lunes, 26 de septiembre de 2022

Hoy las palomas están están invadiendo los tejados.

 


  

 Además de las paredes de la Fuente, los edificios abandonados por sus ya difuntos habitantes, las palomas tienen elegidos los tejados para ocuparlos  o “invadirlos”, en  distintos lugares del pueblo. A veces la torre de la iglesia está totalmente ocupada por palomas y en el  vértice de la torre que mira al Norte, se posan inclinadas por su elevación y sobre ellas  hacen como juegos de  habilidad  y suben repetidamente y bajan, buscando un espacio más cómodo.

Cuando van a ir al monte a buscar granos de semillas, se reúnen en la Torre  y cuando ya están numerosas en ella, se lanzan hacia las fincas donde creen que van a encontrar semillas del campo para alimentarse.

 Cuando se preparan para llegar a los campos, en los que se alimentan, casi no caben en la Torre de la iglesia y desocupan sus tejados y los de la casa Almudévar, que está a su lado.

En mi `pueblo están abandonadas por el hombre  y se refugian en las ruinas de los edificios y en los graneros abandonados. Yo recuerdo vivir en la orilla del río, en un puente por el que circulan automóviles, palomas a las que llamábamos Zuritas, que yo no las distinguía de las primitivas palomas que criaban en el Palomar de Palacio. Viene a Siétamo un cartero, cuyo nombre se aproxima al de las “palomas mensajeras”, cuya vida la viven por el mundo en el palomar, que posee el cartero en Barluenga. Estas Palomas Mensajeras han sido seleccionadas a través de la Historia y se han instalado en Palomares especiales, que tienen una gran rapidez, con capacidad de orientación y de una gran perfección de su estética atlética, Tienen estas palomas  una fortaleza especial pues vuelan con  una gran rapidez, con un plumaje brillante y abundante.

Yo he contemplado la figura de alguna de esas Palomas Mensajeras, haciendo etapas de descanso en sus largos viajes, en los ventanales de la iglesia de Siétamo. Veía como se encontraba descansando de su viaje lejano desde su palomar distante al punto donde tenía que llevar a un lugar algún mensaje de Paz o de Guerra, lejano de su Palomar. Yo cuando veía a la paloma Mensajera, quedaba absorto de contemplarla descansando de su viaje, mientras ella se descansaba de su lejano vuelo y observaba el paisaje de vuelo que estaba realizando. Atado en una de su patas llevaba un pequeño mensaje para entregárselo. Hoy  al punto de destino al que viajaba. Era una paloma de una figura brillante y curiosa. Era diferente de las palomas ordinarias, por la velocidad de su vuelo y llevaba continuamente su cola siempre plegada. Su velocidad en el vuelo era vertiginosa, pues en un día podía volar de 700 a 1.000 Kilómetros. Cuando se sentía en la obligación de hacer un mensaje lejano a su nido, se lanzaba sola al espacio y volaba cientos de kilómetros por el cielo. El Cartero de Siétamo es propietario en el pueblo de Sasa del Abadiado, al lado de una hermosa ermita al pie de la Sierra y cercano a Castilsabás, de un pequeño refugio de Palomas Mensajeras. Un día trajo en unas jaulas varias palomas, que soltó en Siétamo y volaron por el cielo de Siétamo y volvieron volando a refugiarse en Sasa del Abadiado. El Cartero de Sasa del Abadiado, como admira a estas palomas y las ama como si fueran las madres de la Comunicación entre los hombres, que se encuentran distantes, siendo el primer Teléfono y la primera Radio entre distancias lejanas.

Entre la cantidad de palomas sobresalen las PALOMAS MENSAJERAS, de las que se dice que son descendientes de la PALOMA  BRAVÎA, de las cuales algunas se cuidan en los palomares y se educan y las hacen volar sobre largas distancias, en las que llevan un pequeño tamboril sujeto en una de sus patas. Ya en tiempos de Guerras entre los romanos y los judíos, estas palomas participaban con las milicias en aquellas guerras.

Mi amigo el Cartero, trajo estas palomas mensajeras a Siétamo y cuando nos vemos, recordamos aquel recuerdo de las dichas palomas Mensajeras.          En SIETAMO, antes de la Guerra Civil, en el Palacio donde nació el Conde de Aranda, en su parte alta cuidaba mi familia de un Palomar ,donde las palomas vivían felices, pues cada pareja gozaba de su nido , donde criaban  una pareja de pichones. La visión de aquellos de tales crías de paloma, los atraían mis ojos y por qué no decirlo, también atraían los estómagos de otras personas mayores.

Durante el verano se buscaban las palomas ya mayores, los granos de trigo en los rastrojos y en invierno, cuando los dueños de tales aves no encontraban alimento en el monte, mi tío José María les deshacía los nidos y ayudaba a las parejas de palomas a conservarse útiles para volver a alimentar a sus pichones, repartiendo trigo por el suelo del palomar.

Todavía se conservan perjuicios de la Guerra en muchos lugares, donde antes se criaban los pichones. Y ahora se siguen reproduciendo las palomas en muchos nidos, no unidos, sino independientes. Y en Siétamo se ven por el cielo “bandadas de palomas”, que forman unas veces “nubes” y otras buscando crear nidos en las ruinas, concretamente del Almacén del Palacio, es casas abandonadas. Otras veces están ocupando los tejados de los edificios del pueblo. A veces se ve el cielo limpio de palomas, porque están en el monte buscando alimentarse y otras están ocupando edificios abandonados.

Yo me acuerdo de ver  las palomas recogiéndose en su Palomar del Castillo, pero aquella normalidad ha desaparecido por falta de un Palomar bien cuidado y en el aire del pueblo todavía se ven multitud de palomas, que son despreciadas porque los ciudadanos ya no pueden saborear los pichones, que ya viven, haciéndose viejos con sus antepasados.

Entre la cantidad de palomas, deben de salir las PALOMAS MENSAJERAS, pues dicen que éstas son una variedad de la PALOMA BRAVÍA, que se cuidan en palomares, donde se educan y se alimentan, haciéndolas volar sobre largas distancias y llevando un pequeño tamboril en una de sus dos patas. He leído aventuras heroicas, realizadas por las PALOMAS MENSAJERAS.

El Cartero de mi pueblo me ha enseñado en este pueblo de SIÉTAMO varias parejas de palomas Mensajeras y ha satisfecho mi curiosidad por estas aves tan inteligentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Señor Don Alfonso, del Castillo de San Román de Morrano

San Román de Morrano (Huesca) Es un auténtico Señor, no sólo por haber nacido en el Castillo de su familia, situado en San Román de Morrano,...