viernes, 7 de octubre de 2022

Cambios de vida en Aragón y en Siétamo.-

 



En el año 1619, el cronista Diego de Aysa, escribió que el desarrollo de Aragón hacia el Sur, después de conquistada la Montaña, iba a ser obra basada en el Castillo-Monasterio de Montearagón, a partir del siglo X. Sigue diciendo el cronista que “el Rey  ya tenía ganada la ciudad de Jaca, en lo más áspero de las montañas”, pero le faltaba a Sancho Ramírez “lo más dificultoso de las conquistas, que fue todo lo de la tierra llana” , a lo cual  se dio principio desde monte santo de Montearagón”. Soñaban los cristianos del Reino de Aragón  con ocupar esas tierras fértiles de debajo de la Sierra de Guara y Sancho Ramírez levantó Montearagón entre los años, desde luego pocos años, de 1086 y 1089, antes de la conquista de Huesca,  al tiempo que iban conquistando los pueblos de la Sierra, ,como Santa Eulalia la Mayor ,  Bastaras y Labata, el año 1092 y Morrano en el 1093. Ya estaba unido con Navarra, que era el mismo reino con Aragón, a través del Castillo de Loarre, y con Alquézar evitaba los ataques  de los moros de Barbastro. Tenía el plan de conquistar Huesca desde Montearagón y estando un día del año 1094 dando vuelta a la muralla para calcular el punto más débil para entrar en la ciudad, le lanzaron una flecha y murió. Fue enterrado en San Juan de la Peña. Quedó Montearagón entre Huesca  y la “osca”,  puerta o abertura de Salto Rodán, que era la teórica puerta que tenía que dejar el paso a los aragoneses de encima de la Sierra de Guara a la Tierra Baja. Hay otra osqueta en las Cinco Villas, cerca del pueblo de Salinas de Jaca . Se encuentra en lo alto de unos montes y por ella pasó Sebastián Grasa, que se murió el año pasado con más de cien. Era una puerta, pero contaba que al pasar por ella, se tenían que agarrar unos a otros para que no los tirase el viento. Por fin existen otras osquetas o aperturas, que se hacen en las orejas del ganado lanar, para marcarlas. Su hijo Pedro I  le prometió que no pararía hasta que conquistase Huesca y así lo hizo en año 1096.Siétamo era un pueblo habitado principalmente por moros y hace unos diez o doce años se descubrió el cementerio musulmán, muy cerca de donde actualmente se encuentra el cementerio cristiano, Carece de restos de paredes, porque seguramente no se las pondrían y se encuentra en un terreno llano, sin carrascas y sin cultivar. Se descubrió por un tractorista, que echaba purín por aquel terreno y con el peso se hundieron varias tumbas. Estaban formadas por paredes de piedra y unas losas en la parte superior, pero todo tapado con tierra; allí se encontraron huesos y llamaba la atención el hecho de que estaban todas dirigidas al Oriente , es decir a la parte por donde se asoma el sol por las mañanas. Este cementerio se debía usar ya en aquellos tiempos en que se conquistó Huesca y Siétamo, pero se seguiría usando después de la conquista, hasta el año 1613, en que todos los moros fueron expulsados de España. En Huesca, al ser conquistada, fueron desplazados los moros a los alrededores de la ciudad, pero en Siétamo, el Señor del pueblo cultivaba la tierra con los moros y estos vivían dentro de las murallas, de las que el Castillo era el puesto de mando y en tanto los cristianos vivían en las afueras del pueblo, ya que tenían su parroquia frente a casa de los Palacio de Agüero, donde se han encontrado restos, como tumbas, hace poco tiempo, al construir sobre las ruinas de la iglesia.. Ya se tuvo cuidado de guardar dos imágenes de piedra en la cara sur de la iglesia nueva, que representan una un angelito y otra una tiara episcopal..Cuando se puso el agua en la Iglesia ,Calvo y yo descubrimos un canete de alero de la vieja iglesia, que en su extremo tiene un rostro humano.

Ya había logrado el reino de Aragón alcanzar el sueño de conquistar Huesca, lo que logró ayudado por los navarros y los de Siétamo ya mandaban en “el país del aceite y del vino”. Siétamo ya estaba libre de los moros el año 1093 y el Rey   entregó  al Abadiado de Montearagón, bajo las reglas de San Agustín, la iglesia parroquial, junto con las de Bolea, Bespén, Arbaniés, Santa Eulalia, Chibluco,  Sieso y otras.

La Historia de Aragón y la  de Montearagón,  desde su construcción estuvieron unidas, pero no sólo durante la Reconquista, sino también durante toda la Historia hasta que se promulgó la Dasamortización de Mendizábal. Los frailes mientras estuvieron en el Monasterio cuidaban los árboles, que ocupaban las laderas, que bajan a Quicena, enseñaban  a los aldeanos el cultivo de loa almendros y organizaban las rogativas para que viniera la lluvia. Se cuenta que en una de esas rogativas se juntaron más de cien cruces parroquiales de los numerosos pueblos del Somontano oscense e incluso dicen que en una de esas rogativas remojaron los restos de San Victorián, que allí se conservaban.

 El año 1843, debido al abandono del Monasterio, se trasladaron a Huesca los restos del Rey Alfonso el Batallador. No sé si habría ardido ya el Monasterio , al que quemaron después de haberlo despojado de sus joyas artísticas, pero mi padre me decía que el suyo recordaba haber visto el humo que salía de las llamas y haberlo aspirado, en el monte de Siétamo. A Loporzano llevaron un Cristo, que guardaban en la Parroquia y que llevaban a la Iglesia de Montearagón, una vez cada año, cuando después de su abandono, todavía iban los de dicho pueblo en peregrinación a Montearagón. Un día, hace unos cinco o seis años subí a Montearagón y me encontré a los de Quicena, que habían peregrinado  al Monasterio. En Loporzano también estuvo de ayudante del párroco Fray Perote, huido de Montearagón, que acabó viviendo en Siétamo. Vivía en casa de Lobaco . Todavía queda la tradición de que, algunos fieles de la parroquia de Siétamo, lo veían, después de muerto , por la ventana de casa Lobaco, que se abre hacia el huerto del cura. Mosen Alejandro Tricas, último párroco que vivió en Siétamo , me dio un certificado de la muerte de Fray Guillermo Perote, que falleció el veinticinco de Julio de 1897 y natural de Madrid. En el documento pone:”Extracto de Partida de defunción del último de los que fueron monjes de Montearagón”. Los tirantes que él utilizaba, desaparecieron de mi casa el año de la guerra civil, a saber en 1936, pero en casa de la señora Ballarín, que trabajaba ya hace muchos años durante el verano en Panticosa, quedaron un relicario con sangre, que no sé sabe de a quien pertenece y otro objeto sagrado. Mientras los de Huesca dejaban arder el Monasterio, los de Barbastro no consintieron la desaparición del Monasterio del Pueyo y allí sigue con su biblioteca y sus ritos de culto al Señor. ”Agora  as ruinas amuestran historia con a suya acobaltada presencia”, pero ..triste historia.

Si en mi casa estaban satisfechos con los tirantes del último fraile de Montearagón , en la provincia de Huesca cantan:”Fuentes de Marcelo y Jara,- Ruinas de Montearagón,- Sierras de Gratal y Guara,-Huesca de mi corazón”.

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