En un impreso de cultura turística, pone: “En las proximidades de Ibieca y vigilando la calzada romana de Huesca a Alquézar, existió un castillo denominado Foces”. En esta calzada o vía romana, se encontraban los pueblos de Tierz, Quinto y Siétamo y no en la vía que conducía a Tarragona, como pone en un impreso que dice que Siétamo ”debe su nombre al Septimun Miliarium de la vía romana Osca-Lérida” y esa calzada romana, que de Huesca salía hacia Tarragona, seguía por Alcalá del Obispo, pasaba por Fañanás, por Pueyo y por Pertusa , sin pisar para nada los términos de Tierz, Quinto y Siétamo y sin embargo para ir a Alquézar había que pasar por esos tres pueblos. La vía romana, que partía de Huesca, pasaba por debajo del Castillo- Monasterio de Montearagón, por Siétamo con su castillo y tal vez antes castro romano; desde Siétamo se ve la ermita de Nuestra Señora del Monte, en Liesa, donde pusieron un hospital para los leprosos y de allí se pasa a la ermita o más bien “catedral” de Foces, y por Labata y Abiego, con su convento, se llegaba al pueblo maravilloso de Alquézar. Era el día catorce de Mayo de este año de dos mil seis, en que aquella preciosa “catedral” estaba rodeada de carrascas, cagicos, almendros y “oliveras”, cuando el señor Obispo celebró en ella, acompañado por los sacerdotes de los pueblos del Somontano de Huesca, una misa, que hacía resucitar en los ya escasos pobladores de ese Somontano, unos sentimientos religiosos e históricos, que hacían renacer en el pueblo, la historia de Aragón.. Si, porque al mirar las tumbas de los Señores de Foces, uno recordaba que Don Ximeno de Foces en 1249, mandó edificar esta iglesia en la transición del románico al gótico, para panteón de los miembros de su familia, que ocuparon altos cargos a lo largo de la Historia y que conquistaron Mallorca y Valencia. Dicen que el aspecto de esta iglesia, influyó en la construcción de su Catedral. Valencia sigue su Historia a través de Foces, llegando a decir algunos que, cuando bajaron de San Juan de la Peña el Santo Grial, lo pasaron por la iglesia de San Miguel de Huesca y por la de Foces de Ibieca y luego por Angüés, fueron a Valencia. Uno se admiraba al contemplar los ángeles turiferarios, que están pintados en las tumbas, haciendo brotar el incienso hacia un Cristo, que está sobre una tumba, porque al mismo tiempo un sacerdote africano, ante el ábside del templo, cubierto por arcos ojivales y acompañado por numerosas y elevadas columnas, acabadas en sus capiteles adornados por plantas, unas reales y otras exóticas, se arrodilló e hizo de turiferario, lanzando el incienso alrededor de la Sagrada Forma, que el Señor Obispo había consagrado. Bajo aquellas bóvedas estaban con los sacerdotes, como don José María Cabrero, párroco de Alquézar, los fieles de aquellos pueblos, que querían renovar su historia, haciéndola resucitar, con actos como el que allí se celebró, sin olvidar la renovación de la vía romana con la autovía, que dicen que van a construir. En el siglo XIII, intervinieron los albañiles árabes en la ornamentación de la obra e incluso tallaron sillares, en los que se ve una identificación de cada uno de los tallistas. En el pasillo que pasa entre los bancos, hay en una loseta, una inscripción, que parece ser una firma o un proverbio árabe. Deberían hacer del camino una buena carretera, desde Ibieca hasta Foces, plantar un soto de árboles, para que los visitantes, pudieran comer cerca de la iglesia. Su paisaje está presidido por la Sierra de Guara, donde se asienta el pantano de Calcón y cerca Santa María del Monte de Liesa y mana una fresca fuente. Unido a su situación inmediata al Parque de Guara, daría lugar a que se convirtiese aquel lugar en un punto religioso, histórico y turístico, que crearía a su alrededor algún hotel o restaurante, alguna piscina y tal vez viviendas, que no permitirían que San Miguel de Foces estuviera casi siempre sólo. El Somontano vería como volvía a contar en la Historia de Aragón, ya que se podría acceder a San Miguel de Foces, por la autovía, desde la cual se subiría a Guara.
Ermita de Foces |
En un impreso de cultura turística, pone: “En las proximidades de Ibieca y vigilando la calzada romana de Huesca a Alquézar, existió un castillo denominado Foces”. En esta calzada o vía romana, se encontraban los pueblos de Tierz, Quinto y Siétamo y no en la vía que conducía a Tarragona, como pone en un impreso que dice que Siétamo ”debe su nombre al Septimun Miliarium de la vía romana Osca-Lérida” y esa calzada romana, que de Huesca salía hacia Tarragona, seguía por Alcalá del Obispo, pasaba por Fañanás, por Pueyo y por Pertusa , sin pisar para nada los términos de Tierz, Quinto y Siétamo y sin embargo para ir a Alquézar había que pasar por esos tres pueblos. La vía romana, que partía de Huesca, pasaba por debajo del Castillo- Monasterio de Montearagón, por Siétamo con su castillo y tal vez antes castro romano; desde Siétamo se ve la ermita de Nuestra Señora del Monte, en Liesa, donde pusieron un hospital para los leprosos y de allí se pasa a la ermita o más bien “catedral” de Foces, y por Labata y Abiego, con su convento, se llegaba al pueblo maravilloso de Alquézar. Era el día catorce de Mayo de este año de dos mil seis, en que aquella preciosa “catedral” estaba rodeada de carrascas, cagicos, almendros y “oliveras”, cuando el señor Obispo celebró en ella, acompañado por los sacerdotes de los pueblos del Somontano de Huesca, una misa, que hacía resucitar en los ya escasos pobladores de ese Somontano, unos sentimientos religiosos e históricos, que hacían renacer en el pueblo, la historia de Aragón.. Si, porque al mirar las tumbas de los Señores de Foces, uno recordaba que Don Ximeno de Foces en 1249, mandó edificar esta iglesia en la transición del románico al gótico, para panteón de los miembros de su familia, que ocuparon altos cargos a lo largo de la Historia y que conquistaron Mallorca y Valencia. Dicen que el aspecto de esta iglesia, influyó en la construcción de su Catedral. Valencia sigue su Historia a través de Foces, llegando a decir algunos que, cuando bajaron de San Juan de la Peña el Santo Grial, lo pasaron por la iglesia de San Miguel de Huesca y por la de Foces de Ibieca y luego por Angüés, fueron a Valencia. Uno se admiraba al contemplar los ángeles turiferarios, que están pintados en las tumbas, haciendo brotar el incienso hacia un Cristo, que está sobre una tumba, porque al mismo tiempo un sacerdote africano, ante el ábside del templo, cubierto por arcos ojivales y acompañado por numerosas y elevadas columnas, acabadas en sus capiteles adornados por plantas, unas reales y otras exóticas, se arrodilló e hizo de turiferario, lanzando el incienso alrededor de la Sagrada Forma, que el Señor Obispo había consagrado. Bajo aquellas bóvedas estaban con los sacerdotes, como don José María Cabrero, párroco de Alquézar, los fieles de aquellos pueblos, que querían renovar su historia, haciéndola resucitar, con actos como el que allí se celebró, sin olvidar la renovación de la vía romana con la autovía, que dicen que van a construir. En el siglo XIII, intervinieron los albañiles árabes en la ornamentación de la obra e incluso tallaron sillares, en los que se ve una identificación de cada uno de los tallistas. En el pasillo que pasa entre los bancos, hay en una loseta, una inscripción, que parece ser una firma o un proverbio árabe. Deberían hacer del camino una buena carretera, desde Ibieca hasta Foces, plantar un soto de árboles, para que los visitantes, pudieran comer cerca de la iglesia. Su paisaje está presidido por la Sierra de Guara, donde se asienta el pantano de Calcón y cerca Santa María del Monte de Liesa y mana una fresca fuente. Unido a su situación inmediata al Parque de Guara, daría lugar a que se convirtiese aquel lugar en un punto religioso, histórico y turístico, que crearía a su alrededor algún hotel o restaurante, alguna piscina y tal vez viviendas, que no permitirían que San Miguel de Foces estuviera casi siempre sólo. El Somontano vería como volvía a contar en la Historia de Aragón, ya que se podría acceder a San Miguel de Foces, por la autovía, desde la cual se subiría a Guara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario