viernes, 31 de enero de 2025

Ha muerto Leoncio Mairal.-

    

Mi difunto hermano Manolo se llevó a Canadá un gran cuadro de Leoncio Mairal y mi hija Pilar tiene expuesto otro  cuadro del mismo pintor y cuando lo miro, me acuerdo de él, porque  identificaba sus cuadros con la tierra altoaragonesa, desde los Pirineos hasta los Monegros. Nació en Jabierrelatre, que junto con Rodellar, donde vivieron sus padres, se forma un paisaje original, porque parece que la Sierra se ha roto y se ven paredes rocosas y altos peñascos y las sendas que suben y que bajan, están llenas de piedras, que parecen haber caído del cielo. De la zona de Jabierrelatre y de Rodellar, subía unas veces a los verdes Pirineos, que en invierno la nieve los tornaba blancos y en otras ocasiones aparecían ocres. Bajando de los Pirineos al Somontano, se encontraba Leoncio con unas laderas pardas, a veces escasamente pobladas de carrascas, de un verde oscuro y poco brillante. ¡Cómo captaba  aquella tierra de “las pardas soledades hondas”, según escribió de la suya Gabriel y Galán.

Pero hay variedad de colores en el Somontano, pues en alguno de sus cuadros se ven carrascas y cajigos y entre ellos proliferan multitudes de amapolas o ababoles, que enrojecen el paisaje. Además se ven los olivos, eternamente verdes y los almendros, que pierden su color verde, para volverse grises. En los Monegros dejó Leoncio ver las “grises lontananzas muertas”, cerradas por la Sierra de Alcubierre.

 Es que Leoncio ponía ante los ojos de aquel que mira sus cuadros, el alma del Altoaragón  y la suya propia, con la que se recreaba cuando por él viajaba, captando unas veces la belleza de algunos verdes paisajes o la tristeza de las pardas tierras. Y ahora en este su último viaje, desde el color azul de las alturas del cielo podrá ver todo el mapa del  Altoaragón,  en  un sólo cuadro de todos los colores.

Falleció en Huesca el 19 de Noviembre de 2008.

jueves, 30 de enero de 2025

Leoncio Mairal, pintor altoaragonés

Leoncio Mairal ( Foto publicada en el Diario del Altoaragon)

Leoncio Mairal es altoaragonés y para ello no hay mas que fijarse en su apellido, que equivale en nuestra lengua aragonesa a mayoral en castellano, pero si queremos apreciar su personalidad, basta fijarse en sus innumerables cuadros pictóricos, que desde hace ya muchos años ha compuesto y sigue componiendo.

Nació en Javierrelatre, donde hasta su nombre equivale a casa nueva, pero no sólo esa “casa nueva” refleja una antigüedad inmensa, sino su paisaje, que consagra el pasado de Aragón, junto con el paisaje de Rodellar, donde vivieron sus padres. Rodellar es un pueblo, que desde una altura de cerca de ochocientos metros, domina desde un terreno muy quebrado un valle que va del norte al sur por donde corre el río Alcanadre y en el que se encuentra el barranco de Mascún y entre esas quebraduras se abren cuevas, que en otros tiempos ocuparon los hombres. Esos antiguos hombres que levantaron el dolmen al que llamamos la Losa de la Mora. Pasaron por el pueblo los godos, los romanos y dominó en él la casa de los Abarca de Bolea, que fueron barones de Rodellar y de Siétamo.
Es un paisaje original porque parece que la Sierra se ha roto y se ven paredes rocosas y altos peñascos y las sendas que suben y que bajan,  están como antipavimentadas o más bien destrozadas  con numerosas piedras, que parecen haber caído del cielo y que están ahí para estorbar el paso de los hombres y de las caballerías, con qué iban a un pequeño pueblo, hoy abandonado o bajaban caminando por escaleras terroríficas hacia el río Mascún.
Por esos caminos andaba el padre de Leoncio, a veces  montado en un asno, porque era sastre y llevaba consigo una antigua máquina para coser la pana en alguna casa, donde trabajaba  y le daban de comer. Leoncio se acuerda de la dura y difícil vida de sus padres, a los que tanto amó y que cuando pinta aquellos parajes, parece que  están pintados sus espíritus. En Jabierrelatre, donde nació Leoncio, sus pobladores crearon un museo a él dedicado, como el que creó con sus pinturas de Rodellar, para recordar a sus padres, que son los representantes del paisaje de su tierra natal.
Bajan retorciéndose las aguas del río, no como las del mar, que en un cuadro expone Leoncio, que se ven ocupando una llanura inmensa, donde forman un flujo y un reflujo de aguas, que parecen azules, pero que su luz es aragonesa, de un país que carece de agua dulce y de agua de mar.
De la zona de Rodellar y de Jabierrelatre, sube a los, unas  veces, verdes Pirineos, otras blancos y en ocasiones ocres y baja al Somontano y a la Tierra Baja, donde se extienden los Monegros como un mar inmenso, no lleno de agua, sino carente de ella, pero en ocasiones pleno de onduladas mieses  y en otras de luminosa paja. Hay un contraste entre aquellas llanuras marítimas y de tierra seca con la Montaña, sobre la que Rodellar vivió y sigue viviendo porque son numerosos los turistas que lo visitan y el mismo contraste se da entre el cuadro que representa el mar, con el de las montañas de Peña Telera, allá en el valle pirenaico de Tena.  
Bajando de los Pirineos al Somontano, se encuentra Leoncio con unas laderas pardas, escasamente pobladas de carrascas de un verde oscuro y poco brillante. Hoy ya, casi no quedan porque las cortaron  y por abajo, se ven los campos con sus trigos y cebadas. ¡Cómo capta aquella tierra de “las pardas soledades hondas” !,  según escribió de la suya Gabriel y Galán.  Esta es una visión que presenta Leoncio del pueblo de Fornillos. Radiquero se asienta en las laderas del Somontano y debajo de él, se ven los olivos, eternamente verdes y los almendros que ya han perdido ese color verde, para volverse grises. Hay variedad de colores en el Somontano, pues en otro cuadro se ven carrascas y delante de ellas multitud de amapolas o ababoles, que enrojecen el paisaje. Se ve también Anciles en el Otoño con una paridera de piedra, que muestra  una vivienda encima y con su corral. Está rodeada de robles, con su color tostado porque les queda poca hoja, que sin embargo saldrá antes de la primavera.
Por Barbastro proliferan las viñas y se perciben con el cielo nublado y las cepas, unas que todavía conservan el color verde en tanto que otras ya se han puesto rojas. En otro cuadro se ven las orillas del río Isuela, en las cuales brotan enormes carrascas y robles que en unión, parecen defender esas orillas. Entre el Somontano y los Monegros, se encuentran terrenos de color terroso y con rocas areniscas, entre las cuales verdean unos olivos milenarios porque en esta tierra de Piracés se refugiaron, en otros tiempos aquellos hombres primitivos, de los que todavía se encuentran restos.
Hay dos Pirineos, unos verdes como la Val de Gistain y otros como los montes de Lanave, que avisan que la sequía puede llegar, porque cambian aquellos montes de color, según les cae la lluvia en las distintas estaciones.
En los Monegros deja Leoncio ver las “las grises lontananzas muertas”, cerradas 
por  la Sierra de Alcubierre.
Es que Leoncio pone ante los ojos del  que mira sus cuadros el alma del Altoaragón, el alma de sus padres y la suya propia, que se recrea cuando por él viaja y capta unas veces la belleza de algunos paisajes o la tristeza de las pardas tierras, debidas a la sequía.

Pedro Saputo, el Quijote aragonés





De la misma forma que el manchego Cervantes (1547-1616) es el escritor en castellano, más leído en el Mundo, el aragonés turolense Braulio Foz y Burges (1791-1865), ha sido, según el recordado en Huesca, Don Ricardo del Arco, “Un gran literato aragonés olvidado: Braulio Foz”, que  escribió la Vida de “Pedro Saputo”. Fue durante bastantes años olvidado como autor de tal Vida. Cuando yo era todavía un niño, escuchaba comentarios de Pedro Saputo, pero sólo alguna persona,  te decía que Braulio Foz, sin asegurarlo, podría ser su autor.
El mismo Braulio Foz, escribió sobre su autoría de “Pedro Saputo”, diciendo: “Componen mi nombre las primeras letras de los diez primeros capítulos. Y lo declaro porque hay quien se ha atrevido a apropiárseme esta obra”
Braulio Foz, nació en Fórnoles, provincia deTeruel en 1791 y murió en Borja el año de 1865, a los setenta y cuatro años de edad y su obra “Vida de Pedro Saputo”, se considera como la  más importante de la narración aragonesa en el siglo XIX. Vivió su vida como profesor, soldado, novelista,  poeta, “aunque no pasó de mediocre versificador”,  humorista y dramaturgo, lo que hace pensar, cómo tuvo por modelo al Genio de Cervantes, soldado prisionero en Argel y mutilado por carecer de un brazo, perdido en la guerra.
Cervantes tomó como protagonistas de su obra “El Quijote” a éste Caballero “que estaba desvariado y se creía que estaba luchando con muchos enemigos”, le acompañaba su escudero Sancho”. En cierta ocasión “por el camino Don Quijote y Sancho se encuentran con unos molinos de viento y Don Quijote creyéndose que son gigantes se dispone a atacarlos con su lanza. Sancho le dice que no son más que molinos, pero Don Quijote se empeña en atacarlos ya que él piensa que son gigantes malvados y como consecuencia Don Quijote tropieza con su lanza y se cae al suelo acabando el problema de los molinos…..Al día siguiente cuando se disponían a ir en busca de aventuras vieron a dos monjes vestidos con sus hábitos negros y a una mujer que iba detrás de ellos, y se supone que iban todos en la misma dirección. Don Quijote se pensó que estos hombres tenían secuestrada a la señora que iba detrás de ellos y decidió atacar a los pobres monjes. Sancho le avisó que no eran más que dos frailes pero Don Quijote no le hizo caso y atacó a los frailes. Estos salieron corriendo con la mala fortuna de que uno de ellos se cayó en el suelo. Sancho amablemente quiso ayudar al fraile que se había caído pero los  dos mozos arremetieron contra él y le dejaron inconsciente. Don Quijote a su vez fue a presentarle sus respetos a la señora, pero el escudero de ella arremetió contra Don Quijote dejándole herido de un hombro. Esta batalla queda sin aclarar, puesto que explica Cervantes que no encontró más escrito con estas hazañas”.
Braulio Foz, fue el escritor o “narrador” de la vida de Pedro Saputo, igual que Cervantes fue el escritor de “El Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, acompañado por su escudero Sancho Panza. A éste ya le había conseguido Don Quijote el poder de la Insula, con el pequeño inconveniente de que cada vez que tenía un plato de comida delante un médico que estaba junto a él mandaba que se lo quitaran con lo cual es fácilmente imaginable el hambre que estaba pasando el pobre Sancho”.
Este cuento del ayuno forzoso de Sancho Panza, lo creó Cervantes,  pero en la repetición de cuentos sobre Pedro Saputo, “ya no están seguros de si los han oído de la fuente popular oral o recuerdan  lecturas de su infancia”. Yndurain en el prólogo de una edición de la vida de Pedro Saputo, escribe: ”los que repiten cuentos sobre Pedro Saputo, ya no están seguros de si los han oído de la fuente popular o recuerdan lecturas de su infancia”. El mismo Ramón J. Sender escribe algunos “episodios de la novela de Foz”, de los que se ignora si son recuerdos de un lector o de un oyente. En el “Averiguador Universal (num.79,15-4-IV-1882), en un relato que se titula “Cuentos aragoneses”, firmado con unas iniciales, que se ignora a quien corresponden, narra el cuentecico  siguiente: ”El herrero de Almudévar le metió por la boca a su mujer un hierro candente, porque le trajo el almuerzo frío. Condenáronlo  a morir ahorcado. A los que le llevaban al patíbulo, gritó un labrador amigo suyo: -Vecinos de Almudévar:¿Al herrero del pueblo queréis ahorcar?. ¿Quién  os hará las herraduras de las mulas y las rejas de labrar?. Doce tejedores hay en el pueblo, aunque ahorquéis a uno de ellos, “entoavía vus quedan once. Los labradores convencidos con tan bravo argumento echaron mano a un tejedor y lo ahorcaron”.  Un día de Abril del año de 2015,me encontré con el abogado oscense Don Pedro Loste y me contó que en cierta ocasión en que tuvo que hacer un viaje a Fraga,la abogada a la que iba a visitar, le preguntó por lo cómodo de su ruta y Paco Loste, le contestó: ¡malo porque por la mañana, cuando venía el sol del oriente, no me dejaba ver y ahora, cuando vuelva hacia Huesca, me abrasará los ojos, el sol que se va marchando del día!. Por eso  le explicó como Pedro Saputo se enfadó con el sol  al darle en sus ojos. Cuando estaba escribiendo este tratado de Pedro Saputo, me encontré en la calle al abogado oscense Paco Loste, que conservaba todavía recuerdos de Saputo. Lo bueno del caso es que la abogada fragatina, cundo volvió a verse con el oscense, le enseñó La vida de Pedro Saputo, que se había comprado.
Se corre por Aragón el refrán que dice: La Justicia de Almudévar, que la pague el que no deba”. Observando la rivalidad entre dos pueblos cercanos a saber Almudévar y Zuera, el tema de la Justicia de Almudévar, ¿fue inventado por los de Zuera, para rebajar la moral a los de su vecino pueblo?. Como dice Yndurain: “Luego, Pedro Saputo, para que no se divulgase la atrocidad ya que había sido impotente para evitarla, pidió que no se propalase a fin de evitar el baldón para el pueblo” de Almudévar. Continúa Yndurain que el Saputo, ”hijo de mujer, ojos de vista clara y padre de la agudeza” y su autor “Foz eran todo lo contrario de Correas (que escribió sobre la verdadera muerte del tejedor). Pero así se hacen los libros”.
En el Discurso de Ingreso de Don Rafael Gastón Burillo, recibido en su recepción académica en 1951, se expresó así: “El cuento o dicho de la justicia de Almudévar no es otra cosa que la sátira a ese Derecho Público Subjetivo fundado en el interés: la Justicia de Almudévar, siguiendo al mismo Foz, obró lo que le convenía. Ahorcó a un tejedor de entre los varios que había, y economizó así la vida del herrero que era solo”.
Lo supo Pedro Saputo,”que no quiso ir a la ejecución ni había salido de casa, y fue corriendo a la plaza a ver de impedir aquella atrocidad e injusticia; peo llegó tarde, porque ya estaba despachado el infeliz del tejedor. Llenose  de horror de tan grande barbaridad y se volvió a su casa mudo de palabras y frío del corazón, pareciéndole que el cielo y la tierra se habían mudado”.
Al desaparecer Pedro Saputo, se presentó en Almudévar un mendigo de esa edad poco más o menos igual a la suya, diciendo que era Pedro Saputo. “Al pedirle que pintara o tocara algún instrumento, respondió muy entonado y grave: el águila no caza moscas”. Y sigue Braulio Foz: “Yo me persuado que así los dichos como los hechos que corren como suyos y son tan indignos de su discreción y sabiduría pertenecen al falso Pedro Saputo, a quien los de Almudévar echaron con razón de su pueblo tan mal parado, y que como hemos dicho era un mentecato, un vago y un borrachón torpe e indecente. El hijo de la Pupila fue muy sobrio, muy fino, muy amable, persona de mucho respeto, y tan grande en todo, como se ha visto en esa verdadera historia de su vida”.
 Es evidente que Braulio Foz, tuvo una vocación pedagógica, pues escribió de sí mismo: “Mi carrera, mi profesión y mi inclinación es de humanista”. Pero fue la Guerra de la Independencia, la que cambió su inspiración de la vida intelectual en lucha contra los franceses, bajo el mando del General Perena, durante la cual, tuvo que recorrer el medio rural del Alto Aragón. Ese conocer la vida rural de los aragoneses, le dio una inspiración para escribir su Vida de Pedro Saputo. Subió a sus montes, bajó a las cuevas y visitó San Juan de la Peña, San Victorián, Sigena, Montearagón, el Pueyo de Don Sancho, el Alcoraz, el Pueyo de Barbastro, etc., etc. “Nos muestra como la condición de labrador y propietario de tierras, comportaba un orgullo de clase, que se consideraba superior a comerciantes y posaderos”. ¡Cómo sentía un amor a su pueblo de Almudévar, al contemplarlo, después de una de sus ausencias!. Escribió:”no hay allí río, no hay valles, no hay fuentes, no hay otros grandes y señalados objetos particulares, pero halló el mismo amado suelo, la misma amada campiña, los mismos caminos, avenidas y ejidos que de niño recorría; y era en fin, su lugar, era su pueblo, era su patria, y allí estaba su cuna y su casa donde se crió dulcemente”.
Braulio Foz, luchó por la Independencia de España, en Troncedo, Tamarite y en Huesca, bajo las órdenes del General Perena. Fue cogido prisionero, al capitular Lérida, en 1810, y llevado a Francia, quedando preso en Warry. En esta zona volvió su cabeza a interesarse por los estudios, como la Astronomía, Historia, Geografía, Latín y Griego.
Fue Braulio Foz un escritor aragonés total (que escribió también en lengua aragonesa), pues nació en Fórnoles (Teruel), vivió en el Alto Aragón, alterando el paso de su vida, con la estancia obligada en Francia y murió en Borja y al volver de su primer destierro en Francia, en 1814, fue Catedrático de Latinidad en la Universidad  Sertoriana de Huesca, enseñó en Cantavieja (Teruel), y fue Catedrático de Griego en la Universidad de Zaragoza. Estaba identificado con Aragón y relacionado con la vecina Francia, igual que Carlomagno con su vecina España.
 El Pirineo estaba en  un territorio fronterizo entre España y Francia, y poseía una cultura común a esos dos Paises, pero casi siempre divididos en una parte francesa y otra española. Carlomagno sentía necesidad de crear un Imperio Europeo y se sentía atraído por España y Braulio Foz, cuando tenía que huir o cuando fue cogido prisionero, el 14 de Mayo de 1810, estudiaba la cultura europea. Ese Imperio, está llegando a ser una realidad, con el Mercado Común Europeo. En Francia estudió una  cultura más liberal. Se ignora la fecha del retorno a Aragón. En 1814, según dijo Don Ricardo del Arco, desempeña en Huesca, la Cátedra de Latinidad, ganada por oposición. Nos informa Braulio Foz en su “Hoja”, que “entre 1823 y 1834 pasó el tiempo en persecuciones, castillos, viajes y emigraciones a Francia, de donde volvió en 1834”.
El año de 1837, fundó el periódico liberal, “El Eco de Aragón” que tuvo que redactar él mismo hasta el años de 1842, por el cual tuvo que volver a emigrar a Francia, perseguido por haberlo fundado.
Pero toda su vida fue un hombre que tuvo que pensar, sufrir y mirar en su interior soluciones humanas a los problemas que le plantea la vida a todos los hombres, es decir a los intelectuales y a los hombres sencillos. Esta forma de ser convirtió a Braulio Foz, en  un “narrador”, que describe la vida de un hombre con respecto a los problemas en  la historia y los de ésta, con respecto al   protagonista. Braulio Foz describe en su novela a “Pedro Saputo”, nombre con el que llamó a su protagonista. Lo llamó Saputo es decir Sabio, porque encontró necesario que la sabiduría le ayudara a resolver el problema de la existencia de los hombres, desde los más sencillos hasta los más intelectuales,  como él mismo. El mismo Braulio Foz, nos aclara este problema de los hombres, con estas palabras, en las que introduce el humor:”¡Dios nos libre de tontos, amén!. Porque tratar con ellos es lo mismo que entrar de noche y sin luz en una casa revuelta, donde no he estado nunca… Ahora se le antojó hacerse médico; si, señores, médico sin más ni más; médico, señor, como quien no dice nada”.
 La Humanidad siempre ha sido dividida, como dice Braulio Foz entre listos y tontos, cuando dice :”¡Dios nos libre de los tontos. Amén!. Cervantes ya dividía a los hombres entre los nobles o hidalgos, como el Quijote, aunque era además de hidalgo, loco y entre los pobres escuderos, como Sancho Panza. Llegaron más tarde los capitalistas y los obreros, que han continuado luchando en este mundo.
Braulio Foz quería que su protagonista  “Pedro Saputo”, aprendiese de todo para ser un auténtico Sabio o Saputo. Aprendió de muy pequeño a leer y  escribir con una rapidez prodigiosa, se hizo pintor, no sé si pintando la Corona de Almudévar y viajó por todo Aragón y parte de España. Aprendió multitud de refranes y de aventuras, contadas por los humildes de la tierra, para educar a la gente sencilla, que no había aprendido a leer, a pintar ni a hacerse médicos, con un nivel más bajo que los intelectuales, pero que llenaban sus cerebros de sentido común, a veces con errores. Braulio Foz equivalía al Gran Cervantes y quería formar un hombre con las cualidades humanas, como Cervantes deseaba que el Quijote, acompañado por Sancho Panza, hiciese respetar la Justicia entre los hombres.
Dice Don Rafael Gastón Burillo:”La exaltación de la fantasía ética del manchego tuvo por paralelo la exaltación de la razón en el aragonés”. Añade. “Quizá Braulio Foz sentía o presentía una situación de decadencia en el espíritu aragonés, y lo fustigó mediante latigazos de razón, latigazos sin llaga, para evitar su sopor. Parece que el espíritu del autor se estremeciera ante la posibilidad de que el genio de la raza, las ideas de verdad y de justicia, la razón natural, cayesen en el raquitismo, y construyó la sana figura de Pedro Saputo para que Almudévar, entre la montaña y la llanura, velase por el destino de los pueblos”. Como acabo de escribir Braulio Foz “presentía una situación de decadencia en el espíritu aragonés y lo fustigó mediante latigazos sin llaga, para evitar el sopor”. En el siglo XIX todavía se trabajó en el ferrocarril que unió a Aragón con el Bearn, pero los latigazos impidieron la reparación del puente de L’Estanguet, ”para que Almudévar, entre la montaña y la llanura velase por el destino de los pueblos”. En Cataluña y en Vascongadas se mejoraron las vías férreas de comunicación entre Francia y España.
Braulio Foz estuvo en Francia durante muchos años y conocía la Historia del Bearn con Aragón. Sabía que el Vizconde del Bearn   luchó con los moros que le cortaron la cabeza, para al fin, enterrar al Vizconde del Bearn, Gastón IV en la Basílica del Pilar de Zaragoza. Su muerte se produjo el año de 1131. Hizo conquistas por el Pirineo, participó en la conquista de Almudévar y lideró la conquista de Zaragoza para Alfonso I de Aragón. Tras la muerte del Vizconde el año de 1131, en tierras valencianas, depositaron su olifante en el altar de Santa María la Mayor de Zaragoza,en cuyo Museo Pilarista, se conserva su cuerpo. Fundó el  Vizconde  pueblos en el Norte de la actual provincia de Huesca, conquistó Almudévar y luego Zaragoza, y en Valencia fundó varios pueblos y ciudades cristianos. El camino desde el Bearn hasta Zaragoza, pasaba por Almudévar y allí los moros ejercieron una resistencia enorme.
Como acabo de decir, Braulio Foz, observaba en Almudévar, una decadencia enorme del espíritu antiguo, en que por Almudévar pasó el Emperador europeo Carlomagno y más tarde el Vizconde Gascón IV, que por Almudévar conquistó Zaragoza y construyó la sabia figura de Pedro Saputo, para que éste velase por Almudévar, “para que ésta entre la montaña y la llanura, velase por el destino de los pueblos”.
Un día del mes de Abril de esta año de 2015, me encontré con el abogado oscense Don Pedro Loste y me habló de Pedro Saputo, cuando unos días antes estuvimos hablando con        Abadías, casado con una hermosa señorita de Almudévar. Pero no se acabó con la muerte de su esposa, el amor entre José María Mur  y ella, pues él conserva íntegra la casa de Almudévar en cuyo interior da la impresión de vivir en una eterna vida. ¡Cuántas veces durmiendo en aquellos gruesos colchones de lana, soñaría Abadías con el hijo de Almudévar Pedro Saputo!.
Cambió su esposa el cielo representado por la gran casa de Almudévar, por aquel cielo al que todos iremos, pero no lo olvida y pasa temporadas soñando en ella, como si todavía estuviese viva. Pero se quedó solo, como se quedó  Aragón, cuando el puente de L’Estanguet se cayó o lo tiraron. Fue un tormento de soledad para José María Mur, cuando con su amigo Zaborras, iban a Biarritz a ver la película de Marlon Brando y de su bella amante y tuvieron que  contemplar la triste caída del  puente. ¡Qué caída más triste la de la amante de Marlon Brando, en sueños de locura y la muerte de su esposa, que hace soñar toda la vida a José María  en el amor puro!.    
Volvió José María Mur a Huesca y en el Aero-Club conversaba de todo lo humano, de los bueno y lo malo, cuando los miembros de dicho Club, tuvieron la necesidad de cerrarlo. En ese Club se recordaban todas las cosas del Alto Aragón y entre otras estaban cuatro cuadros sobre la vida de Pedro Saputo, verdaderas obras de arte, de historia y de hechos tristes y alegres. José María pagó el valor de dichos cuadros y se los llevó a su casa, cercana a Hotel Abba.
En su ella  he visto los cuadros y los he fotografiado. Uno de ellos representa el milagro de Alcolea de Cinca y el otro es el retrato del carro-galera revestido con sábanas a modo de velas, para apoyar la fuerza de las caballerías, en su traslado del carro. Ese empuje se vería apoyado por el fuerte cierzo que impulsaría por medio de las velas, el desplazamiento del carro.
Los cuentos de Pedro Saputo son innumerables y no se encuentran todos en la “Vida de Pedro Saputo”, sino que algunos los  han recogido de libros como los de Sender y otros los cuenta el pueblo. El de carro-galera lo aprendió  Don Antonio Bello, en Almudévar, donde  tenía una finca  que  sigue cultivando su hijo en Almudévar. En mi artículo Los Hermanos Bello, escribo: “Antonio alcanzó notoriedad entre los hombres del campo, que trabajaban la tierra y pensaba constantemente en asuntos que interesaba a estos hombres, siempre relacionados con las Ciencias Naturales. Entre otras ideas llevó a Almudévar el arte de volcar carros, que había aprendido de su padre, en otra ocasión para aliviar el esfuerzo de sus mulas, les colocó en el carro una vela marinera, pero aparte de aliviarlas, un día de enorme cierzo, sopló con tal intensidad, que volcó el carro”. Don Antonio se había convertido en un profeta de Pedro Saputo, porque en cierta ocasión,  cenando en la Posada de Almudévar, le llegaron dos mozos para decirle si quería volcarles un carro; él se lo volcó, se lo agradecieron mucho y se repartieron el dinero, que con apuestas habían ganado.
Es que Don Antonio Bello, era amigo de todo el mundo e igual que amaba a los mozos de Almudévar, era también amigo en el Café Gijón,  de Don Julio Caro Baroja y de Don Eugenio D’Ors. En Huesca acudía al Bar Flor y al Caserío Aragonés, en que alternaba con Ena, con el Jefe del Servicio Nacional de Cereales, señor Laborda y además iba al Aero Club, donde contemplaba los cuadros que representaban las glorias de Pedro Saputo y dialogaba con mi primo José Antonio Llanas Almudévar, sobre la Física, la Química, los riegos, la picaresca, el humor y la vida
Antonio Bello era un Sabio en castellano y un Saputo en aragonés, pues Julio Caro Baroja, le hizo el prólogo de uno de sus libros y José Botella Llusiá, prologó otro, con el siguiente encomio:”Este es un libro sorprendente. Es el producto de un hombre formado, con una sólida base cultural”.
En Almudévar, que la hizo capital del fracasado imperio romano-germánico, reunió a  todos sus antiguos compañeros, invitándolos a una comida clásica, que nunca habían probado, pero quedaron mucho más admirados de los cuentos que les contó el sabio Antonio Bello de Pedro  Saputo.
Antonio Bello voló con un amigo piloto del Campo de Aviación de Monflorite, sobre el curso del río Ebro, pero también voló hacia los Pirineos, recordando como Carlomagno y Braulio Foz, pensaron en la Unión Europea. Hace ya muchos años que se tendió la vía del ferrocarril de España a Francia por Canfranc. José María Mur ventura con su amigo Zaborras contemplaron la caída del puente de L’Estanguet, que dejó a los aragoneses creadores de la “Vida de Pedro Saputo”, sin comunicación entre el Bearn y Aragón, en tanto España se ha volcado por Vascongadas y Cataluña, para ser parte de Europa, cuando en dichas regiones, hay muchas personas que sueñan con su independencia.

El autor de “La vida de Pedro Saputo”, Braulio Foz pensó, tal vez en el polígono Zaragoza Toulouse, pero si no se hace la comunicación entre el Bearn y Aragón, éste se va a quedar sin un crecimiento humano.

miércoles, 29 de enero de 2025

La sabiduría y la opinión



Me he encontrado, en un kiosco, con un amigo que es, nada menos, que profesor de Física, pues es licenciado en Ciencias de tal categoría. Ahí mismo, los clientes pensaban en qué periódico iban a comprar, para consolidar sus ideas o para ver las opiniones de los hombres, que viven en nuestra sociedad. Pero mi amigo Ramón empezó a derramar sus sabias palabras, organizadas por su cerebro y yo pienso si lo serían por las leyes de la Física. Se expresaba así: “ Hoy día no se escriben en la prensa pensamientos no equilibrados ni lógicos ni teorías que puedan aportar soluciones a todos los problemas sociológicos, que se presentan frente a la Sociedad.”. Yo pensé: ”este hombre tiene razón, porque ahora estamos en crisis, estamos bajo la influencia de las cenizas del volcán de Islandia y nos encontramos ante la indefensión de la “Capacidad Humana”, para resolver estos y otros fenómenos, unos derivados de la Naturaleza y otros de los “Ideales Políticos”. ¿Qué son ideales políticos?, pues son unas ideas , que cada partido escoge como ideas básicas para regular la prudencia humana. ¿Cómo se defienden estas ideas?. No se sabe porque la prensa no los comenta, sino que está pensando en su negocio empresarial de miles de millones. Mientras tanto a los pensadores, propiamente dichos, no se les permite entrar en esos terrenos, que reciben el nombre de políticos.

Estamos en el siglo XXI, en que los políticos tienen más poder, que en toda la Historia han tenido, en imperios, monarquías, repúblicas e incluso en dictaduras, en todos los campos del pensamiento humano. Y la gente está como abstenida o privada de saber las opiniones de este mundo y de expresarlas ellos mismos, para obtener el bien general. Los sabios siguen trabajando en sus laboratorios, por ejemplo allá en los Alpes y piensan en la recreación del Universo, que como dice la oración al Espíritu Santo, “envía Señor tu Espíritu y todas las cosas serán criadas y renovarás la faz de la Tierra”. La prensa calla las ideas, pero a los sabios que trabajan en el nuevo acelerador de partículas, en los Alpes, no sé quien les ha inspirado la idea de llamarlo “La Cadena de Dios”. Antes los sabios sabían un poco de todo y ahora saben mucho de alguna especialidad y nada de otras. Así no pueden intercambiar ideas.


martes, 28 de enero de 2025

José María Mur, oscense de origen y de vida





José María Mur Coronas, cuando tenía veintitantos años de edad, fue Presidente del Equipo de Fútbol de Huesca. Tuvo una dedicación incansable a este grupo deportivo  de Huesca, que le hizo estar pendiente de él,  hasta el punto de levantar, debajo de la Ermita del glorioso San Jorge, un hermoso Campo de Fútbol, para seguir con paz y con alegría, la lucha milenaria que enfrentó al Santo con los invasores africanos. Si, quería José María seguir luchando en favor de la ciudad de Huesca, capital de la Provincia, pero no, haciendo brotar sangre de los cuerpos humanos, sino produciendo alegría en los oscenses, en tanto sus defensores, los futbolistas, hacían brotar sudor de sus cuerpos. José María quería la paz y la alegría en los oscenses, pues él que tenía la carrera de Maestro Nacional, no quería la guerra, como aquella que se produjo en España, cuando él nació. Vino al mundo el día quince del mes de Diciembre de 1937, día en que Huesca fue bombardeado, con una crueldad salvaje. Este bombardeo que me ha descrito José María, no lo conocía por no poder acordarse de aquellas fechas tan oscuras, en las que vino al mundo, sino por los recuerdos que le contaron más tarde, su padre y sobre todo su madre. Entonces acompañaban a José María, el niño recién nacido y ahora, en 2015, el entonces pequeño niño,  me lo está contando a mí, que lo acompaño. Los padres de José María, tuvieron que salir corriendo de su  casa, en la Calle de San Justo y Pastor y se refugiaron en una oscura bodega, cercana a su domicilio.
 La matrona que asistió a su madre fue la señora doña Anita, casada con el militar Fuertes, con uno de cuyos hijos acudí yo al  Colegio. Vivían en el Coso Alto, frente al número 61, al lado de Santa Ana, por lo que nos apreciamos mucho.
Pero no fue solamente el fuego de la terrible Guerra, el que los amenazaba frecuentemente, como el cañonazo que cayó en una pequeña ventana, debajo de un balcón del Coso Alto, número 61,  que dejó aterrados a mi padre y a mi hermano Jesús, el pequeño, bomba que no explotó. Tuvo suerte la familia Mur, de que no les alcanzaran las metrallas, pero como acabo de decir, no fue sólo el fuego de las armas, el que amenazó a la familia Mur, sino que también se echaron sobre ellos, las amenazas políticas, porque hubo alguien que amenazaba a su padre de hacer señales luminosas a los aviones, que volaban sobre la ciudad. Acusaron a su padre y los que defendían la ciudad, fueron a su casa de la Calle de San Justo y Pastor, pero todos los habitantes del Barrio,  acudieron a defender al señor Mur. ¡Qué crueldad tienen las guerras, que destruyen las casas, donde se acogen los ciudadanos, los edificios religiosos y civiles, que acogen a la sociedad!. Destruyen las vidas de la humanidad y de los animales, hacen que penetre en los corazones el odio y en los estómagos el hambre y la miseria. Y para lograr estos criminales fines, se valen de todas las armas, de aviones, de artillería, fusilería, hambre y sed, acompañadas con el abandono de los hospitales. Pero la acusación que le hicieron algunos de los voluntarios que defendían Huesca, diciendo que el padre de José María, hacía señales a los aviones enemigos, le hicieron la misma, en el pueblo de Fañanás, a la madre de mi primo, el sacerdote Jesús Vallés Almudévar, diciéndole, que con  unas linternas, sin pilas, se comunicaba con los aviones nacionales. Se trataba de una guerra civil y se utilizaban las mismas acusaciones, en ambos bandos. A mi tía y a su hijo, de quince años, los fusilaron muy cerca de Bespén. Se utilizaban en la Guerra, las armas del espíritu, como la mentira, que no respetaba absolutamente, la dignidad humana.   

A la familia de José María Mur, no le pasó nada,  pero ante aquellas amenazas se fueron a Zaragoza. Pero, durante aquella Guerra, para llegar a esa Ciudad, tuvieron que subir por Ayerbe en un taxi, con su parte izquierda blindada contra las balas, que disparaban los gubernamentales, que se hallaban muy próximos a la carretera de Jaca. Una vez en Ayerbe, se dirigían los coches a alcanzar la carretera de Zaragoza, por Zuera. ¡Qué situación de cerco tenía Huesca!. Muy apurada se vio la ciudad, durante la Guerra, porque los Mur estuvieron en Zaragoza durante tres o cuatro años, y el año de 1940 ó 41, se volvieron a Huesca. 
¡Otra guerra le llegó a España el año de 1936, pero no es nada extraño que, como dice Quiñonero: “España lleva varios siglos sobreviviendo y saliendo del hoyo donde la meten regularmente las manías cainitas de sus élites gobernantes”. Tiene que ser muy fuerte España, para salir viva del “Duelo a Garrotazos”, que pintó Goya. Esas palizas recibidas, a las que el glorioso pintor representó, hace falta eliminarlas, “para renovar la arquitectura espiritual y cultural de España”. A renovar ese espíritu por medio de la cultura, entró José María Mur el día de su entrada en la Escuela Nacional del Parque de Huesca, entre otras razones por el cariño que recibió de la Maestra Nacional,  que lo trataba con ese gran cariño. Se llamaba doña Julia, y era la esposa del policía secreto, Señor Pano, nacido en Monzón, hombre elegante, que se cubría con un hermoso sombrero. Eran doña Julia y él, los padres de mi compañero en el colegio de San Viator y  amigo mío, de cuyo apellido me acuerdo con respeto.  
José María, recibió su formación en la Escuela del Parque, que convivía con la Escuela del Magisterio y con el Instituto de Segunda Enseñanza, Ramón y Cajal. Siempre asistió José María Mur a la Escuela Nacional y por tanto no asistió a ninguna Escuela de pago. Acabó la Carrera de Magisterio en 1956, pero de momento, ya no ejerció, porque habiendo sacado las oposiciones, pidió la excedencia. Habiéndose revestido de cultura, prefirió seguir el camino de su padre Don Ventura Mur, contratista de obras. Pero no fue un acompañante de lujo, para su padre, sino que actuó incluso de Albañil, y le ayudaba en todos los desplazamientos, que realizaba  por las diversas obras que emprendía. Ventura Mur se encargó de construir todas las obras que le ordenaba Don José Porta Callén. Levantó la Fábrica de Harinas, en la Carretera de Zaragoza, el Molino de Casayús y las distintas granjas, que hizo aparecer por la Hoya de Huesca.
El constructor don Ventura Mur, si viviera, sufriría enormemente, al ver como en estos últimos años, ha sido derribada por el suelo la grandiosa Fábrica de Harinas de Porta, elevada por él y destruida por una enorme tormenta veraniega y por máquinas destructoras. A mí también me ha causado pena contemplar las vallas metálicas que rodean su solar. Me recibía Don José Porta  en su despacho y teníamos conversaciones sobre su larga carrera de producir harina, para que el pueblo consumiera pan. En su despacho colgaba un pequeño cuadro, que hacía reflexionar sobre el ambiente que se vivía en un despacho de Harinas de Trigo. Ese cuadro lo recordaba don José, así como me hablaba de su pintor, mi cuñado Don Luis Tesa Ayala.
Ventura Mur también realizó, frente a la Fábrica de Harinas de Porta, el Parque de Deportes de Almazán, que con un hijo suyo acudí al Colegio de San Viator. A aquel Parque de Deportes, iba a contemplar los partidos de Baloncesto, en los que me llenaba de alegría el ver a mi primo Roberto Pérez Almudévar, gran jugador y gran fotógrafo de casi todos los rincones de la Provincia de Huesca. Era Roberto uno de los primeros oscenses que jugaba en Huesca, al Baloncesto. Al lado del Parque de los Deportes, se extendía el Campo de Fútbol y ambos han desaparecido, como solares de nuevos edificios. Pero a José María Mur, no le parecía bien dejar a Huesca sin su Campo de Fútbol y creó otro nuevo, al oeste del Cerro de San Jorge, cuando tenía unos veintitantos años de edad, y siendo, al mismo tiempo Presidente del Club de Fútbol de Huesca. 
Era José María Mur un hombre lleno de optimismo y  como Maestro  procuraba enseñar a los jóvenes a hablar, con un lenguaje limpio para  que no se escaparan palabras soeces, de las bocas de aquellos jóvenes. Como Maestro, buscaba la perfección de los hombres, empezando por su lenguaje, para que no ensuciaran sus bocas con aquellas sucias palabras, que trataban de imponer a los humanos, en aquellas películas, los artistas de cine endiosados en las películas. Y el poder político mundano, contribuía a tener a los hombres obsesionados por medio de películas de corrupción, como “El último tango”, interpretado por Marlon Brando y por  María Schneider. El Mundo con el Demonio y la Carne, no proyectaron “El último tango” contra la corrupción del sexo, sino para aumentar los deseos sexuales mezclados con  las violaciones.  Al prohibir que se representara en España, unos dos millones de españoles, hartos de sentirse sometidos sus pensamientos, se lanzaron, a Biarritz, a contemplar la degeneración erótica del “Último tango de París”. En esta película puede verse como el personaje masculino viola a la mujer, por conductos de residuos fecales, valiéndose de cierta cantidad de mantequilla, como lubrificante. ¿Buscarían aquellos hombres el mal, que con el Demonio, el Mundo y la Carne, esclavizaba su vida? o más bien, José María y su compañero Maestro Nacional Luis Zaborras, querían alejar de la juventud, aquella propaganda de la corrupción.    
El Maestro José María, como educador de los niños, buscaba en los mismos, la práctica del deporte, principalmente el del fútbol, al contrario que el Gran Capital buscaba la corrupción de los jóvenes  por medio del Cine. Cuando se anunció en Biarritz, que se iba a proyectar la película “El último tango”, tuvo la necesidad de ir a contemplarlo, acompañado por su colega Luis Zaborras, no para complacerse con su contemplación, sino para tratar de oponer a los vicios, un espíritu deportivo, para fomentar una juventud sana de cuerpo y de espíritu. 
Pero José María, al bajar desde Canfranc por el Bearn francés, quedó impresionado de ver la descomunal riada de españoles, que acudían como él, a contemplar “El último tango”. Aquella circulación de vehículos, formaban una especie de peregrinación desde España a Biarritz, para homenajear la corrupción del sexo, que trataba de oprimir los cuerpos y las mentes de los españoles. Parece que una profecía se estaba anunciando a los españoles, porque cuando iban a llegar a la altura del Puente del Estanguet, una enorme nube de polvo se alzaba al cielo desde el puente, que se caía o tal vez lo estaban derribando. Polvo era aquella nube, como si fuera un “polvo litúrgico”, como dice la liturgia:  ”polvo eres y en polvo te has de convertir”. José María y Zaborras, bajaron del automóvil Seat-1500, para contemplar el espantoso derribo  de aquel puente, que se estaba convirtiendo en polvo. José María se puso a meditar sobre aquella cremación y pensó que los Pirineos fueron en otro tiempo un País, disputado entre España y Francia. Carlomagno fue derrotado cuando volvía de Zaragoza y en aquellos momentos Francia, derribaba su  comunicación  con la península y con Marruecos, al que se pensaba en abrir  un túnel por debajo del Estrecho de Gibraltar. Ahora hace unos cincuenta años que Francia derribó el puente y se negó a restaurarlo. Y Aragón está con casi toda España incomunicado con Francia y con Europa, por esas montañas pirenaicas, como si ese Aragón no existiera. Ahora las tropas españolas se retiran de la Montaña y bajan a Zaragoza, que es un futuro paso obligado de la Península a Europa. José María quedó horrorizado de aquella enorme polvareda que causó la caída de aquel puente sobre el río…Su corazón se sintió triste, al contemplar dicha pérdida, cuando él,  lo que buscaba era la solución al problema que iba a traer a los humanos, la búsqueda de la felicidad por medio del deporte, que iba a provocarle  la proyección de esa película: “El último tango”. El principal actor de ella, fue Marlon Brando, que debía representar el amor, pero que representó el odio a una hermosa mujer, llamada María Schneider que acabó su vida, en un hospital psiquiátrico. Tal vez, una vez vista la película se dio cuenta del odio de Francia a España, cuando tantos españoles tenemos nuestro origen en el Bearn. En el Pilar de Zaragoza está enterrado un Conde del Bearn, que conquistó Almudévar y Zaragoza. Menos mal, que en los tiempos actuales, los franceses del Bearn, están restaurando la Vía Ferroviaria, que volverá a unir España con Francia.    
Esta es la película que no pudo llenar de gozo a los que la contemplaron, como se ve en el fin de su actriz María Schneider. Tal vez José María, pensara más en el porvenir europeo de España, con el ferrocarril restaurado de Canfranc  a Pau y la autovía interrumpida de Zaragoza a Toulouse.
Pero sobre todo estaba pendiente José María, del AMOR, que después de tantos años le hace todavía soñar en la señorita de Almudévar, en cuya casa lo he visto meditar muchos años después de muerta. Su difunta esposa se llamaba Carmen Laclaustra Oliva y todavía conserva en Almudévar, José María, la gran casa, en la que pasaban temporadas. Cierto día, me mostró su casa matrimonial, de la que no puede olvidarse y en algunos periodos, va a acordarse del  amor de Carmen. Me emocionó la visión de aquel caserón, con su biblioteca, sus dormitorios y su salón, en el que escuchaba en tiempos ya pasados, la música de aquellos instrumentos, provocada por unas pequeñas agujas de acero, que giraban sus discos, con amor. En aquellas gramolas, con sus grandes altavoces, estaba un pequeño perro blanco, que al lado de ellos, escuchaba la música.
Aquel ambiente y aquella música, le hacían recordar la historia de los actuales habitantes del Alto Aragón y pensaba en el origen francés de su apellido, igual que yo me acuerdo de mi origen bearnés. José María recuerda que su apellido Mur, es de origen francés, pues de Mur viene la palabra Muro o pared. De este origen les ha venido a los Mur, la afición a construir edificios. Venían los miembros de la familia de José María Mur del pueblo de Bolturina, del que sólo permanece la iglesia, pero en este pueblo apareció el Santuario de Torre  Ciudad, entre Graus y el Grado. ¿Cómo a los miembros del Opus Dei, no les da por conservar la fe en la pequeña iglesia de Bolturina, de la cual nació el Santuario del Opus Dei?. Esta obra es una de las grandes obras realizadas en España. Sería hermoso contemplar la prolongación de la fe de los albañiles y herreros de Bolturina, en el Gran Santuario, en el que se puede ver el respeto, que los opusianos han conservado en las rejas de la Catedral de Huesca. 



Aprovecharon las antiguas rejas de la Catedral para alabar a Dios,  y amar a su Madre, de la misma forma que los viejos postes de gas, de Barcelona, los aprovecharon para convertirlos en faroles, desplazados por las explanadas del Santuario.
Igual que Arguis, pueblo de la Montaña  se asoma a la Plana de Huesca, al llegar a Nueno, los Mur bajaron de la Montaña, para vivir en nuestra capital. Desde esta capital, José María Mur, se fijó en Francia, donde recibió la profecía del Puente de L´Estanguet, en Torreciudad, en el Cerro de San Joge de Huesca, donde levantó el Campo de fútbol y en todas las localidades, donde ha viajado, acompañando a los jugadores del equipo de fútbol de Huesca.
Es que José María tiene un cerebro que se fija en la historia del Alto Aragón, pues conserva la casa, antigua y moderna, que le dejó su esposa, en el pueblo del Sabio o Saputo,  Pedro de Almudévar. Así como este corrió toda la provincia de Huesca, su “amigo” José María, pasa temporadas en la casa de su querida y amada esposa Carmen Laclaustra Oliva, a la que va con frecuencia y donde vivió el amor, que le tenía a Mari Carmen. Todavía se lo tiene, porque, al verlo sentado, en varias ocasiones en algún Bar de Almudévar, yo me preguntaba: ¿en qué estará pensando este hombre, que conoce la provincia de Huesca con todo detalle? Me he dado cuenta de que no era sólo el ambiente del gran monte de Almudévar, sino el recuerdo que conserva en su mente y en su corazón, de su amada Mari Carmen. 
Pero era un cúmulo de pensamientos, los que le llenaban su memoria. Basta simplemente recordar aquella ocasión, en que me prometió que me enseñaría un maletín lleno de papeles, en los que se van nombrando unos quinientos pueblos de la provincia de Huesca, que ya no    existen, porque han ido desapareciendo. Basta recordar el pueblo de Bolturina, en cuyo monte se encuentra el Santuario de Torre Ciudad. Pero José María no podrá olvidarse de ese pueblo de nombre tan curioso, porque en él nacieron sus antepasados. Hoy de Bolturina, sólo queda su antigua parroquia, entre Graus y El Grado. ¡Cómo a los del Opus Dei les dio por acrecentar la fe de aquella minúscula parroquia de Bolturina, levantando un Santuario, que con sus grandes obras, incrementa la fe por toda España!. Aprovecharon aquellos adornos, que otros abandonaban, como las rejas férreas de la fachada de la Catedral de Huesca. De la misma forma aprovecharon los antiguos postes de gas, de Barcelona, para convertirlos en farolas, dispersas por la  explanada  del Santuario.
José María Mur, representa ahora la vida del Alto Aragón y con su nacimiento en la bombardeada ciudad de Huesca, su huida a la capital de todo Aragón, la creación en su pueblo de origen Bolturina, la desaparición de cientos de pueblos, su viaje en el que contempló la destrucción del Puente de L`Estanguet, le hacen lamentar la falta de comunicación de Aragón con Europa por Canfranc. Este ferrocarril haría el milagro de que Aragón fuera la comunicación desde Marruecos y de casi toda la Península con Europa, sueño perdido con la muerte del Emperador Carlomagno. Hay épocas en las que se ven circular numerosos coches de toda España, por la carretera, ahora casi acabada de convertir en Autopista, que van a Torreciudad. Con esas comunicaciones se unirían no sólo el progreso material de Aragón, acompañado por España, sino le fe, uniendo El Pilar de Zaragoza, el Santuario de Torreciudad y la Virgen de Lourdes. ¿No se contribuiría a crear un círculo comercial e industrial entre Zaragoza y Toulouse?.
Ahora en España, se habla de los dos lados del Pirineo, como estados independientes. ¿Es que quieren castrar a la Península?. Aragón lo puede evitar, comunicando a la Península con Europa.
Me encuentro, con cierta frecuencia con José María Mur, y tomamos un café en el Bar del Hotel Abba, que está muy próximo a su domicilio. Hoy  hemos estado  unidos en esta agradable Bar, hablando de la vida y el “porvenir” de Aragón,  uniendo Europa con España. Hace escasos días, lo contemplé y escuché en la televisión, hablando y dando explicaciones de la pequeña historia de Huesca, en un programa de fútbol. 
José María conoce a “tout le mond” de los Pirineos franceses y españoles y todo el mundo lo conoce a él. En nuestras conversaciones hablamos de nuestros conocidos y últimamente que mi hermano Luis y él mismo,  fueron dos amantes de la vida y del trabajo. Nació José María en Huesca en 1937, en plena Guerra Civil y mi hermano Luis, nació en Siétamo en 1932.Fue feliz en Siétamo,  pero no llegó a asistir a su Escuela. Llegó la Guerra y así como José María, vivió su niñez en Huesca y en Zaragoza, Luis vivió su niñez en Huesca. Tuvo que huir con nuestra familia a Jaca y a Ansó. Al acabar la Guerra, volvieron a Huesca y Luis asistió al Colegio de San Viator, mientras José María acudía a la Escuela Pública, hoy Escuela del Parque. Cuando acabó el bachillerato, estudió el magisterio en la Normal. Se conocieron con mi hermano Luis, a través de la familia de Feli Nasarre, que ha muerto este mismo año de 2015, cerca de los cien años de edad. Feli fue amiga íntima de  Mariví, hermana de Luis y mía.  Con los Mur tenían un trato familiar y subían a visitar a la familia de Feli Nasarre, que ha muerto en esta año de 2015, y que cultivó una gran amistad con mi hermana Mariví. Estaban, hace ya muchísimos años, los Nasarre viviendo en la hermosa aldea de Badain. Estuve yo,  en cierta ocasión, a visitar la encantadora aldea, en la que vivieron Feli con sus padres. Era una aldea pequeña, pero con un gran encanto. Su padre era encargado de un grupo eléctrico y vivía con su esposa y con su hija Feli, felices en aquel pueblo de hermosos balcones de madera, al lado de una iglesia, en uno de cuyos lados se encontraba el cementerio. En aquella altura de los Pirineos, miraban al cielo y a la tierra, en la que crecían bellos árboles, como cerezos. Eran felices en aquel ambiente, donde gozaban de la vida y respetaban la muerte, que dormía en aquel pequeño fosal. No les producía terror la muerte de aquel cementerio, sino que les ayudó a prolongar sus vidas,  durante muchos años. El padre de Feli con su esposa y con la niña,  bajaron a vivir a Huesca, donde en una escalera, en cuya parte alta se ve un mosaico, donde aparecen Santa Nunila y Alodia, abrieron una tienda de frutas y de hortalizas, desde la que se subía a la Catedral.
En mi artículo titulado “Barain”, escribo : “Se entraba en el cementerio entre la tumbas, casi todas ella adornadas con flores y con plantas ornamentales y mirando los nombres de aquellos difuntos, como estarán los nuestros cuando el Señor lo disponga, veías apellidos altoaragoneses, que ocupan todo Aragón, porque los hermanos de sus antepasados, bajaron a vivir en la Tierra Baja y muchos aragoneses marcharon a Francia y allí estaba  la tumba de  uno de Badain, en la que ponía:”De ton frère”. Aquellas tierras vivieron unidas muchos años con los franceses y más tarde en el Alto Aragón, recibimos muchos de ellos y a Francia pasaron numerosos montañeses”.
Los Pirineos han formado siempre un País y España con Francia los han dividido, pero cuando estuve en un Molino de harinas, cercano a la frontera francesa, y su molinero me hablaba del amor que sentía en su corazón, con los franceses que acudían a su molino. Se sentían los habitantes del Pirineo, con sus fablas, como un mismo pueblo. Pero los políticos, unas veces franceses y otras, españoles, han obrado con el Pirineo, como en el río Ebro, en el que no han actuado limpiando su cauce, por no atacar a la Naturaleza. Consecuencia han sido las inundaciones causadas por el río, que han hecho salir de sus casas a miles de ciudadanos. Dicen que hace unos años, fue mayor el caudal de agua, que discurrió por el Ebro y sin embargo, no  se  inundaron tantas hectáreas.
 Como ocurre en el Pirineo Aragonés, donde por gozar de su belleza, no han querido nuca comunicar España con Francia, con lo que han conseguido, que si no por motivos turísticos, ya estaría desierto el Pirineo Aragonés. Siempre han cruzado la frontera, unas veces los españoles hacia Francia  y otras los franceses hacia España. Ahora, que España ha entrado en el Mercado Común Europeo, se le siguen cerrando las puertas de comunicación de Zaragoza con Toulouse.  
Pero José María sueña con la educación y con el fútbol del Alto Aragón. En una carta de José María Mur Coronas, en la que escribe “la vinculación existente entre educación y fútbol”, se refiriere a los ejes de su vida, que junto con la gestión empresarial, han sido y son el fútbol y la educación. En numerosos años, ya pasados, escribió a la autoridad para que dejara entrar gratuitamente a los niños, en los partidos de fútbol, gracia que no le fue concedida.
José María Mur sufrió porque su pensamiento, le decía: “El fútbol es educación, deporte, sociología, economía, matemáticas y geometría política”.

domingo, 26 de enero de 2025

Roberto Pérez Almudévar


 


Mi primo Roberto, ya ha llegado a una edad, que recuerda la eternidad, porque ya ha alcanzado los ochenta y nueve  años de edad. Al entrar en su casa, lo primero que he visto, ha sido un enorme libro de 1865, que heredó de su padre y Roberto ha depositado sobre un atril. ¡He visto cómo Roberto apoyaba su eternidad con la obra de Dante Allhigieri, escrita por los años de 1304 !. Sí, porque la obra trata del Infierno, del Purgatorio y del Cielo y es una de las más famosas de la literatura italiana y de la mundial. Se encuentran entre sus folios, unos dibujos impresionantes, de escenas eternas del Cielo, del Infierno y menos del Purgatorio, que fueron creadas por pintores de fama universal, entre los que se encuentra, en ediciones modernas, el español Dalí. Son dichos cuadros de un color oscuro por haberlas transmitido con láminas de plomo. Esa oscuridad hace crecer el respeto a la eternidad, como repartirían algún grado de alegría, si se hubieran conservado en alegres colores.
Cuando veo a Roberto, contemplo  su figura humana  y me quedo admirado, reflexionando sobre  un hombre, que por su edad, cuando se encuentra ya próximo a la otra vida, te habla con entusiasmo de la vida que ha vivido, amando el deporte, el turismo altoaragonés, desde los pueblos del Pirineo, hasta los Monegros, con el Monasterio de Sigena y la Cartuja de Lalueza. Si algunos al escuchar sus vivas palabras, tiene alguna duda,  sale de ella, al coger en sus manos paquetes de fotografías, que te hacen ver los verdes prados del Pirineo y sus altas montañas, hasta los desiertos de los Monegros, que sus parientes los hermanos Almudévar, han colaborado con otros soñadores, inspirados por Joaquín Costa, en la colonización de unos regadíos apasionantes.
Pero Roberto no amaba solamente su tierra altoaragonesa, sino que volaba con sus conocimientos por todos los países del Mundo. Y ¿cómo realizaba ese sueño de visitar lejanas tierras?. Sencillamente, porque vi un archivo enorme de álbumes de sellos de correos y al repasarlos,  aparecen ante mis ojos, los reyes que quedan en el mundo, los gobernantes democráticos y los caciques que dominan a muchos millones de seres humanos, en unos paisajes verdes unas veces y otras desérticos. Roberto ha soñado durante su larga vida, conseguir la felicidad de aquellas gentes, que vivían y morían y ha pensado en la instalación de industrias, que aliviaran sus vidas. Él se da cuenta de que no ha llegado a ser total todavía, el progreso material y espiritual a este mundo y cuando abre el libro, que le dejó su padre, con los impresionantes dibujos del Cielo , del Infierno y del Purgatorio, contempla las figuras celestes, como las de los condenados al Infierno, comentadas en verso  por  Dante Allighieri. Dante entonces,  como ahora Roberto, a veces sentían tristeza al observar  aquellos demonios cornudos y con colas colgantes,  que todavía hacen sufrir a los humanos. Y Roberto Pérez, expone para sí mismo y para los suyos “La Divina Comedia”, sobre un atril, para contemplar la comedia del Mundo, en la que también él, actúa.
Pero Roberto, no sólo no ha abandonado, la “Divina Comedia” sino que allí lo encuentras, observando aquellos oscuros cuadros, que le hacen reflexionar. Pero él, con su figura optimista, dotada de un bigote que lleva sobre su labio superior, desde los dieciocho años de edad, pronuncia sus palabras y yo  escucho, a través de ese filtro bigotil, historias que hacen vibrar a su mostacho, y después de él, conmueven  los sentimientos del  corazón de su esposa, de su hijo, de sus sonrientes hijas y de sus nietos y nietas, cuyos retratos pictóricos, cuelgan en el luminoso salón de su domicilio.
Pero yo, no sólo he sentido esos sentimientos de la vida ordinaria,  sino que durante la Guerra Civil, al mismo tiempo que Roberto, sentimos las miserias de las luchas y de las muertes de nuestro parientes, los Vallés. ¡Cómo recuerdan los dibujos del Infierno y del Cielo,  el martirio que sufrieron  nuestra pariente, madre de Jesús Vallés Almudévar y de su hijo Luis,  hermano de Jesús, que fueron fusilados, en la carretera, cerca de Bespén, por individuos infernales, como los que escribió Dante en la “Divina Comedia”, en cuyo libro se pintaron dibujos terribles de los demonios del Infierno, queriendo apartar del   Cielo a los seres humanos, hijos de Dios, como los Vallés de Fañanás.                                                   
El padre de Roberto era un hombre que tenía en cuenta los dibujos de Dante y amaba el trabajo, pero no actuaba como aquellos antiguos, que esclavizaban a la gente para producir riquezas para ellos o como aquellos dictadores en el Oriente de Europa, que  obligaban a trabajar a los obreros, horas y horas, para extender sus ideas por el mundo. Los países civilizados estimularon el deporte para equilibrar el trabajo con la salud y Don Roberto estimuló en su hijo, la práctica del deporte y Roberto,  hijo, cultivaba el amor de sus antecesores, es decir de su padre y de  su madre, inclinándose al Baloncesto, deporte que llegó a amar, como amó las riquezas de la Naturaleza. Y así como guardaba las fotografías de los paisajes y rebaños montañeses, tiene expuestas, en un espacio, encima del libro sagrado de Dante, las medallas que ganó en su deporte favorito. Esas medallas son muchas de ellas, de oro y de plata.
Yo recuerdo, cuando era niño, como acudía al Parque del Deporte de Almazán, a verlo lanzar pelotas en  el aro de sus rivales. Pero Roberto conserva  sus  recuerdos con figuras de todas las actividades de las que ha sido protagonista, y de todos los paisajes que ha visitado por el Mundo. En primer lugar me ha dejado admirado al contemplar esas medallas de oro y de plata, que son símbolos de los triunfos deportivos, que obtuvo para él mismo y para el Deporte Oscense.
Pero, como he dicho, era y sigue siendo, un admirador de la Naturaleza y no se conformaba únicamente con aumentar el número de los partidos que ganaba con sus compañeros, en el Parque del Deporte, sino que siempre que podía, con su coche viajaba con Laliena y otros numerosos amigos y recordaba su vida con fotografías extraordinarias, que todavía conserva muy bien ordenadas en sus archivos y que son, como su imagen, recuerdos de la eternidad. Porque, observando esas fotografías, se da, el que las mira, cuenta de la belleza de aquellos bosques y prados verdes, que pueden convertir a los que los examinan, en niños que se sienten con las numerosas mariposa que los gozan, igual que pequeñas partes de esa Naturaleza. Me dice Roberto, que muchos de esos paisajes han desaparecido, con lo que a mí, me queda la convicción de que él es un conservador de la Naturaleza, tal vez eterna. Este conservador, a pesar del disgusto de contemplar las ruinas de aquellos pueblos y aldeas, siente en su corazón que resurgirán, con la esperanza de una  resurrección del Alto Aragón, porque él ha visto y ve con sus propios ojos, como a pesar de haber caído edificios de noble figura, ahora se da cuenta de cómo muchos resucitan, porque son  reconstruidos  por personas, que sienten y han sentido sus mayores, y otros por la gigantesca belleza que les ha hecho gozar de su Naturaleza.   
 Muchos de los que vivían en aquella Montaña, han reparado sus casas y peregrinan a ellas, como un señor del pueblo de Sarvisé. Allí nació y estuvo hasta los catorce años, que lo llevaron a Huesca a estudiar. Se hizo Périto Agrícola en Pamplona y después ejerció su carrera en Lérida,  en Madrid y en Extremadura. Se jubiló hace escasos años y vino a Huesca, para ayudar a sus hijo e hija y a sus nietos, pero todos los fines de semana, peregrina acompañado por su esposa a Sarvisé, a la casa donde murieron sus padres. No los pueden ver en su casa natal, pero todas las semanas van a visitarlos al cementerio de Sarvisé. Este caballero es uno de tantos, de los que han arreglado sus domicilios montañeses, igual que otros que los han levantado, para hacer resucitar sus amadas tierras pirenáicas.
Muchos de los que se fueron o expulsaron, como los vecinos de Jánovas y La Velilla , a orillas del río Ara, no han podido aguantar el dolor que les produjo el abandono de tales pueblos tan bellos y tan puramente representativos del Sobrarbe. Pero también hay franceses que saben que los Pirineos eran un País, que dividieron las guerras en el Norte para los franceses y el Sur para los españoles, y algunos de ellos del vecino Bearn, que participaron en la conquista de Almudévar, de Zaragoza y de Valencia, que se encuentran muy bien en el Sobrarbe. Ahora ya no están separados políticamente, pues ambas partes son Europa. Pero están divididos por que el Ferrocarril de Canfranc, sigue destruido,  en tanto en Cataluña y en Vascongadas, circulan los modernos trenes. Pero hay aragoneses y franceses, que aunque no pueden restaurar toda la línea desde Canfranc hasta Pau, están restaurando la Estación Ferroviaria de Canfranc, que hace soñar a los aragoneses, los viajes que en tiempos pasados hacían, unos comerciales y otros sentimentales.
Otros europeos, como los holandeses, se complacen en el terreno de los Pirineos y sus Sierras, como los que compraron la casa de nuestro pariente Mosen Jesús Vallés Almudévar, en Castilsabás, donde viven dichos holandeses.
Pero no sólo se han preocupado los aragoneses de la comunicación ferroviaria a través de los Pirineos y su conversión en una zona rica, sino que el portugués Pascual Madoz, en los ya lejanos tiempos de 1845 al 1850, escribió que el río Ara, es diferente a todos los demás ríos montañeses. Largos kilómetros  de este río, carecen de puentes, por los que cruzarlos. En cambio en zonas más llanas, como cerca de Albella, donde hay una ermita dedicada a San Urbez, parece que las aguas imitan a las de las llanuras, pues corren mansamente. Escribe Pascual Madoz que “al impulso de sus aguas, se mueven las ruedas de molinos harineros y batanes; también se fertilizan, con ellas, que podían aprovecharse a poco coste, abriendo acequias y haciendo grandes praderías, para lo que es a propósito el terreno de sus inmediaciones, y con ellas un país ameno y fértil, el que hoy es ácido y miserable”. En aquellas aguas, crían abundantes truchas, barbos y anguilas.
¡Roberto!, nuestros recuerdos son muy limitados, pero la Historia nos hace leer, situaciones en las que intervinieron nuestros padres. José Almudévar Altabás, pertenecía a la familia Almudévar de Barluenga y por el año de 1805, se casó en Siétamo con Francisca Escabosa y Azara. Los Azara de Siétamo eran parientes de los Azara de Barbuñales y amigos del Conde de Aranda. Este poseía en Rodellar un terreno escabroso, apto para el pastoreo de las ovejas y nuestro antepasado, de Roberto y mío, arrendaba sus pastos al conde y por tanto subía y bajaba a Rodellar, con frecuencia. Y aquí es donde el sabio Pascual Madoz, nos revela lo que José Almudévar, veía en la Fuente de Mascún. “Se cree con bastante fundamento que de la Sierra de Jánovas, se filtra por entre grandes cavernas, que en ella se descubren y da origen a una nombrada fuente, que nace en el Barranco de Mascún, al pie de la Sierra Guara…Cuando crece el río Ara, la expresada fuente aumenta el caudal de agua, que en ella brota y cuando las avenidas del Ara, arrastran hojas de haya, la fuente presenta las misma hojas”.

Desde Siétamo se ve muy cercana la Sierra de Guara, y así como nuestro antepasado contemplaba las hojas de haya, que traían las aguas del río montañés, ahora son las hojas fotográficas archivadas, que ha multiplicado Roberto, las que pueden unir dar fuerza al Alto Aragón, para comunicarse con el Pirineo Francés, con el ferrocarril.

¡Buenos días, Luna lunera!


 


Son las siete de la mañana de un día del mes de Agosto. Abro la puerta de mi casa y veo que no me encuentro solo, porque la Luna,  espléndida Luna Llena, me está mirando desde lo alto del Occidente. Está alegre porque brilla su rostro, ya que toda ella es un rostro redondo, que desde el cielo, parece que está contemplando todo lo que se pone delante de su cara circular  y  luminosa. Cuando me fijo en su rostro, le veo ojos, nariz y boca. Todo su cuerpo es redondo, esférico, que hace pensar en un ser totalmente cerebral. Pero su rostro, además de hacerme pensar,  enamora, porque mi cerebro se pone a especular sobre si esa cabeza lunar, sonríe, llora o me está observando, para transmitirme un mensaje. Hoy me da la impresión de que sólo estamos en la Creación, la Luna, Luna lunera, cascabelera y yo, porque son las seis y pico de la mañana y no aparece ningún ciudadano, para que nos dé su opinión, sobre la vida aquí abajo, y la Luna, que parece que está buscando  la belleza y el amor, en nuestra Tierra, porque se tornó en Satélite, al separarse de ella.
En este mes de Agosto, cuando miras al cielo, las estrellas fugaces siguen cayendo en el horizonte, pues parece  que todos los días las estrellas fugaces saludan a la Luna, durante este mes de Agosto. Durante él parece que la Luna reina en el cielo de la Tierra y cumple sus deseos, por ejemplo sube y baja las mareas en los mares y hace que el cultivo de las plantas se apoye en la misma Luna. Hace fermentar  los vinos  y  les da un equilibrio, que influye en las mentes de los hombres y a los que se pasan en la cantidad de su bebida, les hace perder el sentido común. Según la opinión del pueblo, que yo he comprobado esta mañana, brilla la Luna con majestuosidad. Algunos individuos para alcanzar la dicha, que parece prometerles la Luna, por la noche, sumergidos en el agua del río o del mar, en su oscuridad, hablan con ella, buscando   un lugar oscuro,  para ver las Perseidas o lágrimas de San Lorenzo. Es la Luna un gran satélite, pues dista de la Tierra 384.000 kilómetros, que da la impresión de ser una parte de la misma Tierra, que se desprendió por un gran impacto, por la participación que ejerce en las mareas, en la vegetación y en la fermentación de los vinos. Hace cuatro mil quinientos millones de años, se desprendió la Luna de la Tierra, para convertirse en Satélite y todavía, en el Sistema Solar, sigue fiel a su misión de servir a su antigua Tierra. Son muchos los kilómetros que separan a la Luna de la Tierra, pero nunca han perdido ambas, la esperanza de visitarse, no sólo de mirarse cada día y cada noche.
 No la han perdido, porque el día 16 del mes de Julio de 1969, los tripulantes del Apolo 11, sabían con seguridad que querían llegar  a la superficie de la Luna. El Apolo XI, cuando salió de la Tierra, ocupado por Armstrong y Aldin,  con la colaboración de Collins, creían que iban a llegar al Satélite, pero en ellos había alguna duda de si volverían a pisar su propia Tierra. El mismo presidente norteamericano, dijo que América quería subir a la Luna “no por ser fácil, sino porque era difícil”. Hay que reflexionar sobre la frase de Aldrin,  cuando dijo que la misión de subir a la Luna, era “un símbolo de la insaciable curiosidad del hombre para explorar lo desconocido”. Recogieron los astronautas 22 kilos de muestras del suelo y de rocas lunares, al tiempo que instalaban instrumentos científicos, para localizar, tales encuentros.
Pero no fue solamente una curiosidad intensa del hombre, sino que  en España ha sido un sueño de los cantantes y de los poetas, que como García Lorca, soñaron en sus poesías con alcanzar la Luna. La alcanzaron los norteamericanos, con sus cerebros, con su técnica y con su ciencia, pero aspiraron a poseer la luna los cantantes españoles y su sublime poeta García Lorca.
Entre las Canciones del Consorcio, parece mentira que la Luna no se conmoviera ante el canto de sus coplas. En su Luna enamorada, se le oye :”Dicen que tiene la luna-lunita clara,  lunera- amores con un gitano-que la camela, que la camela. – y que con una guitarra- a la lunita jalea- y le canta bulerías- y ella contesta por peteneras-Dicen que la luna tiene-amores con un calé-y que toditas las noches-con el gitano se ve”.
Es más profundo el pensamiento que se deduce de la Poesía del gran maestro GARCÍA LORCA, cuando narra y nos hace soñar con la muerte de un gitanillo. Dice la poesía los siguientes versos:” El jinete se acercaba-tocado el tambor del llano.-Dentro de la fragua el niño,-tiene los ojos cerrados.” “Por el olivar venían, Bronce y sueño, los gitanos.- Las cabezas levantadas-y los ojos entornados.- ¡Cómo canta la zumaya. Ay como canta en el árbol!-Por el cielo va la luna-con el niño de la mano.- Dentro de la fragua lloran, dando gritos los gitanos.-El aire la vela, vela.. El aire la está velando”.
Los americanos se guiaron en su viaje a la Luna, por la Ciencia,la disciplina y el dinero, en cambio los españoles se guiaron hacia la Luna, con la poesía.

¡Españolito que al mundo vienes, te guarde Dios, ¡que una de las dos Españas ha de helarte el corazón!. 

Conversaciones en Montearagón

Los Amigos de Montearagón han celebrado igual que todos los años, el primer domingo de junio, un acto de reclamación para que el antiguo cas...