martes, 31 de enero de 2012

El Taurobolium, en Aragón y en Navarra, conserva los toros, en gran parte del mundo


 





Yo he estado durante varios años, ejerciendo mi profesión de Veterinario en el antiguo Matadero Municipal de la ciudad de Huesca,  y cuando entraba por la puerta de la reja,  que separaba el Matadero de la Calle, yo miraba a lo alto de las naves, y me daba la impresión de que era una “toza” de toro, la  que me miraba. Sus  cuernos que unas veces te daban  la impresión de ser defensivos y otras agresivos me impresionaban.  En la nave donde se sacrificaban las ovejas, carneros o corderos, mostraban su cabeza unos carneros también cornudos.  Me preguntaba si aquellas tozas de toros o de bueyes, representaban algún misterio en la vida de la humanidad. Crecían en esa entrada al Matadero dos higueras, que producían unos higos tiernos y melosos,que  hacían ver a los hombres que había dos clases de alimentos, unos obtenidos de los animales a los que había que sangrar y otros de los producidos por las verdes plantas,como las higueras. Unas veces me acordaba de la poesía que Juana de Ibarburu, le dedicaba a la higuera, y pensando en ella, al saborear uno de sus frutos, me acordé de la Villa Romana de Arellano, cerca de Pamplona.
Esta finca se encuentra,debajo de Pamplona y de Estella. Tiene unos once mil metros cuadrados y en aquellas tierras, donde los romanos  cultivaban la uva, aparecieron los restos de una finca, agro-ganadera, presidida por su villa rústica de los siglos I al III después de Cristo. Relacionando las uvas producidas en la villa romana con los higos,también vegetales del Matadero de Huesca, caí en la cuenta de que, como en el Matadero y en la villa romana,los hombres antiguos y los modernos,coincidían en pensar en los misterios de la alimentación vegetal y el de la carne del toro,con la que servían al cuerpo y al espíritu.Han pasado unos veinte  siglos y en la villa, se encuentran, las dependencias para uso exclusivo del hombre y de sus dioses,con sus habitaciones, pavimentadas con mosaicos. Una de esas dependencias era el   podíamos llamar, templete de las Musas y en él, se rendía culto a Cibeles. Las leyendas paganas se exhiben en estos mosaicos, como el amor entre la diosa Cibeles y su hijo Attis. Otra dependencia era el taurobolio, en el que se sacrificaba un toro, acompañado del baño del sacerdote pagano con la sangre de ese toro. Ese baño  era como el símbolo de un drama sagrado,ya que representaba las relaciones de la diosa madre, Cibeles con Attis,  su hijo. Esta ceremonia tal vez estuviera basada en prácticas del Oriente primitivo, como la  de beber sangre de un animal, fundada en la creencia de que la fuerza de la creación salvaje, se podría readquirir por el consumo de sangre o por el baño con la misma. El paganismo parece ser que ya buscaba un bautismo o una comunión, que estaban reapareciendo en el mundo con la llegada en esa época del cristianismo. Cibeles era la diosa Magna creadora  de toda la Naturaleza y tuvo un hijo,  al que llamó Attis. A Cibeles  le fue creciendo el amor a su hijo, de tal manera, que cuando ya fue  varón se apoderó de su corazón, para hacerlo  su amante. Pero un día Attis se enamoró de una ninfa, y la  poseyó carnalmente. Cibeles sufrió unos celos terribles y  golpeó de tal forma, a Attis,que éste, horrorizado se castró para poder guardarle la fidelidad  a su madre y amante. Murió Attis desangrado y Cibeles lloró, pero como  era dios, no fue su muerte definitiva. Por fin llegó la Primavera y Attis resucitó, volviendo a renacer la flora de los campos acompañando su retorno a la vida.
El Taurobolio, se distingue  del  establo, por qué en él primero,edificio de forma rectangular, se sacrificaba un toro y el sacerdote pagano que lo hacía, se bañaba en sangre, que parece ser tenía por objeto purificar el espíritu de los hombres,como si se tratara de un bautismo. Parece que los cultos romanos encontraron entre el toro y el hombre ibero, en este caso vasco-ibérico, un trato en que los hombres quisieron hacerse amigos con el toro,  como se hicieron con el caballo.Con el toro fracasó esa ilusión y nació la tragedia del toreo,que todavía dura, desde que se sacrificaban toros en los taurofolios, se representaban sus cabezas en aras de piedra, hasta ahora mismo con las corridas, y  los encierros. Todavía están representadas las cabezas taurofílicas, como se puede comprobar en el viejo Matadero de Huesca.
 No sé si ya se confunde todo, pero  los sabios,van explicando con sus excavaciones y sus estudios lo que ha pasado en la historia y que todo aquello sigue influyendo en los actuales tiempos. Entre otros sabios, escribió de la Taurofolia,el poeta de lengua latina el calagurritano Prudencio, que en   el siglo IV d. C., narraba lo siguiente:”la persona que ha de recibir el taurofolio entra en una fosa cubierta, con un suelo agujereado.Se conduce a un toro sobre el suelo agujereado y se le sacrifica hundiendo un largo cuchillo en el pecho.Su sangre se cuela en la fosa cubriendo al devoto  que se encuentra debajo.El iniciado sale de la fosa y se presenta ante la gente como un ser nuevo”. Como he escrito el primer día que yo acudí a contemplar el Taurobolio de Arellano,  estaba cerrado, nos encontramos con un riojano, como Prudencio, con el que hablamos y prometió que volvería.Con el riojano, desde las redes que nos impedían el paso hacia adentro, mirábamos y tal vez ellos nos contemplaran desde dos piedras o aras, dos cabezas de toros, que sobre el suelo, abrían unos enormes y pétreos ojos. Así como en el Cristianismo se adora  el Cuerpo de Cristo, consagrando, las formas de pan y convirtiendo en sangre el vino, que en el cáliz se bendice,  en la bodega de la Villa, se encontraba un “larario”, que era un altar de piedra de pequeño tamaño, adornado con  conchas de yeso . Esa gran bodega se utilizaba para conservar el vino contenido en tinajas de barro,  para acoger visitantes y recrear celebraciones religiosas.Aquel taurobolio era un edificio con pórticos y de forma rectangular. Ese edificio tiene formas religiosas, que destinaron los dueños de la villa romana a venerar a la Gran Madre, la diosa Cibeles y a su hijo y amante Attis.Este, por ser infiel a su esposa-madre, fue castigado quedando castrado. Después murió por la pérdida de su sangre.Murió Attis y resucitó como un dios pagano, al llegar la Primavera, en que salieron las hojas de las plantas y brillaron los colores de las flores.¡Qué ambiente pagano se vivió en aquella sala de recepciones y de banquetes, donde consumían la carne de toro, acompañada por largos tragos de vino, que sacaban de las abundantes tinajas, que habían pasado por el “fumarium”, para que el humo, lo envejeciera.
¡Cómo contrastaban las escenas de  aquellos  siglos de paganismo, con  las más piadosas, que montaron los cristianos!. El poeta calagurritano, Prudencio, nacido un poco más al sur de Arellano, también escribió piadosas escenas de la comunión cristiana.
Por las comarcas de Arsaos, cerca de Jaca, Bascunes y varias otras, pobladas en tiempos actuales y pasados, por personas,  que se citan como vascones, se han encontrado monedas vasco –ibéricas.Francisco Marco Simón de la Universidad de Zaragoza,escribe sobre los taurobolios vascónicos ,diciendo que “ En diversos puntos del oriente de Navarra y del norte de la provincia de Zaragoza-dentro de la zona habitada por los pueblos que las fuentes antiguas citan como vascones- ha aparecido un grupo de aras de piedra que exhiben como motivo esencial cabezas de toro”. Aparecen en Sos del Rey Católico tres ejemplares de aras yen Uncastillo, se encuentran más.También aparecen cabezas de toro en Ujué,en Aibar,en Artajona,en la alavesa Laguardia y en Yanguas en la provincia de Soria.No sólo se han encontrado piedras con toros en esta zona,  sino que en toda la península, se han hallado también.
El emperador Juliano en los años 31-363, emitió una moneda con un toroal que alrededor de sus cuernos lucían dos estrellas y en Sos del Rey Católico en un altar, aparece un toro con los mismos caracteres y en Arellano se han encontrado dos monedas correspondientes a ese emperador Juliano.Eran dos las influencias que la moneda tenía en las tradicionales costumbres de aquellos pueblos iberos y en el valor económico que los toros, en aquel entonces,influían en la economía.Por un lado se aprecia la llamada imperial a la vuelta de los sacrificios tradicionales y por otro la influencia del sacrificio de los toros por la carne que producían en la economía.
Dos eran en Iberia los animales que más  atraían a sus habitantes, a saber el caballo y el toro. Del caballo consiguieron los íberos, hacerse amigos suyos, amistad que todavía sigue estando viva, pero con el toro, no consiguieron amistad, sino que fueron a la lucha, que todavía se practica en los encierros y en las corridas de toros.Entonces, como ahora, se matan mutuamente el hombre y los toros, y su carne ha sido apetecida por la humanidad.En el sacrificio taurobólico, esa carne representaba la riqueza natural, dirigida por la diosa Cibeles.  El trigo era escaso y comían pan de bellotas de carrasca y de roble, cuando en el cristianismo las obleas de harina de trigo eran el Cuerpo de Cristo.
Entonces los emperadores gobernaban  incluso la religión, la nobleza,que tenía sus templetes,como el de la villa de Arellano, despreciaban  a los esclavos y con el dinero, pagaban las tradiciones que querían conservar, como los taurobolios, con los que enlugar de buscar la justicia y la alimentación de los humanos,se iban enriqueciendo, por fin   morir.
Los taurobolios estaban distribuidos por el Imperio y por toda la península Ibérica, pero esta parte de cerca de Pamplona, Montejurra, Arellano, Sos del Rey Católico,  San Miguel en las Cinco Villas y Ujué estaban habitados, además de por vascones, por multitud de toros y de bueyes,entre los que se encontraba la raza brava de los karri-kirri.  Al aparecer debajo de la tierra, la  villa de Arellano, da la impresión de haber sido hallada la capital mundial de los taurobolios. Parecía que los vascones habían desaparecido bajo tierra, pero así como Attis, que era un dios, hijo de la Magna Mater Cibeles,resucitó y Cibeles ha hecho reverdecer la tierra de Navarra, Pamplona se ha convertido en la capital mundial de los toros, que cada año, acuden turistas de todo el Mundo a contemplar la continuación de la lucha de los toros contra los hombres y de éstos contra los toros.En esta tierra se mezclan el arte, la religión, los nuevos regadíos,el canto,  el baile, el vino, las dos lenguas  y los toros, tanto que hacen resucitar el pasado, para buscar un porvenir más justo.

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