Maximino Mora, natural de Pueyo de Fañanás tiene hoy, día 14 del mes de Enero del año 2002, setenta y cinco años de edad cumplidos. (Hoy en día,
ya está difunto). Se acuerda de cuando los maquis mataron, cerca de la ermita de San Gregorio de Pueyo de Fañanás, al
hijo del caminero de la carretera de Blecua, donde vivía. En realidad lo mató la
Guardia Civil, por error, porque iba vestido de paisano, aunque estaba haciendo el Servicio Militar en Jaca.
Maximino Mora, estaba cuidando el ganado lanar de su padre, cerca
de la ermita de San Gregorio, que se encuentra entre el monte de Blecua y el de Pueyo de Fañanás,al lado de la
cabañera. Allí estaba feliz, cuidando un ganado tan pacífico como las ovejas, propiedad de su padre. Al contarme la aventura que entonces pasó, decía que unos
60 guardias civiles de Pertusa,de Angüés y de Huesca, se juntaron a la entrada
de la ermita de San Gregorio, situada en una llanura grande. Vió como iban llegando en dos camiones cerrados
y no llevaban tricornio, sino gorro militar. Venían unos de Huesca por la carretera de Pueyo,pues los de
Pertusa entraron por el monte de Antillón y los de Angüés, por Blecua. Estaban esperando también a los maquis, los militares del Ejército, a unos cuarenta metros
de la ermita de San Gregorio, y sólo les faltaba
cruzar la cabañera para estar en el mismo San Gregorio, donde se escondían los maquis
que eran unos cuarenta y ocho. El Jefe de los maquis que era hijo del
carpintero de Grañén, hablaba con Maximino Mora, que era un niño, para obligarle a
acompañarlos a las canteras de Robres, enseñándoles el camino."Y tenía que ser
por narices".
El segundo
jefe de los maquis quiso disparar contra la Guardia Civil, pensando que eran
militares, ya que no llevaban el tricornio, y el primer jefe le dijo que no, que se iban a ir enseguida.
Primero
intentaron salir por donde estaban los seis civiles de Pertusa y entonces fue
cuando se entabló el combate. Cogieron dos soldados y los devolvieron y un maqui se quedó escondido en un nicho del Cementerio de Salillas…..Y mataron al hijo del caminero de
Blecua, por error y a un mulo de los militares en la Sarda de Blecua, por donde
pasaba conducido por un militar y por otros mulos Las bombas de mano volaban
por el aire y las lanzaban los civiles, cortándole casi el cuello a la mula.
Cuando los
maquis vieron tanta cuadrilla, cada diez metros uno, pensaron en escaparse, no
querían enfrentarse con los militares, sino con la Guardia Civil. Los seis guardias civiles de Pertusa se
retiraron por dentro del carrascal, como si fueran a
Blecua.
El jefe de los
maquis le dijo a Maximino: "escóndete en esa mata" y ellos se fueron hacia el
monte de Almalé (entre Sesa y Pertusa). Se quedó Maximino con un bastón de Lurdes, que
debíó olvidar el jefe de los maquis. Dicho bastón lo perdió el Jefe de los Maquis y luego lo perdió Maximino, pero del que ya no se acuerda. Como ya nos acordamos muy pocos del soldado, que murió en aquella aventura, que era natural de Pertusa.
Cuando pasaron tantas aventuras, salió Maximino de la mata, donde se había escondido, con un pañuelo blanco. Se levantó de la mata, porque se tuvo que echar dentro
de un marguinazo de tierra, porque todos disparaban y entonces se echaron cuerpo
a tierra. Cuando se pasó el tiroteo fue un cabo de Huesca al marguinazo y Maximino salió para
decirle que ya se habían retirado los maquis. Le explicó que se había encontrado en medio de la batalla, cuando estaba cuidando las ovejas de su padre.
El cabo de
Huesca lo hizo ir a Blecua para matar dos corderos para cenar. Mientras tanto, los maquis se marcharon por
Almalé a Robres, llevando los sufusiles y las granadas de mano. El pequeño Maximino, hizo acabar felices a los que se comieron los dos corderos.
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