martes, 27 de septiembre de 2022

Juan José Miravete.-

                                                 

                                                    Miravete de la Sierra (Teruel)

Hace ya muchos años, cuando Juan José estaba de veterinario en una empresa de piensos compuestos  en el Coso Bajo, tuve la oportunidad de entrar a trabajar  con él, en dicha empresa. Unas veces, mientras él iba a visitar una explotación de terneros, yo iba a ver otra de aves; en ocasiones íbamos juntos en el mismo coche a tratar de resolver algún problema sanitario y durante el viaje ,me contaba los años que había vivido en la provincia de Teruel, durante su niñez y parte de su juventud. En uno de esos pueblos conoció a su esposa, con la que tuvo una hija. Me hablaba de ellas y de las guerras carlista y civil ,que tuvieron lugar en aquellos pueblos y de los problemas que se planteaban entonces en la provincia aragonesa de Teruel  y que ,al parecer, todavía siguen. ¡Cómo amaba a su tierra!, pues hace un año aproximadamente, estuve en su casa y con su señora , me enseñaron los cuadros que habían traído de Teruel y los miraba con gran cariño y me los hacía contemplar a mí.

Fueron muchas las conversaciones que sostuve con él, pues viajábamos por toda la provincia, desde Jaca hasta Alcubierre y desde Gurrea de Gállego hasta Fraga. Íbamos con mucha frecuencia a Sariñena, donde una vez paramos en la laguna, para ver y comentar la proliferación de aves, que en ella anidaban. El bajaba a Grañén, donde dirigía el amigo navarro Rodríguez, el secadero de alfalfa de la misma empresa.

Trabajó mucho en la iniciativa privada, pero ese trabajo no le impidió estudiar, con lo que consiguió sacar las oposiciones a Veterinario Titular y luego pasó a ser Inspector Provincial de Sanidad Veterinaria. Conesa, joven veterinario escribe en el Diario del Alto Aragón, que Miravete tenía un trato muy humano con sus compañeros, porque acordándose de los trabajos que había desempeñado durante tantos años, se daba cuenta de los problemas de los veterinarios , que trabajaron como interinos tanto tiempo.

Su esposa Ramona, que tantos años le acompañó en la vida y en el trabajo, después de jubilado le acompañaba a la vecina de su casa, iglesia de Santa Teresa, donde asistían a misa y a veces al rosario de la tarde. Ahora, mientras su hija trabaja en el Hospital de la Seguridad Social, iba a recordar a su marido, por las tardes ,en la basílica de San Lorenzo.

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