jueves, 14 de septiembre de 2023

El agua de nuestro Altoaragón

 

        


Me dieron ganas de llorar al contemplar la impresionante manifestación de los vecinos del Valle de Hecho. Son distintas las impresiones que mueven las lágrimas: alegría, tristeza, despecho, impotencias, rabia, pérdida del rumbo y curiosamente todas ellas golpearon mi sensibilidad, todas ellas excitaron simultáneamente mis glándulas lacrimales cuando, no se si cobarde o desorientado, como casi todos los oscenses, caminaba con dos o tres personas, también sensibles, al lado de las manifestación, como como arrastrado por ella, pero sin  integrarme totalmente.

Sentí alegría al oir gritar a nuestros montañeses: ¡queríamos vivir! y todos, viejos, maduros y niños, algunos con traje ancestral daban impresión de vida en una provincia que ve disminuir y envejecer su población, incluida la de su capital. También gritaban sobre otra clase de  capital, de cuyas inversiones, tan necesitado está el Altoaragón, pero que viene aquí a cosechar e invierte en otras autonomías, que son suyas, no como la nuestra que parece de todos (un bebedero de patos que diría el chusco). Son “autonomosuyas” porque gobiernan en sus aguas (véase el caso del Irati en Navarra  y del Segre en Lérida, que no irá a Barcelona) y en las nuestras. Me daba tristeza pensar en nuestro poco peso específico como alto-aragoneses y despecho  contemplar como los ríos Aragón y Gallego están pensados para Zaragoza, donde hay muchos aragoneses, que al estar bien dotados de agua no les importará ver “como el Ebro en su soledad se marcha”.

La impotencia ante los problemas graves también hace llorar; no podemos regular nuestros ríos, no podemos obtener concesiones, por que estamos impotentes ante el centralismo nacional, ante el regional y ante el poder de autónomo de nuestros vecinos. ¿Cómo se habla la fecha histórica aquella en que se presento el proyecto del canal de Huesca, si el río Gállego no está regulado?. Me olvidaba del poder europeo que se opone en nuestros regadíos cuya competencia teme. También sentí rabia, si rabia, al ver como aquellos montañeses de rasgos raciales aragoneses y puros , habitantes del primigenio Aragón , gritaban: “El Pirineo también es Aragón, en tanto los oscenses los miraban como algo raro, algo estraño y pensé ¿ Donde está nuestra solidaridad y donde nuestra pretendida identidad aragonesa?.

Tenemos que llorar porque hemos perdido el rumbo y con tantas letanías de nombres ya no sabemos si van a hacer el recrecimiento de Yesa, el pantano de Verdún, el de Embún, la toma en el Gállego del Canal de Huesca, el pantano de Jánovas, el de Campo o sus alternativas, el de Calcón, los riegos de Vadiello, el trasvase del Isuela al Flumen o el pantano de Montearagón. Lo que si sabemos es que el trasvase a Tarragona es un hecho y que todo esto es una pantalla para facilitar al Centralismo un pacto con Cataluña para llevar a cabo el trasvase del Ebro.

Vamos sin rumbo, oscenses y ante la sequía de los campos y la perspectiva de nuestra despoblación, dan ganas de llorar y más si escuchamos la canción de Labordeta, que dice: “De unos tiempos a esta parte vamos camino de nada”.

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