He visitado varias veces la Villa de Fonz y me causaba
su contemplación me hacía soñar que estaba en un lugar sagrado de Aragón.
Resultaba sagrada la impresión que producía contemplar aquella maravillosa
arquitectura, de Fonz, nombre que viene del latín Fontes y que la Villa celebró con una fuente
pública, que lanza el agua por seis caños. Fue construida en 1567, con su
escudo, con seis caras y una marmota. En esa fuente se alzan también columnas
redondas, capiteles corintios y una inscripción artística en latín. Es que Fonz
destaca la raíz de la vida humana del agua, con sus fuentes, al mismo tiempo
que pregona su categoría arquitectónica y la nobleza de sus habitantes, alrededor de la iglesia de Nª Sª de la Asunción , del siglo XVII,
en una altura, aunque calla el despojo que sufrió en la Guerra Civil , al desaparecer su
retablo mayor. Mi memoria histórica se acrecentaba a medida que iba
contemplando las doce casas- palacio, que a pesar de necesitar, alguna de ellas, una reparación,
van recordando a los visitantes el esplendor de su pasado. Estas casas nobles e
infanzonas están construidas en estilo
aragonés, consistente en unos bajos de piedra de sillería y los pisos de
ladrillo y toda la obra coronada por amplios aleros de madera tallada.
A parte de las casas nobles,
tenemos el Ayuntamiento, construido en un estilo que difícilmente se puede
superar en la arquitectura civil aragonesa. Allí residieron los obispos de
Lérida hasta que tuvo lugar la desamortización. Prko aquellos edificios si
fueron notables por su arquitectura, lo fueron tanto o más por los ilustres
hombres y mujeres que en ellos nacieron, como los del apellido Gómez Alba, el
arabista Francisco Codera, vecinos de casa Guilleuma, casa Camón y las de
Bardaxí y de Carpi. La casa de Cerbuna vio nacer al fundador de la Universidad de
Zaragoza, Don Pedro Cerbuna. En Fonz se encuentra casa Montroset, en la que nació
Irene Montroset que descubrió la mercromina. Esta casa la posee actualmente mi amigo Jorge
Doz, que pasó su niñez en Fonz, conociendo
infinidad de detalles que allí ocurrieron, no sólo en los actuales tiempos,
sino a lo largo de la
Historia. Podría narrar hechos de la casa Ric y del Archivo –Biblioteca de los Barones de
Valdeolivos, pero me sedujo un hecho que me contó Jorge y voy a tratar de exponerlo
a los que admiran la identidad de Fonz.
He considerado el arte, pero no
he hablado de la literatura, kque procedente de Fonz, inculcó en mí, José
Antonio Llanas Almudévar, regalándome el libro Pitiusa de su tío José María
Llanas Aguilaniedo(1875- 1921). Nació este genio en Fonz y fue uno de los
primeros modernistas españoles,como aquel que quisiera renovar la gran cultura
de siglos de Fonz. Su obra ha sido muy valorada por Cejador y Clarín, pero al
perder la razón en 1912, fue olvidado y vivió retirado en casa de mi primo
hermano José Antonio Llanas de Huesca. Entre sus novelas principales se encuentran Navegar pintoresco
y Pitiusa.Esta obra es una de las mejores de la literatura española. José María
trabajó por traer el modernismo a España y fue llegando poco a poco, notándose
su adelanto hasta en la
Medicina y la
Cirugía. Y la demostración de este adelanto me la reveló
Jorge Doz, El con otro grupo de muchachos recorría los parajes semi abandonados
de aquellas antiguas casas nobles y en una de ella encontraron una mano de
madera. Dice Jorge que aquella casa donde encontraron dicha mano perteneció a
un embajador español en Filipinas, al que le faltaba una mano. Nadie les
explicó para que estaba destinada, pero
ellos, jugando, apretaban en la muñeca una señal y se subían sus dedos, apretaban en otra y se cerraban. Ahora si es
necesario implantarle una mano a una persona que le falta, se le transplanta,
pero en aquellos tiempos, era imposible. Sin embargo ya pensaban en hacerlo y
esa mano de madera de Fonz, era lo que intentaba. Y Fonz no es recordado como
se merece su pasado, pues la mano de madera está olvidada, como casi lo está la
maravillosa obra literaria de José María Llanas Aguilaniedo.
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