miércoles, 19 de abril de 2023

Cerca de Huesca estuvo George Orwell y asistido por sus heridas, en el Hospital

 

            


 Durante el verano, bajo desde mi casa a las dos más pequeñas que mi abuelo hizo construir, una para que en ella viviera el médico del pueblo y otra para el veterinario, como dice en el recibo de contribución que todavía guardo. Frente a ellas se encuentra un huerto, en el que recojo algunas judías verdes y alguna otra verdura, pero en tanto lo hago, viene a mi memoria el recuerdo del pequeño hospital de guerra, que el año mil novecientos treinta y seis, allí construyó el Gobierno Republicano. Se ha vivido en ellas desde que las construyeron, a finales del siglo XIX, hasta los últimos años de 1.950, poco más o menos. Recién estrenadas, fue a vivir en una de ellas el Médico de Siétamo y en la que la acompaña, mi abuelo la dispuso para el Veterinario,

Y al otro lado de la calle que mira al Sur, se extiende un huerto familiar, para que los dos vecinos, gozaran cultivando verduras para ambas familias,  una la del Médico y la otra del Veterinario. En ambas casas existían dos cuadras, para asistir la salud de los caballos de ambos caballeros sanitarios.

Llegó la Guerra Civil y de allí desaparecieron el Médico y el Veterinario, que eran rebeldes a una Guerra. Entraron en Siétamo las turbas anarquistas y dispusieron organizar aquellas viviendas y su huerto, para ser usadas como un Hospital de Guerra.

Aquel huerto se eligió para crear un hospital para recoger a los heridos de aquella sucia guerra y en las viviendas se acomodaron los Médicos militares y auxiliares de los mismos.

Al otro lado de la calle, donde se encuentran las dos viviendas, es decir el huerto, se levantaron dos "Naves de  Salud", donde se acostaban los heridos de la Guerra, llamada Civil. Y a estas naves llegó el “voluntario” herido Georges ORWELL.

En realidad llegó herido al Hospital  que acabo de citar, con la herida que había recibido en el sitio republicano a la ciudad d Huesca. Aparte de tener una buena voluntad, no sabía si estaba luchando por la Democracia o por “el terrible ataque sindical de los pertenecientes a esos grupos no democráticos”, en los que George Orwell, estaba luchando con un democrático  sentido de libertad. Pero “al fin se dio cuenta de que tenía la necesidad urgente de huir de esa lucha", que a pesar de recibir un nombre democrático, estuvo a punto de ser una dictadura, heredera de la Rusia Soviética. Han pasado los años desde 1936 hasta hoy 2023 donde Rusia estaba en España tratando de expandir su Imperio Comunista. ¡Cómo ha cambiado esa idea imperialista de Convertir a Rusia en Gran Imperio Comunista!. Pero la lucha sigue con la aparición de los Estados Unidos y la actual China modernizada.

                                            George Orwell , premio Nobel, herido en Sietamo.

Desde que existe la humanidad, esta se ha visto cambiando las ideas políticas para buscar un mundo pacífico y sin embargo, nos aparecen a los hombres dificultades  para vivir una vida, en Paz, en que siguen sin desaparecer las luchas entre los hombres.

George Orwell al llegar a España, durante algún tiempo, no tenía el menor interés por la situación política, es más, ni siquiera se daba cuenta de ella. Sabía que se estaba librando una Guerra, pero no tenía ni de la más remota idea de que clase de Guerra. Así el decía: "Si me hubiesen preguntado, por qué me había enrolado en la milicia, hubiese respondido: Para luchar contra el fascismo, simplemente por la dignidad humana” . El ambiente revolucionario de Barcelona le había causado una profunda impresión, pero no hizó ninguna tentativa por comprenderlo. Y en cuanto al calidoscopio de partidos políticos y sindicatos con sus fastidiosos nombres-P.S.U.C.,Poum.,FAI,CNT; UGT; ,JCI; JSU;AIT.-simplemente le exasperaban”.

Estando George ORWELL en el Hospital-Huerto, reflexionaba sobre su final que se acercaba y al darse cuenta de su capacidad de volver a la vida, pensó en la situación de su “volandera Vida” y en medio de esa conflagración, con los asesinatos entre los miembros del Gobierno Republicano y de sus revolucionarios, se encontró en un Mundo absurdo donde no esperaba que pudiese aparecer la normalidad política.

Y pensó que lo normal sería unir su vida al ambiente de Justicia Inglés y así se fugó de la Revolución española  “yéndose a Inglaterra". Llegó el fin de la Guerra y mi pueblo de Siétamo, quedó destrozado, tratando de reconstruir su antigua y modesta marcha.

Los niños de Siétamo cuando los subían a un camión para trasladarlos a Rusia fueron obligados a bajar de dicho camión delante del Portalón de Casa Almudévar de Siétamo. La señora Joaquina ha recordado este dolor tan triste , y viviendo muchos años en su casa restaurada de SIÉTAMO.

martes, 18 de abril de 2023

LUIS, con su “Yayo”, escribe un cuento de San Jorge.

 


Luis estaba en su casa, en la plaza de la Inmaculada, y por el balcón veía una ermita o pequeña iglesia toda pintada de blanco. Se ve un tanto alejada, desde el piso que habitaba y se daba cuenta de su altura, un tanto lejana. Desde una  ventana de su cuarto piso, contemplaba una hermosa ermita, encima de un tozal, todo vestido de verde por estar plantado de pinos. Entonces Luis me preguntó que era lo que había en aquella ermita y yo le dije : allí encima de esa colina o tozal, ofrece la contemplación mística de San Jorge, montado a caballo, que está dentro de ella.
 Y entonces me volvió a preguntar: ¿quién es San Jorge ?, y yo le respondí. Es un santo que durante su vida en la época romana, fue guerrero, montado sobre un caballo. Pero este soldado oriental, que era un oficial en el ejército romano, con la fama de su santidad y de su antigua lucha guerrera, se convirtió en santo protector de Oriente y de Occidente. Fue tan famoso que dicen que fue un guerrero que ayudó a los cristianos de Huesca o de Aragón en la batalla del  Cerro de su nombre, que convirtió a Huesca en la capital de la libertad del Reino Cristiano de Aragón.
Luis Manuel y sus dos hermanas  Marina y Natalia  y sus primos hermanos Ignacio , Luis y María, conocieron desde ese piso de la Plaza del Teatro Principal, en un observatorio en que veían la Sierra de Guara ,que une y que separa a los Pirineos de la Tierra Baja. Y desde el piso situado en el mismo lugar , donde antes se encontraba el  Teatro Principal, pudieron ver mis nietos la unión de los Pirineos con la Tierra Baja. Desde la altura de aquel piso, observaban el Cerro de San Jorge, coronado por la bella Ermita dedicada a este Santo.
Desde lo alto de la casa,donde radicaba el Teatro Principal, se miran al Cerro de San Jorge, coronado por una blanca ermita, y sus laderas mostrando  un verde pinar, plantado a principios del siglo XX. La altura del  Cerro le ha dado una situación estratégica, tanto que fueron los romanos los que lo fortificaron y el Rey aragonés, construyó una fortaleza para vigilar a los musulmanes, que hizo se llamara a este lugar  como “El Pueyo de Don  Sancho”.  Este Cerro de San Jorge es un lugar que hace soñar a los oscenses como una aproximación al cielo, por su altura, por el deporte del Fútbol , que ha hecho soñar a los oscenses que San Jorge los ha elevado a primera división. Se respira en ese Cerro la pureza que los pinos, que dan una gran salud al ambiente.Es un lugar bendito para pasearse por él y para mantener la afición al deporte. San Jorge, gran militar del  Ejército Imperial en la Capadocia, que hoy es Turquía,vivió entre los años del 270 y el 303 y su conocimento lo hizo patrono en Italia, Inglaterra ,Grecia , el Reino de Aragón e incluso la isla de Malta.
Pero en Huesca su Fiesta tiene un espacio extraordinario, que este año lo he visto con menos peregrinaciones de alegría dirigidas  a San Jorge. Hace muy pocos años se veían y se oían voces y notas musicales por el Parque, por el que pasaban grupos de jóvenes, que iban al Cerro a cantarle a San Jorge. Hoy en día hay menos jóvenes y sus familias se los llevan de viaje ensa días de fiesta. Antes,cuando llegaba san Jorge y a celebrar el Día de San Jorge,se llenaban los accesos a su Ermita de jóvenes que subían a venerar  y a celebrar su recuerdo en aquel Cerro de su nombre. Se veían por el Parque subir jóvenes y niños, llenos de alegría y algunos hacían sonar guitarras u otros instrumentos musicales y almorzaban por el camino a San Jorge, y bebían vino que les alegraba el corazón. Si subías al Cerro de San Jorge, oías a los y a las jóvenes, cantar y alegrar los corazones de los oscenses. Se veían pavos reales en los grandes árboles de la carretera de Zaragoza y oías los sonidos que lanzaban dichos animales y observabas alguno que celebraba el día su Patrono ,irguiéndose y levantando su bella cola ,que extendían por el aire.
En lo alto del cerro y dentro de la Ermita con sus arcos de un gótico tardío, se veneran en él a San Lorenzo y a San Vicente, que son venerados como patronos de Huesca y acompañados dicho patronos por San Orencio y Santa Paciencia,acompañados por el santo y noble guerrero , luchando con un dragón.
En  la Guerra Civil dicen que subieron a lo alto del Cerro los que estaban intentando conquistar Huesca y a sus pies estaban sus defensores, con algunos soldados y militares, ocupando un hexágono defensivo, que duró muchos años y que se desmontó cuando se urbanizó el monte de la Torre Casaus y se  construiyó  debajo del mismo, el Hospital de la Seguridad Social, porque  a la guerra siguió la paz.
Y hablando con mis nietos les enseño a mirar el paisaje que desde el tejado del edificio de la Plaza de la Inmaculada, y se contempla, al recrearse con el Parque Municipal, el Pabellón de Deportes adjunto y pasando a la Calle de San Jorge, se llega al Cerro del mismo Santo, a cuyos pies se alza el Hospital ,que se acuerda de la salud de todos los oscenses.
 Mi tía Luisa, Penélope  para los leñadores, era amante de observar los ruiseñores en las yedras del jardín de la Torre de Casaus  y aseguraba que,  según opinión del gran pintor Zuloaga, las puestas del sol del Cerro de San Jorge, eran las más bellas en variedad de colorido de toda España. No tengo noticia de que llegara  a conocer a tan eximio pintor; tal vez escuchara esa opinión de boca de su primo Don Manuel  Bescós Almudévar (Silvio Kosti), pintor,  además de escritor y rico en relaciones humanas de todo tipo.
De todas formas, no creo que se sacase la opinión de la manga, pues las mangas, por sí solas, constituían en aquellos tiempos una cuestión de moral conflictiva y que hacía que las pobres modistas unas veces tiraran de ellas para arriba, y otras para abajo. En aquellos tiempos, la moral se calibraba , se ponderaba escrupulosamente, y por tanto, el dejar al descubierto  unos centímetros más o menso de tejido epitelial de las extremidades superiores, constituía materia de consulta en el confesonario.
En cuanto al tejido epitelial de las extremidades  inferiores, más vale no “meneallo”,  porque mi tía, se levantaría de su tumba para amenazarme como a los leñadores que talaban los corpulentos  y copudos árboles de la carretera de Zaragoza. De esta anécdota le vino que su sobrino y primo mío José Antonio, la llamara Penélope por mal nombre; si se mete uno a redentor, sale crucificado.
¡Pobre tía Luisa, amante de la naturaleza y de la belleza visual y auditiva!. Tenía una borrachera de belleza ambiental cuando,  a la puesta del sol refulgente, se unía la frondosidad de aquellos enormes árboles y, sobre ellos, el “triunfo de los pavos reales”, que con su rueda erótica, competían en color con el ocaso. Aquellos pavos reales fueron uno a uno, aplastados  por el tráfico en aumento de los vehículos de motor; los enormes árboles, cuya tala  no pudo evitar mi tía, cayeron estruendosos, víctimas de la sierra también de motor. En cambio su prima la escritora María Cruz Bescós, consiguió que se respetase el Plátano de Indias gigante,  que todavía se alza frente a la puerta de su casa.

El ocaso sigue cada día  teniendo lugar, y seguirá mientras exista el sol, pero su colorido espectacular y cambiante se ve oscurecido  y como emborronado por el humo que vomitan las altas y negras chimeneas que por aquella zona proliferan. Me queda el consuelo que tantas veces, y en plan irónico, se aplican las gentes entre ellas: ¡ya vendrá el verano para que no se eleven esos humos negros, que velan la hermosura de nuestras puestas de sol en el Cerro de San Jorge!. Las más bellas de España.

lunes, 17 de abril de 2023

Monasterio de la Oliva




En la Ribera de Navarra, a orillas del río Aragón, ya muy próximo a la geografía aragonesa, se encuentra el último pueblo navarro de Carcastillo, limitando con el aragonés Sadaba. En aquella tierra, que limita por el sur las tierras de las Bárdenas Reales, se dan los cultivos de huerta regados con aguas del río Aragón y se contemplan los rebaños de ovejas, pero lo que me llamó la atención fue el Monasterio de La Oliva, que se fundó el año 1134, en pleno siglo XII. Su iglesia consta de tres naves, con cinco capillas en la cabecera; llaman la atención sus bóvedas de crucería  y su claustro gótico del siglo XV.
Me  atrajo de  tal manera que me acerqué al monasterio y lo visité, fijándome en su escudo, que representa un olivo; es curioso que viniendo de Pamplona a Egea, se pasa por Olite, nombre derivado de Oligito e impuesto por los visigodos, en un núcleo en el que luchaban contra los vascones. En Aragón existe el nombre de Olivito, por ejemplo en Siétamo.
Una vez en el Monasterio, el andar por esos suelos dibujados con guijarros, formando arcos y cuadriláteros, saliendo a los jardines presididos por cipreses, que están junto a paredes cubiertas por plantas trepadoras de hojas de color rojo y sentarse en unos bancos de piedra, impone la paz en los espíritus. Esa paz se consolida y se convierte en tranquilidad espiritual, escuchando la música con que los frailes acompañan su cantos, por ejemplo aquel salmo que dice: ”In éxitu Israel de Egipto-Domus Jacob de populo barbaro”, acompañados por música gregoriana. Otros oscenses se han sentido atraídos por este ambiente y el difunto profesor de educación física, señor Solinis, allí iba a pasar largas temporadas.
Ya son nueve los siglos que han pasado por este Monasterio y todavía sus monjes cistercienses, siguen alabando a Dios. A pesar de tanta paz y de tanto amor, parece ser que están disminuyendo las vocaciones religiosas y vemos como se cierran otros monasterios, como el Casbas, en la provincia de Huesca.
Pero en las calles de nuestras ciudades, cada día se observa una mayor desconexión con el mundo del espíritu, sobre todo entre los jóvenes. Siempre se han dado las tentaciones, pues los demonios se convirtieron en tales porque se dejaron llevar por la idea de ser dioses, orgullosos de su belleza y en la Sagrada Escritura, es decir en el Evangelio de San Mateo,4,1 pone:”Entonces Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo”.

Siempre han luchado los diablos,  pero ahora se ven más ayudados por las doctrinas materialistas, dirigidas  por los demoniacos, es decir los hombres totalmente opuestos a esos frailes que todavía están en el Monasterio de la Oliva. Esos nuevos maestros, que sólo atienden el consumo y que hacen que los jóvenes busquen el poder, el dinero y el placer. Tratan de desmitificar los aspectos espirituales de nuestras vidas, creando nuevos mitos y creando sectas que tratan de confundir el psiquismo con lo espiritual y tienen sojuzgados a muchos jóvenes con las drogas. Pero así como hemos hablado de la música espiritual que se oye en el Monasterio de la Oliva, los jóvenes buscan la música con la esperanza de que sus sonidos llenen sus vidas y la “nueva sociedad” ya les tiene preparada la música rock. Los jóvenes tienen sed de música y al quitársela, les hacen sonar el rock,  que tantos casos provoca de violencia, alcohol, drogas e incluso de suicidio. Pero no todas las estrellas y canciones de Rock son malas, sino  el mal uso que se hace de dicha música. Los jóvenes no buscan el mal por el mal, pero los Beatles dijeron: ”Nuestra música puede causar una inestabilidad emocional, un comportamiento patológico, incluso la rebelión y la revolución”. 

domingo, 16 de abril de 2023

Así viví, con mi familia, la Guerra Civil.-

 


Cuando llegó la penosa emigración de los ciudadanos, al estallar la Guerra Civil de 1936, a mi familia le tocó, como a tantas otras, escuchar los rápidos traqueteos de las ametralladoras,  los estallidos de los morteros,   los brutales cañonazos y sentir el terror de oír e incluso de ver los aviones, que bombardeaban sin piedad. Aquel mismo día que ya por la mañana nos vimos envueltos en una guerra y  por la tarde, escapamos los miembros de mi familia, subidos,  como otros muchos vecinos de Siétamo, en la caja de un camión, que nos condujo a la Plaza de Santo Domingo de la ciudad de Huesca. En aquella Plaza estaban muchos parientes,  amigos y personas preocupadas por ver con tristeza, aquellas escenas, unas de alegría y lágrimas, otras de pena,  algunas de desorientación, ya  qué se veían aquellos huidos  de la  destrucción de sus vidas y de sus casas, impulsados en  buscar un cobijo, sin saber cuánto  tiempo tendrían que permanecer en ese destierro.

Yo con mis cinco años a punto de cumplir seis, corría y jugaba por las calles, escuelas y huertos de Siétamo. Era feliz y no me daba cuenta de que en escasos días me hallaría en la Bodega de la Iglesia de Siétamo, en plena Guerra Civil. Me llegó ese disgusto en aquel momento inolvidable de mi entonces breve vida, que estaba gozando por las Escuelas, por el Palacio, por los huertos y por las calles de Siétamo. Pasé en breves momentos de la calle a la Bodega de la Iglesia, donde se escuchaban los sonidos que producían las balas de fusil. No estaba solo, sino acompañado por muchas personas de mi familia y de mi pueblo, que estaban refugiados en dicha Bodega. Allí lloraba la viuda de la vecina casa de Lasierra y todos los encerrados en esa bodega estábamos con nuestras mentes, pensando en la obscuridad de aquel triste día, mirando hacia el cielo, sin poder nuestros ojos atravesar los techos de aquella triste reclusión. Sólo nos fijábamos los refugiados de aquella oscura habitación la atmosfera que nos envolvía con su escasa luz, que entraba por una ventanica. Me admiraba la valentía de mi tía Luisa, que llena de valor, salía de aquel triste bodegón hasta la casa de los Almudévar,  a buscar pan y otros alimentos para repartirlos entre los refugiados. Estabamos en la bodega pasando dolor ante la perspectiva de morir destrozados por aquellas  terribles bombas,  que constantemente lanzaban sobre Siétamo los aviones “rojos”. Se hizo el día muy largo con las explosiones  tan amenazantes de la vida  de los horrorizados vecinos del pueblo, asustados por una muerte, producida por las “salvajes” bombas que nos lanzaban. Al caer la tarde, cesaron los bombardeos sobre nosotros y corriendo, salimos de aquel oscuro lugar a la carretera, que conducía a Huesca. Nosotros con nuestra madre con “cuatro escogidos ropajes”, subimos acompañados por nuestra valiente tía Luisa, en la caja de una camioneta y sufriendo por aquella triste fuga de la muerte. Llegamos a Huesca a la Plaza de Santo Domingo. Allí estaban esperándonos a nosotros y a otras numerosas personas, una multitud. Allí estaba mi primo hermano, de unos quince años de edad, JOSÉ ANTONIO LLANAS ALMUDEVAR. El marchó a CASA de LLANAS con sus dos tíos y nosotros caminamos hasta el número 61 del Coso Alto, al lado de la iglesia de Santa Ana, donde vivían nuestra abuela materna Agustina y su hermana Rosa. Pero, escapados del pueblo de Siétamo, seguíamos en Huesca, escuchando las explosiones de aquella salvaje Guerra y yo iba detrás de mi abuela y cogía prendas de ropa ,diciéndome que por amor a la vida, recogiese las prendas que había que llevar con nosotros en aquel terrible viaje, huyendo de los bombardeos y los fusilamientos. Cuando mis padres y abuela, juzgaron que había llegado el momento de huir de este cruel tiroteo, nos trasladamos a Jaca. En esta ciudad nos alojamos en una casa particular, al mismo tiempo que encontramos un chalet, que nos acogió.

En aquella ciudad, fuimos cada niño a un colegio. En aquellos colegios y escuelas se organizaban actos políticos que intentaban acabar con esas ideas de guerra. Mi pequeño hermano Jesús se nos perdió, pero una jaquesa lo encontró y nos lo trajo a nuestra familia. Yo acudía a las Monjas de Santa Ana y en cierta ocasión nos castigaron a dos niños y a mi, imponiéndonos que durante la hora de comer, escribiéramos un verso de aquella época. Yo escribí en el papel unas palabras, pero dejé mi cuartilla ausente de cualquier escrito. La Monja dejó libre a mi compañero y a mí me dejó sin salir del colegio durante el mediodía. También en Jaca cayeron bombas criminales, una de las cuales, destrozó la vida de una niña procedente de cerca de Tierz. Ya se veían llegar a Jaca numerosos refugiados de la Guerra en Sabiñánigo y desde la altura observábamos sus caminatas tristes en dirección a Jaca.Al observar aquellas huidas  de ciudadanos desde Sabiñánigo a Jaca, mi padre dispuso la huida de su familia hacia Ansó. ¡Qué recuerdos acuden a mi cerebro de aquella Villa de Ansó!. Cerca de la casa donde vivía con mi familia, estaban sentadas en sillitas unas ansotanas, vestidas con sus ropas antiguas y bellas. Criaba delante de ella, una pequeña cuadrilla de pollitos, de los cuales mi hermano pequeño, a saber Jesús, atraído por la belleza de tales pollitos, causó la muerte de algunos de ellos. Aquella SEÑORA ansotana, no se enfadó, ni quiso cobrar la pérdida que mi hermano había causado entre aquellos atractivos pollitos. Los hermanos Almudévar fuimos a las Escuelas, cercanas al agua del río y teníamos la obligación de llevar cada uno un trozo de leña para calentar la Escuela. En mi casa no teníamos leña y no pudimos llevarlas para calentar el ambiente de la Clase. Yo avergonzado, no me atrevía a entrar en clase y paseaba con otro niño por la orilla del río. Cuando se enteró mi padre, habló con la señora Maestra y esta elegante señora, ordenó que el que no tuviera leña en su casa, no la llevara a la Escuela. Tengo un viejo recuerdo de esta señora, que admiraba por su belleza física y por su bondad, pues daba la impresión de ser la Maestra y la Madre de sus discípulos.En aquellos días volvimos a vivir con cierta felicidad, pues aquel clima, a pesar de ser más frío que el de Huesca y Siétamo, nos alegraba el subir y bajar por aquellas Montañas, donde en el verano, aquellas tierras nos hacían contemplar las ovejas y a veces soñar con el dios vasco Jangoikua, que nos contaban que su dominio vivía en “la Val de Ansó”.Pero la Guerra se iba apartando hacia Cataluña trayéndonos la esperanza volver a vivir en Huesca. Me acuerdo como bajamos de los Altos Pirineos a Huesca. Lo hicimos en una camioneta con su ambiente dividido en la parte delantera de la misma de la caja al aire libre. En la parte anterior iba mi madre, protegida del aire frío, para cuidar su salud, que ya empezaba a sufrir molestias.Llegamos a Huesca y mis padres decidieron vivir en casa de nuestra abuela, en el Coso Alto, al lado de Santa Ana. Yo estuve un año acudiendo al Colegio de los Salesianos, dirigido por un sacerdote salesiano, que ya estaba informado del peligro moderno de las guerras. Mi padre, ya había perdido su automóvil a causa de las bombas y hacía sus traslados a Siétamo, en una bicicleta.Se pasaron años de escasez, pero con la vida en casa de mi abuela, salimos adelante, a pesar de la enfermedad de mi madre. Ahora, vivimos pensando en una Guerra contra la Rusia de Putin y no se han ido del ambiente ideas que piensan en las “eternas” Guerras.


sábado, 15 de abril de 2023

A Rafael Ayerbe

 




El ángel Rafael, tu patrono, devolvía la vista a Tobías, que se había quedado ciego. A ti no te hizo tal favor, pero inundó de luz los aposentos de tu alma para que fueses en el suelo, como lo es él en el Cielo, un ángel de la Corte Aragonesa de los niños, con tu ilusionismo y con su ilusión, de los hombres y de las mujeres con tu costumbrismo y de todos, con esos sonidos propios de la jota, con qué cantan y saltan nuestros bailadores, con que brincan nuestros corazones y con qué lloramos nuestros abandonos y con qué exigimos un nuevo Aragón.
¡Qué no ver, viendo el tuyo y qué ver no viendo los árboles del Parque y los bordillos de la acera!. El no ver se resolvía con los muchos lazarillos que,  contentos, honrados y orgullosos, tendíamos al tuyo nuestro brazo y el ver no viendo, cegaba tu interior con luz tan luminosa, que te ceñías un velo en tus ojos del cuerpo para gozar intensamente la luz de la ilusión y de la jota, que en tu interior reinaban.
Cubrías,  como he dicho, tus ojos con un velo y caballero en tu motocicleta, cual caballo mecánico, recorrías las calles con tus ojos medio ciegos y además cargados, incluso en el Lejano Oriente, allá en el Japón, donde colgaban farolillos de colores, que no podían compararse en esplendor con aquellos farolicos de ilusión aragonesa, con aquellas sonoras campanetas, cimbalicos,  guitarras y bandurrias que adornaban la “sala buena” del retiro interior de tu alma noble, además de buena.
Aún escucho con tu voz tan clara, tan alegre y tan triste, al mismo tiempo alegre por sentirse aragonesa y triste por ver un Aragón enfermo y esa voz era un soplo que atizaba el calibo de las gentes, que amaban la jota, a las que alentaba para que su canto,  para que su baile se volvieran llamas para todo Aragón.

Dice el poeta que “las ilusiones perdidas, juguetes del viento son; son hojas que se desprenden del árbol del corazón”. Tu fuiste, Rafael, ilusionado, ilusionista e  ilusionador.  Con los pies en el suelo viviste ilusionado y de tu árbol desprendiste ilusiones que espero que no se lleve el viento, sino que las cultivemos para lograr un Aragón mejor. ¡Adiós, Rafael!. 

jueves, 13 de abril de 2023

Pasarse de largo

 



En estos tiempos es tan fácil quedarse corto como pasarse. El que se queda corto en arrancar, con su coche, a la salida de una gasolinera y en horas punta de circulación, tarda en salir una hora, con la correspondiente bronca de los claxons de los que esperan detrás. El que se pasa un stop o un semáforo en rojo expone a los demás a graves peligros y a él mismo a esos peligros y al de quedarse sin carnet. Hoy he tenido necesidad de acudir a una de esas múltiples oficinas, que pese a la proverbial amabilidad de sus empleados, constituyen muchas veces un vía-crucis para gentes sencillas y a veces no tanto, como ya hace muchos años nos explicara el gran Larra en su «Vuelva Vd. mañana». Caminando por el largo pasillo, contento por haber sido bien atendido en mi gestión, he pasado de largo la puerta de salida, que estaba cerrada y me han gritado: Eh!, ¿dónde va? Los reflejos de la persona que me reprochaba, corregía o interrogaba, fueron rápidos y rápida mi reacción de regreso a la verdadera salida, al buen camino, pues yo también había caído en la cuenta de mi error Le contesté: Perdone, señora, yo no tenía ninguna mala intención, ya me conocen su esposo y su hermano, simplemente me he pasado. Me acorde de aquel, que habiendo sido acusado de rojo, exclamó : ¡ Oiga que tengo una tía monja! Un pasota no hubiera contestado, un grosero hubiera dicho: ¡ Tóqueme «as garandoletas!, una perfectista hubiera reclamado mejor señalización, como en esas oficinas inglesas en que un cartel reza «exit». Todo quedó bien, pues al explicar que me había pasado, las dos señoras con sentido del humor, se echaron a reir. Ahora dicen que van a hacer la reforma administrativa, no creo pasarme si pido que señalicen las oficinas, con lo cual evitarían al ciudadano algún sofoco y a los funcionarios el ingrato papel de hacer de gendarmes. Me temo que aun así se crearan situaciones como la de aquel que ante una puerta en la que pone “tiren” -se herniará de tanto- empujar. Perdonen las señoras si me he pasado, de todas formas, la advertencia que se me hizo ha creado en mi la inquietud de saber qué hay detrás de la "Puerta" a la que equivocadamente me dirigía; ¿será un sancta-sanctorum, habrá un tesoro, o simplemente alguna tía en pelotas?.


El cura de Pertusa, se va.-

 

Ermita de Pertusa.
En mi libro Retablo del Alto Aragón escribí lo siguiente: ” Mi amigo el cura don Manuel Bibián, que tiene su casa sobre el mismo río, el Alcanadre, escucha como le cantan las ranas, por la noche, que le hacen dormirse como un ángel”. Es amigo mío desde hace muchos años, porque los dos nacimos en el pueblo de Siétamo y  convivía con sus padres  y también con su tía Concha o “Concheta”, para los vecinos de nuestro pueblo. Eran todos ellos personas buenas y con un humor extraordinario, que les hacía  convivir agradablemente con aquellos con los que  se trataban. Pero este mosen, no sólo amaba a la gente de su parroquia, sino que admirador del Creador y siguiendo el consejo de San Pablo, se fijaba en la belleza de los animales, en los que se ve la obra de Dios y como San Francisco de Asís, convivía con ellos.

Servía a Dios en las parroquias no sólo de Pertusa, sino de La Cuadrada, La Perdiguera  Laluenga y Barbuñales  y amaba a la Virgen, que  está elevada en lo más alto del monte coronado por su ermita de la Virgen de la Victoria y al mismo tiempo convive con los vecinos de Pertusa. Abajo está  la Virgen de la Asunción, que preside su templo herreriano y parroquial. Pero no sólo se acordaba de sus feligreses, sino que reconstruía aquellos viejos libros parroquiales, en que estaban relacionados los difuntos, por ejemplo los de Siétamo, que fueron  destruidos  en la Guerra Civil y recogía cuadros, que representaban  antiguas iglesias del alto Aragón. Y no sólo reconstruía documentos parroquiales, sino que también reconstruyó aquella casa que dicen fue en otros tiempos convento y en la que yo conocí una granja de cerdos. ! Dios mío, qué reconstrucción realizada por él mismo!.  Desde  que entras en el patio, lo ves con dibujos sobre el suelo, hechos por él con una pintura que es de piedras o guijarros planos, recogidos en el profundo río. Si, en aquel lugar estuvo el viejo molino de Porta, que cogía con sus enormes músculos e introducía en él a los borricos, que con sus cargas de trigo, allí iban a moler. ¡ Pertusa, cómo te ama aquel cura, que veía en ella a Dios en lo alto de la ermita de la Victoria y de la torre de la parroquia y a los hombres en la hondura del río, en otros tiempos moliendo el trigo para hacer su pan y ahora, bañándose en el verano.
Este sacerdote heredó ya de sus antepasados el amor a las criaturas, porque siendo yo todavía a un niño, junto a otros, estábamos tratando mal a un gatico y su bisabuela, la señora Juana, madre de Concheta, nos dijo: ¡pobre  animalico, dejadlo en paz, que no os ha hecho ningún mal”. Pero al hacerse sacerdote “considerando las aptitudes que demostraban las abejas, sentíase en tanto grado movido a la alabanza de Dios, que más de una vez llegó a emplear un día entero en elogiar sus labores y las de las demás criaturas”(Vida de San Francisco de Asís). Y ha sido y es un gran apicultor, que ayuda a los criadores de abejas y asiste a cursos que sobre ellas se dan. Hace unos dos años, cuando ya se habían ido las golondrinas de Siétamo, bajé a Pertusa y numerosas golondrinas armaban una ruidosa algarabía por aquellos aleros de las casas y pensé como San Francisco, encontrándose en una situación semejante, les dijo: “golondrinas, hermanitas mías, tiempo ha que estáis charlando, hora es ya de  que yo hable. Escuchad la palabra de Dios, guardad silencio y estaos quietas hasta tanto que yo hable”. Las avecillas se callaron y al enterarse mosen  Bibián de semejante milagro, se sintió atraído por las aves y más leyendo la frase de San Francisco, que dice así: ”Aves, hermanitas mías, mucho debéis agradecer y alabar a vuestro Criador y amarle siempre, porque os dio plumaje con que cubriros, alas con que volar y todo lo que os ha sido necesario”. Y entonces creó un corral, que lo tiene en Laperdiguera y en él puso pavos, unos comunes y otros reales, guineas, tórtolas, palomas de diversas clases, gallinas enanas y otras de distinto plumaje, acompañadas por gallos cantores. Pero no sólo puso aves, sino también conejos y cobayas y diversas especies, todas distintas, pero que todas se guíaban por sus instintos y ensalzaban a Dios, con su simple existencia. En cierta ocasión un barquero le entregó una tenca y San Francisco la llamó hermana tenca, la acarició y la colocó nuevamente en el agua. ” Por largo rato, mientras duraba la oración, dicho pez, jugando junto a la nave, no se alejaba del lugar donde había sido colocado, hasta que terminada aquélla, el Santo le dio permiso para alejarse”.Así le ha ocurrido a mosen  Manuel Bibián de Pertusa y a sus feligreses, que habiendo estado treinta años con ellos y con sus animales, eran felices junto al Señor y ahora, tendrá que marchar a Ayerbe. Pero la Virgen le ayudará, porque si en Pertusa se miraban con la Virgen de la Victoria, en Ayerbe, que también tiene alturas como el Castillo de Loarre,su Virgen que está en una iglesia románica, le ayudará, como la Virgen de Casbas del mismo Ayerbe.

Venta de Ballerías

Siempre me ha llamado la atención la aldea de Venta de Ballerías, que se encuentra, próxima a la carretera, que baja a Sariñena desde Huesca...