Ayer,
día 24 de Junio de 2012, se celebró en Nocito, la Romería, que todos los años
se convoca en recuerdo de la vida del
Pastor San Úrbez. En lejanísimos tiempos, antes de la llegada a nuestra península, de
los Arabes o Moros en el año 711, vivió en la Montaña del Alto Aragón y en la
Cueva de San Martín de la Valdonsera, donde se ilustró con conocimientos
evangélicos, se hizo monje y dicen que fue ordenado sacerdote. En este
Monasterio de rocas primitivas, siguiendo la doctrina de Cristo, se estableció
hace ya siglos, un asilo, donde acogían
a las viudas de los pueblos, entre otros los del Somontano, como el
desaparecido Quinto. En el pueblo de Ola, en el Somontano, estuvo sirviendo de
pastor de ovejas, después de inmigrar en nuestra tierra, procedente de Burdeos,
es decir del Suroeste de Francia. En Ola
tenían una imagen de San Úrbez, que quemaron para la Guerra Civil y me han
enseñado, en casa Otal de Ola, una losa
de piedra arenisca, donde dormía. Además San Urbez, protector de las lluvias y
de las fuentes, abrió una en el monte, lanzando su vara pastoril, que se clavó
en el suelo y comenzó a manar agua. Fray Roque Alberto Faci escribió el libro
de “Aragón Reino de Cristo y Dote de María Santísima” en 1750, que habla de la vida y milagros de San Urbez.
Dice que murió al parecer en Nocito, el año de
ochocientos y dos, a los cien años de edad y fue enterrado en “la Santa Casa de San Úrbez” o
Santa Iglesia del mismo, donde fue venerado y todavía lo es, durante siglos.
Además conservan en Nocito, la iglesia
de San Román. ”Está el Santo Cuerpo envuelto en unas Olandas (sábanas); porque en los tiempos antiguos era
obligación de la Villa o Lugar, que venía
a la veneración, traer una como Mortaja nueva….Quiere y gusta mucho el
Santo, de estar envuelto en aquellas Olandas, sin ser visto de alguno; pues en
la veneración que se expone, sólo se
descubre una rodilla, que adoran los pueblos muy devotos”. Durante setecientos
años estuvieron acompañando a San Urbez
en su Arca o Urna sepulcral, los cuerpos de los Santos Justo y Pastor. Después
de pasar setecientos años de mutua compañía entre San Úrbez y los Santos Justo
y Pastor, por los años de 1499, se fundó la Iglesia Magistral de estos santos Niños en Alcalá de Henares y
pidieron, les entregaran sus restos. El Valle de Nocito se negó y entonces el
poder humano, se sirvió de unos ermitaños, para, con la excusa de servir aceite
para la lámpara del Santo y arrebatar las reliquias de San Justo y de San
Pastor. Durante una noche sacaron las
reliquias de estos Santos Niños pero un sacerdote de Nocito a saber Lorenzo
Vetito y los vecinos del Valle, siguieron a los sacrílegos ladrones y “los
alcanzaron en el –castillo de Santolaria la Mayor…: el Gobernador de aquel Castillo salió con su
gente armada a reconocer que gente era y
llegaron a tiempo, puesto que los de
Nocito iban a despeñar a los Ladrones: Valiéronse el Gobernador y soldados de
sus Ballestas, ( que aún se usaban) para detener a los de Nocito; pero San Urbez y los Santos Niños defendieron
a los de Nocito, pues se rompieron todas las cuerdas de las Ballestas, y no les
pudieron tirar”. Sus reliquias siguen en la Capilla de San Pedro el Viejo de
Huesca, donde van a venerar a San Úrbez, los miembros de su “Cofradía”.
San
Úrbez vino de Francia por las duras sendas que el Pirineo ha ofrecido para
pasar a España o para estar separados de ella, que no se consiguió, porque
siempre convivieron los hijos de los Pirineos, lo mismo los del Norte que los
del Sur. Luego los amantes de San Úrbez de Nocito, fueron por Santolaria para
recuperar las reliquias de los Santos Justo y Pastor. Han pasado muchos siglos
para comunicarse España con Francia y la difícil crisis de comunicación entre
ambas naciones, sigue, pues aunque se construyó el ferrocarril de Canfranc, se
derrumbó hace unos años. Estamos en el Mercado Común y ¡qué San Úrbez nos
ampare, para que se construya el Tercer Paso de los Pirineos, en Aragón!. ¡Qué
el santo pirenáico nos ayude a superar esta eterna crisis!. San Úrbez pasó los
Pirineos y la Sierra de Guara, pero a pesar de su figura en Aragón, no se ha
asfaltado su carretera hasta hace escasos días. Quizá ese aislamiento del
mundo, aumente la espiritualidad del Santuario de San Úrbez en Nocito y hace
renovar entre la escasa población aragonesa un deseo de renovar la casi eterna
crisis material de la tierra, que se ha defendido de las sequías, pero que
además, como Costa, con el agua de la nieve, está tratando de evitar la
continua despoblación del Serrablo y de todos los pueblos del Alto Aragón.
Todavía quedan romeros o peregrinos que suben por los Pirineos, por el Serrablo
y por la Sierra de Guara y al ver aquellas ruinas en su soledad, se les
despierta como un nostálgico
patriotismo, que es posible estimule un hacer por renovar esas tierras. Por
ejemplo trazando el Ferrocarril Central a Francia por los Pirineos y reviviendo
la vida de los pueblos del Serrablo, donde, en otros tiempos las cabras hacían
que los serrableses pudieran vivir. Aquellas cabras, como me contaba el viejo
en años, pero de una inteligencia superior, a saber Alfonso Buil Aniés, de San Román de Morrano, fueron hechas
desaparecer, hasta dejar zonas en el Serrablo, por las que no se puede ni
pasar, ya que los restos vegetales, lo invaden todo.
¿Qué
bien reposaba el Santo en su urna sepulcral, entre aquellas sábanas u olandas”.
Pero llegó el año 1936, en que durante la Guerra Civil, abrasaron aquella
tumba, donde sólo se descubría “una rodilla, que adoraban los pueblos muy
devotos”. En esta crisis la sufrido la materia porque los devotos de San Úrbez,
han respetado la sacralidad de un ambiente religioso sagrado, porque a pesar de
ser quemados sus restos en la Guerra Civil de 1936, sus devotos y vecinos, lo
siguieron venerando y permanecieron adaptados al patronazgo del Santo de las
aguas de la lluvia. Esta lluvia que siempre ha hecho que se criaran los
cultivos en las tierras del Valle del Serrablo, de la Sierra de Guara, de otras
zonas de los Pirineos, de la Comarca del Somontano, como el pueblo de Ola y la
Plana de Huesca. “En esta Ermita del Santo, muy venerada, no sólo del Valle de
Nocito, que posee tan singular Tesoro, sino también de los Pueblos cercanos y
en veneraciones, que suelen hacerse en tiempos de esterilidad, se han visto
veinticinco Lugares juntos, como sucedió en el año de 1621, logrando el
beneficio de la lluvia, con grande consuelo para los devotos”. San Úrbez ha
sido venerado por los campesinos para solucionar las crisis de sequía que
siempre se presentan en el Alto Aragón. El año 1621, los habitantes de
veinticinco pueblos lograron en Nocito el beneficio de la lluvia y hace unos
años, en los que José María Javierre ejercía de Párroco en Angüés, con una gran
asistencia del Somontano y del Valle del Guarga, pronunció el hace poco difunto José María un
sermón, que hizo llorar a todas las mujeres asistentes a la Romería y a casi
todos los hombres. Pero no sólo lloraron ellos, sino que la cima de la Sierra
de Guara, se puso también a llorar agua de lluvia, que impidió el regreso de
los romeros a sus pueblos, en ese día.
El pueblo quedó satisfecho por la interrupción de la crisis producida
por otra enorme sequía, pero ha seguido aplastando diversas crisis a este
pueblo de la población del Valle de Nocito, del Serrablo y de todo Aragón.
Según
la Bula del Papa Paulo III, con fecha de
1535, “Es Patrón de la Santa Casa de San
Urbez, el Real Colegio Mayor de San-Tiago Apóstol de la Ciudad, y Universidad
de Huesca”. En aquellos tiempos San Úrbez unía más a la Cultura del pueblo con la Universidad de Huesca.
Está
Nocito en un ambiente religioso sagrado, al mismo tiempo que patriótico.
Pequeña Patria es esta de Aragón, limitada a parte de la Provincia de Huesca,
que tiene una historia noble, pues los romanos ya dejaron en Nocito unas
figuras pétreas y después, con la llegada de los Moros, una crisis de siglos
ocupó su territorio. Es este patriotismo aragonés, no de separación de España,
sino de su unión de ésta con Europa, pues su población siempre ha convivido,
como nos enseña la vida de San Úrbez.
En
Nocito se respira un ambiente sagrado para el espíritu, pero en el aspecto
material, todo su Valle y el del Serrablo, están, no en decadencia sino casi
desaparecidos. Pero cuando suben por esa zona los romeros y los turistas, al
contemplar las ruinas de aquellas iglesias, casas-palacio y viviendas de
aquellos montañeses, les crecen en sus mentes ardientes deseos de que aquella
comarca pirenáica, resucite, y se lo piden a San Úrbez y debido a la crisis
general, no pueden resucitar su vida material. Se despierta un patriotismo, apoyado en la figura de San Úrbez, y se entusiasman con su
historia, pero como son tan escasos los medios, materiales, se va prolongando la
crisis de Nocito y de su comarca, de Aragón y de España.
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