jueves, 23 de septiembre de 2021

La crisis vista desde Nocito.- (1ª Parte)

 


Ayer, día 24 de Junio de 2012, se celebró en Nocito, la Romería, que todos los años se convoca en recuerdo de la vida del  Pastor San Úrbez. En lejanísimos tiempos,  antes de la llegada a nuestra península, de los Arabes o Moros en el año 711, vivió en la Montaña del Alto Aragón y en la Cueva de San Martín de la Valdonsera, donde se ilustró con conocimientos evangélicos, se hizo monje y dicen que fue ordenado sacerdote. En este Monasterio de rocas primitivas, siguiendo la doctrina de Cristo, se estableció hace ya siglos, un asilo,  donde acogían a las viudas de los pueblos, entre otros los del Somontano, como el desaparecido Quinto. En el pueblo de Ola, en el Somontano, estuvo sirviendo de pastor de ovejas, después de inmigrar en nuestra tierra, procedente de Burdeos, es decir del Suroeste  de Francia. En Ola tenían una imagen de San Úrbez, que quemaron para la Guerra Civil y me han enseñado,  en casa Otal de Ola, una losa de piedra arenisca, donde dormía. Además San Urbez, protector de las lluvias y de las fuentes, abrió una en el monte, lanzando su vara pastoril, que se clavó en el suelo y comenzó a manar agua. Fray Roque Alberto Faci escribió el libro de “Aragón Reino de Cristo y Dote de María Santísima” en 1750,  que habla de la vida y milagros de San Urbez. Dice  que   murió al parecer en Nocito, el año de ochocientos y dos, a los cien años de edad y fue   enterrado en “la Santa Casa de San Úrbez” o Santa Iglesia del mismo, donde fue venerado y todavía lo es, durante siglos. Además conservan en Nocito, la iglesia  de San Román. ”Está el Santo Cuerpo envuelto en unas Olandas  (sábanas); porque en los tiempos antiguos era obligación de la Villa o Lugar, que venía  a la veneración, traer una como Mortaja nueva….Quiere y gusta mucho el Santo, de estar envuelto en aquellas Olandas, sin ser visto de alguno; pues en la veneración que se expone,  sólo se descubre una rodilla, que adoran los pueblos muy devotos”. Durante setecientos años estuvieron acompañando  a San Urbez en su Arca o Urna sepulcral, los cuerpos de los Santos Justo y Pastor. Después de pasar setecientos años de mutua compañía entre San Úrbez y los Santos Justo y Pastor, por los años de 1499, se fundó la Iglesia Magistral  de estos santos Niños en Alcalá de Henares y pidieron, les entregaran sus restos. El Valle de Nocito se negó y entonces el poder humano, se sirvió de unos ermitaños, para, con la excusa de servir aceite para la lámpara del Santo y arrebatar las reliquias de San Justo y de San Pastor. Durante una noche  sacaron las reliquias de estos Santos Niños pero un sacerdote de Nocito a saber Lorenzo Vetito y los vecinos del Valle, siguieron a los sacrílegos ladrones y “los alcanzaron en el –castillo de Santolaria la Mayor…:  el Gobernador de aquel Castillo salió con su gente armada  a reconocer que gente era y llegaron a tiempo,  puesto que los de Nocito iban a despeñar a los Ladrones: Valiéronse el Gobernador y soldados de sus Ballestas, ( que aún se usaban) para detener a los de Nocito;  pero San Urbez y los Santos Niños defendieron a los de Nocito, pues se rompieron todas las cuerdas de las Ballestas, y no les pudieron tirar”. Sus reliquias siguen en la Capilla de San Pedro el Viejo de Huesca, donde van a venerar a San Úrbez, los miembros de su “Cofradía”.

San Úrbez vino de Francia por las duras sendas que el Pirineo ha ofrecido para pasar a España o para estar separados de ella, que no se consiguió, porque siempre convivieron los hijos de los Pirineos, lo mismo los del Norte que los del Sur. Luego los amantes de San Úrbez de Nocito, fueron por Santolaria para recuperar las reliquias de los Santos Justo y Pastor. Han pasado muchos siglos para comunicarse España con Francia y la difícil crisis de comunicación entre ambas naciones, sigue, pues aunque se construyó el ferrocarril de Canfranc, se derrumbó hace unos años. Estamos en el Mercado Común y ¡qué San Úrbez nos ampare, para que se construya el Tercer Paso de los Pirineos, en Aragón!. ¡Qué el santo pirenáico nos ayude a superar esta eterna crisis!. San Úrbez pasó los Pirineos y la Sierra de Guara, pero a pesar de su figura en Aragón, no se ha asfaltado su carretera hasta hace escasos días. Quizá ese aislamiento del mundo, aumente la espiritualidad del Santuario de San Úrbez en Nocito y hace renovar entre la escasa población aragonesa un deseo de renovar la casi eterna crisis material de la tierra, que se ha defendido de las sequías, pero que además, como Costa, con el agua de la nieve, está tratando de evitar la continua despoblación del Serrablo y de todos los pueblos del Alto Aragón. Todavía quedan romeros o peregrinos que suben por los Pirineos, por el Serrablo y por la Sierra de Guara y al ver aquellas ruinas en su soledad, se les despierta  como un nostálgico patriotismo, que es posible estimule un hacer por renovar esas tierras. Por ejemplo trazando el Ferrocarril Central a Francia por los Pirineos y reviviendo la vida de los pueblos del Serrablo, donde, en otros tiempos las cabras hacían que los serrableses pudieran vivir. Aquellas cabras, como me contaba el viejo en años, pero de una inteligencia superior, a saber Alfonso Buil Aniés,  de San Román de Morrano, fueron hechas desaparecer, hasta dejar zonas en el Serrablo, por las que no se puede ni pasar, ya que los restos vegetales, lo invaden todo.

¿Qué bien reposaba el Santo en su urna sepulcral, entre aquellas sábanas u olandas”. Pero llegó el año 1936, en que durante la Guerra Civil, abrasaron aquella tumba, donde sólo se descubría “una rodilla, que adoraban los pueblos muy devotos”. En esta crisis la sufrido la materia porque los devotos de San Úrbez, han respetado la sacralidad de un ambiente religioso sagrado, porque a pesar de ser quemados sus restos en la Guerra Civil de 1936, sus devotos y vecinos, lo siguieron venerando y permanecieron adaptados al patronazgo del Santo de las aguas de la lluvia. Esta lluvia que siempre ha hecho que se criaran los cultivos en las tierras del Valle del Serrablo, de la Sierra de Guara, de otras zonas de los Pirineos, de la Comarca del Somontano, como el pueblo de Ola y la Plana de Huesca. “En esta Ermita del Santo, muy venerada, no sólo del Valle de Nocito, que posee tan singular Tesoro, sino también de los Pueblos cercanos y en veneraciones, que suelen hacerse en tiempos de esterilidad, se han visto veinticinco Lugares juntos, como sucedió en el año de 1621, logrando el beneficio de la lluvia, con grande consuelo para los devotos”. San Úrbez ha sido venerado por los campesinos para solucionar las crisis de sequía que siempre se presentan en el Alto Aragón. El año 1621, los habitantes de veinticinco pueblos lograron en Nocito el beneficio de la lluvia y hace unos años, en los que José María Javierre ejercía de Párroco en Angüés, con una gran asistencia del Somontano y del Valle del Guarga,  pronunció el hace poco difunto José María un sermón, que hizo llorar a todas las mujeres asistentes a la Romería y a casi todos los hombres. Pero no sólo lloraron ellos, sino que la cima de la Sierra de Guara, se puso también a llorar agua de lluvia, que impidió el regreso de los romeros a sus pueblos, en ese día.  El pueblo quedó satisfecho por la interrupción de la crisis producida por otra enorme sequía, pero ha seguido aplastando diversas crisis a este pueblo de la población del Valle de Nocito, del Serrablo y de todo Aragón.

Según la Bula  del Papa Paulo III, con fecha de 1535,  “Es Patrón de la Santa Casa de San Urbez, el Real Colegio Mayor de San-Tiago Apóstol de la Ciudad, y Universidad de Huesca”. En aquellos tiempos San Úrbez unía más a la Cultura del  pueblo con la Universidad de Huesca. 

Está Nocito en un ambiente religioso sagrado, al mismo tiempo que patriótico. Pequeña Patria es esta de Aragón, limitada a parte de la Provincia de Huesca, que tiene una historia noble, pues los romanos ya dejaron en Nocito unas figuras pétreas y después, con la llegada de los Moros, una crisis de siglos ocupó su territorio. Es este patriotismo aragonés, no de separación de España, sino de su unión de ésta con Europa, pues su población siempre ha convivido, como nos enseña la vida de San Úrbez.

En Nocito se respira un ambiente sagrado para el espíritu, pero en el aspecto material, todo su Valle y el del Serrablo, están, no en decadencia sino casi desaparecidos. Pero cuando suben por esa zona los romeros y los turistas, al contemplar las ruinas de aquellas iglesias, casas-palacio y viviendas de aquellos montañeses, les crecen en sus mentes ardientes deseos de que aquella comarca pirenáica, resucite, y se lo piden a San Úrbez y debido a la crisis general, no pueden resucitar su vida material. Se despierta un patriotismo,  apoyado en la figura de  San Úrbez, y se entusiasman con su historia,  pero como son tan escasos  los medios, materiales, se va prolongando la crisis de Nocito y de su comarca, de Aragón y de España.

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