Hace ya muchos años que, al pasar por la
carretera que de Huesca sube a Jaca y antes
de llegar a la Ermita de Cillas, veía a mi derecha una casa que
recordaba la forma de un grande y original chalet de estilo moderno. Cerca de
ella se encontraba otra, que parecía la iban a construir del mismo estilo. Ya estaban sus obras
comenzadas y lo estaban por sus columnas
de hierro y hormigón, pero comenzada se quedó durante varios años.
Pero un día me encontré con un viejo amigo del
pueblo de Lierta al que conocí en su casa, cuando yo, como veterinario, iba por
allí a visitar algún animal enfermo. Se llama José Luis Laguna y es el gerente
de Atades Huesca. Ambos nos alegramos mucho, yo por ver
a aquel niño de Lierta convertido en un hombre de gran provecho para la
sociedad, y a él le ocurrió, porque sabía que a mí me gustaban esas obras
sociales y me prometió que me enseñaría todas las actividades que se realizan
en Atades.
Atades es una Asociación Tutelar Asistencial para Deficientes, que radica en Huesca y que está unida mediante una Federación con todas las actividades del mismo carácter que se realizan en España.
Es una bella historia la de esta Asociación
porque empezó a funcionar en 1981, gracias a la donación de varias hectáreas de
terreno por el doctor don Manuel Artero de su finca de Cillas. He visto su
retrato en el vestíbulo y me ha llenado de emoción, pues me ha hecho recordar
su buen trato y la sencilla amistad que teníamos entre los dos. Hemos hablado
con el gerente que me acompañaba y me ha dicho que entre sus proyectos, constaba levantarle una
estatua, que por cierto se merece. Entre los muchos edificios de que consta
esta obra, se encuentra la Residencia
Manuel Artero, que consta de comedor, cocina, dormitorio, enfermería, despachos, salas de actividades y
de ocio o de descanso. Todas las habitaciones y las salas donde se reúnen en
dicha Residencia están adornadas con muñecos, videos, televisión, aparatos de
radio, esculturas y cuadros, uno al óleo, otros en acuarela o en cruceta y
algunos con flores disecadas, y todos ellos, han sido realizados por los
jóvenes que los respetan de un modo extraordinario, dándose alguna vez el caso
de que algunos de ellos se ponen nerviosos y dan una patada a cualquier cuadro
o adorno. En el comedor hay un cartel colgado con una cadena, que pone: “Tengo
necesidad de pan, pero también de amor”
y amor es lo que encuentran los disminuidos en tal lugar y que ellos mismos
reparten entre aquellos, que los cuidan.
El fin de esta Asociación es normalizar la vida
de los disminuidos psíquicos, tratando de hacerla igual que la nuestra. Para
ello se les facilita una calidad de vida mejor que la que gozaban en sus casas,
donde si eran amados por sus padres, la gente de la calle no les hacía mucho
caso y aquí se vive para ellos y se
preocupan de que se duchen, que se bañen en una piscina, que se laven
diariamente, que se limpien los dientes después de sus comidas y que tengan
Médicos, para que cuiden su salud.
Les hacen darse cuenta de que son unos buenos
trabajadores, porque han creado medios de producción para que además de paraguas
y sombrillas, de colchonetas de playa, de guantes o manoplas, bisagras y tubos fluorescentes, hagan crecer a los
árboles y plantas ornamentales. Y todo está basado en lo que he dicho: que el
fin de Atades es normalizar la vida de los deficientes haciéndoles gozar, trabajar en ella, formarse
y percibir algún dinero.
Y ellos muestran interés por su trabajo como me
demostró un joven haciéndome ver que era un artista, obligándome a contemplar
como colocaba todas las piezas de un paraguas, que estaba fabricando.
La encargada de un taller me habló de sus
experiencias con los muchachos, y me dijo que su trato no es de seres persona
con discapacidad, sino de personas espontáneas, sentimentales, capaces,
afectuosas, interesadas no sólo por el
trabajo sino por el baloncesto, como comprobé al escuchar a una chica, que le preguntó a la
encargada que cuando iba a tener lugar, cierto partido. Es decir, que les
importa el deporte, el teatro, el arte, es decir el dibujo, la pintura; en una
palabra cualquier cosa que nos interesa a todos los hombres por cualquier
estímulo.
Los encargados, a veces sufren porque tienen
solidaridad con las personas con discapacidad y los aman. Se dan cuenta de que
aquellos muchachos y muchachas son muy sensibles y de que sufren con toda emoción
más que los demás hombres y mujeres porque “son todo emoción”. Había una chica
llorando y al preguntarle por qué lo hacía, contestó: “porque van a operar a mi
padre”, y llevaba ya dos días de llanto. En una palabra, el sufrimiento de los
encargados es una forma feliz de vivir su humana vida: sentimental, de cariño,
de confianza en una palabra. Resulta por fin una vida sentimental de emoción y
de felicidad. Pero, a veces se encuentran con problemas que las persona con
discapacidad les plantean y no pueden resolverlos con rapidez, sino que están
llorando mucho tiempo y también sufren los encargados.
Fina Chapullé, directora del Centro, y la encargada de los
talleres “Parti Vadillo”, viven de una forma, que como afirman ellos, les
enseña mucho. Constantemente son abrazadas, saludadas, recibiendo muestras de
satisfacción, como aquel muchacho, que estaba feliz con el reloj, que le habían
regalado. Están las personas con discapacidad agradecidos por el cariño que les
manifiestan la directora y las
encargadas, como si de sus madres se tratara.
Reciben una pequeña aportación de dinero y
algunos se muestran satisfechos porque llega la Navidad y muchos irán a sus
casas con sus familiares, es decir con sus padres y hermanos a los que les
enseñarán lo que hayan ganado. No sólo estas personas con discapacidad reciben
beneficios de esta sociedad sino que
también reciben asilo algunos hijos de emigrantes, que lo necesitan y a algunos
hasta se les busca empleo. Se queda uno admirado al ver que son setecientos
cuarenta y cinco los usuarios de los servicios de Atades en esta provincia de
Huesca. Realizan estos, numerosas faenas de colaboración en aquellos jardines
donde trabajan, para que sus visitantes en el trabajo, que ellos realizan, hagan felices a los que en aquel
centro, son cuidados.
Érmita de Cillas
A aquel
Centro los visitantes Peregrinos para visitar a Nuestra Señora de Cillas, a la que acudían y
todavía acuden, hasta de las Cinco
Villas, a pedir su protección y para obtenerla se lavaban en sus fuentes y se
cogían agua para beberla en sus casas. Algunos recibieron algún favor que
pedían, pero ahora en los terrenos de al lado de la Ermita, se ha hecho el
milagro de que los persona con discapacidad sean protegidos por sus hermanos,
los hombres y mujeres, muchos de ellos devotos de Nuestra Señora de Cillas.
Don Manuel Artero, yo no sé si creía en Ella o
no creía, pero amaba a su prójimo y estará al lado de la Virgen, en el Cielo.
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