negros, pero en realidad eran de un color azulado, con reflejos de colores irisados en su plumaje. Hacían una vida libre, pero acudían a dormir al “castillo” y se apreciaban mutuamente con la familia del castillo. Cierto día un visitante alcohólico se enfadó, en uno de esos ratos de convivencia y los cuervos se lanzaron sobre él. Aquellos cuervos hijos de la Naturaleza sólo querían el orden y el progreso de los hombres. Aquel “castillo” tenía que ver mucho con el vino, pero con un vino que hiciera aprovechar los alimentos que el hombre comía, pero no aprobaba escenas como la de Noé, cuando perdió por un rato, la razón. En el fresco ambiente de aquel patio se respiraban recuerdos del año 1882 en que, una vez establecido el Barón Guy de Contenson, en el “castillo” de San Luis, lo bautizó con el nombre del patrono de su hijo, San Luis. Conocedor de las tierras de Huesca, quiso aprovechar el placer que producía en Burdeos y en París el buen sabor del vino español y pensó en producirlo y en facilitar las comunicaciones por ferrocarril entre Huesca y Canfranc, que parece que se duda de su nacionalidad española, cuando los motivos de tales dudas están más en Irún y en Gerona. Entonces se exportaba gran cantidad de vino a Francia. Por Siétamo pasaba un carro adaptado a llevar toneles de vino. Era de Casa Borau de Torres de Montes y está representado en un cuadro en el bar del Mesón, ya cerrado, con comentarios míos. Me contaba el difunto Borau, que cuando llegaban a la frontera, encontraban los franceses aquel vino tan fuerte, que tenían que retirarse y añadirle agua. En aquellos tiempos mi abuelo Manuel Almudévar de Siétamo, producía enormes cantidades de vino que guardaba en una bodega, granero y almacén, que había sido del Conde de Aranda, del que tratan de confundir la propiedad sobre su corral y terreno de sus alrededores. Son tantos los motivos del olvido de nuestro pasado, que añadiendo la Guerra Civil y en ocasiones la Dictadura, que han hecho perecer honor y propiedades de honrados hombres. En aquellos tiempos el Barón Guy de Contenson, trajo de Inglaterra dos locomóviles, que consistían en dos máquinas de vapor, que puestas a una distancia conveniente, arrastraban por medio de un cable un arado de vertedera. Trajo además el Barón a Thomas Noddings, como maquinista especializado en tales máquinas. Más tarde fue contratado por el Conde de San Juan, siendo asesinado en 1890. Yo recordaba que en el Cementerio Civil había una tumba de un inglés, allí me dirigí y contemplé una tumba de Mr. Thomas Nodding, fallecido en 1890. El señor Oliver, Conde de San Juan, perdió su finca en año 1895, por una deuda al Banco Hipotecario de España. En una fotografía de 1883, al lado de un arado de Oliver, aparece un labrador completamente vestido de aragonés, con su cacherulo incluido, pero a pesar de eso, han seguido acabándose los labradores. Aunque ellos también han luchado con el malacate, que es un cable tirado por motores eléctrico o sistemas hidráulicos con el que se arrastran cargas, como me contaba que hizo Torres de Ibieca para arrancar carrascas en un bosque que iba a cultivar. Yo no sé si tiraba de los cables con motores o con caballerías. La Duquesa de Medinaceli daba un banquete en honor de Oliver, Conde de San Juan y el Rey le recibía en audiencia privada, mientras el Barón de Contenson veía a Huesca a cien kilómetros de Francia y murió sólo siete años antes de inaugurarse la Vía internacional por Canfranc. Ahora ha entrado en el “castillo” mi amigo el varón, con minúscula, como yo, Luis Acín, al lado de la Autovía Mudéjar, que va a Francia. ¡Qué los cuervos irisados, hijos de la Naturaleza, te den suerte para que dicha autovía se abra a Francia, donde un aragonés como tú, tal vez pueda redimir a Aragón, más que el Barón de Contenson!.

viernes, 26 de julio de 2024

La familia oscense de los Ponz




La vida nos va echando poco a poco de este mundo, pero cuando  crees que ya no volverás a ver a tus parientes y a tus amigos de tiempos ya pasados, un día,  el menos esperado, te encuentras con alguno de ellos. Por ejemplo, en este mes de Octubre, me encontré con Francisco Ponz González y ¡Dios mío, qué recuerdos trae a mi memoria su presencia!. Yo tenía en aquellos viejos tiempos, unos doce años y estaba de vacaciones y al acabarlas, tenía la necesidad de salir de Huesca, para regresar a Escoriaza, pero un absceso  brotó en la planta de mi pie derecho y me alarmé. Mi abuela Agustina, en cambio, confiaba en  don Mariano Ponz, lo llamó y él, como médico, ya entonces antiguo, vino en seguida a mi casa, sacó un bisturí y me abrió la piel, que contenía la materia purulenta, la hizo salir y me dejó como nuevo, de tal forma que ya no tuve que esperar ni un minuto para marchar al pueblo guipuzcoano, a seguir mis estudios. Don Mariano, en aquellos tiempos en que la elegancia era costumbre de muy pocas personas, él la practicaba, con su semblante, su chaleco, su chaqueta y los limpios zapatos que  soportaban su elegante figura. El sombrero se lo quitaba cuando llegaba al piso del enfermo y se lo ponía de nuevo al marchar. Su rostro era redondo, agradable y sonriente sin reírse con sonoras carcajadas, sino con un saber estar y pasar por la vida agradablemente. Su amabilidad la utilizaba con todos los enfermos que visitaba, pero la estimulaba, al acordarse de que era pariente de mi abuela, pues mi madre ya había muerto.  Yo me marché de Huesca, pero allá en Escoriaza, me acordaba de él  y cuando volvía de vacaciones, iba conociendo a su hijo, también médico y también llamado Mariano Ponz Piedrafita, que llegó a ser Alcalde de la ciudad de Huesca, así como a su simpática esposa Elisa Gonzalez Pedregal, con la que hablaba, cuando la encontraba por la calle o por el Parque: Yo le preguntaba por  su hermano el gran profesor del deporte entre la juventud y también me contaba las aventuras de sus hijos y de sus numerosos hijos y también de sus tres hijas. Me acuerdo especialmente del hermano pequeño, que hacía aventuras prohibidas con los pavos reales del Parque y a veces con las ocas. Me vino a ver en cierta ocasión hablándome de sus estudios. La más pequeña de las hermanas está casada con Abadías,  gran amigo mío, alegre y cuando me los encuentro me lo hacen pasar con gran alegría.

El Doctor Mariano, casado con Elena y padre de tantos hijos e hijas, era un gran amigo de mi cuñado Luis Tesa Ayala y cuñado del José María Lacasa, que también fue Alcalde de Huesca y amante de la música y del canto de la Coral Oscense. Se quedó viudo muy joven y su hijo recientemente muerto, me enseñó los instrumentos musicales, como los pianos, que todavía conserva su señora en el piso, también cerca del Parque. Mariano con su cuidado de la salud de muchos oscenses, de su actividad municipal en el Ayuntamiento, conservó siempre un buen humor. Bastaba ver juntos a él con José María Lacasa y mi cuñado Luis Tesa, para ver y escuchar sus risas,  producto de sus chistes a pesar de los trabajos, que a veces entristecen a los hombres.

Cuando yo tenía treinta años, estuve ejerciendo de veterinario en la Villa de Bolea y allí conocí otro médico, hermano del Abuelo que a mí me operó el pie. Era un señor, ya mayor, grueso, jubilado y que con su bastón se paseaba por Bolea. Tenía una hermana soltera que lo cuidaba y que era la bondad integra. Yo hablaba con ellos y acudí a su casa, donde me  invitaron a comer algunas pastas, acompañadas de buen vino de la tierra. Cuando murió su hermano, ella bajó a vivir a Huesca, colocándose en la Seguridad Social. Guardo de ambos hermanos un grato recuerdo, que  me hace pensar en la marcha desde este mundo al de más arriba. No sólo subieron ellos, sino su hermano Mariano, su sobrino e hijo de éste, de su esposa y de tantos otros, que vivieron en aquel chalet frente al parque donde reinaba la alegría .Ahora no hace falta preguntarle al jardín por todos los miembros de la familia Ponz, porque, sin hablar, sólo con ver su triste vegetación, se humedecen mis ojos. En Pamplona conocí a un miembro de los Ponz, que cuando me operaron,  acudió a visitarme a la Clínica Universetaria, donde él fue un hombre de gran prestigio. Fue compañero del Fundador del Opus Dei. De este hecho hace ya diecisiete años y ya sólo veía a la menor de las hermanas, que con mi amigo Abadías, tienen una casa de recreo al lado de la Ermita de Cillas. Por todos estos recuerdos,  agradecí a un hijo del Alcalde y Físico ósense, que un día del mes de Septiembre, me viniera a ver a Casa Almudévar de Siétamo. Yo me emocioné pero a él, se le puso un velo de tristeza en sus ojos, al recordar a sus antepasados y a sus hermanos. 

Los jabalies

 

Los jabalíes



Durante toda mi vida me han llamado la atención esos salvajes cerdos peludos, que viven de un modo primitivo en  nuestros montes, y que en cierta ocasión los vi correr por las calles de mi pueblo de SIÉTAMO, cuando venía la noche. Nos daban miedo a los niños, porque iban armados los mayores por dos colmillos óseos, que les salían de su boca, que inspiraban un terrible miedo a que atacaran a los seres humanos. Tienen su cuerpo cubierto de pelo oscuro, al contrario de tener su cuerpo liso de pelo, como sus hermanos los cerdos y son mucho más ligeros en sus desplazamientos. Los jabatos nacen con rayas longitudinales a lo largo de su cuerpo, que les da el nombre de rayones. El tiempo les da transformaciones en su color, porque se tornan de un pelaje oscuro. 
Los cerdos o Suis  Scofra  doméstica, son mucho más mansos que los jabalíes, pues en una laguna, entraron unos de estos y no podían salir. Tienen por costumbre meterse en balsas de barro para regular su temperatura. Unos ciudadanos se pusieron a ayudarles y los jabalíes se lo agradecieron, atacándoles con sus colmillos.


Yo he encontrado en el monte de Siétamo, en mis paseos por él, grupos de  jabalíes, a los que no vi, pero que escuché sus gruñidos, que me hicieron escapar con prudencia del lugar en que estaba encamada una familia de jabalíes. Un día, se salvó mi hijo Manolo, viniendo de Huesca, pues involuntariamente atropelló a un jabalí y gracias a  Dios, se salvó de darse un golpe.
Pero visitando a mi hija Elena y a su esposo Santiago en Pamplona, me acompañó éste por el monte de Zizur y encontramos a un vecino de Pamplona, acompañado por su perro.  Nos llamó la atención el aspecto del perro navarro que le acompañaba y hablando con él nos hizo el siguiente relato: “Cuando yo, Teófilo García, nacido en el pueblo navarro de Asarta, en el camino que conduce desde Pamplona al Valle de Berrueza, que muga con la Sierra de  Santa Cruz de Campezo y que sirve de límite entre Navarra y Alava, se fue a pasear por el monte acompañado por su perro pachón navarro, con el que entre otros tiempos de atrás, salía a cazar. En esta ocasión se querían tanto, que simplemente se acompañaban el uno al otro. El sabía que por aquellos terrenos, habían estado cazando varios alaveses, que habían arrendado aquel monte para cazar jabalíes. Cuando ambos compañeros volvían de pasear toda la tarde y empezando a oscurecer, de repente a Teófilo le sorprendió la presencia de un enorme jabalí, que surgió de un zarzal, en el que estaba escondido; pesaría el animal más de cien kilos y como estaba herido, usó el comportamiento que dichos animales tienen por costumbre, cuando por sus cercanías se aproxima alguna persona. Iban por un camino, en cuyos lados proliferaban encinas y bojes y como acabo de relatar surgió de repente de un zarzal muy espeso un jabalí con su boca abierta, que dejaba contemplar, asustando a Teófilo, unos grandes colmillos, que parecían navajas agresoras. Ante tan cruel amenaza, se cayó el que iba a ser atacado por la fiera y lanzó un grito de desesperación, al verse indefenso y con su vida en auténtico peligro y con la perspectiva de sufrir crueles mordeduras. “Chin” su fiel perro, al escuchar tal grito, acudió en defensa de su amo o más bien de su compañero y se lanzó sobre el jabalí, mordiéndole en las orejas y en el cuello y jugándose su vida por defender la de su compañero. El dueño tumbado seguía en el suelo, temblando de pánico y contemplando la dura pelea que mantuvieron los dos animales hasta que el perro logró hacer huir al atacante, quedándose  Teófilo libre de una muerte terrible. Pero la emoción no acabó con esta huida del jabalí, sino que se hizo más emotiva con el comportamiento de su compañero el  heróico  perro navarro, “Chin” , que se acercó a su dueño y le lamía la cara como queriendo aliviarle el sufrimiento que había padecido”.
Se está dando en la provincia de Huesca, una despoblación de numerosos pueblos, lo que hace que aumenten los jabalíes y también se produce un aumento de ejemplares en cotos de caza en los que se aumenta su número por la alimentación que se proporciona en comederos artificiales. Ese aumento de ejemplares en los montes, los aumenta también en las carreteras, lo que produce un aumento del número de accidentes en las mismas, que aumentan también el número de víctimas humanas. Yo me he encontrado con ver recrearse jabalíes,  jugando entre ellos en los campos de Siétamo y algunas veces escapando a correr de mi vehículo, con una velocidad ligerísima.
He visto casos de muerte en individuos que han comido carne de jabalí, que no había sido examinada de si en ella, había presencia de parásitos, pues todavía quedan personas que creen que los jabalís consumen productos muy sanos, como trufas, bellotas, setas, caracoles y vegetales.
A mí, me ha tocado examinar carnes de jabalí por medio de triquinoscopios, para descubrir en algún caso Nemátodos del Género Triquinella Spirallis. Estos pueden llegar a producir síntomas gastrointestinales como diarreas, que llevan a los consumidores a  muerte.
La caza del jabalí está muy presente en los cazadores, según unos por su gran tamaño, por ser una pieza salvaje y fiera, que abunda en los bosques de España.
 Son numerosas las especies de animales iguales al jabalí, por su alimentación,
 y por su reproducción posible entre ellas. Se ha conocido en no lejanos tiempos los “cerdolis”, que es un suido que es fecundo con los jabalís. Una asociación navarra de cazadores, ADECANA, ha descubierto que se cruzan los cerdolís con los jabalís.
Cerdolis.

Coinciden con  Adecana que este cruce de especies, da lugar a un nuevo animal, conocido como cerdolí, que puede poner en peligro, la pureza genética del jabalí.
Hay que tener en cuenta el peligro que dan a la circulación los jabalís en una tierra, que está en peligro de despoblación y si es importante la vida de los jabalíes, lo es más la de los seres humanos.

jueves, 25 de julio de 2024

Martín Pena Gracia, Colombófilo oscense.

 


A Martín lo conozco porque todos los días viene a Siétamo, donde desempeña la función de Cartero. Es un joven simpático, con el que da gusto conversar y más cuando me dijo que era Colombófilo. Al darme cuenta de su trato con las Palomas Mensajeras, le interrogué sobre la vida de esas aves “benéficas de la Humanidad” y me contestó con rapidez, pues al día siguiente  de irse a Huesca, volvió a Siétamo, con siete Palomas, que soltó  antes de regresar él a Huesca. Es que se trataba de un “Cartero Mensajero”, como él mismo se sentía un transmisor de noticias, como lo son las Palomas Mensajeras. Las  soltó todas, es decir las siete palomas en la Plaza Mayor de Siétamo, y les dijo: “hasta luego”. Volaron por encima de dicha Plaza, se fijaron en los detalles de la Naturaleza, con el fin de conocer distintas partes de nuestro mapa geográfico, como también era suyo, ese mapa de  su regreso a Huesca.  Marchó con su coche, saludando a las palomas, con su mano derecha a través de la ventanilla. Yo me quedé preocupado, paro Martín,  sonriendo,  me dijo: no se preocupe, porque dentro de unos momentos,  me encontraré con ellas en Huesca.
Cuando el martes, día 10 del mes de Octubre, llegó a Siétamo,  en una caja-jaula, a la que los colombófilos  denominan “el transportín”, traía siete palomas mensajeras, todas iguales de forma, pero de distinto color, ya que unas eran “rodadas” en gris y las otras eran de color “bayo”. No habían comido todavía, cuando llegaron a Siétamo, pero supongo que aumentaría su apetito al volar por el cielo de Siétamo.
 ¡Qué placer sentirían las palomas mensajeras al observar desde las alturas el cielo de Siétamo y explorarlo!. Pero no todo es dicha en esta vida, porque en algunos casos, si por allí cerca existen, por ejemplo azores o halcones, persiguen a las palomas. Con sus garras hacen diversas lesiones en el cuerpo de las palomas, unas veces les rasgan la piel de su cabeza o de su cuerpo, pero ellas,  a pesar de su gravedad,  logran escapar y llegar a su refugio. Pero por desgracia hay días en que muere alguna de las palomas heridas. Me dice Martín, que él está provisto de Yodo u otros medicamentos, acompañados por la aguja y el hilo, para las ocasiones en que ve que es necesaria la costura  de sus heridas.
Con estos pensamientos, las mira y parece que les dice: “Vuela, vuela, palomita, vuela, vuela al palomar. No te vayas tan solita, palomita, que te quiero acompañar”. Si, da la sensación de que las quiere acompañar, porque tan pronto las palomas cesan de dar vueltas por el cielo, como él no puede volar, se sube en su coche y se dirige al mismo punto de la capital oscense, en el que se volverán a encontrar. Entonces las mirará para ver si tienen algún daño en sus cuerpos volanderos, para utilizar el Yodo, la aguja y el hilo, para devolver a las palomas su salud, su belleza y su energía. Es que no puede dejar de acompañarlas, aunque no pueda volar como ellas, idea con la que sueña, no por alcanzar su placer, sino por identificarse con ellas, incluso en su vuelo.
Cuando nos enseñó la salida de las palomas mensajeras de su “transportín”, éstas saltaron a las alturas de la Plaza Mayor de Siétamo y producían la sensación de felicidad, que nos transmitían a los espectadores de este vuelo. Todas las mensajeras, unidas en vuelo colectivo, daban vueltas y más vueltas por encima de la Plaza y cada una que daban,  por haber alcanzado más altura, observaban circunstancias que les aclaraban la ruta por la que tendrían que volver, hacia Huesca.
La madre de Martín Pena Gracia, en el palomar de Huesca, está siempre esperándolo a él y a las Palomas Mensajeras y siempre piensa: ”volad, volad, Palomitas, porque os quiero acompañar. No os vayáis lejos de mí”.

martes, 23 de julio de 2024

La lengua del Midi, por Almudevar, bajó a Valencia


Alfonso I, el Batallador.

La Villa de ALMUDÉVAR, conquistada a los moros, en 1118, después de Huesca, en el año de 1096, por el Rey  Pedro I de Aragón, su sucesor Alfonso I el Batallador, conquista Almudévar. Conquistada Almudévar, se lanzó a la conquista de Zaragoza, para más tarde llegar a Valencia. Para la conquista de Zaragoza, consiguió en el Concilio de Toulouse y apoyado por su vasallo Gastón, Vizconde de Pau, que a esa conquista, se le diese la categoría de Cruzada. En Ayerbe se concentraron numerosos caballeros europeos, navarros,  aragoneses, vizcaínos y alaveses, para formar un poderoso ejército y éste avanzó ocupando con cierta facilidad la Villa de Almudévar y después Gurrea de Gallego y Zuera.

El primitivo  nombre de Almudévar era el vasco-ibérico Burtina, pero los árabes le dieron el nombre de Almodóvar, la Corona o La Redonda o la Colina  Redonda, traduciendo al castellano  el Tozal Redondo, del aragonés, lengua en que toza equivale a cabeza y tozal, expresa una forma de cabeza. En Siétamo hay un Tozal Redondo, al lado derecho de la carretera N-240, que va desde Huesca a la autovía de Lérida-Huesca y ya muy cerca de este empalme, se alza dicho tozal Redondo. Desde Siétamo se divisa en Fañanás otro Tozal Redondo. Hemos visto como en Ayerbe, preparándose para conquistar Almudévar, estaban las tropas de Gastón, Vizconde de Pau y por eso no es extraño que en la Revista de Almudévar, aparezcan escritos artículos, en fabla aragonesa, emparentada con el bearnés. Esos escritores están recordando la influencia lingüística, que existía y todavía persiste, entre el limusín, el bearnés, la fabla aragonesa y el vasco –ibérico. En 1118, volvió Burtina al poder de los cristianos.

El Rey de Aragón, Don Alfonso I el Batallador, en el pueblo de La Redonda,  Almodóvar o Almudévar, antes de atacar Zaragoza, nombró como Bayle a un ciudadano, que se había distinguido en la lucha para conquistar Almudevar y le aplicó este apellido, equivalente al de Almodóvar, por su significado en árabe, es decir la Corona Redonda. Este apellido se conservó y todavía se conserva,  no sólo en Aragón,  sino también en Valencia. Este antecesor de los Almudévar, Almodóvar y Almudéver, en Valencia, ¿era aragonés de la Montaña o era uno de los caballeros y señores franceses y gascones, que en gran número,  en Marzo del año 1118, se pusieron en Ayerbe al mando de Alfonso I de Aragón?. Para  mí, sin aportar ningún argumento documental,  que era francés, porque en la repoblación que se hizo del pueblo de Almudévar, entraron muchos ciudadanos con apellidos del Norte de los Pirineos.  Pero no se acaba en el Alto Aragón ni en Zaragoza la continuación del apellido  Almodóvar y Almudévar, sino que se multiplica en el Reino de Valencia, en tres formas, a saber Almudévar,  Almodóvar y la tercera en Almudéver, procedente de la pronunciación de la lengua valenciana o limosina. Igual que existe en Aragón el apellido Sorribas y en Cataluña se transforma en Sorribes, el apellido aragonés Almudévar se cambia en numerosos casos, en Valencia,  en Almudéver.

En el libro de la Biblioteca Valenciana de Don Justo Pastor Fuster, publicado en 1827,que contiene los autores valencianos hasta 1700, al llegar en el número 1571, que trata  de ONOFRE ALMODÓVAR, dice que el citado Onofre “se llama Almudévar…En Ximeno,tomo I,pág. 158,col. 2, se le llama malamente Almodóvar, siendo así que en el prólogo que hizo  a “Lo Sompni de Joan Joan”, y la “Brama dels llauradors”… con una discreta prefación, se llama ALMUDÉVER” .

Después de tomar los pueblos de Almudévar, Gurrea de Gallego y Zuera, sitiaron Zaragoza a fin de Mayo de 1118. Fue duro el sitio de Zaragoza, teniendo que cortar el suministro de agua por el Canal de la  Romareda. Después de pasar frío, pues los soldados dormían al raso, cayó la ciudad el día 18 de XII de 1118.El francés Gastón IV del Bearn,  fue nombrado Señor de la Ciudad de Zaragoza,  como compensación a sus esfuerzos, como se hizo con el Bayle de Almudevar. En la Biblioteca del autor Gregorio Mayans , se lee que un hermano de Onofre Almudévar, que era arquitecto o Maestro de Obras, estaba en Zaragoza.(en el año¿1759 y 1782?. En el Claustro de la iglesia románica de San Pedro el Viejo de Huesca, está enterrado otro Maestro de Obras, con el apellido Almudévar, según me dijo Don Jesús Vallés Almudévar, sacerdote de dicha Parroquia.
Entrada de Alfonso I en Valencia.


La conquista de Valencia, ya se intentó llevarla a cabo por Pedro I y por su hijo Alfonso el Batallador. La batalla de Muret obligó a Aragón a dejar sus pretensiones en el Sur de Francia  y le obligó a pensar en Valencia. En 1238, acudieron a Valencia,  además de aragoneses y catalanes, navarros, occitanos, alemanes e ingleses, asistidos por los privilegios que  le dakba el título de Cruzada. En 1238 fue conquistada Valencia. No es de extrañar que los Almudévar, influenciados por la Villa de Almudévar y por Zaragoza, que acudieran a Valencia. En la repoblación de Valencia, los nobles de Aragón, reaccionaron  con la prohibición de prolongar sus señoríos en tierras de Valencia. Pero los Franceses( occitanos y otros), en Almudévar, es de suponer que conservarían el lemusín en dicho lugar y en Zaragoza, donde se dice que había un arquitecto llamado Almudévar y hermano de Onofre Almudévar, y éste,  llegó a escribir en libros de Valencia,  en lengua limosina, además de escribir en castellano.  Acudieron a repoblar Valencia alrededor de tres mil cristianos, unos catalanes,  otros navarros y de Aragón,  mezclados con algún europeo. Entre los aragoneses iría, es de suponer, algún Almudevar, de origen francés,  poseedor de, entre otras, de la lengua limosina.

Onofre Almudévar era impresor, editor y poeta en la lengua valenciana. Timoneda lo nombra en su “Sarao de amor” y Gil Polo en su “Canto de Turia”, con estas palabras: ”Aquel a quien de derecho le es debido- por su destreza un nombre señalado,- de seis sagradas Nimphas conocido;-de todos mis pastores alabados- hará un metro sublime y escogido.-entre los más perfectos estimado:-éste será Almudévar, cuyo vuelo-ha de llegar hasta la suprema cumbre”. J. P. Fuster lo nombra como ALMODÓVAR. Dice que escribió una instrucción para participar devotamente en la Santa Misa. (VALENCIA de Gabriel Ribas,1571).

Zaragoza cayó con Alfonso el Batallador en 1118 y Valencia en 1238, después de ciento veinte años. Y durante quinientos prosperó la lengua valenciana, pero en el año de 1510, el poeta valenciano Martín Vinyoles, escoge traducir al castellano y no al valenciano, una obra latina Supplementum Chonicarum. Pero Narcís Vinyoles, justificó su fe en la política regia de la centralización del Estado Español, con estas no merecidas palabras:”Más con deseo de servir y complacer  a muchos que con presuntuoso atrevimiento, osé alargar la temerosa mano mía, para ponerla en esta limpia, elegante y graciosa lengua casstellana, la qual puede muy  bien y sin mentira ni lisonja, entre muchas bárbaras y salvajes de aquesta nuestra España, latina, sonante y  elegantíssima  ser llamada”. Viñola y Vinyoles, son como  el catalán Sorribes y el aragonés y castellano Sorribas. Todos somos ciudadanos y merecemos un respeto, como todas las lenguas proviene del Creador, como narra el Diluvio Universal. Un catedrático Antoni Ferrando dice que el trato de lenguas ·bárbaras y salvajes”, no iba contra el valenciano, sino contra ·el vasco y otros hablares rústicos que había en la península”. Yo creo que ninguna lengua española merece ese trato, porque en Aragón se encuentra unas dieciséis veces el nombre de Xabierre, vasco ibérico, como en Navarra se encuentra Xabierr y en el pueblo de las Cinco Villas, San Miguel, en su parroquia a principios del siglo XX, se rezaban oraciones en vasco. Yo tengo escrito y publicado un libro en fabla aragonesa, que se titula “Veyendo chirar o sol”. Ha sido para mí una satisfacción encontrar que mi afición a la Fabla Aragonesa, coincide con el amor de Onofre Almudévar, a su dulce lengua valenciana. Ambas se descolgaban y compartían con las del Midi francés; se imponían a los invasores moros, se desarrollaban,  para luego llegar a casi desparecer, ante el castellano y ahora ante el inglés.

 Yo también amo todas las lenguas españolas,  pero me descubro ante el desarrollo que alcanzó la lengua castellana en América. En Valencia en 1510, Ausias March, dominaba la literatura con sus escritos y el castellano en 1492, empezaba a hacerse universal.  Se hablan en el mundo muchas lenguas, pero el inglés se está apoderando del mundo y concretamente de España. ¿Cómo se vio ONOFRE ALMUDÉVAR, llamado así, en unas ocasiones y en otras por ALMODÓVAR o por ALMUDÉVER?.  Se lamenta Onofre ALMUDÉVAR  de que al despreciar la bella lengua valenciana, no pueda enterarse el pueblo de “les coses altes que en ella están escrites”. Yo mismo no puedo aclararme sobre la existencia de un hermano de Onofre en Zaragoza.

“En 1561, el editor valenciano Onofre Almudéver acusará a sus compatriotas valencianos de ser “ingrats a la llet que habeu mamat i a la patria on sou nats”, por la renuncia de los escritores a usar la lengua autóctona. Así mismo, los conmina a mostrar “ a las  nacions  estranyes la capacitat de les persones , la facundia de la llengua i les coses altes que en ella están escrites”. Aunque es cierto que en la “Decadencia” de la literatura en valenciano no se produjo una ruptura total, muy pocos escritores recogieron el guante de Almudéver y la castellanización literaria cobró carta de naturaleza. Como dijo Fuster, que ”los valencianos dimitan de la condición de valencianos en el orden de la cultura. Era una orden de suicidio”.Hay muchos valencianos que no quieren ver desparecer el valenciano, con más éxito que los aragoneses, que comprobamos cada día la mengua de la Fabla Aragonesa, con la desparición de pueblos enteros del Alto Aragón.

Onofre escribe muy bien en castellano y en valenciano. En castellano, le dedica al Ilustrísimo Señor don Carlos de Borja Duque de Gandía, el siguiente Soneto: “El lustre de linages escogidos/ de la ciudad y reyno de Valencia/ su antigua prosapia y descendencia/ al parangón d’estraños muy subidos/. Los títulos y nombres merecidos/ por hechos de grandísima  excelencia/ las rentas y vasallos de heminencia/ injusto era tenellos escondidos/. Vicyama sin que más aquí lo alabe/  por tu milicia antigua ha descubierto/ estos indicios do sacas tal tesoro”. En valenciano, puso  versos de la edición de Jaime Roig, en 1561, hecha por Joan de Arcos, así expresados:”Si molt te conforten ab dolza fragancia/les flors dels ingenis dels vigils poetes/y en est verger entres, llegint ab instancia,/porás collir fruites ab gran abundancia/de moñt grans sentencies, subtils y ben tretes./ Avisos y eixemples te pinten y broden,/ y ornats de molt dolzos vocables y versos,/ virtuts grans y vicis empelten y poden,/ y tals a les dones comparen y apoden,/que fan, si bels gusten,retraurels dispersos./ Mastegals y gastals , rumials mil voltes,/ si vols bien entendre ses fraus y reboltes”.

La Historia habla de la influencia de las lenguas del Midi Francés en las del Este de España, de cómo fueron viniendo las citadas influencias, a España a través de los Pirineos por las conquistas de Huesca, de Almudévar, de Zaragoza y de Valencia. Cuando uno se da cuenta de que su apellido viene de esas conquistas, el mío en Almudévar y en Valencia se  mezclan los Almódovar,  los Almudévar y los Almudéver, se pone a pensar en Onofre, de tales apellidos dotado, de su poesía, defendiendo el valenciano contra el castellano y en uno mismo,  cuando escribí, imitando a mi padre Manuel Almudévar, la  obra en Fabla Aragonesa:”Veyendo chirar o sol”.

Si para bajar los Almudévar desde Francia hasta Valencia, acompañando la lengua limosina, encontraron  un buen camino, yo creo que para exportar los valencianos sus frutas a Francia, tampoco sería mal camino el que entonces se utilizó para bajar, utilizarlo para subir por el Pirineo Central.     

lunes, 22 de julio de 2024

Máximo Larripa, desde antes de la Guerra, hasta ahora

 


Máximo Larripa, es un oscense, a los que también llamaban “fatos”. Para algunos ser fato era como ser un tanto vacío de talento, pero los oscenses no hacían caso de tal insulto, sino que se sentían humanos y honrados, al verse apodados por esa palabra, que ellos creían en el fondo, que significaba una persona nacida en Huesca, de la que estaban presumidos. Ese apellido de Ripa es vasco y frecuente en Navarra, en Huesca y en el País vasco-francés. Cuando le he preguntado si su origen tenía un principio lejano geográficamente, se ha sentido oscense de toda la vida por no decir de toda la Historia. El se puso a recordar antepasados suyos, que iban alejando de la actualidad el origen de ese apellido. En Jaca existe desde hace siglos el apellido Ripa, en Pamplona existe la Farmacia de Ripa y en el País vasco-francés, que es muy frecuente en Huesca, existen los Lapetra, Laborda, Laliena y una multitud de las mismas características, como Larripa. Me dice que nació en la Calle Padre Huesca, en el antiguo número 19. Ya desde muy niño tuvo que trabajar para ganarse la vida, impidiéndole esa necesidad de trabajar, dedicar el tiempo para formarse  como hombre. Sin embargo, con el escaso tiempo que asistió a la Escuela, ha llegado a ser un hombre ya mayor, con una educación modélica. Es un hombre trabajador, honrado y con una educación extraordinaria. Con ocho años, cobró el primer sueldo de su vida, que ahora no se lo creería nadie, a saber un “huevo diario”.  ¿Quién le pagó su primer sueldo diario?.  Sencillamente, se lo pagó el ahora ilustre Industrial, creador en aquellos viejos años, de un Matadero de Aves.  El gran mérito de este oscense que llegó a fundar un Matadero de Aves, fue que este hombre no fue en aquellos viejos años un hombre rico, cuando de su “pobre generosidad”, como pagar a un aprendiz un simple huevo, tardó muchos años en hacerse un industrial próspero. Llegó poco a poco a crear una gran empresa, que sacrificaba pollos y enviaba a muchas carnicerías de España. Hubo en esta época varios industriales en Huesca, como Porta, que hizo funcionar la Harinera Porta. Otro Porta, es decir  un pariente suyo creó una Industria de Piensos Compuestos, que alimentó miles y miles de animales de distintas especies en toda España. Los Hermanos Albajar, crearon una industria que construyó cosechadoras de cereales en toda España. Yo mismo llegué a utilizar dos de ellas. Luna creó una industria que construyó Grúas ,que por toda España, trabajaron. Murieron aquellos héroes que convirtieron a Huesca en una ciudad industrial, pero todavía permanece vivo el señor Chías, acompañado por su esposa, y está feliz en su vivienda rústica y ajardinada, en la Cabañera de la Cruz del Palmo. Antonio Chías Dieste,  otro de los industriales osenses, permanece vivo, cuando muchos de los hombres de acción de Huesca, ya murieron. El todavía vive, en una edad que rodea  cerca de los noventa años y hoy, el señor Máximo Larripa, me recuerda aquellos jóvenes años de Antonio Chías, que luchó en sus primeros años para construir un Matadero de Aves, en cuya construcción puso su propio trabajo infantil, cobrando por primera vez, a sus ocho años, un simple huevo. Hoy, al conversar con Máximo, me he dado cuenta de que  con Don Antonlo, que ha alcanzado ese grado de tratamiento de Don, trabajaron también muchos oscenses, que impulsados por su inteligencia y su amor al trabajo, construyeron entre todos, un Matadero de Aves. Recuerdo a Don Angel Escartín, que colaboró con Chías y pienso en mí mismo, que fui nombrado Inspector Veterinario de dicho Matadero. Pero Antonio era un hombre sin dinero, que quería que se acabase la pobreza entre el pueblo oscense y de la nada, con la colaboración de muchos  hombres y mujeres, como el niño Máximo Larripa, con el que estuve hablando en un velador del Bar Rugaca, empezó trabajando de la nada hasta la Industria. Este Máximo me recordó la historia de Chías, diciéndome que “Al principio era un comprador y vendedor, que recorría los pueblos sobre una pobre bicicleta y más tarde, se compró un Isocarro de tres ruedas, y con productos alimenticios, los cambiaba por huevos, gallinas y conejos. A veces alguna mujer le daba huevos a cambio de chocolate, judías, garbanzos o lentejas o arroz”. Máximo ya era en aquellos tiempos amigo de Chías, porque era como un ayudante suyo. “Le pesaba las judías, los garbanzos y en casa de la Mercería del Coso, dirigida por Don Guillermo, cogía botones, hilos, lanas, agujas y alguna tijera”. En la calle Las Huertas, mataba sus pollos y yo estuve con Don Angel Escartín, viendo aquel matadero primitivo, donde mataban los pollos. Era un ambiente, lejos de las normas modernas, entre otras razones porque el techo del matadero era muy bajo y la ventilación dejaba algo que desear. “En esos pobres locales tuvo sus principios el Matadero de Aves, que fue como un profeta del comercio aviar, que se ha extendido por toda España”. Maximé Larripa, con sus escasos años ya repartía pollos por Huesca. Cuantas veces le decía la buena madre de Maximé a Chías : “ No me mandes al crío a vender, que le quitarán las perras”. Iba Máximé a repartir pollos por los comercios con su bicicleta, que llevaba en un cesto de mimbres, en el portabultos de la misma. Han pasado más de cincuenta años y a Maximé te lo encuentras sonriente y amable, con una bondad enorme y a veces sufriendo la escasez de dinero, por la pérdida de aquel viejo comercio, que le daba trabajo por las calles de Huesca y por los pueblos. Pero siempre encuentra algún trabajo, como la limpieza de yerba en los corrales de la Plaza de Toros.

CAROLUS REX Y LAS MUJERES

Estaban dos jóvenes varones al borde de la acera y a su altura, han parado su coche dos jóvenes mujeres. Entre risas de unas y entre bromas ...