Cuenta Ramón J. Sender que tenía un niño amigo suyo, que se llamaba Froilán y el año 1909, murió electrocutado, al contactar su pequeño cometa de trapos y de cañas, con un cable de alta tensión. Los vecinos del pueblo afirmaban que aquello ocurrió por el influjo nefasto del Cometa Halley, como el que también se atribuía a un tremendo terremoto ocurrido en Méjico y a la inundación que causó la desgracia de la niña Omaira y de sus paisanos colombianos, muertos unos por la erupción del volcán Nevado del Ruiz y por las corrientes de lodo que dejaron sin vivienda a muchos ecuatorianos.”Sender esperaba la vuelta del Halley para el año 1985 y creía, más loco que yo, que Froilán volvería a visitarlo, montado en su cola”. Hasta Ramón J. Sender, sentía en su interior, como los campesinos más humildes, el paso de los ovnis o platillos volantes y creyó que su amigo el niño Froilán, marcharía por el espacio, montado en el cometa Halley. Trató de esperar el nuevo paso de dicho cometa, pero Ramón J. Sender, no vivió hasta el año 1985. Pero así como Sender sintió en su mente las aventuras del cometa, tal vez fuera él mismo, el que influyó sobre mí y ese impulso me obligó a esperar la llegada de Froilán, para entregarle, una rana cogida en la balsa del monte, donde Froilán se supone había subido o lo habían montado en el Cometa. Y hablando de la rana escribí lo siguiente: “¡buen regalo para Froilán , que también es anfibio, porque yo lo vi en la tierra de Huesca y venía e iba por el espacio, a otros espacios más lejanos”; efectivamente lo vi en Huesca, pero a través de los escritos de Ramón J. Sender. Sender y yo, estuvimos influidos por la inquietud, presente en la misma Biblia, por ejemplo del Carro de Fuego, del profeta Elías, que bajó del cielo para llevárselo. También, seguramente, Ramón J. Sender conocería a la hermosa Julieta de Barbastro, mujer amada por todo el mundo, porque además de bella era poetisa y pintora. Un amigo convivió con ella en París y en Cuba y tuvo novios y amantes en Huesca y en Madrid. Pero ella tuvo amigos de lejos de la Tierra, como los gatos venusianos, como ella los llamaba, que de vez en cuando se ponían en contacto con ella y le decían que serían felices si se iba con ellos, en su Ovni. Amaba el arte porque pintaba cuadros al estilo Naif y se los presentaron, en una exposición, después de muerta. Ella nunca quiso dejar esta tierra, que unas veces la hacía feliz y otras la tenía durmiendo debajo de una escalera, en la calle Argensola. Tal vez fue una buena señora la que le dejó ese refugio. Siendo ya mayor, repartía periódicos por Barbastro. Murió en 1979 a los ochenta años y todo el mundo la quería, sobre todo la juventud. No se sabe como era el Ovni en el que la querían llevar, como tampoco se conoce la maquinaria del Carro de Fuego de Isaías. Todos los medios de volar por el espacio gozan del misterio de los ovnis, como hemos visto en el cometa Halley, en el Ovni de Barbastro y en el vehículo de Isaías. A Moisés le hablaba el Ser Supremo, desde una “Zarza ardiente”, que tal vez fuera una “nave”, dotada de una gran iluminación. Y ¿qué sería el Arca de la Alianza?, lo ignoramos, pero pudiera ser un aparato con energía nuclear, con el que produciría el “maná”, alimento completo para subsistir en medios artificiales, como las pastillas que consumen actualmente los “astronautas”. Al llegar la Edad Media, cuando alguno se atrevía a confesar haber visto algún objeto volante, muchas veces perdía su vida, por obra de una justicia cruel.
Pero el florentino Giotto en el siglo XIV pintó en un cuadro titulado “Adoración de los Magos”, la Estrella de Belén, que guió a los Reyes Magos hasta la cuna de Jesús, en el Portal de Belén. Pintó una estrella con una habilidad, que hace comprender la escasa velocidad que llevaba, para que los Reyes Magos, no se perdieran. Pero no sólo es el pueblo el que se interesa por estos hechos, sino que los mismos astrónomos, le pusieron el nombre de Giotto, a la sonda espacial europea (AEE), que lanzaron en 1986, para encontrarse con el cometa Halley.
La estrella de Belén influyó sobre todo el mundo cristiano, porque ¿hay alguna estrella que se desplace a la marcha de los camellos y que se pare al llegar al Portal de Belén?.
Hace unos cincuenta años, que en Siétamo ocurrió lo mismo que le pasó a Constantino, antes de entrar en Roma, es decir que se le apareció en lo alto del cielo una Cruz, con el grabado de “In hoc signum vinces”, que tal vez se lo concediera el Señor como premio a su lucha por el cristianismo en Roma. En Siétamo en una procesión, cuando pasaba por la Paul, Antonio Bescós , alias Trabuco , observó en el cielo una cruz con ángulos rectos, no formados por gases, que hizo observarla a todos los que participaban en dicha procesión. Este hecho ocurrió hace unos cincuenta años y ya quedan pocos de los asistentes a esa procesión y unos de los que todavía viven se acuerdan de tal hecho y otros, ya lo han olvidado. Hará unos treinta años, ocurrió un caso como el de la aparición en Arbaniés, es decir de un Ovni o Aparato Volante, que se paró en la cara Sur de la Sierra de Guara, a la altura aproximada de Coscullano. Yo casi ni me acordaba pero Pascual Ordás de Arbaniés, me ha hecho recordar todo lo que allí ocurrió. Estaba dicho Pascual Ordás, nacido en Arbaniés, con Silverio Dueso Ferrando, también de Arbaniés, pastor del rebaño de ovejas del pueblo, preparando la suelta del ganado. A primera hora de la mañana, empezaron, en medio de su conversación, a fijarse en un objeto, que les pareció ser volante, que estaba sobre la cara Sur del Pico de Guara, poco más o menos sobre Coscullano. Miraban y volvían a mirar para ver si hacía algún movimiento, pero estuvo mucho tiempo sin moverse. Pascual también se preguntaba : ¿quién o qué estará dentro de este aparato?. Ellos estaban un tanto extrañados de ver aquel redondo aparato y pensaron si se trataba de un Ovni, pero, a pesar de su curiosidad, no esperaron a verlo circular, porque tal vez esperaran que se movería cuando salieran ellos de la paridera y fueron a darse vuelta por ella, para ver el ganado y al subir, ya no lo vieron, porque había desaparecido. A los dos o tres días, enterado por las conversaciones de los vecinos de Arbaniés y de Siétamo, subí a hablar con Pascual. Iba acompañado por José María Díaz Castán , hijo del Boticario de Almudévar, donde había nacido, que era muy amigo mío y que tenía una gran afición a estos vuelos misteriosos, pues una noche se llevó a una hija de “Manolotas” y a Pascual, a San Cosme, donde él afirmaba que se veían Ovnis. Pero no vieron ninguno. Antonio Cano, pastor y gran amigo mío, que todavía vive, contaba que alguna vez, por las noches en San Cosme, veía a su “santero”, cruzando la Plaza, que está delante de la Ermita, por delante de ella, sin pisar el suelo. Así como el escritor famoso José María Llanas Aguilaniedo, escribió que una noche se acostó en una tumba vacía del cementerio de Huesca, para escuchar algún sonido de los muertos, el pastor Antonio Cano, afirmaba acudir por la noche al cementerio para intentar oír los mismos sonidos. Otra vez se demostró la preocupación del sabio y del hombre sencillo por los problemas de la humanidad.
Fuimos con Pascual Ordás a Radio Huesca, de donde nos habían llamado y estando en la entrevista, desde la Empresa Alvisa de los Hermanos Albajar, constructores de cosechadoras de cereales, llamó alguien, que sería, suponemos que un trabajador, afirmando que también él había contemplado el Vehículo Volante u Ovni de Arbaniés.
Durante la Edad Media fueron abundantes los hechos, por ejemplo Pedro III el Grande en el siglo XIII, en una marcha sobre los Pirineos vio “un terrible dragón de enormes dimensiones que volaba y oscurecía el aire con su aliento”. Un enorme avión en aquellos tiempos podía parecer un dragón, que oscurecía el aire con los gases de la combustión del petróleo que consumía. En el Renacimiento aparecen numerosos cuadros con aparatos volantes, como Fra Filippo de Lippi, que algo tuvo que ver y conocer para pintar una nave que volaba y se jugó la vida para defender lo que había visto.
Cristobal Colón, no volaba, pero era un gran navegante y se expresó en cierta ocasión sobre su viaje, inspirado por conocimientos superiores al conocimiento humano, pero no se saben los conocimientos de los que volaban en los Ovnis, que se ignora si fueron hombres o tal vez, ángeles. Pascual Ordás se preguntaba si dentro de aquel Ovni de Arbaniés, había hombres o seres de otra especie o simplemente materias energéticas.
Teilhard de Chardin dice que el hombre está en evolución y si no ve todos los problemas claros, los intuye. Es el hombre la síntesis de la materia y el espíritu. Su cuerpo es material, pero su espíritu o alma, tiene la capacidad de razonar y de abstraer, pero la materia no es capaz de tales acciones. Hay una síntesis de alma y cuerpo y el alma causa vida. El Señor dijo al hombre: polvo eres y en polvo te has de convertir, en cambio Cristo que es Hijo de Dios, vino de Él a la vida humana. Tal vez Teilhard de Chardin, contemplara el cuadro del pintor italiano, Paolo Ucello, que perteneció al Quatrocento y conocido por “ La Thébaide”. El cuadro representa a Cristo Crucificado y a una persona rezándole, un tema como otros millares y millares, representados en cuadros, pero en la parte baja de este cuadro, hay un aparato volador, como un platillo volante, que está girando, como si diera vueltas alrededor de Cristo.
“Benedicto XVI ha opinado que Teilhard de Chardin tiene una gran visión, que culmina en una verdadera liturgia cósmica, en la cual el cosmos se convertirá en una hostia viviente”. Teilhard de Chardin pensaba:” En la escala de lo cósmico, sólo lo fantástico tiene posibilidad de ser verdadero”.
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