Don Federico Balaguer. |
Don Federico Balaguer es un
hombre que se ha preocupado de los problemas de Huesca y ¡cómo ha insistido en
sus escritos sobre el problema de las aguas!.El ha sentido los problemas de la
sequía de su patria chica con más intensidad que los de su persona intelectual
pura con su cuerpo delgado, enjuto, seco, que recuerda el del Ingenioso Hidalgo
Don Quijote de la Mancha.
Don Federico me dijo que habían
en cierta ocasión, editado el proyecto de Albasini para aprovechar para Angües,
Sieso, Casbas, etc. el agua del río Alcanadre, del que nadie dice nada, pero
sin embargo, Albasini ya habló del proyecto citado según el cual, bajarían sus
aguas al pantano de Calcón y en casos de necesidad, a causa de la sequía, a
Huesca, ya que desde dicho pantano, descenderían con mucha facilidad al de
Vadiello, con lo que sería difícil que a Huesca llegara a faltarle agua.
Este problema del suministro ya
tienen previsto resolverlo en Zaragoza con el pantano de Yesa, en cambio en
Huesca nadie habla de las aguas del Alcanadre para que esta ciudad deje de ser
la pobre Huesqueta.
Y no es que en Huesca no haya
habido gentes preocupadas por el agua, como se demuestra sólo recordando la
figura del cura, natural de la Montaña, don Julián Avellanas y que ejerció su
ministerio en Casbas de Huesca hasta que murió en Barcelona el año de 1926.
Este sacerdote fundó a principios de siglo la Mutua Ganadera, pero además creó
un Sindicato Agrícola en el que en la Junta local de Siétamo, figuraba como
secretario mi padre Manuel Almudévar.
Tuvo Mosen Avellanas grandes
enemigos, pues sufrió un atentado del que se salvó y se le hizo un homenaje en
Graus, pero él siguió postulando en su periódico: ”Urge industrializar la
agricultura, se precisa que el agua de los ríos, fuentes y arroyos se convierta
en carne mediante la praticultura, se precisa que el agua de los ríos, fuentes
y arroyos se convierta en carne mediante la praticultura, en leche, en lana, en
queso, en cueros y sobre todo en lo que vale más que todo eso junto…en pan.
Con la muerte de Mosen Avellanas,
el año 1926,desapareció su Caja Rural, el Sindicato Agrícola y las Cooperativas
por él fundadas. Después vino la República, después la Guerra, con las que
desapareció la posibilidad de hacer los pantanos de Calcón y de Vadiello.
Cuando esos pueblos se quedaron sin defensores, se quedaron al mismo tiempo sin
agua, porque mientras tuvieron a Mosen Avellanas tuvieron fe en Joaquín Costa,
que dijo que si en España hubieran existido diez o doce curas como el de
Casbas, ya estaría resuelto el problema de las aguas. Tanta fe tuvieron que en
cualquier pueblo, como por ejemplo Angües, dedicaron una calle a Joaquín Costa.
Luego siguieron yendo a buscar agua, hasta que se olvidaron del mismo Costa.
Hablé el otro día del pantano de
Monte Aragón y de las rogativas de San Victorián y hoy tengo que hablar de las
Rogativas de San Urbez en Nocito, donde las están celebrando los oscenses. San
Urbez ha sido siempre un santo muy solicitado para que haga llover, como dice
la canción que cantaban en Agües: ”Hoy gran fiesta celebra la Iglesia, a San
Urbez los devotos con gran devoción, porque siempre que pedimos agua nos la da
abundante por su intercesión”. Entonces, cuando cantaban la citada canción iban
desde los pueblos y desde Huesca a Nocito a hacer rogativas tantas veces como
fuese preciso, hasta que se producía la lluvia.
En Ola, hay una casa donde se
guarda una losa en la que dormía San Urbez, y en cierta ocasión, ante la falta
de agua lanzó su vara de pastor y ahí donde se clavó, surgió una fuente de
agua, que todavía mana.
Como se deduce, con la ayuda del
mismo cura construyendo el pantano de Montearagón y levantando la presa de
Pedruel de Albasini, no haría falta rezar con tanta humildad la petición del
agua, cuando la rezaban en Nocito y que decía lo siguiente: ”Agua pedimos, San
Urbez-aunque no la merecemos-que si por merecer fuera-ni aún el agua que
bebemos”.
De todas formas, aunque no tan
frecuentes, las rogativas seguirán siendo necesarias, porque sigue habiendo
situaciones de necesidad, como dice aquel canto, que en Nocito cantaban: ”Los
campos piden la lluvia-si no se van a secar-el niño dice a su madre-tengo
hambre, quiero pan”.
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