Nació Luis María Allué en
Huesca, en 1861 y murió en 1928. Es un escritor oscense de fines del siglo XIX
y principios del siglo XX, que estudió
la Carrera de Derecho. Vivió en Huesca y en Barluenga, donde su familia
tenía un hermoso patrimonio agrícola, siendo vecino en el citado pueblo de la
familia Almudévar, de la que proceden los miembros de Siétamo, con los que tuvo
una buena amistad. Dudó en dedicarse a
la agricultura o a los estudios y con éstos se hizo Abogado, Juez y llegó a ser Alcalde de Huesca y escritor de novelas y de
cuentos. En Huesca desde el año de 1912, dirigió el “El Diario de Huesca”. En
dicho Diario, muchas veces con el pseudónimo de “Juan del Triso”, escribió gran
cantidad de artículos, unas veces en
poesía y otras en prosa. El sabio escritor oscense, resalta datos en torno a su
vida, perteneciente a una acomodada familia, propietaria de un patrimonio
agrícola en el Somontano de Huesca. Habla de su título de Derecho y destaca su
ideología liberal. Llegó a ser alcalde de Huesca en 1894 y ejerció de Juez
durante largo tiempo. Murió en Huesca en 1928.
Participó también en películas de
Cine.”El año de 1927, fue aquel, en que se rodó esa película histórica en el
Castillo de Torres Secas, en la que participó la bella señorita Rafaela
Almudévar. Como dice Garcés, “del sexo feo”, participaron también. Antonio
Potoc, Antonio Almudévar, LUIS LÓPEZ ALLUÉ, Mariano Santafé y Plácido en su calidad de chofer. Pero en el
año anterior, es decir el año de 1926, el uno de Enero en la fiesta del Patrono
de mi abuelo, Manuel Almudévar, es decir
de Año Nuevo, un coche, propiedad de los Carderera, parientes de los Almudévar
de Siétamo, se paró delante de la puerta
de Casa Almudévar. Allí se encontraba la bella Rafaela Almudévar, que se casó con Carderera”.
Luis López Allué, escribió con
realismo, sobre el regionalismo y sobre el naturalismo, con el mismo que se
escribió en España a finales del siglo XIX y se identifica con las formas
literarias de aquella época. Destaca
Balaguer a Luis López Allué por sus artículos en el periódico, cuentos
cortos y por su única novela,
“Capuletos y Montescos”. Esta obra le ha
comparado, con otros grandes escritores de esta época, como Pereda, Blasco
Ibáñez, Galdós, y con Emilia Pardo Bazán. Pero no sólo lo compara Balaguer,
sino que críticos como Mariano de Cavia, que en Madrid, escribió en
publicaciones como El Liberal, El Imparcial y El Sol.
Luis López Alllué, en los escritos en el Diario de Huesca,
respetó las frases y palabras de carácter costumbrista y regional, que le
preocuparon por la pérdida de “la lengua pura aragonesa”, que no se perdió,
pero que casi lha hecho llegar a desaparecer esa fabla aragonesa. Esta
escritura popular, de carácter regional, de la Zona del Somontano Oscense,
procuraba hacerla, sin perjudicar la
comprensión, de los lectores, de la
lengua castellana. Esta acción perjudicó
las lenguas o dialectos de la Provincia de Huesca, que casi ha hecho
desaparecer el aragonés. No se defendió
la conservación de la fabla, como en Cataluña, donde casi se ha tratado de eliminar el castellano. Durante mi niñez, recuerdo al señor Moreta de
Siétamo, que hablaba casi de una forma pura, en nuestra “fabla aragonesa o
aragonenca”. Estos días de 2015, se ha
muerto en Siétamo, mi vecino y amigo Rafael Bruis, que usó siempre los
artículos aragoneses “O” y “A”, en todo momento y en todo lugar. En cambio, en Cataluña, se ha unificado el “catalán”, que
ha contribuido a distanciar a Cataluña, del resto de España o Iberia, por donde corre
el río Ebro, como veía el Conde de Aranda, que quiso hacerlo navegable, hasta
el Mar Mediterráneo.
En el libro de Luis López Allué,
“Coplas y más coplas”, escribe una Carta del
“siñó” Custodio , que dice así:
“Mi querido Juan del Triso”: Supongo estarás con yo- una miajeta agraviau,-pues
dende la relación-que t’hice va pa seis
meses-de aquel tío del cañón,-no t’inviau ni cuatro línias-por el correo
interior.- Pero haigas tú de saber- para tu
satisfaición- que a puro de caer
rugiazos- se ha puesto tanta sazón-que no hi parau de sembrar – en la Alguardia
y en Carroz”.
Luis López Allué, luchaba por
conservar las palabras de la “Fabla Argonesa”. Amaba dicha lengua, pero no
podía, como tampoco podía más tarde, el
buen escritor costumbrista Pedro Lafuente, conservarla viva.
Pero yo me acuerdo del antiguo romance de Marichuana, de “gran interés
lingüístico”, que aprendí en Ansó, durante la Guerra Civil del año de 1936 y
otros lo aprendieron en las épocas de pastoreo en la Tierra Plana. Yo recuerdo
este romance de la siguiente forma: “De ros Altos Perineos-m´en baixé en ta Tierra Plana,- pa corteixar a una nina
,- que Marichuana la claman. En as pochas d’o gambeto- le trayeba unas manzanas. ¡De buenas
que li sapeban,-li se cayeban as babas-como a ro güey cuando llabra”. Mi padre,
que escribió después de la Guerra Civil, en Navidad textos en aragonés, me
recitaba este romance. Eso es lo que yo recuerdo, pero se encuentran textos, que dicen:
“ Y pa cenar, les diemos, carne
de crapa… Toz bailaban con parexa (pareja), y yo, con mi Marichuana”. Este romance lo
aprendían unos pastores de otros, durante las salidas por casi todo Aragón, a
pastorear el ganado, que influían en sus
formas de hablar, de unos con otros.
No hemos tenido los aragoneses
influencia suficiente, como los catalanes, que tampoco hablaban en toda
Cataluña una lengua exactamente igual, pero que le han dado una fuerza toda
Cataluña y alrededores. Esta pérdida de la unidad de la Fabla en todo Aragón,
nos está diferenciando a aragoneses de catalanes. Esa diferencia de lengua, está
fomentando el separatismo de Cataluña con el resto de España. Cataluña por donde entraron en la península los
griegos, los fenicios , los íberos y los celtas y los romanos , comunicaron
Tarragona con Zaragoza por medio de la Vía Romana, y otras zonas entre
Cataluña, Aragón y Valencia. Aragón salía al mar, hasta que la delimitación de
regiones, arrebató a Aragón la desembocadura del Ebro. El Ebro, que el Conde de
Aranda, pariente de una catalana, quiso hacer en él un puerto de Aragón. Murió el Conde de Aranda, el
año de 1789 y al poco tiempo de morir, le arrebataron a Aragón la salida al Mar.
Ahora, en pleno siglo XX, nos han arrebatado el paso a Europa por el Pirineo.
Tendríamos que recordar el interés de Carlomagno, que quiso, hace ya siglos,
crear Europa como Nación. Casi llegó a ocupar Zaragoza e invadió todo el Pirineo.
Hay que estudiar el ambiente del
Alto Aragón, para escribir sobre su vida con sus costumbres y con su situación
intermedia entre Cataluña y Navarra, dos núcleos muy importantes en la Guerra, entre
los carlistas y los liberales.
En su obra de Luis López Allué, “Del
Uruel al Moncayo”, escribió el capítulo titulado
“Xenofonte o el último zorrilista”, que lo convirtió en un “Cuento Político”, porque
a la capital del Alto Aragón, Huesca, la convierte en “La Matosa”, en su
descripción de la Basílica bizantina de San Lorenzo , la llama, “Basílica de San Lucas” y a la fachada
del Ayuntamiento la define como “la plateresca fachada de la Casa Ayuntamiento”.
En el Casino de la Plaza de
Zaragoza, creado en los principios del siglo XX, en los años de 1901 al de
1904,que representa la ideología liberal, siguió el maestro zapatero, la labor política en que había difundido anteriormente, en el llamado por Luis López Allué “Café del Universo”. Fue su presidente, durante algún tiempo, un Maestro zapatero,
llamado Bruno Lasecas, que fue un hombre de una gran popularidad en “La Matosa”, es decir en Huesca, ya que vivía
entregado a la propaganda republicana. Era un hombre con la cultura del pueblo,
pues era maestro zapatero “enérgico en sus resoluciones, firme como una roca en
sus creencias políticas y en el decir
persuasivo y contundente”. Abusaba de los licores,”con bigote enmarañado por el
que asomaba continuamente, la colilla del puro cuartelero”. Luis López
Allué, relato la actuación de Bruno Lasecas, en el libro “Del Uruel al
Moncayo”,en el “Cuento” titulado “Xenofonte o el último zorrillista”. Este relato histórico, lo tituló López Allué, como un cuento, en el que en Navarra y en Cataluña se comunicaban por la provincia de Huesca y
las Cinco Villas, que se convirtieron en
lugar de paso e incluso de batalla entre ambas Regiones, durante las Guerras
Carlistas.
En el Casino de Huesca, “durante los primeros
años que siguieron a la restauración borbónica,
se reunían en esas mesas (del Casino), tarde y noche, la plana
mayor de los republicanos de La Matosa, gente toda de armas tomar y de pelo en
pecho, con la política, tema preferente de sus conversaciones”. En Linás de
Marcuello, “murió el general Manso de Zúñiga, con cuya sangre recibió Lasecas el bautismo de sangre
político, y se acreditó como demócrata convencido y de acción “. ”Ya su padre
fue uno de los que por milagro, escaparon con vida en el pueblo de SIÉTAMO en el 1848, cuando el general Andrés andaba a
la caza de liberales por el Alto Aragón y sorprendió y fusiló a unos cuantos
infelices, frente al Palacio, donde nació el
gran Conde de Aranda., que ha sido un liberal del siglo XVIII, que nos
ha hecho mucha falta en el siglo XIX.”¡Qué admiración le producía a Luis López
Allué, el liberal Conde de Aranda, Don Pedro
Pablo Abarca de Bolea, nacido en Siétamo!. No sé si sería por estas fechas que
mi abuelo, natural de Siétamo, se
refugió en Francia con el creador oscense de las castañas de mazapán, el señor
Villas de Huesca y Borau de Liesa.
En España se había creado un
ambiente guerrero con las Guerras Carlistas, al morir Fernando VII,
disputándose la lucha por el poder,
entre su hermano, Don Carlos
María de Borbón, que inició la Primera Guerra Carlista en 1833 hasta 1839. La
Segunda Guerra duró desde 1846 a 1849, desarrollándose principalmente en Cataluña.
La Tercera Guerra Carlista se desarrolló con una crueldad enorme, desde
1872 hasta 1876.
Luis López
Allué, nació el año de 1861 y murió el año de 1928. Durante muchos años
de ese período, vio desenvolverse las guerras Carlistas en Cataluña y Navarra,
con las batallas, persecuciones y escapadas
de los guerrilleros, que iban a una y a otra región. Vivió la Revolución del
68, en que actuó el zapatero Bruno Lasecas. Celebraron el destronamiento de
Doña Isabel II en Huesca, los liberales
republicanos de La Matosa (Huesca).Se opusieron a la sucesión de Amadeo I de
Saboya y sobre todo a la proclamación como Rey de España de Don Alfonso XII.
Luis López Allué, describe en
forma de cuento, la trayectoria de las luchas entre carlistas y liberales en la
provincia de Huesca, Trata de darle al relato una narración cuentista, pero que
era real. Para aparentar un cuento con la historia real, sitúa los hechos en
Huesca, a la que llama La Matosa, en los pueblos del Somontano y en la Montaña
oscense. Cambia varios nombres de pueblos, para que no pudieran sentirse ofendidos
por hechos negativos. Otra veces conserva los topónimos verdaderos, como el del
pueblo de Siétamo y del río Guatizalema.
Como he escrito el General Andrés
se dedicaba a la caza de los liberales, de los que fusiló algunos, frente al
Palacio del Conde de Aranda.
Describe los derramamientos de
sangre humana y venera a los Santos y admira a la Naturaleza. Se organizaban fiestas
políticas, con los triunfos guerreros y Luis López Allué cantaba a la Naturaleza. El
destronamiento de Isabel II, lo celebraban los republicanos con gritos de
libertad, igualdad y fraternidad.”Hubo ¡mueras! atronadores y
vivas entusiastas…e himnos de Riego a todo pasto”. “Murió por aquellos días uno
de los más fervientes revolucionarios de La Matosa, a quien llamaban de apodo Trabuco y
éste ordenó en los extremos de su vida, que su cadáver fuera acompañado por las
calles de la ciudad a los acordes del himno de Riego”. No sé si este “Trabuco”
sería antecesor del “Trabuco” de Siétamo.
Cuando triunfó la Revolución de Septiembre,
hasta que proclamaron a Alfonso XII, el zapatero Bruno Laseca en La
Matosa formó un partido con los republicanos de izquierda.
En este tiempo
en que se tardó en nombrar a Amado de Saboya, Rey de España, Bruno Laseca el republicano, pedía en el “Casino
Republicano”, la inmediata separación de la Iglesia y el Estado, la abolición
de la pena de muerte. Quiso echar abajo las campanas de las iglesias y
construir un cementerio civil, así como suprimir la venta de la prensa
carlista.
Amadeo de
Saboya fue Rey de España desde finales
de 1870 hasta 1873, pero encontró la oposición de la Iglesia, de los
republicanos y del levantamiento carlista en 1872, con la segunda Guerra
Carlista.
Ya tenía Bruno
Laseca la ilusión triunfante de los republicanos, pues al
retirarse Amadeo de Saboya de la Corona el año de 1873, organizó una milicia nacional, formada por dos compañías. De la primera eran parte industriales, comerciantes y clases
acomodadas, dirigida por un notario y la otra compañía se formó con labradores
y artesanos. Y aunque buscaban la
igualdad de todos los españoles, en
aquellas dos compañías, todavía quedaban clases sociales. No se sabe la razón por la
que enviaron la segunda compañía, compuesta por labradores y artesanos, ya que
los miembros de la primera eran gente más acomodada.
De ambas
compañías, ninguna de ellas tuvo que pelear con sus armas en defensa de la
República, porque, la primera no la mandaron a luchar a Escalona y la segunda, en Escalona, cerca ya de Navarra, creyó
encontrarse de frente con los carlistas, pero resultó ser una “dula”, pues con sus lentes,
no la distinguieron bien.
dula (Del ár. hisp. dúla, y este del ár. clás. dawlah, turno).
4. f. Conjunto de las cabezas de ganado de los vecinos de un pueblo, que se envían a pastar juntas a un terreno comunal. Se usa especialmente hablando del ganado caballar.
dula (Del ár. hisp. dúla, y este del ár. clás. dawlah, turno).
4. f. Conjunto de las cabezas de ganado de los vecinos de un pueblo, que se envían a pastar juntas a un terreno comunal. Se usa especialmente hablando del ganado caballar.
Entonces los
republicanos decidieron retirarse ordenadamente, pues el sargento Verdún dijo : que aquellos jinetes carlistas , que veían, pueden evolucionar con
rapidez… y a la hora menos pensada nos
veamos rodeados de cuatro o cinco mil hombres”. Bruno Laseca, ilusionado por
una victoria guerrera, alegó que los achicharraríamos
vivos .Le contestó el sargento Verdún :” Pero mi capitán, ¿cómo es posible que
puedan sesenta hombres contra ochocientos o contra muchos más?”. Le contestó el zapatero Bruno Laseca:¿ No
vale un liberal más que cien “carcundas”?. Le contestó el alférez Lecina: “desengañese
usted, de hombre a hombre no hay diferencia”. Corría por aquellos momentos el
año de 1873, en que Amadeo I, había
abandonado la corona. El zapatero Bruno Laseca, al carecer la política en aquel
tiempo, de autoridad, se debía creer el
dueño del poder.
En tanto Luis
López Allué, con su literatura espléndorosa, trataba de hacer brillar la Naturaleza, con
las siguientes frases:”Deliciosa mañana para el matinal paseo que emprendieron
los defensores de la democracia. La fresca brisa que descendía embalsamando el ambiente con el aroma de los
pinares, atenuaba los golpes del estío.”El bermejazo platero de las nubes”
inundaba de cegante claridad los amarillos rastrojos de las
llanuras. Las cristalinas aguas del río se despeñaban por el pedregoso
cauce con extraños y alegres murmullos
semejantes a las infantiles risotadas, y en las espesas arboledas que festonan
las orillas,alondras y ruiseñores saludaban al nuevo día con armoniosos trinos y gorgeos”. Ante
aquel ambiente poético, ”los pobres
milicianos, caminaban silenciosos y tristes, acordándose de los seres queridos
que habían dejado en la ciudad”.
Aquí con esta
descripción de la Naturaleza, alegre y optimista y el pesimismo que
manifestaban aquellos idealistas
republicanos, que “caminaban silenciosos y tristes, acordándose de los seres
queridos que habían dejado en la ciudad”, aquella fauna pacífica de los
Pirineos, conmovió los corazones de los seguidores del zapatero y “general
artificial del ejército”, y regresaron a Huesca.
Llegaron a La
Matosa, es decir a Huesca, en que sus familiares y amigos, los saludaban con
gran entusiasmo.
Al día
siguiente en La Matosa, se enteraron de que la partida carlista ,se había
introducido en Navarra, sin pasar por Escalona. Y la gente se reía de que los
animales, ”que había visto el alférez Lecina, al pie de Las Pedrosas, eran la
“dula”, o sea las caballerías de labor, de un pueblo de esas inmediaciones, que pastaban en el monte
comunal”. Ahora ya no existe la “dula”, pero cuando hace unos cincuenta años, yo estaba de veterinario en Bolea, por las
mañanas un dulero, con una trompeta, la hacía sonar y los vecinos del pueblo de
Esquedas, soltaban vacas y mulas a pacer al monte.
Igual que
ahora, se lanzan a la multitud diversas ideas políticas, entonces, en Huesca, se divirtieron con el fracaso del zapatero y político
oscense, en la “batalla” de Escalona,
los reaccionarios y los clericales oscenses. “El Penitenciario de la Catedral
de Huesca, señor de alguna gravedad por fuera y de mucha socarronería por
adentro, aseguró muy formalmente que la retirada de Bruno en Las Pedrosas, se haría tan famosa y nombrada en la historia
militar, como la de XENOFONTE en el Asia Menor”. Y con tal apodo se quedó el
zapatero, para toda su vida.
En 1875 se
proclamó el nombramiento de Alfonso XII, como Rey de España.Esta restauración
monárquica,hizo que Bruno el zapatero, proclamara que ese nombramiento era un
acto de “absolutismo” y una obra inquisitorial. Entonces afilió a sus seguidores
a las ideas de Don Manuel Ruiz Zorrilla “ que era su fetiche”Era este político
un desterrado que a Bruno le parecía un héroe. Su patriotismo , le llevó a
gritar:” En este país no hay más programa político que el mío…¡Fusilar a todos los traidores!.Pero no fue sólo la
desesperación por la derrota de los republicanos, sino,,que a la huída de todos
los jefes de su grupo político, se sumaron todos sus soldados
Pero no sólo
fracasaba su doctrina política, sino que “envejecía en Xenofonte su cuerpo,su
piel se arrugaba, blanqueaba su cabeza y hasta su estómago empezó a dar señales
con agudas dispepsias del desgaste fisiológico”. Pero su mujer,que en tiempos
pasados le acompañó hasta Escalona , para luchar contra los carlistas, llevándole
una fiambrera de alimentos, asistió a unos ejercicios espirituales, que
hicieron a los oscenses , de tal forma que terminó con los problemas de la casa
y de la industria zapateril. Bruno decía :”Mi mujer puede escoger la religión que más le guste no se lo prohibiré :pero
también ella se guardará muy mucho de
meterse en mi manera de pensar”. Su seguimiento del político Zorrilla le llevó
a la cárcel ,de donde lo sacaron al poco tiempo. Xenofonte al salir de
ella,estaba lleno de orgullo,creyendo que iba aser recibido con festejos , pero
sólo fue felicitado por algún particular en la calle y muchos no le dijeron
nada.El Gran Café del Universo, se llenaba de clientes, tuvieran las ideas que
cada uno e ellos cultivara. Salían una sartistas italianas y los señoritos de
La Matosa,acudían muy compuestos y
arreglados y Xenofonte también asistía, pero, así como los anteriores clientes
iban muy frescos y adornados, “a él no le quedaba más que una piel rugosa y amarillenta”.Con
revolución o sin ella , la vejez y la muerte, la salud y la enfermedad ,el
dinero y la pobreza seguían gobernando a las humanidad. “El 11 de Febrero de
1893, o sea en el vigésimo aniversario de la proclamación de la República,
murió su mujer,auxiliada y confortada con las Sacramentos de la religión” y
“otro golpe, terrible, y acaso el mayor de su vida, lo sufrió cuando supo que
Don Manuel Ruiz Zorrilla,regresaba a España
herido de muerte”.
Cuanto más
avanzaba el tiempo, peor se encontraba su salud, y más sólo su espíritu. Pero
la preocupación por el bienestar y la igualdad de los hombres, iba aumentando
cada día.Un día llegaron al Casino, a modernizar la iluminación dos operarios
de temas eléctricos.Daban la impresión de ser personas educadas. Al verlos tan
correctos, Xenofonte se sintió con ganas de enterarse de su forma de pensar y
les preguntó sus pensamientos. Uno de ellos le contestó que ellos eran revolucionarios y le preguntaron qué era lo que él pensaba del progreso. Xenofonte
les contestó que su opinión “se reducía a
muy poco. Primero ajustar cuentas a todos los que han sido ministro desde la
Restauración hasta la fecha, Y al que no
las presente claras…cuatro tiros”.Y siguió exponiendo a aquellos educados
obreros, amigos de la Revolución, “en
que pensaba formar un ministerio de personas honradas y de talento,para que nos den la verdadera
libertad, no la hipócrita que nos dan estos embusteros monárquicos”.Por fin les
añadió que había que suprimir el clero alto y el bajo,desde los obispos hasta
el último sacristán. El que quiera curas que se los pague”.
Aquellos
obreros del siglo XIX, le dijeron que había que terminar con el egoísmo de
todos los hombres por el dinero y que debían todos los hombres de preocuparse
en el “trabajo, en la igualdad, en el amor y fraternidad de todos los hombres y
en una palabra, en el mejoramiento y la perfección intelectual, moral y
material de la humanidad. Este es camino largo y penoso, labor profunda y
gigantesca a la vez, no es revolución de veinticuatro horas porque en tan poco
tiempo ni siquiera un par de botas, pueden hacerse con perfección. Acaso la labor sea de siglos,
pero el triunfo es seguro”.
¡Qué razón
tenían aquellos obreros de 1891!, porque en 2015, ciento veinticuatro años después,
los hombres han amontonado el afán de dinero y han renacido los sentimientos
tribales. Se fueron muchos españoles del resto de España y no quedan casi
“tribus”, en el interior de España. Pero en Cataluña quedan antiguos catalanes,
descendientes de iberos y de celtas, unidos a los aragoneses, valencianos y
baleares. Pero, en Cataluña quedan habitantes, que forman la mayoría de su
población,que proceden de “tribus”del resto de la Península, que ahora se
sienten independientes catalanes.La descendencia de los actuales catalanes,en
tres , dos o en una sola generación,provienen de la “tribus ibéricas”, que se
encontraban y siguen encontrándose regados por el río ibero o Ebro. El Ebro
baja desde Santander y en la Guerras Carlistas ,ya recorrían por la provincia
de Huesca, las tropas carlistas, con el río Ebro por el Sur.En la Ermita de
Bureta a escasos kilómetros de Huesca, tenían los carlistas establecido un
hospital y por el pueblo de Ola, el de Tierz
y por encima de Huesca, pasaban
de Cataluña a Navarra.
Después de las
conversaciones con los obreros jóvenes, el zapatero Bruno,se quedó pensativo y “un
vecino de la mesa inmediata, le gritó: ¡prepárate para aplaudir; van a tocar el
himno de Riego”. ¡Dios mío, qué talento tenía Don Luis López Allué para
conmover a los lectores de la vida de Xenofonte, el último zorrillista, con la emoción que sintió este
revolucionario, al saber que se iba a hacer sonar, el himno de Riego. “Al
recordarse del himno,desfilaban por la imaginación del pobre Xenofonte hermosos
recuerdos de su agitada vida.Aquella tarde del 21 de Agosto de 1867,cuando él y
los apuestos mocetones de los valles de Hecho y Ansó, a las órdenes de
Pierrad,el de las luengas barbas…esperaron a pie firme y trabuco en mano en las
afueras de Linás de Marcuello al general Manso de Zúñiga.Y como si ante su mente
se desarrollase una cinta cinematográfica
con la impresión de aquel encuentro.Así veía al general cuando picó
espuela a su fogoso caballo, y adelantándose entre una lluvia de balas a los
cazadores de Ciudad Rodrigo,llegó junto al nogal que había en una pequeña
hondonada, inmedialta a Linás y allí mismo, al pie del Arbol,abrió los brazos
sin soltar la espada de la diestra y cayó mortalmente herido. Bellísimo caer en
el campo de batalla. ¡Así morían aquellos valientes de uno y otro bando.
Recordando
aquella muerte heróica,se empezaron a escuchar las notas de himno de Riego.
Acabado el himno,se hiceron sonar flamenco, sin aplaudir el público el sonoro
himno de Riego. Bruno Lasecas, el zapatero pensó: estos jóvenes sólo ambicionan
el dinero, para gastarlo en vino y en mujeres.
Pero aquella
noche iba a llegarle la muerte al zapatero Bruno Lardosa, pues le subió una
fiebre, que repartía el calor que produce un horno.Después de llamar a la
sirvienta,ésta se dio cuenta de que le llegaba el fin de su vida.Por la mañana
alrededor del portal de la iglesia de los Jesuitas y se pusieron a meditar y a
conversar dónde sería enterrado , si en el “corralón” o cementerio civil, en
cuya construcción tanto trabajó Bruno Lasecas. Un cura joven para defender el
enterrarlo en el “corralón”, afirmaba que no había dejado dinero ni para comprar una caja de muerto.
El Señor
Obispo,fue más caritativo ,al manifestar su deseo de enterrar a Bruno Lasecas,
acompañado por un entierro eclesiástico, aconsejando a las entidades caritativas que lo enterrasen
en el cementerio católico. Y los miembros de San Vicente de Paul,se encargaron
de hacerle un entierro cristiano.
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