jueves, 27 de junio de 2024

Conversión de Magdalena, por Fray Malón de Chaide.-

 


Cargó nuestro primer padre(Adán) un solo pecado sobre todos los hombres, y pesó tanto la carga, que a todos los mató. Y por eso decía San Pablo: Por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado pasó la muerte a cuchillo a todos los hombres.

Era pues menester, que se buscase alguno de tan buenas fuerzas, que aunque tomase a cuestas los pecados de todos, no le derrocasen, y los pudiese llevar uno de tan buenas espaldas, que no cayese con la carga. No le había en la tierra, pues venga del cielo…..Y así fue menester, que el hijo de Dios viniese al mundo, y tomase nuestros pecados sobre sus espaldas, y llevase nuestra carga. Y esto quiso decir el Señor, cuando dijo(Joan 3): “No ha enviado Dios a su hijo para que condene al mundo, sino para que él salve el mundo, pagando y tomando a cuestas su pecado….” Y al fin llegan todos los hombres con sus hacecillos de pecados, cual más, cual menos, tómalos el padre todos,  y cárgalos sobre aquellas fortísimas espaldas de su hijo, como quien carga una bestia: y era tanta la carga, que le hacía gemir, y le hizo arrodillar, y reventar con ella, y morir en una cruz: aunque como bravo elefante se tornó a levantar en su resurrección.

Ya tenemos de la Escritura, que mueren los que aman a Dios; probemos agora que tienen vida. Dice el Redentor, hablando de aquella admirable unión de su cuerpo, con el que le come dignamente (Joan, 6) : Mi cuerpo es verdadero manjar, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, éste tal está en mí, y yo en él. Hasta aquí va diciendo como en este enamorado sacramento se hace lo que hemos dicho de los dos que se aman, que ninguno de ellos está en sí, sino en el otro. Dice luego. Así como me envió mi Padre, que vive, y yo vivo por mi Padre, asi el que me come vivirá por mí. He aquí como hecha ya aquella unión de amor: el que ama a Dios vive vida de Dios. Pues que viva dos vidas por una muerte: díjoló en otra parte, hablando de sus ovejas(Joan ,10).Yo vine para que tengan más vida y más abundante: vida, que el replicar dos veces el tener vida, muestra que la tienen doblada, esto es, la de Dios y la suya. Si por el delito de un hombre reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por Jesucristo los que recibieron la donación abundantísima de la justicia y gracia. He aquí cómo de la misma Escritura sacamos los efectos del amor en los que se aman.

“Llega el fraile que habitó durante muchos años el Convento cuya iglesia fue utilizada por la Residencia de Niños, a hablarnos de las hermanas Marta y María,” pues exclama en su obra: “¡Oh, quién viera a María hecha ya amadora de Jesús!.Amó mucho. Ya María se deja  a sí, ya se olvida de sí, ya no vive en sí, ya muere a sí.  Ya la suma bondad, que es centro que dijimos de quien salen todas las cosas, la mueve sin moverse.

Llega un día el Redentor con sus discípulos cansado de predicar por aquellos lugares, entra en casa de Marta y de María. Asiéntase y asiéntasele a sus pies María. Andaba a esa sazón muy hacendada en hospedar al Redentor, y  parecíanle  poco todos los de casa para servirle. Ve a su hermana que se está mano sobre mano, oyendo las razones del Señor. Párase Marta, y dícele: ¿Señor, no echáis de ver el olvido de mi hermana?, ¿cómo y con tal huésped tal descuido?.Tiempo es este de poner la mesa, no de oír doctrina.

No consideraba María que venía cansado, olvidósele que no había comido.¿Qué queja más justa, qué descortesía mayor?.¿Qué mujer más indiscreta?.  ¿Qué es esto, María?, ¿y vuestra dola?, ¿dó vuestro aviso?. ¡Quien os ha trocado?. ¡Oh amor que eres impacientísimo, que no sabes modo ni razón!.

El amor no guarda normas de crianza, ni está atenido a leyes de palacio. Quéjese Marta, venga casado mi bien y mi amado, si quiera coma, si quiera no, que yo no curo de eso. Amo, y en él está puesto mi cuidado.

“El Señor perdonó a María y el Señor nos perdonará nuestros pecados a todos los que lo amemos. Y a los que desde niños lo aman y no pecan les dará un premio mayor en el futuro.” Basta ver la vida de la madre Berride, que de niña la llevaba su madre a la iglesia en la que Fray Malón de Chaide pensaba en Marta y en María. La niña iba feliz a ver a la Virgen de Foris y le llevaba flores que recogía a las orillas del río Isuela, que pasa muy cerca de la iglesia. Era muy niña,  pues tendría tres o cuatro años cuando al salir de la visita ,se escapó para llevarse a su casa un niño Jesús al que amaba entrañablemente. Su madre la alcanzó y le explicó que el niño quería a todos los demás de la ciudad y allí, en la iglesia estaba para todos y todos podrían ir a verlo y a hablarle.

Toda su vida siguió la madre Berride visitando a Jesús y a su madre por los santuarios de la capital y de pueblos vecinos, porque iba a ver al Santo Cristo de los Milagros a la Catedral ,donde a veces le pasaba como a la Magdalena, que se entregaba a Él y no podían hacerla volver en sí. Acudía también a la iglesia de Loreto, donde se acordaba de nuestro santo patrón San Lorenzo, en cuya parroquia estaba de párroco un hermano suyo. Estuvo también en Castilsabás visitando a la Virgen del Viñedo y en todas las peregrinaciones encomendaba al Señor las necesidades de los hombres.

Mi antepasado López de Zamora, que era su sobrino la iba a visitar cuando iba a Barcelona, pues tenía que pasar por el río Cinca por puntos que carecían de puentes. En cierta ocasión bajaba bastante agua por el río y lo arrastró, se encomendó a  su tía la madre Berride, llegándole una rama  a la que se agarró y salvó su vida.

Resulta admirable la lectura de la Magdalena del agustino  Fray Pedro Malón de Chaide, que era navarro y está considerado en la Literatura española como un escritor comparable, sin duda, con Miguel de Cervantes Saavedra.Yo tengo un ejemplar del tomo segundo  de su Libro de la Conversión de la Magdalena, editado en 1881 en Barcelona y al leer algún párrafo de él, no he podido menos que copiarle alguno de ellos, para extender su conocimiento. Es hermoso leer el texto versificado de Job,7 “Parce mihi Domine ,que dice perdóname Señor, que te he ofendido,-perdona al miserable que te llama:-perdona el desamor que te he tenido:-No me condenes a la eterna llama,-mas vuelve esos tus ojos a mirarme,-sufre al que por amarte ,se desama.-…Comenzaste a llamar, y más llamarme,- y movido a piedad, tu santa mano.-me diste,con que pude levantarme.-Pues ¿qué me queda ya (bien soberano),-sino pedir perdón de lo ofendido.-y alabar mi salud,pues estoy sano?. 

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