lunes, 30 de septiembre de 2024

Misa en Zizur Mayor.-



Vamos a Misa muchas veces por cumplir un mandamiento de la Iglesia. Cuando acaba,  nos vamos satisfechos por haber cumplido una obligación y esperamos que vuelva otra ocasión,  para testimoniar que  queremos conservar nuestra fe en Jesucristo. Pero no meditamos en su doctrina todos los que asistimos a Misa, en conjunto, todos al mismo tiempo y sobre alguno de  los  mensajes, que nos mandó Jesús a través  del Evangelio.

En este mundo pasamos mucho tiempo sin hablar con nuestros vecinos, pero como dice el  Señor : Amarás a tu prójimo como a ti  mismo y en la Parroquia, cuando asistimos a Misa, el Señor nos dice : “ite, misa  est”, que quiere decir que   el mensaje lo hemos recibido y una vez recibido, ya no volvemos  a dirigirnos la palabra . Pero en esta Misa, a la que he asistido, parece una conversación del pueblo con el Señor, por qué allí está el coro de cantores infantiles, que están en período de aprendizaje y cantan, saludando al Señor: Hosana, hosanna, hosanna-en el cielo-este es el sacramento de nuestra fe - te damos gracias. Y como es el Domund, le pedimos: Acuérdate de la Iglesia, extendida por toda la redondez de la Tierra. Cantan los niños con claridad y las palabras que pronuncian se leen en el muro lateral del presbiterio y al escucharlas y leerlas, al mismo tiempo, emocionan los corazones de los asistentes a Misa.

Se siente la hermandad que debemos practicar los fieles, porque conmueven las voces de los niños y la presencia,  en primera fila de los fieles que sufren, sentados en sus sillas móviles, algún impedimento anatomo-físiológico.  Llega el Santo Evangelio y narra  cómo  los hermanos Zebedeo, que llegarían a ser Santiago y San Juan, le piden a Jesús que cuando gobierne el Mundo, los ponga uno a su derecha y otro a su izquierda. El  Párroco va de un lugar a otro, donde se encuentran los niños y les pregunta: ¿qué os parece de esta petición?, entonces el niño que cree haber entendido  la ambición de los dos hermanos, responde que los Zebedeos  no buscan el poder para favorecer  a los hombres como hermanos, sino lo que deseaban era el poder. Sigue el sacerdote haciendo preguntas a los niños y niñas y al acabar la Misa,  el sacerdote nos pide que nos acordemos de poner limosna para el Domund,  el próximo Domingo. No se trata de recoger dinero para los misioneros y misioneras, sino para levantar hospitales y escuelas, allá donde los niños  y las niñas están pasando hambre en sus cuerpos y falta amor en sus espíritus.Salimos de Misa y nos vamos con el espíritu renovado, cumpliéndose la promesa  del  Espíritu  Santo, cuando en su oración dice: ”Envía, Señor tu Espíritu  y renovarás la faz de la Tierra”.

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