Me dieron ganas de llorar al contemplar
la impresionante manifestación de los vecinos del Valle de Hecho. Son distintas
las impresiones que mueven las lágrimas: alegría, tristeza, despecho,
impotencias, rabia, pérdida del rumbo y curiosamente todas ellas golpearon mi
sensibilidad, todas ellas excitaron simultáneamente mis glándulas lacrimales cuando,
no se si cobarde o desorientado, como casi todos los oscenses, caminaba con dos
o tres personas, también sensibles, al lado de las manifestación, como como
arrastrado por ella, pero sin integrarme
totalmente.
Sentí alegría al oir gritar a nuestros
montañeses: ¡queríamos vivir! y todos, viejos, maduros y niños, algunos con
traje ancestral daban impresión de vida en una provincia que ve disminuir y
envejecer su población, incluida la de su capital. También gritaban sobre otra clase
de capital, de cuyas inversiones, tan necesitado
está el Altoaragón, pero que viene aquí a cosechar e invierte en otras
autonomías, que son suyas, no como la nuestra que parece de todos (un bebedero
de patos que diría el chusco). Son “autonomosuyas” porque gobiernan en sus
aguas (véase el caso del Irati en Navarra y del Segre en Lérida, que no irá a Barcelona)
y en las nuestras. Me daba tristeza pensar en nuestro poco peso específico como
alto-aragoneses y despecho contemplar
como los ríos Aragón y Gallego están pensados para Zaragoza, donde hay muchos aragoneses,
que al estar bien dotados de agua no les importará ver “como el Ebro en su
soledad se marcha”.
La impotencia ante los problemas graves
también hace llorar; no podemos regular nuestros ríos, no podemos obtener
concesiones, por que estamos impotentes ante el centralismo nacional, ante el
regional y ante el poder de autónomo de nuestros vecinos. ¿Cómo se habla la
fecha histórica aquella en que se presento el proyecto del canal de Huesca, si
el río Gállego no está regulado?. Me olvidaba del poder europeo que se opone en
nuestros regadíos cuya competencia teme. También sentí rabia, si rabia, al ver
como aquellos montañeses de rasgos raciales aragoneses y puros , habitantes del
primigenio Aragón , gritaban: “El Pirineo también es Aragón, en tanto los
oscenses los miraban como algo raro, algo estraño y pensé ¿ Donde está nuestra
solidaridad y donde nuestra pretendida identidad aragonesa?.
Tenemos que llorar porque hemos perdido
el rumbo y con tantas letanías de nombres ya no sabemos si van a hacer el
recrecimiento de Yesa, el pantano de Verdún, el de Embún, la toma en el Gállego
del Canal de Huesca, el pantano de Jánovas, el de Campo o sus alternativas, el
de Calcón, los riegos de Vadiello, el trasvase del Isuela al Flumen o el
pantano de Montearagón. Lo que si sabemos es que el trasvase a Tarragona es un
hecho y que todo esto es una pantalla para facilitar al Centralismo un pacto
con Cataluña para llevar a cabo el trasvase del Ebro.
Vamos sin rumbo, oscenses y ante la
sequía de los campos y la perspectiva de nuestra despoblación, dan ganas de
llorar y más si escuchamos la canción de Labordeta, que dice: “De unos tiempos
a esta parte vamos camino de nada”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario