En la cuadra de caballos, mulas y
asnos de nuestra casa de Siétamo, yo le tengo una devoción especial al pesebre
de nuestra burreta torda, con la que íbamos a la fuente a buscar
agua para hacer con ella los distintos usos de higiene y cocina. Tenía su capa
de color tordo y como a veces no le echaban de comer con la debida frecuencia,
mordía la soga, que la unía al pesebre, la partía y escapaba a la era a comer
los cereales, que allí se preparaban para trillar. Yo amaba a mi burreta y
quería ser siempre compañero suyo y unas veces la llevaba a la huerta a recoger
verdura o al monte, para subir leña para el hogar. Pero como no siempre encontraba
motivos para hacerme compañero y amigo de la burreta, iba a buscarla y la
llevaba a beber agua a la Fuente. El animalico bajaba por el camino a la misma
fuente, despacio, pero como ya estaba harta de beber agua tantas veces, al
cambiarle la dirección al agua por la dirección hacia arriba, empezaba a
marcarse un galope hacia la era, donde esperaba hartarse de cereales.
Y yo, que
como un caballero, “cabalgaba” la burreta, me desequilibré y caí al
suelo, dándome un golpe en la cabeza. Rápidamente el barbero Señor Jorge, me
curó la herida y me aplicó algunos puntos sobre ella.
A mí me llevó mi padre a Huesca,
acabadas las vacaciones y la burra se murió de vieja y está enterrada detrás de
casa, donde al mirar su terreno, me acuerdo de “mi” burra.
Hoy en día, hablo con Don Luis
Garay, de apellido vasco y nacido en Extremadura, donde los asnos, son animales
humildes de carga, de acarreo y portadores en la Montaña, de los corderos, que
iban pariendo las ovejas. Los burros bajaban a los corderos sobre sus costillas
a las parideras, donde las ovejas que los habían parido, les daban la leche de
sus mamas, para alimentarlos.
Eran los burros animales
solípedos de tamaño menor que el de los caballos, pero eran aprovechados por el
hombre para descargar sus faenas sobre estos buenos animales. Los pastores que
subían a las montañas con sus ovejas, llevaban cargados sobre sus costillas,
los objetos que luego necesitaban para cocinar sus alimentos y las bebidas que
necesitaban para refrescar sus comidas.Pero
además de los asnos de pastoreo, se usaban los burros como animales de carga y
a veces, los bajaban al cauce del río, donde les cargaban de arena sus lomos y
al subir a la llanura ,escasamente podían subir y sus dueños les gritaban
:¡arre burro! Y les azotaban con varas para obligarles a que hicieran esfuerzos
enormes para subir la arena de las obras, a las que estaba destinada.
El servicio que hacían los burros
a los pastores, era más compasivo que el que los arrieros, que les exigían
servicios de carga, por ejemplo de arena. El servicio que los asnos prestaban a
sus dueños era una joya que el Hombre encontró durante toda la Historia. Se
cuenta que en cierta ocasión un hombre que usaba asnos para resolver su
trabajo, ante otro conductor de asnos, le pidió ayuda, pero este se la negó.
Entonces le dijo: “arrieros somos, por el camino andamos, y por ese camino nos
veremos”.
Todavía quedan asnos en nuestra
vida y algunos son para montarlos como se monta a los caballos y los niños son
muy felices montándose en ellos.
Pasando por la carretera que va de la de Jaca a Montmesa, en la puerta de una nave , vi tres pequeños asnos gozando de la vida. Hay personas que gozan con la presencia de los asnos y quieren,que que convivan con ellos, en cambio en Montmesa, había una “parada” y usaban caballos y asnos para perpertuar las especies equinas y hoy ya no se ven ni asnos por dicho pueblo.
Pasando por la carretera que va de la de Jaca a Montmesa, en la puerta de una nave , vi tres pequeños asnos gozando de la vida. Hay personas que gozan con la presencia de los asnos y quieren,que que convivan con ellos, en cambio en Montmesa, había una “parada” y usaban caballos y asnos para perpertuar las especies equinas y hoy ya no se ven ni asnos por dicho pueblo.
Me ha dicho don Pepe, que cuando
hacía el Servicio Militar en Soria, por el año de 1950, veía al dueño de unos
doscientos asnos, que empleaba para sacar áridos del Río, para construir una
carretera de Soria a Almazán. Ahora han disminuido los asnos y sin embargo se
conservan pequeños grupos de ellos, que son tratados con mucha mansedumbre y
que dedican a formar pequeños equipos de asnos, que cuidados con mucho cuidado,
se dedican a formar equipos de turismo, en los qucorpuse cabalgan los niños
paseando por el monte. Otros que los usaban para acarrear agua a sus
domicilios, se tienen como compañeros de los niños en sus casas.
Pero ya hace muchos años el
Poeta Juan Ramón Jiménez, amaba a los
asnos y les dedicaba poesías. Escribió un libro poético titulado “Platero y
Yo”. Trata toda la vida en el pueblo, como una relación de amistad entre el
burro Platero y todos los seres vivos, que vivían, amándose unos a oros. Un
muchacho iba a ver a Platero a su cuadra , al mediodía y “Diana una cabra que
se echa sobre las patas del asno, se acerca al muchacho como jugando y lo mira.
Y Platero rebuzna de felicidad”.
Cuenta Juan Ramón Jiménez que
“había un potro negro, con tornasoles granas. En sus ojos parecía que había
fuego. Y pasaba por las calles como un campeón. Cuando entró en el corral,
cuatro hombres lo cogieron y lo tiraron sobre el estiércol,y, después de
castrarlo parecía otro: blando, sudoroso, triste, etc. Lo levantó un hombre y
se lo llevó”. Pero parece que la alegría había brotado en su cuerpo y que manaba
de su cuerpo y por esa alegría se puso a comer flores.
¡ Qué pena, que ahora ya casi no
se escuchan por los huertos, los cantos del grillo!. Antes, yo recuerdo que
cuando bajaba su brillo, el Astro Rey comenzaba a subir su son, como un sonido nocturno, pero antes, en
mi niñez, su sonido de tanto producirlo, se perdía.
Y Juan Ramón Jiménez quería tanto
al borrico Platero que no puede menos que recordarlo porque el Día del Corpus y
“la tarde cae con el latín andaluz de los salmos: Platero cuando todos estaban
callados y había silencio,rebuzna y parece parte de la procesión”.
Yo también he sido compañero de
burros, como lo fue Juan Ramón
Jiménez,que escribió con su alamel Paraiso
del burro Platero.E igual que Juan Ramón se acordaba de Platero , yo me
recuerdo de mi burreta Torda- Platera.
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