Joaquín Borruel Buil es un
descendiente de Caborbaya, albañil que edificó Casa Almudévar de Siétamo el año
de 1853.Me habla de su padre, cuando
pasa gran parte del año en Siétamo, pero no recuerda menos a su madre,
Francisca Buil Albero, a la que yo
conocí. Los recuerdos de su madre le llenan de sentimientos su corazón,
de tal manera que los manifestaba describiéndome su vida entre las bellezas
sobre las que se asienta La Almunia del Romeral. No pude pasar sin acordarme de
las vivencias que pasé ejerciendo mi profesión de veterinario y de vivir los
sentimientos de Joaquín Borruel y decidimos una tarde calurosísima del mes de
Agosto, subir por las orillas del Río Guatizalema, desde Siétamo hasta el
verdor, que manifiestan los litoneros, los romeros y las oliveras. El primer
punto al que nos dirigimos fue a casa Escario, que fue de la madre de Joaquín y
allí encontramos la puerta de hierro del corral, que estaba toda rodeada de una
parra, que ofrecía unas uvas rojizas, de las que Joaquín no se atrevió a
probarlas, pero yo, sumido en aquel ambiente somontanés del río Guatizalema, en
la ladera del monte Miscón y desde donde se divisa Santolaria, con su atalaya
restaurada e iluminada por la noche, cogí un grano de aquella uva para comulgar
con aquella tierra que conduce el agua a Huesca capital y a los pueblos del
Somontano, con su campo de aviación de Alcalá-Monflorite. Esos espejos producen
una luz, que nunca apagan las boiras, que en invierno alcanzan a los pueblos
próximos. Nos daba la impresión de que no íbamos a ver a ningún ser humano,
pero nos encontramos con una pareja, que habita en Casa Sastre y formada por la
señora Ester Loriente Abadías y por su marido José Ferrando Trallero. Ferrando ha
sido cartero de la Sierra durante treinta y cinco años y yo lo conocí en casa
de Lorenzo Zamora de Coscullano y su esposa Ester de una casa en que durante
cuatro generaciones tuvieron sastrería y más de cien arnales, emigró a
Barcelona, donde trabajó y estudió, pues al hablar con ella, noté la claridad
de sus palabras y la lógica de sus ideas, hasta que Joaquín me reveló que era
Licenciada por la Universidad de Barcelona. Pero la miel de aquel “Jardín de
romeros”, como llamó a la Almunia Don Fernando de Aragón, Abad de Montearagón,
había influido en su corazón porque fue
toda amor y caridad, ya que se
llevó con ella a Barcelona a su madre y a cuatro tíos suyos. Cuando volvió a La
Almunia se trajo los restos de sus difuntos
y no pudo menos que enseñarme su parroquia y el cementerio, donde
duermen sus seres queridos. A Santo Domingo de Guzmán y a la Virgen del Rosario
los sacan todos los años en procesión y en aquella tierra serrana, aunque están
casi todos muertos, les cantan José Ferrando con su esposa Ester. Para San
Vicente, celebran la Fiesta Pequeña y en
medio de la plaza encienden una hoguera, en la que asan panceta, longaniza y tortetas, acompañadas por el vino de sus botas.
El río Guatizalema baja de Nocito y es un punto, desde luego muy profundo. El
punto más estrecho que me hizo contemplar Ester, subiéndome a la “demba” de
Casa Aniés, fue el paso de Bolituero. Antes, cuando iban a Santolaria,
colocaban varios maderos, fajos de “buchos” y barro, pero cuando llegaba una
riada, lo arrastraba todo. Encima de Bolituero hay una presa para conducir el
agua a Huesca y más arriba, por un túnel, corre el agua al Campo de Aviación de
Monflorite y a los pueblos de abajo. Hay una zona más profunda que tenía un
molino, una explotación de cobre y una papelera y cruzaban el río por unas vías
ferroviarias que allí instalaron. La factoría de cobre se llamaba Martinete y
en ella fabricaban calderos de cobre, tan usados en aquellos pueblos. Era La
Almunia una potencia industrial gracias al río. Pero no sólo tenía la industria
sino también la agricultura, que producía gran cantidad de aceite y por allí
pasaba la ruta del vino y del aceite. Había dos rebaños, uno de ovejas y otro de cabras, pero destacan
las colmenas de abejas, que producían una miel transparente y clarísima, como
la que destilan de su corazón las personas de La Almunia, donde todavía se
encuentra la llamada zona de los arnales..
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