Pantano de Arguis |
Viajando por Navarra, se contempla sobre terreno llano el pueblo de Arguiñano y en Guipuzcoa se ve entre montañas el término de Arguisain. Y en las cercanías de Jaca, sobre el río Gállego, podemos darnos cuenta de nuestra llegada al pueblo de Arguisal. Parece como si la misma nomenclatura, en este caso, de los pueblos y en otro de los montes, como la Sierra de Belarre, nos explicara que estamos en un terreno habitado, principalmente, por descendientes de los vascones. Cuando bajamos desde Sabiñánigo hacia Huesca, todavía en plena Montaña Alto Aragonesa y en un valle, se encuentra un pantano, el de Arguis. Rodeado por tres montes, con el agua del pantano, mirando al cielo y como asomadas a él, nos encontramos con el pueblo de Arguis. Se encuentra esta Villa a veinte kilómetros de Huesca. Estaba Arguis, casi aislada de la dicha llanura, porque no estaba unido con Huesca, capital, por medio de una carretera, sino por caminos. Para la Guerra Civil, se abrió la carretera que sube a Sabiñánigo. Está Arguis en plena Montaña a espaldas del Pico de Gratal, pero ahora, poco a poco, se va convirtiendo su camino, en en el Paso Central de España a Francia. Tiene el pantano de Arguis, en el que se practica el deporte de la natación, el de los remos, el de la pesca y este año de 2012, de un modo extraordinario se ha convertido en pantano en una pista de patines sobre el hielo. Hay hoteles y restaurantes, que le dan vida.
Bajando hacia Huesca, queda en lo alto la ermita de la Virgen de Ordás, pero no sólo quedan los nombres de origen vascónico, como Ordás, sino que también se encuentran los romanos, como Nueno, que significa el Noveno Miliar de la Vía Romana, que conducía a Francia por Sabiñánigo. En la parte baja se encuentra la Ermita de San Pedro de Séptimo y cerca del río Isuela se halla la Almunia de Séptimo. Así como Nueno deriva su nombre de un miliar de la Vía Romana que conduce a Francia, el Séptimo es otro miliar de la misma Vía. La reclamación del Paso Central por los Pirineos, no es un capricho de los aragoneses actuales, sino que ya la tenían planeada desde hace unos veinte siglos. La Tierra misma va revelando las necesidades de Aragón, desde hace siglos. Aragón proclama con su nombre, cómo él mismo, iba creando el valle o “ara”, desde donde viene el sol del día. “Araegún”, quiere decir, el valle que viene del día, siguiendo al sol, como si tuviera la misión de imitar los fenómenos de la Creación. En la parte Sur, ya en la gran llanura, cerca del Campo de Golf se encuentra el Eremitorio de San Julian, nombre con el que es más conocido que por el de San Julián de Andría. En él se celebra, las Navidades, una misa, que acerca a los humanos, la Noche Buena. Este Eremitorio data del siglo XI y su nombre vasco, “Andría”, quiere decir “la mujer”, que los aragoneses han santificado, colocando en el eremitorio, las imágenes de San Lorenzo, y de la Virgen del Pilar.
Hace ya muchos años que yo subía a Arguis. En tal villa se cortaban pinos y se cultivaba trigo, pero Baldomero Ara, ya difunto, como hombre nacido en tal pueblo, cultivaba patatas de secano en las laderas de uno de esos montes, que rodeaban a Arguis. Ya se ha perdido dicho cultivo, pero Baldomero Ara, Guardia Municipal en Huesca y nacido en Arguis, con la constancia de un hijo del “Ara” o Valle de Aragón, me pedía que lo llevase a cultivar esos tubérculos y yo lo levaba y lo traía a Huesca. Seguía las viejas costumbres del Alto Aragón, que consistían en cambiar en la Tierra Baja, las patatas por otros productos de consumo, como el aceite o el vino. Se solía cambiar una arroba, de catorce kilos de peso, por un cántaro de vino de diez litros. Bajaban, otras veces, lechones a la Plaza de San Martín, pero, muchas veces, sin un céntimo en el bolsillo. Si vendían los cerdos, podían comprar alimentos para su familia. No tenían que gastar gasolina para bajar a Huesca, pero tenían que alimentarse a sí mismos y a sus machos, para recorrer durante cinco horas, los veinte kilómetros que separaban a Huesca de Arguis. Durante las cinco horas que tardaba Silverio Malo en recorrer tal distancia, a veces adelantaba su carro un coche, pero en algunas ocasiones eran dos los que lo pasaban. El coche, que lo adelantaba, era casi siempre, el de Arrudi de Sabiñánigo, que en este entonces pequeño pueblo, tenía una tienda de alimentos. El otro coche era el del dueño del Molino de Gillué, que salía desde la vega del río Guaga y por el puerto de montaña de Monrepós, bajaba a Huesca.
Silverio Malo López, nació en Arguis en casa de sus padres, con la era, a la que para la trilla acudían las gallinas a escarbar en ella, para picar los granos de trigo que por allí, caían desde la mies, desmenuzada por el trillo. Se encuentra su casa al lado de la gran casa de don Mario Montes, que la edificó, como he dicho grande, para alojar a su numerosa familia, comprándole a Silverio la era, cuando ya no la necesitaba por haber abandonado la trilla, en tiempos ya antiguos con el trillo y más tarde con la máquina trilladora. Por el año 1959, Silverio tenía una trilladora de marca Ciutat, que indica con su nombre que estaba fabricada en Cataluña.
Aquella máquina, necesitaba energía, como la obtuvo él mismo de las mulas, cuando bajaba de Arguis a la Plaza de San Martín de Huesca, a vender los “tocinicos”. Arrudi de Sabiñánigo y el molinero de Gillué ya obtuvieron una energía más rápida y cómoda con los automóviles que compraron. Silverio hizo algo parecido al comprarse un motor que activase la máquina trilladora, para que deshiciese la “garba” o mies, para lanzar el grano a unos sacos y la paja, por un largo tubo hacerla volar a un montón, cada vez más grande, que a veces lo convertían en un “borguil”.
En aquellos tiempos, en que los hombres vivían más aislados que ahora, su memoria se acordaba de sus parientes y su corazón los amaba, no como ya no se aman ni respetan los familiares, ya que vuelan por el mundo deprisa y muy deprisa. Pero Silverio se acordó de Domingo Borruel, que era primo segundo de su madre y como era labrador en Siétamo, pues seguía el patrimonio de mi padre, le propuso trillar con su máquina trilladora y con la fuerza del motor que un tractor de Domingo Borruel poseía. Aquel tractor se alimentaba con petróleo y era de la marca Volvo, matrícula de Huesca, número 1656. Este Silverio tiene una memoria prodigios, pues no hubiera parado de dar detalles de tal tractor. ¡Qué amor al trabajo debe conservar este señor, para recordar el placer que por aquellos años tan pasados, le producía el funcionamiento de su máquina y del tractor de Domingo Borruel!. ¡Qué gran cerebro tiene Silverio, pues toda su vida discurrió fórmulas para producir dinero por medio del trabajo, del que todos tenemos necesidad, pero no sólo para divertirnos y emborracharnos , sino para tener amor y solidaridad con los compañeros de trabajo y con los parientes y amigos!. Silverio tenía una gran amistad con Domingo Borruel, porque sus madres eran primas segundas, detalle éste que acompañaba la memoria de Silverio, que tenía necesidad de trabajar para ganar dinero y cultivar en su persona el parentesco y la amistad, que hoy son tan despreciados.
Silverio tiene buenos sentimientos, pues no paró de preguntarme por los cuatro hijos de Domingo. Cuando me preguntó por Paquito, del que él recordaba que emigró a Suiza y yo le contesté que ya había muerto, se le notó un dolor en sí mismo, por la muerte de un amigo suyo. De esto ya hace más de cincuenta años. Volvió de Suiza y se colocó, gracias a los conocimientos adquiridos en una importante Editorial de Barcelona. Me habló del hermano mayor, José Borruel Oliva, que se hizo Maestro Nacional y se casó con Mari Baseca, también Maestra Nacional. Le dije que era un especialista en dibujar cuadros artísticos y figuras de madera, pero sobre todo le dije que era una gran persona. Veraneaba en Jaca y tenía una gran amistad con mi hermano pequeño, Jesús. El hermano pequeño, gran trabajador se ha quedado viudo, recordando la dulce figura de su esposa. Silverio me recordó a Toñín, que iba a Huesca para prepararse en sus estudios.
Últimamente murió, de repente, Domingo, el hijo, que al morir su padre, fue coleccionando todas las máquinas antiguas, que había tenido que hacer funcionar, dejando sus tareas en su memoria, igual que tú Silverio, creando un gran museo privado, con toda clase de instrumentos de trabajo, de diversión y de convivencia.
Silverio con sus setenta y un años de edad, es un representante de los trabajadores de Huesca y de Arguis, pues él ha visto su pueblo, mal unido a Huesca capital por caminos, luego en los años de 1944 con difícil carretera y ahora están trabajando despacio, pero sin parar, la autovía que será el Paso Central de España con los Pirineos. Tú has trabajado por toda la provincia como conductor de camiones que transportaban la madera a Canfranc, para hacer las traviesas del ferrocarril. Hiciste el Servicio Militar, voluntario, comunicando al ejército por teléfono, mientras tú aprendías.
Tu fuiste el que me reconoció y llenó mi memoria de recuerdos. Yo me quedé admirado de tus conocimientos y de tu aspecto equilibrado, dirigido por una cabeza redonda, carente totalmente de cabello, pero de un color moreno, producido por el sol, del que no te apartas ni con boina ni con sombrero. Llevas un bigote elegante, bien trazado, que hacen tu rostro simpático y agradable.
Que tú veas algún día el Paso por el Pirineo, funcionando, pues ya lo profetizaron en la Vía Romana, que desde Huesca subía a Francia, los miliares noveno, que nos recuerda el pueblo de Nueno y el miliar séptimo, conservado por la iglesia de San Pedro Séptimo.
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