Cuando éramos niños nos enseñaban que los moros estuvieron
ochocientos años en España. En Huesca estuvieron dominándola bastante menos, ya
que fue conquistada en 1096, pero permanecieron en esta ciudad hasta 1613, en
que fueron expulsados de España. Dejaron su huella en esta tierra mas por
su lengua árabe que por sus monumentos, que han ido desapareciendo casi todos. Ahora
se ha descubierto el basamento de su muralla y en la parte de la Catedral que están
restaurando, se puede ver una puerta con su arco de herradura.
De su lengua heredamos muchas palabras, que empleamos en el lenguaje
diario ,como ¡ojalá !.Entre los nombres propios tenemos la Zuda, que era
el palacio de los reyes moros, la Alquibla la puerta de la muralla que miraba
al mediodía, el Algascar término al que vulgarmente se conoce como la Encascara
y en árabe significa campamento; la Almunia es otro término que significa
finca de recreo, el Almériz es otra partida del término municipal, así como la
Magantina o Almacantina; al Pueyo de Don Sancho, donde está la ermita de
las Mártires Nunila y Alodia, lo llamaban los moros Pueyo de Zumac o Zumail, el
alcalde o su equivalente era llamado Zalmedina y el que ordenaba los riegos el
Zabacequias. Precisamente en cuestión de riegos nos dejaron abundante
vocabulario, como por ejemplo azud, azarbe y acequia. De muchos oscenses es
conocido el paraje llamado Fosal de Moros.
Cerca de Huesca discurren los ríos Alcanadre y Guatizalema, nombre tan
bello como puedan ser los del Guadalaviar o del Guadalquivir.
Hechas estas consideraciones, no es extraño que los árabes tan amigos
de leyendas como las de Las mil y una noches, nos dejaran por aquí alguna de
ellas.
Cuentan, que a mí concretamente me la narró un hermano del solitario de
Bastaras, que en la Cueva de Chaves, enclavado en dicho término, vivían y viven
todavía unas moras encantadas, no sabemos si por un morabito o por un Emir del profeta.
Además de encantadas, dicen que son encantadoras. Lo extraño es que la leyenda,
después de expulsados los discípulos de Mahoma y más tarde los moriscos, haya
llegado a nuestros días. Mi amigo, que como he dicho estaba solitario en
Bastaras y que se llama Cebollero, me contó que Saso, pariente de gentes de Siétamo,
estaba labrando en una "valleta" con sus mulas, cerca de la citada cueva.
Lucía un sol espléndido y cuando conducía su yunta hacia la entrada de la cueva,
vio un "flaire" o ermitaño ,que con sus gestos le invitaba a
aproximarse , así lo hizo pero no mucho porque su padre ya le había enseñado
desde pequeño que "cree el flaire que todos son de su aire",pero el
monje dando gritos al aire le dijo que entrara en la cueva, que dentro había
dos moras muy "guallardas" que lo atenderían muy bien, pero Saso
pensó: "ixo de q'un flaire te brinde o que pedrican que ye malo,y
antiparte con moras, regular que me gúele mal,me las toco! y volviendo os
bajes derecho ta o lugar, los arreó" y echó a correr hacia su casa. No
durmió en toda la noche pensando si había sufrido un encantamiento o un sueño.
Como buen campesino quiso probar si allí había mora o gato encerrado y llevó a
la entrada de la cueva una olla llena de leche, que depositó allí. Pensó:
mañana volveré y si ha desaparecido la leche, es que hay mora y si no, es que
no hay nadie.
Al día siguiente volvió y se habían bebido la leche. Desde entonces
nadie le pudo sacar de la cabeza que allí había una princesa o una hurí del profeta.
Hay quien piensa, por el contrario, que no sería princesa la que se bebió el
contenido de la olla, sino una "rabosa”, que por esa zona eran muy
abundantes.
No se en que año ocurrieron estos hechos, porque cuando Lucien Briet
presenta en 19O9 un trabajo sobre las grutas de Bastaras, al hacer los planos
no encuentra dentro ni moras ni raposas, pero sin embargo afirma: “Como ciertas
cavernas históricas, la cueva de Chaves, durante largo tiempo ha gozado de
reputación de estar habitada por magos, brujas, moriscas encantadas que ,cada año,
durante la noche de San Juan, se esforzaban en seducir y llevarse con ellas a
los jóvenes pastores, tan imprudentes como para llegar esa noche al Barranco de
Solencio. Digamos, entre paréntesis que ciertas altas estalagmitas, en la semipenumbra,
se parecen bastante a una mujer árabe, tapada bajo sus velos".
He dicho que Lucien Briet no encontró moras, pero fíjense en el detalle
último de las estalagmitas con figura de mora. Precisamente los encantados
permanecen de algún modo aislados de la realidad, en este caso en forma de
columna, para despertar, en este caso la Noche de San Juan o como la Bella
Durmiente al beso de su amado.
Hay otros datos que dan la razón a mi amigo Cebollero y es que en Panzano
me han contado de dos casos en que algunos vecinos, hace muchos años, habían
visto danzar unas hermosas moras en una era."Pa yo, chiquetes, que ixas
moras yeran muito camanduleras" y salían cuando les apetecía.
Ahora es cuando no se si Podrán salir del Monte de Bastaras, pues igual
que los moros invadieron España y pusieron riegos, han llegado otros, esta vez
catalanes, que compraron las propiedades de dicho pueblo, no todas y colocaron
vallas, no sé con qué derecho, pues el Ayuntamiento de Panzano no les vendió
los comunes, caminos ni la cabañera que sube a Bara, ni las cuevas ni las
moras.
Se ha roto el encanto de la Cueva, porque yo quería dejar otro cuenco
de leche en su entrada y fíjense que desgracia sería, que en lugar de salirme
una mora me saliera uno de los que han puesto las vallas.
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